Galeón de Manila

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UNIVERSIDAD SAN SEBASTIAN
FACULTAD DE EDUCACION
CARRERA HISTORIA Y CIENCIAS SOCIALES
EL GALEON DE MANILA
NOMBRE: GUILLERMO SOTO GARRIDO
Introducción.
En el siguiente trabajo se hará mención esencialmente en primer termino a las principales actividades de la
economÃ-a local del Virreinato Nueva España, actividades como la GanaderÃ-a y la agricultura y la
extracción argentÃ-fera son los ejes económicos que se desarrollan en este virreinato que tiene como gran
núcleo la ciudad de México. La actividad de mayor importancia en términos lucrativos es la
extracción de plata, intrÃ-nseco motor para que la corona se preocupara aun más por los asuntos en las
indias. Como el oro habÃ-a bajado en gran cantidad en pleno siglo XVII, ya que este habÃ-a sido explotado
en gran cuantÃ-a durante el siglo XVI, la plata mitigo su ausencia y prolongo en cierta forma ese deseo por la
riqueza y la fama de quienes venÃ-an a las indias españolas. Debemos recordar que en el siglo XVII hubo
un decaimiento en la economÃ-a Virreinal en cuanto a la ganaderÃ-a y la producción minera por el el
agotamiento de los pastizales y la gran demanda ganadera y en el segundo caso por la baja en la extracción
de plata. Pero nuestro trabajo no solo concentrara en esas directrices sino que en otro punto de igual
consideración y este es el comercio establecido entre Nueva España y Filipinas a través del Galeón de
Manila. Este comercio que fluctuaba entre Acapulco como puerto de salida y Manila en Filipinas. La
búsqueda ha sido azarosa por las escasas fuentes referidas a este tema pero hemos establecido puntos
importantes como los productos de intercambio, la ruta que debÃ-a sortear el galeón y además de los
elementos esenciales que componÃ-an a los Galeones y lo esencial para realizar viajes tan largos como los
realizados por el Galeón de Manila desde México a Filipinas.
Lo principal a destacar sin embargo es, como se formó una economÃ-a en Filipinas sin que esta tuviera
materias para intercambiar sino que su fuerte se basaba en ser un centro de transacción y venta de
mercaderÃ-as provenientes de China hacia Nueva España quién a cambio entregaba plata y cuyo único
sistema de transporte fue el Galeón de Manila, elemento principal en la articulación de la economÃ-a entre
Filipinas y Nueva España.
La EconomÃ-a local del virreinato de Nueva España: Principales actividades económicas en el virreinato
de Nueva España.
Los cimientos de la economÃ-a de las indias se pueden establecer en pleno siglo XVI. A la llegada de los
españoles a la región Mesoámericana las actividades agrÃ-colas estaban profundamente arraigadas en el
imperio azteca cuyo gran núcleo comercial se situaba en la gran urbe cosmopolita de Tenóchtitlan. Pero eso
no es lo que nos atañe aquÃ-, sino las principales actividades que conformaban la EconomÃ-a de Nueva
España en pleno siglo XVII. Como es de saber la conformación del Virreinato Nueva España quedo
establecida en 1535 aproximadamente y desde aquÃ- en adelante se fortalecieron las actividades agrÃ-colas
que como hemos mencionado se encontraban en un gran punto de desarrollo. Pero sin duda la GanaderÃ-a fue
la gran actividad que se vio beneficiada para un desarrollo de optimas condiciones gracias a los grandes
terrenos de pastizales en la zona Mesoámericana.
Hay que recordar que en esta parte de América prácticamente no se presentaban actividades, como la
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agricultura, que fuera asistida por animales de carga, debido a la prácticamente inexistencia de estos.
Equinos, vacunos, porcinos y ovinos fueron introducidos en esta zona durante el siglo XVI y fue durante este
siglo que se consolido la actividad ganadera y por consecuente la actividad agropecuaria. Pero estas
actividades no eran las que se veÃ-an con intereses mas lucrativos por los españoles, sin duda la extracción
de la plata era la de mayor interés para estos, esencialmente para la corona española que ya contaba con
cuantiosas cantidades de este metal que producÃ-an gracias a la amalgamación de cantidades de plata y
mercurio el que se poseÃ-a en cuantiosas cantidades gracias al yacimiento de Almadén en España
quizás el mas productivo del mundo en la época y en la actualidad. Todo lo anteriormente mencionado no
será tratado con gran profundidad pero tampoco de forma somera. Solo pretendemos contextualizar el punto
esencial del trabajo y el más importante: El Galeón de Manila y las Filipinas que tenÃ-an un comercio de
consideración con Nueva España y encontramos necesario establecer en esta primera parte aspectos
esenciales de la EconomÃ-a local de Nueva España ya que de esta surgen diversas producciones cuyos
productos serán comerciables con Filipinas y serán transportados por medio del Galeón de Manila.
Volviendo a la EconomÃ-a Local comenzaremos con la Agricultura la cual, como ya mencionamos se
encontraba en un gran punto de desarrollo a la llegada de los españoles, pero antes conviene señalar
aspectos importantes del Virreinato Nueva España.
El virreinato de Nueva España se conformaba por tres reinos: México, Sto.Domingo y Guatemala.
También existÃ-an cuatro gobernaciones: Cuba, Nicaragua, Costa Rica y Honduras. Además de esto
existÃ-a una presidencia, Guadalajara. En el aspecto económico que es el que nos convoca, quizás poco
importa las divisiones polÃ-ticas administrativas ya que el comercio se canalizaba en el Gran México y
como gran núcleo floreciente, la Ciudad de México. En gran parte de la bibliografÃ-a revisada la mayor
mención la capitaliza el área que actualmente comprende la nación mexicana.
En el primer punto de desarrollo de esta temática partiremos con la agricultura, a los cultivos de los
indÃ-genas como la yuca, calabazas, maÃ-z, mandioca, frijoles, batata, patata, cacahuate, vainilla, ajÃ-,
paltas, algodón están entre los principales cultivos vegetales y frutas tropicales como la chirimoya,
aguacate y mango eran de gran importancia. Todas estos cultivos permanecieron a pesar de la llegada de los
españoles que al comienzo tuvieron que adaptarse a la dieta indÃ-gena. Como es de saber la agricultura
tanto intensiva como intensiva fueron practicadas en gran parte de México, los conocimientos en técnicas
agrÃ-colas eran bastantes prácticos. Los españoles en cambio introdujeron métodos europeos con los
cuales subsistÃ-an. Pero no solo introdujeron métodos sino que también diversos cultivos que en el siglo
XVII estaban totalmente arraigados a la dieta española: cultivos de cereales como el trigo y arroz,
leguminosas, hortalizas y frutas, vid, olivo, caña de azúcar, ciertos frutos secos y diversas especies
sazonadoras como el ajo. Hay que agregar vino y aceite y manufacturas. También se debe considerar un
hecho importante en cuanto a que vinos y aceites por ejemplo, estos ya eran producidos en América e
incluso a fines de siglo no se importaron estos desde España.
A pesar de la introducción de técnicas europeas en la mayorÃ-a de Nueva España las técnicas
agrÃ-colas prehispánicas todavÃ-a dominaban: las chinampas, las terrazas de cultivos ambas técnicas
intensivas y los cultivos de barbecho largo y de roza. De estos dos últimos el primero consistÃ-a en la
rotación de tierras y esto demandaba una gran cantidad de terrenos. Si consideramos que el barbecho duraba
aproximadamente 20 año, por cada hectárea en cultivo debÃ-an existir aproximadamente 10 hectáreas
libres, si se producÃ-an dos cosechas por hectárea. El segundo se practicaba en las zonas tropicales de
Mesoámerica especÃ-ficamente en la costa del golfo de México actual y en las selvas de Chiapas y
consistÃ-a esencialmente en cuatro procesos, Tala de Bosques, roce o quema de los árboles, siembre y
cosecha. En las técnicas intensivas las terrazas de cultivo consistÃ-an en verdaderos escalones construidos
en laderas de cerros y sostenidos por muros de piedra. Su objetivo era impedir que las aguas lluvias corrieran
libremente para que estas no erosionaran terrenos aptos para cultivo. Las chinampas permitieron hasta 3
cultivos anuales siendo bastante conveniente su práctica.
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Volviendo a los cultivos hubo un notable intercambio de cultivos entre Perú y Nueva España. Un ejemplo
es la patata que llego del Perú, el Pino piñonero de Nueva España al Perú. Debemos recordar que en
este siglo comenzó a florecer el español como agricultor debido a la escasez de indios. Pero la mayor labor
agrÃ-cola le correspondÃ-a a los indios quienes trabajaban en sus cultivos autóctonos y en los cultivos de
los españoles cuya cosecha les entregaban como pago del tributo al encomendero. El trigo al igual que el
pan como subproducto fue de vital importancia, y en el siglo XVII ambos tenÃ-an un gran consumo en el que
se incluÃ-an indios y españoles. El cacao fue otro componente esencial en la dieta de la indias sobre todo
cuando se mezclaba con vainilla y se producÃ-a chocolate. Sin duda que los cultivos de trigo y de caña de
azúcar alcanzaron la mayor difusión en el nuevo mundo. La industria azucarera iniciada en las Antillas y
que tiene un gran desarrollo en tierras bajas de Nueva España exporta cantidades considerables a la
penÃ-nsula, aunque el mercado mayor de consumo estuvo en diversas zonas de América. El añil fue otra
mercancÃ-a de gran trascendencia en el mercado europeo. Era uno de los sostenes principales en Guatemala y
Sto.Domingo. Por ser una sustancia tintórea tenia una gran demanda. Finalmente podemos mencionar al
tabaco como una materia de gran demanda en el viejo mundo y se transformo en sostén de la economÃ-a
cubana.
En el rubro ganadero hay que considerar una variante como son los suelos y el agotamiento de los pastos en el
siglo XVII hace bajar el ritmo de la actividad ganadera. Otros factores son el gran consumo de carne de vaca y
grandes matanzas de animales que no tenÃ-an dueños. A pesar de esto la actividad ganadera en Nueva
España es de gran consideración. Las grandes reses de ganado bovino son comunes en México. El
porcino también fue común aunque en menor cantidad eso sÃ-. ServÃ-an para hacer tocino y comerlo por
supuesto, al igual que el vacuno que se charqueaba. Desde México a las pampas argentinas la cantidad de
ganado vacuno, caballar y lanar fue impresionante. En nueva España se puede apreciar grandes rebaños de
ovejas las cuales por su lana dan origen a la primera industria de carácter textil en las India: Los Obrajes en
donde se trabaja con lana y algodón. Volviendo al vacuno este es la base de la alimentación en las Indias y
existe en grandes cantidades. Gracias a esto se hace posible extraer de estos su piel. La curtición de cueros
para la fabricación de zapatos, abrigos, sombreros y monturas fue una actividad que alcanzo un gran
desarrollo en el siglo XVII y la producción de cuero era bastante considerable, ya que se exportaba a la
penÃ-nsula. Pero no solo para esto servia el ganado, el uso de estos como cargadores eran esenciales sobre
todo en los yacimientos argentÃ-feros donde se necesitaban bastantes fuerzas para cargar. Para ello se criaron
mulas las cuales se encargaban del transporte en las minas. En labores agrÃ-colas se utilizaron bueyes para el
transporte, pero sobretodo caballos y yeguas.
Como hemos mencionado, existÃ-an grandes cantidades de ganado cimarrón( estaba en estado salvaje),
mucho de este se mataba o se capturaba. La acumulación de grandes reses de ganado y la acumulación de
tierra formó a los grandes señores del ganado en grandes estancias las cuales contaban con gran cantidad
de tierras de pastoreo. En muchas de estas la producción se dedicó exclusivamente a derivados y
subproductos de la ganaderÃ-a y en algunos casos a producción exedentaria agropecuaria. Comenzaron a
formarse grandes latifundio, los animales eran marcados con hierro caliente, para evitar disputas. Como
hemos mencionado se han creado grandes latifundios, tierras acumuladas en unas pocas manos. Surgen las
Haciendas las cuales se consolidan finalizando el siglo XVII. Las mercedes de tierra iban constante aumento,
esto era a costa de tierras de indÃ-genas o de blancos pobres. Estas tierras se comenzaron a acumular en pocas
manos, manos de españoles ricos llegados a América. La tierra tenia un bajo costo y la Corona que
pasaba por una gran crisis y apuros económicos poco pudo hacer para detener la acción latifundista por lo
que opta por aceptar y vender terrenos a los más ricos. Los mayorazgos son otras formas latifundistas(son
grandes terrenos que son heredados por el hijo mayor de la familia) pero gozan de los mismos aspectos
territoriales y económicos que la Hacienda.
Las Haciendas eran unidades económicas y socialmente autónomas, de economÃ-a autárquica. En ella se
desarrollan la ganaderÃ-a, agricultura, complementada con pequeñas industrias subsidiarias como obrajes y
cueros. Debemos recordar que la hacienda tenia un solo dueño, el hacendado. En Cuba se dieron algunas
excepciones y se formaron haciendas comuneras, conformada por varios individuos. En el ingenio se
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encontraban grandes campos con cañas de azúcar y trituradoras para la producción de azúcar. Esta era
otra forma latifundista y a la vez una de las primeras realizaciones capitalistas en suelo indiano. AquÃ- se
daba lugar a la producción de azúcar. Se debÃ-a invertir un capital considerable en estas empresas para
poder contar con carpinterÃ-a, herrerÃ-a, mano de obra muy numerosa, grandes almacenes, ganado para el
transporte.
Como es de saber la producción argentÃ-fera fue el énfasis esencia económica para la corona española.
Pero en el siglo XVII sumándose a la crisis económica española, bajan los rendimientos de producción
de plata, que recordemos se transformo en la atracción para la corona tras la gran decadencia de ala
extracción aurÃ-fera. Las minas de Zacatecas se consideran la de principal producción en Nueva España.
Luego vienen los yacimientos de Durango, San Luis de PotosÃ- y hacia el final el siglo XVII se hizo
considerable la producción en el yacimiento de Guanajuato. Existen otros yacimientos de producción
mediana como Guadalajara, Pachuca y Sombrerete, estos últimos tienen su gran auge a fines de siglo XVII.
Hay que recordar que la plata se producÃ-a por amalgamación con mercurio para una con mayor
producción de esta. El mercurio era traÃ-do de Huancavelica en el Perú y además de cargamentos
llegados de Almadén en España, pero debido al decaimiento de la producción en el primer cuarto del
siglo XVII el mercurio se trajo desde Idrija siendo este en su mayor parte capitalizado por Nueva España.
La plata se producÃ-a en plantas de refinerÃ-a, las denominadas haciendas de mina en Nueva España
contaban con un molino hidráulico para triturar el mineral y trasformarlo en pequeños sedimentos granitos
similares a granos de arena. Se estima que en Nueva España existÃ-an unas 350 refinerÃ-as
aproximadamente. Pero no todo es tan productivo en el siglo XVII, a partir de 1630 la producción en
Zacatecas comienza a disminuir con consideración debido al agotamiento paulatino de la plata, y además
de la privación de envÃ-os de mercurio de Idrija a partir de 1645. El distrito de Durango fue la excepción
en donde se descubrieron yacimientos en Parral lo que contribuyo a un incremento de la producción hacia
1630. pero hacia 1660 el decaimiento cesa gracias al resurgimiento de la fundición. Con esto Zacatecas
lograba aumentar su producción siendo el 60% de esta a través de la fundición. El gran centro de
fundición eso sÃ-, era el centro Sombrerete. Después del 1700 la fundición seguÃ-a siendo una
práctica corriente en Nueva España. A la producción del medio alicaÃ-do siglo XVII se suma el
descubrimiento de nuevo yacimientos de importancia considerable como Chihuahua y Nueva Galicia. Se
estima que la producción anual en plata era de 2 a 3 millones en Nueva España.
En cuanto al oro no es mucho lo que se puede mencionar. La actividad aurÃ-fera tuvo su gran auge en la
medianÃ-a del siglo XVI y en el siglo XVIII se revitalizo la actividad. Se puede mencionar el yacimiento de
San Luis de PotosÃ- el cual también producÃ-a plata claro que esta en mayor cantidad. Este yacimiento
produjo casi tres toneladas entre 1630 y 1635. otros yacimientos a partir de 1660 comenzaron a tener
producciones considerables de oro como Guanajuato y Guadalajara. Existen pocos antecedentes en cuanto a la
producción aurÃ-fera debido que constantemente se eludÃ-a el pago de los derechos reales y se propiciaba
el contrabando, que al contrario de la plata no existen registros fiables de su producción en Nueva España.
Filipinas y el Galeón de Manila.
Las islas Filipinas, descubiertas por Magallanes y su expedición el 16 de Marzo de 1524 y bautizadas como
archipiélago de San Lázaro, fueron conquistadas en 1565. El virrey de México don Luis de Velasco
decidió dar crédito a los informes del por entonces religioso agustino fray Andrés de Urdaneta sobre la
facilidad con que podÃ-a navegarse por el PacÃ-fico. Urdaneta habÃ-a participado en las expediciones de
Loaysa y Villalobos (quién bautizó a la isla de Sámar del archipiélago de San Lázaro como Filipina,
en honor al rey). Capturado por los portugueses, fue enviado a España de donde volvió a Indias con un
ánimo de participar en las expediciones de Alvarado a la EspecerÃ-a. Se radicó en México y entro en la
orden agustina (1552).
Velasco informó a Felipe II del proyecto explorador y recibió autorización para enviar dos naos hacia las
islas especieras, siempre que no fueran tierras pertenecientes al Rey de Portugal, a quien se habÃ-an cedido,
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por el tratado de Zaragoza (1529), cuando estuviera a 17° al este de las Molucas. El monarca escribió a
Urdaneta pidiéndole que participase en la expedición. Urdaneta, por cierto, planeaba conquistar Nueva
Guinea, descubierta por OrtÃ-z de Retes, pues estaba convencido de que las Filipinas estaban dentro de la
demarcación portuguesa.
El Virrey de México escogió por capitán de la empresa a otro paisano de Urdaneta, el vasco Miguel
López de Legazpi, que vivÃ-a en México desde 1528, aunque entregado a oficios sedentarios, como los
de Escribano y luego Alcalde Mayor de México. El astillero para la construcción de los buques se instaló
en el puerto de la Navidad, a donde se enviaron desde España velas, clavazón, cañones, etc. Todo estaba
listo para la partida el 31 de julio de 1564 cuando falleció el Virrey.
Se hizo entonces cargo del virreinato, con carácter interino, el Visitador Jerónimo Valderrama, que siguió
apoyando la empresa, pero le dio un viraje decisivo y fue el de ordenar que en vez de ir a Borneo se dirigiera a
las islas Filipinas, consejo dado por Juan Pablo de Carrión, antiguo piloto de la expedición de Villalobos.
Como no se querÃ-a prescindir de Urdaneta se mantuvo el cambio de objetivo en secreto y se le comunicó a
Legazpi en alta mar (a 100 leguas de la costa), cuando abrió el sobre en el que se le comunicaban las
instrucciones para el viraje. Urdaneta acató las órdenes, aunque evidentemente contrariado.
La expedición estaba formada por dos naos San Pedro y San Pablo, como capitana y almirante, más dos
pataches San Juan y San Lucas y a un bergantÃ-n. Zarpó de la Navidad el 21 de Noviembre de 1564. A los
pocos dÃ-as se perdió de vista el patache San Lucas, que al parecer arribó solo a Mindanao y regresó
luego a México el 9 de Agosto de 1565. El grueso de la armada siguió por la ruta empleada por Ruy
López de Villalobos en 1542 y el 22 de enero de 1563 llegó a las islas de los Ladrones. El 3 de febrero
zarparon de la isla de Guam y pocos dias después, el 13 del mismo mes, arribaron a la isla de Sámar. El
15 de febrero se tomó posesión de la Isla en nombre del Rey de España. Sámar era una de las islas
Visayas, como las de Leyte, Cebú, Bohol y Mindonoro, y se encontraba en la parte central del
archipiélago, entre las dos grandes islas de Luzón, al norte, y Mindanao, al sur.
De Sámar pasaron a Leyte, donde se aseguraba que habÃ-a abundantes alimentos. AllÃ- se hizo el primer
pacto de amistad con los habitantes del archipiélago. Recorrieron luego varias islas, especialmente Bohol,
donde apareció oro, y finalmente fueron a recalar a Cebú (27 de abril de 1565). En esta última se efectuó
un desembarco con apoyo de la artillerÃ-a. Tras una victoria sobre los naturales, se fundo el fuerte de San
Pedro.
Legazpi se quedó en las Filipinas para conquistarlas y envió a Urdaneta para descubrir la ruta del tornaviaje
a América, aspecto fundamental sin el cual serÃ-a imposible la colonización del territorio. Para tal
menester se alistó la nao San Pedro con tres pilotos y 200 hombres, que en realidad iba dirigida por el
religioso agustino. Zarpó de Cebú el 1 de junio de 1565 y siguiendo las órdenes de Urdaneta navegó
hacia el noroeste y subió hasta los 39° encontrando la corriente del Kuro Shivo, que arrastró la nave hasta
la costa americana, avistada el 18 de septiembre. El 9 de octubre entraba en el puerto de Acapulco, después
de haber encontrado la ruta de regreso desde OceanÃ-a a América, lo que permitirÃ-a la dominación
española en Filipinas.
La conquista de las Filipinas fue una empresa difÃ-cil. SuponÃ-a dominar un espacio de unos 300.000 Km.
Cuadrados, divididos en unas 7.000 islas e islotes, y en las cuales habÃ-a unos 60 mil habitantes,
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pertenecientes a etnias muy diferentes, como las de los primitivos negritos y las más modernas de los
malayos, cuya última migración eran los tagalos. Los españoles se encontraron además con creyentes de
la religión islámica, con lo que cerraban el ciclo de lucha contra los musulmanes emprendido en la
PenÃ-nsula.
Legazpi llevó la conquista hacia el norte. Desde Cebú pasó a la isla de Panay, y posteriormente, en 1570, a
Mindoro, cuyos pobladores pidieron ayuda a los españoles ante los ataques piratas de los musulmanes.
Todas estas operaciones se hicieron sin la menor ayuda solicitada por Legazpi a la Nueva España. El
socorro llegó a poco, con tres navÃ-os enviados por el virrey MartÃ-n EnrÃ-quez de Almansa. En ellos
venÃ-a además el tÃ-tulo de Adelantado de las Islas para Legazpi y la autorización para fundar ciudades y
repartir tierras y encomiendas que habÃ-an pedido. Gracias a esto procedió a fundar oficialmente la cuidad
del SantÃ-simo Nombre de Jesús sobre el villorio de San Miguel que habÃ-a establecido anteriormente en
Cebú. El 15 de junio de 1571 el Adelantado partió de Panay hacia Luzón, con intensión de conquistarla.
Al llegar a Cavite recibió testimonio de sometimiento de varios jefes musulmanes, entre ellos el de Manila,
que serÃ-a la capital de su Gobierno.
Se fundó el dÃ-a 24 de Junio de 1571 y la primera piedra fue puesta por manos hispanas, que fueron las del
provincial agustino fray Diego de Herrera. Manila querÃ-a decir donde hay nilad. Y nilad era un árbol que
abundaba en aquellas orillas del rÃ-o Pasig, auténtica cuna de las esencias de España en OceanÃ-a.
Delimitó la plaza mayor, donde situó los edificios públicos, trazó el damero urbano y repartió los
solares. Casi al otro extremo del mundo se edificaba un gigantesco monasterio: El Escorial. Sus planos los
hacÃ-a un hombre llamado Juan de Herrera. El mismo que firmaba los planos que Legazpi recibió de Felipe
II para edificar una iglesia, un convento, una casa de gobierno y 150 casas para pobladores que llegarÃ-an de
Nueva España.
Mientras surgÃ-a Manila, los españoles completaron la dominación de la isla de Luzón, donde
encontraron oro en las minas de Paracale y Mamburao. Los españoles transplantaron a Filipinas su sistema
americano. AsÃ- Legazpi otorgó 98 encomiendas e impuso el tributo a los naturales, que fijó en 8 reales
por año, pagadero en dinero o en especie (en 1593 se incrementarÃ-a a 10 reales, con objeto de
subvencionar los gastos de defensa de las islas y la construcción de la catedral de Manila).
En 1572 falleció Legazpi y el mando fue a manos de Guido de Lavezares, gobernador de Cebú, señalado
en el pliego de mortaja. Durante su mandato prosiguió la conquista y el establecimiento del régimen
colonizador. Los naturales fueron declarados vasallos libres, excepto aquellos que se opusieron a los
conquistadores, que fueron esclavizados (principalmente moros o negritos), pero la libertad se compaginó
con el trabajo obligatorio en las obras públicas, en la construcción naval o en las embarcaciones como
remeros. Filipinas fue declarada Gobernación y CapitanÃ-a General dependiente del virreinato mexicano en
1574. En 1584 se creó la audiencia de Manila, suprimida en 1590 y restablecida ocho años después. Su
presidente era el mismo Gobernador, que dependÃ-a realmente del Consejo de Indias. Entre 1608 y 1664 el
virrey de México nombró Gobernador interino en caso de ausencia del titular, pero posteriormente se
encargo la Audiencia del Gobierno. Manila tenÃ-a Caja Real y tres oficiales que administraban la Real
Hacienda. El modelo americano se completó con la fundación del obispado de Manila en 1579 y con la
creación de tres obispados sufragáneos de la arquidiócesis de Manila en 1591, que fueron los de Cebú,
Nueva Segovia, y Nueva Cáceres. Los religiosos agustinos, franciscanos, jesuitas y dominicos se encargaron
de la evangelización de los naturales, ya que el clero secular era muy escaso.
La conquista fue difÃ-cil. Se controló la isla de Luzón, pero no la de Mindanao, donde hubo infinidad de
sublevaciones. El archipiélago sufrió además el ataque de los piratas chinos, a los que se unieron luego
los holandeses, cuando la unión de las dos coronas obligó a intervenir en el conflicto lusoholandés por
las islas Molucas. En 1600 se produjo un ataque del almirante Noort a la isla de Capul, que fue rechazado.
La colonia española en Filipinas progresó lentamente. Gran parte del problema era la ausencia de
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pobladores españoles, que a fines del siglo XVI puede calcularse en unos 8 mil, pero sobre todo se debió a
la ausencia de metales preciosos, el principal atractivo para los emigrantes de la época. La actividad
económica fundamental era el comercio, sobre todo el que se hacÃ-a con China. Desde el año 1572
empezaron a llegar juncos con mercancÃ-as chinas. Muchos comerciantes chinos se establecieron en el
territorio español formando una apreciable colonia. Filipinas empezó a captar sedas, porcelanas, perfumes
y piedras preciosas chinas, que se trasvasaban a los buques que iban con destino a América (México y
Perú) y que traÃ-an plata, asÃ- como los tradicionales alimentos de la dieta mediterránea. Los
comerciantes sevillanos se alarmaron de la fuga de la plata y en 1593 se ordenó que Manila no comerciase
mas con el puerto de Acapulco y por un valor máximo de 250 mil pasos, retornables en plata. Esta
normativa, que se sostuvo durante todo el siglo XVII, abortó el posible desarrollo económico filipino,
única actividad en donde tenÃ-a posibilidades de progreso.
Una particularidad del territorio filipino durante el siglo XVII respecto a otras colonias españolas fue su
estabilidad demográfica, que estuvo siempre en torno a los 600 mil habitantes. La población pertenecÃ-a a
etnias muy diferentes, como los negritos, indonesios, malayos, chinos y españoles. Estos últimos apenas
sobrepasaban el millar y medio, aunque fluctuaron mucho. Las mayores densidades se registraban en las
proximidades a Manila. La capital se amuralló y se embelleció con numerosas iglesias de las órdenes
religiosas, por lo que no diferÃ-a mucho de cualquier otra de América. El contraste mas especifico lo
ofrecÃ-a la población china (unos 21.000 hacia 1632), que se ocupaban de los trabajos más duros, como
los negros de Iberoamérica, y que protagonizó tres levantamientos durante la centuria. La sociedad
colonial estaba dirigida por el grupo español, que se concentraba en Manila y dirigÃ-a la administración, el
comercio y la evangelización de los nativos. Bajo él estaba la masa de los naturales. En filipinas no hubo
mestizaje entre españoles e indios, aunque sÃ- fue frecuente el de los chinos con los naturales. La capital,
que reflejaba la inmensa heterogeneidad de sus pobladores, sufrió durante el siglo XVII varios terremotos e
incendios.
La situación geopolÃ-tica filipina originó su instrucción en la guerra de mercados que sostenÃ-a el
comercio internacional a comienzos del siglo XVII. Los holandeses iniciaron sus campañas para apoderarse
de las Molucas, desalojando de ellas a los portugueses y la Corona española tuvo entonces que intervenir en
el conflicto, al principio era para defender los intereses de los comerciantes portugueses y luego con ánimo
de desplazar a los holandeses en las Molucas. La contrapartida de esto fueron los numerosos intentos de los
holandeses por apoderarse de las Filipinas, que no cesaron hasta la Paz de Wesfalia. En 1662 los españoles
abandonaron sus pretensiones en las Molucas y los holandeses en Filipinas, restableciéndose un <<Statu
quo>> que perduró ya hasta fines de siglo.
El Galeón de Manila.
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Durante la centuria decimoséptima Filipinas configuró su economÃ-a. Su agricultura incorporó pronto
las plantas alimenticias de los europeos y de los amerindios a las asiáticas, resultando de enorme riqueza. La
base alimenticia popular seguÃ-a siendo el arroz, pero el maÃ-z tuvo también gran desarrollo. Algo peor se
aclimató el trigo. Las islas producÃ-an además buen algodón, caña y tabaco. Fracasaron en cambio los
intentos de aclimatar las especies de las Molucas. En ganaderÃ-a ocurrió algo parecido. A los ganados de
carabaos y de cerda ya existentes se sumaron los mulares, caballar, vacuno y ovino. Este último no tuvo
especial relevancia, ya que la demanda de lana era escasa a causa de la elevada temperatura reinante. La
minerÃ-a estuvo prácticamente paralizada hasta el siglo XVIII, cuando se inició la obtención de oro en la
provincia de Camarines, y se limitó a algunas extracciones irregulares de mineral de hierro en Paracali. No
habÃ-a plata. La colonia subsistÃ-a realmente gracias a la economÃ-a agropecuaria y tenÃ-a importancia por
su comercio.
Desde 1581, unidas las Coronas de Portugal y España, los gobernadores de Filipinas prestaron ayuda a los
portugueses ante la rebelión de Ternate y Amboina, atizada por los holandeses. Pero ni con Japón ni con las
islas de las especias realizaron los españoles de Filipinas un comercio de importancia, pues los japoneses no
precisaban plata y desconfiaban de las intensiones polÃ-ticas españolas, y los habitantes de las Molucas
necesitaban cotonadas y alimentos, lo que las Filipinas no podÃ-a proporcionarles. El comercio de Manila se
fundó, por tanto, en el intercambio directo de la plata de Nueva España por artÃ-culos chinos. Ya desde
1573 dos galeones (desde 1593 uno sólo) cruzaban cada año el PacÃ-fico, levando de Acapulco
(México) a Manila el situado, es decir, la plata necesaria para abonar a los funcionarios civiles y militares,
los gastos de defensa, los dispendios eclesiásticos, etc. A su retorno este galeón de Manila, transportaba
sobre todo, seda y porcelana china; hacia 1600 llegaban anualmente desde China a Manila de cuarenta a
cincuenta grandes juncos. El comercio chino siguió creciendo, no obstante las limitaciones de los envÃ-os de
plata de Nueva España, a causa de las necesidades de metal precioso en España.
Desde Filipinas los españoles negociaban con las Molucas, Bengala, China, Japón, Siam, Borneo, Sumatra
y Java, enviando las especies, nácar, carey, calaÃ-n, diamantes, alcanflor, palo de Cambac, cera, porcelana,
sedas, etc. A América a través del galeón de Manila. En 1605 se aplicó rigurosamente la normativa
dada en 1593 de que el Galeón no llevase a México mercancÃ-as que sobrepasasen los 250.000 pesos, a
cambio de las cuales podÃ-a retornar a Filipinas medio millón de pesos en plata. Estas limitaciones
prorratearon aún más un comercio difÃ-cil de por sÃ-, que tenÃ-a que sortear los riesgos de una gran
navegación en el PacÃ-fico y por rutas que perseguÃ-an los piratas los navÃ-os de los paÃ-ses enemigos de
España.
En conclusión, El Galeón de Manila fue la prolongación en el PacÃ-fico de la Flota de la Nueva España,
con la que estaba interrelacionado. La conquista y colonización de Filipinas y el posterior descubrimiento de
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la ruta marÃ-tima que conectaba dicho archipiélago con América (efectuado por Urdaneta siguiendo la
corriente del Kuro Shivo) permitieron realizar el viejo sueño colombino de conectar con el mundo asiático
para realizar un comercio lucrativo.
El Galeón de Manila fue en realidad esto, un galeón de unas 500 a 1.500 toneladas (alguna vez fueron dos
galeones), que hacÃ-a la ruta Manila−Acapulco transportando una mercancÃ-a muy costosa, valorada entre
300.000 y 2.500.000 pesos. Su primer viaje se realizó el año 1565 y el último en 1821 (este galeón fue
incautado por Iturbide). La embarcación se construÃ-a usualmente en Filipinas (Bagatao) o en México
(Autlán, Jalisco). Iba mandada por el comandante o general y llevaba una dotación de soldados. SolÃ-an
viajar también numerosos pasajeros, que podÃ-an ayudar en la defensa. En total iban unas 250 personas a
bordo.
La ruta era larga y compleja. Desde Acapulco ponÃ-a rumbo al sur y navegaba entre los paralelos 10 y 11,
subÃ-a luego hacia el oeste y seguÃ-a entre los 13 y 14 hasta las Marianas, de aquÃ- a Cavite, en Filipinas.
En total cubrÃ-a 2.200 leguas a lo largo de 50 a 60 dÃ-as. El tornaviaje se hacÃ-a rumbo al Japón, para
coger la corriente del Kuro Shivo, pero en el año 1596 los japoneses capturaron dicho galeón y se
aconsejó un cambio de itinerario. PartÃ-a entonces al sureste hasta los 11 grados, subiendo luego a los 22 y
de allÃ- a los 17. Arribaba a América a la altura del cabo Mendocino, desde donde bajaba costeando hasta
Acapulco. Lo peligroso de la ruta aconsejaba salir de Manila en julio, si bien podÃ-a demorarse hasta agosto.
Después de este mes era imposible realizar la travesÃ-a, que habÃ-a que postergar durante un año. El
tornaviaje demoraba cinco o seis meses y por ello el arribo a Acapulco se efectuaba en diciembre o enero.
Aunque se intentó sostener una periodicidad anual, fue imposible de lograr.
El éxito del Galeón de Manila era la plata mexicana, que tenÃ-a un precio muy alto en Asia, ya que el
coeficiente bimetálico existente la favorecÃ-a con relación al oro. Digamos que en Asia la plata era más
escasa que en Europa. Esto permitÃ-a comprar con ella casi todos los artÃ-culos suntuosos fabricados en
Asia, a un precio muy barato y venderlos luego en América y en Europa con un inmenso margen de
ganancia (fácilmente superior al 300 por 100).
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Los terminales de Manila y Acapulco constituyeron en su tiempo los emporios comerciales de los artÃ-culos
exóticos y sus ferias fueron más pintorescas que ninguna. En Manila se cargaban bellÃ-simos marfiles y
piedras preciosas hindúes, sedas y porcelanas chinas, sándalo de Timor, clavo de las Molucas, canela de
Ceilán, alcanfor de Borneo, jengibre de Malabar, damascos, lacas, tibores, tapices, perfumes, etcétera. La
feria de Acapulco se reglamentó en 1579 y duraba un mes por lo regular. En ella se vendÃ-an los géneros
orientales y se cargaba cacao, vainilla, tintes, zarzaparrilla, cueros y, sobre todo, la plata mexicana contante y
sonante que hacÃ-a posible todo aquel milagro comercial.
La mercancÃ-a introducida en América por el Galeón de Manila terminó con la producción mexicana
de seda y estuvo a punto de dislocar el circuito comercial del PacÃ-fico. La refinadÃ-sima sociedad peruana
demandó pronto las sedas, perfumes y porcelanas chinas, ofreciendo comprarlas con plata potosina y los
comerciantes limeños decidieron librar una batalla para hacerse con el negocio. A partir de 1581 enviaron
directamente buques hacia Filipinas. Se alarmaron entonces los comerciantes sevillanos, que temieron una
fuga de plata peruana al Oriente y en 1587 la Corona prohibió esta relación comercial directa con Asia.
Quedó entonces el recurso de hacerla a través de Acapulco, pero también esto se frustró, pues los
negociantes sevillanos lograron en 1591 que la Corona prohibiera el comercio entre ambos virreinatos.
Naturalmente los circuitos comerciales no se destruyen a base de prohibiciones y el negocio siguió, pero por
vÃ-a ilÃ-cita. A fines del siglo XVI México y Perú intercambiaban casi tres millones de pesos anuales y a
principios de la centuria siguiente el Cabildo de la capital mexicana calculaba que salÃ-an de Acapulco para
Filipinas casi cinco millones de pesos, parte de los cuales venÃ-a del Perú. Esto volvió a poner en guardia a
los defensores del monopolio sevillano, que lograron imponer restricciones al comercio con Filipinas. A partir
de entonces se estipuló que las importaciones chinas no excediesen los 250.000 pesos anuales y los pagos en
plata efectuados en Manila fuesen inferiores a medio millón de pesos por año. Todos estos factores fueron
incentivos para el contrabando, que siguió aumentando. En 1631 y 1634 la monarquÃ-a reiteró la
prohibición de 1591 de traficar entre México y Perú, cosa que por lo visto habÃ-an olvidado todos. Hubo
entonces que recurrir a utilizar los puertos intermedios del litoral pacÃ-fico, como los centroamericanos de
Acajutia y Realejo, desde donde se surtÃ-a cacao de Soconusco a Acapulco, de brea al Perú y de mulas (de
la Cholulteca hondureña), zarzaparrilla, añil, vainilla y tintes a Panamá, lo que encubrÃ-a en realidad el
tráfico ilegal entre los dos virreinatos.
Los Galeones
DOTACIÓN Y VIDA A BORDO
La dotación normal para un galeón de 500 toneladas se componÃ-a por lo general de gente de mar (
marineros y) y gente de guerra ( soldados). Aproximadamente era la siguiente:
Gente de mar
Gente de guerra
1 Capitan de mar
1 Capitán de infanterÃ-a
1 Maestre de jarcia
1 Alferez
1 Maestre de raciones
1 Sargento
1 Piloto
2 Tambores
1 Capellán
1 PÃ-fano
1 Contramaestre
1 Abanderado
10
1 Guardián
1 Cabo de escuadra de capitán
1 Cirujano
4 Cabos de escuadra ordinarios
1 Despensero
15 Aventajados
1 Alguacil de agua
54 Arcabuceros
1 Escribano de raciones
40 Mosqueteros
2 Carpinteros
Total: 121
1 Buzo
1 Trompeta
28 Artilleros
1 Condestable
36 Marineros
15 Grumetes
8 Pajes
Total: 103
La fórmula utilizada para el cálculo de la dotación, oscilaba desde la empleada en la Junta de Guerra de
1629, que establecÃ-a 1 marinero por cada 6,25 toneladas y 1 infante de marina por cada 3,8 toneladas. , a la
usada en el año 1.665 que calculaba 1 marinero por cada 6,4 toneladas y 1 infante por cada 2,3 toneladas , y
posteriormente , en 1.700 los cálculos eran de 1 marinero por cada 3,24 toneladas y 1 infante de marina por
cada 2,3 toneladas.
El tamaño de las anclas era uno de los factores usados para el cálculo de las dotaciones, podemos suponer
que un cabrestante pequeño con ocho bocabarras donde podÃ-an trabajar 16 hombres, más unos seis en la
baterÃ-a de proa para amolejar el cable del ancla, otros ocho en el pañol de cables para arrancharlo, seis en
el castillo de proa para pescar y alocar el ancla en el costado, y otros tres o cuatro para acarrear agua para el
baldeo.
Alojamiento.−
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El espacio de los galeones estaba distribuido entre la carga y las personas que vivÃ-an a bordo. En la bodega,
por encima del entablado de la quilla y por debajo del plan, se situaba el lastre, generalmente de rocas o de
arena. AhÃ- también se situaban los barriles más grandes y pesados que contenÃ-an los vÃ-veres más
duraderos. En la cubierta inferior o primera cubierta situada sobre el techo de la bodega, y en la superior
denominada puente o cubierta alta, junto con las superestructuras de proa y popa, era donde se desarrollaba la
vida de la tripulación y los soldados.
El capitán de mar y el capitán de guerra se alojaban en la cámara principal, donde se guardaban sus
pertenencias personales, y varios pertrechos del buque, como una caja con hachas de combate que iba debajo
de la cama del capitán. Si a bordo habÃ-a capitanes de infanterÃ-a, compartÃ-a su cámara con ellos. Sobre
ella estaba la cámara del piloto ( maestre) y su ayudante. El contestable se alojaba en la santabárbara, y los
artilleros se alojaban con él. El capellán se alojaba en la toldilla, entre el palo mayor y la cámara
principal. Los marineros dormÃ-an repartidos entre el alcázar, o en la primera cubierta.
Vida a bordo
La atención al barco parte de un sistema de tres guardias con turnos de cuatro horas que tanto marineros
como oficiales cumplÃ-an. La primera se iniciaba a las cuatro de la tarde hasta medianoche, era llamada la
guardia del capitán, la segunda desde medianoche hasta las ocho de la mañana, y era llamada la guardia
del piloto, también llamada "modorra", y la tercera desde las ocho de la mañana a la cuatro de la tarde,
era llamada la guardia del maestre. Los marineros hacÃ-an dos guardias de cuatro horas cada dÃ-a, aunque la
guardia de la tarde se rotaba en turnos de dos horas.
Dado que del hombre de guardia podÃ-a depender la seguridad del barco, el que se dormÃ-a era castigado
severamente y se ganaba el desprecio de sus compañeros. Para no dormirse se aconsejaba que los que
estuvieran de guardia permanecieran de pie, mirando a proa, pues era por donde podÃ-a surgir el peligro, y a
barlovento, pues era por donde podÃ-an presentarse las tormentas, debiendo comunicar al piloto o
contramaestre cualquier incidencia que se presentara.
Cada media hora el grumete cantaba la hora, dando la vuelta al mismo tiempo a un reloj de arena y haciendo
sonar una campana, y recitar un verso:
" Una va de pasada, y en dos muele; más molerá sÃ- mi Dios Querrá; a mi Dios pidamos que buen viaje
hagamos; y a la que es Madre de Dios y abogada nuestra, que nos libre de agua, de bombas y tormentas. Al
final gritaba dirigiéndose a proa: ¡ Ah de proa! ¡ Alerta y vigilante!
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La hora se comprobaba y ajustaba a las doce del mediodÃ-a, al verificar la altura del sol, comprobando que la
sombra proyectada debÃ-a tocar el norte de la aguja de marear ( brújula), a las doce en punto. Los datos de
velocidad se recogÃ-an en una pizarra y posteriormente se pasaban al diario de a bordo.
El cambio de timonel y vigÃ-a se efectuaba cada hora. El timonel saliente comunicaba al capitán de guardia
el rumbo, el cual a su vez pasaba ese dato al timonel entrante, e igualmente se establecÃ-an vigÃ-as tanto a
popa como a proa.
Enfrente del timonel se colgaba el tablero de bordada. En este, se marcaba con clavijas el rumbo que habÃ-a
llevado y la distancia que calculaba que habÃ-a recorrido el barco cada media hora.
Para medir la velocidad del barco, se usaba la corredera, que consistÃ-a en una pieza de madera, reforzada
con plomo a un lado para que flotara vertical. Se lanzaba por la popa y permanecÃ-a casi estacionaria
mientras el barco seguÃ-a navegando. La cuerda que la sujetaba estaba marcada a intervalos regulares con
nudos, y midiendo el número de nudos que pasaban, controlándolos por medio de un reloj de arena, se
podÃ-a hallar la velocidad del barco.
Otro método que se podÃ-a usar era lanzar una pieza de madera por la proa y cronometrar cuánto tiempo
tardaba el barco en pasarla.
Para hallar la latitud, es decir, la distancia a la que estaban por el Norte o el Sur del ecuador, se utilizaban
instrumentos como el sextante o el cuadrante.
El sextante era un palo con una pieza cruzada corrediza, que empezó a usarse en el siglo XV. El marinero
deslizaba el travesaño a lo largo del palo, que estaba dividido en secciones, hasta que podÃ-a ver el nivel
del horizonte en la parte inferior del travesaño, y el sol o la estrella en la parte superior. A continuación,
leÃ-a la marca que medÃ-a el ángulo entre el horizonte y la estrella, y a partir de esto podÃ-a hallar la
latitud del barco, o lo que es lo mismo, su posición al Norte o Sur del ecuador
El observador permanecÃ-a en pie de espaldas al sol ( S) para utilizar el cuarto de cuadrante. Miraba al
horizonte (H) a través de una ranura colocada al nivel de la pÃ-nula que estaba al final del palo de apoyo
(P). el sol proyectaba la sombra de la pÃ-nula en el arco más pequeño que estaba sobre el nivel de la
pÃ-nula, la cual se veÃ-a ahora en la lÃ-nea del horizonte.
El observador hallaba la altura del sol sobre el horizonte sumando los ángulos. El cuarto de cuadrante
evitaba el resplandor de los rayos del sol, pero el sextante seguÃ-a siendo necesario para los dÃ-as nublados.
El dÃ-a se iniciaba con la oración de la mañana cantada por un paje:
Bendita sea la luz
y la santa Veracruz
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y el Señor de la verdad
y la Santa Trinidad
bendita sea el alma
y el Señor que nos la manda
bendito sea el dÃ-a
y el Señor que nos lo envÃ-a
Luego se rezaba un padrenuestro y un avemarÃ-a, seguido de un saludo: " Amén. Dios nos dé buenos
dÃ-as, buen viaje, buen pasaje haga la nao, señor capitán y maestre y buena compañÃ-a, amén; asÃfaza un buen viaje, faza; muy buenos dÃ-as dé Dios a vuestras mercedes, señores de proa y popa." . A
continuación se distribuÃ-a la ración de bizcocho junto con la de agua
La primera tarea consistÃ-a en sacar el agua que hubiera entrado en el navÃ-o por la noche, y que se
encontraba en la sentina, usando las bombas de achique, misión realizada por los carpinteros y los calafates.
" Espumando como un infierno y hediendo como el diablo sale el agua de las bombas. Le sentina es una
especie de pozo destinado a recoger los derrames del agua de la vasijerÃ-a, y como estos corren por toda la
bodega en contacto con varias materias, y van recogiendo las impurezas, con el movimiento, el calor y la falta
de ventilación, se corrompen y llegan a ser focos infecto si no se cuida de extraerlas frecuentemente"
Se comprueba que las velas se encuentran en perfectas condiciones. y durante el resto de dÃ-a se realizaban
las tareas habituales, tal como mantener las cubiertas limpias, reparar velas e izarlas cuando se les ordenare,
atar y colocar cabos, arreglar cuerdas, trepar a los palos, fregar la cubierta, y hacer diversas reparaciones.
La tarea de manejar las velas era muy dura, y requerÃ-a una máxima coordinación, por ello las
tripulaciones entonaban canciones rÃ-tmicas mientras izaban, amarraban y empujaban la barra del
cabrestante.
Cada tarea tenÃ-a su propio ritmo, que se compaginaba con la fuerza empleada. Uno era un ritmo de marcha,
empleado para girar alrededor del cabrestante o moverse para recoger anclas. Otro era un ritmo más lento,
para trabajos que exigÃ-an una pausa y pasar un cabo de mano en mano. Otros trabajos necesitaban un ritmo
de dos tiempos. Se empleaba para tareas pesadas, como izar velas, o subir pertrechos de peso. Cantar estos
ritmos se llamaba salomar. En los buques de guerra, el silbato del contramaestre sustituÃ-a las canciones. Se
clasifican tres especies de salomar: Halar a la leva, leva o marchar tirando de la cuerda, barra de cabrestante
etc. y mano entre mano, que es halar o tirar a pie firme alargando alternativamente los brazos. La saloma es
apropiada a cada caso. En el primero es música de marcha, y los pies se mueven acompasadamente, el
segundo es más lento, y marca el movimiento uniforme de las manos, y en el tercero hay que señalar dos
tiempos: preparación y acción.
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Al mediodÃ-a el despensero repartÃ-a las raciones de comida, repartiéndose al marinero su ración, la cual
se supone juntaban y cocinaban en calderos colocados en el fogón ( se solÃ-an llevar dos fogones, uno por
cada cien tripulantes), que era una caja metálica y rectangular, con tres lados y abierta por la parte superior,
con un fondo de arena sobre el que se colocaba la leña. Al parecer esta era la única comida caliente al
dÃ-a, salvo cuando el bizcocho se encontraba en mal estado y agusanado En ese caso los restos llamados
mazamorra se cocinaban como sopa por la noche, lógicamente para no ver su contenido.
Al caer la tarde las actividades se van paralizando, dedicándose un tiempo al descanso, charlar, tocar algún
instrumento musical, y a pesar de estar prohibido, jugar a los dados o a los naipes. También se celebraban
carreras de animales que iban a bordo, o peleas de gallos. Si el barco quedaba al pairo los marineros pescaban
o nadaban Al iniciar los turnos de guardia de noche, se convocaba a todos los tripulantes a la oración,
presidida por el capitán o religioso que estuviere a bordo. Se rezaba el Padrenuestro, AvemarÃ-a, Credo y se
cantaba la Salve Marinera, y el paje pronunciaba la fórmula para desear buenas noches a todos: " Amén y
Dios nos dé buenas noches, buen viaje, buen pasaje haga la nao, señor capitán y maestre y buena
compañÃ-a. A continuación la tripulación se iba acomodando para dormir:. Los marineros dormÃ-an en
las zonas más adelantadas del alcázar, o en la primera cubierta, entre el palo mayor y la popa; los grumetes
entre los marineros y el castillo de proa, y los pajes en el sitio que quedara libre. Los artilleros y soldados en la
Santa Bárbara.
La higiene no era superior a la que se daba en tierra en esa época. En caso de temporal no se podÃ-a secar
la ropa ni encender fuego, y al concentrarse la marinerÃ-a bajo cubierta, con el hacinamiento correspondiente,
sin poder abrir las portas, el hedor era considerable, y más si tenemos en cuenta que el navÃ-o podÃ-a llevar
animales vivos bajo cubierta: caballos, vacas, ovejas, gallinas etc.
Las necesidades naturales se satisfacÃ-an directamente sobre el mar, bien sujetándose de las cuerdas o del
navÃ-o, también existÃ-an una tabla o asiento que pendÃ-a sobre las olas, llamadas " jardines. En caso de
mal tiempo o bien por pudor, se usaban baldes o bien se hacÃ-an las necesidades en la sentina ( espacio que
existÃ-a bajo el suelo de la bodega). En climas cálidos, las sentinas se hacÃ-an mefÃ-ticas, llegando a ser
venenosas, dándose el caso de que al achicar el agua de la misma, el olor desprendido provocaba vómitos
entre los tripulantes, ennegreciendo sus emanaciones todos los pertrechos metálicos.
Las enfermedades más frecuentes solÃ-an ser en primer lugar el escorbuto como consecuencia de la falta de
ácido ascórbico, presente en cÃ-tricos y algunas frutas y verduras. Como consecuencia de esa falta, se
reduce la capacidad del cuerpo para producir colágeno, y sin éste, el revestimiento de los vasos capilares
se suelta y la sangre escapa a los tejidos vecinos. los sÃ-ntomas son manchas oscuras en el cuerpo (
pequeñas hemorragias), articulaciones hinchadas, heridas que no se curan , encÃ-as inflamadas y sangrantes
que hacen imposible la alimentación, y la pérdida de dientes. Otros males padecidos eran el mareo, la
disenterÃ-a y diversas fiebres y el estreñimiento. El alivio a este último, producto de la dieta alimenticia
consistÃ-a en realizar periódicamente edemas colectivos.
Salarios Sueldo mensual de la gente de mar de las Flotas del tesoro.
Moneda: reales de plata
Capitan
Maestre
Alguacil de agua
Carpintero
Calafate
1550−
Reales
73,5
55,1
55,1
55,1
55,1
1564
Euros
149,94
112,40
112,40
112,40
112,40
1567−
Reales
88,2
66,2
55,1
66,2
66,2
1623
Euros
179,92
135,04
112,40
135,04
135,04
15
Tonelero
Escribano
Despensero
Artillero
Marinero
Grumete
Paje
55,1
44,1
44,1
44,1
30,9
20,6
15,4
112,40
89,96
89,96
89,96
63,03
42,02
31,41
66,2
66,2
66,2
55,1
44,1
29,4
22
135,04
135,04
135,04
112,40
89,96
59,97
44,88
Sueldo mensual de la gente de mar y de guerra en al Armada del Mar Océano: año 1.633
Capitana Capitana Almiranta Almiranta Galeones Galeones Galeoncetes Galeoncetes
Reales Euros
Reales
Euros
Reales Euros
Reales
Euros
Capitán
400
816
300
612
250
510
200
408
Maestre
300
612
250
510
200
408
150
306
Contramaestre
250
510
180
367,2
150
306
120
244,8
Guardián
180
367,2
120
244,8
120
244,8
82
167,28
Piloto mayor
250
510
250
510
200
408
200
408
Piloto
200
408
200
510
200
408
200
408
Capellán
132
269,28 132
269,28
132
269,28 132
269,28
Cirujano
120
244,8
100
204
0
Alguacil de agua 66
134,64 66
134,64
66
134,64 66
134,64
Despensero
66
134,64 66
134,64
66
134,64 66
134,64
Tonelero
66
134,64 66
134,64
66
134,64 66
134,64
Calafate
66
134,64 66
134,64
66
134,64 66
134,64
Carpintero
66
134,64 66
134,64
66
134,64 66
134,64
Escribano
66
134,64 66
134,64
66
134,64 66
134,64
Trompeta
66
134,64 66
134,64
66
134,64 66
134,64
Buzo
66
134,64 66
134,64
0
Cirujano−barbero 66
134,64 66
134,64
66
134,64 66
134,64
ChirimÃ-as : 4a
66
134,64
ChirimÃ-as: 2a
88
179,52
Condestable
68
138,72 68
138,72
68
138,72 60
122,4
Artillero
66
134,64 66
134,64
66
134,64 50
102
Marinero
44
89,76
44
89,76
44
89,76
25
51
Grumete
29,4
59,976 29,4
59,976
29,4
59,976 15
30,6
Paje
22
44,88
22
44,88
22
44,88
10
20,4
16
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