i.- la constitucion española de 1978: sistematica y estructura.

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TEMA 1
LA CONSTITUCION ESPAÑOLA DE 1978: SISTEMATICA Y ESTRUCTURA.
CARACTERISTICAS
GENERALES.
VALORES
SUPERIORES
DE
LA
CONSTITUCION
Y
PRINCIPIOS
CONSTITUCIONALES.
DERECHOS
FUNDAMENTALES Y LIBERTADES PÚBLICAS.
SUMARIO:
I.- LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA DE 1978: SISTEMÁTICA Y ESTRUCTURA
I.1.- Concepto de Constitución.
I.2.- Génesis de la Constitución española de 1978.
I.3.- Sistemática y estructura de la Constitución de 1978
II.- CARACTERÍSTICAS GENERALES
III.- VALORES SUPERIORES DE LA CONSTITUCIÓN Y PRINCIPIOS CONSTITUCIONALES
III.1.- Los valores superiores
III.1.1.- La libertad
III.1.2.- La justicia
III.1.3.- La igualdad
III.1.4.- El pluralismo político
III.2.- Los principios constitucionales
III.2.1.- El principio de Estado Social y Democrático de Derecho
III.2.2.- El principio de Monarquía parlamentaria
III.2.3.- El principio de Estado autonómico
IV.- DERECHOS FUNDAMENTALES Y LIBERTADES PÚBLICAS
IV.1.- Concepto
IV.2.- Caracteres y titulares de los derechos fundamentales
IV.3.-Clasificación de los derechos fundamentales
IV.3.1.- Libertades públicas
IV.3.2.- Derechos económicos, sociales y culturales
IV.4.-Garantías de los derechos fundamentales
IV.4.1.- Sistema de protección de los derechos y libertades del Capítulo II
IV.4.2.- Sistema de protección de los principios rectores de la política social y económica del Capítulo III
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I.- LA CONSTITUCION ESPAÑOLA DE 1978: SISTEMATICA Y ESTRUCTURA.
I.1.- Concepto de Constitución:
La norma o código en el que se expresa la organización política de un país ha sido
denominada de forma muy variada a lo largo de la historia. En Francia, con la
Revolución liberal de finales del XVIII, se consagró el término Constitución; con la
Restauración, para distanciarse de las connotaciones revolucionarias, se utilizó el de
Carta; la III República prefirió regirse, no por un código completo sino por varias
Leyes Constitucionales. Igualmente, en España, en 1834 se utilizó el término
Estatuto Real. En la actualidad, en Alemania se utiliza el término Ley
Fundamental.
A la postre, todas estas expresiones son intercambiables, pues todas apuntan a un
contenido y función similares, que nos han llevado en la actualidad a definir la
Constitución como la norma suprema del ordenamiento jurídico de un Estado, que
establece y regula los principios que han de regir el orden social, político y
económico, los derechos y libertades de los ciudadanos, los distintos poderes del
Estado y la organización territorial del mismo.
I.2.- Génesis de la Constitución española de 1978:
La Constitución de 1978, novena de las que hemos tenido a lo largo de nuestra
historia desde que allá por el año 1812, se dictase la primera de ellas, la famosa
Pepa, debido a que se aprobó el día de San José, ha sido la primera Constitución
de consenso que ha habido en España, rompiendo, afortunadamente, con la
tradición pendular de nuestro constitucionalismo que ha pasado por constituciones
conservadoras, moderadas y progresistas en atención a las fuerzas políticas de
turno que en cada momento gobernaban el país.
Tras la muerte del general Franco acaecida en noviembre de 1975, un año después,
en noviembre de 1976, se aprobó la Ley para la Reforma Política, que posibilitó que
el 15 de junio de 1977 se celebrasen las primeras elecciones democráticas y a la
constitución del primer Parlamento electo en cuyo seno se elaboró y redactó el
proyecto de Constitución.
Una vez redactada, la Constitución española se aprobó el 31 de octubre de 1978 por
los Plenos del Congreso (226 votos a favor, 6 en contra y 14 abstenciones) y del
Senado (325 votos a favor, 5 en contra y 8 abstenciones). Fue sometida a
referéndum popular el 6 de diciembre de 1978. Fue sancionada por el Rey el 27 de
diciembre y publicada en el Boletín Oficial del Estado del 29 de diciembre de 1978,
entrando en vigor el mismo día.
I.3.- Sistemática y estructura de la Constitución de 1978.
Por regla general, en todas las Constituciones, y la nuestra no iba a ser una
excepción, se pueden distinguir dos partes: una parte dogmática y una parte
orgánica.
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
En la parte dogmática se establecen los principios fundamentales que deben
regir la organización política y económica de la sociedad y también los derechos
y libertades de los ciudadanos. En realidad se acostumbra a afirmar que en la
parte dogmática de las Constituciones están contenidas las características de la
forma de Estado que se pretende establecer, en nuestro caso la Monarquía.

En la parte orgánica se regula aquello que calificamos como forma de gobierno,
es decir, las funciones y las relaciones de los órganos principales de gobierno del
Estado; en nuestro caso el sistema parlamentario.
A menudo a continuación de la parte orgánica, se añaden una serie de artículos
dedicados a la forma como se distribuye territorialmente el poder del Estado, es
decir, se establece la forma de distribución territorial del mismo, a saber, el
carácter federal o unitario del Estado, y en este segundo caso, se determina si
todo el poder se concentrará en un solo poder central o se aceptará una
descentralización administrativa e incluso la autonomía política de ciertas
regiones, siendo éste ultimo el caso de España.
Si observamos el contenido de la Constitución de 1978, vemos como la estructura
de ésta, también sigue el esquema enunciado anteriormente:
PREÁMBULO
TÍTULO PRELIMINAR
TIT. I.- DE LOS DERECHOS Y DEBERES FUNDAMENTALES.
TIT. II.- DE LA CORONA.
TIT. III.- DE LAS CORTES GENERALES.
TIT. IV.- DEL GOBIERNO Y DE LA ADMINISTRACIÓN.
TIT. V.- DE LAS RELACIONES ENTRE GOBIERNO Y LAS CORTES GENERALES.
TIT. VI.- DEL PODER JUDICIAL.
TIT. VII.- ECONOMÍA Y HACIENDA.
TIT. VIII.- DE LA ORGANIZACIÓN TERRITORIAL DEL ESTADO.
TIT. IX.- DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL.
TIT. X.- DE LA REFORMA DE LA CONSTITUCIÓN.
Total: 169 artículos.
4 DISPOSICIONES ADICIONALES.
9 DISPOSICIONES TRANSITORIAS.
1 DISPOSICIÓN DEROGATORIA.
1 DISPOSICIÓN FINAL
La Constitución se compone de una parte dogmática en la que se enuncian los
principios básicos, las directrices generales del orden jurídico político y los derechos
fundamentales. Concretamente, tras el Preámbulo, donde se exponen los motivos
que llevan a la adopción del texto constitucional y los objetivos que se pretenden
conseguir con él, se desarrolla la parte dogmática en la que figuran los principios
generales o constitucionales que han de regir la organización política (Título
Preliminar), la forma de Estado y los derechos y libertades (Título I) así como los
principios rectores de la política social y económica (parte del Titulo I y el Título VII).
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Igualmente se incluiría dentro de la parte dogmática el sistema de reforma
constitucional (Título X).
En la parte orgánica se regulan los órganos e instituciones principales del Estado: el
Jefe del Estado (Título II); las Cortes Generales (Título III y V); el Gobierno y la
Administración (Título IV); el Poder Judicial (Título VI); el Tribunal Constitucional
(Título IX). Asimismo, se incluiría el Título VIII dedicado a la organización territorial
del Estado, en el que merece especial mención el capítulo dedicado a las
Comunidades Autónomas.
II.- CARACTERISTICAS GENERALES.
Del análisis de nuestra Constitución, la doctrina ha deducido las notas que la
caracterizan:
 Es extensa: ya que tiene 169 artículos y 15 disposiciones, siendo la
segunda en extensión después de la de 1812.
 Es integradora y consensuada: ya que su contendido ha sido fruto de la
aportación de variadas ideologías, permitiendo que bajo ella gobiernen
partidos de ideologías distintas, y del consenso de entre todas ellas, no en
vano se aprobó en el Congreso con el voto a favor de 226 diputados, 5 en
contra y 8 abstenciones, y en el Senado con el voto a favor de 325
senadores, 6 en contra y 14 abstenciones.
 Es rígida: puesto que su reforma sustancial implica la tramitación de un
procedimiento complejo que requiere la existencia en las Cortes de
mayorías muy cualificadas para su aprobación, la disolución de éstas, la
ratificación de la reforma por las nuevas Cortes electas y el sometimiento
de la reforma a su aprobación por referéndum.
 Es normativa: por cuanto que muchos de sus preceptos actúan como
verdaderas normas directamente aplicables e invocables ante los
Tribunales y, por supuesto, inspiradores de la legislación que se dicte en
su desarrollo.
 Es democrática: ya que consagra el poder en el pueblo español que lo
ejercerá mediante sufragio libre, directo y secreto.
 Es transformadora: ya que contiene, además de los derechos liberales
clásicos, los derechos políticos y los derechos laborales y sindicales, una
serie de principios de índole económico, social, cultural, etc. que pretenden
transformar la sociedad actual en una sociedad más justa, humanizada.
III.- VALORES SUPERIORES
CONSTITUCIONALES.
DE
LA CONSTITUCIÓN
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Y
PRINCIPIOS
Los principios constitucionales son algo así como el fundamento ideológico-político
sobre el que se asienta al Constitución, y los valores superiores son los objetivos
máximos o los ideales que este tipo de Estado propugna para que puedan ser
realizados por el ordenamiento jurídico.
III.1.- Los valores superiores.
Tal y como se ha dicho, los valores superiores son los objetivos máximos o los
ideales que este tipo de Estado propugna para que puedan ser realizados por el
ordenamiento jurídico, pudiendo atribuírseles las siguientes características:
-
-
-
Tienen carácter normativo; los valores superiores no son un mero consejo, ideal
u orientación, sino que son obligatorios para todos los destinatarios de las
normas, muy especialmente para los operadores jurídicos y además son guía
para el desarrollo e interpretación del ordenamiento y, al tiempo, límite a respetar
por el mismo.
Representan las aspiraciones ideales que una comunidad erige como los
objetivos máximos a desarrollar por el ordenamiento jurídico, siendo su
fundamento en racional e histórico que culmina con su incorporación al texto
constitucional.
Su dimensión de totalidad, en relación con el sistema jurídico, los convierte en
elementos identificadores del sistema político expresado en la Constitución de
1978, que realiza así una función de integración social y de distinción del sistema
político en relación con los anteriores.
El artículo 1.1 de la Constitución enuncia cuales son los valores superiores al
establecer que “España se constituye en un Estado…que propugna como valores
superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el
pluralismo político”.
III.1.1.- La libertad.
La libertad que nuestra Constitución recoge es la libertad democrática, siendo, de
todos los valores, el más fácilmente identificable porque ha tenido un prolijo
desarrollo constitucional, pudiendo concretarse desde un doble punto de vista:
a) Desde un punto de vista objetivo u organizativo, la libertad es raíz de una serie
de exigencias que la Constitución consagra: soberanía popular, tolerancia,
legitimación de los gobernantes por medio de elecciones libres, sometimiento a la
ley, separación de poderes, etc.
b) Desde un punto de vista subjetivo o de status ciudadano, en la organización
social, la libertad encuentra diversas manifestaciones:
-
-
Libertad-autonomía o libertad de actuación sin interferencias de otras personas,
organizaciones o poderes (libertad ideológica o religiosa – art. 16-, libertad
personal – art. 17-, libertad de residencia o circulación – art. 19-, etc.)
Libertad-participación de las personas en la organización del poder y en la
fijación de los criterios generales de la gobernación del Estado – art. 23-, etc.
5
-
Libertad-prestación que es consecuencia de la estrecha vinculación entre dos
valores centrales, la libertad y la igualdad. En el marco de la libertad-prestación,
el Estado debe realizar conductas positivas para hacer real y efectiva la libertad,
evitando que quede reducida a dimensión teórica o a libertad de unos pocos –
art. 9.2-
III.1.2.- La justicia.
El valor justicia, en sí mismo considerado, es un valor ambiguo, siendo necesario
recordar que la elaboración de ese concepto es fruto del diálogo de siglos habidos
en el mundo occidental, siendo, por lo tanto, difícil precisar su contenido, que bien
podríamos deducir de las diversas posturas doctrinales existentes el respecto:
-
-
-
Algunos autores enmarcan en concepto justicia dentro del marco cultural
occidental moderno, identificándola con la libertad, la tolerancia, etc., en
definitiva, identifican justicia con democracia.
Otros autores, desde perspectivas similares, identifican la justicia con la defensa
de la democracia liberal, como sistema político encaminado a la profundización
de la igualdad social.
Por último, otros atribuyen a la justicia el papel mediador entre libertad e
igualdad, entre Estado Social de Derecho y Estado Democrático de Derecho.
En cualquier caso, el valor justicia se proyecta sobre muchos artículos de nuestra
Constitución –p.ej. art. 24-, teniendo consagrado el Título VI del Poder Judicial, al
que habría que añadir el Título IX referido a la justicia constitucional.
III.1.3.- La igualdad.
Como ya se ha dicho, existe una clara conexión entre los valores libertad–
prestación - y la igualdad. Este modelo de integración libertad – igualdad se impone
en la cultura jurídica y política moderna y, en nuestro caso, es consecuencia
obligada de la definición política de España como Estado Social y Democrático de
Derecho, que asume, además del reconocimiento de la igualdad formal del Estado
liberal, una función promocional a través del derecho, para crear unas condiciones
de igualdad material que superen los desniveles e injusticias propias de aquel
Estado, convirtiéndolo en un Estado social.
Así pues, podemos distinguir dos aspectos del valor igualdad, que se consagran en
nuestra Constitución:
a) Igualdad formal, entendida como ausencia de privilegios, se concreta en el
artículo 14 de la Constitución que es, en suma, la consagración de la igualdad ante
la ley: todos los ciudadanos, de manera igual, son receptores de las normas, todos
reciben idéntico trato en las normas y en su aplicación.
La igualdad formal presenta distintas dimensiones:
-
La dimensión de generalidad de la igualdad es asumida por los artículos 9.1 y 3
CE al establecer: “Los ciudadanos y los poderes públicos…”
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-
La dimensión de equiparación de la igualdad, que se encuentra, entre otros, en
el art. 32.1 CE: igualdad marido-mujer.
-
La dimensión de la diferenciación (igualdad entre iguales, desigualdad entre
desiguales) que se encuentra, p.ej. en el art. 31.1 a la hora de contribuir al
sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con la capacidad económica de
cada cual.
b) Igualdad material, no es tanto una conquista consolidada por el transcurso del
tiempo, como un objetivo a alcanzar progresivamente; en definitiva, la igualdad
material es un objetivo tendente a crear las condiciones necesarias para asegurar el
acceso de todos los ciudadanos a un conjunto de bienes sociales, económicos,
culturales, medioambientales, etc., independientemente de su situación, origen y
clase social.
En la Constitución la concepción de igualdad material se refleja en los denominados
principios rectores de la política social y económica del Capítulo III del Título I y que
se traducen en la universalización de la educación, la sanidad, la protección a la
salud, el acceso a la vivienda digna, a la cultura, etc.
Todos esos principios rectores son, pues, desarrollo del valor superior “igualdad
material”, debiendo de estar la actuación del legislador y del Gobierno orientada a su
consecución y realización efectiva.
III.1.4.- El pluralismo político.
Aunque integrado en el valor libertad, el constituyente ha dotado al valor “pluralismo”
de autonomía o singularidad, quizá para subrayar la ruptura con el régimen
autoritario precedente, enmarcándolo en la tradición del pluralismo democrático.
La enunciación del valor pluralismo político supone, de un lado, el rechazo al partido
único, de otro, la concurrencia de varias o múltiples opciones en la formación y
acción del poder.
El pluralismo aparece especialmente concretado en los artículos 6 y 7 de la
Constitución – partidos políticos y sindicatos -, sin embargo, ni los partidos políticos
ni los sindicatos agotan todo el ámbito del pluralismo, aunque sí son sus principales
protagonistas. En efecto, el texto constitucional tiene otras manifestaciones del
mismo:
-
Pluralismo lingüístico y simbólico, consecuencia de la configuración de un Estado
Autonómico – arts. 3 y 4Pluralismo ideológico y religioso – art. 16Pluralismo de opinión reconocido en el ejercicio de la libertad de expresión – art.
20Pluralismo asociativo – art. 22- y sindical – arts. 7 y 28Pluralismo profesional, con la constitucionalización de los Colegios profesionales
– arts. 36 y 52-.
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En definitiva, el valor superior pluralismo supone reconocer, en la sociedad, la
existencia de grupos y formaciones sociales entre el individuo y el Estado,
constatando una realidad y manifestando que así se la sigue deseando para el
futuro.
III.2.- Los principios constitucionales.
Como ya se dijo, los principios constitucionales son el fundamento ideológicopolítico sobre el que se asienta al Constitución, y siguiendo la opinión mayoritaria de
la doctrina constitucional, éstos serían:
-
El principio de Estado Social y Democrático de Derecho.
El principio de Monarquía parlamentaria.
El Principio de Estado Autonómico.
III.2.1.- Principio de Estado Social y Democrático de Derecho.
Este principio, recogido en el artículo 1.1 de la Constitución, manifiesta los tres
fundamentos ideológicos del Estado:
1. Estado Social: la definición del Estado como “Social” constituye una relativa
novedad tanto en el derecho español como en el derecho comparado. En lo
ideológico supone elevar a principio constitucional la idea del “Estado del
Bienestar”, superando, la concepción económica abstencionista del Estado
liberal y, a la vez, contrarrestar, desde la óptica de las democracias occidentales,
la concepción totalitaria e igualitaria de los Estados del ex bloque comunista con
su concepción del socialismo real.
Este principio tiene su principal plasmación en el artículo 9.2 CE al establecer:
”Corresponde a los poderes públicos promover las condiciones para que la
libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integran sean reales
y efectivas; remover los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud y facilitar
la participación de todos los ciudadanos de la vida política, económica, cultural y
social”.
En definitiva, implica, que el Estado se compromete en el bienestar de sus
ciudadanos, en conseguir su igualdad, no solo en los aspectos políticos sino
también en los económicos y sociales, aspectos éstos que, posteriormente, la
Constitución regula en el Capítulo III del Título I bajo la denominación de
“Principios rectores de la política social y económica”, cuyo respeto,
reconocimiento y protección inspirarán la legislación positiva, la práctica judicial y
la actuación de los poderes públicos.
2. Estado Democrático: la concepción occidental del Estado Democrático implica
que el poder legislativo del Estado es elegido libre y democráticamente por el
pueblo en el que reside la soberanía.
Este principio tiene sus principales plasmaciones en el artículo 1.2 CE al decir
que: “La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los
poderes del Estado” y en el artículo 23.1 CE que establece. “Los ciudadanos
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tienen el derecho a participar en los asuntos públicos, directamente o por medio
de representantes, libremente elegidos en elecciones periódicas por sufragio
universal”.
Asimismo, y de forma inexorablemente unida a él, el principio Estado
Democrático implica la existencia y garantía del pluralismo político que se
consigue a través de la existencia de partidos políticos, sindicatos y otras
organizaciones representativas y de participación política y social, cuyo
funcionamiento, en todo caso, habrá de ser democrático.
3. Estado de Derecho: este principio implica que tanto el Estado como los
ciudadanos, están sujetos por igual a la Constitución y al resto del ordenamiento
jurídico que, no se olvide, deriva de órganos legislativos democráticamente
elegidos, estableciéndose, por otra parte, una serie de órganos, el Poder Judicial
y el Tribunal Constitucional, que velarán por la aplicación y respeto a la
Constitución y a las normas.
Este principio tiene sus principales plasmaciones en el artículo 9.1 CE al decir
que: “Los ciudadanos y los poderes públicos están sujetos a la Constitución y al
resto del ordenamiento jurídico”, y en el artículo 9.3 que establece: “La
Constitución garantiza el principio de legalidad, la jerarquía normativa, la
publicidad de las normas, la irretroactividad de las disposiciones sancionadoras
no favorables o restrictivas de derechos individuales, la seguridad jurídica, la
responsabilidad y la interdicción de la arbitrariedad de los poderes públicos”.
III.2.2.- Principio de Monarquía parlamentaria.
El artículo 1.3 de la Constitución establece que: “La forma política del Estado
español es la Monarquía parlamentaria”. La constitucionalización del término
Monarquía parlamentaria es una de las novedades de nuestra Constitución, ya que
el adjetivo “parlamentaria” supone la traslación del poder de decisión política del
monarca al parlamento, en definitiva, implica despojarle de todo el poder legislativo,
ejecutivo y judicial que a lo largo de la historia ha venido ostentando, los cuales
vienen a ser ejercidos por los órganos constitucionalmente establecidos: el
legislativo por las Cortes y los órganos legislativos de la CCAA, el ejecutivo por los
Gobiernos del Estado y las CCAA y el judicial por los Jueces y Magistrados.
La monarquía parlamentaria, frente a las concepciones de monarquía absoluta y
monarquía constitucional liberal, supone el último estadio en la evolución
histórica de las monarquías como consecuencia de la introducción y desarrollo de
los principios democráticos, y se configura con unas funciones tasadas y sin un
poder efectivo - el Rey reina, pero no Gobierna – sino puramente moderador y
arbitral, como Jefe del Estado y símbolo de su unidad y permanencia, tal y como se
desprende del artículo 56.1 CE
III.2.3.- Principio de Estado autonómico.
Este principio, recogido en el artículo 2, establece que la forma de Estado, es decir,
la forma en que se organiza territorialmente el poder del Estado, es el autonómico o
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regional con la existencia de un poder central y una serie de comunidades que
disfrutan de una amplísima autonomía política.
Frente a las formas de Estado “Unitario” y de Estado “Federal”, nuestra Constitución,
siguiendo los pasos de la italiana y el precedente que supuso en denominado
“Estado Integral” de nuestra II República, configura un tercer género denominado
“Estado Autonómico” que se caracteriza, partiendo de la base de la indisoluble
unidad de la nación española, en el reconocimiento y garantía del derecho a la
autonomía de las nacionalidades y regiones que lo conforman.
Este principio de Estado Autonómico tiene su desarrollo posterior en el Título VIII de
la Constitución, y en concreto en su Capítulo III.
IV.- DERECHOS FUNDAMENTALES Y LIBERTADES PÚBLICAS.
Los derechos fundamentales y las libertades públicas se regulan en el Título I,
artículos 10 a 55 de la Constitución de 1978.
IV.1.- Concepto.
El estudio de los derechos fundamentales tiene que comenzar por una aproximación
al significado de este concepto. ¿Qué son los derechos fundamentales? A esta
pregunta se ha respondido desde dos posiciones distintas:
 Desde posiciones vinculadas al derecho natural se reconoce la existencia de un
entramado de derechos que el hombre posee en cuanto que inherentes a su
propia naturaleza, identificando los derechos fundamentales con los derechos
humanos, en el sentido de que son el conjunto de facultades que, en cada
momento histórico, concretan las exigencias de la dignidad, la libertad y la
igualdad humanas.
 Desde posiciones vinculadas al derecho positivo, se entiende que solo cabe
denominar como fundamentales a aquellos derechos reconocidos, protegidos y
garantizados por el ordenamiento jurídico del Estado, normalmente a través de la
Constitución.
Ambos posicionamientos, aún siendo correctos, son superados y sintetizados en
nuestra Constitución, pues tras hacer una referencia a los derechos humanos en el
artículo 10, pasa posteriormente a enumerar toda una serie de derechos, libertades
y principios que configuran los denominados derechos fundamentales. Así pues,
como posición de síntesis de las anteriores, podemos definir los derechos
fundamentales como:
“El conjunto de facultades que la Constitución y el resto de las normas atribuyen a la
persona en lo referente a su vida, su libertad, a la igualdad, la participación política y
social o cualquier otro aspecto fundamental que afecte a su desarrollo integral como
persona en una comunidad de hombres libres; exigiendo el respeto de los demás
hombres, de los grupos sociales y del propio Estado que está obligado a
garantizarlos en caso de infracción.”
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IV.2.- Caracteres y titulares de los derechos fundamentales.
En nuestra Constitución los derechos fundamentales tienen un carácter dualista, es
decir, actúan desde dos puntos de vista:
 Como verdaderos derechos subjetivos: es decir, son derechos que
corresponden a las personas y que se pueden hacer valer frente a terceros y
frente al propio Estado (art. 9.1 CE), quedando su tutela garantizada tanto por los
Tribunales ordinarios de justicia como por el propio Tribunal Constitucional
(arts.53.1 y 2 CE).
 Como valores inspiradores del resto del ordenamiento: es decir, las leyes y el
resto de las normas, así como los actos de los poderes públicos, deberán ser
respetuosas con los derechos fundamentales recogidos en la Constitución (art.
9.2, 10 y 53.3 CE) y a la vez inspirar su propio contenido.
 Son titulares de los derechos fundamentales recogidos en la Constitución todas
las personas que ostenten la nacionalidad española. Respecto de los extranjeros,
habrá que estar a lo dispuesto en los Tratados. En este punto hay que poner de
manifiesto que los nacionales de los países integrantes de la Unión Europea
tienen la posibilidad de elegir y ser elegidos en las elecciones municipales;
asimismo, tienen derecho a acceder a determinados puestos de trabajo en la
función pública.
IV.3.- Clasificación de los derechos fundamentales:
Los derechos fundamentales contenidos en la Constitución se pueden clasificar en
dos grandes grupos, de un lado las libertades públicas, de otro lado, los derechos
económicos, sociales y culturales.
IV.3.1.- Libertades públicas.
Las libertades públicas vienen a concretar y desarrollar los valores de libertad y
dignidad humanas. Son propios de un Estado Democrático y de Derecho y se
pueden concretar en tres clases:
a) Derechos personales: son aquellos que reconocen a la persona un
ámbito de autonomía, una esfera de no agresión o injerencia del poder en
la actividad particular o privada. Son derechos inherentes a toda persona,
derechos inviolables que vienen a concretar los valores de libertad y
dignidad humana. Como tales derechos vienen a proteger la integridad
moral y física; entre ellos podemos destacar:
 Derecho a la vida y a la integridad física y moral. Art. 15.
 Derecho al honor, a la intimidad, a propia imagen, a la inviolabilidad del
domicilio, al secreto de las comunicaciones. Arts. 18.1, 2 y 3.
 Derecho a la nacionalidad. Art. 11
 Libertad ideológica y religiosa. Art. 16.
 Derecho a la libertad y seguridad personales. Art. 17.
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



Libertad de residencia y circulación. Art. 19.
Libertad de expresión, de reunión, manifestación. Arts. 20 y 21.
Derechos de asociación. Art. 22.
Libertad de enseñanza y de creación de centros docentes. Art. 27
b) Derechos civiles: son aquellos que suponen la atribución a los
particulares de una serie de facultades y pretensiones frente a los terceros
y los poderes públicos. Entre ellos destacaremos:
 Derecho a la tutela judicial de los derechos e intereses legítimos. Art.
24.1
 Derecho al juez ordinario, a la defensa y a la asistencia letrada. Art. 24.2
 Derecho a la legalidad penal y sancionadora. Art. 25.
c) Derechos políticos: son aquellos que permiten al ciudadano participar en
la formación de la voluntad del Estado como miembro de la comunidad
política. Estos derechos encuentran su fundamento en la soberanía
popular del artículo 1 de la Constitución que en el caso de nuestro país se
lleva a cabo mediante instrumentos de democracia representativa. Entre
ellos podemos destacar:




Derecho a la participación política a través de los partidos. Art. 6.
Derecho de sufragio activo y pasivo. Art. 23.
Derecho de petición. Art. 29.
Derecho a la participación a través del referéndum, a la iniciativa
legislativa popular, etc.
IV.3.2.- Derechos económicos, sociales y culturales.
Los derechos económicos, sociales y culturales vienen a concretar y desarrollar los
valores de igualdad y solidaridad. Son propios de un Estado Social y, por un lado,
constituyen el conjunto de normas a través de las cuales el Estado lleva a cabo su
función equilibradora de las desigualdades sociales y, de otro, son facultades de los
individuos, o sus grupos, a participar de los beneficios de la vida social y de las
prestaciones directas o indirectas de los poderes públicos. Se pueden concretar en
tres clases:
a) Derechos económicos: se concretan en una serie de principios y normas
que definen el sistema económico, fijando sus metas y determinando las
formas de actuación de los sujetos económicos. Entre ellos podemos
destacar:
 Derecho a la propiedad privada y la herencia. Art. 33.
 Derecho a un sistema tributario justo, a la asignación equitativa de los
recursos públicos. Art. 31
 Derecho a la percepción de pensiones adecuadas y periódicas. Art. 50
 Derecho a una distribución regional y personal de la renta más
equitativa. Art. 40.
 Derecho a la libertad de empresa. Art. 38.
12
 Derecho a la vivienda. Art. 47.
 Defensa de los consumidores y usuarios. Art. 51.
b) Derechos sociales: son aquellos dirigidos a tutelar la actividad práctica
del hombre en su condición de trabajador. Entre ellos podemos destacar:
 Deber de trabajar y derecho al trabajo. Art. 35.
 Derecho a la sindicación, a la huelga y a la negociación colectiva.
Arts. 25, 28 y 37.
 Derecho a la protección social, económica y jurídica de la familia y de
los hijos. Art. 39.
 Derecho a un sistema público de Seguridad Social y de protección por
desempleo. Art. 41
 Derecho a la protección de la salud. Art. 43.
 Derecho a la protección de los minusválidos. Art. 49.
c) Derechos culturales: constituyen el substrato educativo y cultural que
cimienta la democracia, pues cualquier forma de progreso social o
económico exige como requisito indispensable la difusión de la cultura, la
libertad de conocer y la capacidad para juzgar y formarse opinión. Entre
estos derechos cabe destacar:
 Derecho a la educación. Art. 27.
 Promoción y acceso a la cultura e investigación. Art. 44.
 Defensa y promoción del patrimonio cultural, histórico y artístico de los
pueblos de España. Art. 46.
 Derecho a disfrutar del medio ambiente y al uso racional de los
recursos naturales. Art. 45.
 Derecho al desarrollo integral de la juventud. Art. 48
IV.4.- Garantías de los derechos fundamentales:
La Constitución no se limita a reconocer una serie de derechos y libertades, sino
que, además, establece en su artículo 53, una serie de mecanismos que tienen
como fin el garantizar el respeto de estos derechos tanto por parte de los poderes
públicos como por parte de los demás ciudadanos.
El artículo 53 establece una diferenciación entre los denominados “Derechos y
Libertades” del Capítulo II y los “Principios rectores de la política social y económica”
del Capítulo III, todos ellos del Título Primero.
IV.4.1.- Sistema de protección de los derechos y libertades del Capítulo II.
Respecto de estos derechos y libertades, la Constitución diseña un triple
procedimiento de protección:
 Con carácter general, estableciendo que las normas que deben regular el
ejercicio de los derechos y libertades del Capítulo II, deben ser normas con rango
de Ley, es decir, solamente podrán emanar del Parlamento. Estas leyes, que en
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todo caso deberán respetar el contenido esencial de los derechos y libertades, se
tutelarán a través del denominado recurso de inconstitucionalidad.
 Por su parte, los derechos fundamentales y las libertades públicas comprendidas
en la Sección 1ª del Capítulo II y en el artículo 14 (derecho a la igualdad), podrán
ser tuteladas ante los Tribunales ordinarios mediante un procedimiento basado en
los principios de preferencia y sumariedad - Ley de Protección Jurisdiccional de
los Derechos Fundamentales y Libertades Públicas de 8 de diciembre de 1978-.
 Además, los Derechos fundamentales y las libertades públicas comprendidas en
la Sección 1ª del Capítulo II, en el artículo 14 (derecho a la igualdad) y en el
artículo 30 (objeción de conciencia), cuando no fueran tuteladas por los
Tribunales ordinarios, podrán ser objeto de recurso de amparo ante el Tribunal
Constitucional.
IV.4.2.- Sistema de protección de los principios rectores de la política social y
económica, del Capítulo III.
La protección de estos derechos, contenidos en el Capítulo III bajo la denominación
de Principios rectores de la política social y económica, es mucho más débil que los
anteriores por cuanto que el artículo 53.3 de la Constitución determina que el
reconocimiento, respeto y protección de los mismos informará la legislación
positiva, la práctica judicial y la actuación de los poderes públicos. Solo podrán ser
alegados ante la Jurisdicción ordinaria de acuerdo con lo que dispongan las leyes
que los desarrollen.
En definitiva, respecto de la protección de estos derechos, que en buena medida
son los que configuran el Estado como Estado Social, no es solo que no se prevea
un recurso privilegiado ante la Jurisdicción ordinaria, sino que se veta expresamente
cualquier tipo de recurso ante dicha jurisdicción que hubiere de hacerse invocando
únicamente el texto constitucional.
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