Jar se acercó a la roca

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TRES TIEMPOS EN UN ESPACIO
¿Se curva el tiempo?
¿Se curva el espacio?
¿Qué permanece?
TIEMPO 1º
Jar se acercó a la roca. Era la del sueño. La conocía perfectamente. Había pasado junto
a ella muchas veces cuando iban a cazar.
Jar y el clan sabían que sus sueños eran avisos. Varias veces habían escapado o
solventado dificultades gracias a sus premoniciones. Este último sueño era muy extraño,
pero pese a todo, cuando se lo contó al clan, decidieron que debían cambiar de zona de
caza. No podían quedarse en un lugar donde podía aparecer el animal que Jar había
soñado.
Al amanecer comenzaron la marcha, valle abajo. A cuatro jornadas conocían un abrigo
rocoso que los hombres habían utilizado en alguna correría de caza.
Jar decidió quedarse. Se uniría a ellos mas tarde, pero ahora sentía que tenía que
enfrentarse al animal o a su sueño. Una extraña sensación le recorría el cuerpo por
dentro desde que soñó con él. Algo trascendental para él o para el clan se le escapaba en
esa ocasión.
Cogió una piedra del suelo y golpeó la roca varias, veces acercando el oído. Era maciza.
Retrocedió unos pasos y clavando su lanza de silex en el suelo, se sentó cubriéndose
con la piel .Hacía días que Tur derretía las nieves y les daba mas horas de luz para cazar
pero Jar sentía un frío interior que no comprendía.
Cerró los ojos rememorando el sueño. La roca tenía una gran cueva oscura de la que
salía un camino con piedras rotas y muchos troncos de árbol cuadrados y cruzados sobre
el camino de piedras, a dos pasos uno del otro, sobre ellos, a cada lado, dos palos duros
y largísimo por los que el animal con un ojo de fuego corría haciendo temblar el suelo y
respirando con mas ruido que una manada de mamuts.
Concentrado en su pensamiento Jar ni olió ni oyó acercarse a ursus, lo intuyó en el
último momento, volviéndose rápidamente solo vio la gran zarpa cayendo hacia su cara
y sintió como las garras seccionaban su cuello. Se vio, sin sentir ya nada, mordido y
zarandeado por ursus y murió pensando que ursus engordaría bastante para poder
alimentar a su clan una temporada.
Faltaban miles de años para el nacimiento de Jesús de Nazaret.
TIEMPO2º
Juan de Aruej había nacido como hombre libre en la Villa Nuga .Continuaba el trabajo
de su padre, curtidor y guarnicionero, pero la vida estaba difícil y aunque vendía sus
productos en Iaca y a vecinos del valle del Aspe que comerciaban en Aragón, le
resultaba difícil mantener a su familia. Pensaba en su padre ,que con su trabajo había
comprado su libertad, dejando de ser siervo del señor de Aruej y se había construido la
casa, junto a otros hombres libres, en la nueva villa.
El invierno estaba cerca y tenía que hacer algo para alimentar a los suyos. La cosecha
del huerto no había sido buena, ni para él, ni para sus vecinos, por lo que el invierno se
avecinaba difícil.
Era noche oscura cuando salió de casa. Dejó el camino y fue ascendiendo la ladera
hacia el norte. Amanecía cuando se encontraba en el bosque, por encima de los campos
de labor. Tenía que buscar rastros y colocar lazos para tener algo de tocino y cecina en
el invierno. No fue muy difícil, con algo de suerte podría coger una o dos piezas. Bajó
al pueblo corriendo. Cuando empezaba a dar el sol en las casas llegaba a las eras. Un
vecino le preguntó de donde venía y Juan le contestó que de buscar hongos tardíos en
un cado que conocía y no pensaba decirle donde estaba. Ya en casa ,su hijo mayor le
contó que habían pasado seis caballeros ,a galope por el pueblo, con dirección a
Canfranc. Esto preocupó a Juan. Ya sabía que no podía cazar en bosques del rey, pero él
contaba con que los alguaciles de Canfranc estarían en el pueblo cobrando los
impuestos y en estas fechas nunca había hombres de armas por la zona. Al acostarse se
dijo a si mismo que los caballeros irían al reino de Francia con alguna misión.
Durmió poco e intranquilo. Salió entes que la noche anterior y subió rápido a ver sus
trampas. Se le pasó toda la intranquilidad de golpe. En el primer lazo había un jabato
grande y gordo. Lo desolló y descuartizó con habilidad ,sintiendo no poder guardarse la
piel, pero no quería tener problemas para justificar su procedencia. En otro de los cinco
lazos que había puesto cogió una liebre, no era mucho, pero unos trozos de su conserva
darían consistencia a las coles y los nabos de las cenas invernales. Envolvió bien la
carne y la guardó en el zurrón que llevaba a la espalda.
Como no podía ir hasta su casa con la carne a la espalda , sin ser visto, decidió bajar por
un barranco hasta cerca de Canfranc y luego por una senda que discurría por encima del
camino, aproximándole a Villanua y donde conocía una cueva donde esconder la carne
hasta la noche siguiente.
Según bajaba por el barranco le dio un vuelco el corazón al ver bajar, por el valle, un
gran número de caballeros en sus caballos de batalla y muchos hombres de armas bajo
estandartes desconocidos, pues no era bearneses ni aragoneses .Salió del fondo del
barranco para ver que sucedía en Canfranc y observó asombrado un campamento con
los estandartes del rey Alfonso y gran cantidad de caballeros e infantes. Oyó una voz
que sintió que se dirigía a él. Al dejar el barranco para ver, también fue visto. Dos
hombres armados se dirigían hacia él. Decidió correr. Entre la espesura ,que conocía
bien, no le alcanzarían. Se iba alejando cuando en un pequeño claro, frente a una roca,
se detuvo un instante mirando un palo con la punta de piedra clavada en el suelo. En ese
instante perdió su ventaja frente a una saeta de ballesta que atravesó el zurrón y su
pecho .Sintió no poder llevar la carne a su familia y que su hijo siguiese curtiendo pieles
para malvivir y creerse hombre libre como él.
Era el 29 de Octubre de 1288, abajo, en el pueblo, Alfonso III firmaba con Enrique I de
Inglaterra las Vistas de Canfranc.
TIEMPO 3º
José Ariza sabía que había tenido un hijo hacía diez días.
Tenía que ver a su mujer y a su hijo. Era necesario dar ánimos a su mujer y compartir
por unos momentos todos los sufrimientos que ella había pasado en el embarazo. No
físicos sino los otros “si tu marido no está muerto, hace cinco años que no esta aquí , así
que a ver quien quieres que sea el padre” y mas risas a nuestra costa. Tenía que verla
para reírse con ella, de ellos. Claro que había estado en estos cinco años varias veces y
su hijo era la prueba, que la prepotencia de aquellos militares ,no les dejaba ver.
Llevaba cinco años luchando por que su país recuperase la libertad perdida. Cada día
era mas difícil en los dos lados. Menos personas de las que fiarse, menos medios, menos
apoyos. Parecía que los aliados solo querían restaurar la libertad en su Europa, que
debía limitar, al sur, con los pirineos.
El y sus camaradas estaban dispuestos a todo, pero cada vez veían como única salida
morir por sus ideales en alguna escaramuza, que cada vez eran de menor importancia y
de mayor riesgo.
José y algún otro habían propuesto disolver la partida y marchar a Méjico para continuar
la lucha por la república, desde el exilio.
Por eso tenía que ir a ver a su mujer y a su hijo. Tenía que darles ánimos y planificar la
huida de los tres. No podía irse solo.
Cruzó de noche por el paso de los Monjes y bajó a Canal Roya por Mala Cara, siguió
por Menorias a Iserias y al amanecer se ocultó en una cueva al sur del Larrún.
Después de comer algo de pan y queso durmió intranquilo. Al anochecer continuó
camino, cruzando Ip y desde la pradera de Perramón decidió ir a la peña colgada y bajar
por el barranco.
No bajaba agua pero el fondo estaba resbaladizo y un par de veces estuvo a punto de
despeñarse. Al llegar al puente del ferrocarril decidió cruzarlo, hacia el Botal, para
vadear el río lo mas cerca posible de su casa. Quieto, acallando su propia respiración,
escuchó con atención. No se oía nada. Al otro lado del puente ,el túnel era oscuridad
total. Tiró una piedra cerca de la boca del túnel y esperó agazapado. Nada. Comenzó a
cruzar el puente y la voz retumbó desde la boca oscura ¡alto,santo y seña¡ Se tumbó en
las traviesas y al ver brillar unos correajes disparó, gritando ¡fascistas, cabrones¡.Vio los
fogonazos en el túnel y chispazos en el carril, mas fogonazos y sintió que un fuego le
entraba por el cuello a los pulmones. Sintió su muerte. Se tiró del puente en un último
esfuerzo y murió pensado que su mujer inculcaría a su hijo el valor de la libertad.
Cuando, al amanecer, le encontraron los soldados ,uno de ellos cojió del suelo, junto a
la cabeza de José, una especie de punta de piedra atada con correas de piel a un trozo de
madera.
Era marzo de 1944.José no vio arder su pueblo.
A.Serrano
Canfranc,verano 2007
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