PROMUEVEN ACCION DE AMPARO. SOLICITAN MEDIDA CAUTELAR. Señor Juez: JOSE ROBERTO LOPEZ, abogado de la matrícula y Presidente del Colegio Público de la Capital Federal; por derecho propio y en representación de la Institución que presido; Tº07 Fº873, junto con la Dra. Andrea Laura FALCONE, Tº 93, Fº 996, por derecho propio; patrocinados ambos por la Dra. Silvina Noemí NAPOLI Tº42, Fº425, con domicilio real y constituyendo el procesal en Av. Corrientes 1441, Piso 5º "Asesoría Letrada" (Zona de Notificación N° 107) domicilio electrónico 27-18047152-4, mail [email protected], ante S.S nos presentamos y decimos: I.- PERSONERIA Con las copias certificadas del Acta de Proclamación de Autoridades (Elecciones 2014/2016) del Colegio Público de Abogados de la Capital Federal (CPACF), de fecha 28 de mayo de 2014, y del Acta de Distribución de Cargos del Consejo Directivo de esa Institución, de fecha 4 de junio de 2014, acredito ser su Presidente, con domicilio real en la Av. Corrientes 1441/47 de la Capital Federal, y en tal carácter me presento. II.- OBJETO Venimos a iniciar Acción de Amparo contra la Resolución General Conjunta Nº 3673/2014 AFIP y 533/2014 ANSES, dictada en el marco de la Ley 26.970 que establece el régimen aplicable a la regularización de deudas previsionales de los trabajadores autónomos inscriptos o no en el Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), y los sujetos adheridos al régimen simplificado para pequeños contribuyentes (RS) – monotributistas, que impide la presentación de abogados, ya sea por poder o por patrocinio. 1 Esta acción se dirige contra la ADMINISTRACION NACIONAL DE SEGURIDAD SOCIAL (ANSES), con domicilio en la Avenida Paseo Colón 329, 7º Piso, de esta Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Se solicita se ordene a la ANSES recibir a todo abogado que se presente ante el organismo, ya sea con poder o por patrocinio, sin restricciones ni limitaciones arbitrarias e ilegales, a fin de tramitar la inclusión de ciudadanos argentinos a la moratoria implementada por la Ley Nº 26.970. Asimismo, y como medida cautelar, venimos a solicitar que se suspenda la aplicación de la Resolución General Conjunta Nº 3673/2014 AFIP y 533/2014 ANSES, en la medida que su texto ha sido utilizado por la ANSES para prohibir la actuación de profesionales abogados, cercenando su derecho de trabajo y el debido proceso adjetivo. III.- LEGITIMACIÓN DEL CPACF El CPACF es parte interesada para promover la presente Acción de Amparo, teniendo legitimación procesal suficiente en representación de sus colegiados, de conformidad con lo establecido por el artículo 21 inciso j) de la Ley 23.187 que le confiere la debida legitimación procesal autónoma, para ejercer la “acción pública”, en concordancia con el artículo 43 CN y doctrina de la Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJN). El CPACF fue creado por Ley 23.187 con el carácter, derechos y obligaciones de las personas jurídicas de derecho público, conforme lo establece el artículo 17 de dicha norma; y por esta ley, tiene el deber de defender a sus miembros, los abogados matriculados, para asegurarles el libre ejercicio de la profesión conforme a las leyes y velar por su dignidad (artículo 20 inc. c). 2 Tiene como deber insoslayable, tal lo establecido en el artículo 1° Ley 23.187 que "... La protección de la libertad y dignidad de la profesión del abogado forma parte de las finalidades de esta ley y ninguna de sus disposiciones podrán entenderse en un sentido que menoscabe o restrinja", por lo que se hace ineludible asumir la defensa de los profesionales cuando se encuentran amenazados en sus legítimos derechos. Adviértase que la inviolabilidad del ejercicio profesional en todos sus órdenes es una finalidad que la Ley 23.187 encarga específicamente al CPACF, dotándolo expresamente de facultades para surgir en su defensa y ejercer la Acción Pública. En efecto, el artículo 21, de la ley 23.187 sostiene que, para el cumplimiento de sus finalidades, el CPACF “Ajustará su funcionamiento a los siguientes funciones, deberes y facultades: inciso j Tutelará la inviolabilidad del ejercicio profesional en todos sus órdenes, estando investido a esos efectos de la legitimación procesal para ejercitar la acción pública” Por otro lado, el contenido esencial del derecho a la tutela judicial efectiva, ante el posible vacío normativo sobre la acción y el proceso, ha de ser suplido para dar aplicación a la Constitución Nacional (CN), pues entre sus derechos fundamentales se encuentra el derecho a la jurisdicción. En ese sentido la CSJN, ha expresado: "Que es función indeclinable de los jueces el resolver las causas sometidas a su conocimiento, teniendo como norte el asegurar la efectiva vigencia de la Constitución Nacional, sin que puedan desligarse de este esencial deber, so color de limitaciones de índole procesal. Esto es especialmente así, si se tiene en cuenta que las normas de ese carácter deben enderezarse a lograr tal efectiva vigencia y no a turbarlas". (CSJN, Fallo del 27/12/90 "in re" Peralta, Luis c/ Estado Nacional - Ministerio de Economía Banco Central de la República Argentina s/ Amparo, publicado en LA LEY 1991-C, 158 y en ED del 24/4/91). En cuanto al ejercicio de las facultades que le han sido delegadas a mi mandante, en el caso "Ferrari, Alejandro c/ 3 Gobierno Nacional", (sentencia del 18/9/85 - LL T. 1985-E, pág. 345 y ss.) la CSJN ha declarado: "... Que así se ha admitido la delegación en organismos profesionales de control del ejercicio regular de sus labores y un régimen adecuado de disciplina y se ha señalado que al margen del juicio que merezca el sistema adoptado por el legislador, su razonabilidad está avalada por el directo interés de sus miembros en mantener el prestigio de su profesión, así como porque cabe reconocerles autoridad para vigilar la conducta ética en el ejercicio de aquélla..." Así también en el mencionado fallo "Ferrari" se establece que el CPACF, "es una estructura representativa de intereses sectoriales, de grupo o clase..., integrado por miembros que se reúnen para la gestión y defensa de sus intereses y la promoción u ordenación común del sector a que pertenecen.. …Los Colegios no tutelan sólo los intereses de la clase profesional, sino también indirectamente- los de - aunque más no sea personas extrañas a ella, esto es, los de los ciudadanos en cuanto que son, de hechos potencialmente, clientes de los profesionales inscriptos… …La defensa a los miembros del Colegio para asegurarles el libre ejercicio de la profesión conforme a las leyes... está íntimamente ligado a la matriculación y al ejercicio profesional. Aquél que lleva la matrícula, que habilita para ejercer la profesión,... debe también proveer lo necesario para preservar dicho derecho...". Sin duda, a través de la doctrina de nuestro más Alto Tribunal ha quedado instituida la función y razón de existencia del Colegio profesional, no sólo para los fines de control, sino también para la defensa irrestricta de la libertad, dignidad y ejercicio profesional del abogado en su misión de defender la vigencia del Estado de Derecho. El espíritu de la ley de creación del CPACF ha sido el de generar un organismo rector que proteja la libertad y la dignidad de la profesión del abogado, la vigencia de la CN y las Instituciones de la República. Los abogados nucleados en un ente que los representa, más allá de establecer una mera comunidad de funciones e intereses, perseguimos objetivos de conveniencia o interés público trascienden aspectos meramente sectoriales. 4 que La legitimación del CPACF ha sido ampliamente reconocida en numerosos pronunciamientos; así se ha expresado que: “…El C.P.A.C.F., creado por ley 23.187, puede actuar como parte en juicio, toda vez que resulta ser una persona de derecho público, desde que no se lo concibe como una asociación del derecho común, a la cual se es libre de asociarse o de no asociarse, para la defensa de intereses sectoriales, sino como el órgano que en el ámbito de la delegación transestructural de las funciones estaduales es revestido de naturaleza pública para llevar adelante el cumplimiento de un cometido público que se le encomienda, cual es el de controlar el ejercicio de la profesión con arreglo a las pautas preestablecidas en resguardo de los intereses, no de los abogados individual o sectorialmente, sino de la comunidad que necesita del concurso de éstos para garantir el afianzamiento, motivo principal por el que dicho órgano ha de gobernar la matrícula” CSJN, 26/06/1986, Fallos 308:987 “Debe reconocerse legitimación a las asociaciones profesionales para interponer acción de amparo en defensa de los derechos de sus representados… pues la recepción de dicha vía procesal por la Constitución Nacional como derecho inalienable de toda persona para obtener la tutela judicial, desautoriza una interpretación restrictiva que impida la actuación de dichas entidades para cumplir con su función específica.” CNTrab., Sala II, 2000/06/30, LL 2000-D, 180. En el mismo sentido la jurisprudencia ha sostenido: “…En principio debe dejarse en claro que, desde la reforma de la Constitución Nacional de 1994, esta acción puede ser promovida por las asociaciones contra ´cualquier acto de discriminación´. En el plano legal, además, no es dudoso que los respectivos Colegio profesionales gozan de suficiente legitimación para velar por los intereses de sus integrantes”, Juz. Nac. 1° Instancia en lo Contencioso Administrativo Federal N° 4, fallo confirmado por la Cámara del fuero, que entendió que el Colegio Público puede demandar en defensa de los derechos de todos los abogados, conforme lo ha resuelto la CNFed. Contencioso Administrativo, Sala III, en los autos “C.P.A.C.F. c/ Sec. de Estado y Rel. 5 de la Com. (Dir. Nac. de Migraciones) s/ Amparo Ley 16.986, causa 6128/96, 17/IV/97. La ampliación de la legitimación para interponer acciones colectivas ha sido reconocida por la moderna jurisprudencia – liderada por la CSJN en la postura expuesta por el Dr. Lorenzetti en el caso “Mujeres por la Vida” (fallos 329:4593), o el considerando 10 del voto del Dr. Maqueda en el caso “Defensor del Pueblo” del 26 de Junio de 2007 (330:2800), y finalmente a partir del caso “Halabi” (CSJN: 270.XLII. 24/02/2009) - ampliamente recibida por doctrina especializada. Agustín Gordillo sostiene “Pues es obvio que resultaría absurdo, teniendo una nueva Constitución con nuevos derechos y garantías de naturaleza colectiva, resolver que decenas de miles de estudiantes (no se olvide que una universidad grande tiene más de medio centenar de miles de alumnos) hagan decenas de miles de juicios individuales que tendrán decenas de miles de providencias iguales y decenas de miles de sentencias iguales; o decenas de miles o millones de obreros litiguen por lo mismo, o decenas de miles de abogados por su profesión” Agustín Gordillo, Jurisprudencia de 1997: Elogio a la Justicia, L.L. 1997-F-1318. En el presente caso, la legitimación procesal del CPACF se verifica con total claridad, por cuanto se afectan derechos y garantías de todos los abogados que pretendan ejercer su profesión en el ámbito previsional ante la ANSES. Se trata, entonces, de un “interés colectivo” afectado, el interés de los abogados de ejercer libremente su profesión. Por imperio del artículo 43 CN, el CPACF como institución que núclea y defiende a los abogados, tiene, entonces, “legitimación” para ejercer la presente acción. La CSJN, con fundamento en la analogía existente entre el amparo y la pretensión declarativa, cuando en ambas se 6 persigue la declaración de inconstitucionalidad de una norma, sostuvo que tienen derecho a reclamar en protección de tales derechos, todos aquellos que han sido legitimados en el artículo 43, CN. (Conf. CSJN, “Asociación de Grandes Usuarios de Energía Eléctrica y Provincias de Buenos Aires” JA, 1998-I-309; Fallos: 320:690, citado por Arodin Valcarce, Derecho Procesal Constitucional, Adolfo Rivas, 1º Ed. Buenos Aires, Ad-Hoc, 2003). Es por ello que solicitamos que la presente acción tenga efecto erga omnes con basamento en los autos “Halabi, Ernesto c/P.E.N. Ley 25.873 Dto.1563/04 s/Amparo ley 16986”, haciendo extensivo su alcance a todos los abogados matriculados en el CPACF. En dichos autos la CSJN ha dicho: “Que la Constitución Nacional admite en el segundo párrafo del art. 43 una tercera categoría conformada por derechos de incidencia colectiva referentes a intereses individuales homogéneos. Tal sería el caso de los derechos personales o patrimoniales derivados de afectaciones al ambiente y a la competencia, de los derechos de los usuarios y consumidores como de los derechos de sujetos discriminados. En estos casos no hay un bien colectivo, ya que se afectan derechos individuales enteramente divisibles. Sin embargo, hay un hecho, único o continuado, que provoca la lesión a todos ellos y por lo tanto es identificable una causa fáctica homogénea. Ese dato tiene relevancia jurídica porque en tales casos la demostración de los presupuestos de la pretensión es común a todos esos intereses, excepto en lo que concierne al daño que individualmente se sufre. Hay una homogeneidad fáctica y normativa que lleva a considerar razonable la realización de un solo juicio con efectos expansivos de la cosa juzgada que en él se dicte, salvo en lo que hace a la prueba del daño...”. “…Frente a esa falta de regulación que, por lo demás, constituye una mora que el legislador debe solucionar cuanto antes sea posible, para facilitar el acceso a la justicia que la Ley Suprema ha instituido, cabe señalar que la referida disposición constitucional es claramente operativa y es obligación de los jueces darle eficacia, cuando se aporta nítida evidencia sobre la afectación de 7 un derecho fundamental y del acceso a la justicia de su titular. Esta Corte ha dicho que donde hay un derecho hay un remedio legal para hacerlo valer toda vez que sea desconocido; principio del que ha nacido la acción de amparo, pues las garantías constitucionales existen y protegen a los individuos por el solo hecho de estar en la Constitución e independientemente de sus leyes reglamentarias, cuyas limitaciones no pueden constituir obstáculo para la vigencia efectiva de dichas garantías (Fallos: 239:459; 241:291 y 315:1492)”. “La eficacia de las garantías sustantivas y procesales debe ser armonizada con el ejercicio individual de los derechos que la Constitución también protege como derivación de la tutela de la propiedad, del contrato, de la libertad de comercio, del derecho de trabajar, y la esfera privada, todos derechos de ejercicio privado. Por otro lado, también debe existir una interpretación armónica con el derecho a la defensa en juicio, de modo de evitar que alguien sea perjudicado por una sentencia dictada en un proceso en el que no ha participado (doctrina de Fallos: 211:1056 y 215:357)” .CSJN: 270.XLII. 24/02/2009 'Halabi, Ernesto c/ P.E.N. - ley 25.873 - dto. 1563/04 s/ amparoley16.986' Por medio del fallo citado la CSJN, pretorianamente, ha delineado los caracteres que debe reunir una acción colectiva que tiene por objeto la protección de los derechos individuales homogéneos, estableciendo tres requisitos de procedencia: 1.- La existencia de un hecho único o complejo que causa una lesión a una pluralidad relevante de derechos individuales. En la presente acción, la aplicación de la normativa impugnada por ilegal e inconstitucional genera una lesión de imposible reparación ulterior, al oponerse a la actuación profesional de los abogados en el ámbito de la ANSES, limitando con ello el ejercicio de la profesión, vedando el derecho a trabajar y el derecho de propiedad de los matriculados del CPACF. 8 El hecho único es el dictado de la Resolución Conjunta Nº 3674 (AFIP) y 533/2014 (ANSES) que lesiona y conculca derechos constitucionales de los abogados matriculados, a saber: derecho al trabajo, a la propiedad, igualdad, defensa en juicio, y los principios de seguridad jurídica, razonabilidad y tutela legal efectiva. 2.- La pretensión debe estar concentrada a los efectos comunes que produce un mismo hecho para toda la clase afectada. La Resolución General Conjunta impugnada revela que alcanza a todo el universo de abogados que en esta causa representa el CPACF, puesto que les veda la posibilidad de ejercer su profesión de abogado en el ámbito previsional a cargo de la ANSES, al negarles el asesoramiento y representación en el trámite jubilatorio al beneficiario de dicho sistema. 3.- Que el interés individual considerado aisladamente no justifique la promoción de una demanda y de esta forma se vea afectado el acceso a la justicia. Al respecto, cabe destacar que si bien cada abogado, de forma individual, puede sentirse afectado por la normativa en crisis, no hay dudas que la naturaleza colectiva de estos intereses involucrados lleva a la indefectible conclusión que lo más eficiente resulta ser una Acción de Clase. Cumpliéndose así palmariamente con los requisitos pretorianos que estableció la CSJN y de conformidad con el artículo 43 CN, el CPACF se encuentra debidamente legitimado para instar esta Acción de Amparo, haciendo ciertos los derechos contenidos en los artículos 14, 14bis, 16, 17, 18, 28, 31 y 33 de la CN. Se recuerda que el control de constitucionalidad es una facultad de los jueces que establece la CN (art.33) y sostener la observancia de la CN es uno de los fines del Poder Judicial (Ley 27, 9 artículo 3) lo que determina la imperiosidad inexcusable del examen de constitucionalidad que se solicita se realice a la Resolución General Conjunta Nº 3673/2014 AFIP y 533/2014 ANSES, en el presente caso. La CSJN ha señalado desde antiguo: “…no son, como puede creerse, ‘las declaraciones, derechos y garantías’, simples fórmulas teóricas: cada uno de los artículos y cláusulas que las contienen poseen fuerza obligatoria para los individuos, para las autoridades y para toda la Nación. Los jueces deben aplicarla en la plenitud de su sentido, sin alterar o debilitar con vagas interpretaciones o ambigüedades la expresa significación de su texto. Porque son la defensa personal, el patrimonio inalterable que hace de cada hombre, ciudadano o no, un ser libre o independiente dentro de la Nación Argentina…” (Fallos: 239:459 – Caso Siri). En el caso “Carranza” (Informe N° 30/97, caso N° 10.087), resuelto el 30 de septiembre de 1997, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos efectuó un análisis relevante para nuestro caso. Al interpretar, en esa ocasión el artículo 8.1., la Comisión concluyó que los Tribunales de la República Argentina habían violado esa disposición al negarse a tratar la impugnación de la separación de un juez de su cargo, ocurrida durante la dictadura militar, con base en la doctrina de las “cuestiones políticas no justiciables”. Al fundar su solución, la Comisión señaló que “…La garantía del peticionario de ejercer una adecuada defensa de su pretensión legal se vio lesionada, pues finalmente su ejercicio resultó ilusorio. En consecuencia, en el presente caso, la decisión del Superior Tribunal de Chubut ratificada por la Corte Suprema de Argentina, resultó violatoria del derecho al debido proceso consagrado en el artículo 8 de la Convención Americana…”. La Comisión consideró que en el caso existía una violación al artículo 25.1., luego de reconocer que el peticionante había tenido libre acceso a un recurso judicial para impugnar la decisión de las autoridades políticas, agregó que “…el derecho a la tutela judicial 10 efectiva previsto en el artículo 25 no se agota con el libre acceso y desarrollo del recurso judicial. Es necesario que el órgano interviniente produzca una conclusión razonada sobre los méritos del reclamo, que establezca la procedencia o improcedencia de la pretensión jurídica que, precisamente, da origen al recurso judicial. Es más, esa decisión final es el fundamento y el objeto final del derecho al recurso judicial reconocido por la Convención Americana en el artículo 25, que estará también revestido por indispensables garantías individuales y obligaciones estatales (artículos 8 y 1.1.)…”. En efecto, tal como lo señaló la Comisión Interamericana de Derechos Humanos: “…Las garantías a la tutela judicial efectiva y el debido proceso imponen una interpretación más justa y beneficiosa en el análisis de los requisitos de admisión a la justicia, al punto que por el principio ‘pro actione’, hay que extremar las posibilidades de interpretación en el sentido más favorable al acceso a la jurisdicción…” (Caso “Palacios c. Argentina”, Informe N° 105/99, consid. 61, L.L. 2000-F-549). En tal sentido, la CSJN expresó: “…siguiendo el modelo de la jurisprudencia de los Estados Unidos de América, es inherente a las funciones de un tribunal judicial interpretar las normas que confieren dichas potestades para determinar su alcance, sin que tal tema constituya una ‘cuestion política’ inmune al ejercicio de la jurisdicción (‘Baker v. Carr’ 369 U.S. 186). Ello, porque – tal como luego se desarrollará – esclarecer si un poder del Estado tiene determinadas atribuciones, exige interpretar la Constitución y tal misión permitirá definir en qué medida – si es que exista alguna – el ejercicio de ese poder puede ser sometido a revisión judicial’ (‘Powell v. Mc. Cormack’ 396 U.S. 486)…” (Fallos: 324:3358, considerando 4°, Caso Bussi). La cuestión aquí planteada por el CPACF, es justiciable y se encuentra contenida en el marco conceptual establecido por el artículo 116 de la CN, por ello corresponde a S.S., examinar el flagrante apartamiento constitucional que motiva este amparo bajo los dictados del artículo 43 del mismo cuerpo normativo ya que, no sólo están ampliamente cumplidos los requisitos 11 expresados por la CSJN en “Halabi” sino que, principios de economía procesal también fundan la solicitud. Por estas razones, no puede este CPACF dejar de defender lo que su Ley Orgánica le manda como deber primario del abogado: “Observar fielmente la Constitución Nacional y la legislación que en su consecuencia se dicte” -inc. a) artículo 6º, Ley 23.187. Seguramente S.S. coincidirá con esta parte en que debemos aunar esfuerzos para defender el Estado de Derecho, y asegurar la libertad, igualdad de oportunidades y protección de todos y cada uno de los derechos constitucionales cuyo pleno reconocimiento se reclaman a través de la presente Acción. IV.- PROCEDENCIA DE ESTA ACCION DE requisitos de AMPARO – PRESUPUESTOS DE ADMISIBILIDAD El procedencia de la artículo 43 CN establece acción de amparo, los que se encuentran debidamente cumplidos en la presente causa, a saber: 1) Existe un acto de autoridad pública: el dictado de la Resolución General Conjunta Nº 3673 (AFIP) y 533/2014 (ANSES). 2) Que en forma inminente amenaza: esta amenaza se vincula con la existencia de circunstancias que ponen en real, efectivo e inminente peligro derechos y garantías de todos los abogados que pretendan ejercer su profesión en el ámbito previsional. Es de público conocimiento la lesión que genera el dictado de la Resolución General Conjunta Nº 3673 (AFIP) y 533/2014 (ANSES), afectando directamente la actuación profesional de los abogados en el ámbito de la ANSES, limitando el ejercicio profesional y vedando el derecho a trabajar de los matriculados del CPACF. 12 3) Conculca con ilegalidad y arbitrariedad manifiesta derechos fundamentales y garantías reconocidas por la CN y los instrumentos internacionales sobre derechos humanos con jerarquía constitucional: Cuando las disposiciones de una Resolución General como la que se tacha de inconstitucionalidad en la presente acción, que claramente no respetan los preceptos constitucionales, la arbitrariedad e ilegalidad es manifiesta. Con normativa impugnada se violan los derechos de Propiedad, Igualdad, Trabajo, Defensa en Juicio, y los principios de Seguridad Jurídica, Razonabilidad y Tutela Legal Efectiva. 4) En cuanto al recaudo: “medio judicial más idóneo”, para la situación planteada no existe un remedio judicial alternativo que sea expedito, rápido y que, garantizando una decisión oportuna de jurisdicción, resguarde los derechos y principios fundamentales conculcados. Estamos ante una cuestión de pleno derecho, donde no es necesario un amplio debate o la producción de prueba. En este sentido, pensemos qué consecuencias traería la utilización de la vía ordinaria, aún en el supuesto de alcanzar una sentencia de primera instancia favorable: un proceso lento y engorroso que podría durar años y que se devoraría la pretensión procesal. 5) La ostensible inconstitucionalidad de la Resolución General Conjunta Nº 3673 (AFIP) y 533/2014 (ANSES), cuya declaración se persigue mediante esta acción de amparo, es cuestión judiciable. En nuestro ordenamiento jurídico, artículo 31 CN, la voluntad del Constituyente prima sobre la del Legislador, por lo que, atento las facultades de control de constitucionalidad de las leyes confiado por la CN al Poder Judicial, corresponde que éste intervenga cuando tales derechos se desconozcan o se encuentren amenazados. 13 V.- ANTECEDENTES Deviene imprescindible atenerse a los antecedentes que dan explicación a la situación actual, cuya cabal comprensión son fundamento necesario y suficiente para impugnar la normativa que hoy afecta el libre y digno ejercicio de la profesión de abogado, creando sucesivos obstáculos y negativas de atención, fundamentalmente para la obtención de turnos ante la ANSES a fin de iniciar trámites jubilatorios, para la obtención de informes respecto de trámites iniciados y frente a la imposición de nuevos y renovados requisitos a los profesionales, que no son más que impedimentos al trabajo profesional. Cabe recordar que la Asociación Civil de Abogados Previsionalistas, con el acompañamiento judicial del CPACF, y la Asociación de Abogados de Buenos Aires, dedujeron la acción prevista en el art. 43 C.N. contra el Estado Nacional, Ministerio de Trabajo y el Empleo (M.T. y E.), Secretaría de Seguridad Social y contra la Administración Nacional de la Seguridad Social, con la finalidad de que cesen las restricciones ilegales y arbitrarias que se imponen a los abogados que, en ejercicio del mandato de un tercero, aspiran a iniciar trámites para obtener prestaciones previsionales; por dificultar el libre ejercicio de la profesión e impedir que dicho desempeño se efectúe con la debida dignidad y decoro, y hagan efectivo el fiel cumplimiento de la Ley Nacional de Procedimientos Administrativos Nº 19549 (LPA) y su decreto reglamentario 1759/72. Se fundó la presentación en la necesidad de garantizar el derecho a peticionar a las autoridades frente a toda solicitud de prestaciones efectuada por un abogado como mandatario de terceros, y que ésta sea recibida en el día hábil administrativo en la Unidad de Atención a Profesionales, Paraná 451 Piso 1º, además de los que pudieran corresponder en el ámbito de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires o fuera de tal jurisdicción, considerando el domicilio del letrado apoderado, sin 14 otra exigencia sustancial o formal que las que resulten de la Ley Nacional de Procedimientos Administrativos y su Reglamentación. Con fecha 14 de septiembre de 2000 se dictó sentencia en primera instancia ordenando a la ANSES al cumplimiento cabal y preciso de la Ley de Procedimientos Administrativos, y prohibiendo a la ANSES la aplicación de cualquier procedimiento, o la exigencia de requisitos que dilaten el ejercicio del derecho de petición en representación de sus clientes. La Sala II de la Excma. Cámara de la Seguridad Social, confirmó la sentencia del Juez de Grado, resolviendo que si bien no puede desconocer la cantidad de reclamos que debe recibir el organismo y la absoluta necesidad de organizar adecuadamente la mejor manera de encarar su diligenciamiento y gestión de ruta, sin embargo, ajenos resultan a esa necesidad los particulares para quienes la dilación temporal, en la simple recepción de sus peticiones, puede redundar en serio perjuicio de su interés. La Asociación de Abogados Previsionalistas, con el acompañamiento del CPACF, había solicitado una medida concreta en defensa del derecho que asiste como letrados para peticionar en sede administrativa en defensa de los intereses de sus clientes; y que no es otra cosa que cualquier solicitud de prestaciones presentadas por un abogado como mandatario de terceros sea recibida en día hábil administrativo, en la Unidad de Atención a Profesionales en la sede de Paraná 451, piso 1º, de la Capital Federal, sin estar subordinada al sistema de turnos personales, telefónicos o virtuales y entendiendo que tal solicitud debe ser receptada en toda su amplitud, pues al ordenarse al Estado Nacional y sus organismos a satisfacerla no se hace otra cosa que cumplir con lo establecido en la ley sustantiva y satisfacer el derecho político básico de peticionar a las autoridades. 15 Finalmente la sentencia de Cámara dispuso rechazar el recurso de apelación interpuesto por la ANSES, admitir el recurso de las accionantes extendiendo la condena al entonces Ministerio de Trabajo y ordenó a los co-demandados que las peticiones formuladas por los letrados a nombre de sus representados sean recibidas en forma inmediata durante los días hábiles administrativos en la Unidad de Atención a Profesionales, sita en la sede de Paraná 451 Piso 1º de esta Ciudad de Buenos Aires- o en cualquier otra mesa de entradas y/o receptoría que se habilite a tales fines- sin otras exigencias sustanciales y/o formales que las que resulten de la Ley Nacional de Procedimientos Administrativos y su reglamentación. Lo anterior es bajo apercibimiento de imponer astreintes para el caso de incumplimiento. Cabe señalar que dicha sentencia se encuentra firme y consentida al no haber deducido ninguna de las partes recurso de apelación en su contra, aún cuando cabe aquí destacar que la codemandada ANSES dedujo un pedido de aclaratoria en orden a que si la manda precedentemente transcripta implicaba la prohibición de establecer el sistema de turnos personales telefónicos y otro similar, habiendo todos los integrantes del Tribunal rechazado el recurso. Ante el incumplimiento por parte de la ANSES de la sentencia firme, la Asociación de Abogados Previsionalistas, con el acompañamiento del CPACF, se presento a fin de ejecutar la resolución. En ABOGADOS autos “ASOCIACIÓN PREVISIONALISTAS Y OTROS CIVIL c/ DE ESTADO NACIONAL – ANSES s/ AMPAROS Y SUMARISIMOS” Expte. Nº 37033/0, en trámite ante el Juzgado Federal de Primera Instancia de la Seguridad Social Nº 8, Secretaría 1, resolvió el Juez de Grado, con fecha 9 de diciembre de 2013, notificada al CPACF el 17 de diciembre de 2013: “…. 4) Mandar llevar adelante la ejecución promovida en autos por la ASOCIACION 16 CIVIL DE ABOGADOS PREVISIONALISTAS contra la ADMINISTRACION NACIONAL DE LA SEGURIDAD SOCIAL y contra el MINISTERIO DE TRABAJO, EMPLEO Y SEGURIDAD SOCIAL SECRETARIA DE SEGURIDAD SOCIAL, hasta hacerse íntegro cumplimiento de la sentencia dictada en autos, ordenándoles que las peticiones formuladas por los letrados a nombre de sus representados sean recibidas en forma inmediata durante los días hábiles administrativos en la Unidad de Atención a Profesionales sita en la sede de Paraná 451 Piso 1º de esta Ciudad de Buenos Aires, -o en cualquier otra mesa de entradas y/o receptoría que se habilite a tales fines sin otras exigencias sustanciales y/o formales que las que resulten de la Ley Nacional de Procedimientos Administrativos y su reglamentación, admisión que deberá realizarse a partir del día hábil administrativo posterior al que quede firme la presente sentencia, ello bajo apercibimiento de aplicar astreintes por la suma de $ 1.000.- (pesos un mil) a favor de la citada co actora, por cada día hábil administrativo de demora. Esta sentencia se encuentra apelada por el Estado Nacional, recurso que le fuera concedido en los términos de los artículos 242, 243, 245 y 246 del CPCCN, y a resolver ante la Sala II del fuero. Sin duda alguna, que deviene imperativo, en orden a las resoluciones firmes detalladas supra, cuya ejecución se encuentra en trámite, afirmar que la aplicación de la Ley de Procedimientos Administrativos es imperativa en todos los trámites que, personalmente o por poder, se realicen ante la Administración Pública, particularmente la ANSES, resaltando que su aplicación supone impregnar a los trámites que se inicien de los principios de informalidad, celeridad, economía, sencillez y eficacia. 17 De lo expuesto, se impone afirmar que las actuales restricciones de la ANSES a la atención a abogados, impuestas y justificadas a través de la Resolución General Conjunta Nº 3673/2014 AFIP y 533/2014 ANSES, que regula el procedimiento a fin de acceder a la moratoria establecida por Ley Nº 26.970, son arbitrarias, ilegales e inconstitucionales; debiendo la ANSES atenerse al estricto cumplimiento de la Ley de Procedimientos Administrativos y ajustarse a los principios que la rigen. VI.-ILEGALIDAD – INCONSTITUCIONALIDAD Y NULIDAD DE LA RESOLUCIÓN GENERAL CONJUNTA 1.- Marco normativo aplicable a la administración pública. El Código Civil en su artículo 1869 prescribe: "El mandato, como contrato, tiene lugar cuando una parte da a otra el poder que ésta acepta, para representarla, al efecto de ejecutar en su nombre y de su cuenta un acto jurídico, o una serie de actos de esta naturaleza". En la esencia de este contrato está la facultad de delegar en un abogado la ejecución de todos los actos procesales inherentes a la calidad de parte en juicio o trámites administrativos, a fin de que actúe procesalmente en nombre y representación de su cliente. Esta facultad incluye la posibilidad legítima de delegar en un profesional innumerables actos de la vida civil, como comprar y vender propiedades; efectuar donaciones; transar derechos y obligaciones; rechazar herencias; conceder esperas y quitas; abonar impuestos; pedir declaraciones de quiebras; cobrar o pagar créditos… e inclusive: tramitar jubilaciones y pensiones. 18 La establece Ley expresamente Nº 17.040, en su plenamente artículo 1º que: vigente, “…La representación ante los organismos nacionales de previsión de los afiliados o sus derechohabientes, sólo podrá ejercerse por las siguientes personas: a) El cónyuge, ascendientes, descendientes, y parientes colaterales hasta el segundo grado y por afinidad hasta el segundo procuradores de grado, la inclusive; matrícula; b) c) Los Los abogados y representantes diplomáticos y consulares acreditados ante el Gobierno de la Nación, de conformidad con lo establecido en las convenciones que se celebren con los respectivos países; d) Los tutores, curadores y representantes necesarios. La representación a que se refieren los incisos a) y b) será acreditada mediante carta poder otorgada ante cualquier organismo nacional, provincial o municipal de previsión social, autoridad judicial, policial o consular competente, escribano público o director o administrador de los establecimientos mencionados en el apartado 1º, inciso d) del artículo 4º o por escritura pública…”. Deviene incontestable la facultad de los particulares de hacerse representar y/o patrocinar por un profesional abogado, a fin de recibir consejo jurídico calificado en orden a obtener el cabal reconocimiento de sus derechos jubilatorios frente al Estado Nacional - ANSES. No pretende esta parte desconocer que, a diferencia de lo que ocurre en el proceso judicial, en el procedimiento administrativo no resulta obligatorio para los particulares actuar con patrocinio letrado. Esta situación ha sido justificada por el carácter informal que impregna todo el proceso administrativo y en el indiscutible derecho de todos los ciudadanos de peticionar, sin restricciones, a sus autoridades – artículo 14 C.N. 19 Sin embargo, está facultad exclusiva del administrado, de presentarse con el patrocinio de un abogado o apoderar al profesional para que actúe en su nombre y representación, no puede ser trasladada a la propia Administración Pública, ya que la intervención del abogado es una garantía del principio de defensa, de debido proceso. y de respaldo y protección de los derechos cuya representación ejerce. 2.- Arbitraria restricción a la actuación de los abogados ante la ANSES Como se señalara supra, si bien el particular que se presenta ante la ANSES a fin de ejercer sus derechos previsionales frente al propio obligado – el Estado Nacional – puede actuar por sí, en función de la gratuidad del proceso y de su informalismo, lo cierto es que no puede desconocerse que el principio del debido proceso adjetivo rige en todo proceso administrativo - el art. 1 inc. f) de la Ley Nacional de Procedimientos peticionante Administrativos, de hacerse junto con patrocinar el y derecho del representar profesionalmente. Estos principios son los que se desconocen a través de Resolución General Conjunta Nº 3673/2014 AFIP y 533/2014 ANSES, dictada en el marco de la Ley 26.970 que establece el régimen aplicable a la regularización de deudas previsionales de los trabajadores autónomos inscriptos o no en el Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), y los sujetos adheridos al régimen simplificado para pequeños contribuyentes (RS) – monotributistas – que, hayan cumplido a la fecha o cumplan la edad jubilatoria prevista en el articulo 19 de la ley 24.241 dentro del plazo de dos (2) años desde la vigencia de la ley. 20 Sin embargo, la ANSES no permite que aquellos que reclaman el reconocimiento de derechos ante la repartición, en el marco de la Ley Nº 26.970, lo hagan junto al asesoramiento, consulta, patrocinio y/o representación de un abogado. Sabido es que la complejidad y multiplicidad de las normas involucradas en los procesos administrativos, aún más acentuadas en los trámites que exige la ANSES para acceder a una jubilación o pensión, requiere que el particular pueda ser acompañado, representado y asesorado por un profesional abogado, único técnicamente capacitado para discutir cuestiones jurídicas y defender intereses contrapuestos. Si exigencias bien formales no es cierto que esenciales la en atenuación el de procedimiento administrativo es consecuencia directa de la obligación del Estado Nacional de colaborar con los ciudadanos en la gestión del bien común, no menos cierto es que muchas veces las trabas burocráticas, los trámites confusos, la normativa de dificultosa lectura y compresión, lejos están de colaborar tan siquiera, con la simple comprensión de las exigencias requeridas por la ANSES a fin de acceder a beneficios jubilatorios. Las innumerables resoluciones, leyes, decretos, algunos de los cuales se superponen y derogan entre sí; convierten al trámite en un laberinto jurídico incomprensible hasta para los propios abogados que se dedican específicamente derecho previsional. Sólo la intervención del abogado puede garantizar el debido proceso. En todo proceso judicial existen dos partes enfrentadas (actor y demandado) y un tercero imparcial e independiente garantizada la (el juez). Sin imparcialidad, embargo, se exige no obstante patrocinio estar letrado obligatorio. 21 En cambio, ante la administración pública, que reúne las características de juez y parte, no sólo no se exige la participación letrada, sino que la ANSES la prohíbe, coartando el derecho de los administrados, menoscabando sus justos reclamos y abusando, muchas veces, de la impericia o desconocimiento propios de quienes desconocen los vericuetos jurídicos y normativos tan propios de la administración pública. La obstrucción al trabajo de los abogados en su función de representar y/o patrocinar intereses de sus clientes frente al órgano, conforma una negación de justicia para el ciudadano, quien es obligado a tomar decisiones sin el debido consejo jurídico, colocándolo en una situación de vulnerabilidad y supuesto de renunciar a derechos por desconocimiento o falta de orientación profesional, a la par que afecta el derecho a trabajar de los abogados, junto con la legítima expectativa de acceder al cobro de honorarios profesionales. Téngase presente que la Ley Nº 26.970 está dirigida a aquellas personas que presenten una mayor vulnerabilidad en términos sociales y que, consecuentemente, por su situación socioeconómica no pueden acceder a otros planes vigentes para cancelar sus deudas con el sistema previsional, por lo que toda restricción se advierte particularmente irrazonable y arbitraria. 3.- Vulneración del debido proceso legal No puede escapar a la comprensión de S.S. que rige en el procedimiento administrativo el principio de debido proceso adjetivo. Sin embargo difícilmente puede considerarse a la ANSES como órgano imparcial e independiente, en orden a su propia naturaleza. 22 Prueba de ello son las cientos de miles de acciones judiciales que por errores de la Administración Pública los jubilados y pensionados son obligados a iniciar ante el fuero de la Seguridad Social, reclamando reajuste de haberes por liquidaciones mal confeccionadas, que luego, a pesar de obtener sentencia favorable, están obligados a ejecutarla, perdiendo años y poniendo en juego valores tales como la salud, la calidad de vida, el patrimonio y hasta la tranquilidad social de la comunidad que pretende del Estado Nacional respuestas efectivas, claras y en tiempo útil, a favor de los ciudadanos y el bien común, norte que debería guiar todas las acciones de gobierno. Señala García de Enterría - García de Enterría, Eduardo y Fernández, Tomás-Ramón, Curso de Derecho Administrativo, Tomo I, 1° ed. argentina, Thomson/Civitas-La Ley, Buenos Aires, 2006, pág. 531- que, aunque el procedimiento administrativo no es por su naturaleza un proceso judicial, resulta obvio que aparece configurado sobre esquemas de este último. Cassagne, por su parte, nos habla de una juridización del procedimiento que se lleva a cabo ante la Administración Pública. Dicho fenómeno implica, en muchos aspectos, una aproximación al conjunto de principios y reglas que rigen en el proceso judicial, sobre todo con relación a las garantías que provienen del principio del debido proceso Cassagne, Juan Carlos, Acerca de la conexión y diferencias entre el procedimiento administrativo y el proceso civil, en LA LEY 1990-C, pág. 967. Como una derivación de dicha juridización, la doctrina sostiene la vigencia en el procedimiento administrativo del principio de contradicción. Ahora bien, si en el procedimiento administrativo rige el principio de colaboración, el carácter contradictorio no debería significar otra cosa que reconocer que 23 pertenece a la propia esencia del procedimiento administrativo la posibilidad de que se intenten hacer valer en él distintos intereses parciales e individuales contrapuestos a los del Estado Nacional. La Ley Nacional de Procedimiento Administrativo señala en su artículo 1 inc. f) que el debido proceso adjetivo comprende: 1) el derecho a ser oído, 2) el derecho a ofrecer y producir pruebas, y 3) el derecho a una decisión fundada. En lo que aquí interesa, la norma consagra el derecho del particular a hacerse patrocinar y representar por un profesional abogado, aún cuando este patrocinio no sea obligatorio – salvo los casos en que se planteen o debatan cuestiones jurídicas -art. 1 inc. f) ap. 2 LNPA-. A pesar de las obligaciones que pesan en todos y cada uno de los organismos estatales, de la ANSES difícilmente pueda afirmarse que se comporte como un colaborador de los ciudadanos y un ejecutor de sus derechos. Avasallar derechos de los abogados, iniciar campañas difamatorias e injuriosas y, ahora, impedir que patrocinen o representen a sus clientes es una prueba cabal de la falta de interés del organismo público de cumplir debidamente con las expectativas que la sociedad ha depositado en orden a regular y administrar el sistema previsional argentino, donde la vulneración del debido proceso y la afectación de los abogados es sólo un aspecto de la desviación de los fines que deberían legitimarlo. 3.- Acreditación del daño. El daño que se produce al ejercicio profesional es cierto, suficiente, actual e irreparable, impidiendo 24 a los abogados ejercer su pericia, representando y patrocinando ante la ANSES a todo aquel ciudadano que requiera de servicios profesionales. La intervención del abogado, en sede administrativa y/o judicial es garantía de ciencia y probidad, de dominio del procedimiento técnico y forense, de precisión y sobriedad en la exposición de los hechos, en la fundamentación del derecho y en la clara determinación del objeto de su defensa. En orden a acreditar fehacientemente el daño y aportar prueba respecto de la actitud que ha demostrado la ANSES frente a la actuación profesional, el día 25 de septiembre del corriente nos constituimos ante la sucursal de ANSES – FLORES, sita en la Av. Eva Perón 3799, a las 15:20, junto con el escribano público Dr. Luis Asenjo, y la co actora Dra. Andrea Falcone DNI 28.692.186, acompañados por los testigos Adrián Ernesto Frascino DNI 18.150.837 y Federico Despoulis Netri, DNI 22.962.763. La co actora Dra. Andrea Falcone había tramitado la respectiva carta poder, de conformidad a la normativa de la ANSES, otorgada por la Sra. Norma Lucente, CUIL 27-11410399-0, con domicilio en la calle Roseti 1073, de esta Ciudad Autónoma de Buenos Aires, tramitada ante el organismo, sede UDAI Central, y autorizada con su firma por el Supervisor Operativo, Sr. Martin Andrés Ferrante. La carta poder, formalizada en un formulario estándar de la ANSES, y firmada por la poderdante, el apoderado y la autoridad pública, expresa textualmente que se otorga para que “…En su nombre y representación actúe ante esta Administración Nacional de Seguridad Social dentro de los términos y limitaciones que fija la Ley 17.040 (T.O. 1974), 25 relevando a esta Administración de las consecuencias de este mandato por los actos de su Apoderado…”. Presentados, junto con el Escribano, ante la UDAI FLORES, se presento una persona que dijo llamarse Delia Parón y ser Jefa de Mesa de Entradas y titular del DNI 13.906.283, a quien la Dra. Andrea Laura Falcone le indicó que tenía turno ese mismo 25 de septiembre, a las 15:20, a fin de iniciar los trámites jubilatorios de su clienta, exhibiendo la carta poder otorgada por su clienta. Es entonces que la Jefa de Mesa de Entradas le manifiesta que los turnos solicitados en el marco de la Ley Nº 26.970 sólo pueden ser ejercidos por el titular, no aceptándose ni el poder ni la presencia del abogado a fin de acompañar al interesado. La abogada debió retirarse de la oficina administrativa sin poder ejercer el poder oportunamente otorgado, ni iniciar los trámites jubilatorios que le fueran encomendados. Estas limitaciones surgen de la Resolución General Conjunta Nº 3673/2014 AFIP y 533/2014 ANSES, publicada en el BO el 12/09/2014, dictada con el objetivo, conforme refieren sus propios fundamentos, de “… establecer la forma y condiciones para la adhesión al aludido régimen especial…” en alusión a la Ley Nº 26.970. Régimen de regularización de deudas por aportes de trabajadores autónomos y cotizaciones previsionales fijas de contribuyentes adheridos al Régimen Simplificado para Pequeños Contribuyentes. 26 Como requisitos a fin de acceder a los beneficios previsionales, el artículo 4º de la Resolución General Conjunta AFIP – ANSES requiere: a) Haya cumplido, a la fecha de la adhesión, la edad para acceder a la prestación previsional que solicite. b) Posea Código Unico de Identificación Laboral (C.U.I.L.), otorgado por la ANSES, en caso de no contar con Clave Unica de Identificación Tributaria (C.U.I.T.) c) Cuente con Clave Fiscal otorgada por la AFIP o, en su defecto, con la Clave de la Seguridad Social, obtenida a través de la página “web” de la ANSES. d) Haya obtenido un resultado favorable en la evaluación establecida por el segundo párrafo del Artículo 3° de la Ley Nº 26.970, efectuada por la ANSES. Por su parte, el artículo 5 dispone que el trámite se iniciará ante la ANSES, “… mediante los procedimientos que ésta fije, e implicará la expresa autorización del interesado para que la ADMINISTRACION FEDERAL DE INGRESOS PUBLICOS brinde a la ADMINISTRACION NACIONAL DE LA SEGURIDAD SOCIAL la información que ésta le requiera a los fines de poder efectuar la evaluación establecida por el segundo párrafo del Artículo 3° de la Ley Nº 26.970, requisito previo al otorgamiento de los beneficios previstos en la misma, así como cualquier otra información sobre su situación de revista o sobre su conducta en el cumplimiento de las obligaciones a su cargo….” El nuevo régimen exige que sólo el interesado ingrese al sistema de liquidación de deudas denominado “SICAM - Sistema de Información para Contribuyentes 27 Autónomos y Monotributistas” con su Clave Fiscal o su Clave de la Seguridad Social, a fin de determinar el monto de las obligaciones susceptibles de ser ingresadas en el plan de regularización, así como también si las cancelará al contado o en cuotas. “… Una vez confeccionado el correspondiente plan de facilidades de pago, el interesado lo enviará a la ADMINISTRACION FEDERAL DE INGRESOS PUBLICOS, consignando en forma obligatoria, el código de autorización….” Recién efectuado el envío por el interesado, “…el sistema permitirá imprimir el formulario de presentación, el correspondiente Acuse de Recibo y el Volante de Pago para la cancelación de la primera cuota o el pago total, según corresponda….” En el caso que el interesado opte por la cancelación en cuotas, “… los importes de las mismas, a partir de la segunda de ellas, serán detraídos por la ADMINISTRACION NACIONAL DE LA SEGURIDAD SOCIAL de los montos correspondientes a las prestaciones que se otorguen, quien las cancelará en forma total a nombre del deudor. A esos fines el beneficiario de la prestación deberá suscribir el formulario de “Aceptación de descuento de cuotas de moratoria de la prestación” que confeccione dicha Administración Nacional…” Todas estás exigencias deben ser cumplidas por quien aspira a acceder al régimen, sin la presencia de su abogado, que le indique cómo hacerlo y le aconseje las alternativas que el derecho le ofrece, ya que su actuación en sede administrativa le es prohibida al profesional. 28 Adviértase que el trámite supone superar un requisito ineludible y complejo, cual es demostrar a la propia ANSES que cumple con los requisitos de vulnerabilidad económica y social que se exigen para ser beneficiario. Es decir que, mientras desde los mismos fundamentos de la Resolución conjunta AFIP – ANSES se reconoce que el régimen “…está dirigido a aquellas personas que presenten una mayor vulnerabilidad en términos sociales y que, consecuentemente, por su situación patrimonial o socioeconómica no puedan acceder a otros planes vigentes para cancelar sus deudas con el sistema provisional…”; se pretende que sean éstos quienes cumplimenten los requisitos y pasen el “examen” de admisibilidad que supone una evaluación, con cruzamiento de datos con la AFIP, por parte de aquellos que se arrogan la facultad de otorgar el beneficio y considerar, simultáneamente, ser consejeros suficientes para arribar al éxito del trámite jubilatorio. El CPACF también resulta damnificado en estas actuaciones, atento las restricciones y prohibiciones impuestas a sus matriculados. El artículo 2 de su Reglamento Interno expresamente dispone que: “A los efectos de la inscripción en la matrícula, se considerará ejercicio de la profesión de abogado al ofrecimiento y a la prestación de servicios que incumban al título de abogado ante personas o entidades, públicas o privadas, dentro del ámbito de aplicación de la Ley 23.187”. El CPACF tiene un papel frente al Estado y la sociedad y otro frente a la profesión. Así, el Colegio profesional, de neta naturaleza pública, se caracteriza por la unión de abogados, para la gestión y defensa de intereses comunes: los de la profesión como categoría única. Estos intereses requieren para su defensa una organización que pueda actuar frente a la 29 sociedad, es decir una organización interna que suponga la existencia de medios y actúe con personería propia. Estos conceptos son aclarados en los fundamentos del fallo de Corte Suprema de Justicia de la Nación, en autos “Ferrari, Alejandro c/ Gobierno Nacional”, 26/06/1986, citado por la demandada en su escrito, al expresarse que: “…el Colegio no es una asociación (art. 14 C.N.) que se integra con la adhesión libre y espontánea de cada componente, sino una entidad destinada a cumplir fines públicos que originariamente pertenecen al Estado, y que éste por delegación circunstanciada normativamente, transfiere a la institución que crea para el gobierno de la matrícula y el régimen disciplinario de todos los abogados de la Capital Federal, como auxiliares de la administración de justicia”…”No es admisible la asimilación del Colegio Público de Abogados de la Capital Federal a una asociación gremial, de conformidad a los caracteres propios del régimen jurídico precedentemente señalado” Cabe señalar que en el mencionado caso “Ferrari” la contraparte del particular litigante era el propio Estado Nacional, y ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que “…el Colegio Público de Abogados de la Capital Federal es una persona de derecho público con organización democrática y donde los derechos y obligaciones se ejercen en función de controles recíprocos de los órganos internos de ese Cuerpo creado por ley. Esos órganos se constituyen democráticamente por elección. Los plazos del mandato son razonables. Los controles interórganos son la garantía del funcionamiento razonado del organismo creado. La esencia de la Ley 23.187 está dada por la jerarquización que da al ejercicio de la profesión de abogado, pero fundamentalmente a la protección de la libertad y dignidad del abogado… ese artículo 1° de la Ley 23.187 coincide con la Constitución Nacional y con el Pacto de San José de Costa Rica que es la mejor respuesta a todos los pretendidos cargos de los impugnantes… La 30 matriculación obligatoria, establecida por la Ley 23.187, al Colegio Público de Abogados de la Capital Federal, comporta una regulación razonable, en condición de carga pública, y de servicios personales, todo lo que se legitima, en los términos de la Constitución Nacional, en sus artículos 16 y 17.” Si bien la impugnación está dirigida contra un acto administrativo, no se observa que resulte afectado el cumplimiento de la acción estatal, ni la prestación de un servicio público o de interés público. No existe daño en la ANSES que pueda derivarse de la actuación como patrocinante o apoderado de los abogados. 4.- Derechos constitucionales conculcados Frente a la negativa de la ANSES de recibir a los abogados con poder o permitir acompañar a los interesados en carácter de patrocinantes, el derecho de propiedad de éstos se advierte seriamente afectado. El artículo 17 de la C.N. establece el carácter de inviolable, no sólo del derecho de propiedad, sino de todos los derechos individuales, en la interpretación que tanto la doctrina como la jurisprudencia ya ha hecho del principio. Ni el Estado ni los particulares pueden privar a una persona, sea ésta física o jurídica, de tales derechos arbitrariamente o restringirlos más allá de lo razonable, de forma tal que, en los hechos, signifique una anulación o alteración del derecho en cuestión. (art. 17 CN, art. 21, inc. 1 Declaración Americana de los Derechos del Hombre, arts. 17, XXIII Declaración Universal de Derechos Humanos, art. 29, inc. 2, 21 del Pacto de San José de Costa Rica). Con relación a este punto, la Corte Suprema ha sostenido que “si en virtud de una ley se ha adquirido un derecho, ese derecho es intangible frente a nuevas leyes que posteriormente lo desconozcan, lo agravien o directamente lo 31 arracen” (Conf. Bidart Campos, Tratado de Derecho Constitucional Argentino, T° 1 Ed. Ediar, 1995) Propiedad en sentido constitucional es más – y mucho más – que propiedad o dominio en la codificación civilista, donde se mueve en torno de los derechos reales. Además, es menester entender que si un derecho se puede “adquirir” a través de distintas fuentes (ley, contrato, acto administrativo, sentencia, etc.) la “adquisición” por ley presenta interés especial, porque hay casos en que una ley engendra por sí misma y automáticamente (sin necesidad de ningún otro acto particular de aplicación a favor de un sujeto), un derecho “adquirido” a favor de éste. El artículo 8 de la Convención Americana consagra, bajo la denominación de "Garantías Judiciales", uno de los pilares fundamentales sobre los que se construye todo el sistema de protección de los derechos humanos, cuyos límites al abuso del poder estatal representan la garantía básica del respeto de los demás derechos reconocidos en la Convención: El derecho al debido proceso legal. Las garantías del debido proceso en la toma de decisiones públicas - Thea, Federico - LA LEY 2009-D , 791 El debido proceso legal es una garantía irrenunciable de la que gozan todas las personas, que al establecer límites y condiciones al ejercicio del poder de los distintos órganos estatales frente a los individuos, representa la protección más fundamental para el respeto de sus derechos. Para poder afirmar que un proceso, regulado por la ley, satisface esta garantía que denominamos debido proceso legal, tiene que cumplir el requisito indispensable de otorgarle al individuo la oportunidad suficiente de participar con utilidad en dicho proceso. En el procedimiento administrativo, 32 esa “participación útil” se consagra a través de la intervención de profesionales especializados, en resguardo de que lo peticionado a la autoridad será respondido en plazo y conforme a derecho. Una lectura desprevenida del artículo 8 de la Convención podría conducir a dos conclusiones respecto de su ámbito material y personal de aplicación que, bueno es aclararlo desde el principio, son incorrectas. El primer error consistiría en hacer una distinción rígida entre los procedimientos penales y el resto. El segundo, en considerar que la garantía del debido proceso legal sólo debe ser respetada por un juez o tribunal, con exclusión de los otros órganos del Estado. La Convención es aplicable, en cuanto sea compatible, a la determinación de los derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter, administrativo y/o judicial, como lo ha confirmado en forma constante y reiterada la jurisprudencia de la Corte IDH. La Corte IDH ha establecido con claridad, en el Caso del Tribunal Constitucional, que "cuando la Convención se refiere al derecho de toda persona a ser oída por un juez o tribunal competente´ para la ´determinación de sus derechos´, esta expresión se refiere a cualquier autoridad pública, sea administrativa, legislativa o judicial, que a través de sus resoluciones determine derechos y obligaciones de las personas". Corte IDH, Caso del Tribunal Constitucional Vs. Perú, supra nota 13, párr. 71. Ahora bien, el debido proceso legal debe ser respetado por todos los órganos del Estado en el ejercicio de las diversas funciones estatales, como garantía de razonabilidad, a todos los tipos de proceso, independientemente de cuál sea el órgano estatal interviniente o el tipo de función ejercida, siempre que sus potestades decisorias pudieran afectar los derechos de 33 las personas. Continuando esta línea de pensamiento, resulta evidente que de ningún modo la referencia al "juez o tribunal" efectuada en el primer párrafo del artículo 8 puede restringir exclusivamente a tal órgano del Estado, la exigencia de respetar los requisitos del debido proceso legal. Respecto de todo procedimiento administrativo, cabe señalar, en primer lugar, que aún cuando siempre cabe el control judicial sustantivo posterior de las decisiones administrativas, esta circunstancia no releva a los órganos de la administración del cumplimiento de las reglas adjetivas del debido proceso, cuya violación consideramos no susceptible de saneamiento posterior. Téngase en especial consideración que, cuando se trata del resguardo de derechos previsionales, únicos a cargo de la ANSES, el factor tiempo adquiere un valor especial. La negativa a una persona de edad avanzada, o incapacitada de acceder a su jubilación o pensión en tiempo y forma correcta genera un daño que difícilmente repare la actuación judicial posterior. Los años de tramitación judicial posterior que requiere acceder a una pensión o jubilación rechazada por el órgano administrativo, o su reajuste, impone resaltar que no se trata sólo del reclamo de derechos patrimoniales, sino de aquellos cuya denegación pone en juego y riesgo la salud y la calidad de vida de los argentinos. En el procedimiento administrativo el derecho a ser oído, incluido en el debido proceso, implica que, antes de la emisión de un acto de alcance particular, se otorgue al individuo la posibilidad de tener acceso y ser tenido por parte en el expediente. Este derecho sólo tiene significación cuando se le reconoce al interesado, por sí, o por apoderado, la utilización 34 de todas las herramientas válidas que el derecho posee a fin de ejercerlo en plenitud. Toda forma de obstaculizar el acceso a un derecho, en este caso, una moratoria previsional prevista para personas en estado de vulnerabilidad, así como aquellas limitaciones —políticas, jurídicas o de cualquier otro tipo—, que impidan la posibilidad real de los ciudadanos a acceder a una respuesta útil, completa y satisfactoria por parte del Estado Nacional, resulta contraria al derecho a ser oído. La tutela judicial efectiva que comprende la posibilidad del interesado de tener contacto directo con el órgano decisor (principio de inmediación/inmediatividad); es un derecho que adquiere aún mayor fuerza frente a situaciones de especial vulnerabilidad o fragilidad del individuo—, como son justamente aquellos contenidos en la Ley Nº 26.970. Si bien la declaración de inconstitucionalidad de una disposición legal es un acto de suma gravedad institucional, por lo cual debe ser considerado como ratio final del orden jurídico, los jueces pueden y deben interpretar y aplicar la Constitución en los casos concretos sujetos a su decisión, facultad conferida por la Constitución Nacional, que consagra como un deber y función del Poder Judicial el control de la constitucionalidad de los actos normativos de los otros poderes del Estado. Nadie puede sustraer al Poder Judicial la atribución inalienable y la obligación de hacer respetar la Carta Fundamental, y toda norma es susceptible de cuestionamiento constitucional, cuando su texto, ya sea por confusión de sus disposiciones o falta de claridad en su interpretación y aplicación, resulta irrazonable, es decir, cuando los medios que en ellas se arbitran no se adecuan a los fines cuya realización se 35 procura o cuando se consagra una manifiesta inequidad, debe ser impugnada y declarada judicialmente su ilegalidad e inconstitucionalidad. El principio de razonabilidad exige que se cuide especialmente que la redacción, aplicación e interpretación de las normas legales mantengan coherencia con las reglas constitucionales durante el lapso que dure su vigencia en el tiempo, de suerte que su aplicación concreta no resulte contradictoria con lo establecido en la Ley Fundamental. La Resolución General Conjunta 3673/2014 AFIP y 533/2014 ANSES, en la medida que su texto sirve de justificación para que la ANSES niegue a abogados a presentarse patrocinando o apoderados por sus clientes, debe ser declarada invalidada, pues viola los derechos de Trabajo, (art. 14 bis CN), Propiedad (art. 17 CN, art. 21, inc. 1 Declaración Americana de los Derechos del Hombre, arts. 17, XXIII Declaración Universal de Derechos Humanos, art. 29, inc. 2, 21 del Pacto de San José de Costa Rica); Igualdad (art. 16 C.N., art. II Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, arts. 2 inc.1, 7 y 8 Declaración Universal de Derechos Humanos, art. 24 Pacto de Costa Rica, art. 26 Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos); Defensa en Juicio (art. 18 C.N., art. XVIII Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, art. 8 Pacto de San José de Costa Rica); y los principios de Seguridad Jurídica; Razonabilidad y Tutela Legal Efectiva. El Estado de Derecho se caracteriza por el sometimiento de los Poderes Constitucionales a la Constitución Nacional y a la Ley. Este sometimiento no es un fin en sí mismo, sino una técnica para conseguir una determinada finalidad. Esta es, en nuestro sistema político - jurídico el sometimiento del Estado al “bloque de legalidad” (leyes, reglamentos, principios generales, precedentes, tratados internacionales, Constitución Nacional, etc.) y consecuentemente, el reconocimiento de los 36 derechos públicos subjetivos y el otorgamiento a los particulares de los medios necesarios para su defensa. Someter al Estado al bloque de la legalidad es someterlo al Derecho, y, por ende, servir a la defensa de la libertad. La jurisprudencia ha expresado: “Si bien la declaración de inconstitucionalidad de una disposición legal es acto de suma gravedad institucional que debe ser considerado como "ultima ratio" del orden jurídico, las leyes son susceptibles de cuestionamiento constitucional cuando resultan irrazonables, o sea cuando los medios que en ellas se arbitran no se adecuan a los fines cuya realización se procura o cuando se consagra una manifiesta iniquidad; y el principio de razonabilidad exige que se cuide especialmente que las normas legales mantengan coherencia con las reglas constitucionales durante el lapso que dure su vigencia en el tiempo, de suerte que su aplicación concreta no resulte contradictoria con lo establecido en la Ley Fundamental (Fallos 307:862; 311:394, entre otras)”. CAM.NAC.CONT.ADM.FED. SALA IV Jeanneret de Pérez Cortés, Uslenghi, Galli. Granrio S.A. -TF 9660-I- c/ D.G.I.. Causa n 22.321/91 23/04/98 “El pedido de declaración de inconstitucionalidad de una norma importa el ejercicio de una acción directa de inconstitucionalidad, de aquellas que explícitamente ha admitido como medio idóneo -ya sea bajo la forma de amparo, la acción de mera certeza o el juicio sumario en materia constitucional- para prevenir o impedir las lesiones de derechos de base constitucional (Fallos: 310:2342 y su cita; 317:1224). (Del voto del Dr. Coviello, consid. 5). C.NAC.CONT.ADM.FED., SALA I Buján, Coviello, Licht (en disidencia) OSDE (Organización de Servicios Directos Empresarios) y Otro c/ E.N. -P.E.N.- M de E.y O.S.P. Dto. 1517/98 s/ amparo (art. 321 inc. 2 C.P.C. y C.) Causa: 416/99 01/07/99”. 37 “La actual redacción del art. 43 de la C.N., ha removido el obstáculo que presentaba el inciso d) del art. 2 de la ley 16.986, habilitando, por vía de acción de amparo, la declaración de inconstitucionalidad de la norma en la que se funde el acto de omisión lesiva. La C.S.J.N., aún antes de la recepción constitucional de tal posibilidad sostuvo que "...nadie puede sustraer al Poder Judicial la atribución inalienable y la obligación de hacer respetar la Constitución..." (C.S.J.N., "Outon, Carlos José y otros s/ recurso de amparo", Fallos 267:215) con lo cual los jueces deben en pos de restituir de inmediato los derechos afectados, apelar a la vía amparo”.C.NAC.CONT.ADM.FED., SALA sumarísima V Grecco, del Gallegos Fedriani, Otero HUARRIZ, Juan Carlos c/ E.N. -Sec. de Hacienda de E.O. y S.P. Mun. de Bs. As. s/ amparo ley 16.986 20/07/95” El Estado Nacional no puede desconocer que el control de constitucionalidad se encuentra a cargo de los jueces, no como superioridad acordada a éstos por sobre los otros poderes, sino como defensa de la constitución en sí misma cada vez que es transgredida. Esta es la función que hoy se le reclama a la justicia, solicitando se declare la ilegalidad e inconstitucionalidad de la Resolución General Conjunta Nº 3673/2014 AFIP y 533/2014 ANSES, dictada en el marco de la Ley 26.970, y se ordene a la ANSES a recibir a los profesionales abogados que presenten la correspondiente carta poder de los interesados a ingresar a la nueva moratoria; o que se les permita ejercer su profesión acompañando y patrocinando a sus clientes en todas las instancias administrativas. VII.- SOLICITA COMO MEDIDA CAUTELAR LA SUSPENSIÓN DE LA APLICACIÓN DE LA RESOLUCIÓN GENERAL CONJUNTA Nº 3674/2014 (AFIP) y 533/2014 (ANSES) 38 Con base en las razones expuestas, se solicita a S.S. ordene la suspensión de la fuerza ejecutoria de la Resolución General Conjunta Nº 3674 (AFIP) Y 533/2014 (ANSES) fundado en el peligro que implica que durante el transcurso del tiempo que demande la resolución definitiva del presente Amparo, los legítimos derechos reclamados en representación del universo de abogados, resulten burlados por la aplicación de dicha resolución, y ordene a la ANSES, a recibir los trámites de moratorias amparados por la Ley Nº 26.970, iniciados por abogados con la correspondiente carta poder o iniciados por el interesado con patrocinio letrado. Si bien son reconocidas las presunciones de ejecutoriedad y legitimidad del acto administrativo, “(l)a supervivencia de la ejecución forzosa del acto administrativo – como regla general – difícilmente pueda convivir mucho tiempo más con el principio de “tutela judicial efectiva”, el cual excluye la posibilidad de ejecutar coactivamente el acto impugnado antes de su juzgamiento por el poder judicial” (Juan Carlos Cassagne, Efectos de la Interposición de los Recursos y la Suspensión de los Actos Administrativos, E.D. 153,995.). Asimismo, esta presunción de legitimidad no significa que éste sea válido, sino que simplemente se presume que ha sido emitido conforme al ordenamiento jurídico. “Indiscutiblemente es una presunción legal relativa, provisional, transitoria, calificada como presunción iuris tantum, que puede desvirtuar el interesado demostrando que el acto controvierte el orden jurídico. Tal presunción no es un valor consagrado, absoluto, iure et de iure, sino un “juicio hipotético”, que puede invertirse acreditando que el acto tiene ilegitimidad” (Tomás Hutchinson, Régimen de Procedimientos Administrativos, Ed. Astrea. 5°ed.). Difícilmente pueda la ANSES ampararse en el interés público para oponerse a la suspensión de la aplicación de la Resolución General Conjunta Nº3674 (AFIP) y 533/2014 (ANSES), ya que no basta la alegación de un interés genérico, sino que deben 39 acreditarse los intereses específicos y concretos que se oponen a la concesión de la presente medida cautelar solicitada. Si bien no se advierte cuál es el fin perseguido por la ANSES con el dictado de la resolución impugnada, restringiendo la representación letrada de los beneficiarios del sistema previsional, surge claro que dicho fin no responde a una necesidad reclamada por la sociedad. Por el contrario, priva a este sector beneficiario del sistema de la seguridad social de contar con asesoramiento letrado. La medida que el CPACF requiere importa un verdadero anticipo de la garantía jurisdiccional que se solicita, con el objeto de impedir que el derecho cuyo reconocimiento se reclama pierda virtualidad durante el plazo que transcurra entre la articulación del proceso y el pronunciamiento definitivo. Así la doctrina nacional viene sosteniendo que: “…se ha abierto camino una tendencia amplia y flexible, que ha terminado por prevalecer, porque tanto o más que al interés privado del solicitante, interesa al orden público que la justicia no fracase por la inevitable lentitud de su actuación, motivo por el cual se viene resolviendo que es preferible un exceso en acordarlas que la parquedad en desestimarlas, ya que con ello se satisface el ideal de brindar seguridades para la hipótesis de triunfo” (Morello, Passi Lanza, Sosa, Berizonce, Códigos procesales, V III). A todo efecto, el daño que la aplicación de la Resolución General Conjunta Nº3674 (AFIP) y 533/2014 (ANSES) provoca es indudable, toda vez que los interesados en acceder al beneficio jubilatorio, -grupo de vulnerabilidad- ante la necesidad de contar con dicho ingreso, deberían renunciar al asesoramiento de su abogado, y someterse sin más a la voluntad de la ANSES, en quien se concentra una doble función: otorgar el beneficio jubilatorio determinar su monto. 40 y El mencionado cálculo que realizará la ANSES –no contando el beneficiario con el conveniente asesoramiento letrado-, es el que condicionará el monto de su haber jubilatorio. De allí surge la necesidad de la intervención letrada en dicho trámite, a fin de controlar el estricto cumplimiento de la cuantiosa y engorrosa normativa aplicable al cálculo del beneficio, evitando con ello la lamentable experiencia que se multiplica en la actualidad, cual es el inicio posterior del juicio por reajuste del haber jubilatorio. Lo expuesto provocaría un daño de imposible reparación ulterior, ello atento a que el beneficiario acudiría a tramitar su jubilación sin asesoramiento letrado, viéndose afectados derechos constitucionales tanto de los particulares como de los abogados. Difícilmente la ANSES pueda invocar que la concesión de la presente medida cautelar le provocaría algún daño, atento a que no se vería afectado el trámite de la nueva moratoria previsional, sino que se sumaría una nueva garantía a la misma, permitiendo al beneficiario concurrir a realizar dicho trámite con el patrocinio o representación de su abogado. En cuanto a la aplicación del artículo 15 de la Ley 16.986, solicitamos que, en el supuesto de concesión de la medida, si ésta fuera recurrida, el recurso sea concedido solamente a efectos devolutivos, por ser la concesión a efectos suspensivos claramente inconstitucional (Morello, Augusto y Vallefin, Carlos, “El Amparo. Régimen Procesal”, pág. 150, Platense, Argentina, 1998; Rossi, Alejandro, “El efecto de la apelación de las medidas cautelares en el proceso de amparo (la derogación del artículo 15 de la ley 16.986 y las fuentes supranacionales del derecho. Notas para el litigante)”, L.L., 31 de mayo de 2000; Sagüés, Néstor, “La inconstitucionalidad de la concesión con efecto suspensivo de la resolución admisoria de una medida cautelar en el amparo”, L.L., 16 de agosto de 2000 y Gil Domínguez, Andrés, “El amparo del artículo 43 y el desamparo de la ley 16.986”, Revista Argentina de Derecho Constitucional, Nº 3, Ediar, Argentina, 2001.). 41 Surge palmario que en la presente acción concurren los presupuestos que ameritan la concesión de la medida cautelar solicitada, a saber: verosimilitud en el derecho, peligro en la demora y la exigencia de contracautela. 1) VEROSIMILITUD EN EL DERECHO El “fumus bonis iuris” surge inequívocamente de la descripción de los derechos y garantías amenazados por la Resolución General Conjunta Nº3674 (AFIP) y 533/2014 (ANSES). En el campo jurisdiccional, para que la viabilidad de la medida precautoria prospere los tribunales nacionales han exigido la acreditación “prima facie” de la arbitrariedad del acto cuya descalificación se persigue, o la violación de la ley, a fin de hacer caer la presunción de legalidad de que goza y, por lo tanto, suspender la ejecutoriedad del acto. El presente requisito para la procedencia de la medida cautelar solicitada viene dado de la clara inobservancia de derechos y principios constitucionales antes mencionados, al negarle la participación a los abogados en los asuntos previsionales relacionados con esta nueva moratoria creada por la normativa impugnada. La demandada ha reiterado hasta el cansancio, refiriéndose a la nueva moratoria, que éste se cumplimentaría a través de un trámite sencillo y sin costo alguno, lo que no lleva a concluir, y menos aún a reglamentar que los peticionarios de dicho beneficio deban –a contrario de su voluntad- llevar adelante el trámite sin asesoramiento letrado. Los beneficiarios de este nuevo régimen previsional, al igual que cualquier otro ciudadano ante cualquier trámite o solicitud frente a la Administración Pública, tienen derecho a ser representados y 42 asesorados por un profesional abogado, sin que ello implique daño alguno para ninguna de las partes. Sin perjuicio de destacar que lo expuesto hasta aquí permite considerar que en el caso existe verdadera certeza sobre la bondad del derecho alegado, no huelga recordar que la jurisprudencia de nuestro Máximo Tribunal ha sentado una importante pauta interpretativa para el análisis de este requisito al señalar que “...las medidas cautelares no exigen de los magistrados el examen de certeza sobre la existencia del derecho pretendido sino sólo su verosimilitud. Es más, el juicio de verdad en esta materia se encuentra en oposición a la finalidad de la medida cautelar, que no es otra que atender a aquello que no excede del marco de lo hipotético, dentro del cual, asimismo, agota su virtualidad” (conf. CSJN in re "Evaristo Ignacio Albornoz v. Nación Argentina - Ministerio de Trabajo y Seguridad Social s/Medida de no innovar", 20/12/84, Fallos 306:2060). Por ello, estimo que V.S. debe considerar acreditada la bondad del derecho invocado. 2) PELIGRO EN LA DEMORA Como S.S. puede apreciar, el peligro en la demora se encuentra configurado aquí por la pérdida de trabajo del universo de abogados representados por mi mandante, con la consecuente la falta de asesoramiento de los peticionantes del sistema previsional, por lo que sólo ordenando la suspensión inmediata de la Resolución General Conjunta, en cuanto prohíbe la actuación de los abogados, es posible evitar que se generen perjuicios en los letrados y sus clientes, de imposible reparación posterior. Permitir la aplicación inmediata de la normativa impugnada supone convertir en ilusorios los derechos de los particulares a acceder al asesoramiento jurídico de su letrado, y los derechos de los abogados a ejercer su profesión, toda vez que si se admitiera avanzar en este arbitrario procedimiento, se consentirían las violaciones constitucionales alegadas. 43 Es de esperar que, dentro del contexto de urgencia explicitado, S.S. suspenda la aplicación de la normativa impugnada y resuelva conforme se solicita. 3) CONTRACAUTELA Ofrezco como contracautela la caución juratoria, en los términos y con el alcance previsto por el artículo 199 del CPCCN. VIII.- PLANTEA INCONSTITUCIONALIDAD DE LA LEY 26.854 Sin perjuicio de adelantar que el CPACF, en forma autónoma, se ha presentado impugnando la constitucionalidad de los artículos 2º inciso 2, 4º, 5º, 9º, 10º, 13º incisos 1, 2, 3; 14º y 15º de la Ley 26.854, para el hipotético y poco probable supuesto que S.S entienda aplicable sus disposiciones, se plantea la inconstitucionalidad de la norma y se solicita que a la medida cautelar solicitada no le sean aplicables dichos artículos. Este planteo se efectúa aún a pesar de la letra expresa de la Ley 26.854 que excluye a las acciones de amparo, toda vez que su confuso texto no permite apreciar con claridad cuáles han sido los alcances de las excepciones establecidas en el artículo 19º. La inconstitucionalidad de la ley que restringe las medidas cautelares contra el EN se funda en que padece graves anomalías que la tornan manifiestamente inválida y contraria a los principios constitucionales ampliamente reconocidos, a saber: derecho de propiedad, igualdad ante la ley, tutela judicial efectiva, independencia del poder judicial, defensa en juicio, supremacía constitucional, seguridad y razonabilidad. El conjunto de exigencias impuestas a las medidas cautelares contra el EN constituye un obstáculo insalvable, 44 convirtiéndolas en un derecho ilusorio. De esta manera, si se aplicara la Ley 26.854 se privaría al CPACF de una herramienta imprescindible ante la necesidad cierta de garantizar justicia en tiempo oportuno. La aplicación inmediata de la norma provocaría, que el universo de abogados representados en la presente acción se vieran impedidos de ejercer su profesión por este nuevo procedimiento establecido por la normativa impugnada, causando un perjuicio de imposible reparación ulterior. Por ello se solicita que, a fin de no destruir la naturaleza misma de la medida cautelar cuya concesión se requiere en la presente, ésta se conceda inaudita parte, a efectos de no vulnerar la igualdad entre las partes, y en consideración a la urgencia que la medida requiere. Es dable recordar que sólo el Juez de la causa es quién debe cotejar los extremos que habilitan su procedencia, y, en su caso, el EN podrá solicitar el debido control de legalidad a través del correspondiente recurso de apelación. Asimismo, y respecto a los límites impuestos a la contracautela, y atento que se ha solicitado y ofrecido caución juratoria, se solicita que ésta se tenga por suficiente garantía. En este contexto, entendemos, y así lo solicitamos, que sea sólo el Juez quien estime cual es la contracautela que resulta indicada para el caso concreto, no pudiendo extremarse el rigor a punto tal que torne materialmente imposible la concesión de la medida. Va de suyo que las arbitrarias limitaciones a las cautelares contra el EN impuestas por la Ley 26.854, comprometen la independencia judicial, sometiendo la decisión del Juez a reglas rígidas, impropias y ajenas a la discrecionalidad de aquel a quien le cabe decidir que tipo de medida y aseguramiento es el indicado. Particularmente grave resulta lo dispuesto por artículo 13 inc. 3 de la Ley 26.854, que otorga efecto suspensivo al eventual recurso de apelación interpuesto por el EN. Esta norma 45 pretende vaciar de contenido la oportuna decisión merituada por el juez de la causa, quien, al dictarla, entendió que se encontraban reunidos los requisitos para dicha concesión, convirtiendo en letra vacía de contenido a toda medida cautelar en su contra. Conforme lo planteara el CPACF a través de una acción declarativa de inconstitucionalidad, actualmente en trámite, artículos 2º inciso 2, 4º, 5º, 9º, 10º, 13º incisos 1, 2, 3; 14º y 15º de la Ley 26.854 al aniquilar el fundamento mismo de las medidas cautelares, que se basan en la necesidad de mantener la igualdad de las partes en el proceso, son groseramente irrazonables, ilegales y violatorios de la garantía del debido proceso sustantivo, por lo que se solicita, expresamente, que no sean aplicables a la presente causa. IX.- PRUEBA Se acompaña la siguiente documental: - Carta Poder ANSES otorgada por la Sra. Norma Lucente a la Dra. Andrea Laura Falcone en una (1) foja. - Acta de Constatación de fecha 25 de septiembre de 2014 labrada por el Escribano Luis A. Asenjo en dos (2) fojas. - Copia de Sentencia Definitiva Nº 88643 de la Sala II de la Cámara Federal de la Seguridad Social de fecha 28 de mayo de 2002 en los autos “ASOCIACION CIVIL DE ABOGADOS PREVISIONALISTAS Y OTROS C/ ESTADO NACIONAL –Mº DE TRABAJO Y EL EMPLEO, SEG. SOC. Y OTRO S/ AMPAROS Y SUMARISIMOS” en cuatro (4) fojas. - Copia de Sentencia Interlocutoria Simple Nº 6998 del Juzgado Federal de Primera Instancia de la Seguridad Social Nº 8 de fecha 9 de diciembre de 2013 en los autos “ASOCIACION CIVIL DE ABOGADOS PREVISIONALISTAS Y OTROS C/ ESTADO NACIONAL –Mº DE TRABAJO Y EL EMPLEO, SEG. SOC. Y OTRO S/ AMPAROS Y SUMARISIMOS” en diez (10) fojas. X.- PLANTEA CUESTION FEDERAL 46 Se formula expreso planteo del caso federal para el supuesto improbable de que las instancias ordinarias no acogieran la acción deducida formal o sustancialmente, conforme a las prescripciones del artículo 14 de la ley 48, a fin de articular oportunamente el recurso extraordinario ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación, por violación de los preceptos constitucionales individualizados en esta presentación. XI.- AUTORIZA Se autoriza expresamente a ra. Soledad de los Ángeles MOLINA, T° 81 F° 150 C.P.A.C.F.; Dr. Darío Angel BUSSO, T° 54 F° 331 C.P.A.C.F.; Dra. Ana Laura NUÑEZ, Tº 56 Fº 575 C.P.A.C.F.; Dr. Juan Pablo ECHEVERRIA, Tº 67 Fº 327 ; Dr. Adriano Patricio DIAZ CISNEROS, Tº 95 Fº 525 C.P.A.C.F. ; Dr. Ignacio Andrés CASTILLO, Tº 110 Fº 514 C.P.A.C.F.; Dr. José A. TUBIO, Tº 17 Fº 217 C.P.A.C.F.; Dr. Fernando MAURIZ, Tº 117 Fº 239 C.P.A.C.F.; Dr. Juan Pablo IRRERA, Tº 114 Fº 922 C.P.A.C.F.; Sr. Pablo Martín MOZZI, D.N.I. 28.382.648; el Sr. Lucas Ezequiel LORENZO, D.N.I. 34.028.867, a examinar el expediente, retirar copias y diligenciar cédulas, oficios, y toda otra actividad que se deba efectuar en estas actuaciones. XII.- PETITORIO Por todo lo expuesto se solicita: A.- Se nos tenga por presentados, por parte y por constituido el domicilio procesal. B.- Se tenga por interpuesta la presente Acción de Amparo. C- Se tenga presente el planteo del caso federal. D- Se tengan presenten las autorizaciones conferidas. E.- Se haga lugar a la medida cautelar, ordenando la suspensión en la aplicación de la Resolución General Conjunta Nº 3673/2014 (AFIP) y 533/2014 (ANSES) impugnada, en la medida que afecta el legítimo derecho al trabajo de los profesionales abogados. 47 F.- Se ordene a la ANSES a recibir los trámites de moratorias amparados por la Ley Nº 26.970 iniciados por abogados con la correspondiente carta poder o iniciados por el interesado con patrocinio letrado. G.- Oportunamente, se dicte sentencia haciendo lugar a la presente acción, declarándose la inconstitucionalidad solicitada , con efecto erga omnes y con expresa imposición de costas. Proveer de Conformidad que, SERA JUSTICIA 48