República de Colombia Corte Suprema de Justicia CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL CARLOS ERNESTO MOLINA MONSALVE Magistrado Ponente SL 816 - 2013 Radicación n° 44701 Acta No. 38 Bogotá D.C., diecinueve (19) de noviembre de dos mil trece (2013). Se resuelve el recurso de casación interpuesto por el apoderado de la SOCIEDAD ADMINISTRADORA DE FONDOS DE PENSIONES Y CESANTÍAS PORVENIR S.A. contra la sentencia del 16 de octubre de 2009, proferida por el Tribunal Superior de Cali, Sala de Descongestión Laboral, dentro del proceso adelantado por MARÍA VICTORIA MORENO contra la recurrente. I. ANTECEDENTES MARÍA VICTORIA MORENO, demandó en proceso laboral a la SOCIEDAD ADMINISTRADORA DE FONDOS DE PENSIONES Y CESANTÍAS PORVENIR S.A., en Radicado N° 44701 procura de obtener el reconocimiento y pago de la pensión de sobrevivientes, a partir del 13 de diciembre de 2000; lo que resulte probado extra y ultra petita, y las costas y agencias en derecho. Como fundamento de tales pedimentos, esgrimió que dependía económicamente de su hijo VICTOR HUGO RAMÍREZ MORENO, quien falleció el 13 de diciembre de 2000; que al momento de su deceso estaba trabajando con el Hotel DANN y que se encontraba afiliado a Porvenir S.A.; que el causante no era casado ni tenía hijos, y que la sociedad llamada a juicio le negó la prestación social, hoy deprecada. II. RESPUESTA DE LA DEMANDA La demandada, al dar contestación al escrito inaugural del proceso, se opuso a la prosperidad de todas las pretensiones. Propuso como excepciones las de prescripción, falta de causa en las pretensiones de la demanda, inexistencia de la obligación, cobro de lo debido, inexistencia de dependencia económica, buena fe y la que denominó “innominada o genérica”. En su defensa sostuvo, en suma, que no se dan los supuestos jurídicos y fácticos para considerar que la actora dependía económicamente del causante. 2 Radicado N° 44701 III. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA La Jueza Tercera Laboral del Circuito de Cali, puso fin a la primera instancia con la sentencia de fecha 7 de diciembre de 2007, en la que condenó a Porvenir S.A. a reconocer y pagar a la actora una pensión de sobrevivientes, a partir del 13 de diciembre de 2000, “con sus mesadas retroactivas, adicionales e incrementos de ley, en forma vitalicia, teniendo en cuenta la totalidad de cotizaciones al sistema pensional en los dos regímenes”. Condenó en costas a la vencida. IV. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA Inconforme con la anterior determinación, apeló Porvenir S.A. y el Tribunal Superior del Distrito Judicial de Cali, Sala de Descongestión Laboral, con la sentencia del 16 de octubre de 2009, confirmó íntegramente la decisión del primer grado. Costas a “cargo de la parte demandante”. Inicialmente, la Sala sentenciadora advirtió que no fue motivo de controversia para la demandada: (i) que el causante se afilió a la Administradora de Fondos de Pensiones y Cesantías- Porvenir S.A. el 1º de mayo de 1999; (ii) que falleció el 13 de diciembre de 2000; (iii) que a reclamar la pensión de sobrevivientes se presentó la señora MARÍA VICTORIA MORENO, en calidad de madre del occiso, y (iv) que mediante escrito del 19 de septiembre de 2003, la accionada negó el reconocimiento de la prestación pensional anhelada, aduciendo la falta de demostración de la 3 Radicado N° 44701 dependencia económica entre la reclamante con respecto al causante. Enseguida, el juzgador determinó que la norma que regula el asunto bajo examen es la Ley 100 de 1993 en su redacción original, “antes de ser modificada por las leyes 797 y 860 de 2003, por lo que debe ser aquella norma a la que se acuda para verificar los presupuesto que debe cumplir la accionante para recibir el beneficio pensional anhelado”. Copió el artículo 47 de la Ley 100 de 1993, e infirió que “como no fue objeto de discusión en el plenario, que el causante había generado el derecho a la pensión al momento de su deceso y el único requisito que debe cumplir la accionante y que precisamente se debate en el proceso, es la dependencia económica de ésta para con aquel”. Refiriéndose al concepto de dependería económica, recordó el Tribunal que “la jurisprudencia ha sostenido que es distinto a la simple colaboración, ayuda o contribución que los hijos pueden otorgar a sus padres, pues la correcta teleología de dicho concepto, a partir de su significado natural y obvio, supone “la necesidad de una persona del auxilio o protección de otra”. De suerte que, en este orden de ideas, el beneficiario de dicha prestación tiene que encontrarse subordinado o supeditado de manera cabal al ingreso que le brindaba el causante para salvaguardar sus condiciones mínimas de subsistencia”. Igualmente, acotó que “la Corte Constitucional ha dicho que la independencia económica se refiere <a tener la autonomía necesaria para sufragar los costos de la propia vida, sea a través de la capacidad laboral o de un patrimonio propio>, o a la posibilidad de que <dispone un individuo para generarse un ingreso económico o disponer de una 4 Radicado N° 44701 fuente de recursos que le permitan asumir las necesidad básicas, y garantizarse una vida en condiciones dignas y justas>”. Así, dijo que para poder acreditar la dependencia económica, no es necesario demostrar la carencia total y absoluta de recursos, “propio de una persona que se encuentra en estado de desprotección, abandono, miseria o indigencia, sino que, por el contrario, basta la comprobación de la imposibilidad de mantener el mínimo existencial que les permita a los beneficiarios obtener los ingresos indispensables para subsistir de manera digna o que dichas condiciones de subsistencia digna, las bridaba el causante”. También precisó el juez de alzada que la dependencia económica no es absoluta ni total, “por ende puede que la persona beneficiara del afiliado causante reciba ayuda de otra persona para llevar una vida digna sin que ello desnaturalice el concepto de dependencia económica, pues ciertamente, existen lasos (sic) afectivos familiares, que a su vez implican obligaciones alimentarias, que llevan a que varias personas, en el caso de los padres y los hijos, se auxilien y protejan entre si”. En sentir del juzgador la dependencia económica estaba acreditada con las “declaraciones de las señoras MARÍA EDILMA RAMÍREZ PATIÑO y CARMEN OFELIA BENAVIDES RAMOS (fls. 47 a 49) quienes fueron enfáticas al manifestar que la accionante y su causante convivían en la misma casa de habitación y que fue el causante, quien se encargaba de suminístrale (sic) a ésta todo lo necesario para una subsistencia digna, pues se encargó de la manutención de su madre, que comprende alimentación, vestuario, salud y demás auxilios que requería, hasta la fecha de su deceso”. Observó el fallador que el causante, “desde que se vinculó con la entidad de previsión social accionada, registró a su progenitora, 5 Radicado N° 44701 aquí demandante, como beneficiara de su pensión, lo que en los términos del Art. 16 del Decreto 1889 de 1994, vigente para el momento del insuceso, es indicio de la relación de dependencia económica entre la señora MARÍA VICTORIA MORENO y el obitado”. Sostuvo que el hecho de que la accionante haya reconocido que también recibía ayuda de su hija para sobrevivir, “no destruye el lazo de dependencia económica con el causante, pues esa ayuda que recibía no se conjuga con el concepto atrás expuesto de dependencia económica, al que se atiene la ayuda y protección que el extinto RAMÍREZ MORENO brindaba a su madre según las pruebas examinadas. Y aún, si dicha ayuda pudiera constituir una verdadera dependencia económica, debe recordarse que la norma en cuestión no exige exclusividad en la dependencia”. Adujo que “otro tanto ocurre con lo dicho por el libelista y que se convirtió en su caballito de batalla desde el inicio del proceso hasta su final, incluyendo los motivos de apelación, cuando alude que el hecho de que la reclamación de la pensión del causante se presentó casi tres años después del fallecimiento, insinuando que de existir dependencia económica, la gestora del proceso al verse desprovista de sus sustento habría reclamado en menor tiempo o interpuesto esta acción en fecha anterior; argumentos que no son de recibo, pues como atrás se dijo, podía la accionante ser auxiliada por su otra hija sin que ello afecte el requisito para acceder al derecho a la pensión. Además, la dependencia debe revisarse al momento de la muerte y no posterior (sic). Por ello, si luego del fallecimiento del hijo de la accionante, éste recibió apoyo y ayuda de otros familiares, que pudieran constituir dependencia económica, es una circunstancia que nada tiene que ver con el verdadero sentido del Art. 47 de la ley 100 de 1993”. Por último, manifestó que “si la parte accionada, no estaba conforme con lo expuesto por las declarantes, debió haberlas contrainterrogado o presentar otros testimonios que desvirtuaran su 6 Radicado N° 44701 dicho, siendo este sujeto procesal quien incumplió sus cargas probatorias y dejó vencer las oportunidades para controvertir las pruebas válidamente arrimadas al legajo procesal, por lo que no es de recibo que se valga del recurso de apelación para ello”. V. EL RECURSO DE CASACIÓN Porvenir S.A., con el recurso extraordinario, persigue, según lo dijo en el alcance de la impugnación, que se CASE la sentencia del Tribunal, para que, en sede de instancia, se revoque la decisión de primer grado y, en su lugar, se le absuelva de todo lo pedido en contra de ella. Con tal propósito invocó la causal primera de casación laboral y formuló un cargo, que no tuvo réplica. VI. ÚNICO CARGO Acusa la sentencia recurrida de violar la ley sustancial, por la vía indirecta, por aplicación indebida de “los literales e) de los artículos 47 y 74 de la Ley 100 de 1993 y 16 del Decreto 1889 de 1994, como consecuencia de la falta de aplicación de los artículos 27, 28 y 31 del Código Civil, 174, 177, 194 y 195 del Código de Procedimiento Civil, 1°, mod.l15, numerales 1° y 30, del Decreto 2282 de 1989, 60 y 61 del Código de Procedimiento Laboral y 29 y 230 de la Carta Magna. (Según enseñanza reiterada de la H. Sala, cuando un cargo se plantea por la vía indirecta, como ahora, la falta de aplicación se equipara a la aplicación indebida)”. 7 Radicado N° 44701 Asevera que los errores de hecho que cometió el fallo acusado son los siguientes: “1- No dar por demostrado, estándolo, que lo aportado por el de cujus a su madre no tenía la cuantía o significancia suficiente para considerar que existía una dependencia económica de ésta frente a su hijo, Víctor Hugo Ramírez. 2- No dar por demostrado, estándolo, que como la señora Moreno no estaba subordinada en materia económica a su hijo difunto, los aportes de Víctor Hugo Ramírez sólo constituían un medio que contribuía al mayor bienestar de su progenitora, pero de ninguna manera eran la fuente que garantizaba su congrua subsistencia y, por tanto, era obvio que Porvenir debía ser absuelta de todo lo pedido contra ella. 3- Dar por cierto, sin serlo, que la señora María Victoria Moreno dependía económicamente de su hijo Víctor Hugo a la fecha de su deceso. 4- Dar por cierto, sin serlo, que Porvenir podía ser condenada a erogar la pensión solicitada”. Sostiene que el cargo entiende que el juzgador tuvo en cuenta todo el material probatorio incorporado al expediente para proferir su decisión y, por lo tanto, los mencionados errores de hecho los cometió por la mala apreciación de la carta del 1° de septiembre de 2003 dirigida por la señora María Victoria Moreno a Porvenir (fs. 157 y 158), el interrogatorio de parte absuelto por la señora Moreno (fs.92 y 93, c. 1), y los testimonios de María Edilma Patiño Ramírez (fs.47 y 48) y Carmen Ofelia Benavides Ramos (fs.48 y 49). 8 Radicado N° 44701 La censura, luego de hacer algunos planteamientos de naturaleza jurídica y de copiar pasajes de la sentencia fustigada controvierte las pruebas así: 1º) Carta del 1° de septiembre de 2003 dirigida por la señora María Victoria Moreno a Porvenir S.A.. Para el recurrente, de lo manifestado por la actora en dicho documento es dable inferir que “la ayuda que ella recibía del difunto en la época de su óbito ascendía a la suma de $20.000 o $30.000 mensuales, partida con la que, de ninguna manera, podía configurarse una dependencia económica de la madre frente a su hijo pues basta con comparar esa cifra con el salario mínimo legal mensual vigente en diciembre de 2000 para encontrar que el aporte de Víctor Hugo Ramírez equivalía, en el mejor de los casos, al 11,5% de dicho salario mínimo”. 2º) Interrogatorio de parte de la demandante. Sostiene la censura que la promotora del litigio dentro del interrogatorio de parte que rindió, al formulársele la tercera pregunta, es decir, si recibía alguna ayuda de su hija, respondió: “No, desde que mi hijo el que falleció empezó a trabajar, él siempre fue el que me ayudo (sic)”, pero “no afirma que esa “ayuda” tuviera el carácter de subordinante y, dentro de ese interrogatorio, tampoco hace alusión a que para solventar sus necesidades básicas debiera contar, en forma imprescindible, con el dinero de su hijo Víctor Hugo”. En consecuencia, es notoria la superficialidad con la que el Tribunal examinó estas pruebas del proceso al no hallar comprobado 9 Radicado N° 44701 que como la señora Moreno, al momento de la muerte de su hijo, tan sólo recibía $20.000 o $30.000 mensuales de éste (como se ha reiterado múltiples veces), era indiscutible que ella podía sufragar una vida digna aun sin recibir la ayuda del fenecido (e, incluso, sin la de su hija Sandra Teresa que por su cuantía tampoco era relevante), lo que lleva a afirmar, sin asomo de duda, que la señora María Victoria Moreno no estaba supeditada en términos monetarios a lo proveído por Víctor Hugo Ramírez”. Añade que es ostensible que la ayuda que el causante le brindaba a su madre no alcanzaba un monto que pudiera reputarse como determinante para solventar “una vida digna ni para generar una situación de sometimiento económico de ésta frente al fallecido, de lo que puede inferirse, en forma incuestionable, que al tenor de lo previsto por el literal c) de los artículos 47 y 74 de la Ley 100 de 1993, la señora Moreno no cumplía con las exigencias establecidas en materia de dependencia económica para poder favorecerse con la pensión que reclamó”, pues, “la filosofía inmersa en el sistema de seguridad social lo que busca es mantener un nivel de vida digno para las personas a quienes la ley señala como eventuales beneficiarias de una pensión de sobrevivientes”. Asevera que una “simple” colaboración no tiene la facultad de dar origen a una subordinación, “reiterando hasta el cansancio que lo entregado en forma periódica por el señor Ramírez a su progenitora de ninguna manera podría entenderse como una partida monetaria que conllevase un sometimiento económico, ya que es incontrovertible que tal dinero ($20.000 o $30.000 mensuales) jamás tendría la aptitud de garantizarle un sustento, ni siquiera el más modesto”. 10 Radicado N° 44701 3º) Sobre los testimonios de María Edilma Patiño Ramírez (fs.47 y 48, c.1) y Carmen Ofelia Benavides Ramos fs.48 y 49, c.1). Sostiene el casacionista que “aunque son uniformes en lo concerniente a la hipotética dependencia pecuniaria de la señora Moreno frente a su hijo Víctor Hugo, al comparar esas versiones con lo aseverado por la misma María Victoria Moreno en el documento que obra a fs. 157 y 158, c. 1 (tema que ya se analizó a profundidad con anticipación) es claro que distan diametralmente, pues la citada señora Moreno, en contradicción con lo atestiguado, adujo que la ayuda percibida de su hijo se elevaba a $20.000 o $30.000 mensuales, de lo que inexorablemente debe concluirse que dada esa cuantía era impensable que hubiera un sometimiento pecuniario frente al occiso, lo que deja palmario el dislate del Tribunal al confirmar la condena impartida contra Porvenir, olvidando su propia frase de que “el beneficiario de dicha prestación tiene que encontrarse subordinado o supeditado de manera cabal al ingreso que le brindaba el causante para salvaguardar sus condiciones mínimas de subsistencia.” VII. SE CONSIDERA Se exhibe patente que no son objeto de controversia entre las partes, los siguientes supuestos fácticos: (i) que Víctor Hugo Ramírez Moreno, fue hijo de la demandante señora María Victoria Moreno; (ii) que aquel falleció el 13 de diciembre de 2000; (iii) que al momento de su deceso estaba trabajando con el Hotel DANN, (iv) y que se encontraba afiliado a Porvenir S.A. Como se recuerda el juzgador de segundo grado, confirmó la condena impuesta a Porvenir S.A., por estimar 11 Radicado N° 44701 que se encontraba acreditado que la actora dependía económicamente de su difunto hijo Víctor Hugo Ramírez Moreno. El descontento del recurrente con la sentencia fustigada, estriba, en esencia, en que la sala sentenciadora se equivocó en la valoración probatoria, toda vez “que lo entregado en forma periódica por el señor Ramírez a su progenitora de ninguna manera podría entenderse como una partida monetaria que conllevase un sometimiento económico, ya que es incontrovertible que tal dinero ($20.000 o $30.000 mensuales) jamás tendría la aptitud de garantizarle un sustento, ni siquiera el más modesto”. Pues bien, delimitado el meollo del asunto bajo examen, y según aflora del esquema del recurso extraordinario, la Sala procede a estudiar los argumentos que sustentan la disconformidad de la sociedad llamada a juicio, no sin antes rememorar lo que de antaño ha enseñado en torno a que cuando el ataque se endereza por la vía de los hechos no es cualquier desatino del juzgador el que da al traste con su proveído, sino únicamente aquél que tenga la connotación de “manifiesto”. El precedente carácter de “manifiesto” surge frente a transgresiones fácticas patentes, provenientes de desaguisados en el examen de los elementos de juicio que conforman el haz probatorio, bien por haberlos apreciado equivocadamente, ora por no haberlos estimado. De suerte que no basta que el recurrente dé explicaciones así sean razonables sobre los eventuales 12 Radicado N° 44701 asertos erróneos del fallador, o que se limite a enfrentar sus conclusiones con las de éste, sino que además de identificar y demostrar el desacierto de hecho ostensible debe acreditar, con base en el contenido de las pruebas, qué es lo que ellas en verdad acreditan y su incidencia en la equivocada resolución judicial. 1. Consideraciones previas. 1.1. De orden técnico. El cuarto de los yerros de hecho denunciados, reprocha la conclusión final del fallador, que no es más que el resultado del análisis que culminó en la condena impuesta. Memórese que en aras de alcanzar el propósito de quebrantar la decisión del Tribunal, lo que debe derruir el recurrente en casación son las premisas fácticas y jurídicas que soportan la condena o la conclusión absolutoria o condenatoria que se combate. No resulta afortunado, en perspectiva del fin perseguido, atacar la conclusión final, cuando los pilares que la sostienen se encuentran a salvo de la impugnación. 1.2. En torno al concepto de dependencia económica de los padres respecto del hijo fallecido. 13 Radicado N° 44701 Esta Sala de la Corte en sentencia del 18 de mayo de 2005, reiteró lo adoctrinado de antaño en cuanto a que la ausencia de previsión legal que definiera el concepto de dependencia económica imponía que éste debiera ser entendido en su sentido natural y obvio, en el que depender significa estar subordinado a una persona o cosa, o necesitar una persona del auxilio o protección de otra. En la providencia en precedencia, la Corporación enseñó que “en este preciso campo de la pensión de sobrevivientes la dependencia económica tiene el significado de subordinación o sujeción de los padres respecto de la ayuda pecuniaria del hijo para subsistir. Discernida en ese sentido, la dependencia económica no se configura con una simple ayuda o colaboración que distingue la relación de los buenos hijos con sus padres”. En ese horizonte, insistió la Corte que no es de recibo reclamar que “la dependencia de los padres en relación con el hijo, para que haga radicar en aquéllos el derecho a la pensión de sobrevivientes por la muerte de éste, sea absoluta, total o plena, que descarte cualquier otra fuente de ingresos de los progenitores, siempre que ésta no sea de tal entidad que los últimos pasen de subordinados a tener la suficiente solvencia económica que les permita atender por sí mismos sus necesidades”. La anterior línea jurisprudencial fue reiterada en decisión del pasado 24 de abril de 2013, radicación 43138, en donde también se rememoró que la mera presencia de un auxilio o ayuda monetaria del buen hijo, no siempre es indicativo de una verdadera dependencia económica, y en esta eventualidad no se cumplirían las previsiones 14 Radicado N° 44701 señaladas en la ley, porque desaparecería esa relación de subordinación derivada del significado del vocablo “depender” y del contenido de la misma preceptiva legal. Entonces, la determinación de la consolidación o no de la dependencia económica de los padres respecto de los hijos es un asunto que debe ser analizado por los juzgadores frente a los precisos contornos y especificaciones del caso concreto. 2. De la plataforma probatoria denunciada como indebidamente valorada. 2.1. La Carta del 1° de septiembre de 2003 dirigida por la señora María Victoria Moreno a Porvenir S.A.. Para el recurrente, de lo manifestado por la actora en dicho documento es dable inferir que “la ayuda que ella recibía del difunto en la época de su óbito ascendía a la suma de $20.000 o $30.000 mensuales, partida con la que, de ninguna manera, podía configurarse una dependencia económica de la madre frente a su hijo pues basta con comparar esa cifra con el salario mínimo legal mensual vigente en diciembre de 2000 para encontrar que el aporte de Víctor Hugo Ramírez equivalía, en el mejor de los casos, al 11,5% de dicho salario mínimo”. Pues bien, analizada la carta en precedencia en su contexto y no trayendo apartes insulares, en sentir de la Corte Suprema de Justicia no se evidencia una equivocación en la valoración del juez de segunda 15 Radicado N° 44701 instancia, al menos, con un carácter de protuberante, capaz de derruir lo concluido por el sentenciador. La comunicación dice: “(…) Que soy la madre del señor VICTOR (sic) HUGO RAMIREZ (sic) MORENO, quien se identificaba con la cédula de ciudadanía (…) fallecido el día 13 de diciembre de 2.000. Que no trabajo de manera dependiente e independiente y actualmente no recibo ningún tipo de pensión o jubilación por parte de ninguna entidad ni privada ni del estado. Que era mi hijo fallecido quién respondía económicamente por mi sostenimiento, manutención y alimentación hasta la fecha de su deceso. Que durante los meses de julio a diciembre del año 2.000, que mi hijo se encontraba laborando formalmente con una empresa el (sic) nunca me desamparo (sic) con la ayuda que siempre me brindo (sic) en sostenimiento, manutención, y alimentación y monetariamente de $20.000,oo o $30.000,oo mensuales ya que era un maravilloso hijo. Que durante los últimos años he vivido en compañía de mi hija Sandra Teresa y su familia quién me ha brindado el apoyo para seguir adelante y su ayuda monetaria es de un promedio de unos $15.000,oo pesos, referente a mis otros hijos podría decirles que tengo que mendigarles cualquier ayuda”. Puesta la mirada atenta en la anterior documental, fluye de manera cristalina que la demandante no limitó la declaración en cuanto a que la ayuda de su hijo fuese única y exclusivamente monetaria, esto es, que se restringiera a reconocerle “$20.000,oo o $30.000,oo mensuales”, 16 Radicado N° 44701 como lo aduce la censura, sino que fue reiterativa en aducir que su descendiente también respondía por su “sostenimiento, manutención y alimentación”. Con el fin de corroborar lo asentado, recuérdese que el juez plural al analizar la prueba testimonial, afirmó que las “declaraciones de las señoras MARÍA EDILMA RAMÍREZ PATIÑO y CARMEN OFELIA BENAVIDES RAMOS (fls. 47 a 49) quienes fueron enfáticas al manifestar que la accionante y su causante convivían en la misma casa de habitación y que fue el causante, quien se encargaba de suminístrale (sic) a ésta todo lo necesario para una subsistencia digna, pues se encargó de la manutención de su madre, que comprende alimentación, vestuario, salud y demás auxilios que requería, hasta la fecha de su deceso”. Así las cosas, al recurrente competía rebatir tales inferencias, esto es, que el causante respondía por el “sostenimiento, manutención y alimentación” de su progenitora, que no lo hizo, por lo que dicho colofón se mantiene incólume y, con ello, el fallo conserva su presunción de legalidad. En esa dirección, debe reiterar la Corte que para la prosperidad del recurso de casación es necesario y riguroso que el recurrente controvierta todos los fundamentos de hecho o de derecho en que se basa la sentencia acusada, pues nada conseguirá si ataca razones distintas de las expresadas por el Tribunal como soporte de la decisión impugnada o apenas alguna de ellas. 17 Radicado N° 44701 Ante la orfandad argumentativa del cargo en el aspecto señalado, que constituyó el báculo esencial del fallo, se insiste, las conclusiones del Tribunal permanecen incólumes como la presunción de legalidad que cobija la sentencia. Entonces, en sentir de la Corte el juez colegiado no desoyó las voces objetivas de las pruebas citadas en precedencia, puesto que lo que infirió de las mismas se atiene a lo que efectivamente consigna cada una de las probanzas. 2.2. Sobre la pregunta tercera y la respuesta del interrogatorio de parte de la actora. "PREGUNTA 3: Diga como es cierto si o no que para la fecha de fallecimiento de su hijo usted recibía ayuda económica y material de su hija SANDRA TERESA?. "CONTESTO: No, desde que mi hijo el que falleció empezó a trabajar, él siempre fue el que ayudo”. Bien, en reiteradas oportunidades ha adoctrinado la jurisprudencia de esta Corte que el interrogatorio de parte no es un medio de convicción calificado en la casación del trabajo, a menos que entrañe confesión. Del análisis de la respuesta en precedencia, fuerza concluir que no es posible inferir una confesión que 18 Radicado N° 44701 demuestre el desacierto fáctico atribuido a la decisión del fallador y autorice el quiebre de la sentencia acusada, en la medida en que las mencionadas declaraciones no versan sobre hechos personales que favorezcan a la recurrente o que perjudiquen a la actora (artículo 195 Código de Procedimiento Civil). 2.3 De la prueba testimonial. No es posible abordar su estudio, dado que no quedó acreditado ningún error de hecho con alguna de las tres pruebas calificadas en casación, esto es, el documento auténtico, la confesión judicial y la inspección judicial, conforme a la restricción legal contenida en el Art. 7° de la L. 16 de 1969, norma que fue declarada exequible por la Corte Constitucional en sentencia C-140 de 29 de marzo de 1995. Queda añadir, que el hecho de que el Tribunal le otorgue mayor credibilidad a unos medios probatorios que a otros, no constituye un desacierto evidente de hecho, por motivo de que los sentenciadores de instancia gozan de la potestad legal de apreciar libremente la prueba, para formar su convencimiento con base en el principio de la sana crítica (Art. 61 del CPT y SS, cuando las inferencias del juzgador sean lógicas y aceptables, las cuales quedan abrigadas por la presunción de legalidad. 19 Radicado N° 44701 De suerte que los jueces de instancia, conforme a esa potestad decisión en legal, aquellos pueden válidamente elementos fundar probatorios que su le merezcan mayor persuasión y credibilidad, ya sea en forma prevalente o excluyente de lo que surja entre una u otra prueba, sin que esa escogencia razonada configure la comisión de un yerro fáctico por la errada apreciación o falta de valoración de tales probanzas. 3. Conclusión. El ataque no logra acreditar que la actora era autosuficiente. por tanto el juzgador de segundo grado no incurrió en los dislates fácticos que le atribuye la censura, cuando concluyó que, en este caso específico, la ayuda del hijo fallecido cumplía con las previsiones legales, y cuando, conforme a su libre convicción, coligió que la causahabiente que se presentó a reclamar la pensión de sobrevivientes, en efecto dependía económicamente de su hijo para la época en que ocurrió el deceso. En las condiciones que anteceden es oportuno destacar, que si bien es cierto no todos los casos pueden ser tratados bajo la misma perspectiva, sino atendiendo sus especiales particularidades, la Sala precisa que la ayuda económica del hijo respecto del padre, tiene que servir para sobrellevar las cargas o gastos familiares, tales como alimentación, vestuario, vivienda, salud, como aquí 20 Radicado N° 44701 lo infirió el fallador, a fin de poder derivar la dependencia económica de que trata el artículo 47 de la Ley 100 de 1993. Así, el cargo no se abre paso. Como no hubo réplica, no hay méritos para imponer costas EN EL RECURSO DE CASACIÓN. En mérito de lo expuesto la Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Laboral, administrando Justicia en nombre de la República de Colombia y por autoridad de la Ley, NO CASA la sentencia del 16 de octubre de 2009, proferida por el Tribunal Superior de Cali, Sala de Descongestión Laboral, dentro del proceso adelantado por MARÍA VICTORIA MORENO contra la sociedad recurrente. Sin costas. 21 Radicado N° 44701 Devuélvase el expediente al Tribunal de origen. CÓPIESE, NOTIFÍQUESE Y PUBLÍQUESE. CARLOS ERNESTO MOLINA MONSALVE JORGE MAURICIO BURGOS RUIZ ELSY DEL PILAR CUELLO CALDERÓN CLARA CECILIA DUEÑAS QUEVEDO RIGOBERTO ECHEVERRI BUENO GUSTAVO HERNANDO LÓPEZ ALGARRA LUIS GABRIEL MIRANDA BUELVAS 22