2011013293

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SEGUROS, LEGITIMIDAD EN CAUSA POR ACTIVA, RECLAMACIÓN ANTE
ENTIDAD FINANCIERA
Concepto 2011013293-002 del 28 de abril de 2011.
Síntesis: Pronunciamiento jurisprudencial respecto de la legitimación en causa por activa
para hacer efectiva una póliza de vida grupo deudores. Es el beneficiario oneroso, en este
caso el banco, quien tiene la legitimación en causa por activa para interponer demanda en
contra de la aseguradora. No obstante si la interesada considera perjudicados sus
intereses económicos se encuentra en libertad de adelantar ante las autoridades judiciales,
las acciones tendientes a la indemnización por responsabilidad civil extracontractual que
con su acción u omisión le hubiere causado el banco. Formalidad de la reclamación ante
una entidad financiera. Es completa la reclamación cuando, conforme con la póliza, se
presenta con los documentos necesarios que demuestran el siniestro y su cuantía.
«(…) formula varias inquietudes relacionadas con la legitimación en causa por activa para
efectos de hacer efectiva una póliza de vida grupo deudores con ocasión del fallecimientos
de su hijo (…) (Q.E.P.D).
Sobre el particular resultan procedentes las siguientes consideraciones:
1. Legitimación en causa por activa
La Corte Suprema de Justicia se ha pronunciado respecto a la legitimación en causa por
activa para efectos de hacer efectiva una póliza de vida grupo deudores. En sentencia SC248/2005 de esta Corporación, Sala de casación Civil, Magistrado Ponente: Jaime Alberto
Arrubla Paucar se indicó:
“El estudio conjunto de los cargos obedece a que en ambos se denuncia la violación de las
mismas disposiciones legales y porque se orientan a desvirtuar la declarada por el
Tribunal falta de legitimación en causa por activa.
2.- Como se recuerda, luego de superar lo relativo a la existencia del contrato de seguro
grupo de vida deudores, el Tribunal, para llegar a la conclusión que se controvierte, se
refirió el causante (…) como el “cónyuge y padre de los demandantes”.
A partir de dejar sentado, con vista en el contrato de seguro y sus anexos, que el causante
era el asegurado, sin que figurara como “beneficiario de dicho contrato”, el sentenciador
concluyó que los demandantes no tenían derecho a reclamar valor alguno por concepto de
indemnización, porque el seguro de vida tenía como “especial destinación” cubrir el
“saldo insoluto de la obligación” a la muerte del deudor asegurado.
Por esto, al constatar que el tomador del seguro, esto es, el Banco (…), aparecía como el
“exclusivo titular del crédito”, o lo que es lo mismo, del saldo de la obligación, el ad-quem
señaló que dicho acreedor, en su calidad de beneficiario del seguro, como así constaba
expresamente, era el “único legitimado para efectuar la reclamación”.
Legitimación que como lo señaló, no se desvirtuaba por haber renunciado a cobrar el
valor del seguro o por no haber insistido en el pago luego de que la aseguradora objetara
la reclamación. Tampoco por haber obtenido el pago del saldo de la obligación, “mediante
la figura de la dación en pago” del inmueble hipotecado, según se advertía en las copias
del proceso ejecutivo, porque apoyado en un antecedente que cita, la obligación había sido
satisfecha por un codeudor solidario.
3.- En suma, como en la sentencia se reconoció que el “único” beneficiario del seguro de
vida grupo deudores, era el citado banco, (…), claramente se advierte que en ningún error
de hecho, con las características de manifiesto y trascendente, pudo incurrir el Tribunal,
porque el adjetivo “único” necesariamente descartaba que otras personas, incluidos los
demandantes, por las circunstancias que fueren, pudieran serlo, menos cuando
expresamente se refirió, para confirmar la legitimación en causa de aquellos, a todos los
hechos que en el cargo segundo se mencionan.
Desde luego que nadie desconoce, como así se reconoce en el contexto de la acusación y se
afirma desde la propia demanda, que en el contrato de seguros de que se trata, la calidad
de beneficiario la tenía el titular del crédito. Distinto es que la condición de beneficiarios
del seguro, los demandantes la hicieran derivar del hecho de que el banco acreedor no
hubiere insistido ante la aseguradora en la reclamación y en su lugar haya acudido a
demandar judicialmente el pago del saldo de la obligación contra uno de los codeudores
solidarios.
Por supuesto que la anterior conclusión no fue insular, sino que es el producto de haber
dejado sentado que el beneficiario del seguro no podía ser persona distinta del “exclusivo
titular del crédito”, porque se trataba de un “contrato de seguro destinado al pago de la
deuda” que el asegurado había contraído con el banco beneficiario, y porque lo que se
aseguró fue el pago del “saldo insoluto de la obligación” que existiera al momento de
ocurrir la muerte del deudor.
Para el Tribunal, entonces, fue intrascendente que los demandantes fueran la “cónyuge”
e “hijos” del deudor fallecido, porque el destino de la suma asegurada, convertían al
tomador del seguro, beneficiario a su vez del mismo, como el “único” legitimado para
reclamar la indemnización, inclusive frente al hecho de que éste no haya insistido en el
pago ante la aseguradora y en su lugar hubiere acudido a demandar judicialmente el
cobro insoluto de la obligación contra uno de los codeudores solidarios. Como se explicó
en el precedente citado por el Tribunal (sentencia 025 de 23 de marzo de 2004, expediente
14576), al ocurrir el siniestro, el acreedor del crédito quedaba habilitado para hacer
efectivo el valor del seguro de vida grupo deudores, sin menoscabo, claro está, del
derecho que también le asistía de solicitar o exigir el pago de la deuda “contra los otros
codeudores solidarios si los hay”.
Por manera que si el ad-quem señaló que el “único beneficiario” del seguro era el banco
acreedor, hasta concurrencia del saldo insoluto de la obligación, estaba significando que
como no había defecto de beneficiarios, como tampoco remanentes, lo cual supone, en los
términos del artículo 1144 del Código de Comercio, una suma asegurada creciente o
decreciente, en todo caso superior al saldo de la obligación, la cónyuge e hijos del
asegurado fallecido no podían considerarse como “beneficiarios supletivos”.
La Corte, refiriéndose a un seguro de vida grupo deudores, donde, además del banco
acreedor, se instituyó otro beneficiario, en sentencia 145 de 29 de agosto de 2000,
expediente 6379, señaló que “delimitada la cobertura de la póliza al pago del saldo de la
deuda en el monto que tuviese a la fecha del fallecimiento del asegurado”, que es
precisamente la conclusión del Tribunal en el caso, “no cabía estipular otros beneficiarios
a título gratuito, pues nada podían reclamar para sí”, porque el “valor del seguro va a la
par con el saldo de la deuda, de manera que nunca quedarán remanentes”, y porque el
valor del seguro tenía una “destinación específica”, como que debía ser “aplicado a la
deuda del asegurado fallecido”.
Si bien en el precedente citado por Tribunal, en donde el seguro de vida grupo deudores lo
solicitó para sí el codeudor que pagó la obligación, aduciendo subrogación legal, que no
la había, se hizo alusión a que extinguida la obligación por dicho pago, los herederos del
codeudor fallecido “pasaban a ser beneficiarios del seguro”, en realidad esta afirmación
no estaba referida al saldo insoluto de la deuda, sino a los remanentes, que es a lo que
tendrían derecho los “beneficiarios adicionales del seguro de vida”, como expresamente se
señaló.
Por supuesto que el problema de ahora es distinto al supuesto del cónyuge y herederos del
asegurado que entraron a ocupar el lugar del beneficiario del seguro de vida grupo
deudores, como consecuencia del pago que hicieron del saldo insoluto de la obligación,
dado que lo allí estructurado fue el fenómeno de la subrogación convencional (sentencia
100 de 25 de mayo de 2005, expediente 7198). Igualmente, al caso de la viuda, porque el
pago del saldo de la deuda no lo solicitó para sí, sino que demandó a la aseguradora para
que pagara lo que debía y a quien era titular del crédito, es decir, al beneficiario del
seguro, pues como se explicó, “Lógicamente que la viuda ni nadie distinto al beneficiario
del seguro podría demandar la prestación del seguro para sí. Bien es verdad que el
contrato no puede convertir a un tercero en acreedor; ni tampoco, agregarse, en deudor.
Cosa que no está haciendo aquí: no se remite a duda que eso concierne exclusivamente al
beneficiario” (sentencia de 28 de julio de 2005, expediente 004449).
En síntesis, como la cónyuge del deudor fallecido, quien es la recurrente en casación,
carecía de la condición de beneficiaria supletiva del seguro de vida grupo deudores, pues
existía beneficiario directo a título oneroso, sin que de otra parte quedaran remanentes,
surge claro que el Tribunal no pudo violar directamente, por falta de aplicación, las
disposiciones que se citaron como violadas”1. (Negrillas fuera de texto).
Del anterior acápite de esta sentencia, se colige que es el beneficiario oneroso (El banco)
quien tiene la legitimación en causa por activa para interponer demanda en contra de la
aseguradora.
1
Sentencia de la Corte Suprema de Justicia, Sala de casación Civil, SC-248/2005, Magistrado Ponente: Jaime
Alberto Arrubla Paucar. Disponible en www.dmsjuridica.com/.../SC-248-2005%20%5B110013103016200022940-01%5D.doc -
No obstante lo expuesto con anterioridad, si la interesada considera perjudicados sus
intereses económicos se encuentra en libertad de adelantar ante las autoridades judiciales,
las acciones tendientes a la indemnización por responsabilidad civil extracontractual que
con su acción u omisión le hubiere causado el banco.
2.
Formalidad de la reclamación ante la entidad financiera
Respecto a su inquietud sobre “… si la reclamación que hace una entidad financiera a la
aseguradora para que cubra el saldo insoluto de la deuda hipotecaria, ese trámite es por
escrito o de manera verbal y si quedan soportes o constancias de ello”, Al respecto resulta
procedente hacer las siguientes precisiones:
“La reclamación es la presentación por escrito por parte del asegurado o de sus
beneficiarios al asegurador de la solicitud de pago del seguro. Debe estar tal reclamación
aparejada de los comprobantes que, “según las condiciones de la correspondiente póliza
sean indispensables para acreditar los requisitos del artículo 1077 del Código de
comercio” (art. 1053 del C. de Co.) (Negrilla fuera de texto).
Dos comentarios fundamentales en orden al ejercicio ajustado a Derecho por parte del
asegurado o del beneficiario en relación con su reclamación:

Debe observarse qué documentos exige la póliza como parte de la reclamación
y naturalmente presentarlos junto con la solicitud escrita (o reclamación
propiamente dicha) mediante la cual se solicita el pago.

La documentación exigida no puede ir más allá de las dos obligaciones que le
impone el Legislador al asegurado para hacer valer sus derechos ante el
asegurador en caso de siniestro: demostrar la ocurrencia del siniestro y la
cuantía de la pérdida.
Es pues completa la reclamación cuando se presente aparejada de los documentos que
según las condiciones de la póliza sean indispensables para demostrar la ocurrencia del
siniestro y su cuantía. Exigencias por fuera de las precitadas cargas probatorias no son
válidas y de consagrarse en la objeción, podrían conllevar a que ésta no fuera seria ni
fundada.
Las circunstancias excluyentes de la responsabilidad del asegurador, deben ser probadas
por éste”2.
No obstante, se le sugiere a la señora (…), instaurar una queja ante esta Entidad o ante el
defensor del consumidor financiero, a fin de que se le requiera a la Compañía de seguros
(…) S.A. y a (el banco…), para efectos de revisar el caso particular planteado.
(…).»
PALACIOS SÁNCHEZ, Fernando (Director Editorial), “SEGUROS: Temas Esenciales”, Universidad de la
Sabana, Tercera edición, 2007, ECOE ediciones, p. 61.
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