C.I.I.C.A.P. DERECHO CONSTITUCIONAL UNIDAD 14 Derecho Constitucional Unidad 14 - El Régimen representativo A – caracterización constitucional EL PODER Y EL GOBIERNO El poder es el tercer elemento del estado (además del territorio y la población), y consiste en la capacidad, competencia o energía de que el estado dispone para cumplir su fin. El poder en cuanto potencia disponible requiere ser puesto en acto, o sea impulsado y ejercido. Quienes lo ejercen, son los gobernantes, titulares o detentadores del poder. También se los llama operadores constitucionales. Los hombres titulares del poder aparecen en el orden normativo como órganos, y su conjunto compone el gobierno, que es el cuarto elemento del estado. El gobierno es, entonces, el conjunto de órganos que ejercen el poder del estado a través de sus diversas funciones. La actividad del gobierno se imputa o atribuye al estado en cuanto persona jurídica a la cual los órganos gubernativos representan. La república y la representación. El art. 1º de la constitución proclama que la nación adopta para su gobierno la forma representativa republicana federal. Tradicionalmente, se ha delineado la forma republicana a través de las características vistas en la Unidad 13. La forma representativa presupone, en el orden de normas donde se encuentra descripta, que el gobierno actúa en representación “del pueblo”, y que “el pueblo se gobierna así mismo por medio de sus representantes”. Es la vieja tesis de la democracia como forma de gobierno, o democracia “popular”. Pero para Bidart Campos, dicha forma no existe ni puede exitir. El pueblo no gobierna, el pueblo no es soberano, el pueblo no es representable ni representado. No “es” ni “puede serlo”. Por consiguiente, la forma representativa no tiene vigencia por que es irrealizable. Pero para el resto de los autores, la forma representativa significa que el pueblo, que es el soberano, se gobierna a así mismo a través de sus representantes elegidos por el voto. En ese sentido, Ekmekdjian sostiene que “la soberanía del pueblo significa que el conjunto de ciudadanos que integran la comunidad política es el titular del poder del Estado, y quienes ejercen circunstancialmente el poder lo hacen en su nombre y representación y deben rendirle cuentas periódica y frecuentemente”. Además de la declaración del art.1º, el art. 22 recalca que el pueblo no delibera ni gobierna sino por medio de sus representantes y autoridades creadas por la constitución. De esta norma se desprende que para la constitución, el gobierno federal “gobierna en representación del pueblo”, y así lo enfatizó la Corte Suprema en el caso “Alem”, de 1893, en el que dijo: “En nuestro mecanismo institucional, todos los funcionarios públicos son meros mandatarios que ejercen poderes delegados por el pueblo, en quien reside la soberanía originaria”. Del art. 22 surge también, por otra parte, en concordancia con el art.44, que los diputados se consideran representantes del pueblo o 1 C.I.I.C.A.P. DERECHO CONSTITUCIONAL UNIDAD 14 de la nación. Esta fórmula traduce en el orden normativo la ficción del mandato representativo conferido por todo el pueblo a sus supuestos representantes. El art. 22 termina diciendo que toda fuerza armada o reunión de personas que se atribuye los derechos del pueblo y peticiona a nombre de éste, comete delito de sedición. B - Las formas “semidirectas” en la C.N. y en la doctrina Adelantamos sobre éste tema en la Unidad 13 al ver formas semidirectas de democracia. La constitución formal no registraba éstas formas hasta la reforma de 1994. Por su real naturaleza jurídico-política, las formas semidirectas significan expresar a través del sufragio “no electivo”, una opinión política de quienes forman el cuerpo electoral, y este derecho a expresar opiniones políticas ya podía considerarse implícito en el art.33, mucho antes de 1994. A partir de la reforma constitucional de 1994, que en los artículos 39 y 40 ha incorporado el derecho de iniciativa legislativa popular y la consulta popular, toda objeción queda definitivamente disipada. Se pueden definir como “mecanismos o procedimientos por medio de los cuales el pueblo participa directamente en la elaboración de actos de gobierno”. De estas formas, las que más a menudo conocen la doctrina y el derecho comparado son: 1. el referéndum, se consulta a la ciudadanía para convalidad determinados actos de gobierno, generalmente legislativos. 2. el plebiscito, es fundamentalmente consultivo, y su objeto no necesariamente es una norma jurídica, sino cualquier tema de interés general. 3. el recall o revocatoria, es el mecanismo por el cual se remueven o destituyen funcionarios públicos por decisión popular. 4. la iniciativa popular, cualquier ciudadano o un grupo de ellos puede presentar un proyecto de ley. 5. la acción popular, es la legitimación procesal activa de cualquier ciudadano para peticionar en nombre de todos ante un órgano judicial. 6. juicio por jurados: ciudadanos comunes integran jurados de enjuiciamiento ante los procesos judiciales contra acusados por delitos. La iniciativa popular para proyectos de ley. El art. 39 prescribe: “Los ciudadanos tienen el derecho de iniciativa para presentar proyectos de ley en la Cámara de Diputados. El Congreso deberá darles expreso tratamiento dentro del término de doce meses. El Congreso, con el voto de la mayoría absoluta de la totalidad de los miembros de cada Cámara, sancionará una ley reglamentaria que no podrá exigir más del tres por ciento del padrón electoral nacional, dentro del cual deberá contemplar una adecuada distribución territorial para suscribir la iniciativa. 2 C.I.I.C.A.P. DERECHO CONSTITUCIONAL UNIDAD 14 No serán objeto de iniciativa popular los proyectos referidos a reforma constitucional, tratados internacionales, tributos, presupuesto y materia penal.” El art. 39 diseña escuetamente el derecho de iniciativa legislativa. La norma queda abierta para que la ley reglamentaria la desarrolle y la cierre. Se reconoce este derecho a los ciudadanos con el objeto de que presenten “proyectos de ley” en la cámara de diputados, la que viene así a ser cámara de origen para su tratamiento. La norma procura evitar que el derecho de iniciativa se esterilice en una mera propuesta de quienes lo ejerzan, y obliga al congreso a conferirle tratamiento dentro del término de doce meses, que interpretamos corridos, sin deducir el tiempo de receso congresional. Quedan excluidas de la posibilidad de presentación de proyectos algunas materias taxativamente enumeradas; así, los referidos a la reforma de la constitución, a tratados internacionales, a tributos, al presupuesto, y a la legislación penal. El congreso tiene la obligación de dictar la ley reglamentaria para el ejercicio de este derecho. La constitución prescribe pautas: esa ley requiere el voto de la mayoría absoluta sobre el total de los miembros de cada cámara, y no puede exigir para ejercer la iniciativa más del 3% del padrón electoral federal, debiendo contemplar dentro de esa cifra una adecuada distribución territorial para la suscripción de la iniciativa. Este último recaudo procura que en el 3% de los ciudadanos promotores del proyecto que se presente no quede arbitrariamente excluida o discriminada —en relación con la totalidad del territorio— la participación de zonas, regiones o provincias. Conforme a la disposición transitoria tercera, la ley reglamentaria del art. 39 debía ser dictada dentro de los dieciocho meses de sancionada la reforma de la constitución. La ley 24.747. 58. —El plazo se venció, y recién el 27 de noviembre de 1996 el congreso dictó la ley reglamentaria del art. 39 bajo el nº 24.747. Como comentario a su texto podemos resumidamente decir, en orden a los puntos fundamentales, que ni la constitución ni la ley prevén qué ocurre si el congreso no se expide en el plazo de doce meses señalado en el art 39 constitucional; no nos cabe duda que de ocurrir tal situación estaríamos ante una inconstitucionalidad por omisión. Prevé una previa tramitación, y si la Comisión de Asuntos Constitucionales —que es la primera llamada a intervenir después de la presentación del proyecto— lo rechaza, el art. 9º dice que no se admitirá recurso alguno; queda la impresión de que acá se altera el deber de la cámara de tratarlo dentro del lapso de doce meses, ya que el rechazo por la citada comisión bloquea definitivamente —sin recurso alguno—la iniciativa. El porcentaje de firmantes del proyecto que fija el art. 39 (3% del padrón federal) es un tope y no un piso; el art. 4º de la ley reglamentaria lo ha reducido al 1,50%, que debe representar como mínimo a seis distritos electorales, salvo que la iniciativa tenga alcance regional, en cuyo caso el porcentual ha de obtenerse solamente sobre el total empadronado en la totalidad de provincias que integran la región, sin considerar el número de distritos. 3 C.I.I.C.A.P. DERECHO CONSTITUCIONAL UNIDAD 14 El art. 39 de la constitución ha acogido la iniciativa “formulada”, ya que el proyecto tiene que presentarse articulado; el art. 5º de la ley 24.747 así lo reglamenta, estipulando requisitos. La consulta popular. El art. 40 nuevo dice así: “El congreso, a iniciativa de la Cámara de Diputados, podrá someter a consulta popular un proyecto de ley. La ley de convocatoria no podrá ser vetada. El voto afirmativo del proyecto por el pueblo de la Nación lo convertirá en ley y su promulgación será automática. El Congreso o el presidente de la Nación, dentro de sus respectivas competencias, podrán convocar a consulta popular no vinculante. En este caso el voto no será obligatorio. El Congreso, con el voto de la mayoría absoluta de la totalidad de los miembros de cada Cámara, reglamentará las materias, procedimientos y oportunidad de la consulta popular.” La norma arbitra dos clases de consulta: una vinculante, y otra no vinculante. A - Para la primera, la iniciativa pertenece a la cámara de diputados, y tiene como objeto someter un proyecto de ley al veredicto del pueblo. No dice de los “ciudadanos”, ni del “cuerpo electoral”, y se nos suscita una duda: ¿cabría convocar a quienes no son ciudadanos y no integran el electorado activo empadronado? Pensamos que no, porque en el léxico tradicional de la constitución, el término “pueblo” siempre ha tenido en el sistema electoral el sentido alusivo que restringe su aplicación semántica a quienes titularizan el derecho político de sufragio. Es interesante destacar el papel preponderante que la constitución le otorga a la decisión de la cámara de diputados; por un lado, es ella sola la que puede impulsar la ley de convocatoria para disponer la consulta; por el otro, esa ley de convocatoria produce efectos automáticamente por sí misma, porque está prohibido el veto del poder ejecutivo; por fin, el voto afirmativo del pueblo convierte en ley al proyecto que se ha sometido a su consulta, y la promulgación de tal proyecto también es automática. Vemos, entonces, que tanto la ley que convoca a consulta, como el proyecto de ley sometido a ella cuando consigue voto popular favorable, se liberan de toda intervención objetora del poder ejecutivo, haciendo excepción a la regla de que su participación es necesaria para componer el acto complejo de la ley, y de que su voluntad opositora obsta a su configuración. Ello comprueba el reforzamiento que se concede al congreso cuando convoca a consulta, y al electorado cuando en ella da su veredicto afirmativo al proyecto de ley que se puso a decisión última y definitiva de él. B - La otra modalidad es la de consulta popular no vinculante, y de voto voluntario. Para este supuesto, el art. 40 depara la competencia de decisión convocatoria tanto al congreso como al presidente de la república, pero dentro de la competencia que a cada uno le pertenece. Quiere decir que acá se ha acogido el principio de paralelismo de las competencias: el congreso puede convocar a consulta cuando quiere auscultar la opinión del electorado sobre una materia en la que le incumbe decidir al mismo congreso en 4 C.I.I.C.A.P. DERECHO CONSTITUCIONAL UNIDAD 14 ejercicio de una competencia suya; y al presidente le cabe similar convocatoria cuando, con análogo propósito, tiene que adoptar una decisión en su esfera funcional. Cuando en la decisión que se desea derivar a consulta popular la constitución prevé la participación del congreso y del presidente —como fue el caso de 1984: un tratado internacional que firma y ratifica el presidente, pero que antes de la ratificación necesita aprobación congresional— creemos que el art. 40 habilita a cualquiera de los dos órganos para la convocatoria. La ley reglamentaria. Por último, la norma del art. 40 queda sujeta a una ley del congreso que debe reglamentar tres aspectos: a) las materias susceptibles de deferirse a consulta; b) los procedimientos a seguir, y c) la oportunidad de realizarla. Esta ley reglamentaria requiere, para su sanción, el voto de la mayoría absoluta sobre la totalidad de legisladores de cada cámara. La ley reglamentaria no ha recibido plazo dentro del cual deba ser dictada, a diferencia de lo que ocurre con la prevista en el art. 39. Mientras dicha ley no exista ¿es viable que la consulta popular opere con la sola base del art. 40? la ausencia de ley reglamentaria no sería óbice para que, ajustándose estrictamente al diseño de dicha cláusula, pudiera someterse al electorado un proyecto de ley. ¿Hay materias sustraídas? Queda por examinar si en la consulta popular rigen o no las prohibiciones que el art. 39 consigna para la iniciativa legislativa popular. El art. 40 guarda silencio sobre el punto, pero entendemos que, no obstante la ausencia de definición constitucional en tal sentido, tiene suficiente lógica suponer que las cinco materias que no pueden ser objeto de iniciativa popular, tampoco pueden serlo de consulta popular (reforma constitucional, tratados internacionales, tributos, presupuesto, y materia penal). C – Derechos políticos: concepto, clasificación, funciones y principios del ordenamiento constitucional y legal Los derechos políticos “son aquellos que permiten, a partir de la forma republicanademocrática de gobierno, hacer intervenir a los destinatarios del poder en la formación de la voluntad política de la sociedad” (Quiroga Lavié). El régimen electoral y los derechos políticos. Su encuadre interrelacionado: La trama del régimen electoral y los derechos políticos proporciona unitariamente un amplio temario que, desde enfoques diferentes, pertenece a la vez a la parte dogmática y a la parte orgánica de la constitución. En cuanto el régimen electoral y los partidos se relacionan con el status de los habitantes, la creación, el funcionamiento y el reconocimiento de los partidos políticos, y la regulación de los derechos políticos y electorales, componen un aspecto de la parte dogmática. En cuanto se vinculan con el funcionamiento del poder y las relaciones con sus órganos, y lato sensu con la dinámica del propio estado y del gobierno, encuadran en el derecho constitucional del poder o parte orgánica de la constitución. Cuando valoramos a la democracia como una forma de estado, los derechos políticos, los partidos y el régimen electoral encuentran su ámbito. Y aún más: en nuestras valoraciones actuales, son un ingrediente constitutivo del sistema democrático, porque 5 C.I.I.C.A.P. DERECHO CONSTITUCIONAL UNIDAD 14 definido éste en torno de los derechos humanos, no cabe duda de que los derechos políticos (y sus contenidos conexos, que son los partidos y el régimen electoral) integran hoy el plexo de aquellos derechos, al lado de los derechos civiles y de los derechos sociales. La categoría de los derechos políticos no puede definirse solamente por la finalidad que persiguen, porque muchos derechos clásicamente considerados “civiles” son susceptibles de ejercerse con fines políticos, y no por eso se convierten en derechos políticos. (Así, el derecho de reunión y el de petición a las autoridades, como —entre otros— la libertad de expresión e información, se usan con finalidad política en una campaña preelectoral, o para influir sobre el poder, o para aportar consensos y disensos.) Por eso pensamos que los derechos políticos son tales cuando, únicamente: a) se titularizan en sujetos que tienen: a’) calidad de ciudadanos —o siendo extranjeros, reciben excepcionalmente esa titularidad en virtud de norma expresa—; a”) calidad de entidades políticas reconocidas como tales —por ej.: los partidos—; b) no tienen ni pueden tener otra finalidad que la política. De este modo, el área de los derechos políticos se estrecha, pero adquiere una caracterización bien concisa, que traza la línea divisoria frente a los derechos civiles. Por último, sólo gozan de los derechos políticos aquellos habitantes que tiene la calidad de “ciudadanos del Estado” (para los conceptos de nacionalidad y ciudadanía, remitimos a la Unidad 8). Clasificación Los derechos electorales son de dos tipos: A – activos: es el derecho al sufragio, es la facultad de participar de los comicios convocados por el órgano competente del Estado, para elegir autoridades. B – pasivos: es la capacidad que tiene determinados ciudadanos para postularse a los cargos (ser elegidos). Esta aptitud es más restringida, y la establece la propia Constitución cuando prevé los requisitos que deben reunir determinados funcionarios, como la ley electoral. Por último, sólo los partidos políticos pueden postular candidatos, por lo que es otro requisito fundamental pertenecer o estar afiliado a alguna fuerza de éste tipo. El artículo 37 de la CN y el derecho electoral. El art. 37 nuevo consigna: “Esta Constitución garantiza el pleno ejercicio de los derechos políticos, con arreglo al principio de la soberanía popular y de las leyes que se dicten en consecuencia. El sufragio es universal, igual, secreto y obligatorio. La igualdad real de oportunidades entre varones y mujeres para el acceso a cargos electivos y partidarios se garantizará por acciones positivas en la regulación de los partidos políticos y en el régimen electoral.” Se trata de una norma nueva, porque el texto de 1853-1860 no contenía dispositivos explícitos sobre los derechos políticos, más allá de los mínimos referentes al sistema electoral en las partes destinadas a la designación de funcionarios. 6 C.I.I.C.A.P. DERECHO CONSTITUCIONAL UNIDAD 14 Conviene también tomar en cuenta el segundo párrafo del art. 77 que dice así: “Los proyectos de ley que modifiquen el régimen electoral y de partidos políticos deberán ser aprobados por mayoría absoluta del total de los miembros de las Cámaras.” Por su parte, el art. 99 inciso 3º prohíbe que en materia electoral el poder ejecutivo dicte decretos de necesidad y urgencia. Con fórmula operativa, el art. 37 garantiza directamente el ejercicio pleno de los derechos políticos, que ya no se circunscriben al sufragio para elegir gobernantes, sino que se explayan hacia otros aspectos en el derecho de iniciativa legislativa y en la consulta popular. La alusión al principio de la “soberanía popular” traduce la recepción de la participación política en la sociedad democrática. Luego viene la calificación del sufragio como universal, igual, secreto y obligatorio (ver punto siguiente). Interesa ponderar que la norma comentada prescribe la igualdad real de oportunidades entre varones y mujeres en el área de los derechos políticos y de los partidos. Aun cuando tal igualdad se define “para el acceso a cargos electivos y partidarios”, damos por cierto que, como principio subyacente, la constitución ha levantado hasta su propio nivel el derecho electoral activo y pasivo de las mujeres que, hasta hoy, dimanaba de la ley. La norma obliga a garantizar mediante acciones positivas en la regulación del régimen electoral la ya mencionada igualdad real de oportunidades para hombres y mujeres; y en la disposición transitoria segunda se establece que tales acciones positivas no podrán ser inferiores a las vigentes al tiempo de sancionarse la constitución reformada y durarán lo que la ley determine. De esta manera, se mantiene como mínimo todo cuanto, en pro de la igualdad de oportunidades, estaba previsto en la legislación hasta el 24 de agosto de 1994. Es el llamado cupo femenino que se debe garantizar en las listas de candidatos a legisladores nacionales (33%). EL DERECHO ELECTORAL Derecho electoral” es una locución que tiene dos sentidos: a) Objetivamente (y de modo análogo a como se habla de derecho civil, penal, comercial, etc.) es el que regula la actividad electoral en cuanto a sus sujetos, a su objeto, a los sistemas, etc.; b) subjetivamente, designa la potencia de determinados sujetos para votar o para ser elegidos. a) En cuanto al primer sentido, el derecho electoral constitucionalmente abordado nos conduce a estudiar: a) el electorado —cuerpo electoral, electorado activo, electorado pasivo—; b) el objeto —designación de gobernantes, decisiones políticas sobre las cuales se recaba opinión, etc.—; c) los sistemas —territoriales y personales de distribución del electorado, forma de votar, cómputo y control de votos, asignación de cargos, resultados, etc.—. Asimismo, al derecho electoral le interesa el estudio de los partidos políticos conectados con el electorado y con los órganos del poder. b) En cuanto al segundo sentido, el derecho electoral nos lleva a examinar cuáles son los 7 C.I.I.C.A.P. DERECHO CONSTITUCIONAL UNIDAD 14 sujetos que tienen derecho político de sufragio y derecho político de ser elegidos, así como las garantías que para ejercer tales derechos les están deparadas en un caso y en otro. El “derecho de elegir” como capacidad electoral configura subjetivamente el derecho electoral activo; y el de “ser elegido”, el derecho electoral pasivo. Dentro del cuerpo electoral y del electorado activo, no se incluye a los órganos del poder que, por diferentes normas constitucionales, tienen competencia para designar a los individuos portadores de otros órganos. F – El sufragio: naturaleza y calificación Dice el art. 37 de la CN que: “El sufragio es universal, igual, secreto y obligatorio”. El sufragio es el derecho político por excelencia, en sus dos fases: la activa, para elegir postulantes, como pasiva, para ser elegidos. Dice la Corte Suprema de la Nación que: “El sufragio es un derecho público de naturaleza política, reservado a los miembros activos del pueblo del Estado, que en cuanto a actividad, exterioriza un acto político. Tiene por función la selección y nominación de las personas que han de ejercer el poder y cuya voluntad se considera voluntad del Estado en la medida en que su actividad se realiza dentro del ordenamiento jurídico, ya que los que mandan lo hacen en tanto obedecen al orden legal en que fundan sus decisiones y los que obedecen lo hacen en tanto mandan a través de ese mismo orden legal en cuya formación participaron por medio del sufragio”1. Que sea universal significa que tienen derecho al voto todos los ciudadanos que cumplan con los requisitos que establezca la ley, sin distinción ni discriminación alguna de tipo social, cultural, económica o de ningún tipo (lo contrario al voto calificado, en dónde sólo votaban personas de tal nivel social o instruídas). Que sea igual, significa que todos los ciudadanos tendrán igualdad de derechos con respecto a los demás. Cada voto vale lo mismo, no hay acumulación en manos de distintos sectores (por ejemplo personas de tal nivel económico concentran 2 o más votos). El secreto garantiza la plena libertad del elector, sin estar sometido a presiones o coacciones (a diferencia del voto cantado o a viva voz). La obligatoriedad es una tradición argentina que pretende reforzar el deber cívico de los electores (en otros países, como E.E.U.U. es voluntario). El voto así conocido se estableció en 1912 con la ley conocida como Irigoyen-Sáenz Peña. El acceso al voto de la mujer se logró tras la lucha y el protagonismo de Eva Perón, con la ley 13010 (la Constitución de la Provincia de San Juan de 1927 fue en realidad la primera en reconocerle ese derecho a la mujer). G – Sistemas electorales Son los métodos legislativos que se utilizan para asegurar un mayor respeto por la voluntad de la mayoría del pueblo en la emisión del sufragio. 1 C.S.J.N. Autos: Ríos Antonio Jesús. Tomo: 310 Folio: 819. - Fecha: 22/04/1987 8 C.I.I.C.A.P. DERECHO CONSTITUCIONAL UNIDAD 14 Se tienen en cuenta tres principios: que permita una proximidad entre el candidato y el pueblo que lo elige. que respete la expresión de la totalidad del electorado. que permita la gobernabilidad al partido triunfante. Ningún sistema cumple con los tres principios a la vez de la manera más perfecta, sino que los distintos sistemas conocidos hacen mayor incapié en uno u otro de los mismos, por lo que sólo hay sistemas mixtos y no se conocen sistemas puros. Los sistemas se clasifican generalmente en mayoritarios y proporcionales: los primeros permiten la gobernabilidad, ya que otorgan mayores plazas o cargos al partido político ganador, los segundos se trata de respetan de la mejor manera la expresión ideológica general, otorgando plazas o cargos a todos o la mayor cantidad de partidos políticos, según los votos que cada uno haya reunido. Los sistemas generalmente más conocidos son: 1. lista completa: el partido ganador de las elecciones se adjudica la totalidad de los cargos a cubrir. Por ejemplo, si se deben elegir 3 cargos para diputados nacionales, el partido ganador se adjudica los tres, sin importar la diferencia o el número de votos reunido. Se tiene más en cuenta la gobernabilidad del sistema. 2. circunscripción uninominal: el distrito que debe elegir los cargos a cubrir se divide en tantas circunscripciones como de cargos se trate, y cada una de ellas elige a uno de ellos. El partido ganador en cada circunscripción se adjudica el cargo. Se tiene en cuenta la cercanía del candidato con la población que lo elige. 3. lista incompleta: a diferencia del primer sistema, el partido ganador se adjudica una parte de los cargos a cubrir, tampoco sin importar el número de votos que haya reunido o la diferencia con el resto de los partidos. El cargo sobrante se lo adjudica el partido que obtuvo el segundo lugar. En éste sistema se trata de garantizar la participación de la primera minoría. Por ejemplo, si hay 3 bancas legislativas para cubrir, el partido ganador se adjudica 2 y el segundo, la banca que resta. 4. representación proporcional: se tiene en cuenta el número de votos que haya obtenido cada partido, y teniendo en cuenta el total de votos emitidos, se adjudica a cada partido la cantidad de cargos proporcionales al número de votos acumulado por cada uno. Se trata de reflejar de la mejor manera la voluntad de todo el electorado, intentando que cada fuerza política tenga al menos el mínimo espacio de poder. 5. ley de lemas o voto acumulativo: sistema que permite la posibilidad de la realización de internas abiertas y simultáneas, ya que cada partido propone varios candidatos en la elección. Al realizar el recuento final de votos se tiene en cuenta qué partido obtuvo más cantidad de votos, y se lo tiene por ganador. Pero dentro de cada partido, es la fórmula o candidato más votado el que se queda con el cargo a cubrir. Puede dar lugar a profundas injusticias, pues puede suceder que una fórmula de uno de los partidos perdedores haya obtenido mayor cantidad de votos a favor que la fórmula que finalmente se queda con el cargo. 6. doble vuelta o “ballotage”: se realizan dos elecciones. Una primaria general en la que el electorado puede elegir al candidato que desee. De es elección se escogen a los dos más votados, los que van a una segunda elección (segunda vuelta), en la que el electorado debe elegir entre una de ellas. Con éste sistema se procura que el partido finalmente ganador haya alcanzado legitimación por la mayor cantidad de personas posible. 9 C.I.I.C.A.P. DERECHO CONSTITUCIONAL UNIDAD 14 Puede suceder sin embargo que en la primera vuelta uno de los candidatos haya alcanzado un porcentaje considerable, generalmente el 50%, con el cual no es necesaria la segunda vuelta, pues ya existe un candidato con suficiente legitimación. En nuestro sistema Constitucional y legal, podemos observar lo siguiente: Senadores Nacionales: son elegidos mediante un sistema similar al de la lista incompleta, el que se denomina “mayorías y minorías”, ya que de los 3 senadores que elige cada Provincia, 2 bancas son para el partido ganador y la restante para el segundo (art. 54). Diputados Nacionales: se eligen mediante el sistema proporcional, conocido como sistema “D’ ont”. Las bancas a cubrir se reparten en proporción al número de votos que haya obtenido cada partido. Recordar que cada Provincia envía un número de diputados proporcional a la población de cada una. San Juan cuenta con 6 diputados (art. 45). Presidente y Vice: se eligen mediante el sistema de “doble vuelta” (art. 94 y siguientes). En nuestra Constitución éste sistema tiene una particularidad: i. Si la fórmula más votada en la primera vuelta reúne más del 45%, se proclama ganadora ii. Cuando la fórmula más votada en la primera vuelta haya alcanzado superar el 40% y además mantenga una diferencia del 10% sobre la segunda, se proclama ganadora. iii. Si no se dan los casos anteriores, habrá segunda vuelta electoral (ver arts. 94 a 98 CN) H – las interferencias en el poder: grupos de presión o factores de poder. Las presiones sobre el poder - Su descripción El tema de las presiones que se ejercen o recaen sobre el poder es propio de la ciencia política y de la sociología. No obstante, como fenómeno que acontece en la constitución material, no hemos de omitir unas breves explicaciones. Una frase de Alfredo Sauvy se vuelve para ello elocuente: la constitución dice con claridad “quién” ejerce el poder, pero ignora las presiones que pueden ejercerse “sobre él”. Esta afirmación nos hace sostener que: a) cualesquiera sean las presiones y su intensidad, el gobierno siempre queda radicado en el emplazamiento formalmente establecido por la constitución; b) sin transferir sus competencias, ocurre que muchas veces los detentadores del poder debilitan o disminuyen su capacidad de decisión propia, y las decisiones que adoptan quedan condicionadas por las presiones, al extremo de que el contenido material de aquellas decisiones puede venirles impuesto desde afuera a los gobernantes por los sujetos presionantes; c) en ningún supuesto aceptamos decir que a raíz de este fenómeno exista un gobierno (o un poder) oculto o paralelo, o un “poder de hecho”, frente al que se seguiría llamando “gobierno oficial” o “gobierno visible”; d) la expresión que parece más adecuada para resaltar la gravitación de las presiones, en especial de las muy fuertes, nos parece ser la de “contrapoderes”. 10 C.I.I.C.A.P. DERECHO CONSTITUCIONAL UNIDAD 14 En suma, concurre un fenómeno de sicología social, que permite graduar la dosis o el “quantum” de la energía de que dispone el poder estatal, energía que es susceptible de fortalecerse, debilitarse o hasta extinguirse en acto para un gobernante determinado en un momento también determinado. La decisión la adopta él, pero su contenido queda parcial o totalmente influido —o hasta impuesto— por el sujeto presionante. Las presiones admiten contemplarse en la relación entre poder y sociedad, cuando provienen de sujetos —individuales o plurales— que carecen formalmente de la condición de operadores gubernamentales. Esto no significa que en muchos casos no haya también presiones ejercidas asimismo por unos operadores gubernamentales sobre otros —por ej., el presidente o un ministro sobre los jueces o sobre los legisladores—. Se demuestra así que no es exacto afirmar que las presiones son exclusivamente influencias que tienen como único origen el accionar de sujetos que carecen de institucionalización formal en la constitución; si fuera verdad, habría que ignorar las presiones derivadas de un partido político sobre cualquier funcionario oficial, o de la Iglesia Católica, o de los sindicatos. Y con ello, se desperdiciaría el dato de que lo que importa a la constitución material es la presión en sí misma, y sólo accesoriamente quién o quiénes son lo sujetos que la ejercen. Los factores de presión y los factores de poder Habitualmente hemos distinguido los factores de presión y los factores de poder. En ambos ámbitos, preferimos hablar de “factores” y no de “grupos” (de presión o de poder), porque los hay individuales y colectivos. La diferencia entre factor de presión y factor de poder se nos hace clara y fácil: el factor de presión es el que ejerce gravitación o influencia, en tanto el factor de poder es también una fuerza política pero que en forma continua —aunque acaso sea latente— está presente —en acto o en potencia— en la generalidad de las decisiones que adopta el poder político, porque posee una visión o una posición política de conjunto que no se circunscribe a un único aspecto o contenido de las posibles decisiones del poder. Es posible entender, además, que tanto los factores de presión como los factores de poder en cuanto fuerzas políticas (cuando provienen de la sociedad) operan de algún modo como un control sobre el poder, sea en un área limitada de decisiones determinadas, sea en la generalidad de muchas o de todas. Su permanencia Queremos aclarar debidamente por qué incluimos a los factores de presión y de poder en la constitución material. Sencillamente, porque estamos convencidos de que hacen presencia permanente —a veces sólo en forma latente y potencial— en la dinámica del poder sobre los gobernantes que lo ejercen. En forma muy simple: siempre hay presiones oriundas de aquellos factores; ello no significa que siempre sean los mismos; en un momento preciso pueden ser unos, luego desaparecer, y luego ser otros. Lo constante son las presiones y los sujetos, no cuáles son éstos y cómo son aquéllas. Lo que, entonces, forma parte de la constitución material son las presiones, y “algunos sujetos” que actúan como factores de presión o de poder, ejerciéndolas. De modo análogo, cuando captamos que siempre hay partidos políticos queremos describir el fenómeno de su presencia en la interacción con el poder; el espectro partidario es variable, porque algunos se eclipsan, o desaparecen, o pierden 11 C.I.I.C.A.P. DERECHO CONSTITUCIONAL UNIDAD 14 protagonismo, mientras otros partidos entran a la escena y los reemplazan o desplazan, sin que la continuidad del fenómeno se interrumpa o deje de hacer presencia. Nuestra valoración Siguiendo a Bidart Campos, globalmente podemos decir que en la medida en que el fin y los medios que emplean los factores de presión y los factores de poder sean lícitos, las presiones significan un medio de gravitación o influencia que no parece disvalioso. Las excepciones que nos merecen un juicio negativo de valor son, por ejemplo: a) las presiones que se ejercen sobre el poder judicial, porque los jueces deben estar siempre exentos de interferencias en el ejercicio de su función; b) la excesiva concentración o acumulación de poder (social) en un determinado sector o grupo; c) la corporativización que pulveriza a la sociedad con una atomización o fragmentación de grupos que, sin solidaridad convergente al bien común público, pugnan por su propio interés sectorial y fracturan el consenso de base; d) la propensión o proclividad que por parte de los mismos operadores gubernamentales los lleva a veces a congraciarse con determinados factores de presión o de poder, internos o internacionales, para lo cual la complacencia los lleva a conferir a las decisiones del poder un contenido satisfactorio para aquéllos y para sus intereses. 12