Fundamentalismos

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Fundamentalismo: Definición
Movimiento religioso musulmán del s. XX que defienden la vuelta a la estricta observancia de las leyes
coránicas.
El fundamentalismo islámico ha tenido dos principales organizadores:
• Hermanos musulmanes de tendencia sunní −> implantados sobre todo en Egipto
• Determinados grupos chiítas−> provenientes de Irán, Líbano, Irak.
Aunque también se ha manifestado en agrupaciones, sectas y partidos políticos de diversos países (Argelia,
Níger, Senegal, Afganistán, Malasia, Pakistán, etc.). La inclusión de la ley coránica en las diversas
constituciones de los estados con mayoría islámica se cuenta entre los objetivos principales de este
movimiento que, a partir de mediados de los 80, representa una considerable fuerza de masas e incluso
electoral en muchos países islámicos, sobre todo de Oriente medio y el Zagreb (victoria en las elecciones
municipales de 1990 del argelino Frente islámico de salvación; participación parlamentaria de los Hermanos
musulmanes egipcios, sudaneses y jordanos desde 1984, 1986 y 1989, respectivamente; cumbre
fundamentalista en Teherán [1993] con participación de dirigentes radicales de 50 países)
Los musulmanes tienen un alto reconocimiento y sentido de su identidad fundado en la fe de Alá, en el profeta
Mahoma y en el Corán, y por ello forman una comunidad: la umma.
Esta comunidad es reconocida por su libro sagrado, que anuncia: todos los creyentes son hermanos () la
religión es para Dios el Islam
Esta umma está dividida en sunnitas y chiítas:
Sunnitas · son la mayoría absoluta (alrededor de un 90 %) y están sometidos tanto al Corán como a la
tradición (sunna: forma de comportarse del profeta y sus compañeros, conocida a través del hadit,
recopilación de tradiciones basadas en lo que dijo o hizo el Profeta con respecto a diversos asuntos. A
diferencia del Corán, que fue memorizado por muchos seguidores de Mahoma durante sus vidas bien en su
totalidad o en parte y que fue compilado en forma escrita muy pronto, la transmisión del Hadit fue en gran
parte oral y las actuales colecciones autorizadas datan del siglo IX. También a diferencia del Corán, el Hadit
no es considerado infalible.)
Chiítas ( también llamados chiítas) · son la décima parte de los musulmanes, numerosos ante todo en Irán,
aunque también hay minorías en India, Pakistán, Yemen, Afganistán, Irak. Surgieron a consecuencia de una
turbulenta disputa familiar sobre la sucesión política de Mahoma. Los chiítas afirmaban que gobernar a la
comunidad es un derecho divino de los descendientes del Profeta a través de su hija Fátima y su marido Alí,
quien inaugurara el periodo denominado de los cuatro califas justos (658−750). Los chiítas creen en una serie
de 12 caudillos religiosos infalibles que arranca con el imán Alí, por lo que a este grupo también se le conoce
como duodecimanos. El duodécimo y último imán desapareció en el año 873, y los chiítas esperan que a su
regreso el mundo se vea presidido por la justicia [por este razonamiento es un pensamiento mesiánico: el imán
oculto que llegará al final de los tiempos será Alí (descendiente de Mahoma) o algún relativo]; teniendo en
cuenta que proclamaban la infalibilidad absoluta de los jefes de la comunidad, éstos debían ejercerla con
autoridad. Se les atribuían poderes alquímicos y sobrenaturales. El imán, por su propia condición, es el único
designado por la luz divina para explicar la ley de Dios. Hasta ese momento, incluso el mejor gobernante no
tendrá la legitimidad absoluta. Los chiítas, en contraste con los suníes ortodoxos, partidarios de ampliar al
máximo los grados de tolerancia hacia los otros credos, dentro y fuera del islam, dan prioridad al
conocimiento esotérico por encima del consenso de la comunidad. 5.7Otros grupos Varias pequeñas sectas se
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han desarrollado fuera de la shia, es decir, la comunidad musulmana que sólo acata la autoridad que proceda
de la persona del imán, o perteneciente a la casa de Alí. La de los ismailíes es la más importante. Las ideas
teológicas de los ismailíes son más radicales que las de los chiítas y proceden en una parte importante del
gnosticismo y del neoplatonismo. Los ismailíes se encuentran en la India y Pakistán; otros han emigrado en
las últimas décadas desde África oriental a Canadá. La secta drusa es una ramificación de la ismailí y surgió
tras la misteriosa desaparición en El Cairo del califa ismailí Al−Hakim. Muchos drusos creen que Al−Hakim
era una encarnación de Dios. En 1841 un joven shií, Mirza Alí Muhammad, de Shiraz (Irán), se proclamó Bab
('puerta a Dios') y asumió un papel mesiánico. Sus seguidores, integrantes de un nuevo movimiento
denominado babismo, fueron perseguidos con dureza por las autoridades chiítas, y él fue ejecutado en 1850.
Durante el liderazgo de su discípulo Mirza Husayn Alí Nuri, que adoptó el nombre de Baha Allah (`el
esplendor de Dios'), el behaísmo (denominación que recibió tal grupo) desarrolló una doctrina pacifista de
carácter universalista, que se llegó a declarar como una religión independiente del islam y que logró
numerosos adeptos en Estados Unidos.
Estos conceden gran valor al sufrimiento y lo consideran necesario. Sus jefes religiosos son los ayatollahs, y
los encargados de las mezquitas son los mullahs.
Algunos gobernantes de países pertenecientes a estas dos ramas de la umma manipulan y explotan la
pertenencia de las gentes a ellas, acentuando los comportamientos teocráticos (tan en auge en Europa de la
Edad Media), intentan resolver dificultades políticas buscando textos inexistentes en el Corán (palabra
increada de Dios revelada a Mahoma por medio de san Gabriel, el arcángel de la revelación. Creen que su
autor es el mismo Dios, y no el Profeta, por lo que el Corán es infalible. La palabra procede del árabe
al−qur'an, 'la lectura' o 'la recitación'. Recoge las diferentes revelaciones de Alá a Mahoma durante los casi
22 años de su vida profética (610−632). Está dividido en 114 suras (capítulos) de desigual extensión, el más
breve contiene sólo 3 versículos y el más amplio 306 versículos largos. Tanto investigadores islámicos como
no islámicos coinciden en la integridad que sustancialmente ha mantenido el texto del Corán a lo largo de la
historia) o bien sin relación con sus asuntos, haciendo del Libro Sagrado un solucionario de problemas
técnicos, sociales, económicos y políticos, capaz de dar razón a quienes ejercen el poder.
De esta forma los gobernantes presionan a sus masas enfervorizadas y pasionalmente creyentes, tratando de
llevarlas a defender sus propios intereses sirviéndose de su creencia ciega como escudo, haciendo así que
estén dispuestas a reaccionar de forma heroica y hasta la muerte creyendo que así se defiende la fe.
Este comportamiento, a los ojos de un Occidente moderno y democrático, resulta una manipulación grosera, y
además tarda menos en llegar esta que la democracia de los pueblos islámicos, donde las dictaduras
político−religiosas permanecen, y cuyos líderes se eternizan y se llegan incluso a deificar.
Es por eso que nadie diside, so pena de muerte, punto de mira de la sospecha e incluso de la violencia, con lo
cual es una situación casi terrorista.
Uno de los grandes recursos fundamentalistas es la vuelta a las fuentes:
• El precedente es el wahabismo, primero de los retornos históricos ocurrido en el siglo XVIII por el impulso
de Mohammed ibn Abd al−Wahab (1703−1791), que predica el retorno a una fe depurada y una aplicación
estricta de la ley, y da origen a la Arabia Saudita, donde sigue siendo doctrina oficial. Una de las ramas
terroristas más importantes de este retorno son los hermanos musulmanes, nacidos en 1929 por
inspiración de un profesor egipcio, Hassan al−Banna, empeñado en la instauración en Egipto de una
sociedad islámica basada en el Corán, con la consiguiente erradicación de la prostitución, la prohibición de
la usura y de las escuelas mixtas, la organización de la limosna y la supresión de la propiedad privada; en
definitiva, una cruzada antioccidental basada en el cumplimiento estricto de la sharia−> para los
musulmanes la ley de Dios tal y como fue revelada por el profeta Mahoma. Dentro de la cultura islámica, el
término árabe sharia puede hacer referencia al islam entendido como un sistema religioso total; no
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obstante, suele remitir a las normas que rigen la conducta de los individuos y la comunidad islámica. El
descubrimiento y expresión de la ley fue una labor humana, denominada habitualmente fiqh, llevada a cabo
por un faquí (del árabe faqih, `jurista'): por este motivo se habla, por ejemplo, del fiqh de Malik. Por el
contrario, la sharia únicamente puede atribuirse a Dios, el Profeta o la comunidad: la sharia de Dios. Esta
ley evoca lealtad y compromiso en un musulmán; el fiqh, a lo sumo, respeto. En la medida en que la ley de
los estados musulmanes modernos parece estar en consonancia con la ley de Dios también se la denomina
sharia. Los grupos de oposición y resistencia también emplean este término para expresar el ideal de un
sistema justo y recalcar la injusticia del sistema actual.
En 1948 Faruk, rey egipcio del momento, decreta la disolución del grupo, y se ejecuta a Hassan al−Banna,
que se convierte en jeque−mártir para sus seguidores, y por ello se comete una revancha que acaba en el
derrocamiento Faruk por ellos.
Disueltos de nuevo por Nasser en 1954, los hermanos musulmanes no han desaparecido y su historia se liga a
crímenes y violencias, entre los que se le imputa el asesinato del presidente Sadat.
La conclusión de por qué esta intolerancia fundamentalista es que la comunidad islámica, tan dinámica y culta
en otros tiempos, no ha conocido ninguna de las revoluciones que desde el Renacimiento han transformado al
mundo occidental: ni científica, ni comercial, ni cultural, ni política, ni socialmente se ha desenvuelto la
cultura musulmana, y tampoco ha conocido la democracia directa, la libre interpretación, el pluralismo
filosófico, la presencia del movimiento obrero y, en definitiva, lo que constituye buena parte de la herencia de
Occidente.
Otros movimientos fundamentalistas muy importantes:
Talibanes:
Definición−>, movimiento integrista (fundamentalista) islámico radical de Afganistán que pasó a controlar la
mayoría de dicho país desde 1996. Iniciado en agosto de 1994 por el mulah Mohammed Omar Akhund en la
ciudad de Kandahar, situada en el sur de Afganistán, el nombre talibán, que significa `estudiante', remite
supuestamente a los orígenes del grupo; a pesar de ello, lo cierto es que la mayoría de sus miembros sólo han
conocido la guerra y su etapa como estudiantes se reduce al periodo de su rudimentaria formación religiosa.
El movimiento talibán surgió a raíz del caos y la inestabilidad generada por la Guerra Afgano−soviética
(1979−1988) y los posteriores conflictos internos de Afganistán. Durante la década de 1980, Afganistán fue
invadido por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y gobernado por un régimen respaldado
por los soviéticos. Las facciones de la guerrilla muyahidin, con la ayuda militar de Estados Unidos, fueron las
que más resistencia opusieron a las tropas soviéticas a lo largo del prolongado conflicto bélico; Pakistán
también ofreció refugio, formación militar y otras ayudas a los afganos contrarios al gobierno. Tras la retirada
de las tropas soviéticas en 1989, estalló una guerra civil entre las facciones muyaidin y el gobierno central. El
grupo étnico mayoritario del país, los pashtos, había controlado los puestos principales del gobierno durante
mucho tiempo; no obstante, después de que los soviéticos abandonaran el país, se formó un gobierno de
coalición que también incluía a los tayikos, uzbekos, hazaras y otros grupos minoritarios. Los talibanes, que
surgieron como una facción muyaidin, estaban compuestos principalmente por miembros de la etnia pashto
que intentaron una vez más hacerse con el control del gobierno central de Kabul. Recibieron entrenamiento
militar y armamento de la Policía Fronteriza, una unidad paramilitar de Pakistán que también cuenta con un
número significativo de población pashto. La imagen ofrecida por los talibanes era la de una nueva fuerza
para la paz y la unidad, y muchos afganos, especialmente los propios pashtos, les apoyaron con la esperanza
de que quedaran atrás los años de guerra.
A finales de 1994 y comienzos de 1995, los talibanes avanzaron por el sur y el oeste de Afganistán y tomaron
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el control de Kandahar y muchas otras ciudades dominadas por sus correligionarios pashtos. Herat y la
mayoría de las poblaciones situadas junto a las principales vías de la franja meridional y occidental del país
sucumbieron igualmente. En febrero de 1995, llegaron a los alrededores de Kabul, pero fueron rechazados por
las fuerzas gubernamentales en el mes de marzo. Avanzaron de nuevo hacia la capital en octubre. Mientras
continuaban los bombardeos sobre la ciudad, los talibanes se hicieron con el control de la zona oriental y
central de Afganistán. El asedio sobre Kabul prosiguió de forma intermitente a lo largo de 1996 hasta que la
ciudad cayó finalmente en el mes de septiembre. Las tropas del gobierno huyeron cuando se restableció el
control pashto en Kabul. Poco después de que la capital fuera tomada por los talibanes, Muhammad
Najibullah, el último presidente del país respaldado por el régimen soviético, y su hermano, el jefe de
seguridad Shahpur Ahmadzai ambos refugiados desde 1992 en el recinto establecido por la Organización de
las Naciones Unidas (ONU) en Kabul, fueron capturados y colgados en un lugar público por soldados
talibanes.
Después de tomar el control de Kabul, los talibanes crearon un organismo gubernamental denominado el
Ministerio para Regular lo que es Correcto y Prohibir lo que es Incorrecto, al objeto de poner en práctica las
normas de conducta integristas. No obstante, algunas de estas reglas parece que guardan poca relación con el
auténtico islam y son fruto de la influencia de antiguas creencias tribales. Los líderes talibanes prohibieron la
música, cerraron todas las salas de cine, quemaron los filmes cinematográficos y se deshicieron de las bebidas
alcohólicas incautadas de los hoteles extranjeros. Se prohibió a los hombres afeitarse la barba (de acuerdo con
las creencias ortodoxas islámicas) y se obligó a acudir al rezo en las mezquitas. Las mujeres se vieron
obligadas a cubrirse de los pies a la cabeza con burkas (largos velos) que sólo tienen una pequeña abertura a la
altura de los ojos. Se cerraron los colegios femeninos y se prohibió a las mujeres trabajar fuera de casa.
Debido a ello, los hospitales han perdido la mayor parte de su personal y los orfanatos han quedado
abandonados. En un país en el que cientos de miles de hombres han muerto durante la guerra, se prohibió
asimismo trabajar a las mujeres viudas, el único miembro de la familia que podría aportar ingresos.
Los talibanes han continuado imponiendo normas y leyes comunicadas a través de Radio Kabul y de camiones
equipados con altavoces. Han castigado el asesinato, el adulterio y el tráfico de drogas con la pena de muerte
y han permitido las lapidaciones de mujeres algunas de las cuales han fallecido por ello a las que
acompañaban hombres con los que no tenían relación familiar. Muchas de estas leyes alarmaron a los grupos
defensores de los derechos humanos y han provocaron la condena internacional. Incluso Irán, bastión del
integrismo islámico, ha censurado los excesos cometidos por los talibanes en nombre de la religión.
La rápida toma de Kabul en septiembre de 1996 facilitó a los talibanes la conquista del resto del país, al
permitir que sus soldados avanzaran hacia el norte para atacar los asentamientos de montaña de los tayikos,
uzbekos y hazaras. El presidente Burhanuddin Rabbani y el primer ministro Gulbuddin Hekmatyar huyeron de
la capital cuando fue conquistada y se establecieron en el norte del país para combatir a los talibanes junto a
otras facciones. En noviembre de 1996, los talibanes tuvieron que retroceder hacia Kabul. Las esporádicas
luchas entre éstos y las facciones del norte llegaron a un punto de estancamiento a principios de 1997, cuando
todo Afganistán salvo la región del norte se hallaba dominada por los talibanes. No obstante, hacia mediados
de 1997, los talibanes capturaron algunas regiones septentrionales, con lo que la mayor parte del país quedó
bajo su control.
Miles de afganos se refugiaron en los campos establecidos por la ONU en las afueras de Herat. A pesar de la
preocupación por los abusos contra los derechos humanos, especialmente contra las mujeres, la propia ONU,
Estados Unidos y otros países han mantenido conversaciones con los talibanes en un intento por restablecer la
paz en la zona. A mediados de abril de 1998, el embajador estadounidense ante la ONU y mediador de su país
para Afganistán, Bill Richardson, logró que se acordara una tregua previa a la apertura de negociaciones entre
los talibanes y la alianza de oposición formada contra el régimen integrista de éstos. Las conversaciones
dieron comienzo el 26 de abril, en Islamabad, la capital paquistaní, al mismo tiempo que tenían lugar graves
combates en las inmediaciones de Kabul.
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