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CARACTERÍSTICAS DEL ANTIGUO RÉGIMEN Y CAUSAS DE SU CRISIS
El antiguo régimen comprende las formas específicas de sociedad, economía,
instituciones políticas y mentalidades que caracterizan la historia europea occidental desde
mediados del siglo XV hasta finales del siglo XVIII o principios del XIX (caso de España),
entre la decadencia del feudalismo clásico y el advenimiento del capitalismo industrial. Otros
países como Rusia no conocieron en todo el siglo XIX un régimen plenamente liberal.
1.1. La forma política del A. R. es la monarquía absoluta de derecho divino, cuyo
centro de poder y expresión de su grandeza está en la corte. No hay división de poderes y todos
son ejercidos por el rey o en su nombre. El papel de las antiguas cortes medievales queda
prácticamente anulado: en Castilla desde la derrota de los comuneros en 1521, a principios del
siglo XVIII fueron suprimidos los fueros de los reinos de la Corona de Aragón (antes recortados
por Felipe II, 1591) y las cortes perdieron sus antiguas funciones legislativas y presupuestarias.
Hay dos modelos de poder, el centralizador de los Borbones en Francia y después en España
(siglo XVIII), y el descentralizado de los Austrias en España (s. XVI-XVII) y el imperio
austro-húngaro. De todas formas, el rey debe respetar las autonomías corporativas de los
gremios, municipios, iglesias, universidades, los privilegios de los señoríos, los fueros
territoriales, etc., lo que crea un complejo sistema de leyes, derechos y jurisdicciones sociales
y geográficas que limitan su poder. Salvo en ciertos países muy pequeños, las grandes
monarquías disponían de un poder restringido basado en la cooperación o el consentimiento con
los poderes locales y los grandes señores. Los instrumentos de poder de la monarquía absoluta
–además del aumento territorial en algunos casos- son el ejército permanente mercenario
pagado con los dineros del Estado y los impuestos de los contribuyentes, los funcionarios, que
compraban sus cargos con dinero y los transmitían de generación en generación, y la diplomacia
exterior que trabaja en embajadas permanentes. Se crean los cargos equivalentes a los actuales
ministerios (secretarios de Estado borbónicos en España) y una hacienda estatal para recaudar
los impuestos y administrar los gastos de una administración cada vez más compleja y costosa.
En definitiva, se ponen los fundamentos del Estado nacional moderno. La monarquía es
confesional y hay una religión oficial.
Durante el siglo XVIII se habla de despotismo ilustrado, referido a las monarquías
absolutas, que emprenden una serie de reformas para reforzar el Estado, centralizar la
administración, profesionalizar el ejército, reducir el poder de los parlamentos y otras
instituciones, mejorar la economía, la industria y el comercio y favorecer el avance científico y la
educación; sin alterar las bases del antiguo régimen y manteniendo la sociedad estamental y el
régimen señorial, lo que a la larga se manifestó como imposible.
Gran Bretaña es un caso especial de monarquía parlamentaria en la que, desde la
edad media con la llamada Carta Magna (1215) y muy especialmente tras el fracaso de los
intentos absolutistas de los Estuardo (1688), “el rey reina pero no gobierna”, que avanza
gradualmente, sin grandes traumas políticos, hacia la progresiva liberalización política a lo largo
del siglo XIX. En las Provincias Unidas, tras la independencia de España se implantó una
república parlamentaria.
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1.2. La sociedad se divide en tres estamentos: nobleza y clero (privilegiados) y tercer
estado. Según se pertenezca a uno u otro se tienen unos derechos y obligaciones, se deben
cumplir unas leyes distintas. Por contra el liberalismo implantará el principio de igualdad
ante la ley y la división en clases sociales.
El estamento clerical es abierto, entran en él nobles y plebeyos, y hay grandes
diferencias sociales, económicas y culturales entre sus miembros. En la práctica, las jerarquías
(obispos y abades) suelen reclutarse entre los segundones de la nobleza y los curas entre los
campesinos, con quienes comparten sus condiciones de vida. Las posesiones del clero están
amortizadas (manos muertas), lo que significa que no se pueden vender. La Iglesia no paga
impuestos, salvo algunos especiales (el llamado regalo voluntario al rey), aunque recibe los
diezmos y otros impuestos por sus señoríos jurisdiccionales, en los que se comportan como
señores feudales. El clero monopoliza, además de las religiosas, las funciones de beneficencia y
enseñanza, y buena parte del mecenazgo cultural. Tiene unas leyes propias (jurisdicción
eclesiástica).
La misión de la aristocracia es defender la comunidad y aconsejar al gobierno. Su
estatuto les impide trabajar. El desempeño del comercio y la industria se consideraba
degradante por los nobles (salvo en Gran Bretaña). Es un estamento cerrado, se ingresa en él
por herencia (nobleza de espada de origen medieval) y en algunas ocasiones por concesión real o
compra del título por la burguesía rica (nobleza de toga) o por matrimonio. Buena parte de la
tierra era propiedad de los señores feudales (laicos o eclesiásticos). Los señoríos pueden ser
territoriales y jurisdiccionales. En el primer caso el señor tiene la propiedad de la tierra y los
campesinos le pagan una renta por la explotación de las parcelas. En los señoríos
jurisdiccionales el señor tiene la potestad de cobro de impuestos por el uso obligatorio de los
monopolios (molino, almazara, lagar), administra la justicia, nombra alcaldes y autoridades en
sus señoríos, tiene inmunidad respecto al poder del rey y dicta órdenes y normas en ese territorio.
Ambas formas de dominio feudal se dieron con frecuencia de manera simultánea.
La nobleza está exenta de pagar impuestos, tiene derecho a tribunales y códigos
penales especiales (nobiliarios) en caso de juicios, ostenta cargos honoríficos. La mayor parte
de los altos cargos de gobierno, administración, altos cargos eclesiásticos y toda la
oficialidad del ejército pertenece a la nobleza, que disfruta también del derecho exclusivo de la
explotación de la caza, pesca y explotación del bosque en tierras señoriales. Las tierras
vinculadas a las casas nobiliarias se transmiten en régimen de mayorazgo, sistema por el que
el hijo mayor hereda bienes y derechos que se perpetúan de manera indivisa y los segundones
tienen como salidas el ingreso en el estamento clerical, la emigración a América o la prestación
de servicios en la Corte. También hay en este estamento grandes diferencias sociales y
culturales (campo, ciudad, corte), incluso algunos tienen escaso poder económico. Tiene un gran
sentido del honor.
El Tercer estado o estado llano lo componen las personas desprovistas de privilegios,
aunque los puedan tener corporativamente: ciudades o territorios (fueros), gremios
(reglamentaciones), puertos, compañías comerciales monopolísticas. Se trata, en definitiva, de
un conglomerado de grupos sociales muy distintos, con grandes diferencias de fortuna y
poder.
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Hay un predominio absoluto de campesinos (una minoría de propietarios medios,
propietarios de sus tierras y una mayoría de miserables), que pagan censos a los nobles,
diezmos a la Iglesia y alcabalas al rey. En Europa occidental y mediterránea ha
desaparecido prácticamente la servidumbre y el campesinado era libre, sin embargo en la
Europa central y del este los campesinos estaban sometidos a la servidumbre. En las zonas
latifundistas del sur hay gran cantidad de jornaleros. Periódicamente se producen conflictos
sociales en el mundo rural motivados por la desigual distribución de la propiedad de la
tierra, los impuestos elevados y las malas cosechas.
Dentro de este estamento destaca por su poder económico, social e intelectual la
minoría urbana burguesa, clase social ascendente por su creciente poder económico y su
formación académica: grandes financieros, comerciantes y fabricantes, abogados, escribientes,
notarios, médicos, profesores, maestros de los gremios, comerciantes. Todos ellos sostienen al
Estado con sus impuestos pero están excluidos del poder, aunque los más adinerados
frecuentemente compran títulos nobiliarios -o los obtienen por matrimonio- o cargos en la
administración, judicatura o gobierno de la ciudad. En Inglaterra, suiza y Provincias Unidas su
influencia es mayor. Desde el siglo XVIII la burguesía aspira a que su poder económico se
traduzca en una participación en los puestos más influyentes de la política, el ejército, la
Iglesia y la administración. La mayoría de la población urbana no pertenecía a la burguesía,
eran aprendices y oficiales de los talleres y empleados de las tiendas y el servicio doméstico.
Carecían de propiedades, tenían un nivel de vida muy modesto y vivían de sus escasos sueldos.
Durante la edad moderna los impuestos crecieron de forma continua, a la par que las
necesidades financieras de las monarquías (guerras e incremento de la administración). También
incluimos en este estamento a los marginados: parados, mendigos, prostitutas y bandidos.
La familia es amplia (hijos, abuelos, parientes, criados (muy numerosos), viviendo en la
misma casa) está dominada por el poder de los padres, que controlan la educación y las
costumbres. Tienen una gran importancia la herencia y la dote.
No existe el concepto de propiedad privada, sino una propiedad usufructuaria, que
implica el derecho al uso y percepción de los frutos de un bien, aunque no se pueda comprar,
vender, ni repartir entre los descendientes.
Tanto la alta nobleza, como el alto clero y la gran burguesía constituyen los estratos
rectores de la sociedad.
1.3 El crecimiento demográfico es bajo y con grandes irregularidades debido a la
escasez de excedentes, transportes y comercio. Las tasas de natalidad (en torno al 40 ‰) y
mortalidad (30-35 ‰) son altas, la esperanza de vida muy baja, en torno a 30 años, la
mortalidad infantil supera el 300 ‰. Periódicamente se producen mortandades catastróficas
por malas cosechas (hambrunas), guerras y grandes epidemias: malaria, tifus, tuberculosis,
viruela. Tener muchos hijos es garantía para los padres de de que alguno sobrevivirá y serán
atendidos en su vejez.
1.4. Entre las principales características de la economía del A.R. destacamos las
siguientes:
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El predominio de las actividades agrarias que agrupan a más del 80 (Francia) o 90 %
(Rusia) de la población activa, sometida en diverso grado según los países a las obligaciones
feudales. Hay una fuerte dependencia del medio físico y los rendimientos son escasos, las
etapas de malas cosechas coinciden con crisis de subsistencia que a veces desembocan en crisis
sociales y políticas graves. El régimen es de autoconsumo y policultivo, el comercio es escaso,
lo que dificulta paliar las hambres periódicas. Los cereales y la trashumancia tienen una gran
importancia sobre todo en las zonas interiores. La ganadería es extensiva de ovino, vacuno o
caprino.
El sistema de cultivo es bienal en la zona mediterránea: se siembra trigo un año y al
siguiente se deja en barbecho, a veces alternando con leguminosas (en las zonas más secas o de
mayor aprovechamiento ganadero sólo se siembra cada tres o cinco años); o trienal en la Europa
occidental: trigo, cebada, barbecho. En la zona dedicada al barbecho entra el ganado que
proporciona el único abonado orgánico. La comunidad organiza el trabajo en campos abiertos,
divididos en hojas según la utilización de la tierra, cada agricultor tiene parcelas estrechas y
alargadas en cada hoja, hay que seguir las formas de trabajo impuestas por la aldea y no se
pueden realizar innovaciones. Sin embargo desde el siglo XVI se dictan en Gran Bretaña leyes
que obligan a cercar las propiedades, proceso que se acelera a partir de la segunda mitad del
siglo XVIII y da lugar a una agricultura más individualista. Había en toda Europa grandes
extensiones de aprovechamiento común (leña, pastos, madera, hongos, frutos silvestres) de las
que se beneficiaban todos los habitantes de las aldeas o villas. Los útiles son escasos (arado
romano) y se utilizan animales de tiro (mulas, bueyes). La falta de pienso sobre todo en invierno
determina el sacrificio de los animales.
En este ambiente de pobreza generalizada destacan algunas zonas de Europa que
experimentan una cierta modernización, introduciendo la rotación de cultivos, selección de
semillas, mejora del instrumental agrícola y extensión de nuevas zonas de cultivo: los Países
Bajos, el norte de Francia y el sur de Inglaterra.
La organización gremial del trabajo artesano, que monopoliza los mercados urbanos y
su entorno rural, con reglamentaciones muy rígidas sobre producción y precios que impiden
la competencia. Además el gremio organiza el ocio y la beneficencia (huérfanos y viudas). Los
talleres son pequeños y la producción reducida. No existe la división del trabajo y cada
artesano realiza todo el proceso de producción. La industria más importante es la textil, donde
puede existir una cierta especialización, hilado, tejido y teñido, se realizan a veces en distintos
talleres.
Desde el siglo XVII aparece en Gran Bretaña la manufactura, fábrica que concentra la
mano de obra en un solo local, lo que implica la división del trabajo y el empleo de maquinaria
más compleja en un proceso de transición hacia la revolución industrial. También el Estado
patrocina manufacturas reales artesanales de productos de lujo. Para escapar a la rigidez del
gremio y aprovechar la baratura de la mano de obra, algunos comerciantes facilitaron a los
agricultores materias primas: tejidos, cuero, etc. que estos transformaron en su domicilio,
aprovechando los meses de descanso agrícola, en productos manufacturados que compraban los
comerciantes. Esta industria rural permitió aumentar la producción, reducir los precios y
satisfacer la demanda creciente de mercancías y constituye la primera fase de la revolución
industrial.
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La inexistencia de un mercado nacional debido a la dificultad y lentitud del transporte
terrestre (arrastre de mulas o bueyes por malos caminos), las aduanas interiores, el bajo poder
adquisitivo de la población y los distintos sistemas de pesas, medidas y monedas. Resulta más
barato y rápido el transporte marítimo o fluvial. El comercio interior se desarrolla en ferias
anuales, que abarcan intercambios nacionales e incluso internacionales, sustituidas más
tarde por lonjas o centros de contratación, donde el negocio era diario y las ventas se
realizaban sobre muestras, algunas especializadas en un determinado producto, y mercados que
son centros de comercio local o regional. Tienen mucha importancia los mercados comarcales,
donde una ciudad controla un conjunto de pueblos a su alrededor que constituyen su zona de
influencia, y se intercambian productos rurales y manufacturas urbanas. También había un
comercio itinerante que realizan los buhoneros y los vendedores ambulantes.
El comercio internacional conoce una gran expansión en la edad moderna por la
expansión colonial y el aumento de la demanda. En España tuvo una gran importancia -junto al
comercio mediterráneo- el comercio con las colonias de América (plata, cacao, azúcar, café,
etc.) que enriqueció a una poderosa burguesía portuaria y creó un importante capitalismo
comercial, lo mismo ocurrió en Portugal y, sobre todo, en Gran Bretaña (especialmente con la
India: especias, té, algodón) y Holanda. El sector financiero y la economía monetaria están
escasamente desarrollados.
La doctrina económica seguida se denomina
mercantilismo basado en el
proteccionismo y fomento de la economía por el Estado que interviene decididamente en este
terreno: importa metales preciosos (se considera que la riqueza del país depende de la cantidad de
oro o plata que tenga) que en España vienen en grandes cantidades de las colonias americanas,
desgrava las exportaciones, grava las importaciones, dicta normas para la industria, crea y
patrocina fábricas y compañías comerciales de explotación colonial en régimen de monopolio,
fomenta la marina, apoya los precios bajos para favorecer el consumo. La economía adquiere
un matiz nacional, se suprimen las aduanas interiores, se tiende a la autarquía; aunque en el
exterior hay una fuerte rivalidad y competencia entre los países europeos.
La economía es de subsistencia, la mayor parte del presupuesto familiar está destinada a
cubrir las necesidades alimenticias. En las épocas de buenas cosechas, especialmente de cereales
(el pan negro es el alimento básico) aumentaba la natalidad y el poder adquisitivo de productos
manufacturados. Si la cosecha es mala sube el precio del pan y se arruina la principal industria: la
textil por falta de demanda. Es la crisis de subsistencia, típica del antiguo régimen.
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CAUSAS DE LA CRISIS DEL ANTIGUO REGIMEN
La crisis del antiguo régimen se incuba en un proceso largo y complejo. Entre las causas de
la crisis del antiguo régimen se consideran dos grandes apartados: ideológico-políticas y
económico-sociales.
1. Causas ideológico-políticas:
Cualquier proceso revolucionario necesita un amplio periodo de difusión de sus ideas que
van calando paulatinamente en unos grupos sociales dispuestos a cambiar el ordenamiento
anterior. Sin ideas nuevas no hay revolución. Durante el siglo XVIII se difunden las ideas
ilustradas mediante conferencias, mítines, sermones, reuniones sociales y medios escritos:
libros, prensa, folletos. Desde la aparición de la Enciclopedia (publicada entre 1745 y 1772 y
dirigida por D'Alembert y Diderot), la actividad de los filósofos ilustrados determina la aparición
de un nuevo marco de ideas que suponen una ruptura con el antiguo régimen. Para los ilustrados
todo ha de ser sometido a crítica de la razón: la fe, la tradición histórica o la costumbre. La
Ilustración ataca a las instituciones básicas del antiguo régimen; a la Iglesia, poniendo en duda
los dogmas o criticando al estamento clerical (especialmente duro en este último aspecto fue
Voltaire, que sin embargo, defendía el despotismo ilustrado); a la monarquía absoluta y a la
sociedad tradicional; a la nobleza, de quien se critica su prepotencia social, basada en algo tan
inconsistente como el nacimiento, en lugar del trabajo y del mérito. Los ilustrados ensalzan el
progreso técnico y económico que consideran ilimitado, el utilitarismo, la confianza en la
razón y en la ciencia, el impulso a la educación, el librepensamiento, la tolerancia, la
felicidad y proponen nuevas utopías políticas y económicas y reformas en la administración,
justicia y asistencia pública. Las bases sociales de la educación se hallaban en las “clases
educadas”: aristócratas, sacerdotes, médicos, funcionarios, militares, abogados y comerciantes.
En este ambiente se divulga el liberalismo político. Las ideas de los nuevos pensadores
políticos franceses, con el precedente inglés de Locke, constituyen una crítica al absolutismo y
asientan las bases del futuro estado liberal: separación de poderes, igualdad ante la ley,
elecciones, soberanía nacional, etc.
Entre los principales ideólogos liberales podemos citar:
El inglés Locke (1632-l704) enunció -tomado parcialmente de Hobbes la teoría del
contrato o pacto social que afirma que el gobierno nace del consentimiento entre el
gobernante y los ciudadanos y por lo tanto niega el origen divino del poder fundamento de la
monarquía absoluta.
En su estado natural todos los hombres son iguales y poseen una serie de derechos: vida,
libertad y propiedad. La misión del Estado es dictar leyes en las que se reconozcan tales
derechos y juzgar de acuerdo con las leyes.
La acumulación de poder político puede conducir al abuso y la corrupción, por ello es
necesario que el poder del Estado esté repartido entre varios organismos y personas, cada
uno con distintas funciones, que son básicamente dos: aprobar las leyes, poder legislativo, que
recae en el parlamento y gobernar (poder ejecutivo). Los súbditos tienen derecho a rebelarse.
Locke encarnó en sus ideas políticas las tendencias del partido liberal inglés, sus escritos se
divulgaron por Europa a través, de dos escritores franceses: Montesquieu y Rousseau.
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Montesquieu (1689-1755) critica el despotismo porque en él no había leyes ni reglas y se
basaba en el temor y se muestra partidario de un sistema de gobierno parlamentario similar al
inglés, en el que los tres poderes: legislativo, ejecutivo y judicial, estén separados y sean
independientes, de forma que cada poder pueda controlar a los otros dos.
Rousseau (1712-1778) parte de la idea del pacto social, según el cual la sociedad nace del
pacto entre los individuos, que se reúnen para defender mejor sus derechos -nace el
concepto de pueblo soberano-, por ello, la ley debe ser expresión de lo que Rousseau llama
"la voluntad general". Considera este pensador que la comunidad tiene una personalidad
colectiva, un yo común, ello supone un culto romántico del grupo, que le lleva a ensalzar el
patriotismo como virtud suprema.
La voluntad general del cuerpo social tiene siempre razón y fija las pautas morales válidas
para sus miembros, pero, ¿de quién depende esta voluntad general? No queda claro, no es la
mayoría absoluta, ni la suma de las voluntades individuales. Quizá su modelo político sea la
ciudad-estado con democracia directa (todos los ciudadanos participan en la asamblea comunal),
muy lejos de la realidad concreta de su tiempo. En todo caso no concibe un gobierno
representativo, Rousseau detestaba las facciones y partidos.
Aunque se le haya considerado padre de la democracia popular, muchas de sus ideas
contienen gérmenes "peligrosos".Cuando dice que "el pacto social da al cuerpo político un
poder absoluto sobre todos los suyos", que “cada uno de nosotros pone en común su persona y
todo su poder bajo la dirección suprema de la voluntad general”, o habla de “la enajenación total
de cada asociado con todos sus derechos a la comunidad”, parece justificar cualquier
totalitarismo, al proclamar que no hay derechos inviolables frente al bienestar general. En
efecto, el dictador Robespierre justificó el terror, afirmando que “nuestra voluntad es la voluntad
general” y “el gobierno de 1a revo1ución es e1 despotismo de 1a libertad contra la tiranía”. A
pesar de sus ambigüedades y contradicciones, las ideas de Rousseau tuvieron una gran
influencia en la revolución francesa, especialmente entre los jacobinos.
Los ejemplos del parlamentarismo inglés y la independencia de los Estados Unidos.
En el siglo XVIII Inglaterra constituía, junto con Holanda, una isla dentro de la Europa
absolutista. La revolución del siglo XVII había dado lugar a una monarquía de poder
limitado. En la que se fundamentó el principio de la libertad individual, que garantizaba que
nadie podría ser detenido e inculpado sin ser puesto a disposición de un juez a las 74 horas de su
detención, quien debería notificarle la causa de la misma y poner a su disposición un abogado. Se
ponía freno así a la arbitrariedad del poder, se afirmaba la presunción de inocencia y se
institucionalizaba una justicia independiente, que garantizaba la libertad de los ciudadanos
(Habeas Corpus de 1679).
En el año 1689, tras acabar con la monarquía absoluta de los Estuardo, el Parlamento inglés
obligó al nuevo monarca, Guillermo de Orange, a jurar la Declaración de Derechos en la cual
se limitaba los poderes del monarca y se sometía algunas de sus decisiones al Parlamento.
Toda una serie de medidas, a lo largo del siglo XVIII, fueron precisando los poderes del
Parlamento frente al monarca, aunque este conservó muchas atribuciones: designaba ministros,
podía gobernar sin el apoyo del Parlamento y, hasta finales de siglo, el gobierno no fue
plenamente responsable ante el Parlamento. Por tanto, no se puede hablar de régimen
parlamentario, es decir, de un sistema en el que el gobierno no puede ejercer sus poderes sin el
apoyo de la mayoría del Parlamento, compuesto por diputados elegidos.
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Pero a pesar de ello Inglaterra fue el primer país en el que no existió monarquía absoluta:
el soberano debía tener en cuenta la voluntad nacional que se expresaba en el Parlamento y los
poderes ejecutivo y legislativo se habían separado. Había dos cámaras y dos grandes partidos:
conservadores y liberales, que se turnan pacíficamente en el ejercicio del poder. Asimismo, un
tercer poder, la justicia, era independiente y los ciudadanos tenían garantizada la defensa de su
libertad individual. Además, poco a poco una serie de reformas fueron ampliando los poderes del
Parlamento y sometiendo al gobierno a su control.
Sin embargo, el régimen inglés no era una democracia: solo una minoría (grandes
propietarios, burgueses, rentistas) tenía derecho de voto (15% de la población), los habitantes
de las colonias no estaban representados y la esclavitud continuaba siendo aceptada. A
pesar de ella, el control del poder absoluto del monarca y la división de poderes inglesa
constituyeron un ejemplo y una inspiración para los filósofos franceses.
La independencia de los Estados Unidos (1783, tratado franco-inglés de Versalles)
–iniciada como protesta por el incremento de impuestos por la metrópoli inglesa para pagar la
guerra anglo-francesa de los Siete años- supone el nacimiento de un poderoso Estado, por
primera vez con un régimen constitucional y liberal que se convierte en un símbolo y un
ejemplo muy atractivo para los patriotas europeos en su lucha contra el absolutismo. Las
declaraciones de Derechos del Hombre de Virginia y de independencia de los E.E.U.U. en
Filadelfia, en las que se afirma la igualdad de todos los hombres, que tienen unos derechos
inalienables a la vida, la libertad y la felicidad, que deben ser garantizados por los
gobiernos, cuya legitimidad deriva del consentimiento de los gobernados, la división de poderes
y el derecho de rebelión contra la tiranía; son un antecedente de la declaración de derechos de
la revolución francesa. Esta independencia, apoyada por Francia y España, sería el primer
capítulo de otros procesos posteriores de descolonización.
George Washington fue elegido primer presidente de los Estados Unidos. Al terminar el
conflicto, cada uno de los Estados americanos tenía su propia Constitución, lo que dificultaba el
gobierno de la Nación. Para resolver este problema se elaboró una nueva Constitución que entró
en vigor en 1789 y cuyo texto sigue vigente, aunque con diversas enmiendas, en la que la forma
de Estado es la República Federal y hay separación de poderes. El poder ejecutivo está en
manos de un presidente, que empieza a ser elegido por sufragio universal masculino en 1800,
nombra a los miembros del Gobierno, manda a los ejércitos y promulga leyes. Mientras el poder
legislativo se reparte entre dos Cámaras: el Senado (dos miembros por cada Estado) y la
Cámara de Representantes (proporcional al número de habitantes de cada Estado), aprueba los
impuestos y presupuesto, tiene iniciativa legislativa y declara la guerra y la paz. Cada Estado
tiene su propio gobierno presidido por un gobernador, una o varias asambleas, justicia, policía y
enseñanza propias. El poder judicial quedaba supeditado a un Tribunal Supremo, formado por
seis miembros nombrados por el presidente, encargado de velar por la constitucionalidad de las
leyes. La evolución política llevará a un modelo bipartidista, en la que los partidos
demócrata y republicano se reparten el poder.
Así surge en Europa el «mito de la democracia americana», que servirá de acicate a los
patriotas europeos para intentar implantar este nuevo sistema de gobierno en sus países.
A comienzos del siglo XIX Estados Unidos inicia una política nacionalista basada en la
expansión territorial y la colonización del oeste hasta llegar al Pacífico. La población
indígena fue casi exterminada y recibió fuertes contingentes de población europea. La
guerra civil de Secesión (1861-65) entre los Estados del norte y los del sur terminó con la
victoria de los primeros y la abolición de la esclavitud. A fines del siglo XIX Estados Unidos
es una gran potencia económica.
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2. Causas sociales y económicas.
Hablamos, por una parte, de la crisis de la sociedad estamental. A lo largo del siglo XVIII
disminuye la capacidad adquisitiva de la nobleza y el clero, estamentos que además se
resienten de los ataques de los ilustrados. Mientras tanto, la burguesía monopoliza las
actividades más productivas: comercio, industria, finanzas, disfruta de la riqueza y cultura,
pero desea una mayor participación y control del poder político, del que se siente marginada.
Tendrá un papel predominante en el derrumbamiento de la sociedad estamental, dirigiendo
a otros grupos descontentos que le apoyan: los campesinos, sobrecargados de impuestos que
desean la supresión de los derechos feudales, y una heterogénea masa urbana hambrienta,
afectada por los altos precios del pan y por la competencia de la incipiente revolución industrial
que le puede hacer perder su independencia económica (artesanado), o llevarle al paro.
La crisis de la hacienda pública está motivada por la incapacidad de la monarquía
absoluta para hacer frente a los gastos crecientes que genera el Estado moderno, y es una
de las principales causas de su caída. El cada vez más elevado déficit público es debido a los
excesivos gastos de la Corte, las obras públicas, el aumento de los funcionarios, la asunción de
ciertas prestaciones sociales: beneficencia, enseñanza, y los elevados gastos ocasionados por las
intervenciones de los países europeos en la guerra de independencia de los EEUU. Una
solución era aumentar los impuestos, obligando a pagar a la nobleza y al clero, a lo que estos
se niegan. Otra, recurrir a los préstamos de los bancos y a la deuda pública suscrita en su
mayor parte por la burguesía, que, deseosa de recuperar el dinero prestado, presiona para romper
el viejo orden económico.
La revolución industrial inglesa es un complejo conjunto de cambios en la población,
agricultura, industria, transportes, técnica, mentalidades, etc., que acabarán arrinconando a las
viejas estructuras económicas y sociales.
Las nuevas doctrinas económicas liberales constituyen el fundamento teórico de las
nuevas realidades económicas. Estudiamos el fisiocratismo o liberalismo agrario y la escuela
clásica inglesa o liberalismo industrial.
El fisiocratismo (Turgot, Quesnay) aparece en Francia como reacción frente al
mercantilismo y como reflexión sobre 1a revolución agraria inglesa. Preconizan los fisiócratas
una revalorización de la agricultura que consideran la actividad más importante, porque es la
única que puede aumentar los productos existentes, mientras que la industria solo los transforma.
Las características de esta nueva agricultura liberal y capitalista son:
Grandes propiedades privadas en manos de un solo propietario que las cultiva de
forma intensiva.
El propietario debe pagar al Estado una contribución única proporcional a su riqueza.
Es necesaria la libertad de cultivos, de precios de la producción para que se ajuste a las
necesidades del mercado, libertad para comprar y vender la tierra (desamortización).
El escocés Adam Smith es considerado padre del liberalismo económico (capitalismo).
Vivió entre los años 1723 y 1790, su pensamiento se divulgó rápidamente por Europa a finales
del siglo XVIII, recoge algunas ideas de los fisiócratas matizadas y modificadas de acuerdo con
su experiencia de la naciente revolución industrial inglesa. Estos pensamientos, que a
continuación resumimos, están expuestos en el libro "La riqueza de las naciones" (1776).
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Parte de la propiedad privada libre y sin limitaciones, la libre empresa y la libre
contratación de la mano de obra.
Es necesaria la división y especialización del trabajo porque permite un gran aumento de
la producción.
El capital es básico en el desarrollo del proceso productivo ya que aumenta la producción
del trabajo humano, de ahí la necesidad de acumular e invertir los capitales.
El precio de un producto depende del salario que percibe el obrero por su trabajo y del
provecho que va al empresario: como remuneración percibida por el riesgo que corre de perder el
capital invertido.
En la vida económica existe un orden natural que regula las cantidades producidas y el
precio de los productos, según la ley de la oferta y la demanda (la mano invisible que dirige el
mercado), que establece que el precio de un producto depende de la diferencia entre la cantidad
de producto disponible y la cantidad de clientes dispuestos a comprarlo. Si hay poco producto y
muchos clientes el precio sube, si es al contrario, baja. Para que esta ley actúe es necesario
crear un mercado extenso, suprimiendo aduanas interiores y exteriores (librecambismo), y
que ningún poder político se interfiera en el proceso económico permitiendo la libertad en la
producción y el consumo. Postula un Estado mínimo (juez y gendarme), que solo debe
intervenir en tres campos: mantenimiento de la justicia interior, defensa del territorio nacional y
policía, realización de las obras y servicios públicos necesarios que la iniciativa particular no
acometa.
El motor de la vida económica es la iniciativa privada basada en la búsqueda del
interés particular y el afán de lucro.
Otros destacados pensadores de la escuela clásica inglesa son David Ricardo (1712-1823)
que enunció su doctrina del salario, el cual, en su opinión se mantendría siempre como un
mínimo de subsistencia, aunque subieran los salarios nominales, no subirían los reales, por la
elevación del precio de los artículos; es pesimista, ya que piensa que el mundo obrero está
condenado a niveles de vida bajos. En el fondo describía en términos de estructura
económica las durísimas condiciones de vida del mundo obrero. También defendió las
ventajas del librecambismo y la división internacional del trabajo, por la que los países y
regiones se especializan en la producción de uno o varios productos para su venta en el mercado
mundial. Y Robert Malthus (1766-1834) continúa esta línea pesimista, su idea fundamental es
la siguiente: la población crece en progresión geométrica, mientras que los alimentos solo lo
hacen en progresión aritmética. Las consecuencias son escasez creciente de alimentos y lucha
por la subsistencia. Llegó a criticar la beneficencia pública, porque, en su opinión, sólo servía
para crear más pobreza y propuso como solución la disminución de los nacimientos y el
celibato. Más tardíamente, Jon Stuard Mill (1806-1873) defiende la iniciativa individual, la
acumulación de capital y el libre mercado, a la vez el Estado debía intervenir en la educación,
fiscalidad, regulación laboral, limitar el derecho de herencia, gravar con tributos la tierra,
fomentar cooperativas de producción, etc. para mejorar el nivel de vida de las clases
inferiores, pero no en la economía, porque es un mal empresario frente a los particulares.
En Francia, Jean Baptiste Say reacciona contra la escuela clásica inglesa: la riqueza
individual y la colectiva no coinciden, la riqueza está mal distribuida, la libertad de derecho no
implica libertad de hecho, ya que al concertarse un trabajo las dos partes no están en la
misma situación y los propietarios tienen la prepotencia.
10
LA REVOLUCIÓN FRANCESA
1. LAS CIRCUNSTANCIAS EN LAS QUE SURGE.
1.- Difusión de las ideas de los ilustrados (Enciclopedia) y de las nuevas doctrinas
económicas.
2.- La crisis de la sociedad francesa:
La nobleza, unas 350.000 personas (4.000 en la corte), era dueña de la cuarta parte de las
tierras. Va perdiendo funciones políticas y de administración de justicia a favor de abogados
salidos de las universidades, en general sus gastos tienden a superar a sus ingresos estancados,
carece de unión y de organización.
Componen el clero unas 120.000 personas que poseen en torno al 10 % de la tierra, está
bien organizado y jerarquizado.
La burguesía más floreciente es la que vive en los puertos dedicada al comercio. Las
profesiones liberales abogados, médicos, etc. acceden a los cargos no reservados a los nobles,
tienen un papel social cada vez más importante y son protagonistas de la revolución. Los
artesanos están en una situación difícil, cada vez más agobiados por la competencia de la naciente
industria. La fuerte subida del precio del trigo pone en una situación desesperada a las
clases populares urbanas: aprendices, parados, jornaleros, mendigos, que, sin tener nada que
perder, se apuntan como fuerza de choque a favor de la revolución (sans culottes).
Francia es un país rural, de sus 26 millones de habitantes, 24 viven en el campo y más
de 20 son campesinos. Aunque la población urbana: un 16 % triplica a la de España Los derechos
feudales era menos duros (la mayor parte de los campesinos pueden transmitir en herencia,
comprar y vender la tierra) y la tierra estaba mejor repartida que en otros países de Europa:
dos millones de familias tenían el 40 % de la tierra; la nobleza, una cuarta parte, lo mismo que la
burguesía; y la Iglesia, un 10%. El tercer estado poseía el 60 % de las tierras. La revolución
estalla en París pero está precedida y seguida por movimientos rurales. Todos los campesinos
desean la supresión de los derechos feudales que les agobian a impuestos y obligaciones -de
todas formas la presión fiscal es la mitad que en Gran Bretaña- aunque los propietarios temen el
reparto de tierras. Les afecta muy duramente el hundimiento de los precios del vino y la mala
cosecha de cereales antes de la revolución.
La población es muy joven y por tanto con más capacidad revolucionaria: el 36 %
tiene menos de 20 años y el 40 % entre 20 y cuarenta años, su crecimiento no va parejo con el
mismo ritmo de creación de puestos de trabajo. Sólo el 12 % hablaba correctamente francés y el
50% lo comprendía.
A pesar de ser la primera potencia europea y la más alfabetizada, hay corrupción
administrativa y venta de cargos, el déficit de la hacienda pública se hace crónica, agravado
por la intervención junto con España en la guerra de independencia de los Estados Unidos y los
crecientes gastos de la corte que suponen la cuarta parte del déficit, para remediarlo se precisa
aumentar los impuestos.
En la coyuntura recesiva de la crisis de fines del siglo XVIII, el año anterior a la
revolución la cosecha de cereales es muy baja y el precio del trigo alcanza el máximo del siglo,
llegando a duplicar y triplicar el precio del pan (alimento básico), lo que provoca
11
desabastecimiento y malestar especialmente entre las clases populares urbanas. A su vez la gran
cosecha de uva hunde los precios del vino y arruina a los agricultores. La crisis afecta al consumo
de productos artesanales e industriales sobre todo textiles y al comercio que se reduce en un 50%.
Se cierran muchos talleres artesanales y aumenta el paro, la mendicidad y la delincuencia.
Algunos historiadores sostienen que la masonería, al menos en un primer momento,
encauzó este malestar social incitando a la revolución. Sin embargo un gran especialista,
Ferrer Benimelli, califica de tópico falso que la masonería hiciera la revolución, cuando en
realidad fue su víctima, pues las 900 logias masónicas que había antes de la revolución quedaron
reducidas a tres o cuatro. Y curiosamente la mayoría de los masones eran aristócratas o
sacerdotes.
2. LAS FASES DE LA REVOLUCIÓN.
1.
2.
3.
4.
5.
6.
Difusión de las ideas revolucionarias (ilustración, liberalismo).
Rebelión de los privilegiados (nobleza, Iglesia).
La revolución en manos de los moderados (etapa constituyente).
La revolución en manos de los exaltados (jacobinos, Robespierre).
La reacción contra los exaltados (Directorio).
Plasmación de una dictadura o poder personal (el imperio napoleónico).
2.1. LA REVUELTA DE LOS PRIVILEGIADOS.
Comienza la revolución con un intento de la aristocracia de asegurar sus privilegios
y someter a la monarquía a su control, pero el control pasó a manos de una burguesía (también
hay sectores constitucionalistas en la nobleza) que impulsó los grandes cambios, finalmente la
intervención de sectores urbanos y campesinos, las divisiones internas, el intenso terror y
violencia, la guerra contra el exterior, radicalizaron el proceso revolucionario.
Los sucesivos ministros intentaron hacer pagar impuestos a la nobleza y clero para
paliar el enorme déficit público, estos estamentos se oponen y solicitan la reunión de los
Estados Generales (parlamento) que no se reunían desde 1614 como los únicos capacitados
para aprobar nuevos impuestos. El rey Luis XVI accedió y se abrió la campaña para elegir
diputados, cada estamento redactó sus peticiones (cuadernos de quejas). No se daban cuenta que
con este hecho abrían un proceso que les iba a quitar de en medio políticamente y en
algunos casos hasta físicamente.
La primera victoria del tercer estado fue la resolución del rey duplicando el número
de representantes de este estamento, con ello su número equivale a la suma de los de la
nobleza y el clero. La segunda victoria fue la desunión de los otros estamentos: cerca de un
20 % de los diputados de la nobleza y cerca del 70 % del clero eran reformistas, la mayor parte
del bajo clero que en gran parte tenía afinidades con el tercer estado. La burguesía monopolizó
los cargos del tercer estado: sobre todo abogados (200), banqueros (100) y propietarios rurales
(50).
La reunión de los Estados Generales se abre en Versalles el 5 de mayo de 1789
presidida por el rey. Nobleza y clero desean que se vote por estamentos, esperaban así tener dos
votos contra uno, mientras que los diputados del tercer estado piden un voto por representante,
pensando que una parte de la nobleza y del clero votaría sus propuestas. Como no se ponían de
acuerdo en las discusiones, el asunto se resolvió mediante un golpe de fuerza: los miembros del
12
tercer estado se trasladaron al juego de pelota y juraron no separarse hasta haber dado a Francia
una Constitución, aunque con muchas reticencias clérigos y nobles se incorporaron a la
asamblea, que tomo el nombre de Asamblea Nacional Constituyente (9 de julio de 1789octubre de 1791). Se había roto la legalidad del antiguo régimen.
Desde agosto de 1788 se producen en campos y ciudades movimientos de masas
producidos por el alto precio del pan (mala cosecha) y la ruina del sector vinícola
(superproducción y hundimiento de los precios). Hambre, miedo y carestía impulsan a las masas
populares urbanas. En París el 14 de julio se produce el asalto a la cárcel real de la Bastilla, las
mujeres marchan sobre el palacio de Versalles, protestando por el alto precio del pan. Los
desarrapados de las ciudades se organizan en clubes y sociedades que apoyan a los sectores más
radicales.
En el campo los campesinos dejaron de pagar las cargas señoriales. Se extienden rumores
de que los aristócratas contratan bandidos (que por cierto no aparecieron) y se arman, incendian
los castillos y las listas en las que se inscribían rentas y obligaciones feudales (el gran miedo).
Bajo esta presión la Asamblea decreta la abolición de los derechos feudales y del diezmo (y
con ello la beneficencia y enseñanza eclesiásticas), medida esta última destinada a desmantelar el
poder social de la Iglesia.
3. LA REVOLUCÍÓN EN MANOS DE LOS MODERADOS.
3. 1. LOS GRUPOS POLÍTICOS.
Los grupos políticos se reúnen en clubes. Su aparición, con perfiles cada vez más nítidos,
diferenciados y organizados es una de las grandes novedades del sistema liberal.
Los diputados comienzan a agruparse por tendencias en la Asamblea, sin que se
pueda hablar de auténticos partidos políticos, pues falta una disciplina interna y un programa
definido. Se prefiguran ya las grandes tendencias políticas del siglo XIX. Los agrupamos según
esta clasificación:
1. Monárquicos:
a) Los aristócratas partidarios del antiguo régimen, tienen muchos partidarios
campesinos en la zona de la Vendée. Muchos emigran y conspiran desde el exterior.
b) Los monárquicos (imparciales) aceptan la revolución moderada, desean un
régimen político semejante al inglés (bicameral), algunas reformas y el
fortalecimiento del poder real.
c) Los constitucionales (Talleyrand, Sièyes, Lafayette) intentan limitar el poder real
mediante una constitución, el parlamento unicameral. Sus ideas informan la
primera Constitución francesa de 1791.
2. Demócratas o republicanos:
13
a) Los girondinos son federalistas, enemigos del centralismo de
París, dan mucha importancia a la ley, entienden que las ideas
de la revolución tienen valor universal y deben ser extendidas
a toda Europa enfrentándose a las potencias del antiguo
régimen, defienden la propiedad y desaprueban el terror.
b) Los jacobinos (Robespierre, Marat, Dantón) son centralistas, París es su bastión
principal, se apoyan en la burguesía media y en las clases populares, son
anticlericales, están dispuestos a limitar la propiedad privada y la libertad
individual, los más izquierdistas defienden el sufragio universal. La revolución debe
ser implantada por medio del terror si es necesario, primero en Francia y luego en
otros países.
3. Socialistas:
Los llamados “iguales” seguidores de Baboeuf tienen un programa socialista
premarxista: negación de la propiedad privada, trabajo en común, reparto de la
producción en función de las necesidades.
3.2. LA OBRA DE LA ASAMBLEA CONSTITUYENTE (VI-1789, X-1791).
3.2.1. Las leyes fundamentales:
Como prólogo a la nueva constitución se redacta la “Declaración de los derechos del
hombre y el ciudadano” (1789) de clara influencia norteamericana, en los que se afirman los
derechos de: libertad (hacer todo aquello que no perjudique a otro), libertad de opinión y de
prensa (no se mencionan las de reunión, asociación, enseñanza y cultos), propiedad que se
considera sagrada, seguridad, resistencia a la opresión. Se reconoce la igualdad ante la ley y
la posibilidad de acceso de todos los ciudadanos a las dignidades y empleos públicos. La ley
es la expresión de la voluntad general. Nadie puede ser detenido si no es en los casos
determinados por la ley, existe la presunción de inocencia de todo imputado en un proceso
penal.
La Constitución de 1791 estuvo vigente hasta agosto de 1792 fue la base de otras
muchas constituciones liberales. Parte de los principios de soberanía nacional, separación de
poderes, jueces independientes y pagados por el Estado, sufragio censitario para elegir y ser
elegido: sólo tienen derecho a votar y ser votados los ciudadanos que tienen un determinado nivel
de renta o posición social, 4´6 millones de los 26 millones de habitantes de Francia,
unicameralismo: la Asamblea vota las leyes, aprueba los impuestos, supervisa la labor de los
ministros y controla la política exterior, la monarquía es hereditaria y constitucional: el rey
debe jurar fidelidad a la constitución y a la ley, el rey nombra a los ministros y altos funcionarios,
puede vetar algunas leyes de la Asamblea, su figura es inviolable.
La constitución civil del clero fue el segundo paso en el deterioro de las relaciones
entre la Iglesia y el estado, previamente se habían desamortizado los bienes del clero en julio
de 1790 y disuelto las órdenes monásticas. Las ideas vienen del tradicional jansenismo francés
y de las ideas ilustradas de formación de iglesias nacionales (regalismo). Los sacerdotes
pasaban a depender del Estado, no de Roma. El Estado se hace cargo del sostenimiento del
14
culto y el clero, los sacerdotes se convierten en funcionarios que deben jurar la constitución,
a lo que muchos se negaron (refractarios, 56 % del clero y la casi totalidad de los obispos), lo
que significaba dejar de percibir el salario. También se hace cambiar la forma de acceso: los
curas debían ser elegidos por la asamblea electoral de distrito y los obispos designados por
asambleas de ciudadanos del departamento entre curas de más de 15 años de antigüedad. Se
establece la censura de los escritos pontificios. El Papa condenó el documento. Estas medidas
suponen la desvinculación de la Iglesia francesa del Papa y su pérdida de independencia con
respecto al poder político. No se habían pedido en los cuadernos de quejas, crearon una fuerte
división en el clero y en la sociedad y dieron un fuerte impulso a la contrarrevolución.
3.2.2. La obra legislativa:
Además la Asamblea Constituyente crea una abundante legislación económico-social y de
reforma administrativa que suprimió el antiguo régimen en Francia.
A raíz del gran miedo (verano de 1789) fueron suprimidos las derechos feudales en
Francia: la servidumbre, los privilegios de las órdenes, provincias y ciudades, el mayorazgo, los
diezmos sin indemnización, los derechos feudales que pesaban sobre las personas sin
indemnización (servidumbre, impuestos, peajes, monopolios, etc.), los derechos feudales
referidos a la propiedad de las tierra, pagando una fuerte indemnización lo que era casi imposible
para la mayoría de los campesinos (equivalente a veinte años de renta), la nobleza hereditaria y
los títulos de nobleza, la venta y herencia de los cargos judiciales y municipales. Se declara
obligatorio para todos el pago de impuestos. A partir de ahora todos los ciudadanos tienen
acceso a todos los empleos y dignidades eclesiásticas, civiles y militares. Se declara la libertad
de cultivo y de cercar los campos, lo que eliminó algunas tradiciones beneficiosas para 1os
campesinos.
El segundo paso fue la desamortización de los bienes eclesiásticos para solucionar el
déficit de la hacienda (noviembre de 1789). Aunque no se pedía en los cuadernos de quejas, los
bienes del clero fueron expropiados, declarados propiedad nacional y puestos a la venta
mediante subasta; a cambio el Estado se comprometió al mantenimiento del culto y el clero y a
asumir las obras de asistencia social. La mayor cantidad de las tierras vendidas fueron a
parar a manos de la burguesía y también a los campesinos acomodados, gran número de
campesinos modestos compraron tierras pero de muy escaso valor. Los adquirentes de bienes
quedaron íntimamente ligados a la revolución, porque el fracaso de ésta hubiera significado la
pérdida de sus tierras.
Se creó el asignado (papel moneda) un bono del tesoro que tenía como garantía los bienes
expropiados a la Iglesia, pocos meses más tarde el asignado se convirtió en simple papel moneda,
las emisiones se multiplicaron y la moneda se depreció, provocando una fuerte inflación, que
golpeó a todos especialmente a las economías más débiles.
En la industria y el comercio se aplicaron los principios del liberalismo económico. Las
corporaciones y manufacturas privilegiadas, los monopolios de las compañías comerciales
en el comercio exterior, los privilegios de algunos puertos, las aduanas y peajes interiores
fueron suprimidos, aunque se mantuvo la protección aduanera a la producción nacional y el
monopolio comercial sobre las colonias. Se amplían las facilidades para las actividades
bancarias. La ley de Le Chapelier establece la libertad de trabajo y prohíbe los gremios, las
coaliciones o asociaciones obreras y las huelgas, lo que deja al trabajador desprotegido, sin
la seguridad del gremio.
Se crea un nuevo sistema fiscal en el que todos deben pagar al Estado, basado en tres
15
grandes impuestos directos: sobre la renta de la tierra, del dinero, del comercio y la
industria.
En cuanto a la reforma administrativa, se crea la Guardia Nacional, integrada por las
milicias espontáneas formadas al comienzo de la revolución, su misión es la conservación del
orden público. Francia se divide en 83 departamentos (provincias), regidos por el prefecto
(gobernador civil) cada departamento se divide en distritos y estos en comunas (ayuntamientos).
3.2.3. La marcha de los acontecimientos.
El rey se negó a dar su conformidad a las resoluciones de la
Asamblea pero una multitud invade Versalles y le obliga a claudicar.
Muchos aristócratas huyen. La situación financiera es inestable, los
impuestos no se pagan, ni las indemnizaciones. El conflicto religioso se
agrava, los países vecinos se muestran hostiles. Luis XVI intentó huir
para poder restablecer su autoridad con el auxilio de ejércitos extranjeros,
pero fue sorprendido, suspendido en sus funciones por la Asamblea y
hecho prisionero. Los radicales piden la instauración de la República.
3.3.
La Asamblea legislativa (X de 1791-VIII de 1792).
La Asamblea se disuelve y se convocan elecciones para otra nueva. La mayoría son
diputados independientes (345) con posturas oscilantes según las situaciones, seguidos por los
monárquicos constitucionalistas (264) y en último lugar jacobinos y girondinos (136). La
mayoría son abogados legalistas o propietarios.
La nueva Asamblea decreta el secuestro de los bienes de los emigrados y la
deportación del clero refractario, que se niega a jurar la Constitución.
El año 1792 se producen dos hechos que van a radicalizar el proceso revolucionario.
Alegando que desde allí los emigrados conspiran contra la revolución, Francia declara la
guerra a Europa (concretamente a Austria). Los revolucionarios, en principio pacifistas, habían
“declarado la paz al mundo (1790), ahora se transforman en belicosos. Historiadores como
Chaunu, sostienen que esta guerra injustificada es la elección que la fracción revolucionaria
dominante ha hecho para encubrir el fracaso político, que va a permitir la legalización de la
represión violenta en el interior, pues todo opositor es asimilado al enemigo exterior. Las
primeras operaciones militares son desfavorables, los ejércitos prusianos invaden el país. París
vive en pie de guerra, se compone la Marsellesa (himno nacional francés). En el campo los
precios del pan siguen muy altos debido a las malas cosechas, hay asaltos de panaderías.
Con el apoyo de los sans culottes se constituye en París una comuna revolucionaria el
16
10 de agosto de 1792 y se produce una matanza indiscriminada de mas de 1500 presos en las
cárceles (aristócratas, clero refractario y delincuentes comunes), preludio de lo que se avecinaba.
4. LA REVOLUCIÓN EN MANOS DE LOS EXALTADOS. LA CONVENCIÓN Y EL
TERROR (1792-1794).
4.1. La Convención girondina.
Las consecuencias de la revolución de agosto quedaron patentes: desaparece el rey y
una parte de la Asamblea que huyó, las fuerzas del antiguo régimen, la nobleza, ascienden los
sectores populares.
Se convocan elecciones teóricamente por sufragio universal
masculino, en la realidad votaría un francés de cada 12. Triunfan los
girondinos, los monárquicos han desaparecido, a la izquierda los
jacobinos: entre los que se encuentran los burgueses enriquecidos con la
compra de bienes nacionales y suministro de armas.
Luis XVI es condenado a muerte y se establece la primera República.
La convención adopta una política agresiva de extensión de la revolución a Europa y
de anexiones territoriales (Bélgica, Alsacia, Lorena, Saboya, Niza) hasta las “fronteras
naturales”, uniendo la causa liberal a la causa nacional. Como respuesta se forma la
primera coalición europea en 1793 (Inglaterra, Austria, Prusia, España) contra Francia, que es
vencida en los primeros momentos.
Inflación, hambre y especulación agravan la crisis económica. El Estado reglamentó el
comercio de cereales, que fueron requisados a los campesinos para atender a las necesidades
populares.
Unos 25.000 sacerdotes refractarios fueron deportados en una fuerte oleada de
anticlericalismo. Los bienes de los exiliados son vendidos repartidos en pequeños lotes,
satisfaciendo las reivindicaciones populares.
4.2.
La Convención jacobina.
La radicalización del proceso lleva al poder a los jacobinos que establecen un régimen
de excepción.
Se decreta la leva en masa (mili obligatoria, nación en armas), todos los jóvenes solteros
de 18 a 25 años se convierten en soldados. Se desarrolla la industria de guerra y abastecimiento
del ejército. Los éxitos se suceden en el exterior e interior.
Como protesta contra las medidas revolucionarias, la falta de alimentos, el
racionamiento, las requisas de las cosechas a los agricultores, el anticlericalismo y la recluta
obligatoria de soldados para la guerra surge un movimiento insurreccional en la región de La
Vendée (1793) y en otras zonas rurales (60 departamentos). Para reprimir este levantamiento se
17
recurre a las clases populares urbanas a las que se hacen importantes concesiones. La rebelión
de la Vendée es dominada mediante una represión brutal: 350.000 muertos (15 % de la
población de la Vendée), se llegó a envenenar fuentes y pozos de agua.
Con el objetivo declarado de evitar la contrarrevolución interna o la invasión exterior los
jacobinos emprendieron una campaña sistemática de terror, las garantías a los acusados
quedaron eliminadas. La ley de sospechosos ordena arrestar a los partidarios del antiguo régimen,
federalistas, familiares de emigrados, funcionarios destituidos, etc. Según Soboul fueron
detenidos de 100.000 a 300.000 sospechosos (parece que llegaron al medio millón), ejecutados
de 35.000 a 40.000 (parece que fueron más), de los que el 84 % pertenece al tercer estado (25 %
burgueses, 28 % campesinos, 31 % sans culottes), el 8´5 % a la nobleza y el 6´5 % al clero. Hubo
además 200.000 muertos por la guerra civil.
El Estado dirige la economía (de guerra): ley de precios máximos para los artículos de
primera necesidad, control de salarios, requisas de trigo, racionamiento, penas durísimas para los
especuladores, impuestos especiales para los ricos.
Una política social radical pretende evitar la desproporción de fortunas y fomentar a los
pequeños productores independientes: se reparten los bienes comunales entre los campesinos, se
declara la igualdad para todos los herederos, los derechos feudales son totalmente abolidos, se
crean socorros para indigentes, niños y viejos y escuelas primarias obligatorias, la esclavitud es
suprimida en las colonias.
Se emprende una política sistemática de descristianización: ejecución de curas
refractarios, las iglesias se cierran y se suprime el culto, nace un nuevo culto oficial al Ser
Supremo y a la Diosa Razón con sus fiestas y un nuevo calendario.
El sistema administrativo escogido fue el centralista, potenciando el francés como
único idioma para la enseñanza, lo que a largo plazo supuso prácticamente la erradicación de
las lenguas romances del sur, el bretón, y el vascuence.
Sin embargo la acentuación del terror cuyo exponente máximo fue el jacobino
Robespierre, que implantó una auténtica dictadura, para quien el triunfo de la revolución
justificaba el uso del terror, soliviantó a los franceses. La propia Convención acabó acusando y
condenando a Robespierre y a sus amigos y dirigentes de la Comuna, que murieron guillotinados
como tantas víctimas suyas.
5. LA REACCIÓN CONTRA LOS EXALTADOS.
TERMIDORIANA Y EL DIRECTORIO (1794-1799).
LA
CONVENCIÓN
Significa la búsqueda de estabilidad social y política consolidando los logros alcanzados,
supone la toma del poder por la burguesía y los propietarios, la instauración de un orden
republicano conservador y el incremento del ejército y sus generales victoriosos en la vida
política.
Los dirigentes no son nuevos sino que ya estaban antes: los diputados independientes
moderados, jacobinos arrepentidos, girondinos, algún monárquico.
Se abandona la política del terror, se vacían las prisiones y se permite el regreso a
Francia de algunos exiliados. Son clausurados los clubs jacobinos y populares y perseguidos los
comprometidos con el terror anterior. Se abren las iglesias al culto, regresan los sacerdotes
refractarios y la Iglesia se reorganiza poco a poco.
Se liberaliza la economía y suprimen los controles de precios y salarios, lo que produjo
inflación y especulación. Es devaluada la moneda, sostenida por la emisión de papel. Hay una
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enorme deuda pública y los ejércitos se mantienen saqueando los territorios extranjeros
ocupados, a pesar de lo cual acumulan victorias y se firma la paz con Prusia, Países Bajos y
España.
La nueva constitución es conservadora, tiene mucho contrapeso de poderes para evitar
nuevas dictaduras, es bicameral, los cinco miembros del directorio componen el poder ejecutivo,
se descentraliza la administración.
El nuevo gobierno, combatido por realistas, jacobinos e iguales, se mantiene gracias a
los éxitos militares (Italia, Egipto, paz con Austria), destaca el joven general Napoleón
Bonaparte. Con el objetivo de rechazar a los franceses a sus fronteras se forma la segunda
coalición (Inglaterra, Rusia, Austria, etc.).
6. LA PLASMACIÓN DE UN PODER PERSONAL: NAPOLEÓN BONAPARTE.
6.1. El Consulado (1799-1804).
Pero la revolución era obra de una minoría que acabará apoyándose en el ejército
para consolidar sus objetivos. La inestabilidad política del Directorio acaba con un golpe de
Estado de Napoleón –preparado por el director Sieyès- que coloca al frente del ejecutivo a tres
cónsules: él es el primero, después será cónsul vitalicio y finalmente emperador desde 1804.
Napoleón tiene los siguientes objetivos: evitar la anarquía, restablecer la unidad interna
francesa, enlazar con el pasado frente a los revolucionarios que quieren borrarlo, consolidar un
imperio europeo liberal bajo la hegemonía de Francia.
Aunque sus contradicciones son evidentes: en Europa es el símbolo del ateísmo y la
revolución mientras en Francia pasa por ser un reaccionario traidor a la misma, aspira a restaurar
el viejo imperio romano germánico un hombre nacido de la revolución, se convierte en
emperador católico un hombre de fe dudosa, como revolucionario estimula el nacionalismo,
como emperador somete a las naciones.
La nueva constitución de 1799 carece de declaración de derechos, refuerza el poder
ejecutivo centrado en la persona de Napoleón -los otros cónsules sólo tienen funciones
consultivas- que en la práctica domina también el poder legislativo, con unos diputados en los
que predomina la designación sobre la elección aunque se mantenga el sufragio universal
masculino. La administración central está dirigida por prefectos o gobernadores, correa de
transmisión del poder central en las provincias, configurando un país férreamente
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centralista.
Se sanea la hacienda, se regularizan las contribuciones y nace el banco de Francia que
facilita créditos.
Se firma un concordato con la Santa Sede –que suavizó la tensión religiosa creada
durante la revolución- en el que el Papa reconoce la venta de los bienes de la Iglesia y acepta
una renovación total del episcopado, el catolicismo es libremente practicado y el Estado
sostiene al culto y al clero. El nuevo catecismo francés recuerda la obligación de los franceses
de obedecer a Napoleón como representante del poder que viene de Dios. Sin embargo se
mantiene el matrimonio civil y el divorcio.
6.2. El imperio (1804-1815).
El año 1804 un plebiscito ratifica la constitución imperial que convierte a Napoleón en
emperador de Francia, título transmisible por herencia, todos los poderes se concentran en
su persona aunque se mantiene el sufragio universal que en la práctica se falsea. En realidad
es una dictadura.
El nuevo Código Civil defiende la propiedad privada y consagra la abolición de los
derechos señoriales del antiguo régimen.
La justicia se endurece, las sanciones son más fuertes, aumentan los poderes de la policía,
se crean jurisdicciones especiales, la instrucción de los procesos es secreta.
En la práctica desaparece la libertad de prensa, se establece la censura, son cerrados
muchos periódicos y teatros.
Aumentó la represión y el número de presos políticos. Se prohíben las asociaciones
obreras y las huelgas en las fábricas.
Aparece el bachillerato, los institutos y la universidad centralizada.
Napoleón crea una nueva nobleza familiar y militar a la que Napoleón sitúa al frente de
los territorios conquistados. A la vez, reaparecen los grupos que habían perdido sus privilegios:
la vieja nobleza recupera parte de sus propiedades, la Iglesia es una institución oficial, la
burguesía se beneficia de la paz, la compra de bienes nacionalizados y de una buena
administración interior; los nuevos o ampliados propietarios campesinos profesan devoción al
emperador, que se beneficia de su carisma de hombre fuerte salido de una condición humilde,
que ha devuelto a Francia “la grandeur” , orgullo de todos los nacionalistas.
6.3. La guerra.
Napoleón sueña con unir a Europa bajo su dominio, como un nuevo Carlomagno, y
establece un imperialismo agresivo, para ello crea la Gran Armada, deseaba invadir Inglaterra
pero la escuadra franco-española es derrotada en Trafalgar y debe desistir. La flota es la base
del poderío militar y comercial inglés. Los austriacos, derrotados, deben firmar la paz (Austerlizt)
20
y se hace realidad el imperio federal de occidente.
En 1806 se forma la cuarta coalición, Prusia es derrotada, Polonia y Rusia invadidas.
Como único enemigo se mantiene Gran Bretaña contra la que Napoleón decreta el bloqueo
continental, prohibiendo a los países europeos comerciar con Gran Bretaña, que responde
cortando el tráfico con sus colonias (bloqueo marítimo). Los dos países pasaron grandes
penurias y el contrabando era frecuente. Con la excusa de invadir Portugal que burlaba el
bloqueo, el emperador invade España, donde se levanta el pueblo español, con la ayuda inglesa
los portugueses rechazan la invasión.
Después de vencer a la quinta coalición, el imperio alcanza su apogeo, constituye una
federación de pueblos a cuyo frente estaba Napoleón. Las naciones integradas tenían
diferentes estatutos.
El núcleo del imperio estaba constituido por Francia, Bélgica, Holanda, Roma y las
provincias Ilíricas (costa Adriática).
Estados vasallos y “protegidos” son la Confederación del Rhin, Wesfalia, el Gran
Ducado de Varsovia, la Confederación Helvética, el Reino de Italia, el reino de Nápoles y el
Reino de España.
Finalmente los estados aliados son Austria, Prusia, Dinamarca y Suecia.
Desde 1812 a 1815 se produce la caída del imperio debido al enfrentamiento de las
coaliciones europeas y los levantamientos nacionales de los pueblos vencidos. La invasión
de Rusia –que había roto el bloqueo contra Inglaterra- marca el principio del fin, aunque
Napoleón llega hasta Moscú, el frío, el hambre, la táctica de huida y tierra quemada, combinada
con ataques continuos a la retaguardia, derrotan y casi destruyen al ejército francés (de 700.000
soldados vuelven 30.000). Animados los países europeos forman la sexta y después la séptima
coalición, Napoleón es vencido en Leipzig, obligado a abdicar y al destierro a la isla de Elba,
aunque vuelve por sorpresa formando el imperio de los cien días, más liberal, pero Napoleón
es derrotado definitivamente en la batalla de Waterloo (1815) y desterrado a la isla de Santa
Elena donde muere.
Europa quedó asolada y arruinada, si en la fase revolucionaria pudieron perecer hasta
1799 en la represión o por la guerra un millón de franceses, en la fase napoleónica murió
aproximadamente otro millón más, y en toda Europa parece que se sobrepasaron los cinco
millones de muertos (cerca del millón en España), trágico balance del imperio francés.
6.4. La influencia de Napoleón en Europa.
Las guerras napoleónicas exportaron los principios revolucionarios a Europa, lo que
significó a medio plazo el final del antiguo régimen.
Francia impuso su modelo extraído de la revolución. La transformación política y social
tuvo diferentes grados en cada estado.
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Existen zonas asimiladas, cuya administración se calca de la francesa como Italia, donde
son abolidos los derechos feudales, se establece la igualdad ante la ley, el código civil, la división
en provincias, el bachillerato, etc.
Otras zonas de influencia (ducados de Varsovia, ducados alemanes) eliminan el antiguo
régimen (servidumbre y otras), pero su administración es distinta de la de Francia.
En Prusia se produce la liberación de los siervos y una reforma militar.
En Austria y Rusia no hubo reformas profundas.
Gran Bretaña, con un arraigado régimen parlamentario, sigue su propia vía consistente en
paulatinos avances liberales a lo largo de los siglos XIX y XX sin grandes traumas políticos
como en el continente.
7. CONSECUENCIAS DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA.
Políticas: se concreta un sistema liberal: elecciones, grupos políticos, constitución
escrita, libertad individual, asambleas representativas, igualdad ante la ley, aunque no igualdad
civil, separación de poderes, reforzamiento de la unidad nacional. Paradójicamente, la
implantación de una dictadura (Robespierre) que utiliza el terror y el genocidio como arma
política prefiguran los regímenes totalitarios del siglo XX. También el modelo bonapartista
caudillista será imitado después en mayor o menor grado.
Administrativas: creación de departamentos (provincias regidas por un prefecto o
gobernador), cuyo órgano político son las diputaciones, distritos y comunas, Estado laico,
instauración del matrimonio civil y el divorcio, reorganización de las finanzas: creación del
Banco de Francia y del franco, creación de tribunales civiles, códigos civiles y de comercio.
Económicas y sociales: supresión de los privilegios y derechos feudales e igualdad
ante los impuestos, se consagra la propiedad privada como un derecho sagrado, supresión de
corporaciones y gremios y prohibición de las coaliciones obreras y las huelgas, redistribución de
las tierras del clero (desamortización) y los nobles emigrados a favor de la burguesía y los
campesinos acomodados.
Intelectuales: unificación de pesos y medidas (creación del sistema métrico decimal),
fundación de grandes escuelas: Politécnica, Normal Superior, la Biblioteca Nacional, Museos
Nacionales, etc., creación de institutos y de la Universidad del Estado.
Francia pierde sus colonias.
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