TRAS LAS HUELLAS DE MARCELINO (XIX)

Anuncio
TRAS LAS HUELLAS DE MARCELINO (XIX)
Hno. Luis Di Giusto
Un Capítulo General importante para nuestra legislación
1852 - 1853 – 1854
(Revista Elevación. Provincia de Córdoba)
La Regla de 1837 fue la primera que se imprimió y era muy breve e incompleta. El Hno. Juan Bautista en
la Vida del Fundador nos da una explicación: "Y es que en esa primera edición, el padre Champagnat no
creyó oportuno introducir una multitud de normas de detalle, que aun cuando ya se observaban en el
Instituto, necesitaban todavía, para adquirir fuerza de ley y adoptarse definitivamente, la sanción del
tiempo y de la experiencia. Pues no quería establecer nada sin haberlo probado durante mucho tiempo y
sin estar seguro de que su práctica sería no sólo ventajosa, sino también posible en todas las casas de la
congregación y así, prefirió dejar la regla incompleta, como lo dio a entender en el preámbulo que puso a
esa edición, antes que introducir en ella varias cosas que ya se practicaban y que deseaba conservar,
pero que tal vez necesitasen ciertas modificaciones, antes de recibir el sello de la estabilidad"
"Ni siquiera tenía intención de dar tal carácter de estabilidad a las reglas que adoptó y que mandó
imprimir. En su lecho de muerte, fue lo que expresó al Hno. Francisco, sucesor suyo: le daba plenos
poderes para concluir y fijar irrevocablemente, con el cuerpo legislativo de la congregación, es decir, el
capítulo general, las reglas del instituto, ora las comunes, ora las de gobierno, o las relativas a las
escuelas y método de enseñanza. Lo que se efectuó doce años después de su fallecimiento"
Cuando se agotó la primera edición, los Superiores durante seis años fueron preparando material en
vistas de la reunión del Capítulo General. Ese material fue enviado al Padre Colin. Recordemos de paso
que entonces estábamos todavía bajo su dependencia, él era el Superior General, el Hno. Francisco era
el Director General de los Hermanos. Pero el Padre Colin estaba ausente y el Padre Maîtrepierre revisó el
trabajo e hizo muchas correcciones. Señalo lo que decía al principio de su informe: "No he notado nada
por lo que a la doctrina y a la disciplina religiosa se refiere, pero estas Reglas son muy extensas,
minuciosamente detalladas en demasía"
Con este material preparado se convocó el Capítulo. Una circular del Hno. Francisco con fecha del 10 de
abril de 1852 señalaba las motivaciones y se expresaba así: "La primera edición de nuestra Regla
estando enteramente agotada, estamos en la necesidad de hacer una nueva. Para esta ocasión, hemos
creído que convenía revisar con ustedes todo el trabajo, para clasificar cada cosa y completar las partes
que hasta ahora han quedado imperfectas, es decir que nos proponemos poner por escrito las cosas que
han pasado a ser uso en el Instituto, sin que hayan sido señaladas en la Regla, que tiene sin embargo
fuerza de ley para nosotros. Pero aunque, en el fondo, esta nueva edición de la Regla no debe encerrar
sino lo que se ha siempre practicado en la Congregación, lo que tenemos de nuestro piadoso Fundador,
no podemos ni queremos presentarla a los Hermanos sin que el cuerpo del Instituto la haya examinado,
la haya aprobado y la haya aceptado, ya que a él solo pertenece legislar definitivamente sobre este
asunto"
La mayoría de los Hermanos capitulares habían vivido con el Padre Champagnat y habían sido formados
por él, estaban empapados de su espíritu. Se podía esperar un buen trabajo. Ya la elección de un
sucesor del Fundador, y poco después la muerte de Marcelino, la previsión de Capítulos Generales
convocados regularmente y otras necesidades que surgieron hicieron sentir la necesidad de una
organización más completa por medio de textos precisos. Esto es lo que hizo el Capítulo General de
1852. Separó los diversos elementos reunidos en la Regla de 1837 y de cada uno hizo un cuerpo de
doctrina, pero como había mucho material para revisar determinó hacerlo en tres sesiones:
En la primera sesión en 1852 los capitulares prepararon las Reglas que se dieron a la imprenta con el
nombre de REGLAS COMUNES. El trabajo se realizó en 19 reuniones desde el 27 de mayo hasta el 11
de junio. Las Reglas Comunes fueron promulgadas el 12 de septiembre de ese año, en la fiesta de la
natividad de la Virgen María.
En la segunda sesión en 1853 desde el 16 de mayo al 15 de junio se trabajó en la GUÍA DE LAS
ESCUELAS, conocida entre nosotros como Guía del Maestro. Y en los retiros de ese año fue entregada a
los Hermanos con el deseo de los Superiores que la leyeran y estudiaran durante las vacaciones.
En la tercera sesión en 1854 los capitulares trabajaron desde el 1 de mayo hasta el 19, en 1854. Se
estudiaron y aprobaron las CONSTITUCIONES y LAS REGLAS DE GOBIERNO.
Cabe señalar aquí que el Padre Colin no estuvo presente en la reunión de apertura de la 1ª Sesión el 31
de mayo de 1852. Desconocemos los motivos, pero se presentó el 4 de junio, abrió la reunión de la
mañana y manifestó a los capitulares que "la voluntad de Dios es que os gobernéis por vosotros mismos".
Es que la Santa Sede había rehusado aprobar las ramas de los Hermanos y Padres bajo un solo Superior
General.
El 1º de mayo de 1854 en la apertura de la 2ª Sesión del Capítulo General decidió que de ahí en adelante
el título de Director General sería reemplazado por el de Superior General para desginar la primera
autoridad del Instituto.
Conviene recordar aquí que en esos mismos días los Padres Maristas tenían su Capítulo General y el 9
de junio el Padre Colín presentó su dimisión. En su reemplazo fue elegido el P. Julián Favre como
Superior General. Fue el momento de la separación definitiva entre Padres y Hermanos.
Al terminar el Capítulo General de los Hermanos, los capitulares dirigieron una carta a todos los
Hermanos del Instituto, firmada por todos ellos y encabeza la lista el Hno. Francisco con el título de
Superior General. En esa carta se explicita que "Las Reglas y las Constituciones del Instituto, al menos
en el fondo y en cuanto a los principios, no son nuestras sino de nuestro amado Padre".
Aquí se dieron varias cosas: el cambio de título del Superior de los Hermanos, la renuncia del Padre Colin
y la elección del Padre Favre, la separación definitiva entre Padres y Hermanos. Lentamente se iban
preparando estas distintas cosas que como frutas maduras cayeron al mismo tiempo.
Una Congregación sin fronteras. El Padre Colin cuando estaba ya muy adelantada la enfermedad del
Padre Champagnat, tuvo la idea de poner la rama de los Hermanos en manos del Arzobispo, con la
seguridad de que éste nombraría a un Padre Marista para dirigir a los Hermanos. Pero el Padre
Champagnat nunca había pensado en una obra diocesana, al contrario al hablar de su congregación,
siempre había afirmado que la proyectaba para todas las diócesis, una idea que encontramos en varias
de sus cartas.
Después de la muerte de Marcelino, los Hermanos se mantuvieron fieles a su testamento espiritual hasta
que la Santa Sede dispuso otra cosa.
Termino esta nota señalando la importancia del trabajo del 2º Capítulo General por lo que respecta a
nuestra legislación. Con el correr de los años las Reglas Comunes fueron completadas con un capítulo
sobre el Voto de Estabilidad y también otro capítulo sobre la sencillez. Posteriormente y ya en los
umbrales del Vaticano II se añadieron otros 3 capítulos: uno sobre el amor de Dios, otro sobre la
devoción al Fundador y un tercero sobre la formación de los Hermanos. Para los textos de estos 5
capítulos que se añadieron, se siguió la misma praxis que usaron los capitulares de1852, es decir
teniendo en cuenta lo que se vivió y enseñó desde los primeros tiempos del Instituto. Los textos de 1852
siguieron hasta el Vaticano II, con una duración de unos cien años.
in811501.doc
2
cepam/digiusto
Algo parecido sucedió con la Guía del Maestro que fue retocada; cuando el Instituto tomó vuelos
internacionales habían quedado caducas ciertas disposiciones de programas y horarios. Así en la edición
de 1923 fueron suprimidas. Pero el cuerpo entero y básico llegó también hasta el Vaticano II.
Por lo que respecta a las Constituciones y Reglas de Gobierno hubo que introducir cambios muy
importantes, pedidos por la Santa Sede, como veremos en el próximo artículo.
(continuará)
in811501.doc
3
cepam/digiusto
Descargar