Libros fundamentales sobre la iniciación en el mundo

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Libros fundamentales sobre la iniciación en el mundo
Notas para una investigación sobre los libros de iniciación en el mundo: apuntes para una clase en la
librería Espantapájaros.
1. Resumen: Todas las novelas son de superación personal, en el fondo de sus páginas, porque en
todas, por más descreídas que sean, sus personajes principales aprenden a vivir en el mundo. En las
novelas de iniciación, biografías de adolescentes que descubren que han sido engañados por sus
adultos y que tratan de adaptarse a una realidad insoportable, el aprendizaje es torpe, confuso y
doloroso. La iniciación en el mundo es un viaje. Quien lo emprende necesita, para llegar hasta el
final, un maestro, un fantasma, una voz que le ayude a entender lo que está pasando. Se debe
enfrentar con un único obstáculo, sólo uno, que en verdad queda dentro de sí mismo: no se trata de
alcanzar sueños ni de volar, como en las series de autoayuda y los reality shows, sino de regresar a un
mundo que se ha perdido, de vivir en un campo de concentración sin perder el humor y la
esperanza, a pesar de las terribles evidencias que se encuentran por el camino.
2. Lecturas posibles: Pienso en Mister Vértigo y El palacio de la luna, de Paul Auster, en El
guardián entre el centeno, de J. D. Salinger, en Retrato del artista adolescente, de James Joyce, en
Sobre héroes y tumbas, de Ernesto Sábato, en Reencuentro, de Fred Uhlman, en La Biblia de neón,
de John Kennedy Toole, en La isla del tesoro, de Robert Louis Stevenson, en Las penas del joven
Werther, de J.W. Goethe, y en Incendios, de Richard Ford, como libros ideales para comenzar la
discusión. Para comprenderlo todo un poco más, para entender por qué la iniciación en el mundo es
la resolución de un primer acto, podrían servirnos de ayuda The Capeman, el musical de Paul Simon
y Derek Walcott, y películas tan bien construidas como El graduado, de Mike Nichols, Running On
Empty, de Sidney Lumet, Volver al futuro, de Robert Zemeckis, Inteligencia artificial, de Steven
Spielberg, y La guerra de las galaxias, de George Lucas.
3. Bibliografía principal: El guardián entre el centeno, de J. D. Salinger (Alianza o Emecé),
Reencuentro, de Fred Uhlman (Tusquets), Mister Vértigo, de Paul Auster (Anagrama). Bibliografía
secundaria: El palacio de la luna, de Paul Auster (Anagrama), Pobby y Dingan, de Ben Rice
(Planeta), Incendios y Celos, de Richard Ford (Anagrama), Retrato del artista adolescente, de James
Joyce (Alianza), Las penas del joven Werther, de J. W. Goethe (Alianza), La Biblia de neón, de John
Kennedy Toole (Anagrama), Sobre héroes y tumbas, de Ernesto Sábato (Seix Barral), La isla del
tesoro, de Robert Louis Stevenson (Alianza), El lazarillo de Tormes, de autor anónimo (Salvat), La
lengua de las mariposas, de Manuel Rivas (Alfaguara). Películas: El graduado, de Mike Nichols,
Running On Empty, de Sidney Lumet, Casi famosos, de Cameron Crowe, Inteligencia artificial, de
Steven Spielberg, Cuenta conmigo, de Rob Reiner, Marty, de Delbert Mann, La guerra de las
galaxias, de George Lucas, El último espectáculo, de Peter Bogdanovich, Volver al futuro, de Robert
Zemeckis, Rushmore, de Wes Anderson, Y tú mamá también, de Alfonso Cuarón, Un gran chico, de
Chris Weiz. Canciones: Duncan y The Boxer, de Paul Simon, y la obra The Capeman, de Paul
Simon y Derek Walcott.
4. Los libros fundamentales sobre la iniciación en el mundo
Introducción: el primer acto
1. Pensemos en una vida cualquiera. Una vida que termine en la vejez. Si pudiéramos dividirla en tres
actos, como si fuera una obra dramática, el primero podría definirse como un viaje hacia el mundo.
De la infancia a la adolescencia se descubre la tras escena de la vida: los papás no saben mucho más
que nosotros sobre la vida, estamos condenados a repetir los errores de los adultos porque no nos
sirve la experiencia de los otros, la familia es la puesta en escena de la hipocresía. Robert Cottroneo.
Si una mañana de verano un niño.
2. Una historia de iniciación es un monólogo dramático que termina en el primer acto. Sí, tiene
principio, medio y fin pero deja al personaje principal frente al horizonte del futuro, el infierno del
futuro, los hechos inciertos del futuro. La diferencia entre una historia de iniciación y una de
superación personal está en que mientras la primera conduce al personaje al misterio, la segunda ata
los cabos sueltos de la vida del protagonista para llevarlo a una vida feliz. Que es, por supuesto, una
mentira: no se puede ser feliz sino estar feliz. Los libros de iniciación no son edificantes porque
prometan una resolución a la angustia sino porque nos hace evidente lo dolorosa que es la
experiencia en el mundo. Nos enfrenta, para bien, a la incertidumbre. No nos invita a volar sino a
poner los pies en la tierra.
3. El deseo mueve a los personajes: el deseo es el viaje. Los críticos de la literatura, desde Vladimir
Propp hasta A.J. Greimas, han hallado el molde en el que se fabrican todos los relatos. Y han llegado
a la conclusión de que siempre se narra el accidentado recorrido de una persona hacia el objeto que
desea. Los guionistas norteamericanos le agregan una variable, a veces de tipo ético, a la ecuación:
todas las narraciones siguen a una persona que, en el camino hacia el objeto que desea, descubre el
que necesita. Si lo que necesita el personaje es algo de tipo ético –ser solidario, por ejemplo- pisamos
el terreno de la auto ayuda: Los libros de iniciación tienen un encanto adicional: el personaje
principal busca no ser como los otros –quiere ser único- pero descubre a la fuerza que necesita
adaptarse. Es, en fin, una tragedia. Querer ser otro pero convertirse en los demás en el proceso.
Aprende en últimas el dolor.
Primera parte: los textos
1. Los libros de iniciación establecen un diálogo entre los géneros literarios. Uso a Wolfgang Kayser,
el único teórico de la literatura que he tenido la paciencia de leer, para explicar la frase anterior.
Kayser nos recuerda que los tres géneros descubiertos desde los tiempos clásicos –la lírica, la épica y
el drama- son en verdad tres actitudes literarias ante el problema del tiempo: la primera investiga el
presente, la segunda revela el pasado, la tercera se dirige al futuro. La ficción es, en general, una
forma de hacer verosímil la realidad, pero en concreto el poema es la respuesta a la experiencia
inmediata, la novela es la corrección que hace la memoria del pasado, el teatro es el enfrentamiento
con las dudas que se abren hacia el futuro. La literatura es, al fin y al cabo, una de las artes
temporales: cuesta creer en una escultura o una pintura de iniciación.
Decíamos que los libros de iniciación –como otros- establece un diálogo entre los géneros: suelen
estar narrados –o sea: relatados desde un pasado que comprende los hechos- en una primera
persona poética anclada en el presente. Y son, como decíamos, un largo primer acto. Además, se
vale de algo así como los géneros de la intimidad: diarios personales, cartas de amor, memorias
inconclusas. Los blog en Internet: son textos de iniciación por cuanto están escritos por seres
atrapados en el presente, por adolescentes, que tarde o temprano tendrán que abandonar el tono
confesional. El tono es rabiosamente confesional: página 19 de Pobby y Dingan y 100 de Reencuentro.
El origen del libro de iniciación podría encontrarse en el mito del “viaje del héroe” tan bien descrito
en El héroe de las mil caras de Joseph Campbell, que le sirvió a George Lucas para organizar La guerra
de las galaxias, y que está presente en todas las historias épicas, puesto que se trata de una persona
sencilla que se ve forzada a realizar el acto heroico (catalizador, resistencia, implicación personal,
aparición de un mentor, los obstáculos, la tocada de fondo, el renacimiento, el rescate, la
persecución, el regreso triunfal a la sociedad que lo vuelve mito: Luke Skywalker, Beowulf, Ulises,
héroes épicos) pero lo más interesante –que es, desde todo punto de vista, comprensible- es que en
los momentos de crisis de las sociedades ese viaje se transforma en un viaje no por el
reconocimiento de la sociedad sino por la redención personal o la convicción de que no es tan
corrupto como la sociedad, que, al contrario del héroe, no se encarna esos valores (veamos, por
ejemplo, el viaje del señor Batiñol, y veamos, después, los libros que vamos a revisar con un poquito
de más detenimiento). Pensemos en la novela picaresca, en la novela romántica en el XIX y en la
novela del individuo (Dickens, Dostoievski, Dumas, Barrie, Carrol, Joyce, Kafka) y en la novela del
siglo veinte que enfrenta a su protagonista con un agobiante orden de las cosas.
2. Como vamos a centrarnos en tres, conviene recordar que Kayser también nos hace caer en cuenta
de que podemos dividir las novelas en: novelas de lugar (que tienden a tener un origen teórico o
crítico: El país de las últimas cosas), de acontecimiento (el holocausto, la segunda guerra, un terremoto)
y de personaje (que simplemente se dedican a seguir a un hombre o a una mujer: Oliver Twist, Madame
Bovary, La señora Dalloway). Podríamos sumarles, en nuestro tiempo, la novela de lenguaje (Finnegans
Wake). Las novelas de iniciación son novelas de personaje. Y corren el riesgo, por eso, de alejarse del
lenguaje literario. De ser un simple diario o un simple testimonio, sin simbologías a la mano, que no
sugiere una experiencia en el mundo.
3. En el cuento por exclusión: como en una escultura. En la novela se trabaja por inclusión: como en
un tejido o una pintura barroca. Pero, ¿cómo escribir una novela de iniciación llena de detalles desde
un solo punto de vista? Debe encontrarse dirigida a un receptor en la sombra. El crítico Claudio
Guillén dice: “toda vida narrada por el propio protagonista ha de quedar imperfecta, carente de
estructura. Sólo la conciencia de una “segunda” o “tercera” persona permite que la novela sea, en
términos aristotélicos, Poesía y no Historia (citado en Alfaro, Gustavo: La estructura de la novela
picaresca. Bogotá: Instituto Caro y Cuervo. Serie “La Granada Entreabierta”, 1977)”. Unas
memorias no son literatura si no son alteradas por una mirada externa. Si se quiere que adquiera
forma un diario, secreto desde el principio, tiene que haber sido encontrado como el diario de Anna
Frank. Si la novela es una suma de voces –se fundamente en el diálogo desde Cervantes-, ¿cómo
conseguir que los libros de iniciación sean un diálogo?
El monólogo del adolescente que da el primer paso en el mundo, por supuesto escrito en primera
persona, le ha llegado a alguien desde que lo tenemos en la mano. Puede narrarse de forma lineal o
de forma que Alfaro llama “disgresiva”: el narrador opina sobre el mundo, como en El guardián entre
el centeno o los blogs, porque siente que no tendrá otra oportunidad. Y se dirige a un público: se
vuelve diálogo. Es una botella al mar dirigida a nosotros, pero finalmente corregida por una especia
de editor. Mister Vértigo ha sido corregida por Daniel Quinn, El país de las últimas cosas es una carta
recibida por Zimmer, El guardián entre el centeno es un diario desde una casa de reposo. Hambre, de
Knut Hamsum, es un buen ejemplo de lo que puede ocurrir cuando un lector no interviene: los
tiempos verbales cambian, la cabeza del narrador –afectada por el hambre- no logra redactar sus
ideas, la única salida es el escape: página 63 de Hambre.
4. El libro de iniciación existe, de entre todos los libros, porque podemos reconocer una estructura
que se repite en ellos: tiene, primero que todo, lo que podemos llamar la genealogía del iniciado:
página 15 en Levantad carpinteros, página 45 de Reencuentro, página 7 de El guardián entre el centeno.
Después llega el catalizador del viaje: en Reencuentro está el amigo, en El guardián entre el centeno la pelea
con el compañero de cuarto, en Mister Vértigo la llegada del Maestro Yehudi, pero no necesariamente
se trata de una persona: puede ser el descubrimiento progresivo del sin sentido (página 75, página
122, página 169 de Retrato de un artista adolescente), la muerte de alguien (el papá en La Biblia de neón),
un accidente, una separación de la familia. Sigue, en su viaje, la duda de alterar el mundo pero
después la convicción de que se ha alterado sin remedio. Un mentor guía, a continuación, en el
proceso: el amigo, el profesor, el maestro. Más tarde se pierde después en el viaje del iniciado (que es
el viaje del héroe: hablar de antihéroe, porque no se encarne los ideales de un pueblo, no me parece
necesario puesto que lo que se encarna siempre es un viaje hacia la verdad) un viaje largo, lleno de
obstáculos que lo llevan a tocar fondo, que se parece al descenso en los infiernos de los grandes
mitos puesto que se regresa desde el bajo mundo con una información clarísima (página 212 de El
guardián entre el centeno): debemos alcanzar un mundo que hemos perdido (Jesucristo, en los evangelios
apócrifos, vuelve con ese mensaje, y Eneas trae la rama dorada). Lo que inicia en el mundo es, en
cualquier, caso lo que llaman el clímax de la historia.
Segunda parte: algunas historias
1. El guardián entre el centeno: Autor: J.D. Salinger (1919, Nueva York: su infancia es similar a la
de Holden, viajes, publicaciones del mundo de los Glass hasta que Holden Caufield en 1952, Nueve
historias de 1953, Franny and Zooey en 1961, Levantad carpinteros la viga maestra, 1963, Seymour:
una introducción del mismo año, que es prueba de libro de iniciación sin corregir, se ha encerrado
en su casa desde que la novela tuvo éxito, pidió que quitaran la foto cuando lo imaginó, ha tenido
consecuencias en la juventud gringa en especial, un par de entrevistas extrañas, la esposa y la hija
hace revelaciones). Resumen: Holden Caufield nos habla en el slang de la época sobre su familia, su
hermano vendido, su hermanita perfecta, su peor día en Pencey, su expulsión tras una pelea con su
compañero de cuarto, su viaje secreto a Nueva York en busca de su hermanita, su amiga vacía, su
profesor sospechoso, su noche en la calle, debe ser tratado en un hospital: debe ser normalizado.
Iniciación en diario: puede ser parte de su tratamiento. Ejemplos: leer última página. Otros ejemplos: en La
Biblia de neón, de John Kennedy Toole, un adolescente de los 40 llamado David escribe desde un
tren lo que recuerda de su viaje de iniciación: la terrible caída de su familia llena de locos; en
Incendios, de Richard Ford, uno de dieciséis años llamado Joe descubre el mundo del deseo cuando
su madre se enamora de un hombre diferente de su padre; en Hambre, de Knut Hamsum, un tipo
que se resiste a hacer algo que no sea escribir pierde la batalla contra una ciudad; en Las penas del
joven Werther, de J. W. Goethe, el romance del protagonista con una mujer casada precipita el dolor
de estar en el mundo: de sentirlo como un escenario ajeno en el que todos interpretan un papel; en
Pobby y Dingan la desaparición de los amigos imaginarios de una hermana conducen al héroe en su
búsqueda hasta la prueba de que la vida ocurre en lo invisible.
2. Mister Vértigo: Autor: Paul Auster (1947, Nueva York: infancia solitaria, padre ausente, hermana
esquizofrénica, adolescencia en dinero, trabajos varios, poesía, traducción, poema narrativo en
Espacios blancos, muerte del padre iniciática en La invención de la soledad, primera novela, entrada
en el relato de iniciación con El palacio de la luna y El país de las últimas cosas, llegada al cine).
Resumen: el niño Walter Rawley tiene 13 años la primera vez que camina sobre el agua, en la era de la
depresión, pero ha tenido que aprender con dolor la técnica de parte de su maestro y se deja llevar
por su picardía inicial cuando el maestra lo inicia en el mundo suicidándose: no se debe confiar en el
mundo, todo puede venirse abajo en cualquier momento. Iniciación en práctica: después de revelar sus
orígenes de pecadores, los pícaros narran cómo rompen las cadenas de la moral y adoptan una
conducta en la que “el fin justifica los medios”. Este es el momento en el que se pasa de la inocencia
y la inexperiencia al cinismo y la experiencia, el momento en el que el mundo le recordará que es
imposible negar la herencia de los padres: este despertar del personaje lo lleva a reflexiones “de
carácter más o menos filosófico”. Sus orígenes de pecador, su iniciación en el mundo del pícaro y su
carrera en el mundo de la astucia, la delincuencia lo conducirá a narrar su historia e, incluso, a
redimirse: en Mister Vértigo Walter vuelve con Mrs. Whiterspoon y le ve, de nuevo, un orden a las
cosas: el mundo sí tiene sentido. Final maravilloso. Ejemplos: “antes de que pudiera hacer planes
definidos, me salvó la idea de escribir este libro”, “Dan sabrá qué hacer con el libro que he escrito.
Corregirá los errores ortográficos y encargará a alguien que lo mecanografíe”,“Era preciso purgar
todos los venenos de mi organismo antes de que pudiera avanzar a la siguiente etapa de mi
entrenamiento (...) Después de eso había quedado limpio de rencor, y cuando desperté de aquella
pesadilla que me había tenido a un paso de la muerte, el odio que hervía dentro de mí se había
transformado en amor (...). -Vaya, dijo. Mi pequeño Walt ha vuelto a la tierra de los vivos. Había
tanta alegría en su voz, tan evidente preocupación por mi bienestar, que algo dentro de mí empezó a
derretirse -No se angustie hermana Ma, dije, casi sin saber lo que decía. He estado durmiendo un
rato, eso es todo” Otros ejemplos: en The Capeman, de Paul Simon y Derek Walcott, el joven Salvador
Agron, de 16, mata a dos transeúntes en una guerra callejera y debe ir a la cárcel por toda su vida: su
salida, después de entrar en el mundo de los viviso, es la iniciación en el mundo pero termina en la
muerte; en Full Metal Jacket un grupo de jóvenes son iniciados en el infierno y vemos la práctica; en
El lazarillo de Tormes, la picaresca, la iniciación que lleva a la redención.
3. Reencuentro: Autor: Fred Uhlman (1901-1985, Stuttgart, un abogado socialdemócrata que se
hizo conocido como pintor cuando se fue a vivir a Paris, en 1933, y a Londres, en 1936, su pintura
es expresionista) Resumen: Conradin y Hans, un niño judío, se hacen amigos para siempre a los
dieciséis años en el colegio en tiempos de Hitler, pero se separan de una manera horrible: los nazis se
toman incluso los salones de clase. Se da cuenta de que Hans, diecisiete años después, descubrió que
ese hombre honesto que era Hitler había matado a muchos por sus convicciones. Iniciación vista hacia
atrás: el autor escribe unas memorias en las que descubre cuando se adaptó al mundo: este caso es
particularmente interesante porque el narrador puede comenzar a vivir mucho tiempo después de su
descubrimiento de la dureza del mundo: su verdadera iniciación es el libro. Ejemplos: página 111.
Otros ejemplos: en La isla del tesoro, de Robert Stevenson, Jim Hawkins hace un informa para el
hacendado Trelawney, el doctor Livey y los demás caballeros de su viaje hacia la isla del tesoro en
donde aprende de un viejo pirata que buscaban el tesoro pero aprendían la vida en el mundo. No es,
propiamente, una novela como Reencuentro, pero sí se trata de un descubrimiento en el terreno de
la escritura. En La lengua de las mariposas, de Manuel Rivas, un pequeño cuentito muy bueno, se
aprende el mundo exterior de la política.
Tercera parte: algunos personajes
1. He hablado del personaje, hasta ahora, como si fuera algo fuera de nosotros. Pero me parece
importante recordar en este punto que en literatura siempre estamos hablando de nosotros mismos.
También quiero aclarar algo: tenemos un tipo de libros como tenemos un tipo de personas pero se
siguen escribiendo, como se siguen poblando el mundo, porque lo concreto es lo que vive, no lo
abstracto. Lo más concreto son los personajes, que voy a usar a manera de conclusión. La mirada
sobre los padres, los amigos, sobre la persona amada suele ser dura: se trata de una forma de abrirse
paso que debería terminar en el vacío cuando se hagan las paces con lo que se es: puede tardar toda
la vida si volvemos a pensar en la estructura de los actos. La iniciación nos deja como preguntas
¿sobrevivirá al mundo?, ¿podrá comprender a sus padres?, ¿se dejará llevar por la actuación en el
mundo?
2. El deseo de entrar en el mundo ¿Qué buscan, qué encontrarán en el fondo estos personajes?: la
muerte. Entrar en el paso del tiempo. Gracias a los estudios de los formalistas rusos y a las
estrategias de los guionistas queda comprobado que el objeto de deseo –ser un niño de verdad,
gobernar una isla, hallar el cáliz de la alianza- es sólo un pretexto. Y que al final, en el clímax de
todos los relatos que oímos y oiremos, todos los personajes dan un paso definitivo hacia la muerte:
convertirse en un niño común y corriente, para no ir muy lejos, es comenzar a morir. Sí, eso es.
Todo lo que está en el mundo –el mundo mismo- desea morir. Todo quiere ser para empezar a
desvanecerse. En una pared de la Tate Modern, en Londres, hay una obra que lleva al extremo estas
intuiciones: se trata de un bodegón común y corriente, unas frutas sobre una mesa de madera, que
transcurre hasta la muerte. Quisiera recordar el nombre del autor: se sospecha, frente a su obra, que
el único deseo, el deseo verdadero, es la muerte. Se hacen las paces con la muerte en las novelas de
iniciación.
3. Otros libros: los libros de iniciación relatados por una tercera persona muy cercana a la primera,
Retrato del artista adolescente (ser artista para salvar la distancia con el mundo), Sobre héroes y
tumbas (no suicidarse: enfrentar el mundo), Pinocchio (salvar al propio padre), Alicia en el país de
las maravillas (hallar en el sueño la lógica verdadera del mundo), El patito feo (saber quién se es para
comenzar a morir como Narciso), Crimen y castigo (un joven mata para probar los límites de su
libertad en el mundo), Oliver Twist, Grandes esperanzas y Cuento de Navidad (el sueño devuelve a
la vida), Pobby y Dingan (todos compartimos el mundo invisible: esa es la gran noticia) pueden
ayudarnos a cerrar, junto con los dramas por venir, lo que podemos concluir de todo esto. Quien
narra entra en la cabeza de los personajes desde que se enfrentar a un catalizador hasta que se
quedan con el horizonte por delante: la incertidumbre que terminará en la muerte. Lleva a los
personajes hacia una información vital: la idea de que la vida es posible. Lo bonito de todo es que
podemos interpretar esas informaciones. Cada una nos lleva a una visión de mundo diferente.
4. Algunos dramas: dramas como La bombilla que flota (la magia para entrar en la realidad en la
que los padres han perdido la batalla), Hamlet (el descubrimiento del teatro del mundo en el que se
actúa o se es), El graduado (la derrota frente al mundo de los padres), Running On Empty (la
revelación de que cada quien da su propia pelea contra el mundo), Casi famosos (no existe el mundo
de la madre ni el de sus opositores), Inteligencia artificial (una versión de Pinocchio que se atreve a
llegar a la muerte), Marty (se vive la vida de uno: la de nadie más), Cuenta conmigo, La guerra de las
galaxias (el viaje del héroe), Un gran chico (es interesante porque son dos iniciaciones que se dan al
tiempo: una de un inmaduro solterón y la otra de un niño que soporta a una madre con tendencias
suicidas), El viaje de Chihiro (un paso a otra dimensión para aprender ciertos valores: más
pedagógico que otra cosa), en Gente como uno (un siquiatra obliga a un joven a viajar el pasado: es
uno de los más duros viajes de iniciación), en El mago de Oz (una niña cree que debe buscar al
mago de Oz y descubre que necesita su propia casa: Alicia, Chihiro).
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