Texto completo del fallo P80280 - Defensa Pública de la Provincia

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Dictamen de la Procuración General:
Contra la sentencia de la Sala I del Tribunal de Casación Penal de la
Provincia de Buenos Aires (fs.60/64), que declara inadmisible por
insuficiencia el recurso de casación deducido, el señor Defensor Oficial
interpone recurso extraordinario de nulidad (fs.85/87).
Denuncia la
violación del art.171 de la Consitución Provincial y desde ya adelanto que
no puede prosperar. Ello así pues como dejé expuesto supra, el Tribunal
"a quo" resolvió la inadmisibilidad por insuficiencia y sostuvo que la parte ahora también recurrente- se limitó a: "...exponer un criterio divergente al
de los sentenciantes (ver fs.62). Esta coyuntura de la dinámica procesal
impugnativa remite únicamente a la técnica del recurso de casación,
motivación que -como queda expuesto- sí fundó la decisión del Tribunal "a
quo".
Por otra parte, la defensa no señala la norma procesal que debió aplicarse
en el caso. Por lo brevemente expuesto aconsejo a V.E. el rechazo del
presente recurso. Así lo dictamino. La Plata, 3 de mayo de 2001 - Juan
Angel De Oliveira
ACUERDO
En la ciudad de La Plata, a 8 de setiembre de 2004, habiéndose
establecido, de conformidad con lo dispuesto en el Acuerdo 2078, que
deberá observarse el siguiente orden de votación: doctores Hitters, de
Lázzari, Negri, Roncoroni, Genoud, Soria, se reúnen los señores jueces de
la Suprema Corte de Justicia en acuerdo ordinario para pronunciar
sentencia definitiva en la causa P. 80.280, "Rocha, Carlos Ariel. Recurso de
casación".
ANTECEDENTES
La Sala I del Excmo. Tribunal de Casación Penal de la Provincia de Buenos
Aires
declaró
inadmisible
por
insuficiente
el
recurso
de
casación
interpuesto por la señora Defensora Oficial adjunta en favor de Carlos Ariel
Rocha, sin costas. El señor Defensor Oficial a cargo de la Defensoría ante
ese tribunal interpuso recurso extraordinario de nulidad. Oído el señor
Subprocurador General, dictada la providencia de autos, presentada a fs.
105 la memoria que autoriza el art. 487 del Código Procesal Penal, y
hallándose la causa en estado de pronunciar sentencia, la Suprema Corte
decidió plantear y votar la siguiente
C U E S T I O N ¿Es fundado el recurso extraordinario de nulidad
interpuesto?
V O T A C I O N A la cuestión planteada, el señor Juez doctor Hitters dijo:
I. No coincido con el señor Subprocurador General pues estimo que el
recurso es procedente. El señor Defensor denuncia que el tribunal no
apoyó su decisión de rechazar el recurso de casación en disposición legal
alguna y que ello significa la violación del art. 171 de la Constitución de la
Provincia.
Asiste razón al recurrente. En la primera cuestión de la sentencia recurrida
(fs. 62 vta./63) se trató lo concerniente a la admisibilidad del recurso
interpuesto y luego de analizar los defectos que el mismo presentaba se
resolvió su rechazo ante la "insuficiencia" predicada. En la segunda
cuestión (fs. 63 vta.) se declaró "inadmisible por insuficiente, atento los
fundamentos dados, el recurso traído, sin costas" (fs. cit.). En ninguna de
tales cuestiones aparece el fundamento legal de la decisión, y ello es
violatorio del art. 171 de la Constitución provincial como lo afirma la
defensa.
II. Como lo sostuviera al emitir el voto propio en P. 60.508 (sentencia del
29 de junio de 1999), a mi modo de ver la errónea fundamentación
normativa por equivocada aplicación de un precepto jurídico se debe
canalizar
tanto
en
el
Código
adjetivo
civilístico
como
en
el
de
Procedimiento Penal (según ley 3589 y sus modif.) a través del recurso
extraordinario de inaplicabilidad de ley cuando sea posible incoarlo, y no
del extraordinario de nulidad; ni tampoco por el carril del art. 349 inc. 1º
del ordenamiento mencionado en último término, aplicable a este caso.
Distinta sería la situación si la providencia en crisis careciera en absoluto
de argumentación, al punto que no permitiera su contralor por el andarivel
impugnaticio de la inaplicabilidad de ley, o si la cita legal se refiere a una
problemática que no es motivo (o causal) de agravio, por ejemplo, lo
atinente al tema de las costas, o si sobre todo en materia criminal las citas
genéricas o descripciones indeterminadas implican tal vacuidad que dejan
sin sostén el decisorio (P. 34.871, sent. del 16-IX-1986; P. 35.014, sent.
del 5-IX-1986; P. 65.583, sent. del 29XI2000; P. 65.613, sent. del
20VIII2003, éstas dos últimas a contrario; Ac. 70.973, sent. del 9V2001).
Esta Corte ha sostenido desde antiguo ("Acuerdos y Sentencias", serie 16,
V. III, p. 502, fallo del 24 de junio de 1938), que a los efectos del
andamiento del carril extraordinario de nulidad nada importa el acierto de
la decisión atacada, ya que lo que interesa es que esté basada en una
norma, aunque no se apoye en la pertinente (Ibáñez Frocham, "Tratado de
los recursos en el proceso civil", Omeba, págs. 246/51), es decir, aún en
la situación que el precepto invocado nada tenga que ver con el caso
juzgado; criterio que se ha mantenido en forma inveterada (Ac. 51.444,
sent. del 21IX1993, etc.), salvo cuando el decisorio resuelva varios temas
y resulte imposible saber a cuál de ellos se refiere la cita legal. En el
campo autoral he expresado con anterioridad que el motivo que nos
ocupa, tipificado en los arts. 296 del Código Procesal Civil y Comercial, 349
inc. 1º del Código de Procedimiento Penal (según ley 3589 y sus modific.)
y ahora por el art. 491 del actual Código Procesal Penal (ley 11.922 y sus
modific.) y el art. 171 de la Constitución bonaerense, es una causal cínica,
que así pergeñada no tiene razón de ser, dado que si el pronunciamiento
no se apontoca en un precepto jurídico aplicable al caso, debería ser
atacado por el conducto de la inaplicabilidad de la ley, con la ventaja que
dicho sendero se falla, sin reenvío, acatando las restricciones que impone
el nuevo Código Procesal Penal en el apartado primero del art. 494. Ello
así salvo que los defectos en la trama fáctica o jurídica sean de tal entidad
que desvirtúen totalmente el pronunciamiento, a tal punto que hagan
imposible su control por el ad quem. Por lo dicho considero que los
referidos artículos de los aludidos ordenamientos, incurren en un déficit
legislativo al encausar el vicio de marras, pues reitero tengo para mí que
la ausencia de motivación por equivocada cita legal es siempre un error in
iudicando, que debería conducirse por el andarivel recursivo de la
inaplicabilidad de la ley, obviamente, sin remisión al órgano inferior, ya
que en estas situaciones la casación debe enmendar el yerro, pero no
nulificar.
En suma como dije en la causa Ac. 56.599 del 23II1999 si el dispositivo
sentencial está ayuno de fundamentación incurre en infracción de la ley o
de la doctrina legal, dado que no se le aplica al caso la regla de derecho
que lecorresponde. ¿Qué diferencia de esencia hay entre la carencia de
basamento normativo y la argumentación defectuosa?, ninguna, pues en
ambas hipótesis aparece una infracción a las disposiciones jurídicas. El
déficit técnico legislativo en el que caen los arts. 296 de nuestra ley de
enjuiciamiento civil, 349 del Código de Procedimiento Penal (según ley
3589 y sus modific.) y 491 del Código Procesal Penal (según ley 11.922 y
sus modific.) puede arrastrar al justiciable a una frustración recursiva,
pues es factible que se encuentre ante la posibilidad de tener que ejercer
dos impugnaciones para atacar un mismo defecto sentencial, habida
cuenta que el pronunciamiento podría carecer de cita normativa, y además
resolver mal el pleito, es decir, injustamente, llegando a una conclusión
errónea. En tal hipótesis se superponen los motivos y las vías de ataque.
De todos modos los jueces debemos aplicar la ley y no modificarla a
nuestro criterio; si el recurso extraordinario de nulidad está mal diseñado
habría que modificarlo por las vías pertinentes pero no a través de un
fallo, pues los magistrados judiciales no somos legisladores. Esta Corte ha
superado esos errores, y en muchas oportunidades juzgó en casos
extremos que si bien a través del recurso extraordinario de nulidad no se
controla el acierto del decisorio, cuando su inatingencia es tal que asume
graves contornos de irregularidad, cabe anularlo ("Acuerdos y Sentencias":
1960VII62) aunque contenga citas preceptivas. Pero obsérvese que en ese
precedente se señaló que "no se trata, pues, de omisión de alguna
consideración del fallo de la correspondiente cita legal, sino del completo
incumplimiento a los dispuesto en el art. 159 (hoy 171) de la Constitución
de la Provincia..." (el subrayado me pertenece). Modernamente se ha
reiterado que "lo que el art. 159 (n.a.) de la Constitución de la Provincia
sanciona con la nulidad de la sentencia no es la correcta o incorrecta
fundamentación de la decisión, sino la ausencia de base legal" (Ac.
59.651, sent. del 30IV1996, entre muchísimos otros). Insisto, sólo la
absoluta vacuidad de argumentación que no permita controlar el fallo por
el cuadrante de la inaplicabilidad de ley admite la nulidad (Ac. 82.961,
sent. del 11IX2002), de lo contrario hay que manejarse en los casos que
corresponde por el sendero de los arts. 278 del Código de enjuiciamiento
civil (L. 51.154, sent. del 21IX1993; Ac. 74.729, sent. del 21XI2001;
etc.), 350 del ordenamiento adjetivo establecido por la ley 3589, y 494 del
Código Procesal actual, en este caso con las limitaciones que impone dicha
normativa.
En tal orden de ideas, repito que si la sentencia tiene motivación aunque
errónea la impugnación se resuelve por inaplicabilidad de ley, salvo que,
como acabo de puntualizar, se trate de citas y decisiones genéricas e
indeterminadas que imposibiliten su contralor por vía recursiva. Y ello no
por una mera cuestión académica, ya que esta solución tiene un alto
contenido práctico y dikelógico, porque de tal modo se evita el reenvío, y
la intrínseca injusticia que se deriva del tiempo que insume ese largo
periplo.
III. En el caso de autos fs. 64 considero que la sola invocación de los arts.
530 y 531 del Código Procesal Penal (según ley 11.922 y sus modific.) no
constituyen una fundamentación legal de la sentencia ya que se refieren a
una cuestión ajena a los agravios tratados, de modo que como lo adelanté
más arriba, se trata de un supuesto en el cual no debe tenerse por
cumplido el art. 171 de la Constitución provincial. Corresponde, entonces,
declarar su nulidad y devolver la causa para que se dicte nueva sentencia
(art. 492 del C.P.P. citado). Voto por la afirmativa. A la misma cuestión
planteada, el señor Juez doctor de Lázzari dijo: 1. Coincido con el voto del
doctor Hitters, ya que considero que la única cita legal que se efectúa en la
sentencia no es suficiente para satisfacer las necesidades que debe
contener una sentencia desde la óptica del art. 171 de la Carta Magna
provincial.
2. Ya me he expedido en la causa Ac. 56.599 (fallada el 23-II-1999)
acerca de los requisitos de fundamentación que debe contener la
sentencia.
Allí sostuve que la doctrina ha tratado exhaustivamente el problema del
deber de motivación y fundamentación de las sentencias (cfr. Sagües,
"Recurso extraordinario", Astrea, 2ª, Ed., vol. 2, p. 223 y sigtes.;
"Calamandrei, "Proceso y democracia", Ejea. 1960, p. 71 y sigtes.; Passi
Lanza, "Elaboración de los conceptos de sentencia fundada y motivada",
"La Ley" , 13164; Chichizola, "Requisitos constitucionales para una
sentencia válida", "La Ley" , 1981D1138; Sosa, "Recaudos constitucionales
para una sentencia válida", "Jurisprudencia Argentina" , 1981III781;
Smith, "El principio lógico de razón suficiente y la sentencia judicial", "El
Derecho", 72717; Tessone, "El deber de motivación de las sentencias",
"Jurisprudencia Argentina" , 1991I864; Ghirardi, "Lógica del proceso
judicial", Ed. Córdoba, p. 115 y sigtes.). Como señala Smith (cit., p. 720),
el acto de sentenciar se integra dinámicamente a través de dos
momentos, a saber: a) el momento cognoscitivo, en el cual el juez accede
gnoseológicamente a una realidad social constituida por el factum
generalmente litigioso que las partes someten a su consideración; y b) el
momento normativo, en el cual el juez, por un acto de voluntad
institucionalizado por el mismo ordenamiento jurídico, crea una norma
individual, que soluciona imperativamente la cuestión sometida a su
decisión y que constituye, respecto de ésta la aplicación individualizada de
una serie de normas generales y principios que integran inmediata o
mediatamente
el
ordenamiento.
Pero
esas
dos
perspectivas
están
íntimamente ligadas, son inescindibles. No puede existir la una sin la otra.
"Hay una necesidad gnoseológica de integrar en una única estructura
ontológica al hecho normado y a la norma que le confiere una determinada
significación jurídica... Pues es tan imposible conocer normas jurídicas con
prescindencia del comportamiento humano que ellas regulan, como
conocer ese comportamiento sin el sentido específico que les confieren
dichas normas" (autor cit., p. 720). "La propia estructura compleja
constituida por las normas jurídicas regladoras del comportamiento y los
hechos por ellas regulados, exige por esencia que ambos elementos sean
expuestos ordenadamente en su inescindible correlación ontológica, a
través del desarrollo del razonamiento del juzgador" (p. 722). Esa
globalidad del fenómeno sentencial determina que en la resolución del
caso el juez deba abarcar la totalidad de los hitos esenciales que marcaron
su derrotero intelectual (cfr. Tessone, cit., p. 867). Como expresa este
autor, las citas legales no agotan el cumplimiento de la obligación de
motivar la decisión. Es necesario, además, una completa meritación de los
hechos
y
una
racional
comprobación
de
su
existencia.
Fundar
o
fundamentar la sentencia no es tarea que inexorablemente resulte lograda
con la mera cita de un texto legal. Todo depende de las circunstancias del
caso, de los que éste requiera para su adecuada solución (cfr. C.S.,
"Fallos", 247117). En determinadas situaciones, seguramente las menos,
por la obviedad de las cosas probablemente alcance con la remisión
normativa, sin necesidad de explayar exhaustivamente los caminos que
conducen a la solución escogida. Pero, por regla general, la labor
jurisprudencial no es tan sencilla. Expresa Román Frondizi que la
fundamentación es la justificación de la parte dispositiva, a través de la
cual el juez trata de demostrar que la decisión del caso se ajusta a
derecho. Fundar la sentencia es, pues, justificarla. Ha de poderse
comprender cómo y porqué han sido dados por probados los hechos
conducentes y ha sido aprobada la norma que rige el caso ("La sentencia
civil", Ed. Platense, p. 27 y ss. y 38). Se requiere la motivación, la
inclusión del mecanismo mismo elaborado sobre la base de la lógica y del
derecho, exhibido en sus elementos esenciales, extrovirtiendo el eje, la
base, el hilo conductor, aunque se omitan los detalles. La sentencia ha de
proporcionar a quien la lee una pauta clara que vincule lo decidido con los
hechos juzgados y probados y con la normatividad en vigor. Si ese hilo
conductor no existe el fallo es arbitrario, porque en lugar de basarse en las
circunstancias concretas de la causa, debidamente ponderadas, tiene su
raíz nada más que en la pura voluntad del juzgador. Se trata de criterios
harto consolidados y sobre los que existe nutrida doctrina (véase Morello,
"la Casación", cap. IX, "La motivación constitucional de la sentencia" y
bibliografía que cita en nota 1). Ya lo sostenía Acuña Anzorena, de grata
memoria en esta Suprema Corte, comentando un viejo fallo de la Cámara
Civil 1º de la Capital federal, y con cita de Mortara: "En la dilucidación de
las controversias jurídicas no le está permitido al magistrado abandonarse
a su propio arbitrio, ni tampoco a la más extraña aplicación de la ley,
debiendo todo pronunciamiento judicial representar un razonamiento
fundado en el hecho y en la norma de derecho que le sea atinente. Pero, la
misma posibilidad de la diferente interpretación de un texto de la ley, o de
una distinta apreciación de los hechos, hace necesaria una completa
demostración de cómo y porqué la mente del que ha llegado a decidirse
por una u otra resolución, presentando así un concepto elaborado sobre la
base de la lógica y del derecho... Si las resoluciones de los magistrados
pudieran ser eximidas de este elemento que tiene por objeto demostrar el
porqué de sus decisiones, todo quedaría abandonado a su arbitrio, y
cuando
no
fuese
posible
controlar
los
motivos
que
inspiraron
su
pronunciamiento, vendría en menos una de las principales garantías de la
recta administración de la justicia" (en "Jurisprudencia Argentina" , t. 49,
p. 62 y sigtes.). En este sentido, es doctrina de esta Corte que constituye
la garantía de los derechos de las partes la obligación judicial de fundar las
sentencias de modo que se perciba claramente el itinerario lógico jurídico
del que deriva la resolución final, porque la deficiencia en tal sentido se
erige en obstáculo al control de legalidad (conf. Ac. 53.976, sent. del 15IV-1997, entre otros precedentes). 3. La obligatoriedad de la motivación
de las sentencias constituye requisito ineludible de validez constitucional.
Desde la perspectiva federal, lo consagra indirectamente la Constitución
nacional. Conforme a su art. 18 es inviolable la defensa en juicio de la
persona y de los derechos. Esta garantía comprende para el justiciable la
posibilidad de obtener una sentencia "que sea derivación razonada del
derecho vigente", en la feliz expresión acuñada por la Corte Suprema de la
Nación al elaborar la doctrina de las sentencias arbitrarias. Y una sentencia
es derivación razonada del derecho vigente cuando, entre otros recaudos,
está fundada. De allí que la defensa en juicio involucra el derecho a lograr
una sentencia fundada. Porque también hay una garantía innominada a la
"no arbitrariedad", que fluye del art. 33, y que constituye un derecho a la
exigencia de razonabilidad en los pronunciamientos judiciales. Lo que en
definitiva se subsume en el valor Justicia, enunciado en el Preámbulo de la
Constitución, porque "afianzar la justicia" solamente se satisface con la
debida motivación. En resumen, la obligación en examen comporta un
deber constitucional, porque posibilita el control externo sobre el modo
como el juez ejercita el poder jurisdiccional. En un Estado de Derecho el
poder no es absoluto, y fundamentalmente, no es oculto, por el contrario,
ha
de
ser
transparente.
El
conocimiento
público
coadyuva
en
la
imparcialidad del órgano, resguardando también el principio de legalidad,
pues una legalidad no controlable (a través de la motivación) equivale a
una no legalidad, y es precisamente en la fundamentación de la decisión
en donde el juez demuestra que la ley ha sido válidamente aplicada al
caso (Morello, "El proceso justo", passim). 4. Precedentemente ha sido
considerada la cuestión desde el emplazamiento constitucional nacional.
Cabe hacer lo propio en el marco provincial. Recordemos, en primer lugar,
que el art. 10 de la Constitución de la Provincia asegura a todos los
habitantes el derecho perfecto de defender y ser protegidos en su vida,
libertad, reputación, seguridad y propiedad. Nadie puede ser privado de
estos goces sino previa sentencia legal del juez competente. Y el art. 15,
luego de la reforma de 1994, consagra la tutela legal continua y efectiva.
a) Antes de abordar el examen recordemos el supuesto que se juzga: una
decisión jurisdiccional en la que ninguna de las cuestiones que aborda se
encuentra
fundamentada
legalmente
en
punto
a
la
"insuficiencia"
predicada del recurso de casación interpuesto. La sola mención de los arts.
530 y 531 del Código Procesal Penal me lleva a juzgar que estamos frente
a una resolución carente de motivación aunque provista de cita legal. b)
Tradicionalmente esta Suprema Corte difunde que la exigencia del art. 171
de la Constitución de la Provincia está dirigida a sancionar aquellas
decisiones que no tienen otro fundamento que el arbitrio de los
juzgadores, por lo que no se viola dicha norma si la sentencia se
encuentra fundada en ley, aún cuando supuestamente no hubiese sido
acertada la invocación de las normas (conf. Ac. 33.428, sent. del 23-X1984; Ac. 35.577, sent. del 5-IX-1986; Ac. 47.080, sent. del 21-IX-1993;
Ac. 53.392, sent. del 12-VIII-1997; entre muchas otras). No comparto
este criterio, al menos con las pautas de generalidad que viene expuesto.
El art. 171 de la Constitución de Buenos Aires impone que las sentencias
sean "fundadas en texto expreso de la ley; y a la falta de éste, en los
principios jurídicos de la legislación vigente en la materia respectiva, y en
defecto de éstos, en los principios generales del derecho, teniendo en
consideración las circunstancias del caso". Es mi opinión que este último
pasaje del texto constitucional reviste definitoria trascendencia. Para
satisfacer la exigencia de fundamentación la cláusula en examen no
impone únicamente la cita del precepto. La labor no se agota allí. Según la
Constitución ha de indicarse el texto expreso de la ley o de los principios
aplicables, "teniendo en consideración las circunstancias del caso", esto es,
complementando esa cita con la referencia explícita, puntual y concreta de
las particulares modalidades por las cuales esa ley o esos principios se
relacionan con el caso. En otras palabras, el propio art. 171 desalienta la
mención ritual o automática de la ley, exigiendo la indicación de su cabal
relación con las circunstancias de la causa en elemento igualmente
esencial.
Si mi criterio fuera compartido, aún conteniendo cita legal, la sentencia en
revisión es nula por carecer de motivación, esto es, por no puntualizar la
consideración adecuada de las circunstancias del caso en su relación con la
legislación aplicable. 5. En resumen: en el caso, la motivación de la
sentencia, en los aspectos examinados, se encuentra ausente, de donde el
art. 171 de la Constitución provincial ha sido quebrantado. Ergo, deviene
inexorable la declaración de nulidad propiciada por la defensa (art. 492,
C.P.P.).
Voto por la afirmativa. El señor Juez doctor Negri, por los mismos
fundamentos del señor Juez doctor Hitters, votó la cuestión planteada
también por la afirmativa. El señor Juez doctor Roncoroni, por los mismos
fundamentos del señor Juez doctor de Lázzari, votó la cuestión planteada
también por la afirmativa. A la cuestión planteada, el señor Juez doctor
Genoud dijo: 1. Coincido con lo dictaminado por el señor Subprocurador
General en que el recurso de nulidad articulado a fs. 85/87 no puede
prosperar.
El Defensor de Casación denuncia la violación del art. 171 de la
Constitución provincial. Afirma que "[l]os magistrados que integran la Sala
Iª del tribunal ‘a quo’, al abordar el tratamiento de la primera y la segunda
cuestión planteada (fs. 62 vta./64) en relación a la admisibilidad del
recuso sometido a su conocimiento y al pronunciamiento que debía
dictarse han concluido por sus razones votando definitivamente por el
rechazo de la impugnación frente a su insuficiencia..." "...no apoya[ndo]
su negativa votación y consecuente rechazo, en disposición legal alguna".
2. No le asiste razón al recurrente. El fallo puesto en crisis no ha
quebrantado el art. 171 de la Constitución provincial. En el tratamiento de
la admisibilidad, el señor Juez doctor Sal Llargués, con la adhesión de los
restantes Camaristas sostuvo que "[e]l recurso exhibe... una notoria
insuficiencia" y que, "como lo denunciara la acusadora, la recurrente no ha
dedicado un solo párrafo a criticar el modo por el que el fallo da por
probados los hechos, limitándose a exponer un criterio divergente al de los
sentenciantes..." con "susten[to] en el relato del encartado[,] que el
Tribunal
a
quo
ha
considerado
extensamente[,]
y
ha
descartado
razonablemente".
También que "la referencia a un supuesto error de prohibición indirecto...",
"[s]i se ha dado un intento de robo (y no se ha demostrado el error en esa
acreditación) va de suyo que resulta ininvocable una falsa suposición de la
existencia de una situación objetiva de justificación que como tal presume
la subjetividad del permiso". Finalmente, que "[l]os demás motivos
introducidos en esta instancia no son secuencia lógica del traído sin éxito
por el recurso original" y "los que podrían importar una nulidad absoluta[,]
no resultan evidentes". Si bien es cierto que no han citado expresamente
las normas legales en que se funda la inadmisibilidad, no lo es menos, que
como el propio recurrente lo reconoce, la Cámara dio sus razones, y no
caben dudas que la insuficiencia se dictó en base al art. 448 inc. 1ro. del
Código Procesal Penal y el descarte de las nulidades absolutas por el
conducto del art. 203 del texto citado. Tiene dicho esta Corte que es
improcedente el recurso de nulidad extraordinario cuando de la sentencia
surgen elementos suficientes que permiten individualizar las disposiciones
legales aplicadas por el juzgador, tal como acontece en la especie (doctr.
L. 54.724, sent. del 20-XIII-1994; 76.579, sent. del 3IX2003; 63.987,
sent. del 14IV2004, entre otras). Voto por la negativa. A la cuestión
planteada, el señor Juez doctor Soria dijo: Adhiero a la solución propiciada
por los doctores Hitters, de Lázzari, Negri y Roncoroni, en cuanto postulan
hacer lugar al recurso extraordinario de nulidad interpuesto por la Defensa
Oficial del imputado, por entender que la sentencia del Tribunal de
Casación de fs. 60/64 carece de la debida fundamentación legal prevista
por el art. 171 de la Constitución provincial. En efecto, como se sostiene
en los votos de los referidos colegas, el a quo se expidió respecto de la
admisibilidad del recurso de casación y, luego de señalar los defectos de
motivación
que
según
su
parecer
aquél
presentaba,
lo
declaró
<<inadmisible por insuficiente>>, sin costas (arts. 530 y 531, C.P.P., ley
11.922 y sus modificatorias; fs. 64). En ningún lugar del pronunciamiento
cuestionado se ha expresado el fundamento legal que daría sustento a la
mentada declaración de inadmisibilidad por vía de la insuficiencia recursiva
invocada.
Tampoco
advierto
que
las
razones
expuestas
permitan
individualizar las disposiciones legales supuestamente aplicadas por el
Tribunal de Casación. Así las cosas, no cabe más que concluir que lo
decidido lo ha sido sin ninguna apoyatura legal. Los únicos preceptos
citados por el sentenciante sólo justifican lo resuelto en materia de costas
(cfr. mi voto en la causa P. 71.115, sent. del 16-IX-2003). Con el alcance
dado, voto por la afirmativa. Con lo que terminó el acuerdo, dictándose la
siguiente
S E N T E N C I A Por lo expuesto en el acuerdo que antecede, oído el
señor Subprocurador General, se resuelve por mayoría hacer lugar al
recurso extraordinario interpuesto y, en consecuencia, declarar la nulidad
de la sentencia de fs. 60/64. Vuelvan los autos a sus efectos (art. 492 del
C.P.P.).
Regístrese y notifíquese. /// 8
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