MOCLÍN Y EL CRISTO DEL PAÑO A finales del siglo XVIII el viajero inglés, Robert Semplen hizo la siguiente descripción de Moclín, tras su paso por estas tierras.- “ Cuando después de haber subido penosamente una elevada montaña, un panorama de maravillosa majestuosidad irrumpió ante nosotros. Por debajo había un precipicio bordeado por profundos barrancos, donde en las noches oscuras, se pierden hombres y caballos; ante nosotros, a la derecha, las montañas tienen un aspecto imponente, sus laderas están sombreadas por bosques de robles y alcornoques, mientras que a la izquierda, las escarpadas montañas aparecen como si hubiesen estado castigadas por alguna gran convulsión de la naturaleza. La Sierra Nevada se levanta más allá y parece estar por encima de todo el conjunto, aunque aún nos encontramos a una distancia de 10 leguas de Granada. Todo este paisaje se une para completar una de la vistas más grandiosas y maravillosas que yo haya contemplado en mi vida.”.- y en verdad, sea dicha poco o nada a cambiado desde que este viajero romántico recorriera estas tierras, porque si en dos palabras tuviéramos que describir a Moclín sería “HISTORIA Y PAISAJE”. En toda su extensión municipal, en las colinas suaves y onduladas conectadas con la Vega de Granada del sur del Término, y en la zona norte abrupta y elevada, aparecen testimonios de nuestros antepasados, corroborando así la tesis que señala a Moclín como el municipio con mayor patrimonio arqueológico de la provincia. Basta destacar entre otros, el yacimiento del Paleolítico de la Pandera del Pino, el “Santuario andaluz del Neolítico” como se ha llamado a la Cueva de Malalmuerzo, las diferentes villas romanas aparecidas por estos pagos, los enterramientos megalíticos, la necrópolis árabe, sin olvidarnos de los numerosos abrigos naturales que albergan las pinturas rupestres realizadas por nuestros antepasados. Por último su imponente fortaleza; “Escudo de la Granada Nazarí. Corte de Isabel la Católica, plaza fortisima...la llave de la Vega”, cuyos muros custodiaron, como rehén al “infantico”, el hijo de Boabdil, durante la negociación de las Capitulaciones. Y dentro de estos muros, sobre los cimientos de la antigua mezquita, aún que parte de su mobiliario en la sacristía, se levanta la Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, diseño de Diego de Siloé, santuario del Santísimo Cristo del Paño, abvocación y devoción popular, profundamente arraigada en esta comarca granadina de los Montes, desde finales del siglo XVII . EL CRISTO DEL PAÑO; SU HISTORIA Históricamente la romería esta documentada desde el siglo XVII, aunque hay que suponer su existencia anterior, pero sin corroborar unas fechas aproximadas, puesto que todos los manuscritos relativos a esta ancestral romería desaparecieron durante los acontecimientos que acaecieron durante la Guerra Civil. Cuenta la tradición oral, que el lienzo, cuyas dimensiones son de 2,64 m. por 2,21 m, fue utilizado por la mesnadas de los Reyes Católicos, como estandarte de guerra, debido a que resultaba cómodo de enrollar. Una vez que entraban en las fortalezas hispano-musulmanas lo desplegaban como símbolo de conquista, puesto que la Guerra de Granada poseía todavía la base ideológica medieval de la lucha contra el infiel. Conquistado Moclín el 26 de Julio de 1486, los muros de su castillo acogieron a los Reyes castellanos, y al “infantico”, hijo de Boabdil, que estuvo de rehén hasta la firma de las Capitulaciones de Santa Fe. En agradecimiento por lo reseñado anteriormente, Isabel y Fernando, donaron el estandarte a la Villa de Moclín, junto con una pequeña escultura que representaba a la Virgen de la Victoria. El cuadro en sí, representa al Nazareno con la cruz al hombro en ademán de caída; con la mano derecha sostiene la pesada cruz, y con la izquierda se apoya sobre el tocón de un árbol que ha sido cortado, haciendo un intento de levantar la rodilla derecha que ha estado caída en el suelo. Quedan al descubierto las dos manos, el pie izquierdo y el rostro, poblado de negra y espesa barba. La mirada es al mismo tiempo dulce e indagadora, penetra en el fondo del ser humano. Esta antigua romería cuenta con una fuerte tradición histórica, al ser muchos los años que la imagen del Cristo lleva siendo adorada en su santuario de la Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación de esta Villa. Su culto, sin embargo, no llegaría hacerse verdaderamente popular, ni ser objeto de visitas de numerosos romeros provenientes de toda la provincia, hasta bien entrado el siglo XVII, : según la tradición más antigua, que de padres a hijos se conserva, “hallándose esta imagen sin todo el culto que era debido , con ocasión de haberla sacado para limpiarla, habiéndola lavado con agua y un lienzo, la pusieron a que se enjugasen al sol; el sacristán de la parroquia, cuyo nombre no ha quedado en la memoria de los vecinos , ni de las fuentes escritas, que se hallaba con la vista tan empañada de nubes (cataratas) que casi estaba ciego, llevado de un extraordinario fervor de devoción e interior impulso, llevó a besar el pie de la sagrada imagen , y sin pensarlo, se halló de repente sano de la enfermedad del paño y con la vista clara y perfecta. De ahí el nombre dado al Cristo, debido a esta enfermedad a la que vulgarmente se le daba esta denominación del “Paño”. Después vendría la mitificación y la devoción popular que convirtió al lienzo en una especie de fetiche que, con solo tocarlo, proporcionaba salud. La gente pasa un paño por el cuadro, como el sacristán que lo limpió , y la imagen adquiere propiedades curativas. Años después, y reconocida por el arzobispado de Granada, se constituyó la Santa Hermandad del Santo Cristo del Paño, el 23 de Septiembre de 1695, y desde entonces la imagen es honrada cada año el 5 de Octubre , con misas y solemne procesión por la pintorescas calles del pueblo. Se sabe, por documentos que se encuentran en la Curia Eclesiástica de Granada la gran devoción que han tenido los fieles hacia esta imagen, en el año 1864, fueron encargadas 746 misas por un total de 4.996 reales; y entregados en limosnas 17.022 reales en metálico , 13 arrobas y media de cera y tres fanegas de trigo. Los romeros que acuden a esta romería provienen de toda la geografía andaluza, pero sobretodo de las provincias limítrofes, además de los lugareños de la Comarca de los Montes de Granada que lo dan a conocer como el Santo de Moclín. Antiguamente la llegada de las carretas, la víspera de la romería, era esperada por la bulliciosa multitud. Ante la incapacidad de albergarse todos en el pueblo , la mayoría de pasaba las noches en el campo mientras duraba su estancia allí. Días antes a la celebración todos los accesos a Moclín parecían ríos humanos, así por el norte, llegaban los del término alto y los de Jaén, por el este los que provenían de Colomera, Olivares etc.. . Se unían a ellos, cerca de la ermita de la Angustias, los procedentes de Granada y su vega, los carruajes avanzaban por el camino del oeste. Actualmente, lógicamente los medios para desplazarse han cambiado, ciñiéndose la llegada de los romeros al día 5 de Octubre. Las eras y alrededores del pueblo son poblados por multitud de personas, al mismo tiempo que las calles se convierten en un mercadillo ambulante con sus tenderetes llenos de todos los productos que nos podamos imaginar, destacando las frutas otoñales típicas de esta zona como son las renombradas granadas de los Tajos de Hoz, nueces, almendras, y todos aquellos frutos de las huertas del río velillos, a lo que se suma los productos del cerdo, curados con el seco frío de los montes y sierras de Moclín. Hasta hace dos décadas, aproximadamente, en estos días también se celebraba la feria de ganado, siendo muy renombrada en la comarca, lo que incrementaba la afluencia y estancia de la gente. En ella se intercambiaba, compraba o vendía toda clase de animales, dándose cita ganaderos, agricultores y tratante de ganado de la comarca y alrededores. La llegada al pueblo de los romeros, la feria de ganado, etc. han cambiado sustancialmente con el paso de los años, pero lo que verdaderamente perdura, con la misma tónica que con la que comenzó, es la salida del Santo en procesión por la calles del pueblo. Antes de este solemne acto, se celebran misas desde las primeras horas del día en el santuario del Cristo, enclavado dentro del recinto amurallado. En torno a la 13:00 h. el lienzo sale en procesión acompañado por todos los romeros y cuya advocación y fervor es bien patente. El paso es lento, recorriendo las empinadas y estrechas calles de la villa pobladas de gente pidiendo limosna a los fervoroso devotos. La llegada a la plaza del ayuntamiento, es cuando se produce mayor concentración de fieles y curiosos, ardua la tarea para la organización despejar la citada plaza para que los porteadores puedan realizar la clásicas vueltas al cristo, con las andas levantas, al son del himno nacional y el aplauso y vítores de los numerosos asistentes. Terminado este acto, la procesión prosigue su lento caminar, hasta la llegada a las eras, en la entrada al pueblo, donde se repiten de nuevo las expectantes vueltas a la imagen, la calle que esta flanqueada por la murallas exteriores del castillo, será el camino que lleve a la Sagrada Imagen de nuevo a su santuario de la Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación donde será venerado durante el resto del año, por gente anónima que se acerca para agradecerle favores otorgados. Este misma empinada cuesta es recorrida por fervoroso devotos , que cumpliendo determinadas promesas, suben hasta el Templo, de rodillas, descalzos, brazos en cruz, o vestidos con mortajas, seguramente por haber superado algún trance o enfermedad grave, próxima la muerte. Al comienzo de la nuestra Guerra Civil, en el año 1936, el cuadro con objeto de librarlo de ser destrozado por los efectos propios de una contienda bélica, es ocultado por dos vecinos del pueblo, en la bóveda de la iglesia de la villa, pero Moclín estaba en vanguardia de todas las operaciones militares, con el frente estabilizado, y en constante uso de la artillería que destruyó una parte importante del templo, por ello, por orden del arzobispado es trasladado a la capital para su exposición en la catedral, una vez que se restauraron los daños sufridos al recortarlo del marco y enrollarlo para su ocultación en el ático de la iglesia . En octubre de 1938 varios vecinos del pueblo partieron hacia la capital para festejar el día del Cristo, y tras la Eucaristía celebrada la catedral, los fervorosos moclineros, a pesar de la negativa del cabildo catedralicio, eran tiempos de guerra, sacaron a la imagen en procesión, uniéndose numerosos granadinos a su paso por la calles de la ciudad. Terminada la contienda, el cabildo acordó que se hiciera una copia exacta , que ocupó el sitio que por espacio de tres años tuvo la auténtica imagen del Santo. Anualmente, desde entonces, se celebra un triduo como preparación de las fiestas de octubre en la iglesia cabecera de la Archidiócesis de Granada. En septiembre del año 1939, en vísperas del día de San Miguel, vecinos del pueblo de nuevo se trasladan a Granada, para trasladar lienzo a Moclín, colocado en una camioneta y cubierto en un envoltorio, comienza el viaje de regreso. A su paso por Pinos Puente, los vecinos salen a recibirlo, la recepción oficial en la villa se produce en la Fuente Vieja, que mandaran construir los RR.CC. La comitiva prosiguió su viaje hacia su santuario, el Cristo era llevado en su marco de plata, pero sin andas con las que generalmente se procesiona. De pronto comenzó una lluvia torrencial que provocó que el lienzo recientemente restaurado por el pintor De la Torre quedase seriamente deteriorado. Pocos días después, el cinco de octubre de ese año de 1939, se celebró con gran solemnidad y devoción la procesión anual con la asistencia de una incontable multitud de la comarca y de la ciudad de Granada. Al llegar la comitiva a las eras, de regreso ya para el templo, se presentó una nutrida representación de la pescadería de Granada y le hicieron al Cristo una ofrenda valiosa: dos hermosas ánforas plateadas, que todavía hoy ornamenta su camerín Por los años 50, el lienzo sufrió los daños de un sacerdote de la parroquia de la villa, José López Vallecillos, quien lo rajo una noche, arrojándole además un cubo de cal , haciendo saber a todos, los abusos y los fraudes que eran cometidos por los forasteros el día del Santo Cristo; con tan drástico procedimiento creía que podía eliminar la religiosidad de un tradición tan centenaria. Debido a todas estas polémicas desatadas en torno a la celebración de la romería, la cuestión de interés o negocio creado en torno a ella, se llegó al punto de prohibir, el arzobispado granadino, la procesión durante casi catorce años (desde 1957 hasta 1971). En 1971, el pueblo de Moclín, desobedeciendo la prohibición de la salida del Santo, por parte de la curia eclesiástica, celebró en octubre la procesión de su patrón, que fue llevada a cabo en contra de la voluntad del párroco, no asistiendo a ella. Los actos transcurrieron en completo orden y el pueblo portó en andas el cuadro, que al terminar el recorrido tradicional de la procesión fue devuelto y colocado en su lugar originario. Entre la religión y el folclore, la tradicional romería sigue cumpliendo cada cinco de Octubre su ya larga historia de celebraciones. La devoción al Cristo sigue viva y en aumento, en la actualidad más de veinte cinco mil romeros llegados en diversos medios de locomoción, desbordan las carreteras de acceso al pueblo. Una marea humana, unos con fervor, otros por curiosidad, se aglomera en torno al santuario y sus aledaños, convirtiendo el Dia del Santo de Moclín en uno de los fenómenos sociológicos más importante de Andalucía. Quizá, en un tiempo, el tema de la Romería se había salido de su marco natural. Pero ha llegado el tiempo de reivindicar la buena voluntad de todos los vecinos de Moclín y su término que están dispuestos a recibir siempre con la más abierta y sincera amistad a todos los romeros y fieles de Santo Cristo del Paño. EL CRISTO DEL PAÑO EN LA LITERATURA Sobre la Romería del Cristo del Paño se ha escrito bastante, desde artículos en las publicaciones periódicas, hasta en clásicos de nuestra literatura. La cuestión sexual ha sido la que más polémica y subjetividad ha creado, no se sabe como llegó a trascender esta cuestión sobre los demás tipos de milagros por la tradición achacados al Santo. Quizá quien más contribuyó a afianzar el remedio sobrenatural para la esterilidad femenina, fue Federico García Lorca, el cual no cabe duda que fue en esta romería donde se inspiró para escribir varias escenas de su tragedia rural andaluza “ Yerma”, una de las piezas más importante de su producción teatral. Si tu vienes a la romería A pedir que tu vientre se abra No te pongas un velo de luto Sino dulce camisa de Holanda Vete detrás sola de los muros Donde están la higueras cerradas Y soporta mi cuerpo de tierra Hasta el blanco gemido del alba. “Yerma” (F.G.L.) No sabemos si el poeta de Fuente Vaqueros, estuvo alguna vez en Moclín en su romería, Ian Gibson en su libro”En Granada, su Granada” no lo deja claro. Marcelle Anclair, que tenía una relación estrecha con Lorca da a entender en uno de sus escritos que sí estuvo, y no es de extrañar por la gran popularidad, que aún perdura, que tiene esta romería en los pueblos de la vega granadina. Lo cierto es que “Yerma” es una obra literaria, cuyo autor basa su desenlace en el marco de la procesión del Cristo, y la hospitalidad y generosidad de este pueblo no deben permitir que las licencias literarias mantengan una polémica constante sobre la ancestral romería. José Martín Recuerda, dramaturgo granadino, escribió en 1964 la obra teatral “El Cristo”, siendo el hilo argumental los hechos que acaecieron en los años 50, cuando el Párroco de la Villa, José López Vallecillos, rajo el cuadro y le arrojó el caldero de cal, lo que provocó que el arzobispado granadino prohibiera la romería hasta la década de los 70, cuando los vecinos, desobedeciendo los mandatos de la curia lo sacaron en procesión. La obra teatral ha sido representada en varios países europeos, no teniendo tanto éxito en España, pero a pesar de las consabidas licencias literarias que puede tener cualquier obra escrita, no cabe duda que “El Cristo”, quizá por la obsesiva preocupación, que tiene el autor, por los lógicos desmanes que se producen en cualquier otra aglomeración humana, incrementándolos para darle mayor realce, está provocando, siempre que se alude a ella, el mayor descontento e irritación de los vecinos y vecinas de un pueblo como es Moclín, que en ningún momento se encuentran identificados con los hechos y personajes que contiene esta obra de José Martín Recuerda. MANUEL LÓPEZ MORENO TÉCNICO DE CULTURA