IV JORNADAS INTERNACIONALES SOBRE DERECHOS HUMANOS Y LIBERTADES FUNDAMENTALES Sesión: Viernes 8 de noviembre (Tercer panel) Una visión iusfilosófica de la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea. JOSÉ ANTONIO SANTOS ARNÁIZ UNIVERSIDAD REY JUAN CARLOS Facultad de Ciencias Sociales y Jurídicas Departamento de Derecho Público C/ Velilla, 13, 2º. Izq. 28032 – MADRID Tfnos.: 91/7764906 – 636410837 E-mail: [email protected] RESUMEN La Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea de 2000 se sustenta en una serie de valores, principios y derechos que en esencia presentan un contenido moral, influyendo de manera decisiva en su desarrollo y futura aplicación y cuyo máximo exponente es la dignidad humana. En el continente europeo, a partir del Tratado de la Unión europea, se empieza a acuñar el término ciudadanía, estando indefectiblemente unido al de los Derechos fundamentales. En esta sociedad de respeto de los Derechos Humanos, debemos abogar por una mayor solidaridad y tolerancia con el diferente, ya sea por razón de su raza, orientación sexual, etc. También, debemos de hacer hincapié en los derechos sociales “olvidados” por las tradiciones constitucionales, en cuanto a su efectividad, más teniendo en cuenta que vamos hacia una globalización que no tiene marcha atrás, entendiéndola en el sentido de internacionalización. Por ello, se debe comenzar por la base de la sociedad (europea) que son los Derechos fundamentales. Los mismos constituyen el núcleo central de la moralidad legalizada en la norma fundante básica y en los principios en que se plasman. El problema de la Carta sigue siendo, en mayor medida, su valor jurídico vinculante que, al igual, que el resto de aspectos mencionados, junto con alguno más, serán tratados en mayor profundidad en este estudio desde una perspectiva iusfilosófica. I. ASPECTOS INTRODUCTORIOS La democracia es realmente necesaria en cualquier Estado que se precie de tal, siendo el canal en el que los valores, principios y derechos se desarrollan correctamente. Así podemos traer a colación las palabras de Karl Popper en su libro La sociedad abierta y sus enemigos donde expresaba “la democracia no debe ser contemplada como un lujo, algo que un país puede permitirse sólo una vez que ha alcanzado un cierto grado de desarrollo; por el contrario la propia democracia es un requisito previo para el progreso.” Los Derechos Humanos son básicos en todas las sociedades democráticas, y se asientan sobre los valores de la libertad, la seguridad jurídica y la solidaridad, configurándose como marco de todos ellos la dignidad humana, justicia y libre desarrollo de la personalidad. Estos ideales filosóficos en el Derecho aparecen en la Declaración Universal de Derechos Humanos de 10 de diciembre de 1948, representando ésta “la manifestación de la única prueba por la que un sistema de valores puede ser considerado humanamente fundado y, por tanto, reconocido; ésta prueba es el consenso acerca de su validez”1. En consecuencia, puede resaltarse la importancia de la fundamentación moral, la cual se íntimamente liada al Derecho. Cabe abrir un breve paréntesis para introducir en el Derecho la argumentación moral. Así el profesor Ronald Dworkin nos habla de la relevancia del razonamiento moral que impregna cualquier razonamiento jurídico, ya que en última instancia los principios que los tribunales desarrollan y aplican son específicamente morales 2 . Los valores superiores y derechos fundamentales a nivel estatal, europeo o universal, representan los principios fundamentales que, junto con las reglas, conforman el conjunto de normas que llamamos Derecho. Entonces no podemos entender un sistema como democrático, ni un Derecho como justo 3, si no existe una protección de los Derechos Fundamentales. La Declaración de Derechos Humanos al crearse, “trataba de fijar, con carácter internacional, una especie de mínimos éticos que aunque no creaban obligaciones legales a los Estados, habrán de servir como una declaración de principios, llamada a convertirse, en palabras, de Eleanor Roosevelt en la Carta Magna de la Humanidad”4 .Se desprende de estas afirmaciones cierto paralelismo con la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea de 7 y 8 de diciembre de 2000 firmada y proclamada en Niza. Por varias razones, siendo la primera de ellas que ambas carecen de valor jurídicamente vinculante, lo cual no es obice para atribuirle una naturaleza meramente programática. En segundo lugar, cabe ponerse de relieve que la Carta proclamada en Niza podría venir a significar el Preámbulo de una _________ 1. Ver al respecto Bobbio, N.: Presente y porvenir de los derechos humanos, en El tiempo de los de derechos, trad. de Rafael de Asís, pp. 63 y ss. 2. Vid. la obra de Dworkin, R.: Los derechos en serio, Ariel, Barcelona, 1995. 3. Kaufmann, A. en la presentación de su obra Rechtsphilosophie, Beck, Munich, 1997 considera el término derecho justo como un pleonasmo y no le falta razón. 4. Otero Parga, M.: Reflexiones en torno a los derechos humanos en el Siglo de Oro español, Anuario de Filosofía del Derecho, nueva época, Tomo XVII, Madrid, 2000. p.463. futura Constitución Europea5. Aunque fue firmada en Niza, ya antes el Proyecto de Carta fue estudiado por el Consejo Europeo en Biarritz los días 13 y 14 de octubre y que “viene a colmar un vacío, unánimemente subrayado, una laguna existente en la Comunidad Europea, carente de una propia Declaración de Derechos aplicable a las eventuales vulneraciones de los Derechos Fundamentales por las instituciones y órganos comunitarios”6 .Esta proclamación representó uno de los pocos éxitos del Consejo Europeo de Niza, debido a que el resto de puntos al llevar a cabo, como la reforma de las instituciones comunitarias para adecuarlas a los países candidatos, la simplificación de los Tratados, la obligatoriedad de la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea y otros temas no se pudieron realizar por los egoísmos nacionales de determinados países que no estaban dispuestos a ceder en términos de solidaridad, en pos del interés general con respecto a sus posturas. La Carta constituye, en palabras de Romano Prodi, “una victoria en términos sustanciales y una victoria en términos de método”7. Primeramente, se trata de una victoria de método, al haberse abandonado la farragosa técnica de la conferencia intergubernamental, recurriéndose a la creación de un amplio grupo de trabajo que ha hecho confluir a toda la legitimación política de la Unión, habiendo miembros de instituciones comunitarias, Jefes de Estado o de Gobierno de los Estados miembros y representantes de los parlamentos nacionales, con la participación de la sociedad civil 8. En lo concerniente a la victoria sustancial, viene a significar la voluntad de la Unión de reconocer y plasmar una serie de valores indivisibles y universales, derechos y libertades fundamentales basados en los principios de la democracia y del Estado de Derecho9. Pero, en cuanto al efecto vinculante debemos atender al Tratado de la Comunidad Europea (en adelante TUE) en general, y a su artículo 6 en particular. II. CIUDADANÍA, DERECHOS FUNDAMENTALES Y TOLERANCIA A partir del TUE comenzó a utilizarse el término de ciudadanía europea, el cual “se adoptó por establecer, para toda persona que ostentase la nacionalidad de un Estado miembro” 10. Este concepto aparece unido al de los __________ 5. Se están poniendo los mecanismos en marcha con el fin de que tengamos pronto una Constitución Europea, de ahí la cumbre de Cerdeña en la que se elaboró un borrador de Constitución de corte federal. 6. Vid. Rodríguez Bereijo, A.: La Carta de derechos fundamentales de la Unión Europea, Noticias de la Unión Europea, núm. 192 (2001), p.10. 7. Información extraída de la entrevista concedida por el Presidente de la Comisión Europea al Boletín Europeo de la Universidad de la Rioja, núm. 7/8, marzo, 2001. p.4 y 5 8. Hemos de destacar dos notas como son el consenso al que se ha llegado ante tanta pluralidad de partes. Por otro lado, la rapidez con que se ha llevado a cabo, siendo tan sólo necesario un año y seis meses para su elaboración. 9. Por el contrario, es necesario señalar que el Estado ha pasado a ser, en ocasiones, la principal fuente de violación de derechos humanos y, por lo tanto, de conceptualizarse los derechos humanos como límites al abuso de poder. En este sentido vid. Asís Roig, R.: Las paradojas de los derechos fundamentales como límites al poder, Debate, Madrid, pp. 39y ss. 10. La ciudadanía de la Unión se encuentra realizado sobre cuatro contenidos dispares que tras su introducción por el Tratado de Maastricht con esta denominación se encuentra en los artículos 17 y ss. Que son la circulación y residencia (art. G, art. 8 A); Sufragio activo y pasivo en las elecciones locales y al Parlamento Europeo (art. G, art. 8 C) y derecho de petición ante el Parlamento Europeo y ante el Derechos Fundamentales formando “un binomio inseparable”11. Ambos conceptos, que hoy podemos considerar restrictivos, intentan ser superados por la Carta de Derechos Fundamentales para la Unión Europea”12.Así, vemos que el término ciudadanía europea aparece como capítulo en dicha Carta (arts. 39 al 46) que no viene sino a recoger derechos ya reconocidos en otros textos del ordenamiento jurídico comunitario. A poco que analicemos dichos artículos, nos damos cuenta que el precepto que presenta mayor relación con la ciudadanía es el que reconoce el derecho a circular y residir libremente en el territorio de los Estados miembros (art. 45). En este sentido, resultan bastante elocuentes las palabras de Luis María Díez Picazo al afirmar que “no deja de ser preocupante que el discurso de la ciudadanía se ha puesto de moda en Europa precisamente en el momento en que el continente ha dejado de ser una tierra de colonizadores y emigrantes para comenzar a ser tierra de destino de masas desheredados”13. Estas aseveraciones vienen a enlazar, a nuestro modo de ver, con el concepto de tolerancia y multiculturalismo, siendo la primera la consecuencia necesaria de constatar nuestra falibilidad humana14 como “primer principio del derecho natural”15. Podemos afirmar que ”la tolerancia no puede nunca ser indiscriminada, no resultando factible tolerar lo intolerable”16. Al respecto “para Voltaire y con razón- hay una insensatez, la intolerancia, difícil de tolerar. En realidad, es aquí donde encuentra su límite la tolerancia. Si concedemos a la tolerancia el derecho a ser tolerada, destruimos la tolerancia y el Estado constitucional. Éste fue el destino de la República de Weimar”17. Para que haya tolerancia tiene que existir un acto de tolerancia de ahí que Garzón Valdés diga “la intolerancia no sólo sería la negación interna de la tolerancia, sino una condición sine qua non de esta última, algo que ya no resulta curioso, sino hasta paradógico”18. Lo crucial es fijar “los límites de lo intolerable, pues la intolerancia no puede confundirse ni con la simple indiferencia ante lo que ocurre a nuestro alrededor ni con la indulgencia cómplice con crímenes y desafueros”19. _________ Defensor del Pueblo (art. G ,art. 8 C). En este sentido es interesante López Garrido, D.: El Tratado de Maastricht. Estudio introductorio. Tratado de la Unión Europea. Resolución del Parlamento Europeo. Paquete Delors II formando parte de la obra Código de la Comunidad Europea, tomos I y II, 1992. pp. 40 y ss. 11. Vid. Rodríguez González, J.P.: La ciudadanía europea como presupuesto de la Carta de los Derechos Fundamentales, Persona y Derecho, núm. 45, 2001, p. 45. 12. Ibidem, p. 46. 13. Díez Picazo, L.M.: Constitucionalismo de la Unión Europea, Civitas, Madrid, 2002. p. 29. 14. Entendiendo este término, como principio ético en toda discusión racional, quizá uno está equivocado y el otro tiene razón, aunque es probable que ambos estén errados. 15. Así lo considera Popper, K.: Tolerancia y responsabilidad intelectual, incluido en el libro En busca de un mundo mejor, Paidós, Barcelona, 1994. p. 243. 16.Vid. Ollero Tassara, A.: Tolerancia y verdad, Revista Chilena de Derecho, Vol. 24, núm. 1, 1997. p.116. 17. Vid. Popper, K (op. cit. en nota 15) p. 244. 18. Vid. Garzón Valdés, E.: No pongas tus sucias manos sobre Mozart. Algunas consideraciones sobre el concepto de tolerancia, Claves de la razón práctica, núm. 19, 1992. p.22. 19.: Al respecto Savater, F.: La tolerancia, institución pública y privada, Claves de la razón práctica, núm. 5, 1990. p. 30. III. LA DIGNIDAD: ¿CABE LA FUNDAMENTACIÓN MORAL EN LA CARTA? Una vez hechos estos comentarios podemos mencionar algo sobre el resto de los capítulos de la Carta, destacándose el capítulo primero referente a la dignidad que desprende un gran contenido de moralidad por todos sus poros, aunque lo mismo ocurre en el resto de los apartados, pero en menor medida. Así, cabe preguntarse si los Derechos Humanos son propiamente derecho o simple exhortación moral? En realidad, la moral aquí invocada hay que entenderla en clave anglosajona, como criterios o valores crecientes a la convivencia social que cuentan con efectivo arraigo”20. En este sentido, se cabría hacer otra pregunta ¿son jurídicos los Derechos Humanos? La verdad es que “negar carácter jurídico a determinados ordenamientos equivaldría a negar su evidente efectividad” 21. En efecto, los Derechos Humanos son plenamente jurídicos y como toda realidad jurídica encierra una dimensión judicial, la cual siempre va a tener consecuencias limitativas. Los derechos vienen, inseparablemente, acompañados de deberes obligándonos a no poder hacer todo lo que queremos pretender al tener que mantener una convivencia social. El profesor Pérez Luño mantiene una postura de fundamentación iusnaturalista de los Derechos Humanos que nosotros compartimos y para este autor “suponen una versión moderna de la idea tradicional de los derechos naturales y representan un avance en su proceso de positivización” y aún va más allá diciendo que “si con la expresión derechos morales se quiere justificar la confluencia entre las exigencias o valores éticos y las normas jurídicas, lo único que se hace, en el fondo es afirmar uno de los principales rasgos definitorios del iusnaturalismo”22. Este fundamento de los Derechos Humanos recogido en la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea es iusnaturalista al ser anterior al derecho positivo desechándose, por tanto, el positivismo como fundamento de los Derechos Humanos. Un aspecto concreto de la Carta que es objeto, en la actualidad, de variados dilemas morales, se trata de la “prohibición de la clonación reproductora de seres humanos” (art. 3 párrafo segundo). Aquí se ponen de relieve las tres corrientes de opinión típicas (como en otros tantos temas). Por un lado, los que están a favor de la clonación reproductora de seres humanos con todos los perjuicios que ello podría conllevar. En segundo lugar, los partidarios de la prohibición de la clonación. Y por último, los que admiten una postura ecléctica, aceptando la clonación reproductora en determinados casos23. __________ 20.Vid.Ollero Tassara, A.: Derechos humanos y metodología jurídica, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1989. p. 132. 21. Vid. Ollero Tassara, A.: ¿Tiene razón el Derecho?, Congreso de los Diputados, Madrid, 1996. p.382. 22. Vid. al respecto Pérez Luño, A.E.: Derechos humanos, Estado de Derecho y Constitución, Tecnos, Madrid,1984. pp178 y 179. 23. A pesar de todos estos debates, a día de hoy, no existen estudios científicos que constaten el haberse hecho posible la clonación de seres humanos, aunque en los medios de comunicación se hablaba el caso de un médico italiano había llevado a cabo la clonación humana. Todo ello, fue alimentado por ciertos sectores de la comunicación. IV. LIBERTAD, IGUALDAD Y MATRIMONIO: EN CONCRETO, LA DISCRIMINACIÓN POR RAZÓN DE GÉNERO En el capítulo de la Libertad vemos que se han llevado a cabo algunas actualizaciones e introducciones respecto del Convenio Europeo de los Derechos Humanos y Libertades Fundamentales de 1950 como, por ejemplo, el derecho a la protección de datos de carácter personal que le afecten, al igual que el acceso y la rectificación de los mismos (art. 8). Un aspecto a destacar es el articulo 9 referente al derecho a contraer matrimonio y a fundar una familia en el que se omiten las acepciones mujer y hombre propias del Convenio Europeo de Derechos Humanos (en adelante CEDH). A la vista está que la evolución social propició este cambio de redacción, para abarcar los casos que reconocen las disposiciones normativas de ciertos Estados miembros. En al Carta no se está admitiendo explícitamente el matrimonio entre homosexuales, pero se deja una puerta abierta adaptándose así a las actuales realidades sociales. “El matrimonio es, sin embargo, en Europa un valor constitucional clásico, que no sólo se manifiesta como modo de convivencia, sino también y al mismo tiempo como presupuesto tipológico de unas bases fiable para la educación conjunta de los hijos”24. En el CEDH se configura el matrimonio y la familia como un derecho único. Ello, no es obice para que no nos abramos y dejemos a un lado las posturas dogmáticas y aceptemos otros tipos de familia, ya sean homosexuales o monoparentales. Los argumentos esgrimidos, anteriormente, vienen a enlazar con el artículo 21 de la Carta, englobado dentro del capítulo dedicado a la igualdad. En el citado precepto se prohibe toda discriminación, en general, y en particular, la que es por razón de sexo. Aquí vemos que la orientación sexual se podía encuadrar en esta redacción, dejándose una luz en el camino hacia la admisión del matrimonio de homosexuales. Así, podemos atender al artículo 52 párrafo tercero 25 de la Carta en el que se da la posibilidad de que el Derecho de la Unión conceda una protección más amplia a la aparecida en el CEDH. En palabras de Tettinger “resulta más bien dudoso que el artículo 52 en su párrafo tercero pueda actuar como freno de emergencia, ya que todavía no está en condiciones de afirmar que el Derecho de la Unión garantice en este ámbito una amplia protección”26. Es reseñable el artículo 23 in fine de la Carta que reconoce el principio __________ 24. Vid. Tettinger P.J.: La Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea, Persona y Derecho, núm. 45, 2001. p.34. 25. El citado artículo reza de la siguiente manera: En la medida en que la presente Carta contenga derechos que correspondan a derechos por el CEDH, su sentido y alcance serán iguales a los que le confiere dicho Convenio. Esta disposición no impide que el Derecho de la Unión Europea conceda una protección más extensa. 26. Op. cit. en nota 24. p.34. de discriminación positiva, encuadrándose en la igualdad de trato formal como diferenciación la cual debemos separarla de la igualdad de trato como equiparación. Esta última, “se expresa en el principio de no discriminación, y afecta a aquellas condiciones de las personas que siendo distintas entre unas y otras no se consideran relevantes y no justifican un trato desigual”27. Aquí estamos en la diferencia de caracteres como es el caso de discriminación por razón de género28, aunque también están los rasgos físicos y circunstancias de los seres humanos que tienen que ver con la pertenencia a una raza, a una religión respectivamente. En este caso, la igualdad consiste en que no se tomen en cuenta esos elementos físicos, socio-económicos o culturales, para diferenciar conductas y su regulación jurídica. Por eso cuando la igualdad se manifiesta de forma positiva, entonces hablamos de discriminación positiva o inversa que equipara a personas que se distinguen por esas condiciones que no consideran relevantes; y negativamente, no discriminando por las mismas razones.. En la igualdad positiva se va a privilegiar al colectivo desfavorecido y dará lugar a perjuicio a personas concretas, siendo el sistema de cuotas una de sus formas. Ésta es “la igualdad de trato como diferenciación que puede limitarse a su dimensión formal, como igualdad ante la Ley” 29. El hecho de beneficiar a determinados colectivos que presentan una inferioridad de condiciones por razones culturales, físicas o de situación encuentra un importante apoyo en la solidaridad que impulsa una protección especial para superar la inferioridad de mujeres, menores, consumidores o minusválidos. Se pretende con esta situación crear derechos en los que estos son los titulares únicos y, entrando en juego la igualdad, con el fin de que no se pueda hablar de discriminación de los no comprendidos en esta situación especial. V. DERECHOS DE LA SOLIDARIDAD: LABORALES Y SOCIALES En referencia al capítulo sobre la solidaridad podemos observar, a poco que nos fijemos, un suculento catálogo de derechos laborales y sociales, configurándose ambos como derechos de la solidaridad. Los mismos podríamos decir que se nos aparecen, en la actualidad, como “la dimensión humana del mercado global”30. La solidaridad como la conocemos hoy31, nace como reacción a las teorías economicistas, a la economía política de mercado y a la mano invisible que mueve el mercado. __________ 27. Vid. Peces-Barba, G.: Curso de Derechos Fundamentales. Teoría General, Universidad Carlos III y BOE, Madrid, 1999. p.285. 28. En mayor profundidad sobre el tema ver Ollero Tassara, A.: Discriminación por razón de sexo. Valores, principios y normas en la jurisprudencia constitucional española, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1999. 29. Op. cit. en nota 27. p.286. 30. Vid. Espada Ramos, M.L.: Los derechos sociales en la Unión Europea: mercado o justicia, Anales de la Cátedra Francisco Suárez, núm. 35, 2001. p. 23. 31. Peces-Barba, G. en su Curso de Derechos Fundamentales entre solidaridad de los antiguos y de los modernos. Esta postura es criticada por ciertos autores que la solidaridad de los antiguos sería una”prehistoria” o precedentes de la solidaridad actual. Se trata de una transposición histórica con los peligros que ello conlleva. Es destacable el acierto de esta Carta, en la redacción de estos derechos al no configurarlos como derechos prestacionales. Si lo hubiera hecho, esta situación conduciría “bien al cumplimiento de solemnes promesas constitucionales, bien a la ingobernabilidad de las finanzas de las finanzas públicas”33. Los derechos de la solidaridad encuentran su fundamento , de forma general, en la dignidad humana y, en particular, en la justicia social. El problema de estos derechos es en cuanto a su realización y efectividad, pero no en lo referente a su legitimación. Ello tiene su razón de ser en que estos derechos precisan de una norma jurídica que los desarrolle. Son destacables, en este sentido, las palabras de Luis María Díez Picazo al afirmar que “la Carta no configura prestaciones directamente exigibles; pero, para acentuar los aspectos de organización y participación imprescindibles para la efectividad de estos derechos laborales y sociales, la proclamación de los derechos dista de ser una operación retórica, pues tiene un inequívoco significado jurídico”32. En ciertos casos, la Carta se limita a dar directrices a los poderes públicos, sirva de ejemplo el artículo 37 que versa sobre la protección al medio ambiente y el artículo 38 referente a la protección de los consumidores. Estamos ante un mandato de optimización caracterizado por la indeterminación de la consecuencia jurídica. Es decir, se conoce el supuesto de hecho o fáctico, pero permanece en la sombra la concreta obligación 33. Estas normas no prescriben una conducta concreta, sino sólo la obligación de perseguir ciertos fines cuya plena satisfacción tampoco se exige34. En cambio, los principios de la política y de la justicia son normas abiertas en las cuales está determinada la consecuencia jurídica, aunque no el supuesto de hecho. Es propio de la jurisdicción, mientras que los principios como mandatos de optimización expresan intereses, siendo de la política o legislación. VI. CONCLUSI0NES Hasta ahora la Unión Europea no disponía de un catálogo de Derechos Fundamentales. La circunstancia es que nos encontramos ante un texto, desprendido del lenguaje, un tanto barroco que caracteriza los Tratados constitutivos, pero que carece de toda fuerza vinculante. Su estilo está emparentado más con la claridad y concisión que con la complejidad. A pesar de ello presenta muchas ventajas al encontrarnos una estructura abierta, lo que le permite adaptarse más fácilmente a las realidades sociales del momento y tener un carácter más perdurable. __________ 32. Vid. Peces-Barba, G.:Op. cit. en nota 13. p.27. 33. Es de interés al respecto Alexy, R.: Teoría de los derechos fundamentales, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid,1993. 34. Vid. en este sentido Prieto Sanchís, L.: Ley, principios, derechos, Dykinson, Madrid, 1998. p. 55. En consecuencia, estamos ante un texto constitucional que difiere bastante de otro gran texto como es el CEDH, en cuanto a su estilo de redacción y contenido de los derechos. La carta presenta cláusulas generales propias de las constituciones, conllevando la posibilidad de realizar más interpretaciones. En lo que a los derechos se refiere nos encontramos, en general, que la Carta reconoce derechos de forma concisa y el convenio de manera más farragosa. Volviendo al problema central del valor jurídico vinculante de la Carta, el Consejo Europeo de Niza de 2000 no lo consideró oportuno aunque cabía la posibilidad de “haber insertado los artículos de la Carta en el Tratado de la Unión bajo un intitulado de Derechos Fundamentales o podía haberla incorporado mediante un Protocolo anejo al Tratado”35. Tampoco se hizo la fórmula de haberlo incluido en el artículo 6 del párrafo segundo. La insatisfacción que genera el pensar que la carta resulte vinculante a través de la jurisprudencia del Tribunal de Justicia ha llevado al sector federalista del Parlamento Europeo a aprobar Proyectos de Constitución de la Unión Europea. A pesar de todo, se continúan haciendo esfuerzos para crear una Constitución Europea para el 2003, de ahí el proyecto de constitución europea presidido por Giscard D´Estaing. En definitiva, es realmente necesario que la Unión Europea posea una estructura constitucional estable, inspirada en los principios fundamentales recogidos en un texto claro, simple y, sobre todo, legible36. Por lo que es imprescindible una constitución y la actual Carta de los Derechos Fundamentales podría ser el núcleo básico de esta unidad constitucional. __________ 35. Vid. Del Pozo Ruíz, F.: Diez Notas a propósito de la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea, Boletín Europeo de la Universidad de La Rioja, núm. 7/8, marzo, 2001. p.71. 36. Op. cit. en nota 7. p. 5. BIBLIOGRAFÍA BOBBIO, N.: Presente y porvenir de los derechos humanos en El tiempo de los derechos. Sistema, Madrid, 1991. Traducción de Rafael de Asís. DEL POZO RUIZ, F.: Diez notas a propósito de la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea. Boletín Europeo de la Universidad de la Rioja Nº 7/8, marzo, 2001. Pp. 60-72. DIEZ PICAZO, L.M.: Constitucionalismo de la Unión Europea. Ed. 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