Carta Abierta Pysdens Abogados Londres

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Carta Abierta
Pysdens Abogados
Londres
K.Pysden / S.Pérez - Goldzveig
Señor Ban Ki-moon
Secretario General
Naciones Unidas
Señor Juan Somavía
Director General
Organización Internacional del Trabajo
Señor Koichiro Matsuura
Director General
UNESCO
Dr. Jacques Diouf
Director General
Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación
Globalización y la amenaza del terrorismo: algunos factores a considerar relativos
a los consumidores y al comercio
Estimados señores:
Vivimos en un mundo donde la globalización y la amenaza del terrorismo afectan
tanto al comercio como a los consumidores, particularmente en aquellos escenarios
donde las políticas y las prácticas gubernamentales provocan resultados negativos. En
este sentido, esperamos que nuestros comentarios sean de interés para todos ustedes
y para sus respectivas organizaciones.
1. Introducción: En líneas generales, existen dos escuelas de pensamiento en lo que
respecta a la distribución de costos de la producción de bienes y servicios dentro de la
red de abastecimiento.
La primera de ellas postula que dichos costos de producción de bienes y servicios
pueden ser distribuidos en toda la red de abastecimiento, sin producir un efecto
perjudicial en el consumidor.
La segunda sostiene todo lo contrario: el consumidor resulta siempre
perjudicado por la acumulación de costos al momento de pagar por los bienes y
servicios que consume.
Según nuestra opinión, la materia debe abordarse desde una perspectiva más
amplia. El costo de producción de bienes y servicios se configura a partir de todas y
cada una de las instancias de la red de abastecimiento. Tal costo es, en definitiva,
asumido por quien paga en última instancia, es decir, por el propio consumidor del
producto o servicio adquirido. Dentro del marco legal, un costo en materia de seguridad,
aunque pequeño, puede ser improcedente. La seguridad nacional no debería ser
responsabilidad de una entidad de carácter comercial; constituye una obligación
gubernamental. Además, esto puede originar el desarrollo de prácticas abusivas que
eventualmente deriven en acciones legales, en la medida que las partes involucradas
en la mencionada red de abastecimiento intenten establecer tarifas estándares con el fin
de recuperar gastos. Dichas tarifas podrían ser más altas que los costos reales que la
entidad en cuestión ha debido asumir.
También existe un aspecto social a considerar. Si el consumidor vive en un país
donde los sueldos son bajos, los efectos del traspaso del aumento en los costos de
producción y de seguridad le resultarán particularmente perjudiciales a la hora de
adquirir los bienes y servicios que requiere, lo que constituye una situación
especialmente angustiante cuando dichos bienes y servicios implican la satisfacción de
necesidades básicas para la familia, tales como el alimento y el vestuario.
2. Acontecimientos Mundiales: Ciertos acontecimientos mundiales recientemente
ocurridos nos confirman -a pesar de la distancia geográfica y del tiempo existente entre
ellos- la gravedad del impacto producido por la globalización y por la amenaza del
terrorismo tanto en el comercio como en los propios consumidores, lo que demuestra
que la primera postura antes mencionada resulta insostenible.
(i) Estados Unidos: La declaración del Primer Ministro británico, Gordon Brown,
durante su última visita a los Estados Unidos, anunciando que la guerra contra el
terrorismo continúa, confirma a su vez que los gastos en materia de seguridad
seguirán aumentando.
(ii) Chile: En Chile ha surgido el concepto de Agroinflación1, aludiendo al fenómeno
de alza de precios en verduras y tomates para el consumidor final, lo que afecta la
“canasta familiar” y, por consiguiente, la inflación en un país donde, históricamente,
la producción de tales bienes ha sido abundante y a bajo precio. Esto ha ocasionado
la importación de este tipo de alimentos desde Argentina a Chile a menores precios.
Invariablemente, la producción y venta de productos de cultivo a precios más bajos
derivará en una disminución de sueldos de los trabajadores agrícolas.
1
Este concepto fue explicado en Radio Rancagua, Chile durante una entrevista efectuada por el periodista
Patricio Muñoz en julio de 2007. Correo electrónico [email protected]. Agradecemos al Sr. Jorge
Romero, Director de Radio Rancagua, por su amable cooperación con nuestra investigación legal.
(iii) Inglaterra: En Inglaterra, los pasajeros de líneas aéreas pueden pagar, si
así lo desean, una tarifa especial de seguridad para superar los controles
respectivos más rápido que otros pasajeros.
Por otra parte, se informó que la compañía British Airways fue multada en 350
millones de libras esterlinas por su intento de conspiración con el fin de
aumentar costos y fijar sobreprecios de combustible en vuelos de trayectos
largos.
(iv) China: El caso de los juguetes fabricados en China con exceso de plomo
debido a la pintura utilizada es posible que haya derivado, inicialmente, en una
rebaja en los precios de dichos productos en el mercado debido al material
utilizado o a la falta de control de calidad en fábrica. Estos productos fueron
importados, lo que abre un debate en el ámbito de la seguridad con respecto a la
responsabilidad que le cabe a la industria del transporte en tal sentido, además
de las normas a cumplir por el producto propiamente tal en lo atinente a la
seguridad de las personas. Lo anterior demuestra que la seguridad no es un
tema aislado sino que debe considerarse en su relación con otros aspectos.
3. Comentario Final: El tema de los costos producto de la aplicación de medidas de
seguridad y de quién debe asumirlos sigue siendo materia de debate. Con justa razón,
tanto el sector comercial como los propios consumidores esperan que sean los
gobiernos los que se hagan cargo de los gastos relativos a la seguridad de sus
ciudadanos.
El comercio traspasa los costos asociados, en última instancia, al consumidor los cuales dan origen a condiciones obligatorias en materia de seguridad- y el cliente no
tiene más remedio que aceptarlos. También es preciso considerar los costos de la
aplicación de programas antiterroristas, aunque no sean obligatorios, pues estos
continúan produciendo gastos para el comercio y para los consumidores.
En lo que respecta a la aplicación de una tarifa de seguridad que permita a los
pasajeros cumplir con el trámite de control aeroportuario más rápidamente -la cual se
cobra al propio cliente, si éste acepta-, las entidades comerciales privadas están
intentando lucrar a costa de la amenaza terrorista. Dichos clientes probablemente ya
pagaron su tarifa o cargo por concepto de seguridad al momento de la compra de su
pasaje y por medio de sus impuestos. Por lo tanto, ¿cuántas veces debe pagar un
consumidor por un mismo concepto? Además, el cargo por razones de seguridad puede
ser de suyo improcedente, tal como lo es el sobreprecio por combustible en la línea
aérea antes mencionada, donde el objetivo es fijar costos a niveles superiores a los
reales.
Al parecer la declaración del Primer Ministro británico en Estados Unidos sobre
la guerra contra el terrorismo no consideró ayuda financiera alguna de parte de su
gobierno al sector comercial para cumplir con los gastos en materia de seguridad que
de tal situación se derivan, lo cual traspasa la responsabilidad de asumir dichos gastos
al comercio y a los consumidores propiamente tal.
El problema de la seguridad está originando costos fijos y en alza que el sector
comercial debe afrontar. Además, las empresas han comenzado a lucrar a partir de las
dificultades relacionadas con los mayores requisitos en materia de seguridad, tales
como demoras en controles de seguridad en aeropuertos. Los gobiernos necesitan
hacerse cargo de dichos costos y garantizar que estos serán absorbidos de manera
equitativa por todos los ciudadanos, no pagados solamente por algunos consumidores
y, ciertamente, no utilizados para justificar el lucro.
Quienes continúan afirmando que ningún aumento, aunque necesario, en los
costos de producción o de transporte de bienes y servicios será percibido por los
consumidores, deben admitir que toda alza de precios produce un efecto perjudicial que
recae, tarde o temprano, en el consumidor. Por ejemplo, en el caso de Chile, el
aumento de los precios mencionados está afectando el costo de la canasta familiar que
toda familia necesita para sobrevivir día a día. El alimento es una necesidad básica y no
debiera ser negado ni restringido a ningún ser humano. Según nuestra opinión, en
algunos casos el aumento de precios debiera ser asumido por el gobierno respectivo
cuando los bienes en cuestión son considerados de primera necesidad.
El caso de los juguetes fabricados en China demuestra la importancia de
solicitar asesoría legal en el extranjero al momento de exportar productos
manufacturados con el fin de verificar el cumplimiento no sólo de las convenciones y
normas internacionales pertinentes, sino también de las leyes locales extranjeras que
regulan los bienes comercializados en otras jurisdicciones. Asimismo, los importadores
deben verificar que los bienes que ingresan a su país desde el extranjero cumplen con
la normativa local. La pérdida de la confianza en los productos chinos puede derivar en
una disminución de las órdenes de compra, lo cual probablemente repercutirá en la
mano de obra china, con posibles reducciones salariales o despidos, dejando a los
trabajadores en condiciones inadecuadas para satisfacer sus necesidades básicas.
En nuestra opinión, todos los escenarios conducen a la misma conclusión: la
globalización y la amenaza del terrorismo no están siendo eficientemente reguladas por
leyes nacionales e internacionales eficaces, lo cual da origen a situaciones injustas para
algunos sectores del comercio y para los consumidores, con las esperadas
consecuencias sociales negativas para los habitantes de países más pobres.
Atentamente,
Kay Pysden
Abogada
Shmuel Pérez – Goldzveig
Asesor Legal
Agosto 2007
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