La Corte y la pesca marítima en el año 2011

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La Corte y la pesca
marítima en el año 2011
Comentario a las sentencias “Argenova”
y “Periopontis” de la Corte Federal
Argentina
Por José Esain
Abogado especializado en Derecho Ambiental
Resumen ejecutivo
En el presente trabajo se analizan dos sentencias importantes en materia
pesquera, dictadas por la Corte argentina. La primera del 14/12/2010
es “Argenova” y la segunda “Periopontis”, del 4/10/2011. Ambas vienen a construir la doctrina de nuestro Alto Tribunal en materia de pesca
marítima y derecho ambiental, y por este motivo era imprescindible un
análisis de las mismas.
Recordemos, desde el año 2002, la Argentina ha dictado una Ley General del Ambiente (N° 25675) de obligatoria aplicación prevalente (art. 3)
a la Ley Federal de Pesca N° 24922 -así como a otros sectores- conforme
principios de integración (art. 5 LGA) y supletoriedad (art. 3 LGA). Ambas leyes deben convivir pero en el marco de estas complejidades. Lo
mismo sucede en cuanto a las provincias y los derechos en oposición o
concertación con la Nación respecto a los recursos vivos del mar.
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INFORME AMBIENTAL ANUAL 2012 FARN
Pues bien, estas dos sentencias son una buena oportunidad para revisar
todos estos asuntos pero con la actualidad (por sus fechas) y la trascendencia (por el origen, en la Corte) que posen ambos hitos.
“La pesca marítima y la fluvial o continental, tienen en común el
objetivo de extraer especies comestibles del agua, manteniendo
desde una perspectiva económico-funcional, ciertas semejanzas
con la caza. Todas estas actividades pertenecen -en efecto- al
sector primario de la producción, si bien debe reconocerse que
los mercados a los que se dirigen tienen características dispares.
La pesca desde el litoral presenta mayor parentesco con las actividades cinegéticas: escaso contenido económico, predominio de
los aspectos recreativos, técnicas jurídicas empleadas. En la caza,
como en la pesca, o en la gestión forestal, la intervención pública
ha venido siendo impulsada tradicionalmente por razones económicas: fomento de los rendimientos obtenibles, pero en estos
momentos deberían primar, los criterios inherentes a la sostenibilidad y la promoción de la biodiversidad”
(Martín Mateo Ramón, Díez Sánchez José (col), Tratado de derecho ambiental: Recursos naturales, Volumen 3, Editorial Trivium,
Madrid, 1997, p. 174).
I. Introducción
La materia pesquera se mantiene en constante evolución. En los últimos
20 años, el régimen jurídico de la pesca ha sufrido una mutación por
el ingreso de institutos derivados del derecho ambiental que la han renovado. Esto se ha reflejado, primero en referencias expresas1 a varios
elementos de la sustentabilidad en la Ley Federal de Pesca 24.922, y
luego por la sanción de la Ley General del Ambiente 25.675 que obliga a
introducir los institutos de derecho ambiental en los ámbitos sectoriales.
1
Decimos referencias, porque son sólo menciones (como las de “aprovechamiento racional de los
recursos vivos marinos”, “sustentabilidad de la actividad pesquera, fomentando la conservación a
largo plazo de los recursos”, art. 1 ley 24922) que luego no se reflejan en institutos ambientales
en la estructura de la ley.
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LA CORTE Y LA PESCA MARÍTIMA EN EL AÑO 2011 - COMENTARIO A LAS SENTENCIAS “ARGENOVA” Y “PERIOPONTIS”
De todos modos, la realidad indica que una enorme cantidad de especies
que pueblan nuestros mares se encuentran en serio peligro de extinción.
Muchas de ellas son especies que tienen valor comercial, otras no. Esto
último no es en tal caso lo más importante, pues muchas veces lo que se
verifica con estas pérdidas es la alteración de esos delicados equilibrios
que hacen que se mantengan los ecosistemas marinos. Por eso es que
se debe pensar en una regulación dirigida a otros aspectos y ya no sólo
vinculada a la actividad. Con esto queremos decir que el Estado debería
comenzar a pensar en regulaciones sobre sistemas ambientales, es decir
los recursos vivos del mar, y no estancarse en un enfoque sobre la actividad pesquera. Pensemos que la afectación de los recursos vivos del mar
se puede dar no sólo por la influencia de la pesca, a la que se le agregan
otras actividades antrópicas que inciden sobre ellos, como la contaminación desde el litoral o de la modificación por estas causas del clima.
Pues bien, este viraje ambiental del sistema pesquero, se ha reflejado en
varias resoluciones de la Corte Suprema. Sabemos que la jurisprudencia
en el ámbito federal no sigue plenamente el sistema del stare deciss,
aunque posee un valor trascedente, más aún cuando ella tiene origen
en la Corte, cabeza del poder judicial nacional y con competencia para
ejercitar el control de constitucionalidad incluso por Recurso Extraordinario Federal, pudiendo revisar así también las decisiones locales violatorias de la supremacía de dicho orden sobre los provinciales. Por este
motivo, nos parece interesante en este informe llamar la atención sobre
dos sentencias importantes de la Corte: una de ellas dictada a finales
de 2010 (14/12/2010) y otra en el año 2011. En ambas se consolidan
varios contenidos de derecho ambiental pesquero que no podemos dejar
de comentar.
En cuanto al motivo de la incorporación en el presente informe anual,
ellas son -a nuestro entender junto a otras sentencias históricas- claves
para entender el régimen jurídico de la pesca y el derecho ambiental.
La primera, “Argenova”, resulta un colosal leading case donde la Corte
define los alcances y el encuadre jurídico que corresponde otorgar a la
ley federal de pesca (ley mixta), y la base competencial constitucional por
la que el Estado central la ha dictado. El segundo caso es “Periopontis”,
que pasó por la Corte en resolución del 4 de octubre del 2011. Esta
sentencia no es la más trascendente en cuanto al mismo. Esto porque
en realidad lo más importante de este caso es que la Corte confirma la
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resolución de la Cámara Federal en lo Contencioso Administrativo que
había sido dada en su momento con una enorme trascendencia en la definición del régimen jurídico de la pesca marítima. La confirmación de la
Corte de la sentencia de Cámara cerró el círculo y por este motivo hemos
decidido emprender el relevamiento de ambas resoluciones.
Nos parece que era hora de emprender este recorrido, que pondrá especial énfasis en estas dos sentencias, lo que motiva y justifica su inclusión
en este trabajo.
II.El Leading Case “Argenova” y la opinión de la Corte
Suprema de Justicia de la Nación respecto a la base
competencial de la Ley Federal de Pesca 24.922. La
evolución de la doctrina de “Harengus”
La resolución de la Corte en autos “Argenova” es importantísima, por
ello la consideramos un leading case. Dos elementos se desprenden
de esta sentencia. Primero, es una resolución donde el Alto Tribunal
ha tenido oportunidad de referirse a la configuración jurídica de la ley
249222 y segundo, porque en ella se modifica la doctrina de la sentencia “Harengus”3 en materia de base competencial para el dictado de la
legislación pesquera.
Los antecedentes del caso4 son que Argenova S.A. promueve acción declarativa de certeza en los términos del artículo 322 del Código Procesal
Civil y Comercial de la Nación, contra la Provincia de Santa Cruz a fin de
lograr que se declare la inconstitucionalidad de la ley local 2632 y de su
decreto reglamentario 17/03, por resultar éstos, a su entender, violatorios de preceptos constitucionales y legales. Señala que la ley provincial,
al exigir que la tripulación de los buques pesqueros esté constituida en
un cincuenta por ciento (50%) por ciudadanos argentinos que tengan
2
CSJN A. 246. XXXIX. ORIGINARIO. “Argenova S.A. c/ Santa Cruz, Provincia de s/acción
declarativa” del 14 de diciembre de 2010.
3
CSJN H. 83. XXIII. ORIGINARIO autos “Harengus S.A. c/Santa Cruz, Provincia de s/
inconstitucionalidad (ley prov. 2144)”, sentencia del 19 de abril de 1994.
4
Se desprenden estos antecedentes del propio texto de la sentencia.
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más de dos años de residencia permanente en esa provincia, legisla sobre temas de carácter federal ya regulados de un modo diverso por el
artículo 40 inciso b de la ley 24.922 —Régimen Federal de Pesca— y en
consecuencia conculca el artículo 31 de la Constitución Nacional. Afirma
la demandante que en los buques de su propiedad “trabajan marineros
que se domicilian en distintas zonas geográficas del país, siendo irrelevante al momento de decidir la contratación mediante la suscripción del
contrato de ajuste de estilo cuál es su domicilio real, pues solamente se
tiene en cuenta su idoneidad profesional”. Sostiene, en consecuencia,
que el texto normativo en cuestión lesiona el principio de razonabilidad
de las leyes y los derechos de igualdad ante la ley y de propiedad y
restringe la libertad de contratación (artículos 14, 16, 17, 28 y 31 CN).
Aduce, además, que la exigencia consagrada en la ley 2632 trae aparejado un costo adicional que altera la ecuación económica de la empresa.
Observa, asimismo, que frente a casos de incumplimiento, esa ley local y
su decreto reglamentario establecen severas sanciones y condicionan la
renovación de los permisos de pesca a su observancia (artículo 11 del decreto provincial 17/03). La Provincia de Santa Cruz contesta la demanda
y solicita su rechazo. Niega la existencia de un estado de incertidumbre
con relación a la aplicación de la ley, cuya validez constitucional se cuestiona, y que ello altere el cálculo financiero previsto por la demandante
para el desarrollo de su actividad, “cuando justamente el observar la ley
le otorga beneficios impositivos locales”. Explica que la norma provincial
fue elaborada en concordancia con el espíritu de la ley nacional 24.922,
con la finalidad de promover el bienestar de la comunidad santacruceña
y, más tarde aprobada, conforme el sistema de sanción de las leyes,
previsto en la Constitución Provincial con un profundo contenido social
y de desarrollo. Aclara que “Por tratarse de una norma local, su ámbito
de aplicación es el territorio provincial, incluidas las 12 millas, conforme
la ley nacional 24.922 y la ley provincial 1464”.
En cuanto al primer aspecto debemos destacar de “Argenova” que en
este caso la Corte -por primera vez en su centenaria jurisprudencia- analiza y se expide sobre la configuración jurídica de normas que confluyen
para la regulación de la pesca marítima. No podemos dejar de advertir
que la sentencia es votada de modo concurrente, con dos ministros que
deciden fundamentar de modo diferente (por su voto) la resolución. Lo
paradójico es que la divergencia se da respecto a este aspecto que es373
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tamos tratando: la base competencial de la ley federal de pesca. La votación se dio del siguiente modo: Ricardo Luis Lorenzetti, Carlos S. Fayt
– Enrique, Santiago Petracchi, Juan Carlos Maqueda, E. Raúl Zaffaroni,
Elena I. Highton De Nolasco (según su voto), Carmen M. Argibay (según
su voto). El resultado de la sentencia es que se hace lugar a la demanda,
declarándose la inconstitucionalidad de la ley 2632 y del decreto 17/03
de la Provincia de Santa Cruz. Para hacerlo se entiende que las normas
violan la regulación que la Ley Federal de Pesca da a los requisitos de los
tripulantes de los barcos que pesquen en jurisdicción nacional. Pero en
lo que nos interesa a nosotros resulta clave el considerando 10 que dice:
“Que, en la regulación de la pesca marítima convergen normas de
diversa índole, así pues se incluyen las referentes al dominio público y privado del Estado; las que contienen presupuestos mínimos
de protección ambiental para cumplir el mandato de utilización
racional y preservación del artículo 41 de la Constitución Nacional;
las necesarias para ejercer los poderes constitucionales; las normas
de organización administrativa y de procedimiento para cumplir
funciones de autoridad y policía en materias o lugares sometidos a
la jurisdicción federal y las resultantes de convenciones y tratados
internacionales (artículo 75, incisos 13, 22 y 32 de la Constitución
Nacional). Asimismo, cabe indicar que los artículos 35 a 40 de la
referida ley 24.922 reglamentan cuestiones tales como la bandera,
la captura de especies y la tripulación de los buques pesqueros, de
clara competencia del Congreso, vinculados también al Derecho
de la Navegación, extremos que son indicativos de la complejidad
de aspectos y relaciones que el tema involucra”.
De lo que acabamos de reseñar queda claro que para la Corte, la LFP
resulta ser:
ley mixta pues “convergen normas de diversa índole”;
norma civil en cuanto incluye reglas “referentes al dominio público y
privado del Estado” (art. 75.12 CN);
norma de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental, en cuanto
a “las que contienen presupuestos mínimos de protección ambiental
para cumplir el mandato de utilización racional y preservación del artículo 41 de la Constitución Nacional” (tercer párrafo artículo 41 CN);
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norma constitucional, pues algunos contenidos responden a normas
“necesarias para ejercer los poderes constitucionales” (art. 75.32
CN);
“normas de organización administrativa y de procedimiento federal,
para cumplir funciones de autoridad y policía en materias o lugares
sometidos a la jurisdicción federal” (conf. art. 75.30 CN);
Normas de aplicación y cumplimiento de “convenciones y tratados
internacionales” (art. 75.22 y 75.32 CN);
Norma de derecho de la navegación, pues “los artículos 35 a 40 de
la referida ley 24.922 reglamentan cuestiones tales como la bandera,
la captura de especies y la tripulación de los buques pesqueros, de
clara competencia del Congreso, vinculados también al Derecho de la
Navegación” (arts. 26 y 75.10 CN).
La resolución de la Corte cita tres artículos de la Constitución como base
competencial: artículo 75, incisos 13, 22 y 32 de la Constitución Nacional. Parece insuficiente el contenido de la cita, pues en realidad son
varias las normas que responden a las materias competenciales que el
Alto Tribunal enuncia. Nosotros las hemos expuesto entre paréntesis,
apuntalando los mandatos que los Ministros describen.
En cuanto al segundo aspecto, en “Argenova” la Corte por mayoría se
aparta de “Harengus”, para considerar como base competencial para el
dictado de la Ley Federal de Pesca 24922 –elemento que en el precedente citado no estaba presente- la cláusula del progreso, del artículo 75
inc. 18 CN.
Dice al respecto la sentencia en su considerando 11:
“Que, en tal sentido, cabe observar que el Congreso de la Nación,
con fundamento en las atribuciones que le asigna el artículo 75,
inciso 18, de la Constitución Nacional para proveer lo conducente
a la prosperidad del país, confió a la Secretaría de Agricultura,
Ganadería, Pesca y Alimentación —en su carácter de autoridad
de aplicación del régimen federal de pesca— la facultad para establecer, previa aprobación del Consejo Federal Pesquero, los requisitos y condiciones que deben cumplir los buques y empresas
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para desarrollar tal actividad. En consecuencia, la Nación actúa en
este campo en ejercicio de un derecho que procede de la Constitución y del alto deber de “promover el bienestar general”, según
el mandato que surge del Preámbulo (doctrina de Fallos: 179:113;
295:157 y 300:836, y argumentación de Fallos: 201:432)”.
Como vemos, sin citar “Harengus”, la mayoría de los ministros entienden
que el sistema de la LFP tiene base, en su mayor parte, en el artículo
75 inc. 18 de la Constitución Nacional. Si tenemos en cuenta que este
considerando es el que provocó la divergencia entre ministros el punto conflictivo queda claro. Es que, la diferencia en los votos de la Dra.
Highton de Nolasco y Argibay radica en este punto. Según la primera, no
correspondía apartarse del precedente “Harengus”, y al respecto afirma:
12) Que en la causa “Harengus S.A. c/ Provincia de Santa Cruz”
(Fallos: 317:397) este Tribunal ponderó las especiales características de la actividad pesquera, bajo el régimen normativo compuesto entonces —entre otras normas— por las leyes 17.094 y 18.502,
y señaló la importancia que asumen en el mundo contemporáneo
los temas vinculados con el aprovechamiento y con la protección
de los recursos naturales del mar. Recordó que esos conceptos se
han recogido en la labor desarrollada por la comunidad jurídica
internacional y en las leyes internas de la Nación, tal como resulta
del mensaje que acompañó a la ley 17.094, con referencia explícita al tema. Tal trascendencia de la actividad pesquera se ha visto
reflejada en las transformaciones operadas con la incorporación
de nuevas tecnologías en materia de captura y preservación de la
fauna y en su gravitación en el desarrollo del comercio exterior.
13) Que, en ese contexto, dijo el Tribunal que la pesca se encuentra relacionada de forma directa y vital con fines federales de máxima jerarquía, de modo que encuadra sin esfuerzo en la regulación
del comercio contenida en el art. 67, inciso 12 —hoy 75, inciso
13—. Su ejercicio industrial, en condiciones operativas que van desde la captura hasta el procesamiento y comercialización nacional
e internacional del producto, compromete para su acabado desenvolvimiento otras facultades del Congreso de la Nación, a quien
compete reglar el comercio interprovincial e internacional, como
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medio que contribuye, además, a promover el bienestar general
(art. 67, inc. 16, hoy 75, inc. 18)”.
La principal diferencia entre uno y otro criterio podría encontrarse en
que el régimen de la cláusula del progreso no deja de ser una competencia concurrente, donde ambos órdenes pueden normar en simultáneo
siempre que no exista “interferencia” del orden inferior (provincial) sobre
el ejercicio de la competencia federal (conf. art. 31 CN). En cambio, en el
caso de la competencia del artículo 75 inc. 13 CN, la competencia para
reglar el comercio interprovincial e internacional, ella resulta ser exclusiva de la federación. Las provincias no pueden dictar normas al respecto,
de ningún tipo.
III.El caso “Periopontis”, la precariedad de los
permisos de pesca y sus limitaciones en razón
de la protección del ambiente
“Periopontis” es un caso particular en el presente trabajo, porque analizaremos la resolución de la Cámara y no de la Corte. Es que de ella
surge la doctrina central del fallo, que posee enorme trascendencia en
el tema en cuestión, no sin dejar de mencionar –y advertir al lector- que
la sentencia de Alzada fue confirmada por la Corte mediante resolución
del 4 de octubre de 20115.
Los antecedentes son que el 9 de febrero de 2010 la Sala 2 de la Cámara
Nacional de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo Federal ha
pronunciado una sentencia histórica en materia de pesca, por la manera
en que define las características de los permisos de pesca, los derechos
de los particulares y además el objetivo que debe perseguir el estado al
limitarlos, entre otras cosas si esas limitaciones son indemnizables.
La empresa Periopontis SA se presenta solicitando se declare la ilegitimidad de la Resolución SAGPyA 2/99 y demás normas complementarias
que al efecto enuncia, y se la indemnice por los daños y perjuicios ex5
C.S.J.N. in re P.194.XLVI “Periopontis S.A. c. Estado Nacional – Ministerio de Economía s. Daños
y Perjuicios”, sent. de 4-10-2011.
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perimentados. Ya el juez de primera instancia respecto al tema que nos
ocupa había dicho en la resolución que rechazaba la demanda porque
“las empresas no pueden pretender que los permisos le habiliten sine
die a pescar en cualquier lugar y cualquier especie, priorizando su interés
particular por sobre el interés público comprometido en la conservación
de las especies marítimas, ni pretender derecho a indemnización alguna
si el Estado, fundado en inobjetables y expresas razones de orden público, decide limitar los permisos individuales de carácter esencialmente
precario por sobre el interés general. En ese marco, afirmó que la actora
no puede cuestionar las limitaciones que la Administración imponga a
su permiso de pesca con fundamento en el peligro de la sustentabilidad
biológica de una especie, como ocurrió en el caso de la Resolución Nro.
2/99, y no puede esgrimir en su favor ningún derecho adquirido contra
lo dispuesto en la Constitución Nacional”.
La Cámara en una interesantísima visión resuelve que:
“A su vez, y siempre a los fines de delinear el marco jurídico en el
que se desenvuelve el conflicto, corresponde destacar que los permisos de pesca de que son titulares los buques de la actora ´Auriga´ y ´Cetus´-por transferencia operada en su favor, respecto de
aquellos que habían sido originalmente asignados a los buques
´Constanza´ e ´Invierno´-, fueron otorgados en los términos previstos por el dec.2236/91 y Resol. SAGyP N 245/91, que en cuanto aquí interesa, establecieron con total claridad que los mismos
podían ser suspendidos o limitados (mediante el establecimiento de zonas o épocas de veda, reservas de pesca, regulación de
equipos a utilizar, delimitación de áreas, cuotas de explotación),
por razones fundadas en la preservación del recurso y cuando su
situación lo haga aconsejable (arts. 9 y 11 dec. cit.); habiéndose
asimismo previsto la revisión anual del stock de recursos del mar
argentino y del rendimiento máximo sostenible para cada especie,
correspondiendo a la autoridad de aplicación (SAG y P), la fijación
y difusión de las capturas máximas permisibles por especie (arts.
5° y 6° Resol. cit.)”
Pero no sólo esto, en el considerando VI la Cámara define las características que poseen los permisos de pesca cuando dice:
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“Que el permiso es un acto administrativo, de carácter unilateral,
sin que se le atribuya o reconozca valor alguno a la voluntad individual del administrado en la formación o nacimiento del mismo
(cfr. Roberto Dromí, ´Derecho Administrativo´, Ciudad Argentina,
1997, págs. 615). En ese sentido, resulta atinente poner de relieve
que tanto la autorización como el permiso, identifican a aquélla
facul tad que el Estado atribuye a alguien para desarrollar alguna
actividad. La distinción viene dada por la circunstancia de que,
mientras en la autorización la respectiva actividad no está prohibida, habiendo muchas veces un sujeto que posee un derecho
preexistente cuyo ejercicio se subordina al cumplimiento de las
condiciones establecidas en las leyes o reglamentos, el permiso
supone el otorgamiento de un derecho al particular que configura
una excepción a una prohibición impuesta por una norma de policía en forma preventiva. Ambos constituyen un acto unilateral de
la Administración que en esencia no representa sino un acto de tolerancia administrativa con carácter meramente precario (cfr. Juan
Carlos Cassagne, ´Derecho Administrativo´, T. II, Ed. 5°, págs.
462/463, citado por esta Sala, voto de la Dra. Garzón de Conte
Grand, consid. V) in re ´Cooperativa de Trabajo La Argentina Ltda.
c/ Corporación del Mercado Central s/ Proceso de Conocimiento´,
Causa 52.541/95, de fecha 17/09/98).
Asimismo, se tiene dicho que el permiso por su peculiar naturaleza tiene
un carácter esencialmente precario, pues consiste en una habilitación
especial para hacer aquello que la norma prohíbe a la población en general, por lo que además de las condiciones personales, la autoridad está
facultada para valorar aspectos que hacen al interés y la seguridad públicas, los que resultan cambiantes según evoluciona la situación social
(cfr. Sala IV de este Fuero in re 13.099/05 ´Fuentes Francisco Gabriel c/
EN M° de Defensa RENAR s/ Amparo ley 16.986´, de fecha 2/11/06),
cuyo otorgamiento depende de la discrecionalidad administrativa, toda
vez que la Administración está habilitada para apreciar si el permiso que
se pide está o no de acuerdo con el interés público” .
En definitiva, para la Cámara Nacional en lo Contencioso Administrativo
Federal sala 2, los permisos poseen una especial característica. Dice al
respecto:
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“En este contexto, cabe colegir que los permisos de pesca en cuanto conciernen a la explotación comercial y masiva de recursos naturales que pertenecen a la Nación, y que se ubican en lugares del
dominio público del Estado, sólo significan meras concesiones de
alcance restringido y condicionado, en cuanto otorgan derechos
de menor intensidad y mayor cuantía, que confiere el propio Estado, por los cuales, más que otorgar un derecho ´tolera un uso´
(en el caso, explotación de recursos naturales en las condiciones
ya descriptas), permitiendo que los particulares desarrollen su actividad pesquera sobre recursos que pertenecen como queda dicho
a la Nación; se conceden en forma precaria, en tanto condicionada al estado de explotación de los recursos y al cumplimiento de
la normativa pesquera vigente.
Se insiste en esta cuestión por cuanto no debe perderse de vista
que la precariedad del derecho que ostenta la permisionaria no
esté entonces referida a la vigencia del mismo, sino a las condiciones y modalidades en su ejercicio que la autoridad de aplicación
puede imponer, toda vez que es el Estado quien, conforme se señalara ut supra, tolera y regula el ejercicio de la explotación comercial –llevada a cabo en forma masiva- sobre los aludidos recursos”.
Luego la sentencia coordina el régimen jurídico de los permisos, su carácter precario y la posibilidad de su limitación con el objetivo que regula la
LFP de protección de los recursos vivos del mar. Expresa:
“Asimismo, el Régimen Federal de Pesca, que regula la ya citada
ley 24.922, en su Capítulo VII, sobre ´Conservación, Protección
y Administración de los Recursos Vivos Marinos´, establece en el
art. 17 que: ´La pesca en todos los espacios marítimos bajo jurisdicción argentina, estará sujeta a las restricciones que establezca
el Consejo Federal Pesquero con fundamento en la conservación
de los recursos, con el objeto de evitar excesos de explotación y
prevenir efectos dañosos sobre el entorno y la unidad del sistema
ecológico´ y el art. 18 agrega que ´El Consejo Federal Pesquero
establecerá anualmente la Captura Máxima Permisible por especie, conforme a lo estipulado en el artículo 9° inciso c)´.
A su vez el art.19 de la citada normativa establece que según lo
prescripto en el artículo 70, inciso e) de esta ley, la Autoridad de
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LA CORTE Y LA PESCA MARÍTIMA EN EL AÑO 2011 - COMENTARIO A LAS SENTENCIAS “ARGENOVA” Y “PERIOPONTIS”
Aplicación podrá establecer zonas o épocas de veda. La información pertinente a la imposición de tales restricciones, así como
su levantamiento, será objeto de amplia difusión y con la debida
antelación, comunicadas a los permisionarios pesqueros y las autoridades competentes de patrullaje y control. Asimismo podrá
establecer reservas y delimitación de áreas de pesca imponiendo
a los permisionarios la obligación de suministrar bajo declaración
jurada, información estadística de las capturas obtenidas, esfuerzo de pesca y posición de sus buques” y su art.20 atribuye a los
organismos competentes -para contribuir al cumplimiento de la
legislación nacional sobre pesca, coordinados por la Autoridad de
Aplicación- el deber de asegurar la debida vigilancia y control en
todo lo que respecta a la operatoria de buques pesqueros y a la
explotación de los recursos vivos marinos en los espacios marítimos bajo jurisdicción argentina. Con este mismo fin, la Autoridad
de Aplicación podrá adquirir y operar los medios que resulten necesarios”.
Desde la clara letra de esta sentencia se concluye que el régimen jurídico
de la pesca en la Argentina se basa en el dominio público de los recursos
vivos del mar. La explotación pesquera se lleva a cabo mediante permisos
que son actos administrativos precarios que pueden ser limitados por
razones de conservación de los mismos. Estas limitaciones, en la medida
que sean razonables, es decir basadas en informes científicos, no darán
derecho a indemnización, porque el que posee la autorización de pesca
no posee un derecho adquirido.
IV. Conclusiones
En perspectiva, ahora que hemos finalizado el recorrido, apreciamos que
la Corte se ha referido a varios temas importantes en materia de pesca
marítima y derecho ambiental. Es interesante atar estos cabos sueltos,
porque de la tarea surgen varias definiciones que completan vacíos legislativos y actualizan las normas vigentes en muchos casos con institutos
que parecen de vanguardia respecto a los contenidos de los que ha dotado el legislador a la materia.
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Estamos ante varios puntos sugestivos: la configuración jurídica
de la ley 24922, las competencias de las provincias y de la nación en la
materia, la base constitucional para el ejercicio federal de la misma, los
límites de actuación locales, el título administrativo que habilita la actividad pesquera, la definición del recurso ictícola como de dominio público,
la protección de los recursos vivos del mar.
Hemos -además- confirmado la hipótesis inicial: tanto el leading case
“Periopontis” de la Cámara Federal Contencioso Administrativo que fuera confirmado por la Corte el 4 de octubre del 2011 como “Argenova”,
del 14 de diciembre de 2010, entendemos que son dos sentencias trascendentales. Como pretendía Borges en Kafka y sus precursores, ellas
no se pueden leer sino desde la influencia que provocan los antecedentes históricos y ese ha sido el sentido de estructurar la jurisprudencia
de la Corte del modo que lo hemos hecho. Por este motivo, el viaje se
encuentra plenamente justificado. Este 2011 ha sido el año del comienzo de la consolidación de una Corte que considera a la pesca desde una
visión administrativa-ambiental satisfactoria para nosotros. Estas sentencias son su sello de calidad.
Hemos podido verificar el modo en que todos esos puntos son resueltos
por la Corte, entendiendo nosotros que el estudio académico puede al
mismo tiempo comprimir y sugerir líneas de actuación e intervención del
resto de los operadores jurídicos, a efectos de consolidar la sostenibilidad
del desarrollo, la actividad pesquera y la protección de los recursos vivos
del mar y su ecosistema.
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Capítulo 4
Ciudadanía ambiental
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