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Corte Suprema de Justicia
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACION LABORAL
Magistrada Ponente: ISAURA VARGAS DIAZ
Radicación No. 29822
Acta No.
81
Bogota, D.C. dos (2) de octubre de dos mil
siete (2007)
Resuelve
la
Corte
el
recurso
de
casación
interpuesto por la UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA contra
la sentencia proferida por el Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Medellín, el 22 de marzo de 2006, en el proceso instaurado por LUZ
MARINA COVALEDA ECHAVARRIA y NESTOR RAUL LOPEZ ROJAS.
I. ANTECEDENTES
LUZ MARINA COVALEDA ECHAVARRIA y NESTOR
RAUL LOPEZ ROJAS demandaron a la UNIVERSIDAD PONTIFICIA
BOLIVARIANA para que fuera condenada a reintegrarlos al cargo que
venían ocupando cuando fueron despedidos sin justa causa estando
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Expediente 29822
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vigente un conflicto colectivo, declarando que no ha existido solución
de continuidad, y a pagarles los salarios y prestaciones sociales legales
y extralegales que dejen de devengar desde su despido hasta cuando
se produzca efectivamente la reinstalación, con los aumentos que
durante dicho tiempo se produzcan; a realizar los aportes al sistema
de seguridad social en pensiones; y las costas del proceso (folio 3,
cuaderno1).
Para lo que rigurosamente interesa al recurso basta
decir que fundaron sus pretensiones en que venían vinculados
mediante contrato de trabajo a término indefinido con la entidad
demandada desde el 23 de enero de 1995, desempeñándose como
profesores del colegio en el área de “artísticas”, con un salario de
$760.660 (Luz Marina Covaleda) y $591.200 (Néstor Raúl López);
que en el mes de octubre de 2000 los trabajadores de la Universidad
Pontificia
Bolivariana
constituyeron
un
sindicato,
de
cuya
organización fueron miembros; que desde diciembre de 2000 “se
encuentra vigente en la universidad un conflicto colectivo de trabajo
originado en la presentación de un pliego de peticiones, el cual fue
resuelto por medio de un laudo arbitral proferido el 13 de diciembre
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de 2002, decisión que actualmente es objeto de un recurso de
anulación presentado por SINTRAUPB”; que estando en pleno vigor
el conflicto colectivo fueron despedidos sin justa causa; y que
“tenían derecho a continuar en la UPB debido a la protección del
llamado FUERO CIRCUNSTANCIAL hasta que culmine el conflicto
colectivo que promovió su sindicato” (folios 2 y 3 ibídem).
En la contestación del libelo incoativo, la sociedad
convocada a juicio se opuso a la prosperidad de las peticiones
formuladas por el actor y propuso las excepciones de pago de lo
debido, inexistencia de la obligación, prescripción y falta de causa
(folio 42, cuaderno 1).
Concluido el debate, el Juez Séptimo Laboral del
Circuito de Medellín, que fue el de conocimiento, decidió el negocio
en sentencia de 7 de octubre de 2005 (folios 130 a 135, cuaderno
1), absolviendo a la universidad demandada de todas y cada una de
las súplicas formuladas en la demanda inicial e impuso costas a los
actores.
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Expediente 29822
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II. SENTENCIA DEL TRIBUNAL
La
alzada
se
surtió
por
apelación
de
los
demandantes y culminó con la sentencia acusada en casación (folios
143 a 149, cuaderno 1), mediante la cual el Tribunal Superior de
Medellín, por medio de su Sala Laboral, revocó el fallo del A quo y,
en su lugar, condenó a la demandada a reintegrar a los promotores
de la litis, a pagar los salarios y prestaciones sociales causados
durante el tiempo que dure la desvinculación y los aportes a la
seguridad social; declaró que no hubo solución de continuidad; y a la
parte vencida le impuso costas (folio 148, ibídem).
Para ello, y en lo que al recurso interesa, el juez
colegiado, luego de encontrar probado que los actores fueron
trabajadores de la demandada, los extremos temporales de la
relación, los cargos desarrollados, que eran miembros de la
organización sindical, que el conflicto colectivo terminó en la primera
etapa el 13 de diciembre de 2002 cuando se dictó el laudo arbitral,
que
contra éste se interpuso recurso de anulación, el cual fue
resuelto por esta Corporación el 30 de abril de 2003, declarándolo
exequible, asentó que “una (sic) providencia queda ejecutoriada y
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son firmes tres días después de notificadas, cuando carecen de
recursos o han vencido los términos sin haberse interpuesto los
recursos que fueron procedentes, o cuando queda ejecutoriada la
providencia que resuelva los interpuestos: Así se expresa el 331 del
CPC modificado por el D.E. 2282 de 1989, artículo 1, numeral 155,
norma que se aplica en su integridad al procedimiento arbitral.
Entonces, mientras estuviera el laudo en la Corte Suprema de
Justicia surtiéndose el recurso de anulación no se podía afirmar que
el conflicto había terminado porque la providencia no estaba en
firme” (folio 147, cuaderno 1).
Y concluyó el juez plural diciendo que “Siendo así
las cosas, la Sala considera que el despido de que fueron objeto los
demandantes violó el artículo 25 del decreto 2351 de 1965 porque
el conflicto estaba vigente y porque la causa invocada por la
Universidad (f. 45 y 50) será legal pero no es justa causa porque no
está contemplada como tal en la legislación laboral, y la norma
jurídica que protege a los afiliados al sindicato que han presentado
el pliego de peticiones solo permite el despido justo” (ibídem).
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III. EL RECURSO DE CASACION
Inconforme
con
la
decisión
la
demandada
pretende en su demanda (folios 9 a 17, cuaderno 2), que fue
replicada (folios 24 a 27, ibídem), que la Corte case totalmente la
sentencia del Tribunal, para que, en sede de instancia, confirme la
de primer grado, “con el fundamento en que está prescrita la acción
que incoaron los demandantes” (folio 11 ibídem).
Para tal efecto, le formula un cargo en el que acusa
la sentencia porque “dejó de aplicar, siendo aplicables en este caso,
el artículo 1º del Decreto Legislativo 204 de 1957, el artículo 12 de la
Ley 584 de 2000, los artículos 48 y 49 de la Ley 712 de 2001 y el
artículo 8º de la Ley 153 de 1887 y aplicó indebidamente los artículos
35 del Decreto Legislativo 2351 de 1965, 14 de la Ley 50 de 1990,
249, 306, 13 y 14 del Código Sustantivo del Trabajo. (según doctrina
constante de la H. Sala, cuando un cargo se plantea por la vía
indirecta, como el presente, la falta de aplicación se equipara a la
aplicación indebida)” (folio 11 cuaderno 2).
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Como errores evidentes señala:
“1º) No haberse dado cuenta, siendo ello evidente, que la
Universidad Pontificia Bolivariana interpuso oportunamente
en la respuesta a la demanda inicial de este juicio la
excepción de prescripción de la acción incoada por los
demandantes
2º) No haberse dado cuenta, siendo ello evidente, que en
este proceso está prescrita la acción de reintegro propuesta
por los actuales demandantes López Rojas y Convalida
Echevarria.
3º) Por consiguiente, no haberse dado cuenta, siendo ello
claro e incontrovertible, de que los aludidos demandantes
no tienen derecho al reintegro a sus empleos con el pago de
todos los emolumentos laborales por parte de la Universidad
demandada, por haber prescrito sus acciones encaminadas
a formular los correspondientes reclamos ante la justicia del
trabajo.
Sostiene que el Tribunal no apreció la demanda
inicial, especialmente el hecho 7º (folio 2) y la fecha de su
presentación, la respuesta a la demanda (folios 40 a 44), y las cartas
de despido (folios 8 y 19).
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En la demostración del cargo la recurrente acepta
el hecho que halló demostrado el sentenciador de que los
demandantes fueron despedidos cuando estaba vigente en la
universidad demandada un conflicto colectivo de trabajo, pero no
admite que esos despidos les den derecho al reintegro.
Para la censura el tema relativo a la prescripción de
las acciones, aunque envuelve cuestiones jurídicas, “es de índole
esencialmente fáctica porque en lo fundamental se reduce a
comparar las fechas en que ocurrieron los hechos o actos que dan
origen al reclamo judicial correspondiente y aquella en que se
introdujo la demanda respectiva para esclarecer, a la luz de la norma
que establezca el plazo de prescripción correspondiente, si la acción
se propuso de manera oportuna o extemporánea y si se alegó en el
momento procesal pertinente la excepción de prescripción, que
siempre debe proponerse expresamente, como lo exige la ley. Pero
la circunstancia de que para determinar en un caso concreto si está
o no consumada una prescripción deba plantearse siempre por la vía
indirecta o de los hechos, (porque ello exige una confrontación de
fechas,
que
es
una
cuestión
eminentemente
fáctica),
tal
circunstancia no impide hacer previamente unas consideraciones de
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derecho, para darle un marco jurídico a aquella indagación fáctica, ni
tergiversa o desvanece la intención definitiva del ataque de estar
planteado por la vía indirecta” (folio 13, cuaderno 2).
Afirma
que
una
de
las
manifestaciones
del
legislador para proteger el derecho de asociación es el denominado
fuero sindical, que impide el despido, desmejora o traslado de sus
dirigentes, sin previa autorización del juez laboral, pero cuando el
empleador no cumple con dicho trámite, el trabajador aforado, por
medio de proceso especial y abreviado puede ejercitar la acción de
reintegro, dentro de los dos meses siguientes a la fecha de despido,
traslado o desmejora.
Asevera que si lo anterior acontece con el plazo
prescriptivo de la acción que le incumbe al aforado por ministerio de
la ley, “con toda razón debe predicarse lo mismo cuando se trata del
llamado <fuero circunstancial>(…) Pero dada la absoluta y evidente
similitud que existe entre las consecuencias del desconocimiento del
fuero de un dirigente sindical y el del <fuero circunstancial> (propio
de los trabajadores involucrados en un conflicto colectivo laboral)
que es en uno y otro caso que la víctima del atropello contra su
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fuero pueda acudir a la acción de reintegro para retomar a su
antiguo empleo, resulta imperioso concluir que donde existe la
misma situación de hecho (violación de un fuero) debe aplicarse la
misma disposición legal, como lo enseñan el artículo 8º de la Ley
153 de 1887 y los principios generales de derecho, resulta
incontrovertible que la prescripción establecida por el artículo 49 de
la Ley 712 de 2001 para la acción de reintegro derivada del
desconocimiento de un fuero de origen legal debe aplicarse también
para la hipótesis del atropello contra un <fuero circunstancial>, o
sea el término de 2 meses, contados desde la fecha en que se
produjo el desconocimiento del fuero de que se trate”(folios 15 y 16
ibídem).
Acota que los demandantes fueron despedidos el
17 de enero de 2003 y si la demanda inicial fue presentada el 30 de
abril de 2003, según se lee al folio 5 del dicho cuaderno, es decir 3
meses y 13 días después de la fecha de despido de los actores, no
cabe duda de que “la presente acción de reintegro fue propuesta
extemporáneamente, porque cuando ese hecho se produjo, ya de
antemano se había vencido los 2 meses que tenían los señores
López y Covaleda para reclamar judicialmente su reintegro al
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empleo, pues tal plazo de 2 meses expiró legalmente el 17 de marzo
de 2003. O sea que cuando se introdujo la demanda inicial de este
juicio, ya estaba prescrito el término para interponerla” (folio 16
ibídem).
LA REPLICA
Confuta el único cargo argumentando que adolece
de serios defectos en la técnica de casación por cuanto no precisa la
vía de impugnación, no integra debidamente la proposición jurídica,
alega un hecho nuevo y la vía indirecta está mal escogida.
Para los opositores “el recurrente está equiparando
en un todo el fuero sindical al <fuero circunstancial> para
aprovecharse en este caso del término especial de prescripción de la
acción originada en el primero, lo cual es absolutamente errado y
desconoce los principios rectores del derecho laboral y toda una
construcción jurisprudencial que sobre el tema han elaborado la Sala
de Casación Laboral de la Corte Suprema de Justicia y demás
operadores jurídicos del ámbito laboral” (folio 26, cuaderno 2).
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IV. CONSIDERACIONES DE LA CORTE
Como quedó dicho cuando se hizo el compendio de
la sentencia recurrida, el juez de alzada para revocar la absolución
del A quo y, en su lugar, disponer el reintegro de los actores, en
esencia, asentó que “el despido de que fueron objeto los
demandantes violó el artículo 25 del decreto 2351 de 1965 porque
el conflicto estaba vigente y porque la causa invocada por la
Universidad (f. 45 y 50) será legal pero no es justa causa porque no
está contemplada como tal en la legislación laboral, y la norma
jurídica que protege a los afiliados al sindicato que han presentado
el pliego de peticiones solo permite el despido justo” (folio 147,
cuaderno 1).
Para la universidad recurrente la inconformidad con
el fallo fustigado estriba en que si los demandantes fueron
despedidos el 17 de enero de 2003 y la demanda inicial fue
presentada el 30 de abril de 2003, según se lee al folio 5 del dicho
cuaderno, es decir 3 meses y 13 días después de la fecha de despido
de los actores, no cabe duda de que “la presente acción de reintegro
fue propuesta extemporáneamente, porque cuando ese hecho se
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produjo, ya de antemano se había vencido los 2 meses que tenían
los señores López y Covaleda para reclamar judicialmente su
reintegro al empleo, pues tal plazo de 2 meses expiró legalmente el
17 de marzo de 2003. O sea que cuando se introdujo la demanda
inicial de este juicio, ya estaba prescrito el término para
interponerla” (folio 16 ibídem).
Pues bien, desde el pórtico observa la Corte que el
juez colegiado no incurrió en los yerros probatorios y jurídicos que
el cargo le enrostra, por lo siguiente:
Hoy en día, tanto el derecho de negociación
colectiva, como la figura del conflicto colectivo de trabajo, ocupan
buena parte de la atención en la regulación de las llamadas
relaciones obrero-empleadores. De ahí la importancia y protección
dada por la Constitución Política en el artículo 55 que “garantiza el
derecho de negociación colectiva para regular las relaciones
laborales”. En igual sentido, encontramos los convenios de la
Organización Internación del Trabajo números 98 de 1949 “sobre el
derecho de sindicación y negociación colectiva” y 154 “sobre el
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fortalecimiento de la negociación colectiva”, aprobados por Colombia
mediante las Leyes 27 de 1976 y 524 de 1999, respectivamente.
De otra parte, la filosofía de los artículos 25 del
Decreto 2351 de 1965 y 36 del Decreto 1469 de 1978, no puede ser
otra que la de permitir que la negociación colectiva se desarrolle en
un ambiente de respeto recíproco entre los protagonistas sociales en
aras de obtener mejores, adecuadas o razonables condiciones de
trabajo.
Para lograr ello, los trabajadores que presentan un pliego
de peticiones gozan de un fuero que consiste en que no pueden ser
despedidos sin que medie justa causa durante los “términos legales
de las etapas establecidas para el arreglo colectivo”, en aras de que
la organización sindical no se vea debilitada en sus fines legales y
constituciones.
Así lo sostuvo está Corporación en sentencia de 28
de agosto de 2003, radicación número 20155:
“La norma bajo estudio (refiriéndose al artículo 25 del
Decreto 2351 de 1965), tal como lo determinó esta Sala en
sentencia de octubre 5 de 1998, contiene una verdadera
prohibición para el empleador y es la relacionada con
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despedir sin justa causa a partir del momento de serle
presentado el pliego de peticiones, a cualquiera de los
trabajadores que lo hubieren hecho, es decir, a los
miembros del sindicato si es este el que lo presenta o a los
que figuren expresamente en la lista correspondiente
cuando
lo
hace
un
grupo
de
trabajadores
no
sindicalizados.“El objeto de tal prohibición, que por tal razón
se extiende ‘durante los términos legales de las etapas
establecidas para el arreglo del conflicto’, es el de procurar
la intangibilidad de estos trabajadores con el fin de que no
resulten afectados por medidas que pueden tener contenido
retaliativo, y así mismo, la de evitar que se afecten las
proporciones entre trabajadores vinculados o no al
conflicto, para impedir que de tal forma se generen cambios
en las mayorías, que habrán de ser muy importantes al
momento de tomar determinaciones sobre el objetivo del
conflicto, como puede suceder cuando haya que decidir
entre la huelga y el arbitramento, o en el momento de
solicitarse este último iniciada ya la suspensión de
actividades, como también puede resultar importante la
proporción de sindicalizados frente al total de los
trabajadores de una determinada empresa, pues ello puede
determinar la eventual extensión de los beneficios que
lleguen a quedar plasmados como resultado del conflicto
colectivo.
En
precedencia
estrictez
los
preceptos
normativos
en
no reclaman un término especial para que opere el
fenómeno de la prescripción. Y siendo ello así, como efectivamente
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lo es, para efectos de determinar el tiempo en que prescriben las
acciones emanadas de la garantía foral de índole circunstancial,
riguroso se hace acudir a la regla general que los artículos 488 del
Código Sustantivo del Trabajo y 151 del Código Procesal del Trabajo
y de la Seguridad Social estatuyen, que es de tres años, que por ser
de orden público, no puede ser disminuido ni aumentado por las
partes o por el juez, salvo, desde luego, cuando lo establezca la ley
por medio de las excepciones, pero en este último evento, además
de que debe ser expresa,
la interpretación es estrictamente de
carácter restrictiva.
Por sabido se tiene que,
el legislador creó unas
excepciones a la mencionada regla general, dentro de las cuales no
contempló las acciones de fuero circunstancial, entre ellas están: a)
la acción de reintegro por fuero sindical – artículo 118 A del Código
Procesal del Trabajo y de la Seguridad Social, adicionado por el
artículo 49 de la Ley 712 de 2001, que es de 2 meses; y b) la
concerniente con los eventos en que un
trabajador que a 1º de
enero de 1991 llevaba 10 o más años de servicios y sea despedido
sin justa causa (artículo 8º, numeral 5º del Decreto 2351 de 1965,
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parágrafo transitorio de artículo 6º de la Ley 50 de 1990), en cuyo
caso la acción de reintegro prescribe en tres meses, según las
palmarias voces del numeral 7º del artículo 3º de la Ley 48 de 1969.
De manera que, si el fuero bajo examen
se
presenta dentro de una situación particular y el legislador,
conocedor de ello, no estableció un término especial para la
prescripción de la acción de reintegro por fuero circunstancial, no
queda otro sendero que echar mano a la regla general de tres años,
sin que sea dable pregonar la necesidad de acudir a los principios
generales del derecho, analogía u otras figuras, puesto que no
existe, en absoluto, vacío legal y pretenderlo así sería tanto como
desconocer la pluricitada regla general.
Ahora bien, para la Corte tanto el fuero sindical
como el circunstancial son expresiones palpables del desarrollo del
derecho de asociación
que buscan su efectividad y que en
nuestro país se halla garantizado y protegido celosamente por la
Constitución Política, entre otros, en los artículos 38, 39, 55 y 56, y
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en el Código Sustantivo del Trabajo en los artículos 353 a 451.
Asimismo, encuentra su fuente en los Convenios de la Organización
Internacional del Trabajo, en especial, los 87, 98 y 151, aprobados
mediante las leyes 26 y 27 de 1976 y 411 de 1997.
Pero a pesar de que dichas figuras jurídicas
emanan del derecho de asociación, existen visibles diferencias que,
sin pretender, desde luego,
agotar el tema, se exponen a
continuación:
1º) Fuente legal.
Fuero Circunstancial: Artículos 25 del Decreto 2351
de 1965 y 10º del Decreto 1373 de 1966.
Fuero Sindical: Artículo 405 Código Sustantivo del
Trabajo, modificado por el artículo 1º del decreto 204 de 1957.
2º) A quiénes cobija.
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Expediente 29822
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Fuero Circunstancial: a “los trabajadores que
hubieren presentado al patrono un pliego de peticiones” que
comprende a los “afiliados al sindicato o a los no sindicalizados”.
Luego, es patente que esta garantía foral también protege a los
trabajadores no sindicalizados que presenten un pliego de peticiones
tendientes a la firma de un pacto colectivo. Se impone recordar lo
que la Corte en sentencia de 11 de mayo de 2006, radicado 26726,
razonó en el sentido de que están excluidos de este fuero los
trabajadores que desempeñen cargos de alta dirección o jerarquía
dentro de la empresa, con capacidad de compromiso y de
representación, dado que no pueden “pretender estar acogido por el
pliego de peticiones que la organización sindical presentó, en tanto
los intereses empresariales, de los cuales en su calidad de alto
directivo lo comprometían, estaban en contraposición con los suyos
propios, lo que resulta inadmisible”.
Fuero Sindical: a los fundadores de un sindicato;
los trabajadores que, con anterioridad a la inscripción en el registro
sindical, ingresen al sindicato; los miembros de la junta directiva y
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subdirectivas de todo sindicato, federación o confederación de
sindicatos, sin pasar de cinco (5) principales y cinco (5) suplentes, y
los miembros de los comités seccionales, sin pasar de un (1)
principal y un (1) suplente; y a dos (2) de los miembros de la
comisión estatutaria de reclamos, que designen los sindicatos, las
federaciones o confederaciones sindicales.
Entonces, para poder gozar de fuero sindical, el
trabajador debe estar afiliado a la organización sindical. Expuesto de
otra manera, los trabajadores no sindicalizados no pueden ser
protegidos a través de esta figura.
3º) Periodo en que opera la protección.
Fuero Circunstancial: desde el momento de la
presentación del pliego de peticiones al empleador hasta que se
haya solucionado el conflicto colectivo mediante la firma de la
convención o del pacto, o quede ejecutoriado el laudo arbitral, si
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fuere pertinente o en aquellos casos en donde se verifique la
terminación anormal del conflicto colectivo.
Fuero Sindical: a los fundadores de un sindicato,
desde el día de su constitución hasta dos (2) meses después de la
inscripción en el registro sindical, sin exceder de seis (6) meses; a
los trabajadores que, con anterioridad a la inscripción en el registro
sindical, ingresen al sindicato, para quienes el amparo rige por el
mismo tiempo que para los fundadores; los miembros de la junta
directiva
y
subdirectivas
de
todo
sindicato,
federación
o
confederación de sindicatos, se hará efectivo por el tiempo que dure
el mandato y seis (6) meses más; y a dos (2) de los miembros de la
comisión estatutaria de reclamos, por el mismo período de la junta
directiva y por seis (6) meses más. En caso de cambio en los
miembros de la Junta Directiva, el antiguo miembro continúa
gozando del fuero durante los tres (3) meses subsiguientes, a menos
que la sustitución se produzca por renuncia voluntaria del cargo
sindical antes de vencerse la mitad del periodo estatutario o por
sanción disciplinaria impuesta por el sindicato, en cuyos casos el
fuero cesa ipso facto para el sustituido; y en los casos de fusión de
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Expediente 29822
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dos o más organizaciones sindicales, siguen gozando de fuero los
anteriores directores que no queden incorporados en la Junta
Directiva renovada con motivo de la fusión, hasta tres (3) meses
después de que ésta se realice.
4º) Para qué los ampara.
Fuero Circunstancial: Para no ser despedidos sin
justa causa, desde el momento de la presentación del pliego de
peticiones al empleador hasta que se haya solucionado el conflicto
colectivo mediante la firma de la convención o del pacto, o quede
ejecutoriado el laudo arbitral, si fuere pertinente, o en aquellos
casos en donde se verifique la
terminación anormal del conflicto
colectivo. En el evento en que el empleador considere que un
trabajador incurrió en una de justa causa, no es imperativo
que
acuda previamente ante el juez del trabajo para solicitar el permiso
para terminar el contrato de trabajo, la justeza o no se determina
posteriormente al fenecimiento de la relación laboral.
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Expediente 29822
Corte Suprema de Justicia
Fuero Sindical: Para: (i) no ser despedidos; (ii) ni
desmejorados en sus condiciones de trabajo; y (iii) ni trasladados a
otros establecimientos de la misma empresa o a un municipio
distinto, sin justa causa, previamente calificada por el juez del
trabajo.
5º) Trámite procesal.
Fuero Circunstancial: Por no consagrar la ley un
trámite especial, el asunto se surte a través de un proceso ordinario
de primera instancia.
Fuero Sindical: De conformidad con el capítulo XVI
del Código Procesal del Trabajo y de la Seguridad Social, se debe
tramitar por medio de un procedimiento especial.
6º) Contestación de la demanda.
Fuero Circunstancial: El término para contestar el
escrito inaugural del proceso es dentro de los 10 días siguientes a la
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notificación del auto admisorio de la demanda, vale decir, por fuera
de audiencia pública.
Fuero Sindical. Se contesta dentro de audiencia
pública.
7º) Notificación de la sentencia de segunda
instancia.
Fuero Circunstancial: se profiere en audiencia
pública de juzgamiento, por lo tanto se notifica en estrado, estén o
no presentes las partes.
Fuero Sindical: se falla de plano, dado que no hay
audiencia pública y por ello se notifica por edicto.
8º) Procedencia del Recurso Extraordinario
de Casación.
Fuero Circunstancial: Contra la decisión de primera
y segunda instancia procede el recurso de casación, en el primer
evento per saltum, de cumplirse los requisitos establecidos en la ley.
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Fuero Sindical: no es viable el recurso de casación.
9º) Prescripción:
Fuero Circunstancial: 3 años contados a partir de la
fecha del despido.
Fuero Sindical: Las acciones que emanan del fuero
sindical prescriben en dos (2) meses. Para el trabajador este término
se contará desde la fecha de despido, traslado o desmejora.
10º) Concurrencia de fueros.
Pueden existir eventos en los cuales en un mismo
trabajador confluya el fuero sindical y circunstancial. Bajo esta
arista, aquél podrá ejercitar las dos acciones ante el juez
competente e incluso ventilarse simultáneamente, eso sí, respetando
los trámites pertinentes.
En este orden de consideraciones, aunque la Sala
no desconoce que entre las dos figuras existe la misma génesis y
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Expediente 29822
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objetivo, en su cristalización se distinguen algunas similitudes, en
esencia, en cuanto a su finalidad, prohibición
de despido y sus
consecuencias de ineficacia, son insoslayables las diferencias que
quedaron plasmadas.
De suerte que, si los contratos
de trabajo
terminaron por decisión del empleador el 17 de enero de 2003
(folios 2, 8 y 19, del cuaderno 1) y la demanda se presentó el 30 de
abril de 2003 (folio 5 ibídem), no hay duda que fue elevada dentro
del término estipulado en los artículos 488 del Código Sustantivo de
Trabajo y 151 del Código Procesal del Trabajo y de la Seguridad
Social , es decir, dentro de los tres años siguientes a la terminación
de la relación laboral, por lo que forzoso resulta concluir que el
Tribunal no incurrió en los yerros probatorios que el ataque le
endilga y mucho menos de naturaleza jurídica.
Puestas así las cosas, el cargo no tiene la suficiente
vocación de salir triunfante.
República de Colombia
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Expediente 29822
Corte Suprema de Justicia
En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de
Justicia, Sala de Casación Laboral, administrando justicia en nombre
de la República de Colombia y por autoridad de la ley, NO CASA la
sentencia dictada el 22 de marzo de 2006, por el Tribunal Superior
del Distrito Judicial de Medellín, en el proceso que LUZ MARINA
COVALEDA
ECHAVARRIA
y
NESTOR
RAUL
LOPEZ
ROJAS
promovieron contra la UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARINA.
Costas en recurso extraordinario a cargo de la
recurrente, por cuanto hubo oposición.
Cópiese, notifíquese, publíquese y devuélvase al
Tribunal de origen.
ISAURA VARGAS DIAZ
República de Colombia
28
Expediente 29822
Corte Suprema de Justicia
ELSY DEL PILAR CUELLO CALDERON
GUSTAVO JOSE GNECCO MENDOZA
EDUARDO LOPEZ VILLEGAS
LUIS JAVIER OSORIO LOPEZ
FRANCISCO JAVIER RICAURTE GOMEZ
CAMILO TARQUINO GALLEGO
MARIA ISMENIA GARCIA MENDOZA
Secretaria
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