Huelgas y libertades

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FORMULARIO SOLICITUD DE PRODUCTO
Taller: Ideologías y Política
Período: Cuarto
Cant. Integrantes: 2
Modalidad: Estudio de caso.
Formalidades:
- Cantidad de hojas mínimo 3 y máximo 5 (sin contar las Fichas
respectivas a las formalidades)
- Respetar y seguir las instrucciones en el CD o Sitio –
Comunidad de TES – de las “Formalidades en la presentación
del Producto”. Las fichas que se deberán presentar son:

Carátula

Ficha Bibliografía

Ficha animador de TES

Constancia ingreso Evaluación.
Código:
Fecha:
Viernes 29/10/2010.
Animador:
Augusto Doti
Observaciones:
En caso de entrevistas y que exista la posibilidad de publicar los trabajos finales o
productos en el Sitio o Comunidad de TES, deberán pedir autorización a los
entrevistados a través del Formulario respecto denominado: “Ficha autorización”
Objetivo del Trabajo:
1.- Reflexionar sobre un artículo editorial referido a la actividad sindical, teniendo
en cuenta el rol que los sindicatos tienen como actores políticos.
2.- Analizar los artículos de la Ley General de Educación relativos a derechos y
obligaciones de los educandos, y a los derechos de los padres.
Especificaciones:
El producto constará de tres partes, a saber
1.- Leer, analizar y comentar el editorial “Huelgas y Libertades” del diario El País
de fecha 12/10/10. Para ello se sugiere la lectura de la ficha del taller Educación y
Trabajo, relativa a los Sindicatos. Se deberá definir qué es un sindicato, cuál es su
función y comentar el artículo. (Mínimo 3 carillas y en forma grupal)
2.- Se debe leer y comentar cada uno de los artículos 1 a 11, 18 y 72 a 75
inclusive, de la Ley 18.437 (Ley General de Educación). (Mínimo 3 carillas y en forma
grupal)
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3.- Cada uno de los integrantes del grupo redactará una conclusión individual,
con una extensión de 1 carilla, como mínimo.
Consultas al animador: [email protected]
ANEXO (artículo editorial)
Editorial
Huelgas y libertades
Quién, en este bendito país, no se ha sentido preocupado ante las reiteradas
olas de paros que lo azotan una y otra vez? ¿Quién no ha manifestado su
alarma ante la constante pérdida de jornadas de trabajo que aque- llas
ocasionan, con la consiguiente disminución de la cuantía de la producción
nacional? ¿Quién no ha expresado su indignación ante la burla que todo ello
significa para la institucionalidad y el correcto funcionamiento de los
mecanismos democráticos, al constatar que son minorías dentro de minorías las
que realmente deciden paralizar el trabajo, limitar la asistencia sanitaria, cortar
rutas, "escrachar" espectáculos dignísimos y proceder a ocupar todo cuanto se
les ocurre?
Dentro de ese maremagnum de negatividades sobresale, últimamente, la
presión ejercida por la COFE (Confederación de Organizaciones de Funcionarios
del Estado), entidad que nuclea, precisamente, a los que comúnmente
llamamos burocracia -fuente de tantos y tantos males- y a la que Karl Popper
definió como integrada por "déspotas de bolsillo". ¿Es que tienen derecho a
hacer huelga?
Para el eminente Justino Jiménez de Aréchaga, "no existe para los funcionarios
públicos el derecho de huelga". Remarca que "el Derecho es un sistema
destinado a asegurar la pacífica convivencia, a mantener la armonía en el
conjunto social, a evitar el daño injusto, a suavizar las asperezas de la vida y
no a multiplicarlas".
Y agrega esta reflexión vital: "El Estado democrático que no administra justicia,
que no asegura la integridad personal, que no educa, que no protege la paz
social, no puede invocar otro principio trascendental para justificar el ejercicio
de su poder sobre los hombres. De ahí que no se concibe la posibilidad del
reconocimiento de un derecho a la suspensión de los servicios públicos en el
Estado democrático por parte de quienes son sus agentes".
Su sentencia final es lapidaria: "El frecuente recurso a la huelga por parte de
los funcionarios públicos distorsiona la estructura del Estado democrático y abre
las vías a su crisis temporal o definitiva".
En el fondo y en esencia lo que se discute es el problema de la libertad.
¿Acaso los sindicatos no son libres de expresarse "libremente"? ¿Acaso el
derecho a holgar no es reconocido como cualquier otro derecho?
Se pueden esbozar algunos conceptos sobre este problema crucial.
En efecto, si, como se dice casi irónicamente, la libertad es libre y no admite
restricción alguna, entonces, ¿el poderoso puede sojuzgar al carenciado y el
fuerte puede esclavizar al débil? ¿Se puede robar y matar como expresión de
esa libre voluntad?
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Así concebida, la libertad sería paradójica y muy poco humanista.
La única solución razonable en un Estado democrático radica en que ese mismo
Estado restrinja un tanto esa libertad, en aras de su goce pleno por parte de
comunidad, ejerza esa intervención reguladora mediante leyes -que el pueblo,
en definitiva, aprobará o rechazará en su momento- y establezca un equilibrio
armónico entre todos los integrantes del cuerpo social.
Pero, a su vez, también ese intervencionismo estatal debe ser limitado en sus
alcances y controlado en su ejecución y en sus efectos. De otra manera, se
corre el riesgo de erigir a la burocracia en un nuevo y anónimo poder y, como
consecuencia lógica, se puede llegar a poner en peligro la propia libertad que se
quiere preservar.
Un Estado con atribuciones minuciosas en todos y cada uno de los ámbitos de
la actividad ciudadana se convierte en un Estado totalitario.
En vista de que no hay otra forma de controlar los excesos que puedan cometer
en un régimen de libertad sin freno, el Estado -con todos sus defectos
eventuales- pasa a ser un mal necesario. Sin embargo, no hay que olvidar
jamás que un mal Estado es un mal indefendible.
Al llegar a estas conclusiones se refuerza el crédito de que goza el sistema
democrático en las sociedades más avanzada pues es el único -mediante el uso
del voto universal- capaz de autorrectificarse y, por tanto, de perfeccionarse a
sí mismo.
Lo cual significa mucho, por cierto.
EL PAIS 12/10/10
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