Raúl Alejandro Gutiérrez Quisbert EL PRINCIPIO DE CONGRUENCIA Y LA VERDAD PROCESAL Por Raúl Alejandro Gutiérrez Quisbert Por expresa disposición del Art. 190 del Código de Procedimiento Civil, “La sentencia pondrá fin al litigio en primera instancia; contendrá decisiones expresas, positivas y precisas; recaerá sobre las cosas litigadas, en la manera en que hubieren sido demandadas sabida que fuere la verdad por las pruebas del proceso; en ella se absolverá o condenará al demandado” (el subrayado es propio), lo que importa que se debe emitir el fallo de fondo tomando en cuenta los hechos y pruebas en estricta correspondencia al contenido de la demanda, respuesta, excepciones, etc., que podrían haberse presentado, es decir de acuerdo a la relación procesal establecida a la que se refiere el Art. 353 del adjetivo civil, a fin de no quebrar con el principio de congruencia, pues le esta vedado al juzgador pronunciarse sobre situaciones ajenas al proceso que no hayan sido esbozadas por las partes ya sea como una pretensión concreta o un medio de defensa o excepción, un comportamiento contrario implicaría que la emisión del fallo de mérito no esté en consonancia con los hechos de la demanda, la respuesta o de la reconvención (de existir esta última), y en lo principal con el de las pretensiones, pues no se puede fallar sobre hechos ajenos o extraños a los expuestos y demandados por las partes. Asimismo no debe dejarse de lado que si el fallo de fondo es emitido sin guardar armonía con los antecedentes del proceso, en especial los referentes a los hechos sobre los cuales se ha establecido la relación procesal, sobre los cuales el juzgador ni las partes pueden eliminar, modificar o adicionar otros, adolecería de uno de los elementos de validez pues la congruencia procesal no hace mas que reafirmar el principio procesal (que gobierna todo proceso) al debido proceso y el derecho a la defensa, por el cual debe existir lógica y coherencia no solo en la parte resolutiva con relación a la parte motivada, sino también entre los elementos fácticos conforme hayan sido expuestos en la etapa de introducción del proceso. De lo anterior se infiere que la congruencia o principio de congruencia entre la demanda y la sentencia impone en el juzgador el deber de resolver el litigio con estricta sujeción a los hechos y a las pretensiones aducidas por las partes. Pues como se dijo líneas más arriba debe existir coherencia, entre los hechos, las pretensiones y la decisión, por ello el juez resuelve sobre los aspectos expuestos por las partes. Sobre este particular es menester reiterar que la sentencia pone fin al litigio sabida que fuere la verdad por las pruebas del proceso, lo que significa que el fallo de mérito se pronuncia conforme a las pruebas y los hechos demostrados que se originan de estas, es pues la verdad procesal que procede de los antecedentes del proceso, es así que el principio jurídico de que quien afirma algo debe probarlo o que importa una carga procesal el probar los hechos en los que se justifica la pretensión perseguida (tal cual se tiene del Art. 1283 del Código Civil) no hace mas que ratificar la previsión del Art. 190 de la norma adjetiva civil, en cuanto a Raúl Alejandro Gutiérrez Quisbert la verdad procesal, puesto que esta es la que justifican las partes ante el órgano jurisdiccional mediante las pruebas que podían haber ofrecido y producido en juicio; bajo esa premisa la verdad procesal es la que se acredita mediante la prueba idónea y lícita, formalmente obtenida y válidamente introducida al proceso, para justificar la existencia o inexistencia de los hechos afirmados por las partes como base de procedencia de su pretensión o de sus medios de defensa. Recapitulando, se entiende, que el juez no conoce más verdad que las partes le han probado y que se encuentra en el expediente. Copyright © Raúl Alejandro Gutiérrez Quisbert LA FUNDAMENTACIÓN DEL RECURSO ALZADA Por Raúl Alejandro Gutiérrez Quisbert Se hace necesario precisar, que el marco de desarrollo y desenvolvimiento del Juez Ad quem se halla establecido en el Art. 236 del Código de Procedimiento Civil, lo que significa que la actuación del juez de alzada debe circunscribirse a los puntos resueltos por el inferior y que hubieren sido objeto de apelación y fundamentación. Dicha determinación legislativa plasma el principio de congruencia de la resolución de alzada, entendida como una regla que condiciona la competencia y delimita el contenido de las decisiones que puedan emitirse pues solo podrá resolver sobre lo solicitado, en relación a lo pedido y fundamentado por la parte apelante en correspondencia a lo probado; de esta forma el legislador a limitado el poder decisorio del Juez de segunda instancia. La Corte Suprema de Justicia a establecido “Debe haber congruencia entre el auto de vista y la expresión de agravios por ser ella la que marca y delimita la competencia de la Corte, Tribunal que no debe apartarse de los términos en que quedo planteado la alzada. Caso contrario es nulo...” (Auto Supremo Nro. 208 de 5 de septiembre de 1979) “La apelación y su fundamentación fijan los limites de la competencia del tribunal ad quem para la resolución de segunda instancia; de donde resulta que este tribunal tiene que circunscribirse a resolver los puntos apelados y debidamente fundamentados...” (Auto Supremo Nro. 95 de 28 de abril de 1982). “En cuanto al Tribunal ad quem esta delimitación jurisdiccional se halla prevista dentro del marco formado por los arts. 227 con relación al 236 del Cód. Pdto. Civ., vale decir entre los puntos resueltos por el a quo y que hayan sido impugnados en la expresión de agravios. Limitaciones exigidas por el principio de congruencia: Tantum devolutm, guamtum appellatum...” (Auto Supremo Nro. 104 de 27 de abril de 2000) “El marco de competencia del tribunal de alzada se halla previsto por el art. 235 del adjetivo civil, cuando señala que el auto de vista debe circunscribirse precisamente a las pretensiones resueltas por el inferior y que hubieren sido objeto de apelación y fundamentación que obliga el art. 237 del igual cuerpo legal...”(Auto de Vista Nro. 71 de 11 de febrero de 2003), entre otros fallos emitidos por el máximo Tribunal de justicia ordinaria del Estado. Por su parte el Tribunal Constitucional a dejado establecido la línea jurisprudencial obligatoria de que “...la expresión de agravios en la apelación, limita los poderes del ad-quem, los mismos que estan en el objeto de la alzada, por cuanto no puede pronunciarse sobre aquello que no fue impugnado, circunscribiéndose ineludiblemente a lo que fue materia de la expresión de agravios; en consecuencia, lo que no fue impugnado, adquiere calidad de cosa juzgada, en la medida que no vulnere un derecho fundamental, como ocurre en el presente caso...” (SC Nro. 987/2002-R), también se tiene que por la previsión del Art. 236 del Procedimiento Civil se “...marca y delimita la competencia de los tribunales de alzada, cuya resolución debe guardar congruencia con los puntos resueltos por el inferior y la expresión de agravios; consiguientemente, bajo el principio: tantum devolutum cuantum appellatum, estas autoridades judiciales no pueden fallar ultra petita, sobre extremos no impugnados y fundamentos...” (SC Nro. 581/2004-R). Es así que la labor del juzgador se encuadrara a dicho entendimiento. Raúl Alejandro Gutiérrez Quisbert Como se dejó establecido la expresión de agravios, por parte de los recurrentes, es vital o crucial a fin de la consideración y resolución de la apelación por parte del juez de alzada, ahora bien el apelante ineludiblemente debía exponer los fundamentos y las razones por las cuales considera que la determinación de fondo es contraría a las previsiones de la norma sustantiva y adjetiva civil, que no deben limitarse a meras referencias o citas del desarrollo del proceso mas por el contrario desarrollarse punto por punto los errores, omisiones o deficiencias del fallo en correspondencia a la prueba que demuestre la misma. La expresión de agravios se constituye en un presupuesto indispensable de admisibilidad del recurso, pues su inexistencia o deficiente exposición impide la apertura de la competencia del juez Ad quem, conforme a lo estatuido en el Art. 227 del Código de Procedimiento Civil “...La apelación de la sentencia o auto definitivo se interpondrá, fundamentado el agravio sufrido, ante el juez que los hubiere pronunciado...” (la negrilla es propia). “Es requisito esencial que en el escrito de apelación se puntualicen los errores imputados al juez sentenciante, concretando en cada caso los motivos por los cuales se considere equivocada la resolución...” (Auto Supremo Nro. 139 de 17 de julio de 1986), “Cuando la apelación carece de fundamento a la que obliga el Art. 227 del C.P.C., el tribunal de casación no tiene competencia para reconocer el recurso...” (Auto Supremo Nro. 185 de 22 de mayo de 1995), “Es imprescindible la fundamentación del agravio sufrido en el memorial de apelación ante el mismo juez que pronuncio la sentencia, conforme manda el Art. 227 del C.P.C.,...” (Auto Supremo Nro. 307 de 17 de octubre de 1996), “La omisión de la fundamentación de agravios sufridos por parte de los apelantes (art. 227 Cód. Pdto. Civ.) inviabiliza al recurso... debido a que ese acto procesal insoslayable delimita el marco jurisdiccional dentro del que el tribunal de segundo instancia debe resolver la apelación, conforme el mandato del art. 236 del mencionado Código Procesal, en atención a que los agravios expuestos abren la competencia de la corte de alzada...” (Auto Supremo Nro. 146 de 10 de julio de 2000). Por su parte la SC Nro. 961/2002-R determina “...cuando la parte apelante no expresa el agravio y además no lo fundamenta, el tribunal de apelación, no esta obligado y no puede referirse a otros puntos que nos sean los expuestos en el recurso, al no haberse abierto su competencia para tal efecto...”, por su parte la SC Nro. 987/2002-R precisa que “...la expresión de agravios en la apelación, limita los poderes del ad-quem, los mismos que están enmarcados en el objeto de la alzada por cuanto no puede pronunciarse de aquello que no fue impugnado, circunscribiéndose ineludiblemente a lo que fue materia de la expresión de agravios... al no haberse expresado agravios... no puede pretender suplir esa su negligencia...” por su parte la SC Nro. 366/2004-R, advierte que “...Entre las condiciones materiales para la admisión y procedencia del recurso de apelación, la norma prevista por el art. 219 del CPC establece que el recurso de apelación procede para la reparación de algún agravio que hubiese sufrido el litigante con la resolución emitida por el juez de la causa, reparación que será efectuada por el Juez o Tribunal superior en grado; en concordancia con la norma citada, el art. 227 CPC exige al recurrente, la expresión de los fundamentos del agravio sufrido; ello en razón a que, tomando en cuenta que la apelación tiene la finalidad de reparar los agravios sufridos por el recurrente, la fundamentación de agravios abre materialmente la competencia del juez o tribunal de alzada y delimita el ámbito de su actuación en la resolución del recurso...”. 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