domingo 3 cuaresma 270311

Anuncio
Domingo, 27 Marzo, 2011 - El encuentro de Jesús con la Samaritana - Un diálogo que genera vida nueva - Juan 4,5-42
“Está tan contenta de solo verse cabe la fuente, que aun sin beber está ya harta. No le parece hay más que
desear” (Santa Teresa, Camino 31,3).
Nos hacemos conscientes, Señor, de que
Derrama sobre nosotros tu Espíritu Santo,
estamos en tu Presencia.
torrente inagotable,
Creemos que nos amas, nos miras y
manantial de aguas vivas,
escuchas nuestra oración.
lluvia que empapa nuestra tierra,
Venimos ante ti con sed de vivir más
rocío de la mañana,
plenamente, con sed de despertar a la vida mar inmenso en el que nacemos a la vida,
que sólo Tú puedes dar.
río que fecunda nuestros campos yermos.
Venimos con el ardiente deseo de dar un
nuevo paso hacia Ti, y de que tu amor nos
alcance y nos transforme.
PARA UBICARNOS EN EL RELATO EVANGÉLICO
Derrama sobre nosotros tu Espíritu:
que Él guíe nuestros pasos a la fuente de
tu Palabra viva.
Que nuestra fe se sacie en ella.
Que nuestras fuerzas se renueven en ella.
Que nuestro amor se encienda en ella.
Que nuestra esperanza se apoye y se
sostenga en ella. Amén.
Entra en la escena del evangelio. Imagina el lugar y los personajes. Siente como si
estuvieras dentro de la escena.
 El episodio sucede en una ciudad de Samaría llamada Sicar, junto a un pozo. Samaría
sugiere, en tiempos de Jesús, un lugar hostil. Los judíos y los samaritanos no se trataban,
como pone en evidencia la samaritana cuando se sorprende de que Jesús le dirija la
Palabra. El caso es que ahí, en un lugar de lo menos indicado, Jesús se va a sentar junto
a un pozo, obligado por el cansancio y por la sed.
 ¿Qué te sugiere la imagen de un hombre junto al pozo de Jacob? Si fueras judío,
seguramente que te vendrían a la memoria los relatos patriarcales de los encuentros
amorosos entre los patriarcas y las matriarcas: Eliezer, siervo de Abrahán, encuentra a
Rebeca, futura esposa de Isaac, junto a un pozo (Gn 24,11ss); Jacob se enamora de
Raquel junto a un pozo (Gn 29), y Moisés conoce a Séfora junto a un pozo (Éx 2,15).
Jesús, sentado junto a un pozo, se va a encontrar con una mujer sin nombre, personaje que representa al pueblo de Dios idólatra y
representa a cada uno de los discípulos y discípulas con los que Jesús se hace el encontradizo aprovechando nuestra situación de carencia y
necesidad.
 Fíjate en los personajes principales y secundarios de la escena:
 Jesús: Aparentemente es un hombre normal, un hombre que experimenta el cansancio y la sed tras largas horas de caminata. Es judío, pero
se trata de un judío muy “extraño”, pues le dirige la palabra a una mujer y, para colmo, samaritana. Jesús no hace ningún caso de principios y
normas que marginen y excluyan a los débiles. Mujeres, extranjeros, pobres y enfermos eran poco menos que “gentuza” de la que un buen
israelita debía procurar apartarse para mantener intacta su “pureza”. Jesús hace de esos “lugares de abajo” un lugar privilegiado para
manifestar su salvación.
La mujer samaritana: La vida de esta mujer está marcada por la carencia y la rutina infecunda. Diariamente debía ir a buscar el agua, pues carecía de
ella. Tampoco tenía marido. Había tenido cinco, y su compañero actual no era su marido. Esta mujer representa el pueblo idólatra, incapaz de saciar su
sed de vida con los numerosos dioses paganos a los que se había ido aferrando sin encontrar lo que pedía su corazón. Recordemos que muchos
profetas utilizan la imagen de una esposa que se prostituye para representar al pueblo infiel a Dios (cf. Oseas 1-2; Ez 16,15ss; Jr 3...). La referencia a
los cinco maridos es una clara alusión a las cinco ermitas de los dioses paganos que se mencionan en 2 Re 17,24-41. El sexto marido se refiere a
Yahveh.
 Los samaritanos de Sicar: Creen en Jesús por el anuncio de la mujer. Pero no se conforman con una fe “recibida”, “heredada”, “externa”. La
hacen suya cuando ellos mismos conocen a Jesús y le oyen (vv. 39-41). Fíjate en el proceso que sigue su fe: el testimonio de alguien  la fe
desde lo escuchado  la personalización de la fe  la confesión. Es un itinerario catecumenal.
Los discípulos entran en escena en los vv. 27-38. Tienen en común con la samaritana que no entienden el lenguaje de Jesús ni entran en su modo de
pensar. Ellos están empeñados en que coma y Jesús les está hablando de “otro alimento”, como la samaritana estaba obstinada en hablar del agua, del
cubo y de cómo se las arreglaría Jesús para sacarla del pozo... mientras que Jesús estaba hablando del agua viva del Espíritu.
 Fíjate en el proceso que va haciendo esta mujer: pasa de sus búsquedas más superficiales a las más profundas; del agua material al agua viva; de
la percepción de Jesús como un “judío”, un simple “hombre”, al reconocimiento de Jesús Profeta y Mesías-Cristo.
Su fe sorprendida la arrastra a dejar el cántaro (“cisternas agrietadas que no retienen el agua”, diría Jeremías), y a ir corriendo a anunciar lo
que ha visto y oído. Su fe contagia de fe a sus paisanos, quienes terminan confesando: “Éste es verdaderamente el Salvador del mundo”.
Haz un esfuerzo para meterte en la piel de la mujer samaritana y escucha las preguntas que Jesús te dirige. Deja que
cuestione tu vida, tus dioses, tus amores… y deja también que seduzca, y te regale el agua que salta hasta la vida eterna…
deja tu cántaro, tus cosas, tus costumbres… y conviértete en misionero. “anunciador(a) de Jesús… Ora hasta donde
llegues… no importa si no lees todo el evangelio hoy… solo “entra en su misterio”…
El texto: Léelo en el “Evangelio de cada día” teniendo delante este esquema…
Jn 4,5-6: Crea el escenario donde se entabla el diálogo
Jn 4,7-26: Describe el diálogo entre Jesús y la Samaritana
7-15: Sobre el agua y la sed
16-18: Sobre el marido y la familia
19-25: Sobre la religión y el lugar de la adoración
Jn 4,27-30: Describe el resultado del diálogo en la persona de la Samaritana
Jn 4,31-38: Describe el resultado del diálogo en la persona de Jesús
Jn 4,39-42: Describe el resultado de la misión de Jesús en la Samaría
Jesús, cansado del camino, estaba allí sentado junto al manantial. Jesús está cansado y débil, junto a un manantial,
igual que nosotros, porque lo que no es amor siempre cansa. Y una mujer, que camina hacia el manantial con su sed a
cuestas, desconoce todavía que, junto a aquel hombre cansado, va a recuperar el sabor de la vida. ¿Acaso hay símbolo
más hermoso que éste para los orantes? Ir cansados de la vida, del agobio de las cosas, del ruido interior del pecado,
hacia una fuente que mana y corre. Jesús, tú eres mi fuente. Junto a ti descanso de todas mis fatigas. A tu lado respiro
el aire nuevo de tu Espíritu.
Llega una mujer de Samaría a sacar agua, y Jesús le dice: ‘Dame de beber’. Como todos los seres humanos
necesitamos agua para beber, pan o arroz para comer, vestido y casa para encontrar un poco de calor y de acogida,
salud y libertad para caminar cantando. El diálogo orante comienza con una petición de ayuda. Un judío tiende su
mano a una samaritana. Las necesidades rompen toda frontera, igualan a todos los pobres de la tierra, propician
encuentros que dejan huellas profundas en el corazón. Las distancias más largas las acorta el amor. Jesús, tú me pides
antes de dar. ¿Qué puedo yo darte? En los sedientos Tú me pides de beber. ¿Quiénes me están pidiendo agua en
estos días?
‘Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te pide de beber, le pedirías tú, y él te daría agua viva’. Jesús revela al
Padre, que siempre da de beber; presenta al Espíritu como amor derramado en el corazón de la humanidad sedienta.
Después de haber alimentado la vida con espejismos de oasis inexistentes y de haber buscado agua en cisternas
agrietadas, los orantes, como la samaritana, piden a Jesús el agua viva. Y en viniendo la vida, no queda ni rastro de la
muerte. Donde antes había cansancio del alma, se asoma ahora la alegría. Con mi cántaro vacío voy a Ti, que eres
fonte escondida do mana el agua pura, para que sacies la sed que llevo en mis adentros.
La mujer le dice: ‘Señor, dame esa agua; así no tendré más sed’. Junto a una fuente de aguas limpias nace en el
corazón de los orantes un río de solidaridad, que mana vida y sacia toda sed. Así comienza una danza interminable en
los brazos de la gracia, una tarea por dar el agua gratis a quien tiene sed. Te bendigo, Jesús, con mi alegría. Después del
encuentro contigo, tomo mi vida agradecidamente.
INVITACIÓN A CONVERTIRNOS: “Dios ha dicho: Les conduciré a la soledad y les hablaré al corazón, pero ¿cómo hablar a corazones cerrados,
que temen escuchar su voz y ser iluminados por su luz? A hombres que en lugar de pedirle humildemente su gracia se han armado contra ella, que
en vez de buscar conocer su voluntad para cumplirla han decidido no escucharse más que a sí mismos …”(JMª)
FIATE DE JESÚS, DE SU PALABRA: “Espera con profunda paz; confíate en Aquél que puede todo y no engaña nunca. Tienes su palabra;
esta palabra ha creado el mundo ¡y temes que el mundo sea más poderoso que ella! ¿Temerás, hombre de poca fe? No, Dios mío, no temo nada.
Tú estás con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?” (JMª)
VIVE DE LA FE EN JESÚS: « Sé un hombre de fe y todos los pensamientos que te agitan tan penosamente desaparecerán, gozarás de paz y te
afianzarás cada vez más en tu santa vocación..” (JMª)
CULTIVAR LA ESPERANZA “Paz en la eternidad, en la Sión santa, donde estarán rodeados de todos los niños que a ella han conducido, y que
juntando sus voces a las de los ángeles harán resonar en los cielos ese hermoso canto: Paz eterna, gloria a los hombres de buena voluntad” (JMª)
¿Qué INVITACIONES A LA CONVERSIÓN PROVOCA EN TI ESTE RELATO BAUTISMAL Y DE CONVERSIÓN?
Descargar