En efecto Carlos Javier, has elegido la afirmación más polémica de mi intervención, la cual precisamente había resaltado entre otros motivos, por eso mismo. Simplemente había planteado la afirmación, sin desarrollar los argumentos sobre los cuales sustentarla, cosa que voy a intentar hacer ahora. En primer lugar, decir que (lógicamente) estoy en desacuerdo con tu afirmación de que mi proposición no encuentra apoyo en la tradición del pensamiento socialista, por cuanto las grandes corrientes del socialismo, tanto marxistas como anarquistas, pregonan la erradicación del capitalismo como una de las causas principales de las desigualdades humanas y de la opresión. En este contexto, pues, es en el que hay que interpretar mi afirmación: Si estamos ayudando a sostener la viabilidad de una empresa PRIVADA a costa de los derechos humanos de sus trabajadorxs, en aras de la conservación de determinado número de puestos de trabajo, estamos sosteniendo el capitalismo. Por muy triste que pueda ser, no es menos cierto. Entiendo no obstante tu inquietud en cuanto a las CONSECUENCIAS de tal actitud: De un lado la preocupación de lxs trabajadorxs por la conservación de su sustento, es decir del trabajo, y de otro la mediatización y falsificación a que tan acostumbradxs nos tienen lxs adalides del capitalismo: La falta de viabilidad de la empresa es responsabilidad de la intransigencia de los sindicatos/lxs trabajadorxs, nos dicen. En cuanto a la segunda consecuencia, la de más “fácil” resolución, cabría decir que habría que oponer campañas mediáticas robustas y pedagógicas que desmantelen las campañas falaces antagónicas: La falta de viabilidad no es responsabilidad de lxs trabajadorxs, sino de lxs gestorxs. Mantener la viabilidad (que recordemos que, al final, en lenguaje capitalista quiere decir mantener los beneficios) a base de despedir personal o recortar sueldos y derechos LO SABE HACER CUALQUIERA, por tanto no es unx gran gestorx quien utiliza tal recurso, sino, como máximo, unx mediocre gestorx. El pago de los errores estratégicos de la política productiva y/o comercial de la empresa, no debe realizarlo el colectivo de trabajadorxs cuya función no era precisamente el establecimiento de tales estrategias, sino lxs responsables de las mismas. Habría que hacer notar a la sociedad, comenzando por lxs propixs trabajadorxs que aparentemente lo hemos olvidado, que la viabilidad del capitalismo se sostiene precisamente sobre la destrucción de los derechos de lxs trabajadorxs, de los derechos humanos de la ciudadanía y del expolio y destrucción ambiental. Es decir, que el sistema capitalista es intrínsecamente incompatible con los derechos humanos, como lo es también con la democracia. Curiosamente, cuando das tu argumentación más adelante en el comentario, pienso que apoya más mis tesis que las tuyas, esto es: “Antes al contrario, la legitimidad del socialismo sólo será evidente cuando las masas vean en él el único medio de garantizar y compatibilizar la viabilidad de las empresas con el desarrollo humano de sus trabajadores.” En efecto, pero ¿Cómo van a ver las masas que el único medio de garantizar y compatibilizar la viabilidad de las empresas con el desarrollo humano de sus trabajadores es el socialismo, si no hay socialismo? Esa tarea pedagógica es mucho más ingente que la de demostrar que el capitalismo no garantiza tal viabilidad, puesto que la evidencia está a la vista mientras que en la otra no hay ninguna evidencia (palpable, me refiero), excepto los ejemplos de socialismo estatalista burocratizado con los que nos bombardea el capitalismo (léase la extinta URSS por ejemplo y otros ejemplos manipulados). Naturalmente, si se optase por la filosofía de no apoyar el mantenimiento del capitalismo, las estrategias sindicales y hasta sus organizaciones deberían cambiar radicalmente, pero ese es un planteamiento que igualmente hay que realizar hoy, puesto que esas estrategias y organizaciones hoy, han fracasado. Respecto de la primera consecuencia, realmente las soluciones pueden parecer en algunos casos más difíciles y en otras incluso más complicadas de aplicar, pero no quiere decir que sean inexistentes. La primera y más obvia de dichas soluciones, sería la ocupación (o expropiación) de las empresas “inviables” o de algunas de sus plantas. Que yo recuerde, esta solución la utilizaron recientemente (y con éxito) trabajadorxs en Francia. Es evidente que soluciones de este estilo, por lo menos en la represiva España, requieren del apoyo de trabajadorxs externxs a la empresa, la recuperación del espíritu de acción unitaria, en caso contrario la victoria es muy difícil de conseguir. La segunda podría ser el forzamiento legislativo, que debería ser anterior a muchas de las acciones de cambio de titularidad. En la actualidad se utilizan las huelgas y otros tipos de movilizaciones contundentes como última arma en cualquier conflicto, y más con carácter defensivo, es decir, para evitar la destrucción de derechos ya adquiridos o puestos de trabajo, pero no siempre ha sido así. Como bien se ha encargado de recordarnos Pere Beneyto, hubo una época en que las huelgas también podían tener carácter reivindicativo de nuevos derechos, práctica que obtuvo grandes éxitos y que, sin embargo, prácticamente ha desaparecido. En el forzamiento legislativo consistiría pues, en la realización de huelgas y demás movilizaciones hasta conseguir revertir las legislaciones favorables al interés privado e individual, por legislaciones favorables a lxs trabajadorxs y al interés general. Esto podría basarse tanto en el uso del mencionado artículo 129.2 CE, como del artículo 128, puntos 1 y 2, que dicen literalmente: “1. Toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general. 2. Se reconoce la iniciativa pública en la actividad económica. Mediante ley se podrá reservar al sector público recursos o servicios esenciales, especialmente en caso de monopolio, y asimismo acordar la intervención de empresas cuando así lo exigiere el interés general.” Así, se podrían forzar cambios de titularidad en base al interés general, puesto que así está contemplado en la constitución, y dicha titularidad podría pasar a lxs trabajadorxs, porque así lo contempla el artículo 129. Podríamos pensar más sistemas para realizar cambios de titularidad en empresas cuya viabilidad se haga depender de los puestos de trabajo y/o derechos de lxs trabajadorxs. Es evidente que una vez la titularidad hubiese cambiado de manos, entonces lxs trabajadorxs podrían decidir cuáles serían las medidas a adoptar para conservar la viabilidad, entonces sí que tiene sentido tu afirmación de demostrarle a la sociedad que la única manera de compatibilizar viabilidad y derechos, es el socialismo. Sin embargo, estamos en la prehistoria de la lucha sindical por el socialismo, eso es una triste realidad, nuevamente, pero no quiere decir que debamos renunciar a esa lucha y dedicarnos al posibilismo y la inmediatez, puesto que de esta manera la perpetuación del capitalismo es segura, al menos hasta que nos carguemos nuestro hábitat y desaparezca la mayor parte de la humanidad. Por último decir que tu afirmación: “No te preguntes sólo que puede hacer el sindicalismo por ti, sino también qué puedes hacer tú por el sindicalismo.” creo que tiene sentido si nos referimos a los sindicatos institucionalizados, pero no a los autogestionados. Decir que me parece muy interesante tu aportación sobre la “Justicia económica”, aunque no lo he analizado en profundidad, creo que tiene algunos aspectos muy positivos y que se podría ampliar con algunas referencias a otros conceptos, y que de disponer de tiempo, realizaré algún comentario al respecto. Salut!!