IMPERIALISMO Y GLOBALIZACIÓN: UNA MANIFESTACIÓN POSMODERNA DEL IMPERIUM? por Claudia R. BRIZZIO(*) Sumario: 1Esquema de trabajo. 2. Concepto de imperium; derivaciones. 3.La vocación expansionista de Roma. 4. Soberanía e los Estados e Imperium. 5. La política imperialista de Estados Unidos – América- el mundo. 6.Organismos internacionales para la regulación de conflictos. 7 Interacción entre globalización e imperium. Reflexiones finales. 1.- Esquema de trabajo. En primer término voy a abordar el abstracto concepto de imperium; como elemento decisivo para la expansión de Imperio Romano y sus proyecciones posteriores en la elaboración de la soberanía en la moderna concepción del Estado. Voy a señalar el desarrollo de la doctrina del ejercicio legítimo del poder del Estado, y su relación con el derecho de gentes. Se tratará la transición del poder de los estados antiguos al moderno concepto de soberanía y luego se delineará una descripción de la política imperial los Estados Unidos. Brevemente se hará referencia a la composición de los organismos internacionales para la solución de conflictos, contrastando luego el acatamiento al nuevo orden a la luz de la política del nuevo imperium. Finalmente se traza un esquema que relaciona el fenómeno de la globalización con el fenómeno posmoderno de imperio. 2. Concepto de imperium. El concepto de Imperium es uno de los más complejos que nos ha legado nuestra cultura romanista. Señalamos primero que existen dudas sobre su mismo origen etimológico, existiendo quienes opinan que se trataría de una vocablo de origen etrusco, aunque la idea que prevalece es que imperio deriva de de la locución latina imperium, que a su vez significa “Acción de imperar o de mandar con autoridad” ; también se relaciona con la “ Dignidad de emperador” e incluso con el lapso durante el cual se ejerce el poder de esa autoridad1. Imperio se refiere asimismo a la organización política de un Estado regida por un Emperador, a la Potencia de alguna importancia aunque su jefe no sea un Emperador, al conjunto de Estados sujetos a un Emperador2. Imperium también se relaciona con la Potestad que reside en el soberano y, por su disposición, en ciertos magistrados, para imponer penas a los delincuentes con conocimiento de causa; se admite como imperio la facultad que compete a los jueces para decidir las causas civiles y llevar a efecto sus sentencias 3. El Derecho romano nos recuerda la división de las magistraturas e la República se dividía en cum imperio y sine imperio o cum potestate, división que tenía en cuenta las facultades o poderes de que gozaban los magistrados, según que dispusieran o no del imperium. A ese fin, es opinión generalizada que imperium era el poder soberano que en la monarquía ejercía el rey, y que con la república se atribuyó a los cónsules y pretores, así como a las magistraturas extraodinarias: dictador, tribunum militum, decemviri legibus scribundis y triunviri rei publicae constituendae; las demás magistraturas eran sine imperio o cum potestate4. En Roma sólo al principio del Imperio es cuando aparece una teoría jurídica del poder público. El pueblo es su titular; pero puede delegarla en un hombre; la transmite al Príncipe por la Lex Regia. El Emperador concentra en sí todos los poderes que la República había repartido entre los diversos magistrados.5 La evolución se cumple al final del siglo III con Diocleciano y Constantino, y si, en el siglo IV, las Institutas de Justiniano hablan aún de la Lex Regia, es como un recuerdo del pasado, una frase copiada textualmente de un texto de Ulpiano. * Profesora regular de Derecho Civil - Contratos de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Mar del Plata (República Argentina). Profesora honoraria de la Universidad Católica Santa María de Arequipa (Perú). Profesora visitante de la Facultad de Derecho de la Universidad de la República (Montevideo, Uruguay). 1 Diccionario Enciclopédico Abreviado Espasa Calpe, Ed, Espasa Calpe-Argentina, Buenos Airesb1945, T. IV, p.35, 2 Diccionario de la real Academia Española, en http://www.rae.es/ , acceso 23/07/06 3 Diccionario de la real Academia Española, en http://www.rae.es/ , acceso 23/07/06 4 De Francisci, P., Síntesis Histórica del Derecho Romano, trad. del italiano, Madrid 1954, p.125. 5 Duguit L. en http://www.antorcha.net/biblioteca_virtual/derecho/soberania/2#2- 7/06 Como lo adelantáramos en un comienzo, a medida que nos remontamos a los orígenes del concepto en sí mismo, nos encontramos con las dificultades para lograr una definición unívoca de imperium. De todas maneras algo está claro y es que el imperium del que gozaban los magistrados durante fines de la República y durante el Imperio, consistía en “un fuerte poder de ejecución, ampliamente discrecional”6. Ese poder de ejecución se materializaba mediante la coercitio (coerción) que podían utilizar los magistrados cum imperio; asumiendo que potestas es un término ambiguo que a veces es sinónimo de imperium7 y otras veces se contraponía a imperium – en la clasificación de los magistrados cum imperio y cum potestate. Destacamos el carácter de potestad soberana que parece inmanente al imperium, que no admite límites ni restricciones, y que adquiere por su intermedio la facultad para imponer las decisiones adoptadas dentro de un determinado ámbito judicial o político. No es extraño entonces, que se defina al imperialismo, como derivado del imperio, a “toda ideología y política, y a las consiguientes operaciones militares y económicas, que pretenden lograr la máxima extensión geográfica de una soberanía8. 3.- La vocación expansionista de Roma. Muchas son las teorías acerca de las causas que llevaron a Roma a transformarse en el Imperio que llegaría a dominar el extensísimo territorio que abarcaba los países en torno al Mar Mediterráneo, desde el Océano Atlántico al oeste hasta las orillas del Mar Negro, el mar Rojo, y el Golfo Pérsico al este, y desde el Desierto del Sahára al sur hasta las orillas de los ríos Rin y Danubio la frontera con la actual Escocia al norte. Una vez que Roma concretó su tendencia expansionista dentro de Italia, entró en contacto con el mundo helenístico, durante los últimos años del siglo III. Hasta entonces, la Sicilia Griega y la Gran Grecia, fueron la creación común e indivisa de todos los pueblos Helénicos, aún entre los que más diferían entre sí, así como las Voci, Pasquale, kpero la definizione dell ‘imperium, en Studi in memoria di Emilio Albertario, vol. II, Milano, 1953, p. 101, cit. en Russomano, M.C., Breve Historia del derecho Romano, Ed. Claridad S.A., Buenos Aires 1988, p. 57. 7 Paulo, D. 50, 16, 215. “ La palabra potestas tiene muchos significados, tratándose de los magistrados, imperium”. 8 Shoeck H., Diccionario de Sociología, Ed. Herder S.A., Barcelona1973, p. 371. 6 colonias inglesas y francesas, holandesas y alemanas se han mezclado y confundido en la América del Norte9. Polibio refiriéndose a las CXL Olimpíada manifiesta que la vida de los pueblos está como aislada, los hechos que se desarrollan en cada uno de ellos tienen un origen, un resultado, un escenario que les es propio. Pero más adelante agrega, -la historia no forma, por así decirlo, más que un solo cuerpo: un vínculo común acerca y une entre ellas a Italia, África, Sicilia y Grecia: todo converge hacia un mismo fin10. Si reparamos en el concepto, en la idea, en la abstracción de considerar a varios, diferentes y múltiples pueblos que originalmente estaban aislados y que por medio de un proceso político, económico y militar, llegan a vivir una realidad que las amalgama dentro de una realidad aún mayor que las incluye; si todo esto lo imaginamos potenciado por el poder expansionista y supremo del Imperio Romano, durante un lapso más cinco siglos , que en el momento de su esplendor llegó a mantener interconectados, simultáneamente, a pueblos tan diversos, podríamos aplicar a ese mundo Imperial romano el concepto posmoderno de globalización. El mundo antiguo incluyó un proceso totalizador en occidente, y Roma fue su artífice. Fue acaso Roma una potencia expansionista, prepotente e insensible que pretendió lucrar con los pueblos conquistados, con el menor costo y el máximo beneficio? O fue la influencia del filohelenismo, por el temor a la invasión de sus vecinos o se debió a causas fundamentalmente económico- financieras o básicamente militaristas?. Todos estos interrogantes merecen una profunda reflexión, que excede los límites de éste trabajo, en el que discretamente vamos a trazar una línea argumentativa que intente explicar de qué manera pudo proyectarse la potestad del imperium que dio lugar posteriormente al concepto de soberanía propio de los Estados modernos. Por otra parte, el modelo de Imperio se replica en occidente, desde fines del siglo XX y principio del siglo XXI con el poder hegemónico e imperialista de Estados Unidos, hecho éste que nos planeta grandes similitudes con el imperio Romano en cuanto a sus causas y su proyección sobre los demás pueblos. Volveremos sobre este punto más adelante. 9 Momsem, T., Historia de Roma, T. I, Ed. Joaquín Gil, Buenos Aires 1953, p. 165 Romero.J.L., Estado y Sociedad en el mundo antiguo, Buenos Aires 1980, p. 67. 10 4. Soberanía de los Estados e imperium. El Emperador romano hace la ley por su voluntad: Quod principiipla cuit legis habet vigorem, lo cual es así porque es titular de un derecho de poder (Imperium y potestas), es decir, del derecho de imponer su voluntad a los demás, porque tal es su voluntad, y como tal tiene cierta cualidad que obliga a todos a la obediencia. Así fue creada por el genio de Roma la noción jurídica del poder público, que se llamará más tarde soberanía y que había de ser hasta el siglo XX el fundamento del derecho público en los pueblos de Europa y de las dos Américas11. El fenómeno del colonialismo exporta el orden público europeo a los países dependientes, sustancialmente en Africa, pero también en Asia y América.12 Fue un precursor de Bodino -Aeneas Sylvius- durante el reinado de Federico III quien defendió la idea de la legitimidad de la soberanía imperial sobre el mundo13, al sostener “Amat anim unitatem suprema potestas” ( La suprema autoridad ama la unidad). Este mismo pensamiento de la unidad del poder político, independiente hacia el exterior e irresistible hacia el interior apareció cien años después en medio de las guerras civiles religiosas en Francia. Bodino es entonces quien reafirma la independencia absoluta y perpetua del poder temporal, independiente del espiritual y de todos los poderes humanos. La soberanía – afirma- es el poder absoluto y perpetuo de la república.14 Posteriormente, en los momentos fundacionales, cada Estado reposa en su propio poderío. El uso de la fuerza para la solución de conflictos es lo usual. El derecho de gentes, tal como fue concebido por los teorizadores del siglo XVI, fue efectivamente derecho de conquista y de guerra justa, más allá de sus muchas ambigüedades. Recordemos que ya en el siglo V, los sofistas habían percibido la existencia de un “derecho del más fuerte”, en virtud del cual podían resolverse de ipso situaciones constituidas de jure15. La modernidad puso “las bases económicas, políticas, 11 Duguit L., en en http://www.antorcha.net/biblioteca_virtual/derecho/soberania/2#2 , 7/2006. Pinto, M., El derecho internacional, vigencia y desafíos en un escenario globalizado, Fondo de Cultura Económica S.A., Buenos Aires 2004, p. 22. 13 Heller H., La Soberanía, Ed. Universidad Autónoma de México, México 1965, p. 81. 14 Bodino, Les six livres de la republique, L. I, cap. VIII. P. 96 y ss, cit en Heller H., La Soberanía, Ed. Universidad Autónoma de México, México 1965, p 14. 12 culturales, teológicas jurídicas de la “organización actual del mundo”16, cual es : estatalista, capitalista, imperialista y monocéntrica. En América latina, la conquista generó argumentos de doctorales debates en los cuales la cuestión central fue discutir si la guerra de conquista fuese “justa” o “injusta”17. Francisco de Vitoria18 reelaboró desde las raíces la doctrina jurídica tradicional, implantando los fundamentos del moderno derecho internacional, al mismo tiempo, de la moderna concepción del Estado como sujeto soberano. Tres son las ideas esenciales: a) la concepción del orden mundial como sociedad natural de Estados soberanos, igualmente libres e independientes; b) la teorización de un número de derechos naturales atribuidos a todos los pueblos y a todos los Estados, c) la reformulación de la doctrina cristiana de la “guerra justa”, redefinida como reparación de las iniuriae, y por lo tanto, como instrumento de actuación del derecho. Veremos más adelante como se genera posteriormente una relectura del concepto de guerra “justa” vigente hasta nuestros días. La vieja idea universalista de la comunitas medioevalis- Iglesia e Imperio- es así reformulada y de hecho puesta al revés. Son rechazados tanto la pretensión del dominio del Emperador sobre todo el mundo como la del poder temporal y universal del Papa. La sociedad internacional de los Estados nacionales son concebidos entonces, como sujetos jurídicos independientes los unos de los otros, igualmente soberanos más subordinados a un único derecho de gentes19. 15 16 Romero.J.L., Estado y Sociedad en el mundo antiguo, Buenos Aires 1980, p. 108. Girardi, G., La Conquista dell America. Dalla parte dei viniti, Roma, Borla, 1992,p. 31, cit en Estado y Sociedad en el mundo antiguo, Ed.Paidós, Buenos Aires 1980, p.146. 17 Ferragolli nos recuerda los encuentros de Bartolomé de las Casas con los “encomenderos”, en 1542 en el Consejo de Indias con la presencia de Carlos V; en 1547 con sus treinta proposiciones contra el fundamento jurídico de la conquista, basados en el hecho que la autoridad del rey de España deriva de la Iglesia y de su conformidad a los preceptos cristianos, los cuales habían sido sistemáticamente violados por los conquistadores y los “encomenderos”, en 1550 con ocasión de la disputa de Sepúlveda. 18 Sobre la trascendencia del Francisco de Vitoria en la fundación del derecho internacional moderno, véase Barcia-Trelles, C, Francisco de Vitoria et lEcole moderne du Droit International, en Recueil des Cours de lAcadémie du Droit international, 1927, II, p. 196-200; Nussbaum, A., A concise History of the Law of Nations, 2º ed., Nueva York, Macmillan, 1954, Gómez Robedo, A., Fundadores del Derecho Internacional, México, UNAM, 1989. 19 Ferragoli, L, La conquista de América y la doctrina de la soberanía exterior de los Estados, en Soberanía, un principio que se derrumba, Ed. Paidós, Buenos Aires 1980, p..150. Estas tres doctrinas – la idea de una societas de Estados igualmente soberanos pero todos sujetos al derecho; la afirmación de una serie de derechos naturales de las gentes, primero entre todos el ius communicationis, abstractamente iguales, pero concretamente asimétricos y desiguales y, la teoría de la guerra justa como sanción, o sea como actuación del derecho- están en la base de toda la teoría del derecho internacional moderno, como también de la doctrina de la soberanía de los Estados20. Mientras tanto, en Latinoamérica se produce un choque de culturas, ante un modelo etnocéntrico y eurocéntrico21, orientado a destruir o de cualquier manera negar la diversidad, haciéndola objeto de asimilación o de excusión, pero en todos los casos, de dominio. Para Bergagli, el impacto de la colonización en América latina subsiste aún hoy en los conglomerados indígenas, fuertemente localizados, respuesta esta que ha ido creciendo y confundiéndose con los llamados movimientos de liberación nacional.22 La doctrina internacionalista y la filosofía política del sigo XVII, representados por Alberto Gentili y a Hugo Grozio formularon aquel principio de efectividad” que se convertiría en el postulado teórico y metodológico de la ciencia internacionalista y que se resuelve en concreto en la falacia naturalista de la valorización jurídica de lo que de hecho sucede23. Reproponen la idea vitoriana de una universalis societas gentium, pero autonomizando el derecho de gentes no sólo de la moral y de la teología, sino del mismo derecho natural, como aquello cuya fuerza obligatoria depende del consenso de todos o de la mayor parte de los Estados (id quod omnium gentium aut multarum voluntate vim ogligandi accepit)24, y según Grozio, de los denominados más civilizados. 20 Ferragoli, L, La conquista de América y la doctrina de la soberanía exterior de los Estados, en Soberanía, un principio que se derrumba, Ed. Paidós, Buenos Aires 1980, p..150. 21 Ferragoli, L, La conquista de América y la doctrina de la soberanía exterior de los Estados, en Soberanía, un principio que se derrumba, Ed. Paidós, Buenos Aires 1980, p.145 y ss. 22 BERGAGGLI, R., Soberanía: un Principio que se derrumba, Buenos Aires 1996, Ed. Paidós Ibérica S.A., p. 200 y ss 23 Ferragoli, L, La conquista de América y la doctrina de la soberanía exterior de los Estados, en Soberanía, un principio que se derrumba, Ed. Paidós, Buenos Aires 1980, p..159. 24 Hugo Grozio, De iure belli libriI, cap. I, &XIV,1, p. 30, cit.en Ferragoli, L, La conquista de América y la doctrina de la soberanía exterior de los Estados, en Soberanía, un principio que se derrumba, Ed. Paidós, Buenos Aires 1980, p.159. Presenciamos en esta instancia una regresión en relación a la tesis de Vitoria y reformulada por Grozio en aquella concepción universalista de la comunitas orbis, pasando por la idea de la sujeción al derecho de los Estados, hasta la doctrina de la guerra justa como sanción de la iniuriae y, por lo tanto, de los límites a ellas conectados. Fueron muchas las tesis desarrolladas respecto al tema del ius ad bellum y del ius in bello, llegando a justificar la guerra cuando los cristianos deben aliarse contra los enemigos del cristianismo25, ya hacer la guerra a quienes violan el derecho natural26 u ofenden la divinidad27, y aquella que los beligerantes pueden matar a todos los que se encuentren en territorio enemigo28, incluidos las mujeres y los niños29como también los prisioneros30. Como otra vertiente nacida de los usos y costumbres y acaso la más antigua generadora de normas tendientes a regular los derechos de las gentes, es acaso el derecho del Mar el más antiguo en su concepción abarcadora de Derecho Internacional. Resaltamos en este aspecto, la profunda relación que existió entre comercio marítimo, expansión territorial, economía e Imperio. Sobre este punto, el siglo XVII plantea en el Derecho del Mar la discusión del concepto de mar libre o dominio marítimo 31 y en el siglo XVIII Bynkershoek desarrolla la teoría del mar territorial, al que se consideraba una zona de protección contra los peligros que venían de la alta mar32. Estos temas son redimensionados en ocasión de resolver las adhesión a las convenciones internacionales relativas al Derecho del Mar, a mediados del siglo XX hasta nuestros días. En el siglo XIX una serie de conflictos deberán ser resueltos en el seno de los Estados europeos, que tienen como lugar común la determinación de la legitimidad de la intervención de un Estado como instrumento apto para legitimar los objetivos del orden 25 Hugo Grozio, De iure belli libriII, cap. XV & XII, p. 309 Hugo Grozio, De iure belli libriI, cap.XX & XL, 3-4, p. 395-396. 27 Hugo Grozio, De iure belli libriI, cap. XLIV, p. 397-399. 28 Hugo Grozio, De iure belli libriIII,, cap.IV, & VI, pág. 514. 29 Hugo Grozio, De iure belli libriIII, cap.IX, p. 515-516. 30 Hugo Grozio, De iure belli libriIII,, cap. X, p. 516-517. 31 En el se planteo la “guerra de los libros” entre Hugo Grocio ) Mare Liberum. 1969 y Selden con su Mare Clausum. 32 En sus obras De Dominio Maris y Cuestiones Juris Publici porpone adoptar la distancia que alcanzaba un disparo de cañón hecho desde la costa ( 3 millas náuticas) como medida para el ancho del mar territorial. 26 monárquico33, y con ello se genera el clima que dará lugar a un orden internacional organizado. 5. La política imperialista de Estados Unidos – América - El mundo Mientas tanto, en América los Estados Unidos comienza el expansionismo hacia los dominios de la Corona española. El 2 de diciembre de 1823 se expone ante el Congreso la denominada doctrina Monroe, que encerró algo más que una declaración de principios de solidaridad con la independencia de los países latinoamericanos. La versión definitiva, fue redactada por el secretario de Estado, John Quincy Adams, un político realista de ideas imperialistas quien preveía el porvenir de los Estados Unidos en términos de hegemonía sobre las Américas. Esa declaración encierra una afirmación que se conoce como destino manifiesto en el sentido de que los Estados Unidos estaban destinados, en el futuro transcurso de su desarrollo, hacia la condición de gran potencia que debía neutralizar los intereses de Gran Bretaña y desplazarlos paulatinamente después. Mediante la doctrina Monroe, Estados Unidos asumió unilateralmente el papel de protector de los demás países del hemisferio. Si en un principio tuvo un contenido potencialmente imperialista y hegemónico, más adelante sirvió de base para las innumerables intervenciones norteamericanas en asuntos internos de otras naciones soberanas. Como será señalado, la actitud beligerante y expansionista de Estados Unidos , se ha camuflado detrás de muchas otras manifestaciones de dominio. 34 En el ámbito jurídico-internacional, la noción de “intervención” tiene un uso y un alcance mucho más amplio que el de las acciones bélicas, comprendiendo además del uso y la amenaza de la fuerza, el uso de medidas económicas, políticas o de cualquier otra índole para coaccionar a otro Estado a fin de lograr que subordine el ejercicio de sus derechos soberanos35. La imposición de condiciones y exigencias bajo formas de presión económica, las ayudas materiales a grupos de oposición y hasta ciertas 33 Pinto, M., El derecho internacional, vigencia y desafíos en un escenario globalizado, Fondo de Cultura Económica S.A., Buenos Aires 2004, p. 19.. 34 34 BERGAGGLI, R., Soberanía: un Principio que se derrumba, Buenos Aires 1996, Ed. Paidós Ibérica S.A, p. 200 y ss 35 Declaración sobre los Principios de Derecho Internacional. ( Res. A. 2625 (XXV)-ONU ) presiones diplomáticas, las ayudas materiales a grupos de oposición y hasta ciertas presiones diplomáticas para cambiar el régimen político de otro Estado han sido consideradas en unas u otras ocasiones de la práctica de las relaciones internacionales como intervenciones ilícitas. En el amplio sentido anterior, el alcance del principio de no intervención depende, de un lado, de qué se entiende por “coaccionar”36 y de otro lado, de hasta donde se extienden los derechos de soberanía internacional de los Estados o, lo que aquí es lo mismo, su jurisdicción interna desde el punto de vista internacional37. No obstante, nunca ha cesado la discusión sobre el alcance y límites de la prohibición de las acciones e intervenciones armadas en el ámbito internacional38. Desde luego, por no remontarse a la conquista española de América en nombre de la evangelización, la historia de los dos últimos siglos avala suficientemente mantener las mayores desconfianzas hacia los resultados de la imposición de cualesquiera ideales por la fuerza de las armas. Pero es claro que la hegemonía es más que eso que el uso de la fuerza. Refiriéndose a los temas del imperio y el imperialismo, se sostiene que la hegemonía podría ser representada como “un ajuste entre el poder material, la ideología y las instituciones”39 Es vidente que la hegemonía norteamericana es mucho más compleja que eso. Ahora bien, para quienes creen en la existencia de un nuevo orden mundial40 «el fin del colonialismo y el declive del poder de la nación testimonia el paso que, del paradigma de la soberanía moderna conduce al paradigma de la soberanía imperial». Este paso, fundamental y profundo, se inscribe en la propia historia de la nación Garzón Valdés ha definido la intervención como “ injerencia Alonso Ruis Miguel, destaca una importante diferencia entre el concepto de soberanía desde el punto de vista interno y el internacional: desde este último punto de vista, pueden pertenecer a la jurisdicción interna de los Estados actos que según el Derecho interno están constitucionalmente prohibidos, es decir, que el Estado no es soberano para imponer desde el punto de vista interno (p. 59). 38 Ruiz Miguel, A., Soberanía e intervención bélica humanitaria, en Bergaggli, R., Resta Eligio, Soberanía, un principio que se derrumba, Ed. Paidós, Barcelona 1996, p. 57 y ss; véase sobre ello Cesáreo Gutierrez Espada, La responsabilidad internacional del Estado por el uso de la fuerza armada( La confrontación del hecho ilícito internacional), Cursos de Derecho Internacional, Madrid, Tecnos, 4º ed., 1992, p. 303-305. 39 Cox, R., 1986, p. 225, cit. en Boron A.A., Imperio & Imperialismo, Ed. CLACSO, Bueebos Aires 2002, p. 66. 40 Hardt M,y Negri A., Empire, Cambridge, Harvad University Press, 2000, p. 137,cit. por Saverio Ansaldi en ttp://sindominio.net/arkitzean/multitudes/multitudes3/ansaldi.htm (útlimo acceso 4/2006). 36 37 norteamericana y de su modelo de soberanía. Para Negri «La Revolución norteamericana representa un momento de gran innovación y de ruptura en la genealogía de la soberanía moderna». La historia de la soberanía norteamericana se configura siguiendo una dinámica de expansión, que asocia el proyecto democrático de los Padres fundadores al deseo de inclusión de un poder constituyente que actúa mediante redes y mediante procesos de compensación de los conflictos. Todas las fases de la historia norteamericana están determinadas por esta doble posición: de Thomas Jefferson a Bill Clinton, esta dinámica dirige las opciones efectuadas por los Estados Unidos tanto en materia económica como política y social -y esto a escala mundial. Desde el comienzo, la constitución norteamericana es «imperial»: «La idea contemporánea de Imperio ha nacido a través de la expansión global del proyecto constitucional norteamericano»41. Estamos de acuerdo en sostener que la soberanía, desde esta perspectiva, no distingue entre el «interior» y el «exterior»: el horizonte de su desplazamiento es potencialmente infinito y no reconoce fronteras. O mejor aún: el límite, las fronteras, representan déficits que la constitución debe, en cada etapa, rehacer y superar, con el fin de poder mostrar su eficacia y, sobre todo, su superioridad. Disentimos en cambio con el notable pensador creador de Empire en que contrariamente a lo que sostiene en su obra, creemos que no es correcto afirmar que “del mismo modo que en el siglo I de la era cristiana, los senadores romanos le pidieron a Augusto que asumiera los poderes imperiales […] hoy las organizaciones las Naciones Unidas, las organizaciones internacionales y hasta las organizaciones humanitarias) le piden a los Estados Unidos que asuman el rol central del nuevo orden mundial42. Para comprender este fenómeno debemos preguntarnos cómo hemos pasado de una soberanía estática y nacional a una soberanía imperial. Por otro lado, cuáles son las notas características que distinguen la formación del Estado moderno y el Imperio que marca la emergencia del Estado posmoderno? ¿Podemos identificar, desde este punto de vista, una estructura estática capaz de resumir, en virtud de su historia y de su acción, el 41 Hardt M,y Negri A., Empire, Cambridge, Harvad University Press, 2000, p. 182,citado por Saverio Ansaldi en ttp://sindominio.net/arkitzean/multitudes/multitudes3/ansaldi.htm (útlimo acceso 4/2006). 42 Hardt M,y Negri A., Empire, Cambridge, Harvad University Press, 2000, p. 173,cit. por Saverio Ansaldi en ttp://sindominio.net/arkitzean/multitudes/multitudes3/ansaldi.htm (útlimo acceso 4/2006). sentido de las prácticas imperiales. El derecho y la economía marcan su propia nota distintiva en el nuevo milenio. 6. Organismos internacionales para la regulación de conflictos: El siglo XIX se enfrenta a conflictos que deberán ser resueltos en el seno de los Estados europeos, que inciden luego en el desarrollo de un concepto más o menos homogéneo sobre el uso poder militar, por una parte, y la armonización de legislaciones relativas al comercio entre los pueblos, por la otra. He aquí dos ámbitos sobre los que gravita nuevo orden internacional que pretende regular el natural desequilibrio entre estado-naciones con profundas divergencias culturales, económicas, políticas y religiosas. La carta de la ONU de 1945 y luego la Declaración Universal de los Derechos de 1948, al menos en el plano normativo, han transformado el orden jurídico del mundo. la soberanía del Estado deja de ser absoluta y se subordina, jurídicamente, tanto al imperativo de la paz como a los derechos fundamentales. Los estados miembros de la ONU – 191 países actualmente- asumen ciertos compromisos básicos. Se trata de respetar una serie de principios cuya observancia asegura los fines que la Organización se propone. Son ellos: la igualdad soberana de los estados, la buena fe en el cumplimiento de las obligaciones internacionales, la abstención del uso de la fuerza en las relaciones internacionales y consiguientemente la solución pacífica de las controversias internacionales, la cooperación internacional y la no-intervención en los asuntos esencialmente de la jurisdicción interna de los estados 43, queda definitivamente consagrado en la “Declaración sobre los principios de derecho internacional referentes a las relaciones de amistad y la cooperación entre los estados de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas” ( Res. 2625 (XXV) de la Asamblea General. En 1947 , los EEUU se asegura la solidaridad y el apoyo de América Latina ante el ataque de una potencia extracontinental a través del tratado Interamericano de Asistencia Recíproca ( TIAR) y en 1949 hace lo propio con Europa a través de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). 43 Pinto, M., El derecho internacional, vigencia y desafíos en un escenario globalizado, Fondo de Cultura Económica S.A., Buenos Aires 2004, p. 31 No obstante su inspiración y su aspiración universalista, la ONU, continúa – no únicamente en el plano fáctico de la efectividad, sino también en el jurídico de la normatividad – condicionada por el principio de la soberanía de los Estados. Y aquí reafirmamos la existencia de una hegemonía imperial ejercida por los Estados Unidos, con una singular característica: Interviene como miembro activo en la discusión y creación de tratados y convenciones internacionales tendientes a homogeneizar criterios de resolución de conflictos en los que la soberanía de uno ó mas Estados se encuentren involucrados. Pero luego ejerce las prerrogativas que le permitan abstraerse de cualquier norma de conducta a que se haya arribado mediante el consenso de las naciones. Llegamos aquí al punto de comprender el valor de los hechos. La existencia evidente y objetiva de una conducta que se reitera una y otra vez, demuestra que Estados Unidos ejerce una hegemonía Imperial, aunque bajo la misma apariencia que Augusto precisó en un comienzo para ejercer su imperium. Porque cuando los Estados deciden agrupar en convenciones multilaterales algún área determinada de conflicto y se obtiene como resultado un texto impreso, se produce una multiplicidad de efectos para el derecho futuro. Puede ocurrir que no todos los Estados concurran a la discusión y redacción de la convención. Puede suceder también que la Convención se redacte y firme pero no entre en vigor por no obtenerse el número de ratificaciones para que ello ocurra. Aún cuando una convención es ratificada y entró en vigencia, puede también existir Estados que no la ratifiquen o que no la adhieran. De cualquier modo, el propio proceso de elaboración y discusión entre los representantes de los Estados en el seno de la conferencia respectiva revelará la actitud de los Estados frente a la norma y del consentimiento o rechazo que aquella obtiene cuando se trate de normas de desarrollo progresivo44. Los hechos hablan por sí solos. Durante el proceso de negociación de nuevos tratados, EE.UU figura entre los países más obstruccionistas y libra una batalla diplomática continua para quedar eximido de las normas internacionales en función de intereses específicos. 44 Monsanto, A., Derecho del Mar, Soberanía y jurisdicción de los estados en los espacios marítimos adyacentes, Ed. DIPOL Impresores Asociaos, Buenos Aires 1992, p 76. Según el informe preparado por Conventional Neglect y traducido por Women’s Environment and Development Organization45, enumeramos varios de los más importantes tratados internacionales que no han sido firmados o no ratificados por Estados Unidos. En materia de MEDIO AMBIENTE : Estados Unidos se ha negado a firmar 1El Protocolo de Kyoto de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.46 La Administración Bush ha restado importancia a los riesgos del calentamiento del planeta y se ha negado a firmar el Protocolo, con el argumento de que sería perjudicial para la economía estadounidense. Estados Unidos es el mayor productor mundial de gases de efecto invernadero. 2- Convenio de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes. Sólo tras fuertes presiones de los grupos ecologistas, Estados Unidos firmó este tratado cuyo fin es reducir o eliminar la liberación de sustancias químicas nocivas para el ser humano y el medio ambiente, como productos y subproductos industriales. Firmado por EE.UU el 23 de mayo de 2001, pero no ratificado.3.- Convenio de Basilea sobre el control de los movimientos transfronterizos de los desechos peligrosos y su eliminación. Firmado por EE.UU el 22 de marzo de 1990, pero no ratificado. 4.- Convenio sobre la diversidad biológica. Firmado por Estados Unidos el 4 de junio de 1993, pero no ratificado. 5.Convenio sobre la Protección y Utilización de Cursos de Agua Transfronterizos y Lagos Internacionales. No firmado por Estados Unidos. 6. Estatutos del Centro Internacional de Ingeniería Genética y Biotecnología. No firmados por Estados Unidos. 7.-Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar. No firmada por Estados Unidos. Con relación al DESARME , Estados Unidos no queda obligado por las normas de los siguientes tratados: 1. Tratado de prohibición completa de los ensayos nucleares. Firmado por Estados Unidos el 24 de septiembre de 1996, pero no ratificado. 2. Convención sobre la Prohibición del Empleo, Almacenamiento, Producción y Transferencia de Minas Antipersonal y sobre su Destrucción. Conocido también 45 46 Fuente: www.wedo.org Al 30 /7/06, el Convenio fue ratificado por 164 Estados. www.unfcc.int. como Tratado de Ottawa, es un instrumento fundamental del movimiento internacional contra las minas terrestres. Son parte en esta Convención 125 estados por ratificación, adhesión o aprobación. Estados Unidos se opone a ella, junto con Corea del Norte, el Irán y el Irak (países pertenecientes al “eje del mal” del Presidente Bush), entre otros. No firmada por Estados Unidos. 3.- Convención Internacional contra el reclutamiento, la utilización, la financiación y el entrenamiento de mercenarios. No firmada por Estados Unidos. 4.- Convenio Internacional para la represión de los atentados terroristas cometidos con bombas. Firmado por Estados Unidos el 12 de enero de 1998, pero no ratificado hasta el 26 de junio de 2002.; 5.- Convenio Internacional para la represión de la financiación del terrorismo. Firmado por Estados Unidos el 10 de enero de 2000, pero no ratificado hasta el 26 de junio de 2002. En materia de JUSTICIA , es útil transcribir el texto de la carta dirigida al Secretario General de las Naciones Unidas por el Subsecretario de Estado para control de armas y seguridad Internacional, John R. Bolton.47.Desde 1945, la Corte Internacional de Justicia, con sede en La Haya, ha sido un foro para la solución de controversias entre Estados. El 7 de octubre de 1985, Estados Unidos declaró que en lo sucesivo no acataría las decisiones de la Corte y suspendió su adhesión a la Declaración por la que se reconoce como obligatoria la jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia, que había firmado el 26 de agosto de 1946. No ha firmado tampoco 1.Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional. La Corte Penal Internacional es un tribunal permanente para el enjuiciamiento de personas por crímenes de guerra, como el genocidio y los crímenes de lesa humanidad, que antes incumbían a tribunales temporales. Estados Unidos (31 de diciembre de 2000) y la mayoría de sus aliados 47 "Estimado Sr. Secretario General: Por la presente, le comunico, en relación con el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional adoptado el 17 de julio de 1998, que los Estados Unidos no tienen la intención de ser parte en el tratado. Por consiguiente, los Estados Unidos no tienen obligación legal alguna derivada de su firma el 31 de diciembre de 2000. Los Estados Unidos solicitan que esta intención de no devenir parte [en el tratado], tal cual se expresa en la presente carta, sea reflejada en los listados de los depósitos relativos a este tratado. Atentamente, S/John R. Bolton" ,6 de mayo de 2002 ;[Fuente: Bureau of Public Affairs, U.S. Department of State - May 6,2002. Traducción al español de la versión original en inglés realizada por el Equipo Nizkor el 09may02] firmaron el tratado, pero en una medida sin precedentes, Estados Unidos declaró el 6 de mayo de 2002 que dejaba de considerarse obligado por él, afirmando que el tribunal podría enjuiciar a ciudadanos estadounidenses por cargos “frívolos”. 2.- Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados. Esta codificación del marco jurídico de los tratados internacionales y la solución de controversias en relación con los tratados es fundamental para el futuro del derecho internacional. Firmada por Estados Unidos el 24 de Abril de 1970, pero no ratificada. 3.- Convención sobre la imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y de los crímenes de lesa humanidad. No firmada por Estados Unidos. 4.- Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional. Firmada por Estados Unidos el 13 de diciembre de 2000, pero no ratificada. Para impedir el enjuiciamiento de militares estadounidenses por operaciones realizadas en el extranjero, Wshington se niega a la ratificación del acuerdo que instruiría el Tribunal Penal Internacional (CPI). A tal efecto el Senado ha aprobado, en primera lectura, la ley ASPA ( American Servicembers Protection Act), que permite a los Estados Unidos tomar medidas extremas – que pueden llegar hasta la invasión militar de un país – para recuperar a cualquier ciudadano estadounidense amenazado con ser citado ante el futuro CPI48. Después del 11 de septiembre no quedó ninguna duda sobre la supremacía del Estados Unidos en el orden internacional. Esa misma noche el presidente Bus confirmó. “o están con nosotros o están con los terroristas. A partir de hoy, todo país que albergue o apoye al terrorismo será considerado por Estados Unidos como un régimen hostil”49 . Una vez constatado el acatamiento universal – que incluía a los organismos tales como la ONU, ala OTAN y la Unión Europea, Washington se comporté de manera soberana, es decir, sin tomar en consideración las recomendaciones o deseos de países adictos. Y no sólo n el terreno militar. En el de la información la “guerra invisible”, más de cincuenta países pusieron igualmente sus servicios de inteligencia y de contraespionaje a las órdenes de la CIA y del FBI. 48 Ramonet, I., Guerras del siglo XXI, nuevos miedos, nuevas amenzas, Ed. Random House Mondadori S.L., Barcelona 2002, p 64. 49 Chossudovsky M., Guerra y globalización, Ed. Siglo veintiuno, México 2002, p. 5. Después de los ataques del 11 de septiembre , el gobierno de los Estados Unidos inició una campaña para obtener una resolución de las Naciones Unidas sobre antiterrorismo. El 28 de septiembre de 2001, la ONU adoptó por unanimidad la Resolución 1373, que convocaba a todos “los Estados a trabajar de manera conjunta urgente para prevenir y suprimir los actos terroristas” y ordenaba a todos los gobiernos “ a abstenerse de brindar cualquier forma de apoyo, activo o pasivo, a entidades o personas implicadas en actos terroristas, incluyendo la supresión del reclutamiento de miembros de grupos terroristas y la eliminación del suministro de armas a terroristas”.50 De acuerdo con la resolución histórica del Congreso, aceptada tanto por la Cámara de Representantes como por el Senado el 14 de septiembre de 2001, “se autoriza al presidente ha hacer uso de la fuerza necesaria y apropiada en contra de aquellos países, organizaciones o personas que a su juicio hayan planeado, autorizado perpetrado o apoyado los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, o bien que encubran o den asilo a dichas organizaciones o personas, con el propósito de prevenir que tales naciones, organizaciones o personas cometan futuros actos de terrorismo internacional contra los Estados Unidos51. 7.- interacción entre globalización e imperium. Reflexiones finales. Cuál es el contenido adecuada del vocablo globalización?. Eduardo Mayobre -Director de Relaciones Económicas del SELA52- recuerda el discurso de Mike Moore, Director General de la Organización Mundial de Comercio (OMC), ante la UNCTAD X realizada en Bangkok en febrero de 200053, en el cual expresó: “Una gran cantidad de energía se ha aplicado incorrectamente en los últimos tiempos para atacar la globalización, un término que cubre casi cualquier cosa”. En efecto -agrega Mayobre-, 50 Bovard, J., Terrorismo y tiranía, Ed. El Ateneo, Buenos Aires 2004, p. 319. Véase The White House Bulletin¸14 de septiembre de 2001, cit en Chossudovsky M., Guerra y globalización, Ed. Siglo veintiuno, México 2002, p. 51. 52 Sistema Económico Latinoamericano, organismo regional intergubernamental con sede en Caracas (Venezuela), creado el 17 de octubre de 1975 e integrado por 28 países de América Latina y el Caribe. Argentina se incorporó el 10 de enero de 1977. 53 Mayobre, E., Realidad y mito de la globalización, ponencia para el “IV Congreso Nacional de Estudios de África y Asia. Cultura y Globalización: Crisis Económica, Dependencia e Identidades”, Universidad de Los Andes, Mérida, Venezuela, mayo de 2000, en http://info.lanic.utexas.edu/project/sela/docs/spdi72000.htm#_ftn2http://info.lanic.utexas.edu/project/sela/docs/spdi72000.htm#_ftn2http://info.lanic.utexas.edu/project/sela/docs/spdi7-2000.htm#_ftn2. 51 el concepto de globalización se ha aplicado a los más diversos campos y fenómenos, al punto de que ya no sabemos muy bien qué queremos decir con él, aunque técnicamente implica “la interacción entre las economías nacionales y la existencia de una economía internacional que las abarca”. El término fue utilizada inicialmente en el área económica, pero pronto se hicieron notar sus connotaciones sociales, culturales, científicas, tecnológicas e ideológicas. Actualmente se habla de globalización para referirse al fenómeno que se ubica cinco siglos atrás, cuando se produjo un aumento de la productividad del trabajo y se estableció un orden mundial global; hasta entonces, este orden no era concebible en virtud de la inexistencia de excedentes importantes de producción luego de satisfechas las necesidades del consumo en las economías locales; de los tiempos, costos y riesgos del transporte; y de la ínfima incidencia del comercio en la división del trabajo y la productividad54. Pero desde el siglo XIX los conocimientos científicos fueron convertidos en tecnologías aplicadas, incorporando profundas innovaciones en las industrias textil, metalmecánica, de la construcción y de generación de energía, que aumentaron la producción, redujeron los costos, e incrementaron las ganancias de los empresarios, dando origen a la Revolución Industrial, en la cual “los servicios, los bienes industriales y la modernización de la producción asumieron el liderazgo del crecimiento”, y ello “generó nuevas fuerzas de globalización”55. Por primera vez en la historia, prácticamente todo el planeta quedó integrado en un mercado mundial y comunicado en tiempo real”56. Se produjeron cambios trascendentes en la sociedad actual, perteneciente a la denominada Era de la sociedad de la información57 y aparece como elemento de producción el material procesable por 54 Ferrer, A., Historia de la globalización. Orígenes del orden económico mundial, Buenos Aires, 1996, pág. 55 Ferrer, A., Historia de la globalización II. La Revolución Industrial y el segundo orden mundial, Buenos Aires, 2000, pág. 24. 56 Ferrer, A., Historia de la globalización II. La Revolución Industrial y el segundo orden mundial, cit., pág. 361. 57 Naisbitt, J., Macrotendencias, trad. española, Madrid, 1983. También se la ha designado como Era postmoderna (Enzioni, A., The Active Society, New York, 1968), tecnológica (Ellul, J., The Technological Society, London, 1965), tecnotrónica (Brzezinski Z., La era tecnotrónica, trad. G. Mayer, Buenos Aires, 1979), postindustrial (Kahn, H. - Wiener, A. J., The Year 2000: Framework for speculation on the Next Thirty Three Years, New York, 1967; Bell, D., El advenimiento de la sociedad post-industrial, trad. R. el cerebro, los datos, la información, el material destinado a hacer funcionar la mente, no el cuerpo58. En este aspecto es que punto confluyen los conceptos de globalización con el fenómeno de capitalismo mundial; y éste último con la agresividad que caracteriza la disputa por el capital, más allá de las fronteras. Toni Negri, en su Imperio59, sostiene que junto con el mercado global y los circuitos globales de producción, el Imperio constituiría un nuevo orden, una nueva lógica y una nueva estructura de mando y de soberanía desterritorializada60. Nosotros pensamos que no se puede hablar del Imperio con referencia a un nuevo sujeto político que regula estos cambios globales y el poder soberano que gobierna el mundo. Sostenemos que existe una potencia hegemónica que ejerce el imperium sobre un nuevo orden internacional, cuya bisagra se aceitó el 11 de septiembre de 2001. No obstante disentir con el ilustre pensador en ese punto, debemos reconocer que el mismo ofrece una visión totalizante del confuso panorama de la globalización y su relación con el mercado mundial. A partir de los ataques terroristas, la agenda secreta que subyace en el “eje del mal” de Washington ( Irak, Irán, Corea el Norte, Libia y Siria) es crear una nueva legitimidad, abrir la puerta para “revitalizar las defensas del país” y dar una justificación para la intervención militar directa en distintas partes del mundo. La existencia de hecho de un nuevo orden mundial se inscribe, según Saverio Ansaldi, dentro de una transformación profunda del derecho, y dentro de una nueva concepción de la autoridad política. designa los procesos socio-productivos que inducen a transformaciones incesantes de formas de vida a escala planetaria. El derecho no puede sino aprehender estos procesos, integrándolos en su ejercicio fundador. De ese modo, facilita las bases para la autoridad política -para el ejercicio de la soberanía. García y E. Gallego, Madrid, 1986), neoindustrial (Valaskakis, K., Post-industrial or re-industrial: two interpretations of the information revolution, en World Future Society Bulletin, junio de 1982), superindustrial, de la tercera ola (Toffler, A., La tercera ola, trad. A. Martín, Madrid, 1986. 58 Montesinos, A., Internet y globalización. La falacia global, en http://www.portaldeabogados.com.ar/colaboraciones/007internet.htm. Es común, sin embargo, que se pierda de vista la secuencia datos-información-conocimiento-sabiduría, se haga un acopio cuantitativo más bien que cualitativo, y se realicen las mediciones sólo por la cantidad. 59 Negri, T., Hardt. M., Empire, Cambridge, Harvad University Press, 2000. 60 KOHAN, N., Toni Negri y los desafíos del Imperio, Madrid, 2002, p.118. Desde este punto de vista, debemos reflexionar sobre las partucularidades de la soberanía que caracteriza a la globalización. En cierto modo, se trata de una segunda revolución capitalista, con perfiles particulares delineados por la globalización económica que se extiende a los rincones más apartados del planeta soslayando tanto la independencia de los pueblos como la diversidad de los regímenes políticos.61 Desde ésta óptica “su propósito parece consistir exclusivamente en una integración financiera de las regiones del planeta sin consideración a las fronteras nacionales” a través “de una economía dineraria y no de producción”62, facilitada por la porosidad de las economías nacionales. Para el economista canadiense M. Chossudovsky, nos encontramos frente a una lucha “imperial” por el control de las monedas nacionales. Controlar la creación del dinero y el sistema de crédito es parte fundamental del proceso de conquista económica, apoyado a su vez por la militarización del corredor euroasiático. La “dolarización” de monedas nacionales es parte de la “estrategia de la ruta de la seda”, que consiste, primero, en desestabilizar y luego en imponer el dólar sobre las monedas nacionales desde el Mediterráneo hasta la frontera occidental de China, con el propósito de extender el predominio del sistema de la Reserva Federal en un territorio sumamente vasto63 . La ideología de la globalización supone “que se trata de un proceso que encierra en sí mismo los mecanismos necesarios para corregir los desequilibrios que pueda presentar. El propio sistema conduciría al equilibrio, pues las fuerzas del mercado responderían virtuosamente ante cualquier perturbación. A similitud de la teoría del equilibrio dinámico del cosmos, fundada por Newton, la representación de un sistema mantendría al mundo en un movimiento armónico por virtud de la recíproca compensación de fuerzas. Este punto de vista responde a la más ortodoxa tradición de 61 Ramonet, I., Guerras del siglo XXI, nuevos miedos, nuevas amenzas, Ed. Random House Mondadori S.L., Barcelona 2002, p.12. 62 Aguer, Mons. H., El 9 de julio y la globalización, en Octubre Sudamericano, Año I, N° 0, Buenos Aires, diciembre de 2000, pág. 48. 63 Chossudovsky M., Guerra y globalización, Ed. Siglo veintiuno, México 2002, p. 113. las teorías liberales y de mercado, de acuerdo con las cuales los agentes del mercado, si se les permite libertad de acción, restauran los equilibrios económicos básicos”64. La globalización -se dice- está ahí, avanza, vino para quedarse y constituye una realidad a la cual no podemos oponernos ni podemos modificar. Responde a las leyes de la historia, a los avances de la ciencia y la tecnología y al desarrollo natural de las sociedades y culturas. En consecuencia -se enfatiza- no cabe oponerse a ella65, es inútil tratar de detenerla, y lo más sensato consiste en adaptarse o insertarse para no quedar rezagados, para no quedar marginados por la historia. Todos los estados se ven afectados por la dinámica de la globalización. La ideología del “estado delincuente”, concebida por el Pentágono en 1991 durante la guerra del golfo Pérsico, y reeditada en Afganistán, Irak y actualmente en el Líbano, otorga una nueva legitimidad y justificación para declarar una “guerra por motivos humanitarios” a países que no se apegan al nuevo orden mundial ni a los postulados del sistema del libre mercado66 La exportación escandalosa del orden público por países hegemónicos que practican actualmente una política imperial, transforma en poroso el mismo concepto de soberanía del Estado que la admite. “Desde los centros del poder mundial se propala un discurso que se divulga con velocidad, sobre un pretendido fatalismo globalizador, donde no se permiten posibilidades de refutación, ni opciones alternativas”67. Por mi parte, prefiero descartar el determinismo con la última estrofa de un poema del escritor argentino Jorge Luis Borges68: …“El camino es fatal como la flecha. pero en las grietas está Dios, que acecha” 64 Mayobre, E., Realidad y mito de la globalización, cit. A causa de la denominada globalidad todos vivimos en una sociedad mundial pues “No hay ningún país ni grupo que pueda vivir al margen de los demás”: Buck, U., ¿Qué es la globalización?, trad. B. Moreno y M. R. Borrás, Barcelona, 1998, pág. 28. 66 Chossudovsky M., Guerra y globalización, Ed. Siglo veintiuno, México 2002, p. 20. 67 Ferronato, J., Aproximaciones a la globalización, 2ª ed., Buenos Aires, 2000, pág. 80. 68 BORGES, J.L., Para una versión del” I King”, Buenos Aires 1986, Ed. Sudamericana, p7 65