SALA DE CASACIÓN LABORAL Dr. LUIS JAVIER OSORIO LÓPEZ Magistrados Ponentes

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Corte Suprema de Justicia
SALA DE CASACIÓN LABORAL
Dr. LUIS JAVIER OSORIO LÓPEZ
Magistrados Ponentes
Radicado No. 27736
Acta No. 18
DECISIÓN DE INSTANCIA
Bogotá, D.C., veintidós (22) de abril de dos mil ocho (2008).
Procede la Corte a proferir la DECISIÓN DE INSTANCIA dentro del
trámite del recurso extraordinario de casación interpuesto por la parte
demandante, contra la sentencia proferida el 15 de julio de 2005, por la Sala
Laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Manizales, en el proceso
seguido por ANA DE JESUS GONZALEZ DE OSPINA contra ALFREDO
MARULANDA CASTAÑO, la CAJA DE LA VIVIENDA POPULAR DEL
MUNICIPIO DE MANIZALES y la llamada en garantía COMPAÑÍA DE
SEGUROS DEL ESTADO S.A..
I. ANTECEDENTES
En el presente proceso la Corte mediante sentencia del 22 de octubre de
2007, CASÓ PARCIALMENTE el fallo calendado 15 de julio de 2005 que dictó
en este asunto la Sala Laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Manizales, en cuanto “no extendió la condena por indemnización moratoria
impuesta al empleador demandado, a la entidad dueña de la obra o beneficiaria
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del trabajo, y declaró la indebida acumulación de pretensiones que condujo a
que no se estableciera sí se reunían los presupuestos para que la demandante
en su condición de beneficiaria accediera a la pensión de sobrevivientes
implorada”.
Para mejor proveer en sede de instancia, se dispuso oficiar a la Equidad
Seguros de Vida ARP Riesgos Profesionales, a fin de que certificara si el
trabajador fallecido Javier Antonio Ospina González, estuvo afiliado a esa
administradora en el período comprendido entre el 6 de marzo y el 20 de octubre
de 2001, y con ello establecer si el empleador demandado ALFREDO
MARULANDA CASTAÑO cumplió con asegurar al citado trabajador a riesgos
profesionales antes de su muerte.
Con el oficio radicado ante esta Corporación el 25 de febrero de 2008,
suscrito por el representante legal de la administradora de riesgos profesionales
La Equidad Seguros de Vida O. C., se adjuntó certificado de afiliación del
trabajador Javier Antonio Ospina González y el listado de pago de aportes del
mismo (folio 122 a 124 del cuaderno de la Corte).
Pues bien, las pretensiones de la demanda que dieron origen a la
presente controversia, se contraen a la declaración tanto de la existencia de un
accidente de trabajo que le causó la muerte al hijo de la demandante Javier
Antonio Ospina González, como de la responsabilidad solidaria de los
demandados en el reconocimiento y pago a su favor de los salarios insolutos,
compensación de vacaciones, cesantía y sus intereses, prima de servicios,
dotaciones, la indemnización prevista en el artículo 216 del C. S. del T., la
sanción moratoria del artículo 65 ibídem, la indemnización por perjuicios morales
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equivalente a 1000 salarios mínimos legales, la pensión de sobrevivientes, lo
que resulte probado ultra o extrapetita y las costas.
Lo anterior con fundamento en que el causante estando al servicio del
accionado Alfredo Marulanda Castaño, perdió trágicamente la vida en un
accidente de trabajo, en la obra contratada por la entidad Caja de la Vivienda
Popular del Municipio de Manizales, para la construcción de casas de interés
social, al caer de una altura superior a 10 metros al fondo de la cámara de
inspección, donde concurrió culpa patronal; que el occiso no era casado ni tenía
hijos, y devengaba un salario mensual de $258.000,oo que era inferior al salario
mínimo legal de la época, con el cual ayudaba económicamente al sostenimiento
de su madre y hermanos menores; que para la data del fallecimiento del
trabajador, éste sólo estaba afiliado a la EPS SaludCoop, debiendo por lo tanto
los demandados responder por la pensión de sobrevivientes; que como
beneficiaria del causante le reclamó al empleador ante la Oficina Regional del
Trabajo de Manizales, y a su vez agotó la reclamación administrativa frente a la
entidad llamada al proceso.
Los convocados al proceso dieron contestación a la demanda y se
opusieron a la prosperidad de las súplicas incoadas, y el accionado Alfredo
Marulanda Castaño llamó en garantía a la Compañía de Seguros del Estado
S.A..
La demandada CAJA DE LA VIVIENDA POPULAR DEL MUNICIPIO DE
MANIZALES, propuso las excepciones que denominó inexistencia del vínculo
laboral para con la Caja demandada, ausencia de los requisitos que contempla
en el numeral 1° del artículo 34 del C. S. del T. a fin de que se de la solidaridad
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que invoca el demandante, buena fe, cobro de lo no debido, culpa exclusiva de
la víctima en el ocurrencia del accidente, y ausencia de requisitos para que se
determine la dependencia económica.
A su turno, el accionado ALFREDO MARULANDA CASTAÑO, formuló las
excepciones de inexistencia de accidente de trabajo, culpa exclusiva de la
víctima, falta de legitimación por activa (parcial), inexistencia de la causa
indemnizatoria, buena fe, y cobro de lo no debido.
Y por su parte la llamada en garantía COMPAÑÍA DE SEGUROS DEL
ESTADO S.A., presentó como medios exceptivos los de falta de legitimación del
llamante para hacer efectivo el seguro de cumplimiento, inexigibilidad de la
indemnización por no cobertura del amparo de salarios, máximo valor
asegurado, y el genérico.
El Juez de conocimiento que lo fue el Tercero Laboral del Circuito de
Manizales, le puso fin a la primera instancia con el fallo fechado 5 de octubre de
2004, declarando probada la excepción de inexistencia de accidente de trabajo
propuesta por el codemandado ALFREDO MARULANDA CASTAÑO, y como
consecuencia de ello lo absolvió al igual que a la codemandada CAJA DE LA
VIVIENDA POPULAR DEL MUNICIPIO DE MANIZALES, de la indemnización
plena por accidente de trabajo y de la pensión de sobrevivientes formuladas en
su contra. Así mismo, absolvió a los citados demandados del pago de la
compensación de vestido y calzado de labor, pero los condenó solidariamente a
cancelar a la actora las siguientes sumas de dinero y conceptos: $44.800,oo por
reajuste salarial, $171.600,oo por cesantía, $12.812,80 por intereses a la misma,
$88.977,75 por vacaciones, $143.000,oo por prima de servicios. De otro lado,
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condenó a la llamada en garantía COMPAÑÍA DE SEGUROS DEL ESTADO
S.A. a sufragar a la mencionada Caja de la Vivienda Popular las sumas que
llegare a pagar por las condenas antes impartidas, y condenó a Alfredo
Marulanda Castaño a cancelar a la accionante la indemnización moratoria a
razón de $9.533,30 diarios a partir del 21 de octubre de 2001 y hasta la fecha en
que se cubra lo adeudado. Y en cuanto a las costas condenó a la “demandante”
al pago de las mismas en un 80% “dado la prosperidad parcial de sus súplicas”.
La decisión en comento fue apelada por la demandante y el
codemandado Alfredo Marulanda Castaño, y el Tribunal Superior del Distrito
Judicial de Manizales, con sentencia del 15 de julio de 2005, revocó los
ordinales primero y segundo de la decisión de primer grado que habían
declarado probada la excepción de inexistencia de accidente de trabajo y
absuelto a Marulanda Castaño y a la CAJA DE LA VIVIENDA POPULAR DEL
MUNICIPIO DE MANIZALES de la indemnización total y ordinaria de perjuicios
que prevé el artículo 216 del C. S. del T., para en su lugar condenarlos
solidariamente a cancelar a la actora en su calidad de madre del causante Javier
Antonio Ospina González, la suma de “$30.000.000,oo” por concepto de
perjuicios morales por la muerte en accidente laboral con culpa patronal. Del
mismo modo, confirmó los ordinales tercero, cuarto y sexto del fallo del a quo,
así como el quinto en cuanto condenó a la COMPAÑÍA DE SEGUROS DEL
ESTADO S.A. a pagar a la Caja las condenas impuestas en el ordinal cuarto con
la adición que deberá igualmente cancelar lo correspondiente por perjuicios
morales “pero únicamente hasta el valor asegurado por concepto de salarios,
prestaciones sociales e indemnizaciones, según la póliza visible a folio 93 del
plenario”. Finalmente absolvió a los accionados de las restantes pretensiones de
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la demanda y le impuso las costas de la alzada al demandado persona natural
Marulanda Castaño y a favor de la actora.
II. SE CONSIDERA
En sede de casación se quebró la sentencia del Tribunal, por asistirle la
razón a la parte demandante recurrente, en lo siguiente:
1.- Que la condena por indemnización moratoria prevista en el artículo 65
del C. S. del T. que se impuso al contratista o empleador demandado ALFREDO
MARULANDA CASTAÑO, debe extenderse de manera solidaria al dueño de la
obra o el beneficiario del trabajo, esto es, la CAJA DE LA VIVIENDA POPULAR
DEL MUNICIPIO DE MANIZALES, en los términos del artículo 34 del C. S. del
T., dado que de acuerdo al criterio mayoritario de esta Corporación que
actualmente impera “es la buena fe del empleador directo o contratista
independiente la que se debe estimar para establecer la procedencia o
impertinencia de esta sanción, y no la conducta del obligado solidario que se
convierte en un garante del pago de esta clase de indemnización por virtud de la
figura de la solidaridad” (Sentencia del 6 de mayo de 2005 radicado 22905).
2) Que en esta litis no se presenta una indebida acumulación de
pretensiones, cuando se demandó simultáneamente el lucro cesante
comprendido dentro de la indemnización total y ordinaria de perjuicios de que
trata el artículo 216 del C. S. del T., causada por la comprobación de la culpa
patronal ante la ocurrencia de un accidente de trabajo, con la pensión de
sobrevivientes de origen profesional por la muerte del trabajador, en la medida
que conforme también a la postura mayoritaria de la Sala, su origen resulta ser
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disímil y obedece a causas diferentes, de ahí que estos dos conceptos se
consideran compatibles.
Pues bien, como consideraciones de instancia a más de las expresadas
al estudiarse el recurso extraordinario, cabe agregar que en relación con la
primera temática que atañe a la sanción moratoria, al no haberse cuestionado
en sede de casación la conclusión del Tribunal, en el sentido de que en el
proceso no se demostró una razón valedera que pudiera fundamentar la buena
fe del contratista independiente Alfredo Marulanda Castaño, lo cual conduce a
que se mantenga incólume la inferencia de que el empleador directo actuó de
mala fe al no haber cancelado oportunamente los salarios y prestaciones
sociales a que tenía derecho el causante, que ameritó la confirmación del fallo
apelado en este puntual aspecto, no queda otro camino que en virtud de ser
obligada solidaria la accionada Caja de la Vivienda Popular del Municipio de
Manizales, imponerle igualmente a la dueña de la obra la condena por
indemnización moratoria en los términos dispuestos por el Juez de primer grado,
dado que la cuantía diaria y la fecha a partir de la cual debe cancelarse tampoco
fue objeto de controversia dentro del recurso de casación.
Adicionalmente, frente al segundo tema que se contrae a la
indemnización total y ordinaria de perjuicios por la comprobación de la
culpa patronal en accidente de trabajo, y a la pensión de sobrevivientes por
la muerte del trabajador Javier Antonio Ospina González, es menester
anotar que al concluir la Sala que estas pretensiones en el asunto a juzgar son
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compatibles, se hace necesario en sede de instancia ahondar en su análisis, y al
respecto se encuentra:
a) De la indemnización plena de perjuicios consagrada en el artículo 216
del C. S. del T..
El Tribunal luego de establecer que el fallecimiento del señor Ospina
González se produjo como consecuencia de un típico accidente de trabajo, y
que estaba probada la culpa del empleador en el suceso fatal en la que perdió la
vida el trabajador, no halló demostrado en el plenario los gastos o egresos
patrimoniales u obligaciones contraídas por la actora a raíz del deceso de su
hijo, estimando que no había lugar a reembolso alguno a título de perjuicios
materiales en la modalidad de daño emergente, así mismo se abstuvo de
examinar lo referente al lucro cesante al considerar que se presentaba una
indebida acumulación de pretensiones con la petición principal de la pensión de
sobrevivientes, quedando esta clase de indemnización limitada a los daños
morales que el Juzgador sí consideró procedentes y que fijó en la suma de
$30.000.000,oo a la cual condenó al demandado persona natural y a la entidad
Caja de la Vivienda Popular del Municipio de Manizales.
Las anteriores determinaciones en torno a la indemnización total y
ordinaria de perjuicios se mantendrán invariables, toda vez que el recurso
extraordinario en este punto tenía el propósito de infirmar la sentencia de
segundo grado en cuanto no había indebida acumulación de pretensiones ni
incompatibilidad entre esta reparación de perjuicios y la pensión de
sobrevivientes de origen profesional, para que en sede de instancia se
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condenara solidariamente a los demandados Alfredo Marulanda Castaño y Caja
de la Vivienda Popular del Municipio de Manizales únicamente a ese derecho
pensional, según se lee en el alcance de la impugnación, mostrando en
consecuencia la parte demandante su conformidad con la condena impartida en
la alzada por dicha indemnización, que como se dijo ascendió a la suma de
$30.000.000,oo por perjuicios morales.
b) De la pensión de sobrevivientes de origen profesional.
Como se dejó sentado el Tribunal concluyó que la muerte del trabajador
Javier Antonio Ospina González que tuvo ocurrencia el 20 de octubre de 2001,
obedeció a un típico accidente de trabajo, y en consecuencia la normatividad
aplicable para efectos de la pensión de sobrevivientes reclamada es el Decreto
1295 de 1994, que en su artículo 49 señala “Muerte del afiliado o del pensionado
por riesgos profesionales. Si como consecuencia del accidente de trabajo o de la
enfermedad profesional sobreviene la muerte del afiliado o muere un pensionado
por riesgos profesionales, tendrán derecho a la pensión de sobrevivientes las
personas descritas en el artículo 47 de la Ley 100 de 1993, y sus reglamentos”.
El referido artículo 47 de la Ley 100 de 1993 trae como beneficiarios de esa
pensión de sobrevivientes, entre otros a los padres del causante, siempre y
cuando hubieren dependido económicamente del fallecido.
En el plenario está acreditada la calidad de la actora como madre del
difunto trabajador, conforme al registro civil de nacimiento de éste que obra en la
parte inferior del folio 16 del cuaderno del Juzgado, y del mismo modo
demostrada su dependencia económica que se colige de la abundante prueba
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testimonial recogida en la actuación, que la convierte en beneficiaria del derecho
pensional reclamado a través de esta acción.
En efecto, como lo determinó el Juez Colegiado al estudiar la súplica de
la indemnización plena de perjuicios, se tiene noticia que el causante convivía
con su señora madre y otros miembros de la familia. Adicionalmente de los
testigos que comparecieron al proceso, en su mayoría dan fe y son coincidentes
en aseverar que la demandante dependía económicamente de su hijo fallecido,
quien le brindaba una ayuda o auxilio monetario para su manutención y la de sus
hermanos menores, es así que Oscar Antonio Ospina González (folio 167),
Fabián de Jesús González Ospina (folio 169), Albeiro Marulanda Delgado (folio
175), Andrea Patricia González Jurado (folio 177), José Gildardo Gómez (folio
179), Germán Vásquez Patiño (folio 184), Fabio de Jesús López Villa (folio 198),
y Carlos Alberto Gutiérrez Guapacha (folio 200), manifiestan que del sueldo que
el occiso devengaba destinaba una buena parte para sostener la casa, pagar
arriendo y servicios o facturas, hacer mercado y contribuir con lo de la
alimentación de su progenitora y sus hermanos, pues eran muy pobres y nadie
más colaboraba.
De otro lado, el numeral 1° del literal a) del artículo 91 del citado Decreto
1295 de 1994, prevé en su parte pertinente que “El incumplimiento de la
afiliación al sistema general de riesgos profesionales, le acarreará a los
empleadores y responsables de la cotización, además de las sanciones
previstas por el Código Sustantivo del Trabajo, la legislación laboral vigente y la
Ley 100 de 1993, o normas que la modifiquen, incorporen o reglamenten, la
obligación de reconocer y pagar al trabajador las prestaciones consagradas en
el presente decreto”.
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La demandante en el libelo demandatorio inicial y concretamente en el
hecho “1.24” expuso que “Al momento de la ocurrencia del accidente, los
demandados solamente, tenían afiliado al señor JAVIER ANTONIO OSPINA
GONZALEZ, a la seguridad social en salud con la E.P.S. SaludCoop, pero no lo
tenían afiliado a una Administradora de Riesgos Profesionales ARP, ni a un
fondo de pensiones” (folio 7 del cuaderno del Juzgado); y al respecto los
accionados ALFREDO MARULANDA CASTAÑO y la CAJA DE LA VIVIENDA
POPULAR DEL MUNICIPIO DE MANIZALES, al dar respuesta a la demanda
negaron este supuesto fáctico y aclararon que el trabajador fallecido sí había
estado afiliado a riesgos profesionales a la “A.R.P. La EQUIDAD” (folio 61 y 101
íbidem), para lo cual la entidad demandada allegó como prueba fotocopia de una
planilla o formulario de autoliquidación de aportes para el sistema de riesgos
profesionales con dos anexos, con fecha de pago “14 NOV. 2001”, en donde
aparece relacionado el trabajador Javier Antonio Ospina, pero con novedad de
retiro y reportando aportes a la ARP La Equidad Seguros de Vida por un (1) día
(folios 85 a 88 ídem).
En la prueba obtenida por esta Corporación para esclarecer lo referente a
la afiliación del causante a la seguridad social, que corresponde a la certificación
y planilla o listado de pagos de folios 122 a 124 del cuaderno de la Corte,
expedidas por la Administradora de Riesgos Profesionales LA EQUIDAD
SEGUROS DE VIDA O.C., queda al descubierto que Ospina Gonzáles fue
afiliado a riesgos profesionales sólo hasta el “30 de octubre de 2001” y retirado
en la misma fecha, esto es, después de sucedido el infortunio, en virtud de que
la muerte del trabajador se produjo el 20 de octubre de 2001, además allí figura
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asegurándolo una persona distinta al verdadero empleador, pues se hace
constar que lo hizo “Albeiro Marulanda con cédula de ciudadanía 10.246.907”.
Así las cosas, el incumplimiento del empleador Alfredo Marulanda
Castaño en la afiliación del trabajador fallecido al sistema general de riesgos
profesionales, lo hace responsable del reconocimiento y pago de la pensión de
sobrevivientes implorada a favor de la actora.
En estas circunstancias, procede la Sala a liquidar la pensión de
sobrevivientes por riesgo profesional a que tiene derecho la accionante, cuyo
monto será el 75% del ingreso o salario base de liquidación, y éste último
corresponderá por tratarse de un accidente de trabajo al promedio de los seis (6)
meses anteriores a la muerte del trabajador, ello conforme a lo preceptuado en
el literal a) de los artículos 20 y 50 del Decreto 1295 de 1994.
Dado que en el fallo de primera instancia se definió que el operario Javier
Antonio Ospina González, tenía derecho a que durante todo el tiempo laborado
se le pagara el salario mínimo legal de la época, que para el año 2001 ascendía
a la suma de $286.000,oo mensuales, aspecto que las partes aceptaron al no
efectuar reproche alguno en este sentido al momento de interponer los
respectivos recursos de apelación, será a ese ingreso que se le aplicará el 75%,
lo que equivale al valor de $214.500,oo, que al quedar por debajo de tal salario
mínimo, en definitiva se fijará la cuantía inicial de la pensión en la suma de
$286.000,oo, habida cuenta que ninguna pensión puede ser inferior a ese tope
legal.
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Hechas las operaciones del caso, por mesadas causadas entre el 21 de
octubre de 2001 y el 31 de marzo de 2008, junto con las mesadas adicionales y
los incrementos o reajustes anuales de ley, se debe cancelar a la demandante el
valor de $33.448.633,33; siendo la mesada pensional a pagar a partir del 1° de
enero de 2008 la cantidad de $461.500,oo, según se condensa en el siguiente
cuadro:
De suerte que, como la sentencia de primer grado absolvió a los
demandados de la pensión de sobrevivientes, y en las instancias como en
sede de casación se definió que la Caja de la Vivienda Popular del Municipio
de Manizales en su calidad de dueña de la obra o beneficiaria del trabajo es
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obligada solidaria, se condenará a la citada entidad y al contratista o
empleador directo Alfredo Marulanda Castaño al reconocimiento y pago de
esa prestación económica, autorizándolos a descontar los aportes con destino
al sistema general de seguridad social en salud; entendiéndose que de igual
manera la llamada en garantía COMPAÑÍA DE SEGUROS DEL ESTADO
S.A. deberá reembolsar a dicha Caja las sumas que llegare a pagar por tal
pensión, pero solo hasta el valor asegurado por concepto de prestaciones
sociales conforme a la póliza que para tal efecto se expidió.
Y en lo concerniente a las excepciones propuestas por los accionados
que tienen que ver con la condena en forma solidaria de la indemnización
moratoria y la pensión de sobrevivientes, con fundamento en lo antes
expuesto se declararán no probadas, valga decir, las denominadas ausencia
de los requisitos que contempla en el numeral 1° del artículo 34 del C. S. del
T. a fin de que se de la solidaridad que invoca el demandante, buena fe, y
ausencia de requisitos para que se determine la dependencia económica, que
fueron formuladas por la demandada Caja de la Vivienda Popular del
Municipio de Manizales.
Colofón a todo lo dicho, se modificará el ordinal sexto de la parte
resolutiva del fallo de primera instancia, a fin de extender la condena por
indemnización moratoria a la entidad Caja de la Vivienda Popular del
Municipio de Manizales; se revocará el ordinal segundo de esa misma
decisión, para en su lugar condenar solidariamente a Alfredo Marulanda
Castaño y a la citada Caja, a reconocer y pagar a la demandante la pensión
de sobreviviente de origen profesional y sus consecuencias; y se adicionará
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el ordinal quinto de igual sentencia en el sentido de que la aseguradora
llamada en garantía cubra a la entidad demandada lo cancelado por pensión
de sobrevivientes hasta el valor asegurado por concepto de prestaciones
sociales; declarándose no probados los medios exceptivos atrás referidos.
En lo relacionado a las costas de las instancias, no se causan en la
alzada y las de primera quedaran a cargo de la parte vencida, esto es, los
codemandados Alfredo Marulanda Castaño y la Caja de la Vivienda Popular
del Municipio de Manizales.
Por lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación
Laboral, en sede de instancia, administrando justicia, en nombre de la
República de Colombia, y por autoridad de la Ley,
F A L L A:
PRIMERO.- MODIFICAR el ordinal sexto de la parte resolutiva del fallo
de primera instancia, a fin de extender la condena por indemnización
moratoria a la entidad CAJA DE LA VIVIENDA POPULAR DEL MUNICIPIO
DE MANIZALES, en la cuantía y a partir de la fecha dispuesta por el a quo.
SEGUNDO.- REVOCAR el ordinal segundo de la parte resolutiva de la
sentencia de primer grado, para en su lugar CONDENAR solidariamente a los
demandados ALFREDO MARULANDA CASTAÑO y la CAJA DE LA
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VIVIENDA POPULAR DEL MUNICIPIO DE MANIZALES, a reconocer y pagar
a la demandante la pensión de sobrevivientes de origen profesional por la
muerte de su hijo JAVIER ANTONIO OSPINA GONZALEZ, desde el 21 de
octubre de 2001, en cuantía equivalente al salario mínimo legal vigente para
cada época, que para ese año ascendía a la suma de $286.000,oo, la cual
debe ser reajustada anualmente en los términos del artículo 14 de la Ley 100
de 1993, incluyendo las mesadas adicionales de junio y diciembre de cada
anualidad.
TERCERO.- Igualmente CONDENAR solidariamente a los accionados
ALFREDO MARULANDA CASTAÑO y la CAJA DE LA VIVIENDA POPULAR
DEL MUNICIPIO DE MANIZALES, a cancelar a la actora la suma de
TREINTA Y TRES MILLONES CUATROCIENTOS CUARENTA Y OCHO MIL
SEISCIENTOS TREINTA Y TRES PESOS CON TREINTA Y TRES
CENTAVOS ($33.448.633,33), por mesadas causadas incluyendo las
adicionales y los incrementos de ley, del período comprendido entre el 21 de
octubre de 2001 al 31 de marzo de 2008; siendo la mesada pensional a pagar
a partir del 1° de enero de 2008 la cantidad de $461.500,oo.
CUARTO.- AUTORIZAR a los citados demandados a descontar del
valor de las mesadas pensionales los aportes con destino al sistema general
de seguridad social en salud.
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QUINTO.- ADICIONAR el ordinal quinto de la parte resolutiva de la
decisión del a quo, en el sentido de que la aseguradora llamada en garantía
COMPAÑÍA DE SEGUROS DEL ESTADO S.A., cancele a la accionada CAJA
DE LA VIVIENDA POPULAR DEL MUNICIPIO DE MANIZALES, lo que ésta
pague por concepto de pensión de sobrevivientes, pero solo hasta el valor
asegurado por concepto de prestaciones sociales conforme a la póliza que
para tal efecto se expidió.
SEXTO.- DECLARAR no probadas las excepciones propuestas en la
contestación de la demanda por la CAJA DE LA VIVIENDA POPULAR DEL
MUNICIPIO DE MANIZALES, que denominó ausencia de los requisitos que
contempla en el numeral 1° del artículo 34 del C. S. del T. a fin de que se de
la solidaridad que invoca el demandante, buena fe, y ausencia de requisitos
para que se determine la dependencia económica.
SEPTIMO.- MANTENER incólume las demás condenas impuestas por
los falladores de instancia.
OCTAVO.- Las COSTAS de la primera instancia quedarán a cargo de
los codemandados ALFREDO MARULANDA CASTAÑO y la CAJA DE LA
VIVIENDA POPULAR DEL MUNICIPIO DE MANIZALES, sin que haya lugar a
ellas en la alzada por no haberse causado.
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CÓPIESE, NOTIFÍQUESE, PUBLÍQUESE Y DEVUÉLVASE EL
EXPEDIENTE AL TRIBUNAL DE ORIGEN.
LUIS JAVIER OSORIO LOPEZ
ELSY DEL PILAR CUELLO CALDERON
EDUARDO LOPEZ VILLEGAS
CAMILO TARQUINO GALLEGO
GUSTAVO JOSE GNECCO MENDOZA
FRANCISCO JAVIER RICAURTE GOMEZ
ISAURA VARGAS DIAZ
MARIA ISMENIA GARCIA MENDOZA
Secretaria
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SALVAMENTO PARCIAL DE VOTO
Del Magistrado Eduardo López Villegas
Radicación No.27736
Magistrado Ponente: Luis Javier Osorio López
Entidad demandada: Caja de Vivienda Popular de Manizales y otro.
Disiento, respetuosamente, del criterio de la mayoría sobre el
que se fundamenta la decisión en lo que respecta al descuento de lo
pagado por la administradora de riesgos profesionales, por las
siguientes razones:
1. Desde la perspectiva laboral
|
Ciertamente deben diferenciarse los derechos según su fuente
sea el contrato de trabajo o la afiliación al sistema de riesgos
profesionales.
Ciertamente,
se
gobiernan
por
reglas
diferentes;
la
responsabilidad del artículo 216 es de carácter contractual, y debe ser
probada la culpa del empleador, para tener el derecho a la prestación
indemnizatoria;
la
prestación pensional de la Seguridad Social por
riesgos profesionales, tiene pro fuente los reglamentos y supuestos a
los que le son ajenos la dimensión subjetiva de la responsabilidad.
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Estos caminos diferentes para llegar a una misma prestación
oscurecen el entendimiento de la Sala, que cree ver dos especies de
prestaciones distintas, en donde no hay sino un solo riesgo el de la
vida o el de la integridad física del trabajador. Esto le hace decir que
el Seguro subroga al patrono únicamente en el riesgo que da lugar a
la denominada responsabilidad objetiva. Como si el la naturaleza del
riesgo dependiera de cómo se adjudica la responsabilidad en su
cubrimiento.
2. Desde la perspectiva de la Seguridad Social
Pero uno y otro convergen en la protección de los mismos
riesgos, el de la vejez o el de la invalidez; los perjuicios materiales
deben amparar a los beneficiarios del trabajador, bajo la figura del
lucro cesante, su pérdida de la capacidad de ingreso por la merma
física o por su muerte; la pensión de invalidez o de sobrevivientes,
ampara a los beneficiarios del afiliado por idéntica disminución o
ausencia.
A partir de la instauración del sistema integral de seguridad
social en riesgos profesionales, la pensión de sobrevivientes por tales
riesgos y el lucro cesante por culpa patronal no presentan diferencia
en lo que respecta a su naturaleza y cometido
gobernado por las
leyes 100 de 1993 y 776 de 2003, de modo que resulta inadmisible la
acumulación de indemnizaciones a favor del trabajador con invalidez
total a causa de accidente de trabajo por culpa patronal.
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FALLO DE INSTANCIA
En efecto: en la acumulación de prestaciones se
desconocen los principios que informan el Sistema de
Seguridad Social Integral, a los cuales se debe acudir en el
sub lite, por cuanto aquí no se resuelve únicamente sobre la
responsabilidad patronal, sino que también se discierne
sobre
las
consecuencias
del
cubrimiento
de
una
contingencia propia de la seguridad social hecha con cargo
al sistema.
En el principio de la universalidad
descansa el
elemento inherente al diseño de un sistema de seguridad
social; ha de tener por vocación comprender a toda la
población con el fin de protegerla de la totalidad de los
riesgos o contingencias. Para mayor énfasis la Ley 100 de
1993,
en
el
literal
d)
de
su
artículo
2,
formuló
independiente este segundo aspecto, bajo el principio de la
integralidad, según el cual el objetivo del sistema es la
cobertura de todas las contingencias que afectan la salud, la
capacidad económica y en general las condiciones de vida
de toda la población; su significación queda resaltada al ser
incorporado en la denominación del sistema.
La eficacia del principio se ha de traducir en orientación para resolver a
favor de la inclusión en el sistema, las controversias sobre si una determinada
contingencia está o no bajo el amparo de la seguridad social.
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FALLO DE INSTANCIA
El artículo 193 el Código Sustantivo del Trabajo
introduce en el Título VIII el de las Prestaciones Patronales
Comunes, para establecer su carácter transitorio, no en
cuanto al contenido esencial de ellas, sino respecto al sujeto
obligado al pago, cuando dispone:
Estas prestaciones
dejarán de estar a cargo del patrono cuando el riesgo de
ellas sea asumido por el Instituto Colombiano de Seguros
Sociales, de acuerdo con la ley y dentro de los reglamentos
que dicte el mismo Instituto. Y dentro de ellas sin lugar a
dudas está incluida la pensión de sobrevivientes originada
en accidente de trabajo, sin interesar, para efectos de
determinar el ámbito de la seguridad social, el que éste
acontezca por culpa patronal.
El principio de la unidad que proclama el literal d) de
la Ley 100 de 1993, responde a la condición propia de lo
que es un sistema y a la necesidad de saldar la bifurcación
con que la Ley 90 de 1946 había diseñado la seguridad
social. Ciertamente, desde entonces se previó que ésta
estaría a cargo de entidades especializadas, pero mientras
estas fueran creadas y tuvieran capacidad operativa, la
prestación del servicio público de la seguridad social
quedaba a cargo del patrono.
Entre soluciones que se inclinan por perpetuar la
transitoriedad de la ley, o las que propugnan por que la
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entidad de la seguridad social asuma en toda su extensión
la cobertura de los riesgos, el principio de unidad debe
persuadirnos de la última de las opciones.
A la conclusión de que es al sistema al que le
corresponde la protección de todas las contingencias, va
aparejada la de que a él se
deben verter
los recursos
disponibles para el efecto.
Con sentido previsivo el artículo 193 del C.S.T. señala
que la subrogación prestacional se ha de realizar dentro de
los reglamentos que dicte el Instituto, simple y llanamente
porque la obligación prestacional que así asume debe ser
acompañada de las medidas que aseguren la financiación
del sistema.
Y en lo tocante el punto en cuestión, el artículo 12 del
Decreto 1771 de 1994, para la debida realización del
principio de unidad, establece reglas puente cuando obran
concurrentemente
las
dos
maneras
de
ofrecer
las
prestaciones de seguridad social -por la vía del empleador y
la del sistema- para cuando se presenta un accidente de
trabajo con culpa patronal; y aquellas normas adoptan
previsiones para las dos formas
de reclamo: a) cuando
demanda el pago la entidad administradora de seguridad
social; y b), cuando quien demanda es la víctima o sus
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causahabientes. En uno y otro caso, la previsión es igual:
preservar en la fuente del pago el derecho a la seguridad
social a que dichos recursos lleguen al sistema.
Falta al principio de unidad del Sistema de Seguridad
Social tesis adoptada por el ad quem según la cual las
normas sobre descuento
de indemnizaciones a favor del
sistema no tienen aplicación en los eventos de accidentes
de trabajo por culpa patronal, y en lugar de ello, consiente
la acumulación de indemnizaciones a favor del trabajador.
Las
normas
que
establecen
una
subrogación
indemnizatoria a favor de las entidades administradoras de
los riesgos profesionales previstas en el artículo 12 del
Decreto 1771, no se pueden dejar de aplicar so pretexto de
que los Reglamentos del ISS o los decretos reglamentarios
del Sistema General de pensiones no tienen la capacidad de
modificar una norma de rango legal, como es el artículo 216
del C.S.T.
Se debe puntualizar que las leyes que instituyen las
prestaciones
accidentes
patronales
de
trabajo,
para
la
nacieron
contingencia
por
virtud
de
de
los
leyes
temporarias, con vigencia condicionada: hasta la fecha en
que el seguro social las vaya asumiendo, como lo preceptúa
el artículo 72 de la Ley 90 de 1946, que para no dejar duda
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de esta restricción, concluye: Desde esta fecha empezaran
a hacerse efectivos los servicios aquí establecidos y dejaran
de aplicarse aquellas disposiciones anteriores.
Este es exactamente lo que se dispone en el artículo 193 del C.S.T.: normas que otorgan
derechos cuya existencia está supeditada al agotamiento de la misión que se proponía, una
protección transitoria y precaria a cargo de los empleadores, la que se cumple cuando la
protección en seguridad social fuera entregada a mejores manos: un sistema especializado; en
otras palabras, la ley pierde vigencia por el surgimiento de la condición que se realiza con
normas reglamentarias, Acuerdos del ISS o de Decretos Reglamentarios del ISS, que consagran
la obligación de satisfacer las prestaciones a las entidades de seguridad social.
Así entonces, la tesis que acoge el ad quem confunde
el
sentido
y
alcance
de
las
normas
que
supone
enfrentadas; las legales perdieron su vigencia y por
sustracción de materia, los reglamentos del ISS o del
sistema no tienen validez temporal que afectar; y estas
normas reglamentarias tienen la virtualidad de regular, de
conformidad con las normas legales, la prestación del
servicio público de seguridad social en sustitución del que
aquellas había previsto en su temporaria vigencia y como
condición para su extinción.
De otra parte, para sustentar la tesis a favor de la
acumulación indemnizatoria a favor del trabajador, se ha
invocado el principio del enriquecimiento sin justa causa
desde
una
perspectiva
meramente
laboral,
sin
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contextualizarla con el ámbito de la seguridad social, al
considerar que si admitiera el descuento del valor de las
prestaciones
sociales
o
de
seguridad
social
de
indemnización debida por el empleador al actor,
la
ello
conduciría a que el empleador culpable resultara a la postre
obteniendo
beneficios del daño que causó, o al menos
exonerándolo de la responsabilidad en un riesgo producido
por su acto intencional o culposo (Sentencia del 12 de
noviembre de 1993).
Esta posición doctrinaria parte de una equivocada
apreciación sobre la finalidad del descuento prevista en el
artículo 193 del C.S.T. en concordancia con el Decreto 1771
de 1994: como la muerte o la invalidez es una contingencia
amparada por el sistema de seguridad social, aún ella sea
resultante del accidente de trabajo con culpa patronal, los
descuentos que disponen deben ser hechos en beneficio del
Sistema
de
Seguridad
Social,
no
del
patrono.
La
subrogación a favor del empleador en la obligación de cubrir
prestaciones tiene como correlato la subrogación a favor de
las entidades administradores de riesgos profesionales de
obtener la indemnización equivalente a lo que a ella le
correspondiere pagar; y si se autoriza que el patrono haga
descuentos cuando paga a la víctima, es para asegurar el
derecho a la subrogación de la entidad administradora, y
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evitar que el empleador sea compelido a pagar dos veces
por la misma causa.
No se trata de que el asegurador se vuelva contra el
asegurado. Ciertamente corresponde al empleador proteger
a sus trabajadores contra el riesgo de accidentes de trabajo
y enfermedades profesionales afiliándolo a
entidades
administradoras de estos riegos, y pagar la totalidad de la
cotizaciones respectivas. Pero el valor de éstas esta tasado
respecto a un grado de riesgo especialmente medido, que
no incluye la actuación culposa o dolosa del empleador; así
por tanto no puede entender que este sea un riesgo
cubierto por ellas. Es este el alcance restringido que ha de
tener la diferenciación de causas respecto al mismo hecho
dañoso.
Así, considero se han debido rectificar los criterios que en
ocasiones anteriores se han esbozado sobre el tema y casarse
parcialmente el fallo en cuanto se abstuvo de descontar lo reconocido
por la ARP del monto de la condena que por concepto de perjuicios
impuso a la demandada.
Fecha tu supra,
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EDUARDO LÓPEZ VILLEGAS
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