El efecto de la inflación sobre la información contable

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EL EFECTO DE LA INFLACION SOBRE LA INFORMACION CONTABLE
Cra. Beatriz Monfardini de Franchini
Cra. Rosa Cruz de Innocente
Cra. Idalia de Castro
Mucho se ha hablado de la estrecha relación de la contabilidad con la economía, y
esto se basa principalmente en el hecho de que la contabilidad capta los hechos y
acontecimientos económicos que ocurren en el ente, los procesa y elabora información, cuya
condición esencial es la de ser útil para la toma de decisiones.
Estos hechos y acontecimientos que procesa la contabilidad, tienen también que ver
con el contexto en el cual la empresa se desenvuelve, y esto explica porque en épocas de
estabilidad monetaria los balances deben presentarse en moneda nominal, y en épocas
inflacionarias ajustados por inflación.
La inflación es un FENÓMENO ECONÓMICO, y como tal tiene una repercusión
directa en la información contable.
Los ajustes contables por inflación, constituyen la medición monetaria de los efectos
patrimoniales de esos hechos económicos.
Es decir, en periodos inflacionarios la información presentada a valores nominales
producen Estados Contables carentes de sentido, alejados de la realidad y que no sirven para
analizar la gestión, ni los resultados y mucho menos para tomar decisiones sobre el futuro de
la empresa.
“La inflación ó deflación son hechos del contexto que tienen efectos patrimoniales
que deben reconocerse y cuantificarse como cualesquiera otros por el preparador de los
EECC”.(1)
La profesión ha tratado de resolver el problema de los efectos contables de las
variaciones de los cambios del poder adquisitivo de la moneda, a través de la aplicación de
técnicas de ajuste o reexpresión que fueron utilizadas en nuestro país a fines de la década del
70, y hasta 1995, momento en que por medio del decreto 316/95 del entonces Ministro de
Economía Cavallo, prohibió a los Organismos de Control recibir información preparada con
esa técnica, volviéndose al ajuste por inflación con el reciente Decreto 1269 /02 publicado en
el Boletín Oficial el 17/07/02.
Así transitamos por la R.T. 2, del mes de diciembre de 1976, que preveía la
INDEXACION DE ESTADOS CONTABLES, aplicando un método integral de ajuste con la
opción de un método simplificado, que coexistía con ajustes parciales emergentes de
disposiciones legales previas.
En 1983 la ley 22903, modificó el art. 62 de la LEY DE SOCIEDADES
COMERCIALES, cuyo nuevo texto estableció explícitamente la obligación que las
sociedades comerciales presenten sus estados contables en moneda constante.
La profesión interpretó que lo que la ley exigía es que los estados contables se
presenten en moneda de poder adquisitivo de la fecha a la que se refieren dichos estados, y
eso implícitamente creaba la necesidad de corregir la unidad de medida.
En respuesta a dicha exigencia legal, el 30-05-84 se deroga la R.T. 2 y surge la
norma profesional conocida como R.T. 6 “ESTADOS CONTABLES A MONEDA
CONSTANTE”, que establece un procedimiento integral para ajustar por inflación los
estados contables, suprimiendo los ajustes parciales.
En marzo de 1991, la LEY 23.928 “CONVERTIBILIDAD DEL AUSTRAL”,
estableció en su art. 10 “ Deróganse con efecto a partir del día 1 del mes de abril de 1991
todas las normas legales o reglamentarias que establecen o autorizan la indexación por
1
precios, actualización monetaria, variación de costos o cualquier otra forma de
repotenciación de las deudas, impuestos, precios o tarifas de los bienes obras o servicios”,
Ello motivó dos corrientes de interpretación::
⊗ El artículo 10 si alcanza a la preparación de los estados contables en función
de las siguientes consideraciones:
Que la última parte del art. 62 de la Ley de Sociedades Comerciales (LSC) fue
derogado desde el 1° de abril de 1991, por el citado artículo 10 ; y
“Que el cumplimiento del art. 10 de la Ley 23.928 resulta insoslayable y relevante a
fin de asegurar la claridad y transparencia de la información contable, de conformidad con el
ordenamiento legal vigente y con las normas de la mayor parte de los países”(2)
⊗ El artículo 10 no alcanza a la preparación de los estados contables en función
de las siguientes consideraciones:
“Que dicho artículo se limitó a prohibir las indexaciones de deudas, impuestos,
precios o tarifas de bienes, obras o servicios”.(2)
“Que los estados contables no son deudas ni impuestos ni precios ni tarifas”.(2)
Que las prohibiciones son taxativas y no pueden extenderse a conceptos distintos de
los expresamente indicados por el citado art.10.
La profesión mayoritariamente se inclinó por la segunda línea de pensamiento, así la
mesa directiva de la FACPCE en 1991, en su Boletín N° 6 opinó que se “mantienen vigentes
las normas contables profesionales que establecen la preparación de estados contables a
moneda constante”.
Por otra parte en las VI Jornadas Profesionales De Contabilidad y Auditoría
organizada por el Colegio de Graduados en Ciencias Económicas de la Capital Federal en
Nov. de 1991 se concluyó “las normas contables vigentes incluidas las referidas al ajuste por
inflación no han sido modificadas por la Ley 23.928”(2)
Así llegamos al 15-08-95 en que el Poder Ejecutivo Nacional dicta el DECRETO Nº
316/95, por el cual se instruye a los organismos nacionales de control “para que no acepten la
presentación de balances o estados contables que no observen lo dispuesto por el art. 10 de la
Ley 23.928.” (Ley de Convertibilidad), fundamentándolo en la violación a lo dispuesto en el
citado artículo, cuando de su simple lectura se desprende que el mismo no alcanzaba a la
información contable.
El decreto 316 en sus considerando indicaba “el art. 62 in fine de la ley 19550 de
SC ha quedado derogado por el citado art. 10 de la ley 23928 desde el 1° de abril de 1991”.
La interpretación dada por el Poder Ejecutivo a través del decreto 316, al art. 10 de
la Ley de convertibilidad era notoriamente arbitraria y no implicaba una reglamentación del
art. 62 de la LSC acorde con su espíritu sino un intento de derogar una ley por medio de un
decreto, contrariando nuestro ordenamiento jurídico.
A raíz de la sanción de este decreto la profesión se expidió mayoritariamente por la
vigencia del art. 62 in fine de la LSC , indicando que no ha sido derogado por el art. 10 de la
Ley de Convertibilidad no obstante lo que al respecto diga el Dto. 316/95.
2
La FACPC mediante una solicitada publicada el 10 de septiembre de 1995 solicita al
poder Ejecutivo la derogación del decreto 316, lo que consigue recién con la sanción del
Decreto 1269/02 .en el mes de julio del 2.002 Mientras tanto, dada la estabilidad económica que transitábamos, la obligatoriedad
de practicar el ajuste integral por inflación fue flexibilizada por la RESOLUCION N° 140/96
de la FACPCE , que admitía la omisión de las reexpresiones monetarias bajo ciertas
circunstancias.
Establecía como pauta objetiva para utilizar la moneda de curso legal como unidad
de medida para la preparación de Estados Contables, que la variación anual del índice no
supere el 8%.
Es decir en tanto la inflación no superaba el 8% anual no hacía falta practicar ajuste
por inflación.
En este marco el 08-12-00 aparece la RT 17., que deja sin efecto la Resolución
140/96, estableciendo en el apartado 3.1.: En un contexto de inflación o deflación los estados
contables deben presentarse en moneda de poder adquisitivo de la fecha a la cual
correspondan. Aplicándose para ello las normas de la RT 6. y agrega, en un contexto de
estabilidad monetaria, se utilizará como moneda homogénea a la moneda nominal, por otra
parte la Federación evaluará en forma permanente la existencia o no de un contexto de
inflación o deflación considerando la ocurrencia, entre otros, de los siguientes hechos:
a. Corrección generalizada de precios y/o salarios.
b. Los fondos en moneda argentina se invierten para mantener su poder adquisitivo.
c. La brecha existente entre la tasa de interés por las colocaciones realizadas en
moneda argentina y en una moneda extranjera es muy relevante.
d. La población en general prefiere mantener su riqueza en activos no monetarios o
en una moneda extranjera relativamente estable”.
Consecuentemente con ello, y a raíz de las distintas realidades económicas que
transitábamos, se sanciona en la misma fecha la R.T. 19 que incorpora a la segunda parte de la
RT 6. punto IV-B.13, la metodología
sobre INTERRUPCIÓN Y POSTERIOR
REANUDACIÓN DE LOS AJUSTES , cuyo texto resolutivo establece:
“Cuando el ajuste para reflejar el efecto del cambio en el poder adquisitivo de la
moneda, después de un período de estabilidad monetaria, tanto las mediciones contables por
el cambio en el poder adquisitivo de la moneda hasta el momento de la interrupción de los
ajustes como las que tengan fechas de origen incluidas en el período de estabilidad, se
considerarán expresadas en moneda del último mes de estabilidad.”
A partir del año 2002, como consecuencia de la grave situación económica por la que
atravesara nuestro país, se adoptan una serie de medidas económicas, (Ley 25.561 de
emergencia pública, que abandona la convertibilidad, -entre otras-) que impactan en el
patrimonio de las organizaciones siendo menester exteriorizarlas a través de sus Estados
Contables.
Bajo este convulsionado escenario y ante la existencia de un contexto inflacionario la
Junta de Gobierno de la FAPCE, apremiada por dar una respuesta a la profesión contable
dicta en abril del 2002, la RESOLUCIÓN N° 240/02 donde resuelve:
⊗ Que es de aplicación el primer párrafo del apartado 3.1. de la RT 17 para los
estados contables cerrados a partir del 31 de marzo de 2002 inclusive, y para los estados
contables con cierres en enero o febrero de 2002 que a la fecha de esta resolución no hubieran
sido emitidos (aprobados por los administradores del ente).
Con lo que se vuelve a aplicar integralmente el ajuste por inflación .
3
⊗ Que el último mes de estabilidad es DICIEMBRE 2001.
⊗ Que la información en moneda homogénea se debía exponer a cuatro columnas
(nominal y homogénea) o presentar los estados contables ajustados por inflación como
información complementaria.
Así arribamos al mes de julio de este año, donde precisamente el 17 de ese mes se
publica en al Boletín Oficial el DECRETO N° 1269/02; que entre otras cosas:
 Modifica (en su art. 2°) el art. 10 de la ley 23.928 de Convertibilidad agregando
al texto actual del art. 10 de la Ley 23.928 y sus modificatorias el siguiente párrafo: “La
indicada derogación no comprende a los estados contables, respecto de los cuales continuará
siendo de aplicación lo preceptuado por el art. 62 in-fine de la ley Nº 19.550 de sociedades
comerciales (Texto ordenado 1984) y sus modificatorias” y

Deroga a través de art. 3° el Decreto Nº 316 del 15 de agosto de 1995.
Con lo que la forma de presentación sugerida por la resolución 214/02, deviene en
abstracto, toda vez que al no existir el impedimento legal de presentar los estados contables a
moneda homogénea, estos deben presentarse:
•
COMO UNICA INFORMACIÓN.
•
EN MONEDA HOMOGENEA.
• TOMANDO DICIEMBRE 2001 COMO FECHA DE ANTIGUEDAD PARA
TODAS LAS PARTIDAS QUE ESTABAN EN EL PATRIMONIO DEL ENTE CON
ANTERIORIDAD A ESA FECHA.
Como conclusión de todo lo expuesto, podemos afirmar que los avances que se
logren en las normas contables no pueden ir separados de las ciencias a las que sirven, y en
este sentido no nos cabe duda que los conceptos económicos deben presidir esos avances.
No queremos terminar el artículo sin recordar la frase de Horacio Lopez Santiso, en
su libro Contabilidad, Administración y Economía que textualmente dice: “La contabilidad
tiene un pasado y una función social de la que en gran parte depende su futuro. Y ese futuro
depende de cuan desarrollada sea la fundamentación científica de la disciplina a la que
dedican su actividad los investigadores, académicos, docentes y profesionales.”
(1)
(2)
Enrique Fowler Newton. Cuestiones Contables Fundamentales. Edicines Macchi 2001. Pag 290.
Enrique Fowler Newton. Normas Contables Argentinas. Ediciones Macchi 1997. Pag 568.
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