RESOLUCION INTERLOCUTORIA N° 16.- V I S T O:

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RESOLUCION INTERLOCUTORIA N° 16.NEUQUEN, 28 de octubre de 2013.V I S T O:
Los autos caratulados: “FISCALÍA DE ESTADO C/MUNICIPALIDAD
DE LONCOPUE S/ACCIÓN DE INCONSTITUCIONALIDAD”, Expte. N° 3748/12,
en trámite por ante la Secretaría de Demandas Originarias de este Tribunal
Superior de Justicia, venidos a conocimiento del Cuerpo para resolver, y
CONSIDERANDO:
I.- Que a fs. 17/42 se presenta el Dr. Raúl Miguel Gaitán en su carácter
de Fiscal de Estado de la Provincia del Neuquén y deduce formal acción de
inconstitucionalidad en los términos de la Ley 2130, contra la Municipalidad de
Loncopué. Solicita se declare la inconstitucionalidad de los artículos 2 y 3 y del
anexo I de la Ordenanza N° 1054/12 dictada por el Concejo Deliberante de la
Municipalidad de Loncopué en fecha 13/03/12, publicada en el Boletín Oficial del
4/04/12.
Sostiene que por el primero de los artículos se llama a un referéndum
popular a celebrarse el día 3 de junio de 2012 para que los ciudadanos inscriptos
en el padrón electoral del ejido municipal de Loncopué voten por la afirmativa o
por la negativa sobre un proyecto de ordenanza presentado por iniciativa popular y
rechazado por dicho órgano deliberante; el segundo de los artículos aprueba el
Código Municipal sobre Consultas Populares Vinculantes (referéndum)
conformado por 120 artículos que, como anexo I, forma parte de tal norma; incluye
en su pretensión las Resoluciones emanadas de la Intendencia, nros. 260/12
(convocó a elecciones para el día 3/6/12) y 299/12 (crea la Junta Comicial
Municipal y designa a sus miembros), y todos aquellos actos dictados y/o
actuaciones cumplidas en su consecuencia.
Afirma que la normativa cuya inconstitucionalidad pretende vulnera los
artículos 1, 12, 16, 189 inc.4, 271, 273, 275, 276, 277, 281, 283, 284, 285 y ss. de
la Constitución Provincial, y los artículos 1, 5, 19, 31 y 123 de la Constitución
Nacional.
Realiza una descripción de los antecedentes y expone sus argumentos en
orden a sostener la afectación constitucional de las normas que alega
inconstitucionales, conforme la exigencia establecida por el art. 5.1. de la Ley
2130.
Comienza su análisis con una referencia al sistema de gobierno
representativo, republicano y federal adoptado por la Constitución Nacional y
Provincial.
Argumenta que dentro del marco del federalismo es razonable considerar la
existencia de límites o núcleos duros que, sumados al concepto de “competencia
de los órganos públicos”, propio del derecho constitucional y administrativo,
impiden que un
poder ejerza competencias que la Constitución determina como propias de
otro nivel estadual o que expresamente no le asigna en virtud de su condición
como municipio de segunda categoría.
Añade, que la separación de poderes hace que surjan autoridades diferentes
y que, en cierta medida, se controlen y equilibren, y que cualquier órgano o
autoridad que se arrogue competencias que no detenta quiebra dicho sistema.
Luego se refiere al concepto de “autonomía municipal”, siendo potestad de
las Provincias delinear su contenido, de acuerdo a su propia realidad municipal.
Agrega que, en legítimo ejercicio de tal prerrogativa, la Constitución
Provincial regula en sus artículos 270 a 299 el régimen municipal.
Con relación al Municipio accionado, menciona que el mismo es de segunda
categoría y, por ende, por disposición del artículo 281 de la C.P., se rige por la Ley
Orgánica N° 53.
Luego menciona el artículo 271 de la C.P., en cuanto estipula que los
Municipios son autónomos en el ejercicio de sus atribuciones y sus resoluciones
no pueden ser revocadas por otra autoridad, lo que debe entenderse “dentro de la
esfera de sus facultades”, las que reglamenta y reconoce la propia Carta Magna
Provincial y la Ley Orgánica N° 53.
En consonancia, expone que el art. 273 de la C.P. prevé como atribuciones
comunes a todos los municipios, entre otras, las de darse su propia organización
legal y libre funcionamiento administrativo y electoral, pero ello con arreglo a sus
cartas y leyes orgánicas.
Agrega que, a su entender, dicha previsión implica que no todos los
municipios tienen similares prerrogativas en tanto así no se las otorguen sus
cartas y leyes orgánicas.
También entiende que, una vez reglada la autonomía municipal, a los
Municipios sólo les cabe ejercerla sin injerencias avasallantes de la Provincia, pero
respetando los límites impuestos por el principio de supremacía dispuesto por las
normas provinciales.
Hace también una referencia al principio de legalidad que, con relación a los
órganos del estado, provoca que sólo puedan ejercer aquellas competencias
constitucional y legalmente asignadas.
En este marco, sostiene que la Constitución Provincial no le reconoce al
Municipio de Loncopué la facultad de dictar su Carta Orgánica para el propio
gobierno ni para regular materia electoral, como sí lo hace con las comunas de
primera categoría.
Transcribe el artículo 281 de la C.P., y sostiene la manifiesta
inconstitucionalidad del actuar del Concejo Deliberante, en cuanto sancionó a
través de la Ordenanza N° 1054/12, un Código Municipal en materia
de Consultas Populares Vinculantes (referéndum), arrogándose
competencias que ni la Constitución Provincial ni la Ley 53 le otorgó.
Agrega que no sólo reguló el procedimiento de referéndum, sino que incluso
determinó “delitos electorales”, creó “sanciones” y demás reglamentaciones de los
derechos electorales, todo en flagrante violación del principio de reserva de la ley
vigente en la materia.
Por ello estima evidente la inconstitucionalidad del artículo 3° y Anexo I de la
Ordenanza N° 1054/12 emanada del Concejo Deliberante de Loncopué, en tanto
se estarían ejerciendo facultades legisferantes en una materia respecto de la cual
no tiene competencia constitucional y/o legalmente asignada, vulnerando así la
distribución de poderes efectuada por el constituyente local y reglamentada por el
Legislador Provincial.
Sostiene que la norma que debe aplicarse a la situación es el Código
Electoral Provincial, por cuanto la Ley N° 53 no contiene una reglamentación del
procedimiento de democracia semidirecta del referéndum y el Municipio accionado
no posee una prerrogativa legislativa sobre dicha materia.
Afirma que el vicio que se le imputa, acarrea la nulidad de todo lo actuado
con sustento en la Ordenanza N°1054/12 por ilegítima, como también lo es el
procedimiento electoral previo, concomitante y posterior desarrollado, e
incluso el referéndum desarrollado el día 03/06/12.
Luego avanza en su desarrollo con la crítica al art. 2. de la Ordenanza y de
los actos dictados en su consecuencia.
En este orden, en primer lugar critica la Resolución N°260/12, emitida por el
Sr. Intendente de Loncopué, mediante la cual convoca al referéndum (por el
proyecto de ordenanza instado por el mecanismo de iniciativa popular y rechazado
por el Concejo Deliberante), en tanto entiende que contraviene los artículos 8 y 9
de la Ley N° 53.
En la misma línea, critica la Resolución N° 299/12, en cuanto crea la Junta
Comicial Municipal y designa sus miembros.
Agrega que a su entender, para el supuesto de presentarse un proyecto de
ordenanza Municipal que cumpla con las condiciones impuestas por el artículo 8°
de la Ley N° 53, el Concejo Deliberante tiene un breve plazo para expedirse por la
afirmativa o la negativa y, en este último caso, la iniciativa debe someterse a
referéndum popular convocado por el Intendente, conforme el art. 9 de la Ley N°
53, y que debe desarrollarse en la primera elección ordinaria, sin opción para la
autoridad ejecutiva o legislativa municipal de determinarla en una fecha distinta de
aquélla.
Sostiene además que ponderando la calidad de Municipio de segunda
categoría que posee la comuna accionada, debería actuar la Junta Electoral
Provincial.
Para concluir el punto, entiende que ni el Concejo Deliberante, ni el
Intendente Municipal, tenían facultades suficientes para contrariar lo dispuesto por
la Constitución Provincial y la Ley N° 53.
A las irregularidades señaladas agrega que las mencionadas Resoluciones
(Nro. 260 y 299/12) tuvieron sustento en una norma que, al momento de su
dictado, aún no se encontraba vigente, en tanto ambas fueron dictadas en el mes
de marzo de 2012, oportunidad en la cual aún no se encontraba publicada la
Ordenanza N° 1054/12.
En el marco de la acción intentada, bajo el capítulo VI, solicita se ordene la
suspensión de la norma atacada y de toda otra disposición dictada y/o actuación
cumplida en su consecuencia (Resoluciones 260 y 299/12), en los términos del art.
6° de la Ley 2130, o subsidiariamente y como consecuencia de la aplicación del
principio “iura novit curia”, reencause la pretensión cautelar como medida de no
innovar sobre la situación de hecho y de derecho denunciada en autos.
En cuanto al requisito de verosimilitud en el derecho, sostiene que el mismo
surge de contrastar lo manifestado en autos con el propio texto de la Constitución.
Argumenta que debe tenerse en consideración
que el contenido de la Ordenanza en cuestión se trata del ejercicio, por parte
de un órgano municipal, de una competencia que ni la Constitución ni la Ley
Orgánica de Municipios N° 53, le asigna.
Con relación al requisito de peligro en la demora, sostiene que el mismo
queda configurado por la propia gravedad institucional que denota el caso.
Argumenta que, de considerarse legítimo el actuar de las autoridades
municipales de Loncopué, se convalidaría que municipios de segunda categoría
ejerzan competencias no asignadas, sin limitaciones ni controles orgánicos
funcionales de ninguna naturaleza, con una discrecionalidad absoluta y un total
desapego del marco jurídico vigente en la Provincia, incluso con mayores y
mejores prerrogativas que aquéllas que poseen los municipios de primera
categoría.
Para finalizar, ofrece prueba, hace reserva del caso federal y formula su
petitorio.
II.- A fs. 43, se corre traslado del pedido de suspensión a la accionada.
III.- A fs. 62/76 se presenta el Municipio demandado y solicita se decrete la
inadmisibilidad de la acción, el rechazo de la medida cautelar y oportunamente de
la demanda.
Niega en general cada una de las afirmaciones de la actora que no sean
reconocidas y consentidas, para luego efectuar una negativa particularizada de
cada una.
Afirma que no se cumple con el requisito establecido en el artículo 5 de la
Ley N° 2130, dado que no se especifica en qué parte o instancia y de qué forma
se violentan los artículos de la Constitución Nacional y Provincial.
Además, plantea que la cuestión en debate no es susceptible de ser
judicializada.
Con relación a la medida de suspensión de la norma, se opone a su
procedencia para lo cual efectúa una trascripción de una serie de precedentes
dictados por este Tribunal.
En cuanto al requisito de peligro en la demora argumenta que la norma en
cuestión solo rige en la jurisdicción territorial de Loncopué y que respecto de ella el
accionante no ha acreditado, ni intentado probar que se hubiere convocado a un
nuevo referéndum en el cual se estuviera por aplicar el Anexo I de la Ordenanza
N° 1054/12, como así tampoco la existencia de actividad o proyecto de actividad
de alguna de las técnicas prohibidas contenidas en la ordenanza aprobada por el
referéndum.
Sostiene que tampoco existe verosimilitud del derecho alegado por la actora
por cuanto, a su entender, la comuna accionada resulta competente para convocar
a referéndum dentro de las condiciones fijadas por la Ley N° 53, así como también
puede sancionar un código específico para aquella materia que no ha sido
reglada por la Provincia.
Luego hace mención a la operatividad de las normas, para concluir que la
cláusula del artículo 273 de la C.P., en lo atinente a la competencia de los
municipios, se aplica de forma directa.
Agrega que la comuna no compite con la Provincia en materia electoral, sino
que llena un vacío normativo en materia de procedimiento de referéndum.
Asimismo, alega que el Código Electoral Provincial regula elecciones de
autoridades, pero no reglamenta el procedimiento del referéndum.
Finalmente entiende que no se ha acreditado perjuicio alguno en la
irregularidad alegada.
Solicita la declaración de inadmisibilidad de la acción, el rechazo del pedido
de suspensión de la Ordenanza cuestionada y de la medida de no innovar
pretendida; ofrece prueba documental e informativa, funda en derecho y formula
su petitorio.
IV.- A fs. 78/110 se presenta el Sr. José María Dórfeo, cura párroco de la
Parroquia Nuestra Señora del Pilar de Loncopué, con patrocinio letrado y solicita
que se admita su intervención en la causa en los términos del art. 90, inc. 2° del
CPC y C y subsidiariamente, se encuadre su pedido en el inc. 1° del mismo
artículo, ambos aplicables en virtud del artículo 11 de la Ley 2130.
Justifica su legitimación en el carácter de
integrante del cuerpo electoral de Loncopué.
En primer término plantea la recusación con expresión de causa del señor
Vocal Dr. Evaldo Darío Moya.
Luego, reeditando los argumentos expuestos por la demandada, solicita la
inadmisibilidad de la acción, el rechazo de los planteos de suspensión de la
ejecución y de la medida cautelar pretendida y finalmente de la acción.
V.- A fs. 119 la Dra. Graciela Martínez de Corvalán se excusa de intervenir
en las presentes actuaciones, integrándose a fs. 120 el Tribunal a los efectos de
resolver, con el señor Fiscal ante el Cuerpo, Dr. José Ignacio Gerez.
Asimismo, a fs. 121/124 el Sr. José María Dórfeo recusa con expresión de
causa al Dr. José Ignacio Gerez.
Luego, mediante R.I. N° 16/12 se rechazan in límine los planteos
recusatorios formulados y se acepta la excusación de la Dra. Graciela Martínez de
Corvalán, confiriéndose la vista del art. 6 de la Ley 2130 al Sr. Fiscal Subrogante.
VI.- A fs. 132/137 dictamina el Dr. Ricardo Cancela, como Fiscal Subrogante
ante el Cuerpo, quien propicia el rechazo de la medida cautelar solicitada.
VII.- A fs. 142/143 la Fiscalía de Estado contesta el traslado del pedido de
intervención de tercero, conferido a fs. 114.
Manifiesta que no se encuentran reunidos los recaudos fácticos y legales
correspondientes para la intervención voluntaria (art. 91 del CPCyC) y menos aún,
la obligada (art. 94 del CPCyC).
Señala que la presentación efectuada por el Sr. Dórfeo es prácticamente una
réplica de la contestación efectuada por la Municipalidad de Loncopué, lo que la
convierte, a su entender, en inútil.
Cita algunos precedentes de este Tribunal y solicita se resuelva el rechazo
del pedido de intervención por improcedente.
VIII.- Vienen los autos a resolución del Tribunal a fin de dar respuesta a dos
cuestiones planteadas: Por una parte, la procedencia de la suspensión cautelar
art. 6 de la Ley 2130- o, en su defecto, la medida de no innovar pretendida por la
Fiscalía de Estado de la Provincia y, por la otra, la procedencia de la intervención
en calidad de tercero del Sr. José María Dórfeo.
Siguiendo el orden propuesto, corresponde en primer término abordar el
tratamiento de las medidas cautelares planteadas.
IX.- Tal como ha sido reseñado, la actora formula, por un lado, el pedido de
suspensión de la vigencia de la Ordenanza 1054/12 y las resoluciones 260/12 y
299/12; por otro, en forma subsidiaria y por
imperio del principio “iura novit curia”, el dictado de una medida de no
innovar sobre la situación de hecho o derecho denunciada en autos.
Ahora bien, la cuestión cautelar que se presenta ya ha sido objeto de estudio
en la Resolución Interlocutoria N°237/12 del registro de esta Secretaría- dictada en
el marco de las actuaciones caratuladas “CORPORACIÓN MINERA DEL
NEUQUÉN (CORMINE) S.E.P. C/MUNICIPALIDAD DE LONCOPUE S/MEDIDA
CAUTELAR” Exp. 3723/12.
Como en este caso, allí también se solicitó como medida cautelar, entre
otras, la suspensión de la ejecución de las mismas normas. Y, siendo que no se
han agregado a las actuaciones otros elementos que permitan adoptar una
decisión distinta, el pedido correrá con la misma suerte que en aquella ocasión.
Se hizo referencia entonces a la convergencia de la normativa constitucional
y legal invocada por las partes, como la distinta interpretación que de ellas extraen
para cimentar sus posiciones, como elementos que denotan el alto grado de
complejidad que presenta el conflicto; a ello se suma el estrecho marco de
conocimiento del continente cautelar que se transita.
Por ello, atendiendo a la índole de los cuestionamientos y a la
responsabilidad encomendada a este Cuerpo de efectuar el control de
constitucionalidad que se propone, la cuestión impone actuar con la mayor
prudencia que el caso exige.
X.- En orden al presupuesto del “fumus bonis iuris” este Tribunal ha dicho
que, para determinar la verosimilitud del derecho, no es necesaria la demostración
acabada del mismo, por ser esta materia la que ha de ser tratada en la discusión
principal del proceso.
En otras palabras, la admisión de la cautela requiere de un análisis de
mera probabilidad acerca de la existencia del derecho discutido y no de su
certeza.
En el caso, la parte actora sostiene que la verosimilitud del derecho
surge de contrastar la norma atacada Ord. 1054/12- con los mandatos legales y
constitucionales vigentes que “...per sé, y con el grado de provisoriedad requerido
en estos supuestos, habilitaría el otorgamiento de la presente medida cautelar”.
Entre los fundamentos brindados a lo largo de su escrito de presentación,
aborda cuestiones que son de interpretación constitucional e infraconstitucional
(incompetencia para realizar el referéndum vinculante; incompetencia en razón de
la materia; incompetencia para legislar en materia electoral; para determinar
“delitos electorales”, crear sanciones aplicables a quienes no concurran a sufragar
(Constitución Provincial- Ley 53- Código Electoral) pero, también, de hecho y
prueba (incumplimiento del procedimiento previsto en los arts. 8 y 9 de la Ley 53).
A su vez, como quedara expuesto, todas estas cuestiones fueron
acabadamente respondidas por la demandada.
De tal modo, como fue ya advertido, desde que el caso impone una delicada
tarea interpretativa de la normativa aquí involucrada, no es posible conceder que
las decisiones impugnadas “prima facie” adolezcan de las transgresiones
constitucionales denunciadas.
Es que, a los argumentos dados por la accionante para respaldar el pedido
se contraponen fundadamente los brindados por la parte demandada, lo cual hace
aparecer debilitado el derecho invocado para obtener la preventiva y, de ello se
colige la necesidad de un más amplio debate del que permite el proceso cautelar.
La suspensión de la aplicación de un precepto dictada en el marco de la
acción de inconstitucionalidad constituye un acto jurisdiccional de gravedad, que
exige una mayor prudencia: tal decisión trasciende el mero caso particular, para
proyectarse en la generalidad de las situaciones contempladas al sancionarse la
disposición en cuestión (cfr. RI. 2/2011).
De cara a ello, en este caso, la mera probabilidad de la existencia de las
tachas imputadas no se presenta con la nitidez necesaria como para viabilizar la
medida precautoria, pues, se reitera, en
este estadio, aparece tan serio el cuestionamiento efectuado por la actora
como su refutación por parte de la demandada.
En este orden de ideas, entonces, habrá de concluirse que no se encuentra
demostrado, con la meridiana claridad requerida, que la Ordenanza 1054/12 viole
el orden constitucional que ha sido invocado y, por ello, se impone desestimar la
medida cautelar de “suspensión”.
Y, las disquisiciones realizadas anteriormente en punto a la debilidad de la
verosimilitud del derecho invocado para acoger el pedido de suspensión de la
Ordenanza 1054/12, no permanecen ajenas al examen de la medida de “no
innovar”, imponiendo su rechazo.
Huelga decir que la conclusión que aquí se extrae, se emite en el acotado
marco propio de este tipo de medidas y en modo alguno compromete un juicio
definitivo sobre la cuestión de fondo que habrá de ser decidida por este Tribunal.
XI.- Sentada la primera cuestión planteada, cabe abordar el pedido de
intervención de tercero, efectuado por el Sr. Dórfeo, a fs. 78/110.
En ese cometido, cabe señalar que el presentante fundamenta su petición de
intervenir como tercero en estas actuaciones, en su carácter de “elector del cuerpo
electoral de la Municipalidad de Loncopué”.
En dicho contexto, argumenta que la norma que se tacha de inconstitucional,
afecta los derechos de todos y cada uno de los integrantes del cuerpo electoral de
Loncopué, en tanto apunta a vulnerar el ejercicio de los derechos que garantiza el
art. 283 de la Constitución Provincial y las facultades legislativas conferidas a los
electores municipales a través de los artículos 8 y 9 de la Ley N° 53.
El tema planteado claramente involucra la aplicación del instituto procesal de
la “intervención de terceros” en el proceso.
Pero, lo particular del análisis requerido se encuentra dado por el especial
molde que presenta un proceso de las características del presente, esto es, una
acción autónoma de inconstitucionalidad, donde se persigue el control abstracto u
objetivo de validez de normas, sin un verdadero contenido contradictorio de hecho
(cfr. García de Enterría Ramón Fernandez “Curso de Derecho Administrativo” con
notas de Agustín Gordillo, Tomo I, 1º edición Argentina, La Ley, pág. 171).
En este sentido, ya ha señalado el Tribunal en anteriores oportunidades, que
la intervención de terceros en el proceso de constitucionalidad consagrado en la
Ley N° 2.130, debe ser analizada a través de las particularidades que presenta
este ordenamiento, no siendo posible la traspolación sin más de figuras previstas
en el proceso clásico, bajo el riesgo de desvirtuar su especial naturaleza (cfr. R.I.
6230/08; 2/11, entre otras).
Así, la intervención de terceros de la manera en que está perfilada en el
proceso clásico- se encuentra indisolublemente ligada a la validez de la cosa
juzgada y a la oponibilidad del pronunciamiento frente a terceros.
No obstante, en el esquema de la Ley N° 2130, los alcances erga omnes del
pronunciamiento no depende de la participación o intervención que se le otorgue a
los que invoquen un interés en el proceso o pudieren ser afectados por el
decisorio, sino fundamentalmente, de la naturaleza del control que se efectúa
conforme el diseño previsto por el constituyente local.
En efecto, en la acción autónoma local no existe el límite subjetivo de la cosa
juzgada y esto es así, por el tipo de pronunciamiento que se dicta, en base al cual,
los alcances de la sentencia no resultan derivados de la mayor o menor amplitud
de la legitimación del accionante, ni de la representatividad de los sectores
eventualmente afectados, sino que ese efecto es el resultado de la naturaleza y
contenido del pronunciamiento judicial, en tanto así ha sido diseñado
constitucionalmente…” (cfr. Ac. 1.006/04).
Así enfocada la cuestión y desde esta perspectiva, es claro que no se está
frente a un supuesto de intervención necesaria de terceros, en tanto el
pronunciamiento podría ser válidamente dictado aún sin la participación de éstos.
Aún cuando la cuestión se analizara desde el punto de vista de la
legitimación que rodea a este tipo de procesos, la conclusión no variaría.
En efecto, conforme ha sido la inalterable jurisprudencia de este Cuerpo, la
legitimación activa de la acción prevista en la Ley 2130, ha sido entendida con un
criterio amplio de participación.
Cabe recordar que fue a partir del caso “Aromando” dictado por este Tribunal
que se optó por el criterio de “legitimación procesal amplia” para demandar, en
aquellos supuestos en los que se planteen cuestiones de índole constitucional por
el carril de la Ley 2130.
Resulta claro que el evidente interés institucional que este tipo de trámites
alberga ha llevado a la conveniencia de optar por parámetros poco rígidos de
legitimación activa, dado que se encuentra en juego la defensa objetiva del
ordenamiento constitucional.
Sin embargo, lo particular del carácter en el cual el Sr. Dórfeo pretende
acudir, es que no lo hace en calidad de legitimado activo, pues justamente
pretende lo contrario a quien impulsa la acción. Tampoco es uno de los
legitimados pasivos especialmente previstos en el artículo 5 apartado 5.4 de la Ley
N° 2130. Desde esta perspectiva, la acción ha sido entablada entre las partes
legalmente legitimadas para ello.
Su legitimación proviene, en cambio, de la simple calidad de ciudadano
habilitado para ejercer sus derechos electorales y eventualmente votar en el
referéndum cuestionado, ya que reside en la comuna donde se plantea el
conflicto.
Y si bien es cierto que, este Tribunal en anteriores composiciones- ha
admitido la participación de terceros en el proceso constitucional previsto en la Ley
2130, en casos en que se ha verificado la presencia un interés propio, aunque no
titularicen situaciones jurídicas encuadradas en el concepto ortodoxo que
tradicionalmente se ha otorgado al “derecho subjetivo” (cfr. Ac. 1006/04), no es
menos cierto que, lejos de constituir una regla general a seguirse en todos los
casos, se ha limitado a evaluar su procedencia en los casos concretos y conforme
las particularidades del litigio.
Al respecto, ha dicho que “no resulta conveniente fijar una regla general
vigente para todos los supuestos de intervención de terceros en el proceso, dado
que las situaciones en los que se impone la citación de personas diversas a las
partes requieren tratamientos y soluciones que no resultan unívocas. Por lo tanto,
tal como lo propone dicho Tribunal, la definición que corresponde adoptar en la
materia, requiere ceñirse al caso concreto y sus peculiaridades, con
independencia de cualquier abstracción teórica que pueda formularse al respecto”
(cfr. Ac.1006/04 y R.I. N° 2/2011).
Desde ese vértice, se puede concluir que también serán las particularidades
del caso planteado por el Sr. Dórfeo, las que determinarán la procedencia o no del
pedido de intervención.
Sin desconocer lo estrecho del margen que existe para decidir la
participación del Sr. Dórfeo en la calidad invocada, es claro que ni el marcado
interés institucional que puede contener este tipo de acciones, ni el criterio amplio
de legitimación vigente en el modo que fuera señalado, ni tampoco la calidad de
“elector” que invoca el pretendiente, logran desvirtuar que, el impacto que la
norma cuestionada le pudiere provocar -como norma de alcance general- sea
distinto para el peticionante que para el resto de los habitantes empadronados y
en condiciones de votar- de la localidad de Loncopué.
Es decir, no se vislumbra en su pedido de intervención un interés propio,
ajeno al que presentan las partes y diverso del resto de los ciudadanos
interesados en la suerte de la comunidad en la que desarrollan su vida cotidiana.
Desde tal prisma, no puede dejar se señalarse que la presentación
efectuada por quien aquí pretende ingresar al proceso en calidad de tercero,
guarda casi absoluta identidad con la contestación efectuada por la municipalidad
accionada. Nada aporta en términos argumentativos al conocimiento de los
elementos que las partes ya han traído ante el Tribunal, ni supone una visión
diferente del conflicto ni invoca una representatividad que deba ser considerada en
forma especial conforme los ribetes del caso.
Dicha circunstancia, también señalada por el Fiscal de Estado en su
presentación de fs. 142/143, surge claramente manifiesta del simple confronte
entre ambas presentaciones (escrito de contestación presentado por la accionada,
fs. 62/76 y la presentación del Sr. Dórfeo fs.78/110).
Es decir que, lejos de aportar elementos que contribuyan a la resolución del
caso, se estaría ni mas ni menos que duplicando la información con la que ya
cuenta el Tribunal, a manera de mero refuerzo argumental de una postura ya
asumida por la parte que intenta coadyuvar.
Es que aún cuando en el caso del señor José María Dórfeo, pueda
concederse que las razones que expone a fin de reclamar su intervención,
aparezcan como serias o atendibles, es la carencia de los elementos señalados,
sumada a la identidad de su presentación con la contestación que efectuara la
comuna accionada, las que sellan la suerte de su presentación.
Por lo tanto, la procedencia del pedido de intervención en calidad de tercero
solicitada por el Sr. Dórfeo, no podrá tener acogida.
XII.-En definitiva, por las razones expuestas se impone el rechazo de los
pedidos cautelares efectuados por la accionante, así como la desestimación de los
pedidos de intervención de tercero efectuado por el Sr. Dórfeo. En cuanto a las
costas, dada la complejidad del tema y la índole de los cuestionamientos, éstas
serán impuestas en el orden
causado (art. 68 segunda parte del CPC y C, aplicable por reenvío del art. 11
de la Ley 2130).
Por todo lo expuesto,
SE RESUELVE:
1°) RECHAZAR el pedido cautelar efectuado por el Señor Fiscal de
Estado.
2°) DESESTIMAR el pedido de intervención de tercero efectuado por el Sr.
José María Dórfeo.
3°) IMPONER las costas en el orden causado (art. 68 segunda parte del
CPCC, aplicable por reenvío del art. 11 de la Ley 2130).
4°) Regístrese, notifíquese.
DR. EVALDO DARIO MOYA
Presidente
DR. RICARDO TOMAS KOHON
Vocal
DR. OSCAR E. MASSEI
Vocal
- con ampliación de fundamentos -
ANTONIO GUILLERMO LABATE
GEREZ
DR. JOSE IGNACIO
Vocal
Vocal Subrogante
DRA. LUISA ANALIA BERMUDEZ
Secretaria
El señor Vocal Doctor OSCAR E. MASSEI dijo:
I.-Adhiero ampliamente a los fundamentos expuestos y las conclusiones
arribadas por mis colegas preopinantes.
Sin embargo, toda vez que allí se realizara una cita del Acuerdo Nro.
1006/04, donde tuve la oportunidad de desarrollar in extenso mi postura respecto
a la posibilidad de admitir la participación de terceros en los procesos de derecho
público que importan un control concentrado de constitucionalidad, creo propicia la
ocasión para poner de relieve las particularidades que, en aquélla oportunidad, me
llevaron a votar favorablemente a la incorporación al proceso de la Asociación de
Trabajadores del Estado (ATE).
En dicha causa, la Fiscalía de Estado interpuso una acción autónoma
solicitando la declaración de inconstitucionalidad del artículo 77 inc. b) del
Estatuto del Personal Civil de la Administración Pública Provincial, siendo
legitimada pasiva la Provincia del Neuquén.
El pedido de intervención de la Asociación de Trabajadores del Estado
(ATE), se sustentó no sólo en el interés público comprometido en todo proceso
constitucional con sentencias de efectos expansivos “erga omnes” - con la
particularidad de la existencia de un allanamiento a la pretensión actoral que
propiciaba la nulidad de la norma-, sino y principalmente, en su interés individual
en la solución del pleito, dado que la normativa en discusión lo afectaba
directamente al versar sobre las licencias gremiales insertas en el marco
regulatorio del empleo público.
Desde esta perspectiva, los términos de su presentación que, a diferencia de
la postura asumida por la demandada, bregaba por la legalidad de la normativa
cuestionada y los intereses particulares que se intentaban proteger, impusieron
una relativización del concepto de tercero como persona ajena a una relación o a
una controversia suscitada entre partes, dado que la petición no sólo añadía
elementos de análisis distintos a los arrimados por las partes al proceso, sino que
fundamentalmente involucraba “un supuesto de especificidad, tal como lo apunta
la peticionante, por cuanto el precepto legal cuestionado en su constitucionalidad
por los contendientes originarios del proceso, concierne a un número reducido de
personas (entre los cuales se encuentra comprendida, en virtud de poseer un
legítimo interés en su mantenimiento y en función de la representación que
ostenta respecto a quienes gozan a título personal del beneficio que la norma cuya
inconstitucionalidad se requiere, les otorga).” (Ac. 1006/04).
El análisis de las particularidades de aquélla causa llevaron a una solución
que permitió engarzar el interés público propio de estos debates constitucionales
con el interés particular del sector al que ATE representaba, situación que,
conforme surge del fundado voto que me precede, no se presentó en esta solicitud
de intervención.
Conforme a ello, es preciso insistir en la ineficacia de esbozar a priori reglas
generales para todos supuestos de intervención de terceros en este especial
proceso constitucional, siendo prudente inclinarse por un análisis particular y
circunscripto al caso concreto, donde se releven las especiales circunstancias que
rodean las peticiones, las que merecen un tratamiento y solución conforme las
peculiaridades del caso.
Por estas consideraciones y compartiendo en un todo los fundamentos
esbozados en la presente resolución, emito mi voto en igual sentido. MI VOTO.
DR. OSCAR
E. MASSEI
Vocal
DRA. LUISA ANALIA BERMÚDEZ
Secretaria
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