Sentencia del Tribunal Supremo (Sala 4ª de lo Social) de... recurso de casación para la unificación de doctrina número 1276/2014

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Sentencia del Tribunal Supremo (Sala 4ª de lo Social) de 26 de mayo de 2015, a en el
recurso de casación para la unificación de doctrina número 1276/2014
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La sentencia firme recaída en un proceso de conflicto colectivo vincula la solución de
cualquier proceso individual sobre la misma materia.
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La Ley Reguladora de la Jurisdicción Social (LRJS) regula, en el Título II de su Libro II, las
distintas modalidades procesales. Entre ellas se encuentra, como una muy importante
modalidad procesal, el proceso de conflicto colectivo, que aparece disciplinado en el
Capítulo VIII de dicho Título II.
Dentro de la regulación de dicho proceso de conflicto colectivo habremos de fijarnos
hoy en el apartado 5 del artículo 160, que transcribimos a continuación:
<<Artículo 160. Celebración del juicio y sentencia.
5. La sentencia firme producirá efectos de cosa juzgada sobre los procesos individuales
pendientes de resolución o que puedan plantearse, que versen sobre idéntico objeto o
en relación de directa conexidad con aquél, tanto en el orden social como en el
contencioso-administrativo, que quedarán en suspenso durante la tramitación del
conflicto colectivo. La suspensión se acordará aunque hubiere recaído sentencia de
instancia y estuviere pendiente el recurso de suplicación y de casación, vinculando al
tribunal correspondiente la sentencia firme recaída en el proceso de conflicto colectivo,
incluso aunque en el recurso de casación unificadora no se hubiere invocado aquélla
como sentencia contradictoria>>.
Este precepto procesal fue el que resultó objeto de aplicación por la sentencia ahora
comentada, de tal suerte que, en ella, el Tribunal Supremo hubo de aplicar a un
proceso planteado individualmente por un antiguo trabajador la misma solución que
ya antes había recaído en un proceso de conflicto colectivo sobre otros trabajadores
de la propia empresa que se hallaban en la misma situación que el litigante actual.
Se trataba de una prestación complementaria de Seguridad Social regulada en la
“Norma de 1 de junio de 1974”, de la entonces empresa ENSIDESA (hoy
ARCELORMITTAL), pactada entre empresa y trabajadores, y relativa al derecho
concedido por aquélla a éstos de la prestación médico-farmacéutica de sus
trabajadores. En concreto, si los trabajadores “fuera de convenio” tenían o no derecho
a recibir dicha prestación.
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SITUACIÓN DE HECHO ENJUICIADA
-El trabajador aquí concernido prestó servicios para ENSIDESA desde 1967 como
personal fuera de Convenio, causando baja en la empresa el 31.10.03 al ser declarado
afecto de IPT y se le abonaron las prestaciones médico farmacéuticas (el 75% de los
gastos médicos y el 50% de los farmacéuticos) en base a lo previsto en el art. 24 de la
Norma de 1974 hasta que en noviembre de 2011 la empresa le comunica que es un
gasto no atendible en base a la normativa de aplicación.
-Formuló el aludido trabajador demanda en reclamación de que se le reconociera el
derecho a seguir percibiendo tales prestaciones, que él reputaba vitalicias. La
demanda fue desestimada por el correspondiente Juzgado de lo Social, y la sentencia
de éste resultó confirmada en sede de suplicación, pues consideraba la Sala –en
esencia y resumen- que el rechazo de tal impugnación resultaba forzoso, pues la
prestación médico farmacéutico contemplada en el punto 1, apartado IV del acuerdo
invocado se reconoce solo a favor de los trabajadores incluidos en la plantilla y no a
quienes hayan dejado de estarlo por cualquier causa legal extintiva de su contrato.
-Contra la sentencia de suplicación formuló el actor recurso de casación para la
unificación de doctrina, aportando la correspondiente sentencia de contraste que, al
resultar contradictoria con la recurrida, dio lugar a que el recurso fuera admitido a
trámite y se resolviera el fondo de lo pretendido.
DOCTRINA DEL TRIBUNAL SUPREMO
Concurría la circunstancia de que la propia Sala de lo Social del Tribunal Supremo había
dictado sentencia, con fecha 18 de septiembre de 2012, en el recurso número
178/2010, que versaba precisamente sobre un conflicto colectivo planteado entre la
propia empresa y un grupo de sus trabajadores. Al ser firme dicha sentencia, la Sala se
atuvo a su doctrina, que transcribió diciendo:
<<La posible existencia entonces del derecho que se postula, esto es, el mantenimiento
de las prestaciones o beneficios sociales de gastos farmacéuticos y médicos con
carácter vitalicio, más allá por tanto de la fecha en que los trabajadores pasaron a la
situación de jubilación, pasa necesariamente por el análisis de los términos previstos
para ese derecho en la Norma de 1 de junio de 1.974 y en el documento
complementario de 6 de octubre de 1.981... En el Apartado IV -Régimen Asistencial- de
aquélla Norma se dice lo siguiente: "Como prestación asistencial de carácter especial y
sin perjuicio de que el interesado pueda hacer uso libremente de las prestaciones
previstas en la Ley de Seguridad Social, en las condiciones reguladas en dicho texto
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legal, percibirá el 75% de los gastos médicos y el 50% de los gastos farmacéuticos
originados por él o por los beneficiarios a su cargo, siempre que ambos se justifiquen
debidamente".
De la regulación que contiene esa norma se puede extraer la primera convicción de que
la prestación médico farmacéutica contemplada en el punto 1, apartado IV del referido
Acuerdo solamente se reconoce en favor de los trabajadores incluidos en la plantilla y
no a quienes hayan dejado de estarlo por cualquier causa legal extintiva de su
contrato. Esa deducción se obtiene de la propia literalidad de la disposición y de la
realidad de que en ese Régimen Asistencial se establecen dos tipos de mejoras de
Seguridad Social para el personal fuera de convenio:
a) las que reconocen a los trabajadores en activo -prestación médico farmacéutico y
complemento de incapacidad laboral transitoria- que no prevén posibilidad alguna de
prorrogar esos beneficios más allá de la extinción del contrato y,
b) las que reconocen a los trabajadores que han cesado en su actividad laboral por
causa de invalidez o fallecimiento, así como a sus viudas e hijos...
Por otra parte, la exclusión del derecho a percibir esas mejoras del régimen asistencial
más allá de la jubilación se ratifica con la lectura del acta de la reunión celebrada el 6
de octubre de 1.981 entre la Empresa y la Asociación Profesional de Cuadros. En cuanto
a los gastos" farmacéuticos se acordó que la empresa no haría desembolso alguno por
el importe de los medicamentos a partir de los 65 años. Y en lo que se refiere a los
honorarios médicos, se pactó lo siguiente: "... los trabajadores seguirán percibiendo
como hasta ahora el porcentaje correspondiente, hasta el momento en que cumplan
los 65 años en que pasarán a la situación de jubilación reglamentaria. A partir de dicho
momento no cabe en principio, dejar sentado como norma de obligado acatamiento el
que la empresa continuará asumiendo en su integridad los gastos que por tal asistencia
facultativa se produzcan, ignorando el hecho evidente de su pase a la mencionada
situación". Esa era la norma general, en la que como puede verse, se vinculaba el
derecho al sostenimiento de la relación laboral, o, lo que es lo mismo, su inexistencia
más allá de la jubilación. Después de esa norma general contiene alguna matización de
la que no cabe desprender en absoluto un compromiso empresarial de mantener el
derecho en los términos que se postula.
Se dice en aquél texto que "No obstante ello la Dirección de la empresa en una primera
etapa de estudio de la incidencia que éstas atenciones le puedan suponer
económicamente, atenderá, como hasta ahora, los casos que se presenten excluyendo
tan solo aquéllos que tras una razonada ponderación, resulten a todas luces
injustificadas, reservándose al respecto un prudencial margen de discrecionalidad no
pudiendo concretar ahora el alcance de esta medida, ni en el tiempo ni en los casos en
que sería aplicable, si bien cabe indicar para concluir que transitoriamente no se
producirá modificación sustancial en la práctica seguida hasta el momento"... Por el
contrario parte el acuerdo de una liberación empresarial del abono a partir de la
jubilación, como regla. Y después con carácter de transitoriedad la empresa se reserva
una total discrecionalidad para estudiar la incidencia económica de su provisional -y
parcial- mantenimiento, excluyendo, como se dice literalmente en la sentencia de la
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Sala de Asturias de 31 de octubre de 2.008 , con cita de otras anteriores "... toda
sombra de compromiso indefinido y estableciendo, por el contrario, la supresión
gradual, según el razonable criterio del deudor, precisando que no se puede concretar
en aquel momento ni el tiempo ni los casos de subsistencia de dicha transitoriedad y
concluyendo, como único punto de compromiso, que, por ahora, no habrá
modificaciones sustanciales en la práctica vigente"..>>.
Teniendo en cuenta que la sentencia recurrida se ajustaba a la doctrina sentada al
respecto por el propio Tribunal Supremo, la Sala no tuvo más que transcribir los
fundamentos de su sentencia de 18-IX-2012, sin necesidad de enjuiciar
específicamente la cuestión que ahora se le planteaba, pues se sintió vinculado por lo
resuelto en dicha sentencia.
Obsérvese que en la fundamentación jurídica (insistimos en que es mera transcripción
literal de la ofrecida en la sentencia de 18-IX-2012) no se contesta directamente a la
tesis de la parte recurrente, que citaba como infringidos por parte de la Sala de
suplicación los artículos. 191.1 a) y 192 de la Ley General de la Seguridad Social (LGSS),
así como de los arts. 1089, 1091, 1254, 1255 y 1256 del Código Civil. En otras
circunstancias, el Tribunal habría plasmado un amplio razonamiento en orden al
contenido y a la recta interpretación de todos y cada uno de los preceptos legales que
el recurrente citaba como presuntamente infringidos por la Sala se suplicación.
Sin embargo, en esta ocasión, no solo no resultaba preciso hacerlo así, sino que incluso
podría decirse que le estaba prohibido llevarlo a cabo, porque la obligación del
Tribunal era atenerse a lo ya resuelto en la sentencia del conflicto colectivo, que
produce excepción de “cosa juzgada positiva” en el presente proceso individual, con el
alcance que a tal figura jurídica confiere el art. 222.4 de la Ley de Enjuiciamiento Civil
en el sentido de que lo resuelto en sentencia firme con fuerza de cosa juzgada
vinculará al tribunal de un proceso posterior cuando en éste aparezca como
antecedente lógico, y siempre que los litigantes de ambos procesos sean los mismos “o
la cosa juzgada se extienda a ellos por disposición legal”.
Este último inciso del precepto citado fue precisamente el tenido en cuenta por el
Tribunal Supremo, pues si bien los dos actuales litigantes no eran exactamente los
mismos que en el conflicto colectivo (la empresa sí pero no el ahora recurrente), es lo
cierto que, conforme claramente se desprende de toda la regulación del proceso de
conflicto colectivo (Título II del Libro II de la LRJS), la sentencia recaída en éste afecta a
“todos los trabajadores” que forman parte del grupo de los que estaban afectados por
el conflicto jurídico planteado.
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