La Verdad y la Prueba Oficiosa en el Proceso. Por Abg. Juan Carlos

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La Verdad y la Prueba Oficiosa en el Proceso.
Por Abg. Juan Carlos Márquez Almea.1
La doctrina es uniforme al considerar que la finalidad general o mediata del
proceso, que le compete a toda la comunidad, es la preservación o el
mantenimiento de la armonía y la paz entre los integrantes del grupo, lo cual se
logra evitando la justicia por mano propia o de manera directa.2
De esta forma se ha establecido entre los estudiosos del derecho la
concepción del fin general del proceso, señalando de igual forma que la armonía y
la paz social de la comunidad, se logra cuando a través del proceso, se dirimen los
conflictos existentes entre los particulares de acuerdo a lo establecido por las
leyes vigentes, este señalamiento se mantuvo mientras se considero la necesidad
de aplicar un sistema eminentemente positivista donde el dictamen jurisdiccional
emanado del proceso se atuviera únicamente al contenido de la norma y las leyes,
pero conforme ha evolucionado el pensamiento jurídico y la concepción de los
principios que integran el proceso, se ha llegado a considerar que la armonía y la
paz social de la comunidad (fin general del proceso), solo se puede alcanzar
cuando la decisión jurisdiccional emitida en el proceso y que pone fin a los
conflictos de los particulares esta sustentada en un razonamiento lógico y una
1
Abogado egresado de la Universidad Católica del Táchira, profesor de la cátedra de Prácticas Procesales en
dicha universidad, con Diplomado en la Derecho Procesal Civil de Universidad Libre-Seccional Cúcuta de
Colombia, miembro del Instituto de Derecho Procesal Colombo-Venezolano, cursante en la Especialización
de Derecho Procesal de la UCAB.
2
Camacho, Azula. Manual de Derecho Procesal, Tomo I “Teoría General del Proceso”. Bogota, Colombia.
Editorial Temis, Octava edición 2002. Pág. 40.
fundamentación tomada con base en la aproximación mas exacta a la verdad de
los hechos presentados por las partes a los cuales se le aplicará la ley.
De esta forma se puede apreciar que se incorpora al fin general del proceso
elementos como la determinación de los hechos para fundamentar la decisión
jurisdiccional, lo cual pasa a formar parte del objetivo del proceso conjuntamente
con la resolución del conflicto.
Así pues, no podemos dejar de considerar que la Constitución de la
Republica Bolivariana de Venezuela de 1999, al establecer dentro de sus
postulados que “Venezuela se constituye en un Estado democrático y social de
Derecho y de Justicia, que propugna como valores superiores de su ordenamiento
jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad,
la democracia, la responsabilidad social y, en general, la preeminencia de los
derechos humanos, la ética y el pluralismo político”3, ha hecho que el estado
venezolano a través de sus órganos jurisdiccionales asuma el deber y la
responsabilidad de aplicar el derecho, para beneficiar el interés general, y muy
particularmente buscando la justicia legal material, lo que supone necesariamente
el deber de buscar la verdad de los hechos para sustentar sus dictámenes, y no
conformarse solo con una justicia legal formal. En este sentido la Constitución de
1999 de igual forma procedió a definir el proceso y a darle un fin en su artículo
257, estableciendo que “El proceso constituye un instrumento fundamental para la
realización de la justicia”, del cual debemos inferir que, conjuntamente con la
armonía y la paz social, el fin del proceso será la obtención y realización de la
3
Constitución de la Republica Bolivariana de Venezuela. Gaceta Oficial Extraordinaria N° 5.453 de la
República Bolivariana de Venezuela del 24-03- 2000, articulo 2.
justicia. Y respecto a este fin no puede menos que afirmarse que solo se alcanza
una justicia real en la medida en que las decisiones tomadas dentro del proceso
jurisdiccional sean emitidas fundamentadas en la verdad de los hechos que se han
presentado en el proceso.
Estas consideraciones, han hecho que las leyes procesales promulgadas
luego de la reforma constitucional de 1999, expresamente establezcan dentro de
sus principios rectores la búsqueda de la verdad, ejemplo de lo cual, tenemos la
Ley Orgánica Procesal del Trabajo4 y la reforma de la Ley Orgánica de Protección
del Niño y del Adolescente5, entre otras, sin poder dejar de mencionar que ya
desde la reforma de 1986, el Código de Procedimiento Civil vigente, establece en
su artículo 12 que “Los jueces tendrán por norte de sus actos la verdad, que
procurarán conocer en los límites de su oficio”. Sin embargo, la mención según la
cual la verdad se procurara conocer en los límites de su oficio, a que hace
referencia este artículo, se entendió como una excusa para el Juez de no tener
que buscar la verdad en forma activa, lo cual ha sido una interpretación errónea.
Pero ante esta necesidad de buscar la verdad para cumplir con el fin del
proceso, que como se ha indicado es la justicia y la paz social, la cual esta
prevista legalmente, cabe preguntarse entonces ¿que deberá ser entendido como
la verdad?, ¿es posible alcanzar la verdad en el proceso?, y ¿como deberá
lograrse este objetivo?.
4
Ley Orgánica Procesal del Trabajo. Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela Nº 37504 del
13-08-2002, artículo 5.
5
Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes. Gaceta Oficial de la República
Bolivariana de Venezuela Nº 5.859 Extraordinario del 10-12-2007, articulo 450, literal j.
Al respecto y en primer lugar cabe señalar que definir la verdad resulta una
tarea ardua que ni aún ciencias como la filosofía y la ideología han logrado
cumplir, por lo que no se ahondará sobre ese aspecto, siendo necesario sin
embargo indicar que en lo relativo al proceso jurisdiccional, la verdad debe ser
entendida como la determinación más exacta que se pueda obtener a través de
los medios cognitivos presentados en el proceso, de la forma en que se han
sucedido los hechos presentados por las partes en sus narraciones o alegaciones.
De igual forma, no se puede menos, que sumarse a lo expuesto por autores
como Carnelutti, Jairo Parra Quijano, Rodrigo Rivera Morales y Michelle Taruffo,
entre otros, quienes han señalado que la verdad es una sola y que resulta inútil
seguir manteniendo la distinción que se hace en algunos sistemas entre verdad
formal o jurídica y verdad material o procesal. Es así como sin lugar a dudas la
verdad es y será siempre una sola, sin embargo, no puede dejarse de lado las
dificultades practicas que se plantean para lograr la verdad en el proceso, esto es
las limitaciones temporales y en los medios cognoscitivos que se tienen para
alcanzar la verdad.
Estas limitantes han planteado la necesidad de esclarecer que la verdad
obtenida a través de un proceso jurisdiccional no podrá nunca tratarse de una
verdad absoluta, y de lo que se trata entonces es que los jueces con el
conocimiento de las limitaciones del proceso, se avoquen a buscar una verdad
relativa y limitada sólo a la ocurrencia o no de los hechos descritos, afirmados o
negados que son planteados por las partes.
Esta verdad relativa no puede compararse con la llamada verdad procesal o
formal de la que se hablaba anteriormente por parte de la doctrina, ya que la
misma se refería a una verdad producto de alegaciones y argumentaciones
formales que sustentadas aún por falsos hechos convencían al Juez, en tanto que
la verdad relativa a que nos referimos en este momento es una verdad producto
de la constatación de la ocurrencia o no de hechos descritos y alegados por las
partes, sin que se entre a conocer o a buscar una verdad que exceda los limites
fácticos fijados por la pequeña historia presentada por las partes.
Es en este sentido que debe recalcarse como es esa pequeña historia, la
presentación o alegación de la descripción de los hechos que según las partes
han ocurrido de una u otra forma, lo que limita la labor del Juez en la búsqueda de
la verdad, es decir, que el Juez en su afán por cumplir con su mandato legal de
buscar la verdad e inquirirla, debe tener cuidado de no darle un sentido exagerado
que haga a la larga imposible cumplir con su cometido, deberá entonces
determinar y discriminar desde el mismo momento en que se entable el litigio, los
hechos principales susceptibles de ocasionar efectos jurídicos en contraste con los
presupuestos de hecho establecidos por la norma
y a los que se le da una
valoración, de los hechos secundarios que aun cuando pudieren complementar los
principales, resultarían a la larga irrelevantes.
Igualmente es relevante señalar que dado el principio dispositivo que aún
prima y se mantiene en el proceso laboral y civil en general, son las alegaciones
de las partes las que delimitan como se ha expresado ya, los limites de la
controversia a que debe atenerse el Juez de la causa, no siendo posible luego de
establecidos dichos parámetros, la incorporación de nuevos hechos ni por las
partes, ni por el Juez, quien centrará en todo caso la búsqueda de la verdad sobre
los limites que le han impuesto las partes con sus alegaciones y descripciones de
hechos.
De esta manera tenemos que es posible encontrar la verdad en el proceso
que, aún cuando sea relativa, permitirá sin duda dar fundamento y razonamiento
lógico a la decisión que dirima una controversia.
Y es sobre la ocurrencia o no de estos hechos principales que se centrará
la prueba, y sobre los mismos las partes en el curso del proceso deberán
desplegar su actividad probatoria, siendo posible por otra parte la actividad
probatoria del Juez en el proceso, la cual tal como se ha indicado deberá
circunscribirse a los hechos principales relevantes a la controversia, y este punto
resalta en su importancia, pues el Juez con su actividad probatoria de oficio, no
debe ni puede entablar una cruzada para buscar la verdad mas allá de los limites
planteados de la controversia.
Por otra parte, en necesario reafirmar el planteamiento sostenido por
autores como Joan Picó I Junoy, quien señala que el despliegue de la potestad
probatoria realizada por el Juez en el proceso, en forma alguna colide con el
principio dispositivo que aún se mantiene vigente y constituye la base o fuente del
derecho privado moderno, lo acontecido es que, en orden a cumplir con un fin
superior como lo es buscar la verdad de los hechos para sustentar un sentencia
que garantice una justicia material, se ha previsto la participación activa del Juez
en la fase probatoria, pues el juicio puede pertenecer a las partes, pero no la
verdad.
Surgen sin embargo dudas respecto a los limites de la actividad probatoria
del Juez en su tarea de buscar la verdad para resolver el conflicto planteado en un
juicio, pues, ciertamente corresponden a las partes el deber de promover los
medios de prueba necesarios para determinar la ocurrencia o no de lo hechos
presentados por ellas, esto en cumplimiento del deber que les establecen las
normas contenidas en el Código de Procedimiento Civil, y en las demás leyes de
contenido procedimental, de probar lo alegado y señalado en un juicio, a lo cual la
doctrina a denominado como la carga de la prueba; pero en todo caso ¿puede el
Juez en su búsqueda de la verdad suplir la conducta de cualquiera de las partes
en la promoción de medios de prueba?.
Al respecto debe aclararse que si en el curso de un proceso, cualquiera de
las partes deja de lado su carga probatoria y no promueve ningún medio de
prueba en forma legal y eficaz, no podría el Juez ni aún en su afán de buscar la
verdad promover medios probatorios en beneficio a la parte negligente, pues tal
cuestión derivaría en una violación al principio de la igualdad, el cual también esta
amparada por el postulado según el cual Venezuela se constituye como estado
social de derecho y de justicia.
Es necesario dejar claro que el Juez puede hacer uso efectivo de esta
potestad-deber de la actividad probatoria oficiosa, aún cuando las partes hubieren
promovido medios probatorios, pero motivado a que los mismos no hayan podido
cumplir con la determinación de la verdad o en un menor grado de conocimiento,
no proporcionen una certeza clara de la forma en que ocurrieron los hechos
descritos y narrados por ellas, los cuales producen efectos jurídicos.
Otra de las limitantes en cuanto a la actividad probatoria oficiosa del Juez
en la búsqueda de la verdad, que se presenta, especialmente en cuanto a los
procedimientos orales, es la limitación temporal, pues debido a la brevedad del
procedimiento el Juez no puede atorarse en la búsqueda de una verdad absoluta
sobre hechos que no sean estrictamente relevantes al proceso, eso resultaría
contrario a los lapsos establecidos por mandato legal para las etapas del
procedimiento, y se violaría igualmente el derecho al debido proceso.
Sin embargo debe tenerse presente que la búsqueda de la verdad como
principio ulterior y objetivo necesario a cumplir para tener una sentencia que dirima
los conflictos en forma justa garantizando la paz social, puede justificar la
necesidad de extender al menos parcialmente los lapsos procesales para la
evacuación de un medio de prueba requerido, siempre que el mismo se refiera a la
probática de un hecho principal, pero tal cuestión sin lugar a duda debe
fundamentarse debidamente por parte del Juez en base a razones ideológicas
valederas que de igual forma garanticen a las partes sus derechos fundamentales,
no bastando asumir, para la ejecución de la potestad deber del Juez de promover
medios de prueba, la simple indicación que lo hace en búsqueda de la verdad, sin
indicar la relevancia que traería al juicio establecer la ocurrencia o no del hecho
cuya prueba se pretende, pues de otro modo constituye una extralimitación en la
potestad-deber de promover pruebas de oficio.
Así pues, los medios probatorios que puede desplegar el Juez en su
actividad probatoria oficiosa son varios, destacándose las diligencias probatorias y
los autos para mejor proveer; como los mecanismos más conocidos que el Juez
tiene a su disposición para promover medios probatorios en un proceso, los cuales
tienen momentos y oportunidades especificas para ser usados en el curso del
procedimiento; siendo las diligencias probatorias de carácter comprobatorio de los
hechos narrados, descritos y alegados por las partes, al estar previstas luego de
la fase probatoria en los procedimientos de materia civil, y luego de la promoción
que se hace en la fase de mediación y conciliación del procedimiento laboral. Por
otra parte los llamados autos para mejor proveer, tienen un carácter esclarecedor
de las pruebas promovidas por las partes y que no han sido suficientes para traer
la verdad de lo señalado por las partes al proceso, siendo la oportunidad para su
uso luego de la fase de informes en el procedimiento civil, y en la fase de
audiencia de Juicio en el procedimientos laborales.
En definitivo y sin importar el carácter que detenten estos mecanismos del
actuar oficioso del Juez, tienen el mismo fin, permitir al Juzgador involucrarse en el
proceso para lograr conocer la verdad de los hechos o al menos tener una certeza
de la forma que los mismos se sucedieron para fundamentar debidamente se
dictamen.
Estas herramientas son dadas al proceso para cumplir con su fin, y su
correcta implementación en atención a sus límites y a sus alcances deben ser
consideradas por las partes y los administradores de justicia para cumplir con su
mandato de establecer la verdad de los hechos, que como ya se ha señalado up
supra constituye un requisito indispensable para una sentencia justa que garantice
la paz social.
Finalmente se debe terminar señalando que la justicia a la aspiramos debe
ser sustentada en la verdad, la cual aún cuando no sea absoluta nos permitirá
sentirnos tranquilos al saber tutelados efectivamente nuestros derechos, porque
es mejor tener algo de justicia verdadera a no tener nada en absoluto.
Bibliografía.
1. BELLO, Humberto (2008), Las Pruebas en el Proceso Laboral. Caracas,
Venezuela. Ediciones Paredes, 2da. Edición.
2. CAMACHO, Azula (2002), Manual de Derecho Procesal, Tomo I “Teoría
General del Proceso”. Bogota, Colombia. Editorial Temis, Octava edición.
3. Constitución de la Republica Bolivariana de Venezuela. Gaceta Oficial
Extraordinaria N° 5.453 de la República Bolivariana de Venezuela del 2403- 2000.
4. Ley Orgánica Procesal del Trabajo. Gaceta Oficial de la República
Bolivariana de Venezuela Nº 37504 del 13-08-2002.
5. Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes. Gaceta
Oficial de la República Bolivariana de Venezuela Nº 5.859 Extraordinario del
10-12-2007.
6. PARRA QUIJANO, Jairo (2004), Racionalidad e Ideología en las Pruebas,
Bogotá: Editorial Temis.
7. RIVERA, Rodrigo. LA PRUEBA COMO SUSTENTO DE LA DECISIÓN
JUDICIAL.
Tomada
de
la
página
www.iprocesalcolombovenezolano.org/doctrina con acceso en fecha 20 de
febrero de 2010.
8. TARUFFO, Michele (2002), La Prueba De Los Hechos, Madrid: Editorial
Trotta.
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