Ver Fallo Completo - Revista de Derecho Contravencional

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Fallo
TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES. CIUDAD DE
BUENOS AIRES. CIUDAD DE BUENOS AIRES.
Ministerio Público- Defensoría General de la Ciudad de Buenos Aires c/ s/ queja por recurso de
inconstitucionalidad denegado
(Alicia E. C. Ruiz Ana María Conde José O. Casás Julio B. J. Maier Luis F. Lozano)
INTERLOCUTORIO, 5480/07 del 12 de Marzo de 2008
Texto :
Buenos Aires, 12 de marzo de 2008
Vistos: los autos indicados en el epígrafe.
Resulta
1. La Defensora General Adjunta en lo Contravencional y de Faltas de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires interpuso recurso de queja (fs. 42/50) contra el auto denegatorio del recurso de
inconstitucionalidad (fs. 37/40), que fuera articulado, a su vez, contra la resolución de la Sala I
de la Cámara de Apelaciones en lo Contravencional y de Faltas (fs. 17/26) que había decidido
"REVOCAR la sentencia recurrida ...] en cuanto absuelve a José Luis Pérez y CONDENARLO
por ser autor de la contravención prevista en el art. 60 de la Ley Nº 1472 suministrar alcohol a
personas menores de dieciocho años], en su carácter de encargado del local, conducta que se
llevó a cabo en su forma dolosa a la pena de un mil pesos ($ 1000) de multa; cuyo cumplimiento
se deja en suspenso; disponiendo que el nombrado cumpla durante el término de seis (6) meses
las siguientes reglas de conducta: a) fijar residencia y comunicar a la Fiscalía el cambio de ésta,
b) cumplir con las citaciones o requerimientos que la Fiscalía o el Juzgado le hiciere (arts. 22 inc.
2, 25 inc. 2, 26, 29, 45 incs. 1 y 2, 46 y 60 de la ley 1472). CON COSTAS (art. 14 LPC)" (fs.
25vta./26).
2. En su recurso de inconstitucionalidad (fs. 27/35), la defensa presentó los siguientes agravios:
a) violación a la garantía de "doble instancia" y/o "doble conforme" y a la garantía de defensa en
juicio (arts. 18 y 33, CN y art. 13, inc. 3, CCBA), pues la sentencia dictada por la Sala I de la
Cámara es la primera condena, siendo imperioso entonces garantizar el acceso a una segunda
instancia, lo cual se encontraría vedado en el caso en particular (fs. 32); y b) errónea aplicación
del art. 60 de la ley nº 1472 al caso concreto y "vigencia de los principios de legalidad y
lesividad", pues la defensa disiente con la valoración de los dichos de los testigos realizada por
los jueces en la sentencia de condena y considera que no se ha logrado demostrar con la certeza
necesaria que las personas menores de edad hayan consumido alcohol, por lo que considera que
debe jugar a favor de su defendido el principio in dubio pro reo (fs. 32vta./34vuelta).
3. La Sala I resolvió declarar inadmisible el recurso de inconstitucionalidad. Con respecto al
primer agravio, entendió que dado que la sanción impuesta al Sr. Pérez ha sido dejada en
suspenso, el agravio que sustenta la defensa no es actual, a lo que se suma que el monto de la
multa es el mínimo legalmente establecido para la contravención (art. 60, ley nº 1472) y que las
reglas de conducta que se le han impuesto no resultan limitativas a su libertad, lo que
determinaría la insignificancia de la sanción y conllevaría a la inaplicabilidad de la garantía en el
caso. En cuanto al segundo agravio, la Sala I consideró que, más allá de que la defensa efectúa
una mención genérica de los principios constitucionales de legalidad y lesividad -sin
relacionarlos en forma alguna con el caso-, los cuestionamientos expuestos se limitan a
controvertir la valoración de la prueba efectuada por la Cámara y los fundamentos de la
sentencia en cuestión para el dictado de una condena, lo que no alcanza a configurar un caso
constitucional que amerite el tratamiento por el TSJ (fs. 37/40).
4. El señor Fiscal General Adjunto, en su dictamen, concluyó que se debe hacer lugar al recurso
de queja, declarar admisible el recurso de inconstitucionalidad deducido y, conforme a lo
dispuesto en el art. 290 del CPP de la Ciudad de Buenos Aires, se debe disponer que intervenga
otra de las salas de la Cámara de Apelaciones para que atienda la revisión de la sentencia (fs.
55/57).
Fundamentos
El juez José Osvaldo Casás dijo:
1. El recurso de queja presentado por la Defensora General Adjunta fue interpuesto en término y
conforme las exigencias formales del art. 33 de la ley nº 402.
2. En cuanto al planteo relativo a la garantía de la doble instancia que el recurso de hecho
defiende, considero que la queja debe ser rechazada.
La defensora no ha logrado rebatir los argumentos de la Cámara en torno a la ausencia de una
cuestión constitucional en sus presentaciones, pues se limita a intentar una genérica equiparación
entre el derecho contravencional local y el derecho penal -circunscripta a meras referencias de
normas constitucionales nacionales y locales- que no ha fundamentado ni aun en forma mínima.
En ese sentido, la Defensora General Adjunta no ha expuesto en la presentación en estudio
reflexión alguna vinculada con la circunstancia de que, en el caso, se imputó al señor Pérez la
comisión de una contravención (art. 60, ley nº 1472), y que, como consecuencia de ello, se le
impuso la sanción mínima legal prevista -en especie y monto (multa de $ 1.000)-, cuyo
cumplimiento, además, se dejó en suspenso sujeto al cumplimiento de dos "reglas de conducta"
que, a pesar de lo afirmado por la recurrente, lejos están de constituir una restricción de entidad.
No se explica la aseveración de la defensa en torno a que la regla de "fijar residencia y
comunicar a la fiscalía el cambio de ésta" que se impusiera al señor Pérez implique que "no
puede mudarse libremente de domicilio" (fs. 47). Tampoco se han expuesto argumentos que
sustenten que la imposición de cumplir con las citaciones que puedan disponer la Fiscalía o el
Juzgado intervinientes constituya una restricción de entidad.
Así las cosas, como lo he afirmado en reiteradas oportunidades, la alusión genérica a la garantía
de la doble instancia reconocida en la Constitución local (art. 13.3), en mi concepto, no puede
interpretarse como una argumentación suficiente para demostrar que ésta comprenda la exigencia
de la observancia del "doble conforme" en los procesos contravencionales que tramitan ante la
jurisdicción local y que, entonces, su desconocimiento provoque un menoscabo actual y concreto
a la defensa en juicio (cf. mis votos in re "Gelabert, Sergio Claudio, Spangenberg, Hugo Hernán
y otros s/ inf. arts. 116, 117 y 118 CC (Suipacha 845) -apelación- s/ recurso de
inconstitucionalidad concedido" y su acumulado "Gelabert, Sergio Claudio - De Beláustegui,
Néstor Marcelo s/ queja por recurso de inconstitucionalidad denegado en 'Gelabert, Sergio
Claudio, Spangenberg, Hugo Hernán y otros s/ inf. arts. 116, 117 y 118 CC (Suipacha 845) apelación-'", exptes. nº 5186/07 y nº 5187/07, sentencia del 18 de julio de 2007 y sus citas).
Cabe expresar asimismo que la reformulación de argumentos que la defensa pretende ahora
realizar mediante la interposición del recurso de queja -al solicitar que se "ordene el reenvío de la
causa a fin de que una Sala de la Cámara de Apelaciones en lo Contravencional y de Faltas
distinta de la que intervino en la causa, revise mediante un recurso amplio la condena impuesta al
Sr. Pérez en el presente proceso" (fs. 50)- no resulta atendible, pues la presentación directa ante
este Tribunal no resulta un medio apto para modificar los términos del recurso de
inconstitucionalidad que se intenta mantener.
Por lo demás, tampoco se ha realizado esfuerzo alguno por demostrar que las herramientas
recursivas que la defensa tuvo a su alcance hayan resultado inapropiadas en el caso. Por el
contrario, si en el recurso de inconstitucionalidad la defensa solicitó que este Tribunal revisara la
condena y absolviera al Sr. Pérez (fs. 32vta. y 35), pareciera que la vía del art. 27 de la ley nº 402
se consideró potencialmente apta para satisfacer el derecho a la "doble instancia" que, a su
entender, se encontraba comprometido.
3. Dado que, a mi juicio, el agravio relativo a la vulneración de la garantía de la doble instancia
no debe prosperar, correspondería ingresar al tratamiento de las demás cuestiones
pretendidamente constitucionales alegadas por la defensa. Sin embargo, la queja sometida a
decisión se ocupa únicamente de rebatir los argumentos por los cuales la
Cámara denegó el recurso en lo que se refiere a la vulneración del "doble conforme", según
explica la defensa en su escrito, "en el entendimiento de que los restantes agravios planteados
oportunamente en el recurso de inconstitucionalidad deben ser abordados por otro tribunal de
mérito -mediante un recurso de apelación amplio sobre la condena- antes de que el Tribunal
Superior de Justicia de la Ciudad se pronuncie al respecto" (fs. 42 vuelta). Así, al optar la
defensa por referirse exclusivamente a uno de los motivos de agravio planteados en el recurso de
inconstitucionalidad y omitir la crítica respecto de las razones que dio la Cámara para denegar el
recurso de inconstitucionalidad en cuanto a los restantes planteos, el auto denegatorio ha
quedado firme en relación a todos aquellos otros agravios que no han sido retomados en la
presentación directa, circunstancia que impide que el Tribunal se pronuncie sobre ellos.
4. Por las razones expuestas, entiendo que corresponde rechazar el recurso de queja deducido por
la defensa de José Luis Pérez e intimar al cumplimiento de la integración del depósito previsto en
el art. 34, LPTSJ, dado que el imputado no se encuentra dentro de los sujetos exentos por la ley
de tasa judicial (nº 327), ni ha acreditado haber obtenido o iniciado un beneficio de litigar sin
gastos (cf. mis votos en: "Empresa de Transporte Pedro de Mendoza C.I.S.A. -causa nº 459CC/00- s/ recurso de queja por recurso de inconstitucionalidad denegado", expte. nº 724/00,
resolución del 14/2/01, en Constitución y Justicia Fallos del TSJ], Ed. Ad-Hoc, Buenos Aires,
2004, t. III, ps. 16 y ss.; "Ministerio Público -Defensoría Oficial en lo Contravencional nº 6- s/
queja por recurso de inconstitucionalidad denegado en: Oniszczuk, Carlos Alberto y Marquez,
Sandra Rosana s/ ley 255 -apelación-", expte. nº 2266, sentencia del 16/7/03; y "Ministerio
Público -Defensoría Oficial en lo Contravencional y de Faltas nº 1- s/ queja por recurso de
inconstitucionalidad denegado en: 'Ronchetti, Leonardo s/ art. 47 CC -apelación-'", expte. nº
3996/05, resolución del 14/9/2005).
Así lo voto.
El juez Julio B. J. Maier dijo:
1. El recurso de queja deducido ante el Tribunal cumple con los requisitos que la ley establece en
cuanto al lugar, el tiempo y la forma de su interposición (art. 33, ley nº 402).
La presentación directa rebate los fundamentos del auto denegatorio respecto del agravio
vinculado a la violación del derecho al recurso, en tanto, en pocas palabras, demuestra que la
discusión que propuso la defensora oficial -relativa a la necesidad de contar con un recurso
amplio frente a una condena dictada por la Cámara- involucra la interpretación de normas
constitucionales. Por esa razón, tal como lo hice en diversos precedentes ("Ministerio Público Defensoría en lo Contravencional y de Faltas nº 2- s/ queja por recurso de inconstitucionalidad
denegado en 'Sama, Javier Fernando s/ infracción art. 56 CC -apelación-'", expte. nº 3892/05,
resolución del 05/08/05; "Ministerio Público -Defensoría Oficial en lo Contravencional nº 2- s/
queja por recurso de inconstitucionalidad denegado en 'Martínez, Horacio Daniel s/ art. 68 CC apelación-'", expte. nº 3988, resolución del 03/10/2005; y "Ministerio Público -Defensoría
Oficial en lo Contravencional nº 2- s/ queja por recurso de inconstitucionalidad denegado en
oMoreno, Rodrigo Félix s/ inf. art. 56, CC -apelación-o", expte. nº 4302/05, resolución del
05/04/06), voto por hacer lugar a la queja para que el TSJ analice si la garantía invocada se vio
comprometida durante el transcurso de este proceso contravencional.
Sin embargo, fuerza es advertir que la tesis expuesta por la Sra. defensora oficial en el recurso de
inconstitucionalidad contiene un contrasentido: si, como ella cree, existe, contra la condena de la
Cámara (primera condena), un recurso amplio ante el TSJ, que permite plantear problemas
derivados de la valoración de la prueba y de la interpretación del Derecho común
(infraconstitucional), agravios reales del apelante que intenta introducir por la vía de la
recurribilidad de la sentencia y la arbitrariedad como motivo del recurso, entonces desaparece el
agravio constitucional del derecho al recurso, pues éste existe y sólo se demanda su aplicación,
conforme a la interpretación del recurso ante el TSJ en estos casos que propone la recurrente para
argumentar sobre su admisibilidad. Sólo si el Tribunal rechazara el recurso por inadmisible,
cabría proponer una lesión a la garantía citada.
Deseo agregar que, desde un punto de vista, si se quiere, estrictamente técnico, la defensora luego de conocer la condena decidida por la Sala I- en lugar de interponer su recurso de
inconstitucionalidad (o, al menos, junto con él, si es que la ley procesal le resultaba ambigua),
debió apelar el fallo ante la propia Cámara, con el fin de que otros miembros de ese mismo
tribunal reexaminaran ampliamente aquella sentencia. Si, eventualmente, los integrantes de la
Sala interviniente le negaban la posibilidad de obtener el reexamen de su condena, ese auto (y no
el fallo condenatorio) habría podido ser atacado por inconstitucional a través del recurso previsto
en el art. 113, inc. 3, de la Constitución local. Ésta hubiera sido la secuencia correcta, porque,
según lo explicado anteriormente, se puede advertir que, en el sentido de la doble conformidad
no existe en el recurso que esta queja defiende regla o acto alguno de autoridad atacado por
ilegítimo constitucionalmente. Empero, el hecho de que, en el fondo, lo que se quiere mediante
el recurso, con alguna razón, es conseguir la revisión de la primera sentencia de condena, y la
dificultosa formulación y realización del derecho a someter a control judicial el primer fallo
condenatorio, conforme a una organización judicial arcaica, conservada positiva y culturalmente,
me inclinan, al menos por el momento, a conceder la apertura del recurso para debatir el alcance
de la garantía.
2. Antes de ingresar sobre los fundamentos del recurso de inconstitucionalidad denegado
advierto, además, que la defensa, en esta queja, ha variado en cierta medida su presentación
anterior: mientras que, como mencioné en el punto anterior, al recurrir por inconstitucional la
decisión de la Sala I que condenaba al imputado sostuvo que era el propio TSJ el que debía
revisar y revertir el fallo adverso al Sr. Pérez (porque, según argumentó, aquella sentencia
arbitraria vulneraba los principios de legalidad y lesividad), en la queja solicita que otro tribunal
de mérito examine la condena impuesta, de manera originaria, por los jueces de la Sala I de la
Cámara. La solución que se prevé en la queja es idéntica a la que yo mismo indiqué en
sentencias del Tribunal (cf., entre otros, "Alberganti, Christian Adrián s/ art. 68 CC -apelación- s/
recurso de inconstitucionalidad concedido", expte. nº 3910/05, sentencia del 05/08/05 y sus
citas): cuando existe una primera condena en segunda instancia, esa decisión es susceptible de un
recurso amplio conforme la CADH, el PIDCyP, la CN y la Constitución local, y ese recurso
debería resolverse en la misma Cámara, por otros jueces que no hayan intervenido anteriormente
en el proceso. Esta es la solución que establece, para ciertos supuestos, el art. 290 del Código
Procesal Penal de la Ciudad de Buenos Aires -norma supletoria en el caso, según el art. 6 de la
ley nº 12- y esta es también, precisamente, la corrección que ha introducido la queja respecto del
recurso de inconstitucionalidad. Esa corrección, en verdad, respeta la ley positiva que no erige al
TSJ en tribunal de mérito, sino que establece para su competencia un recurso excepcional,
reducido a un agravio constitucional. No se trata, pues, de un nuevo agravio -porque él es
idéntico: necesidad de contar con un recurso frente a la primera condena- sino, simplemente, de
una corrección de la consecuencia a la que se dirige el recurso según un funcionario de grado
inferior en el diseño institucional del ministerio público de la defensa, cuestión que es posible
desde todo punto de vista (el asunto es más sencillo si se lo compara con el siguiente ejemplo: un
fiscal de primera instancia apela una absolución decidida luego de celebrado el debate y, en ese
escrito, requiere la modificación del fallo y la imposición de una pena ilegal; frente a ello, el
fiscal de Cámara, al momento de expedirse, puede alterar válidamente la consecuencia pedida
por el funcionario que recurrió y solicitar, en lugar de la pena prohibida, la aplicación de una
sanción válida).
Esta variación, en consecuencia, no impide la procedencia del recurso de queja.
3. Visto el caso de esta manera, el recurrente planteó con éxito ante este Tribunal un caso
constitucional a tenor de la invocada lesión de la defensa en juicio y del doble conforme (cf. art.
13, inc. 3, CCBA, arts. 18 y 75, inc. 22, CN y normas pertinentes del Derecho internacional de
los derechos humanos) con relación a la imposibilidad por parte de su defendido de contar con
una doble conformidad judicial con antelación a la imposición de una pena contravencional. En
efecto, la defensa oficial del Sr. Pérez conectó, de manera seria y suficiente, las reglas
constitucionales citadas con las constancias de la causa bajo estudio (cf. fs. 29 vta., 32 y 44). Por
lo demás, no está en discusión que este motivo de agravio fue expuesto en tiempo oportuno y
mantenido adecuadamente a lo largo de este proceso (fs. 11/14, 27/35 y 42/50 vuelta).
4. Sin embargo, y adentrándome ya en el estudio de los argumentos presentados en el recurso de
inconstitucionalidad, considero que el caso es similar a aquel que tramitó en los autos
"Martínez", ya citado. En consecuencia, no estoy de acuerdo en que deba arribarse al mismo
resultado que expresé en ciertas sentencias del Tribunal, algunas de ellas invocadas por el
recurrente (cf., entre otras, mi opinión en los autos "Alberganti", ya mencionados). Tal como lo
manifesté en aquellas decisiones, la visión propia del Derecho comparado de la garantía de la
doble conformidad (o del derecho del imputado de recurrir la condena o, de acuerdo con la
expresión contenida en el art. 13, inc. 3, CCBA, la garantía de la doble instancia) excluye al que
podríamos llamar "Derecho penal de menor cuantía" de la necesidad de observar esta regla
(véase, a título de ejemplo, Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de
las Libertades Fundamentales 1950], Protocolo ampliatorio nº 7 1984], art. 2, párrafo II). No
obstante, el carácter privativo o limitativo de la libertad locomotiva de las penas que se decidían
en aquellas sentencias me impulsó, básicamente, a conceder el recurso de inconstitucionalidad
interpuesto y a otorgarle consecuencias.
Aquí se observa, en cambio, que la Sala I de la Cámara ha aplicado una multa, que la pena de
multa ha sido la inferior posible en la escala ($1.000) y, por último, que esa multa no es
ejecutable, al menos por el momento, porque ha sido aplicada en forma condicional (CC, art. 46).
Las reglas de conducta impuestas, al mismo tiempo, no resultan asimilables a una pena, sino que
constituyen una obligación menor (por un lado, fijar residencia y, eventualmente, comunicar a la
fiscalía cualquier cambio, y, por otra parte, cumplir con las citaciones o requerimientos que la
fiscalía o el juzgado le hicieren) durante un plazo mínimo; si, eventualmente, se abusara en la
aplicación de estas reglas (por caso, si se lo hiciera comparecer en la fiscalía todos los días, o se
le impidiera cambiar de domicilio), ése sería un problema propio de la ejecución de la sentencia.
De tal manera, por una parte, se puede decir que el caso es nimio (insignificante) y, por la otra,
que presenciamos un límite con relación a aquello que podemos llamar sentencia definitiva,
puesto que el mismo fallo declara que la pena no es ejecutable y sólo lo será en el futuro si
sucede una condición que domina el autor. Al mismo tiempo, ello denota la inexistencia práctica
del agravio necesario para posibilitar el recurso de inconstitucionalidad, o, cuando menos, su
insignificancia, tal como fue expresado anteriormente.
Realmente parece desproporcionado, en un caso como éste, en el que la sanción puede redimirse
por el mero trascurso del tiempo -CC, 46, III, "(...) la condena se tendrá por no pronunciada"-,
exigir una doble conformidad para que ella se pueda ejecutar, posibilidad negada, al menos
provisionalmente, por la misma sentencia. En todo caso, parece más racional que si se cumple la
condición que permite la ejecución de esta resolución, esto es, si la sentencia deviene
eventualmente definitiva, se trate el problema cuando se dicte la decisión única que abarque a
una condena posterior (CP, 58 y CC, 10) o, eventualmente, cuando el juez competente decida
aplicar la pena porque el imputado incumplió alguna de las obligaciones fijadas por los
miembros de la Cámara.
Ni siquiera bajo el aspecto del ingreso a un registro de contraventores -admonición que no
guarda proporción con el derecho a la doble instancia- la sentencia recurrida parece definitiva,
pues conforme al art. 50, CC, interpretación a la luz de lo previsto por el art. 46, III, CC, tal
registro no es definitivo y caducará en un tiempo relativamente breve.
5. Por las razones esgrimidas en los párrafos precedentes, voto por admitir la queja y no hacer
lugar al recurso de inconstitucionalidad de la defensa en cuanto a la violación de la garantía de
doble conforme.
El juez Luis Francisco Lozano dijo:
1. La defensa viene en queja al Tribunal únicamente con relación al planteo relativo al derecho a
recurrir ante un tribunal superior todo fallo condenatorio, con características penales, que, a su
entender, aseguran los arts. 10 y 13 de la CCBA, 18 y 75, inc. 22, de la CN, 8.2.h de la CADH y
14.5 del PICDyP y el precedente "Herrera Ulloa vs. Costa Rica", de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos (conf. punto 2 de los resultas). En este orden de ideas, manifiesta que ".la
queja se referirá exclusivamente al agravio referido a la vulneración de la garantía del 'doble
conforme' como derivación del derecho constitucional a la defensa en juicio, en el entendimiento
de que los restantes agravios planteados oportunamente en el recurso de inconstitucionalidad
érrónea aplicación del art. 60 de la ley nº 1472 al caso concreto y "vigencia de los principios de
legalidad y lesividad"] deben ser abordados por otro tribunal de mérito -mediante un recurso de
apelación amplio sobre la condena- antes de que el Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad se
pronuncie al respecto" (fs. 42vuelta). A tales fines, el recurrente agrega que el Tribunal deberá
ordenar el reenvío de la causa a la Cámara Contravencional a fin de que una Sala distinta de la
que intervino revise mediante un recurso amplio la condena impuesta a su defendido (fs. 49 y
50).
2. Asiste al recurrente, en virtud del contenido de la legislación de la Ciudad, el derecho a
acceder a la revisión de una sentencia condenatoria por un tribunal distinto del que pronunció la
condena, por lo que corresponde declarar mal denegado el recurso de inconstitucionalidad en
este punto. Sintéticamente expuesto, conforme sostuve en las causas "Alberganti, Christian
Adrián s/ art. 68 CC -apelación- s/ recurso de inconstitucionalidad concedido", expte. nº
3910/05, sentencia de este Tribunal del 05/08/2005; "Ministerio Público -Defensoría Oficial en
lo Contravencional nº 2- s/ queja por recurso de inconstitucionalidad denegado en 'Martínez,
Horacio Daniel s/ art. 68 CC -apelación-'", expte. nº 3988, sentencia de este Tribunal del
03/10/05; y "Coultas, Juan Domingo s/ inf. art. 83 y 84 CC s/ recurso de inconstitucionalidad
concedido", expte. nº 4451/05, sentencia de este Tribunal del 06/06/06, a las que cabe remitirse,
el legislador optó, en el art. 3 del Código Contravencional, por extender al
juzgamiento de las figuras que instituía ".todos los principios, derechos y garantías consagrados
en la Constitución de la Nación Argentina, en los tratados de Derechos humanos que forman
parte de la Constitución Nacional (artículo 75, inc. 22) en los demás tratados ratificados por el
Congreso de la Nación (artículo 31 de la Constitución Nacional) y en la Constitución de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires".
Esa fuente no queda enervada por la argumentación, por cierto relativa al fondo no a la
admisibilidad, que vertió la Cámara al denegar el recurso de inconstitucionalidad en este punto,
en tanto, por un lado, (i) la ley no introduce distinción como la propuesta por el a quo entre
supuestos en que la condena debe ser cumplida y aquellos otros en que ha sido dejada en
suspenso (conf. fs. 37/40), doctrina que tampoco surge de los tratados internacionales invocados
en cuanto a los supuestos de condena por delito, y por el otro, (ii) porque asiste razón a la
defensa en cuanto sostiene que la Cámara no explica de modo suficiente porqué la doctrina
sentada por el Dr. Maier en las causas "Martínez" y "Coultas" (ya citadas) resulta aplicable a la
situación de autos, máxime cuando a diferencia de lo acaecido en esos precedentes en el sub
examine se le han impuesto al Sr. Pérez reglas de conducta.
3. A su vez, en dichos precedentes, dejé sentada la regla según la cual el alcance de dicha
revisión y, consecuentemente, el ámbito en que tendrá lugar (esta instancia o una de grado) está
directamente relacionada con el contenido de los agravios de la defensa. Si las objeciones
planteadas por la defensa involucran solamente aspectos revisables por medio del recurso de
inconstitucionalidad, es éste el medio recursivo con que el legislador cumple con la garantía. Si,
por el contrario, contiene cuestiones ajenas al marco cognoscitivo de dicho recurso, hay razones
para que la revisión provenga de un tribunal adecuado a ese objeto (cf. mi voto in re "Ministerio
Público -Defensoría Oficial en lo Contravencional y de Faltas nº 2- s/ queja por recurso de
inconstitucionalidad denegado en 'Moreno, Rodrigo Félix s/ inf. art. 56 CC -apelación-", expte.
nº 4302/05, sentencia de este Tribunal del 05/04/06).
En el sub lite es el recurrente quien optó, mediante el mecanismo de abandonar en la queja los
planteos que formuló en el recurso de inconstitucionalidad contra la sentencia de la Cámara, por
que sus agravios sean tratados por un tribunal de grado.
3.1. Sentado lo que antecede, estimo que el mecanismo procesal más adecuado para satisfacer la
garantía procesal de la doble instancia con el alcance que, según lo antedicho, quiso darle el
legislador, es aquel que, a partir de la entrada en vigencia de la ley nº 2303, receptó en su artículo
290 el nuevo Código Procesal Penal de la CABA (aplicable a los procedimientos
contravencionales por medio del art. 6 de la ley 12), es decir, encomendar a la Sala de la Cámara
que siga en orden de turno que trate el recurso de la defensa.
Por ello y de conformidad con lo dictaminado por el Fiscal General Adjunto, voto por: i) hacer
lugar a la queja por haber sido mal denegado el recurso de inconstitucionalidad en lo que fue
materia de agravio; ii) hacer lugar al recurso de inconstitucionalidad con respecto a la lesión de
la garantía de la doble instancia; y iii) reenviar la causa a la Cámara Contravencional a fin de que
le imprima el procedimiento previsto en el art. 290 del Código Procesal Penal de la Ciudad (cf.
ley nº 2303).
La jueza Alicia E. C. Ruiz dijo:
1. La situación planteada en las presentes actuaciones es análoga a la resuelta en autos
"Alberganti, Christian Adrián s/ art. 68 CC -apelación- s/ recurso de inconstitucionalidad
concedido". En efecto -y tal como bien señala el Sr. juez Lozano en los puntos 1 y 2 de su voto a
los que adhiero-, la defensa se agravia por la ausencia de recurso judicial idóneo para asegurar la
efectiva vigencia de la garantía del doble conforme, ante una sentencia de la Cámara que revoque
una absolución y condene.
En la causa citada sostuve que "l]a Ley nº 12 faculta al ministerio público a recurrir por vía de
apelación la decisión absolutoria del juez de primera instancia, con lo cual habilita la posibilidad
de una primera sentencia de condena en Cámara. En esta situación el condenado está privado de
recurrir ante un tribunal de mérito, porque el sistema procesal contravencional (Ley nº 12) no
prevé un recurso ordinario o amplio ante otro órgano judicial para impugnar la sentencia de
segunda instancia. En consecuencia, el recurso de inconstitucionalidad ante el Tribunal Superior
de Justicia (art. 53 de la Ley nº 12 y art. 27 de la Ley nº 402) es el único camino para la defensa.
Como se ve, la estructura diseñada por la ley procesal contravencional, genera, en un caso como
el de autos, la afectación a la garantía de la defensa en juicio y al principio del doble conforme.
Y sólo por este agravio es parcialmente admisible el recurso de inconstitucionalidad."
2. Por las circunstancias de la causa que motivaron su interposición, la resolución que concede el
recurso debe quedar limitada al agravio indicado precedentemente, porque únicamente en
relación con la garantía de la defensa en juicio y al principio del doble conforme la sentencia
recurrida debe tenerse por definitiva.
El carácter represivo del derecho contravencional y la disposición contenida en el art. 13, inc. 3,
de la CCBA determinan el derecho del condenado a exigir una revisión amplia de la sentencia de
Cámara. En forma adecuada la defensa apoya su argumentación en los arts. 10 y 13, inc. 3 de la
CCBA, arts. 18 y 75, inc. 22, de la CN; art. 8, inc. 2, h, CADH; y art. 14, inc. 5, del PIDCP. Y,
en el mismo sentido, he de mencionar los considerandos 157/168 del fallo de la Corte
Interamericana en el caso "Herrera Ulloa vs. Costa Rica".
En esta oportunidad debo además señalar que la solución propuesta resultó consagrada
legislativamente en el art. 290 del Código Procesal Penal hoy vigente, y de aplicación supletoria
en materia contravencional. Dicha norma fija entonces el criterio que sostengo, y lo hace de
manera general y sin reconocer excepciones fundadas en la insignificancia o criterios similares.
3. Por lo expuesto, voto por hacer lugar a la queja, declarar procedente el recurso de
inconstitucionalidad en cuanto a la violación de la garantía de la doble instancia, y remitir el
expediente a la Cámara a fin de que la Sala que siga en orden de turno intervenga conforme a lo
estipulado.
La jueza Ana María Conde dijo:
1. El recurso de queja cumple los recaudos formales que se exigen en la especie, en tanto fue
interpuesto contra el auto denegatorio del recurso de inconstitucionalidad, mediante escrito
fundamentado, dentro del plazo legal y ante el tribunal constitucionalmente competente para
resolverlo. Más allá de que la queja presenta ciertas deficiencias de argumentación que
alcanzarían para rechazarla sin más trámite, en esta oportunidad, considero conveniente habilitar
esta instancia, por motivos excepcionales vinculados con la reciente entrada en vigencia del
Código Procesal Penal de la Ciudad (ley nº 2303).
2. Brevemente, en su presentación de hecho la recurrente solicitó que se ordene un "reenvío" de
estas actuaciones a la Cámara de Apelaciones en lo Contravencional y de Faltas a los efectos de
permitir que una Sala distinta a la que intervino anteriormente, esto es, distinta de aquella otra
que frente a un recurso acusatorio revocó una absolución decidida en primera instancia y emitió
la primera sentencia condenatoria del imputado, revise dicha condena sobre la base de los
agravios presentados "oportunamente" en el recurso de inconstitucionalidad denegado. Si bien
puede sostenerse, con acierto, que la defensa intentó modificar en buena medida su pretensión
inicial en cuanto al "reenvío", que no fue solicitado expresamente en su
recurso anterior, pienso que la excepcionalidad del presente caso -en especial porque una
solución análoga a la propuesta por el recurrente ha sido consagrada por el legislador local
mediante el art. 290, ley nº 2303- y el potencial desconcierto que, por hipótesis, pudo surgir a
partir de los distintos criterios adoptados por quienes integramos este Tribunal -principalmente al
variar nuestra jurisprudencia en función de algunos matices o, incluso, al cambiar las mayorías
existentes en supuestos que presentaban cierta similitud- justifican que esa circunstancia sea
soslayada. En otras palabras pienso que impedir el acceso a la instancia extraordinaria local
podría constituir una concreta denegación de justicia, por un lado, porque la quejosa
razonablemente pudo creerse obligada a exponer sus cuestionamientos o a formular sus
peticiones de esa forma y, por el otro, porque el interesado -al impulsar esta vía de impugnaciónagotó el único recurso procesal que, en ese momento, legalmente existía contra su primera
resolución condenatoria (es decir, el recurso de inconstitucionalidad previsto en el art. 27, ley nº
402), circunstancia esta última que, a la fecha, se habría modificado notablemente.
En efecto, en función de la jurisprudencia históricamente acuñada por la CSJN para un recurso
que guarda alguna congruencia con la finalidad del recurso de inconstitucionalidad local (arts.
113.3, CCABA), resulta razonable ajustar la resolución que corresponde adoptar a las
circunstancias existentes al momento de pronunciar esta decisión (Fallos 306:1161; 310:670;
318:625; 321:1393, entre otros). En este sentido, en la actualidad existe una previsión expresa (el
art. 290, ley nº 2303), que, aunque está destinada esencialmente a regular el trámite procesal que
debe imprimírsele a otro tipo de conductas, intenta remediar una problemática análoga a la que
nos enfrenta el presente caso, esto es, la contingencia de que una primera sentencia de condena
sea dictada por los jueces de la Cámara de Apelaciones en lo Contravencional y de Faltas, a
consecuencia directa -naturalmente- de la actividad recursiva desplegada por los representantes
del Ministerio Público Fiscal. Esta norma, en lo que ahora interesa, establece que, en los
supuestos en los que aquella contingencia tenga lugar, la decisión condenatoria "podrá ser
recurrida por la defensa dentro del tercer día, por escrito fundamentado, directamente] ante la
Sala de la Cámara que siga en orden de turno", solución que en definitiva, como vimos, no dista
de la instada por la defensa. En mi opinión, esa misma solución puede adoptarse en las causas
contravencionales si se efectúa una interpretación razonable y coherente, principalmente porque
el propio código procesal que gobierna el caso autoriza su aplicación supletoria (art. 6, ley nº 12,
en cuanto se encuentra dentro del ".Código Procesal Penal que rige en la Ciudad."), desde que,
en realidad, esta nueva vía de impugnación contra una primera sentencia condenatoria del
tribunal a quo no aparece restringida exclusivamente para el juzgamiento de los delitos, ni
excluida expresamente para el juzgamiento de las contravenciones.
En estas condiciones entiendo que en la presente causa corresponde, en concordancia con la
normativa procesal vigente, brindarle al contraventor la posibilidad de que su condena sea
revisada por otro tribunal de mérito. La solución que propongo en este voto, por lo demás,
deberá aplicarse también en lo sucesivo. Ello así, toda vez que considero que constituye un
verdadero despropósito que el presunto contraventor, condenado por la Cámara a quo, interponga
un (primer) recurso de inconstitucionalidad o, eventualmente, una queja contra su denegatoria,
con el único objeto de que este Tribunal decida -oficiando como una especie de "secretaría
general" o ejerciendo funciones de "superintendencia" que constitucionalmente no posee- si
corresponde o no disponer un "reenvío" para que una Sala diferente de la Cámara revise su
condena, habilitándolo luego para que, en el supuesto hipotético de que esta otra Sala de la
Cámara confirme la sentencia, deduzca un (segundo) recurso de inconstitucionalidad o,
eventualmente, (otra) queja contra su denegatoria, con el objetivo, ahora, de que este Tribunal se
expida sobre el acierto o error de los legítimos agravios, pretendidamente constitucionales, que el
presunto contraventor, probablemente, pueda tener contra la sentencia (confirmatoria) de (su
primera) condena. La situación apuntada (por cierto, de difícil reseña) resulta idónea para poner
en evidencia la necesidad de adoptar una solución concluyente y definitiva que evite este
dispendio jurisdiccional, pues no cabe desconocer, por un lado, que se está obligando a un
presunto contraventor a transitar por una senda recursiva sinuosa y confusa que no reconoce
pautas legales concretas, y, por el otro, que el trámite de una causa contravencional
inevitablemente se prolonga en demasía conspirando contra la celeridad que debiera imperar en
la resolución de esta clase de controversias, en particular si tenemos presente que este Tribunal
cuenta con ochenta (80) días hábiles, "a partir del llamado de autos" (art. 31, ley nº 402) -esto es,
sin computar el tiempo que insume la vista al Fiscal o las diligencias de mero trámite-, para
dictar sentencia. Frente a este escenario, no me queda ninguna duda de que el procedimiento que
ha reglado el legislador local para un supuesto análogo (art. 290, ley nº 2303) constituye una vía
razonable, apropiada y conveniente para las causas contravencionales.
Obiter dictum quiero dejar en claro que los peculiares motivos que me conducen a hacer lugar a
la queja y a disponer el tratamiento, por un tribunal diferente, de los agravios oportunamente
introducidos en el recurso que ésta defiende, de ninguna manera importan reconocer que aquí se
ha presentado un caso constitucional con relación a la garantía de la doble instancia bajo la forma
del doble conforme. En efecto, tengo la plena convicción -como ya lo he expresado en
numerosas sentencias- que los arts. 13.3, CCABA, 8.2.h, CADH y 14.5, PIDCyP, literal y
correctamente entendidos en lo que aquí nos importa, no consagran aquella garantía para las
contravenciones y las faltas administrativas, sino exclusivamente para los "delitos" (Fallos
323:1797). Sin embargo, como soy absolutamente consciente de que esa opinión no resulta
mayoritaria en la jurisprudencia del Tribunal y que de alguna forma se debe evitar el dispendio
apuntado en el párrafo anterior (para un estudio completo consultar in re "Ministerio Público Defensoría Oficial en lo Contravencional y de Faltas nº 2- s/ queja por recurso de
inconstitucionalidad denegado en 'Alberganti, Christian Adrián s/ art. 68 CC -apelación-'", expte.
nº 4328/05, sentencia del 15/03/06), opino que resulta aconsejable utilizar la herramienta
recursiva establecida en el nuevo ordenamiento procesal penal, aun cuando, en rigor de verdad,
no asista al contraventor un derecho constitucional a ella.
3. Por las razones que dejo expuestas voto por hacer lugar a la queja y reencauzar el recurso de
inconstitucionalidad, en los términos del art. 290, ley nº 2303, a fin de que sea analizado por una
Sala distinta a la que dictó la primera sentencia condenatoria del imputado. A estos efectos, en
atención a las particularidades que exhibe este caso, el recurso ("de apelación") deberá tenerse
por presentado en legal tiempo y forma.
Por ello, de acuerdo con lo dictaminado por el Fiscal General Adjunto, por mayoría,
el Tribunal Superior de Justicia
resuelve:
1. Hacer lugar a la queja de fs. 42/50 en lo que fuera motivo de agravio.
2. Admitir el recurso de inconstitucionalidad con relación al agravio vinculado con la garantía de
la doble instancia.
3. Remitir el expediente a la Cámara de Apelaciones en lo Contravencional y de Faltas a fin de
que le imprima el procedimiento previsto en el art. 290 del Código Procesal Penal de la Ciudad
de Buenos Aires (ley nº 2.303).
4. Mandar que se registre y se notifique.
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