CONSEJO SUPERIOR DE LA JUDICATURA SALA JURISDICCIONAL DISCIPLINARIA Bogotá D.C., treinta y uno (31) de marzo de dos mil cuatro. Magistrado Ponente Doctor TEMISTOCLES ORTEGA NARVAEZ Radicación No. 1100101020002003432601 Aprobado Según Acta No. 34 del 31 de marzo de 2004.Procede la Sala a dirimir el conflicto de jurisdicciones suscitado entre la jurisdicción ordinaria y la indígena, representadas por el Tribunal Superior de Distrito Judicial de Ibagué y el Resguardo Indígena de Yaguara con ocasión del proceso seguido a Modesto Cerquera Tapiero por el delito de acceso carnal violento agravado en la persona de su nieta la menor Paola Andrea Aldana Cerquera. ANTECEDENTES Fueron reseñados por la Fiscalía Veintiocho de la Unidad Seccional de Chaparral (Tolima) en la Resolución de Acusación proferida en contra de Modesto Cerquera Tapiero el 22 de mayo de 2001 por el delito de acceso carnal violento agravado, como sigue: "Ante el CTI acudió la señora NIDIA CERQUERA VÁQUIRO y formuló denuncia contra su padre MODESTO CERQUERA TAPIERO e indicó que el día 5 de febrero pasado (año 2000) salió de la casa y dejo a sus hijos menores PAOLA ANDREA, HENRY Y HERNANDO al regresar este último le comentó que el abuelo había llamado a la niña cuando la puestiaba en el monte y salieron corriendo. Al interrogar a PAOLA esta se puso a llorar y le refirió que le daba miedo contarle y al decirle que no le pegaba le manifestó que el abuelo la besaba, le bajaba los interiores y molestaba la vagina con el pene y le decía que no contara por que estaba viejito y lo mandaban a la cárcel; agrega que sus otros hijos le comunicaron que los mandaba para el monte hacer oficio y quedarse solo con la menor." En la Resolución de Acusación el funcionario instructor consideró con base en los medios de prueba legal, regular y oportunamente allegados al plenario y consistentes en testimonios, dictámenes periciales y documentos que el sindicado Cerquera Váquiro era el presunto responsable de la comisión del delito referido. Mediante providencia de julio 27 de 2001 la Fiscalía Cuarta Delegada ante el Tribunal Superior de Distrito Judicial del Tolima confirmó la acusación en contra del investigado. El día 6 de febrero de 2002 el Juzgado Penal del Circuito de Chaparral dictó sentencia condenando al señor Cerquera Váquiro a la pena principal de diez (10) años y ocho (8) meses de prisión al encontrarlo responsable de la comisión del delito de acceso carnal violento agravado a titulo doloso de que fue víctima su nieta, la menor Paola Andrea Aldana Cerquera. POSICIÓN DE LA JURISDICCIÓN INDÍGENA La sentencia condenatoria fue apelada por el defensor del sindicado ante el Tribunal Superior de Distrito Judicial de Ibagué - Sala Penal - y llegado el expediente a esa superioridad el señor Hermes Alape Méndez actuando como Gobernador de la Comunidad Indígena Etnia Pijao presentó solicitud del siguiente tenor: "solicito respetuosamente señor magistrado se sirva ordenar la libertad de Modesto Cerquera Tapiero con cédula de ciudadanía numero 2.275.142 de Chaparral por considerar en nuestro entender que es inocente y que más bien esta clase de penas como la que se le impuso perjudica a su familia que se ha visto abocada a pesar necesidades, ya que este trabaja la madre tierra para su sustento y el de los suyos igualmente esta clase de encierros no conllevan a una verdadera resocialización y si por el contrarío permite que aprendan costumbres perjudiciales que mas tarde van hacer daño a nuestra comunidad indígena. Igualmente si se reitera es responsable según nuestros procedimientos normativos la condena o castigo a pagar debe ser dentro de nuestra comunidad indígena, según la jurisdicción especial indígena para vigilar su comportamiento pues como se dijo el pagar una pena dentro de una cárcel no nos garantiza el que este corrija esta clase de comportamientos." (sic para lo transcrito) Con el escrito acompaña "Posesión del cabildo indígena de Yaguara ante la Alcaldía Municipal de Chaparral, constancia de pertenencia del condenado a la comunidad indígena de Yaguara y Escritura colonial numero 657 de la Gran Comunidad General de Indígenas de Ortega, Chaparral y Coyaima." POSICIÓN DE LA JURISDICCIÓN ORDINARIA El Tribunal Superior de Distrito Judicial de Ibagué no aceptó los planteamientos del Gobernador Indígena del Cabildo de Yaguara y consideró en cambio que las pruebas acompañadas nada aportaban para establecer los factores personal y territorial, siendo que no se allegó al plenario el acta del censo indígena debidamente registrado y las escrituras antiquísimas no certifican el lugar de ocurrencia de los hechos dentro de territorio indígena, propuso colisión positiva de competencias y envió el expediente a esta Superioridad para lo de su cargo. CONSIDERACIONES Esta Sala es competente para dirimir los conflictos entre distintas jurisdicciones, en virtud de lo dispuesto por el numeral 6° del artículo 256 de la Constitución Política, en armonía con lo previsto en el numeral 2° del artículo 112 de la Ley 270 de 1996, Estatutaria de la Administración de Justicia. En primer término, estima la Sala prudente recordar cómo la razón de ser del fuero indígena tiene su fundamento en la protección de la diversidad étnica y cultural elevada por el Constituyente de 1991 a la categoría de principio fundamental del Estado en el Art. 79 de la Carta, circunstancia que revela la enorme importancia que tiene para nuestro ordenamiento constitucional la preservación de las comunidades indígenas y el trato preferencial que debe recibir, justamente por tratarse de una minoría racial que, entre otras cosas, representa nuestro patrimonio socio cultural autóctono y por ende reviste enorme importancia en términos de ser auténticos representantes de la historia de nuestra Nación, que naturalmente debe privilegiar su preservación y fortalecimiento. Como lo ha dicho la Corte Constitucional, el respeto de la diversidad supone la aceptación de cosmovisiones y de estándares valorativos diversos y hasta contrarios a los valores de una ética universal. Esta paradoja ha dado lugar a un candente debate filosófico sobre la vigencia de los derechos humanos consagrados en los tratados internacionales. La plena vigencia de los derechos fundamentales constitucionales en los territorios indígenas como límite al principio de diversidad étnica y cultural es acogido en el plano del derecho internacional, particularmente en lo que tiene que ver con los derechos humanos como código universal de convivencia y diálogo entre las culturas y naciones, presupuesto de la paz, de la justicia, de la libertad y de la prosperidad de todos los pueblos. (T –254 de 1994) La diversidad étnica y cultural tiene obviamente su manifestación en las distintas comunidades indígenas, verdaderas organizaciones, sujetos de derechos y obligaciones, que, por medio de sus autoridades, ejercen poder sobre los miembros que las integran hasta el extremo de adoptar su propia modalidad de gobierno y de ejercer control social. Para su efectiva protección, en materia jurisdiccional el Art. 246 de la C.P. reconoce la existencia de una jurisdicción especial propia facultando a las autoridades indígenas para ejercer funciones jurisdiccionales dentro de su ámbito territorial, conforme a sus propias normas y procedimientos, siempre que no sean contrarios a la Constitución y a las Leyes de la República. Como puede verse, la autonomía política y jurídica es una facultad amplia y generosa, no por ello omnímoda y absoluta, en tanto sí tiene unos límites perfectamente de marcables que miran a asegurar la unidad nacional y que la Corte Constitucional dio en establecer como reglas de interpretación; son ellas: 1. A mayor conservación de sus usos y costumbres, mayor autonomía. 2. Los derechos fundamentales constitucionales constituyen el mínimo obligatorio de convivencia para todos los particulares. 3. Las normas legales imperativas (de orden público) de la República priman sobre los usos y costumbres de las comunidades indígenas, siempre y cuando protejan directamente un valor constitucional superior al principio de diversidad étnica y cultural. 4. Los usos y costumbres de una comunidad indígena priman sobre las normas legales dispositivas. (Íbidem) Ello en cuanto hace a las comunidades indígenas como agrupaciones destinatarias de una jurisdicción especial, que las sustraiga del juzgamiento a cargo de la justicia ordinaria que congloba al común de los habitantes del territorio nacional; sin embargo, para los casos particulares y en términos de verificar que cada indígena respecto del cual se predica la posible comisión de un hecho punible goce de la garantía del fuero, es menester auscultar una serie de circunstancias que deben concurrir para que pueda ser sujeto de esa jurisdicción y no de la ordinaria; tal examen ha sido objeto de estudio constitucional, producto del cual se ha establecido: "En la noción de fuero indígena se conjugan tres elementos: uno de carácter personal, con el que se pretende señalar que el individuo debe ser juzgado de acuerdo con las normas y las autoridades de su propia comunidad, otro de carácter geográfico, que permite que cada comunidad pueda juzgar las conductas que tengan ocurrencia dentro de su territorio, de acuerdo con sus propias normas y un elemento relativo a la naturaleza del hecho, según el cuál sólo en la medida en que el delito no desborda la órbita cultural indígena, podrá ser asumido por la jurisdicción especial. Es decir, existen hechos delictivos que no guardan relación alguna con la cultura aborigen, y cuya lesividad y trascendencia tornan imperativo que la competencia se asigne a los Jueces ordinarios. "La Corte Constitucional ha señalado que "si la acción típica es cometida por miembros de pueblos indígenas dentro de su territorio, en virtud de consideraciones territoriales y personales, las autoridades indígenas son las llamadas a ejercer la función jurisdiccional. Si por el contrario, un indígena incurre en conducta delictiva, afectando a quien no es miembro de su comunidad por fuera del ámbito geográfico del resguardo, el juez puede enfrentar múltiples situaciones: cuando la conducta del indígena sólo es sancionada por el ordenamiento nacional, en principio los jueces de la República son los competentes para conocer el caso; pero como se encuentran ante un individuo de otra comunidad cultural, tienen el deber de determinar si el sujeto agresor entendía, al momento de cometer el ilícito, que su conducta era realmente negativa, para efectos de reconocerle, o no, el derecho al fuero. Si se demuestra que el indígena no comprendía el carácter ilícito de la conducta que realizó, el juez deberá devolver al individuo a su entorno cultural, pues surge una causal de inimputabilidad fundada en la diferencia valorativa. En caso de que la conducta sea sancionada en ambos ordenamientos (nacional e indígena), es claro que la diferencia de racionalidades no influye en la comprensión de tal actuar como perjudicial, y en principio será imputable. Sin embargo, en este evento se debe tomar en cuenta la conciencia étnica del sujeto y el grado de aislamiento de la cultura a la que pertenece para determinar si es conveniente que el indígena sea juzgado por sus propias autoridades, de acuerdo a sus normas y procedimientos". (Sentencia T - 496 de septiembre 26 de 1996. M.P: Dr. Carlos Gavina Díaz, negrillas fuera de texto). Llegada entonces la hora de establecer si en el caso de ocupación se reúnen los elementos del fuero jurisprudencialmente establecidos, en términos de verificar el elemento personal y geográfico, cabe recordar cómo esta Saia ha señaló al respecto de la prueba necesaria para acreditarlos: "Para la verificación de tales elementos, no existe tarifa legal alguna y de hecho es obvio asumir la libertad probatoria en tanto se trata de concifiar dos tipos muy distintos de derecho: el de la jurisdicción ordinaria eminentemente reglado, formal y escrito y el de la jurisdicción indígena, regularmente informal, oral y ceñido a sus usos y costumbres. 1 Igualmente la Corte Constitucional en Sentencia T-934 del 19 de noviembre 1999 al revisar fallo de acción de tutela mediante la cual se reclamaba el envió del proceso penal por el delito de homicidio seguido a indígenas de la Comunidad Indígena Chenche Amayarco, hablando del tema de los requisitos para que se reconozca la existencia de la jurisdicción especial indicó "en el caso objetivo de revisión, se encuentra cumplido el primero de los requisitos, pues mediante escrito fechado el día 25 de mayo de 1999, el gobernador del Resguardo Indígena Chenche Amayarco hace constar que los señores A, y B.A.C., son miembros activos de dicha comunidad. " Para el caso presente y en cuanto dice relación con la comprobación de los elementos personal y geográfico en el plenario obra constancia expedida por el "Gobernador Resguardo Indígena de Yaguara Etnia Pijao" de que el señor Modesto Cerquera Tapiero 1 Rad. 200111431, auto febrero 12 de 2002, MP. Temistocles Ortega Narvéz se encuentra censado como miembro de la Comunidad Indígena de Yaguara, perteneciente a la Gran Comunidad de Indígenas de ios Municipios de Chaparal, Ortega y Coyaima (cuaderno 2, folio 18). documento que en acatamiento al principio constitucional de la buena fe se reputa válido. Y en cuanto al factor geográfico o territorial, la solicitud que obra en el cuaderno 2. folios 4-8 de envío de la investigación a la comunidad indígena a la que pertenece el núcleo familiar de la víctima y victimario, avala el lugar de los hechos en área de la Vereda Pipini como perteneciente al territorio de su jurisdicción, y para probar esa afirmación se aporta copia de la Escritura Pública número 657 del 4 de julio de 1917. Establecido entonces que se reúne lo primeros dos elementos del fuero y asumiendo que también la víctima es indígena, dada su condición de nieta del procesado y por haber nacido, como ella mismo lo indicó, en la vereda donde ocurrieron los hechos, siendo que los mismos son sancionados en ambos ordenamientos (nacional e indígena), esto es, que no desbordan la órbita cultural indígena, no se advierte circunstancia alguna que amerite sustraer el presente juicio de la aplicación de las normas, procedimientos y autoridades indígenas, al cual deberá enviarse el conocimiento del asunto en guarda de su autodeterminación, la preservación de su cultura y el respeto por la diversidad étnica, pues como lo indicó la jurisprudencia Constitucional en la providencia atrás transcrita, si la acción típica es cometida por miembros de pueblos indígenas dentro de su territorio, en virtud de consideraciones territoriales y personales, las autoridades indígenas son las llamadas a ejercer la función jurisdiccional. Además, porque como igualmente lo ha dicho dijo la Corte Constitucional en proveído de T-496 de 1996, en ningún momento le es dable al Estado interferir en los parámetros culturales del individuo señalando, desde su punto de vista, las pautas que se debe seguir para "corregirlo". Este tipo de interferencia restaría eficacia al reconocimiento constitucional del pluralismo como pilar axiológico de, nuestro Estado Social de Derecho, además de pretender desarrollar un concepto de sujeto referido a características que se creen "naturales" en el grupo que las predica. No quiere decir lo anterior, que el indígena que es juzgado a la luz del derecho penal, deba ser tratado siempre como alguien que conocía y comprendía la ilicitud de un acto. El juez, en cada caso, debe hacer un estudio sobre la situación particular del indígena, observando su nivel de conciencia étnica y el grado de influencia de los valores occidental es hegemónicos. para tratar de establecer sí conforme a sus parámetros culturales, sabía que estaba cometiendo un acto lícito. De determinarse la falta de comprensión de! contenido y alcance social de su conducta, el juez deberá concluir que ésta es producto de una diferencia valorativa y no de una inferioridad en las capacidades intelecto-volitivas; en consecuencia ordenará devolver al indígena a su comunidad para que sea juzgado por sus propias autoridades. De tal modo, frente a la concurrencia de los elementos del fuero indígena, mal podría e! Estado contribuir la desaparición de su cultura, sustrayéndola del juzgamiento de sus propios pares por hechos ocurridos dentro de su comunidad y allí también previstos como delincuenciales. En este orden de pensamiento, es lo pertinente dirimir el presente conflicto declarando que es a la jurisdicción indígenas a la que corresponde continuar con el juzgamiento del ciudadano CERQUERA TAPIERO, razón para disponer el envío de la actuación al resguardo indígenas de Yaguara para lo de su cargo. Copia de esta providencia será enviada al tribunal aquí involucrado. En mérito de lo anteriormente expuesto, la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura, en uso de sus atribuciones constitucionales y legales, RESUELVE DIRIMIR el conflicto positivo de competencia entre distintas jurisdicciones, suscitado entre el Tribunal Superior cíe Distrito Judicial de (Ibagué y el Resguardo Indígena de Yaguara, declarando que el conocimiento de la presente actuación corresponde al representante de la Jurisdicción indígena. Envíese el expediente al Resguardo colisionado, para lo de su cargo, y copia de esta providencia al Tribunal superior de Distrito Judicial de Ibagué para su conocimiento. CÚMPLASE Temistocles Ortega NARVÁEZ Presidente Jorge Alonso Flechas Diaz Vicepresidente Guillermo Bueno Miranda Magistrado Eduardo Campo Soto Magistrado Ruben Dario Henao Orozco Magistrdo Fernando Coral Villota Magistrado Leonor Perdomo Perdomo Magistrada Yira Lucia Olarte Avila Secretaria Judicial