www.vilaorfila.com.ar Los cuatriciclos en los countries (Un anticipo de la Segunda Edición de “COUNTRIES” de Bartolomé A. Orfila, Editorial ERREPAR, de inminente publicación) Los denominados “cuatriciclos” son vehículos descriptos como “todo terreno”, por cuanto, hallándose dotados de cuatro ruedas con anchas bandas de rodamiento, posibilitan su utilización en terrenos irregulares y son ideales para transitar por dunas y caminos no asfaltados.……………………………………………….… Esas condiciones los han convertido en vehículos de carácter recreativo y su mayor utilización se verifica en las playas de veraneo.- Tanto para las autoridades de los municipios como para los concesionarios de los balnearios, su presencia es permanente motivo de preocupación, por cuanto sus irrupciones súbitas, las carreras que realizan, etc., ponen en riesgo la seguridad de los veraneantes y alteran el clima de tranquilidad de quienes concurren al mar en busca de descanso y sosiego.Ello ha determinado la prohibición de circulación de estos vehículos y la asignación de sectores específicos, alejados de los que utilizan los turistas, para que circulen y desarrollen sus prácticas.……………………………………………………. Previendo las consecuencias disvaliosas que la proliferación de estos artefactos habría de provocar en la vida cotidiana de los copropietarios de un club de campo, éstos – reunidos en una asamblea extraordinaria- deciden prohibir la utilización de los cuatriciclos en los sectores de propiedad común del consorcio.- Para ello se tuvieron en consideración: su difícil conducción, su peligrosidad y la polución ambiental que producen.Además, concretamente, en el club ya se habían producido episodios lamentables y ya se había convertido en costumbre corriente que los menores que los conducían transitaban deliberadamente por lugares no autorizados, aprovechando el trazado geográfico del club para divertirse y poniendo en riesgo la seguridad de sus habitantes.………………………………………………………… Un copropietario del club promueve una acción judicial dirigida a que se declare la inconstitucionalidad de la resolución asamblearia, para obtener un pronunciamiento que posibilite a su hijo adolescente continuar circulando con sus amigos por los terrenos del club, como lo venían haciendo hasta que se sancionara la prohibición.Como era lógico suponer, en primera instancia la pretensión es rechazada.- El copropietario apela y la Sala “A” de la Cámara de Apelaciones en lo Civil, en un polémico fallo de fecha 9 de agosto de 2007, revoca la sentencia de grado y hace lugar a la acción intentada.Considera que la decisión de la asamblea ha sido excesivamente rigurosa y desproporcionada … y decide declarar la “inconstitucionalidad” del punto de la asamblea en la que se adoptó aquella prohibición (MASTELLONE, Gustavo Raúl y otro c/ CONSORCIO DE PROPIETARIOS CLUB DE GOLF LAS PRADERAS DE LUJÁN s/ Inconstitucionalidad”, CNCivil, Sala A, 09/08/2007) (Fuente: ElDial) …………………………………………………… Pero, más allá de ello, entendemos que el fallo es completamente desafortunado.En primer lugar por cuanto, no obstante una cita de Colmo con la que se cierra (“no hay asunto civil que pueda ser extraño a los tribunales civiles”), tratándose de la regulación del uso y empleo de los bienes comunes de un consorcio de propietarios, la intervención judicial anulando el contenido de decisiones asamblearias formalmente válidas, no se compadece en absoluto con lo que pacíficamente ha sostenido siempre tanto la doctrina como la jurisprudencia.Obviamente que una regla que limite el tipo de vehículos que se pueden estacionar en las cocheras, o establezca la prohibición para que los niños circulen en triciclo por los palieres del edificio o bien para introducirse en la piscina común con tablas para barrenar o colchones flotantes, cercenan algunos derechos de los copropietarios de un consorcio.- Pero no puede perderse de vista que se trata de una relación de comunidad, en la que todos sus integrantes resignan una porción de aquellos, en miras de disfrutar de una buena calidad de vida para todos, evitando así menoscabar los de unos para hacer prevalecer los de otros.Aquí el sentenciante ha tomado a su cargo la elección de cuáles son los valores que en esa comunidad de copropietarios debe prevalecer y ha considerado que la tranquilidad y seguridad de la mayoría de ellos debe ceder frente al derecho individual de poder circular recreativamente por las instalaciones, que –al fin y al cabo- son de todos.Entendemos que el contralor jurisdiccional respecto de la validez de los actos asamblearios, se encuentra limitado a la verificación del cumplimiento de los recaudos formales (citación adecuada, quórum, mayorías reglamentariamente previstas, etc.), pero que hay un ámbito interno consorcial en el cual la escala de valores y las preferencias en orden al tipo de vida que la comunidad desea desarrollar o conservar, es ajeno a aquél.Es sabido lo enormemente dificultoso que resulta para los clubes de campo, los barrios cerrados y los consorcios de propietarios que las reglas de convivencia sean respetadas.- Los servicios de vigilancia y seguridad interna carecen de imperio para hacerse respetar e impedir las inconductas y el vandalismo, pues sólo pueden operar como una presencia meramente disuasiva.Es evidente que quien, avalando la conducta impropia de sus propios hijos, demanda judicialmente a toda la comunidad en la que ha elegido insertarse (el club de campo) , para doblegar la opinión de la inmensa mayoría de ella, podría decirse que está obrando en forma “caprichosa”, “exagerada” y “antojadiza”.- Y que, más que una sincera discrepancia con lo decidido, lo que se pone en juego es el ejercicio del poder que lo llevan a plantear ante los tribunales, como cuestión trascendente, el ejercicio de un “derecho constitucional” cuyo componente de banalidad resulta indudable.En ese contexto la sentencia que comentamos valida ese proceder, pasa por alto los derechos de una comunidad consorcial para elegir sus propias reglas de convivencia y hace prevalecer un individualismo a ultranza, con menoscabo de aquellos.Debe señalarse que la sentencia comentada no puede interpretarse, en absoluto, como una tendencia jurisprudencial ni nada que se le parezca.Por el contrario, la inmensa mayoría de los pronunciamientos consideran que los contenidos de los reglamentos internos o de las resoluciones asamblearias no son –en principio- revisables judicialmente, salvo por aspectos formales.Asimismo, es cada vez mayor el número de nuevos emprendimientos que incluyen prohibiciones y limitaciones a los cuatriciclos, a sabiendas de los problemas que ocasionan, las cuales son pacíficamente aceptadas.(Fragmentos tomados de la Segunda Edición de “COUNTRIES”, Bartolomé A. Orfila, Editorial Errepar, de próxima aparición) www.vilaorfila.com.ar