Sentencia_28441_Imputaci_n_objetiva

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CASACIÓN N° 28441
JORGE LUIS CÁRDENAS ROJAS
Proceso No. 28441
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN PENAL
Magistrada Ponente:
MARÍA DEL ROSARIO GONZÁLEZ DE LEMOS
Aprobado Acta N°. 175.
Bogotá D.C., julio dos (2) de dos mil ocho (2008).
VISTOS
La Sala se pronuncia de fondo, en sede de casación,
sobre la eventual violación de garantías fundamentales
suscitada dentro del proceso seguido en contra de JORGE
LUIS CÁRDENAS ROJAS por el delito de homicidio
culposo, en cuyo favor el Tribunal Superior de San Gil,
mediante sentencia del 21 de junio de 2007, revocó la
condena emitida el 14 de mayo anterior por el Juzgado
Primero Penal del Circuito de la misma ciudad.
HECHOS Y ACTUACION PROCESAL
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Los primeros fueron declarados por el ad-quem de la
siguiente forma:
“Acontecieron el 30 de mayo de 2006 hacia las seis
de la tarde en la carretera que de San Gil conduce a la
ciudad de Bucaramanga en el sitio El Guasca kilómetro
dos. El aquí implicado, JORGE LUIS CÁRDENAS ROJAS,
viajaba con destino a Bucaramanga conduciendo un tracto
camión de color verde identificado con placas VSB 561.
En sentido contrario se desplazaba una buseta
afiliada a la empresa Cotrasaravita de placas SWE 677
conducida por Néstor Herrera Monsalve y la motocicleta de
placas REZ 61 por el agente de policía Camilo Ernesto
Ropero Mateus, yendo como parrillera Jessica Lorena
Araque Moreno.
CÁRDENAS ROJAS, optó por adelantar en sitio
prohibido y claramente demarcado a dos automotores que
viajaban adelante suyo, un tracto camión blanco y una
buseta afiliada a Cotrasangil.
Ante esta maniobra el
conductor de la buseta que venía a poca velocidad en
sentido contrario optó por eludirlo saliéndose de la vía y
deteniendo intempestivamente el vehículo, la moto que
venía detrás a una velocidad superior pero permitida,
golpeó a la buseta en la parte trasera lado del conductor y
como consecuencia de ello quien viajaba en el puesto
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trasero como parrillera voló por los aires (sic) y cayó al
pavimento siendo arrollada por CÁRDENAS ROJAS, quien
en ese momento no frenó su vehículo sino que lo aceleró
para tratar de terminar su adelantamiento. Jessica Lorena
falleció instantes después de ser trasladada a la clínica
Santa Cruz de la Loma”.
Con fundamento en los hechos anteriores, el 20 de
noviembre de 2006 ante el Juzgado Tercero Penal
Municipal con Función de Control de Garantías de San
Gil, se llevó a cabo audiencia preliminar durante la cual
la Fiscalía formuló imputación en contra de JORGE LUIS
CÁRDENAS ROJAS por el delito de homicidio culposo,
cargo que no fue aceptado por el mencionado.
El 18 de diciembre ulterior el ente fiscal presentó
escrito de acusación en contra de CÁRDENAS ROJAS por
el mismo delito imputado, el cual ratificó durante la
audiencia de formulación de acusación celebrada ante el
Juzgado Primero Penal del Circuito de Conocimiento de la
misma localidad.
Dicho
despacho
judicial,
una
vez
realizó
las
audiencias preparatoria, el 27 de febrero de 2007, y del
juicio oral, el 23 de abril siguiente, profirió sentencia de
primer grado el 14 de mayo subsiguiente por cuyo medio
condenó a JORGE LUIS CÁRDENAS ROJAS a las penas
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principales de treinta y cinco (35) meses de prisión, multa
por valor de 30 salarios mínimos legales mensuales
vigentes
y
prohibición
para
conducir
vehículos
automotores por el lapso de cuatro (4) años, así como a la
accesoria de inhabilitación en el ejercicio de derechos y
funciones públicas por el mismo término de la privativa
de
la
libertad
al
encontrarlo
autor
penalmente
responsable del delito de homicidio culposo por el cual
fue acusado. En la misma decisión, otorgó al procesado la
suspensión condicional de la ejecución de la pena.
La anterior sentencia fue impugnada por el defensor,
motivo por el cual se pronunció el Tribunal Superior de
San Gil revocando la condena para, en su lugar, absolver
a CÁRDENAS ROJAS del cargo proferido en su contra.
Inconforme con la determinación, el representante
de las víctimas Ramón Nonato Araque Mora y María
Patricia Moreno Ardila, padres de la joven Jessica Lorena
Araque Moreno, fallecida en el accidente de tránsito,
interpuso recurso extraordinario de casación, mediante
libelo que fue inadmitido por la Sala el 1° de noviembre
anterior.
En la misma decisión, la Corte consignó que en tanto
el sentenciador pudo incurrir en motivación sofística en
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JORGE LUIS CÁRDENAS ROJAS
los planteamientos sentados para fundar la absolución de
JORGE LUIS CÁRDENAS ROJAS, luego de adquirir
ejecutoria esa providencia y ser resuelto, en caso de
interponerse, el recurso de insistencia, la actuación
debería retornar a fin de proveer oficiosamente acerca de
la aludida vulneración de garantías fundamentales.
Por lo expuesto, procede la Sala a pronunciarse sobre
el particular.
CONSIDERACIONES DE LA CORTE
1. La motivación sofística, falsa o aparente:
Como se señaló en la parte final del acápite
precedente, a través del auto mediante el cual se
inadmitió la demanda de casación presentada por el
apoderado de las víctimas se dispuso, una vez se surtiera
lo
relacionado
con
el
trámite
del
mecanismo
de
insistencia, el retorno del expediente al despacho con el
objeto de pronunciarse en relación con la eventual
vulneración de garantías fundamentales, en tanto el
sentenciador pudo incurrir en motivación sofística en los
planteamientos sentados para fundar la absolución de
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JORGE LUIS CÁRDENAS ROJAS, revocando la decisión
que le fuera adversa en primera instancia.
Pues bien, la noción de motivación sofística, falsa o
aparente de las determinaciones, de reciente adopción por
la Sala1, ha venido siendo entendida como: “aquella que
es inteligible, pero equivocada debido a errores relevantes
en la apreciación de las pruebas, porque las supone, las
ignora,
las
distorsiona,
o
desborda
los
límites
de
racionalidad en su valoración”2 .
A partir de ese marco conceptual se ha considerado
que este error, como cualquiera otro originado en defectos
de
motivación;
motivación
Vg.
incompleta
falta
absoluta
y
motivación
de
motivación,
anfibológica
o
dilógica, constituye evidente transgresión del debido
proceso, pues es deber de los funcionarios judiciales
motivar adecuadamente sus providencias, como así se
desprende, entre otras normas, de lo dispuesto en el
numeral 4 del artículo 162 de la Ley 906 de 2004.
También le es imperativo al operador jurídico, en
consecuencia, que la motivación de esas decisiones refleje
un contenido de verdad, en cuanto corresponda con lo
probado objetivamente en el proceso y en cuanto la
aplicación de la norma llamada a regular el asunto sea
1
Sentencia de fecha mayo 22 de 2003, rad. 20756.
entre otras, sentencia del 7 de febrero de 2007, rad. 23331.
2Cfr.,
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correcta. Piénsese si no en una decisión a través de la
cual se incurre en defectos ostensibles de valoración
probatoria o en donde se define el problema jurídico
aplicando disposiciones sustanciales inapropiadas; esto
último, por ejemplo, como cuando pese a concurrir todos
los elementos de la complicidad se condena como autor, o
confluyendo todos los de la tentativa se atribuye una
conducta consumada.
Esta formulación se corresponde con la verdadera
dimensión de este yerro, en tanto “el vicio de motivación
es una etiqueta que cubre todo: errores en la aplicación de
las
normas,
omisiones
de
motivación,
ilogicidades
manifiestas, travestimiento de hecho, simples críticas del
discurso justificatorio de las decisiones, verdaderas y
propias censuras sobre el mérito”3.
El problema de motivación, entonces, no sólo atañe
a la valoración de las pruebas en sí mismo considerado
sino a todos los aspectos considerativos plasmados en la
decisión
tendientes
a soportar
la
solución
jurídica
brindada al asunto.
Ello, a partir de la concepción que desde la lógica
formal se le ha dado al sofisma, también denominado
genéricamente falacia o refutación aparente, refutación
G. Lattanzi, citado por Juan Igartua Salaverría “Valoración de la prueba,
motivación y control en el proceso penal”, Ed. Tirant lo Blanch, Valencia, 1995.
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sofística, silogismo aparente o sofístico, en cuanto a
través de él se pretende “defender algo falso y confundir al
contrario”4,
considerándose
“argumentación
cualquiera;
falsa,
no
también
una
como
una
argumentación
falsa
Vg. por la falsedad de las premisas, sino
solamente aquella que por un cierto defecto un tanto oculto
conduce a la falsedad bajo apariencia de verdad”5.
De
esa
providencia
manera,
cuente
bien
con
puede
una
suceder
adecuada,
que
la
suficiente,
razonable y completa valoración de las pruebas pero que
la solución adoptada no se compadezca con ella. En tales
casos, acorde con una real concepción del fenómeno,
también se estaría frente a una evidente motivación
sofística o ficticia.
Por lo mismo, en presencia de cualquiera de la dos
hipótesis referidas al seno de una decisión, esto es, frente
a errores manifiestos en la valoración probatoria o en la
solución
jurídica
interpretaciones
adoptada
inapropiadas
por
de
aplicaciones
o
disposiciones
sustanciales surge diáfano el desconocimiento del debido
proceso y, en esas condiciones, resulta imperativo
Ferrater Mora, José, Diccionario de Filosofía, Tomo IV, Alianza Editorial, Madrid
1988.
5 Tratado de Lógica por el profesor Leovigildo Salcedo S.J., Tomo IV; igualmente,
Klug, Ulrich, Lógica Jurídica, Editorial Temis, Bogotá, 1990.
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implementar los mecanismos idóneos para revertir sus
efectos.
La dimensión apropiada de esta noción, entonces,
integradora de todas sus proyecciones, ha conducido a
que la jurisprudencia de la Sala haya evolucionado en el
delineamiento del concepto de motivación sofística en el
ámbito jurídico penal, dejando a un lado su relación
íntima con el mero aspecto probatorio de las decisiones
para señalar, a cambio, que “es, si se quiere, algo más que
un error de hecho o de derecho en la estimación probatoria
y por supuesto algo mucho más que una pequeña
incongruencia o contradicción”6.
Consciente
de
esta
visión,
la
Sala
tuvo
la
oportunidad de precisar que:
“La falsa motivación podría ocurrir al comparar la
conducta con las normas que la adecúan, o en el ejercicio
de valoración probatoria, lo cual comporta la violación
directa o indirecta de la ley, según el caso. De ahí que, en
eventos como el presente, donde se yergue en falsa
motivación la disparidad de criterios entre el libelista y el
Tribunal Superior respecto de la fuerza demostrativa del
acopio probatorio, es evidente que no se está ante una
causal de nulidad, ni así podía postularse, sino frente a un
6
Sentencia de fecha noviembre 9 de 2006. Rad. 23495.
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equivocado
cuestionamiento
de
las
reflexiones
del
juzgador, tema que ha debido ventilarse a través de la
causal primera, demostrando la incursión en errores de
hecho o de derecho” (subrayas fuera de texto)7.
Así las cosas, de llegar a verificarse que una decisión
exhibe vicios de esa índole no se podrá llegar a conclusión
distinta a la de que su motivación es sofística o falsa,
como en efecto ocurre con la sentencia de segunda
instancia objeto de revisión en sede extraordinaria,
conforme se abordará en el siguiente acápite de esta
providencia.
2. El caso concreto:
En el anterior capítulo se concluyó que el fenómeno
de la motivación sofística puede verificarse en relación
con la valoración probatoria o con la aplicación de la
norma seleccionada para dar solución al caso; pues bien,
estima la Sala que en la sentencia de fecha junio 20 de
2007 proferida por el Tribunal Superior de San Gil se
7
Sentencia de fecha 9-02-05, rad. 14892
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incurrió en el segundo supuesto, motivo por el cual se
impone su corrección.
Mediante
dicha
determinación,
se
revocó
la
sentencia condenatoria proferida en primera instancia el
14 de mayo anterior por el Juzgado Primero Penal del
Circuito
de
la
misma
ciudad.
Para
sustentarla,
particularmente en punto de la responsabilidad de JORGE
LUIS CÁRDENAS ROJAS, el ad-quem, aplicando algunos
institutos de la teoría de la imputación objetiva, expuso
las siguientes premisas:
- De conformidad con el artículo 9 del Código Penal,
para imputar jurídicamente el resultado a una persona no
basta la simple relación de causalidad material.
- La actividad de conducir vehículos es de aquellas
reputadas
como
de
carácter
peligroso,
aunque
es
adecuada socialmente.
-
El
acusado
JORGE LUIS CÁRDENAS ROJAS
incrementó el riesgo autorizado cuando, con su conducción
imprudente, al mando de un vehículo tracto camión,
transgredió
normas
o
reglamentos
de
tránsito
al
sobrepasar otro rodante de similares características en
curva y con prohibición de adelanto por estar demarcada la
vía con doble línea amarilla continua.
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- El resultado producido, esto es, la muerte de la
joven Jessica Lorena Araque Moreno, quien se movilizaba
como parrillera en una motocicleta que se dirigía en
sentido contrario detrás de una buseta de servicio público
que tuvo que frenar y salirse de la vía para no impactar el
automotor conducido por CÁRDENAS ROJAS, no concreta
el riesgo creado por este último puesto que simplemente
los liga la causalidad material.
- La víctima no estaba amenazada al momento de la
génesis del riesgo provocado por CÁRDENAS ROJAS, pues
quienes en verdad estaban expuestos eran los ocupantes
de la buseta y no los de la motocicleta que marchaba
detrás de aquella, cuya presencia, además, no podía
prever el imputado, así como la posterior caída de la
víctima, tanto así que la arrolló sin haber tenido la
oportunidad de frenar.
- El conductor de la motocicleta Camilo Ropero
Mateus, quien no fue vinculado al proceso y ni siquiera
llamado a declarar, no guardaba la distancia requerida
con relación a la buseta con la cual se estrelló, de modo
que la caída de Jessica fue más producto de esa
circunstancia que del riesgo creado por el imputado.
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- Para inferir que la motocicleta no guardaba la
distancia reglamentaria parte de considerar que los daños
sufridos por ésta no fueron mayores.
- Si el conductor de la motocicleta hubiera guardado
la
distancia
reglamentaria
con
el
vehículo
que
le
antecedía, a pesar de la acción riesgosa de CÁRDENAS
ROJAS, no habría colisionado con la buseta y el resultado
no se hubiera concretado.
- En ese contexto, el acusado está exento de
imputación
jurídica u objetiva en tanto la conducta se
torna atípica y, en el peor de los casos, surgiría duda que
se opone a la emisión de fallo condenatorio.
La Sala no discute los hechos sobre los cuales el
sentenciador
de
segundo
grado
cimentó
el
fallo
absolutorio a favor de JORGE LUIS CÁRDENAS ROJAS, al
encontrar que la falacia de su argumentación radica en la
solución adoptada por una indebida aplicación de las
normas sustanciales y, en particular, del artículo 9 del
Código Penal en su aparte relativo a que “la causalidad por
sí sola no basta para la imputación jurídica del resultado”,
consecuentemente aplicó indebidamente el artículo 10
ibídem, referido a la categoría de la tipicidad, y el 109
ejusdem, en virtud del cual se sanciona la conducta
punible de homicidio culposo.
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El error del fallador de segundo grado consistió en
haber
hecho
abstracción,
para
la
solución
de
la
problemática, del fenómeno jurídico de la concurrencia de
riesgos en orden a adoptar una salida consecuente con la
dogmática jurídico penal contemporánea.
Si bien el fallo evidencia un manejo adecuado de
algunos conceptos de la doctrina de la imputación
objetiva frente a los eventos de delitos imprudentes, tales
como creación de riesgos jurídicamente desaprobados,
elevación del riesgo permitido y realización del riesgo en el
resultado, lo cierto es que, para dar solución correcta al
caso específico, se dejó por fuera de análisis figuras
igualmente importantes y de amplio desarrollo en la
misma sistemática, con cuyo concurso
la decisión
hubiera sido diferente.
En efecto, es evidente que en este caso, desde el
punto de vista de la causalidad material, el resultado
muerte de la joven Jessica Lorena Araque Moreno se
produjo en virtud de la concurrencia de dos riesgos
jurídicamente desaprobados. Por una parte, la elevación
del riesgo permitido con la conducta del procesado JORGE
LUIS CÁRDENAS ROJAS quien, violando el deber objetivo
de cuidado, traducido en el respeto a las reglamentaciones
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de tránsito rodado en carretera, decidió sobrepasar dos
vehículos en curva y con prohibición de adelanto al estar
demarcada la vía con doble línea amarilla continua.
Y, por otro lado, con la conducta de Camilo Ropero
Mateus, conductor del vehículo motocicleta en el cual
viajaba como parrillera la víctima, por no conservar la
distancia exigida para los vehículos en carretera, omisión
que impidió su reacción oportuna precipitando su colisión
con el vehículo de servicio público que lo antecedía, la
subsiguiente caída de su pasajera en plena vía y su
inmediato arrollamiento precisamente por el tracto camión
conducido por el procesado JORGE LUIS CÁRDENAS
ROJAS.
El
fenómeno
de
concurrencia
de
riesgos,
o
concausalidad, ha sido uno de los temas más complejos a
través de la dogmática jurídico penal.
De acuerdo con
dicha figura, en la realización del resultado intervienen
varios cursos lesivos, los cuales pueden ser producto de la
acción de un tercero o por la propia víctima, esto último en
especial cuando infringe sus deberes de auto protección8.
Frente a esa constelación de casos “existen supuestos
en los que concurre, sin duda alguna, una conexión
suficiente entre el riesgo inicial creado por el autor y el
Cancio Melia, Manuel. Conducta de la víctima e imputación objetiva, págs. 280
y ss. RDPCr 2ª. Época, N° 2, 1998.
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resultado final, y en los que esa conexión no se ve
desvirtuada por una conducta de la víctima o una conducta
de otro sujeto. En los supuestos en los que se trata de una
conducta concurrente de otro sujeto, cuando son dos los
riesgos
que
explican
el
resultado
—cadena
de
imprudencias—, la solución es sencilla:
se tratará de un
supuesto
ambos
de
autoría
accesoria,
sujetos
responderán”9.
Si de conformidad con los lineamientos básicos de la
teoría de la imputación objetiva —como viene de verse— o
de otros esquemas dogmáticos bajo la óptica del instituto
de la concausalidad, en caso de confluir varios cursos
lesivos del bien jurídico de un tercero la solución está
orientada hacia la responsabilidad conjunta de los autores,
no parece apropiada, en principio, la salida adoptada en el
presente caso por el Tribunal consistente en eximir de toda
responsabilidad a JORGE LUIS CÁRDENAS ROJAS, salvo
demostrarse que su conducta no tuvo conexión suficiente
con el resultado producido.
En orden a establecer la conexidad entre el riesgo y
el resultado producido, la teoría de la imputación objetiva
ha diseñado mecanismos en la mayoría de las veces de
gran utilidad para su determinación apelando a los
denominados cursos causales hipotéticos, conforme a los
9Cancio
Melia, Manuel. Líneas Básicas de la Teoría de la Imputación Objetiva,
pág. 119. Ediciones Jurídicas Cuyo. Mendoza (Argentina). 1999.
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cuales se asume que aún frente a un comportamiento
diverso del autor la consecuencia en todo caso se hubiera
producido, básicamente porque “un resultado no puede
serle imputado al creador de un riesgo jurídicamente
desaprobado si dicho resultado se hubiere producido
incluso
con
una
conducta
diversa
del
autor”10,
problemática que conduce a confrontar esta situación con
la inevitabilidad del resultado.
Descendiendo al caso de la especie, es necesario
determinar, de cara a establecer un correcto juicio de
imputación objetiva frente a la conducta desplegada por
CÁRDENAS ROJAS, si prescindiendo de su conducta
infractora de un deber objetivo de cuidado o suponiendo
que
su
actuar
hubiera
sido
respetuoso
de
las
reglamentaciones de tránsito —es decir, si no hubiera
realizado la maniobra imprudente de adelantar con el
vehículo tracto camión que conducía otros vehículos de
similares características en plena curva y con prohibición
de sobrepaso por estar demarcada la vía con doble línea
amarilla
continua
en
ese
sector—
se
hubiera
desencadenado el suceso que dio al traste con la
existencia de la joven Jessica Lorena Araque Moreno.
A
diferencia
de
lo
que
sostiene
el
Tribunal,
corporación para la cual la realización del resultado fue
Reyes Alvarado, Yesid. Imputación objetiva, pág. 218. Editorial Temis, Bogotá,
1994.
10
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producto exclusivo de la conducta riesgosa desarrollada
por el conductor de la motocicleta, esta Sala considera que
marginando el comportamiento desplegado por CÁRDENAS
ROJAS el resultado no se hubiera concretado, dicho de
otro modo, la conducta imprudente de este individuo fue
determinante para la muerte de Araque Moreno, así
hubiera concurrido otro riesgo, como a la postre lo
constituyó
el
accionar
de
Camilo
Ropero
Mateus,
conductor de la motocicleta en la cual viajaba como
parrillera la víctima, quien, como ya se ha dicho, no
conservaba la distancia exigida por los reglamentos de
tránsito rodado respecto del vehículo que le antecedía.
Por ese motivo, la Sala disiente radicalmente del
criterio sentado por el Tribunal, según el cual el motivo
determinante en la producción del resultado tan sólo lo
constituyó el riesgo del mencionado Ropero Mateus,
porque de haber conservado la distancia exigida por las
disposiciones de tránsito con el automotor que le
precedía, hubiera alcanzado a accionar el sistema de
frenos, con lo cual no habría colisionado con ese vehículo
ni su pasajera hubiera caído, con tal infortunio que
precisamente el vehículo conducido por CÁRDENAS
ROJAS la arrolló.
El razonamiento anterior del Tribunal, pese a su
propósito expreso de sustraerse a edificar un juicio de
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responsabilidad a partir de un mero nexo causal material
conforme reza el artículo 9 de la Ley 599 de 2000,
termina por enmarcarse en el causalismo, pues realmente
el único vínculo existente entre la conducta riesgosa de
Ropero Mateus y el resultado fue el de haber precipitado
la caída de la joven víctima; empero, contrario sensu a lo
analizado frente al comportamiento del procesado, si
hipotéticamente se prescinde de este curso lesivo, esto es,
de considerar que este ciudadano hubiera guardado la
distancia reglamentaria con el vehículo que le precedía,
no se encuentra una amenaza concreta al bien jurídico
finalmente lesionado, de modo que entre este riesgo y el
resultado sólo obra un nexo de causalidad física.
Por lo mismo, también se considera sofístico el
argumento del ad-quem según el cual con la conducta del
acusado CÁRDENAS ROJAS ningún peligro surgió para la
víctima Jessica Lorena Araque Moreno, concretándose
únicamente un riesgo para los ocupantes de la buseta
pero no para “los de la motocicleta que se movilizaban
detrás de ella y cuya presencia ni siquiera podía prever el
imputado, como tampoco la posterior caída de la afectada,
al extremo que la arrolló y no tuvo la ocasión de frenar por
lo intempestivo de su lanzamiento al carril que ocupaba”.
Ciertamente,
la
maniobra
imprudente
de
un
conductor en carretera de sobrepasar un vehículo en
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curva, máxime cuando como en este caso se pretendía
adelantar dos vehículos de gran envergadura (un tracto
camión y una buseta de servicio público intermunicipal) al
mando de otro de similares dimensiones, no sólo
representa una gran amenaza para los ocupantes del
primer rodante que viene en sentido contrario sino de
todos aquellos que marchando detrás de éste pueden
verse afectados directamente con ese comportamiento,
cuyos
conductores,
seguramente
amparados
en
el
principio de confianza, pueden verse sorprendidos con
esa maniobra que impediría una reacción oportuna de
salvamento, así respeten cabalmente los deberes objetivos
de cuidado en la conducción.
Para la Sala es claro que en tales circunstancias el
conductor imprudente generador del riesgo inicial debe
responder
por
todos
los
resultados
producidos
directamente conectados con su actuar contrario a
derecho, en cuanto le son imputables no sólo desde una
perspectiva causal sino objetiva y jurídicamente.
De esa manera si, por ejemplo, un conductor que al
ejecutar dicha maniobra imprudente ocasiona que un
primer vehículo que viene en sentido contrario por
evadirlo se precipite a un abismo produciendo la muerte
de la mayor parte de sus ocupantes y lesiones a los
restantes
y
que
un
segundo
rodante
que
viene
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inmediatamente detrás de éste colisione contra una
vivienda,
por
la
imposibilidad
de
reaccionar
adecuadamente, falleciendo todos sus ocupantes, así
como los habitantes que se encontraban en el inmueble
—y
así
sucesivamente
en
cuanto
la
cadena
de
consecuencias esté conectada con la conducta riesgosa—
al autor, sin lugar a duda, le serán imputables todos los
resultados producidos.
En ese orden de ideas, la Corte no encuentra
razonable el argumento del Tribunal a partir de los
hechos que aceptó como demostrados, todavía más
cuando alude que no le era previsible a CÁRDENAS
ROJAS la ulterior caída de la víctima de la motocicleta.
En efecto, para una persona de mediana inteligencia
resulta previsible que ejecutar una conducta imprudente
como la realizada por el acusado comporta amenaza para
la vida no sólo de los ocupantes de vehículos próximos,
sino incluso de desprevenidos peatones por la secuencia
de reacciones que ante tal peligrosa conducta se puede
desencadenar, en donde realmente poco importa la
representación
de
los
producirse los resultados.
detalles
sobre
cómo
puedan
22
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Ahora bien, es consciente la Sala que existen algunos
casos aparentemente similares, cuya solución se ofrece
diversa, en virtud de que sometida la conducta al análisis
del curso causal hipotético, arroja conclusiones opuestas a
la del supuesto bajo examen.
En ese sentido, oportuno se torna traer a colación el
ejemplo recurrente de la doctrina foránea de la imputación
objetiva en el que un conductor sobrepasa un ciclista ebrio
en carretera transgrediendo la norma que exige un mínimo
de distancia para efectuar esa maniobra, momento en el
cual el ciclista, en consideración a su estado alcohólico,
cae de la bicicleta y es arrollado por el automotor11.
En ese caso, a diferencia del sometido a estudio, se
puede
establecer
que
marginando
la
conducta
del
conductor o entendiendo que conservó la distancia exigida
para adelantar, con una alta probabilidad el resultado se
hubiera producido, por cuanto el motivo determinante fue
el propio riesgo asumido por la víctima al conducir en alto
estado
de
embriaguez
pudiendo
caer
en
cualquier
momento y ser arrollada por un indeterminado automotor
aún respetuoso de las reglamentaciones del tránsito en
carretera.
Este ejemplo se puede consultar en Jakobs, Güenther. Estudios de Derecho
Penal. Editorial Civitas S.A. Concurrencia de riesgos: Curso lesivo y curso
hipotético en el Derecho Penal, pág. 1.062, Madrid, 1997.
11
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Finalmente, no está de más precisar que aun cuando
para el análisis del supuesto bajo examen se presentó el
fenómeno de concurrencia de riesgos, para su solución no
es necesario acudir a los institutos conocidos como de
resultados
sobrecondicionados
o
de
los
causalidad
cumulativa12.
Entiéndase el primero en mención como aquél en
donde al confluir temporalmente dos o más riesgos
jurídicamente desaprobados de manera independiente
resulta complejo el juicio de imputación en tanto pareciera
que ambos fueron incidentes en la realización del resultado
y, el segundo, en donde varios cursos casuales si bien por
sí solos son insuficientes para producir el resultado, su
realización se concreta por su complementación13.
En
virtud
de
lo
expuesto,
concluye
la
Sala,
contrariamente a lo decidido por el Tribunal a partir de
una motivación sofística en los términos reseñados, que
en el presente asunto existe convencimiento más allá de
toda razonable sobre la responsabilidad, a título de autor,
de JORGE LUIS CÁRDENAS ROJAS por el delito de
homicidio culposo en la persona de Jessica Lorena Araque
Moreno, conforme a los artículos 7 y 381 de la Ley 906 de
2004, razón por la cual se casará oficiosamente el fallo de
segundo grado y, en su lugar, se confirmará íntegramente
Ibídem.
Reyes Alvarado, Yesid. Imputación objetiva, págs. 381 y ss. Editorial Temis,
Bogotá, 1994.
12
13
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CASACIÓN N° 28441
JORGE LUIS CÁRDENAS ROJAS
el de primera instancia de fecha 14 de mayo de 2007, por
medio del cual se condenó al procesado a las penas
principales de treinta y cinco (35) meses de prisión, multa
por valor de 30 salarios mínimos legales mensuales
vigentes
y
prohibición
para
conducir
vehículos
automotores por el lapso de cuatro (4) años, así como a la
accesoria de inhabilitación en el ejercicio de derechos y
funciones públicas por el mismo término de la privativa
de la libertad.
En mérito de lo expuesto, la CORTE SUPREMA DE
JUSTICIA, SALA DE CASACIÓN PENAL, administrando
justicia en nombre de la República y por autoridad de la
ley,
RESUELVE
1.-
CASAR
OFICIOSAMENTE
la
sentencia
de
segundo grado, por las razones expuestas en la anterior
motivación.
2.-
CONFIRMAR, en consecuencia, el fallo de
primera instancia.
Contra esta providencia no procede recurso alguno.
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CASACIÓN N° 28441
JORGE LUIS CÁRDENAS ROJAS
Cópiese, notifíquese y cúmplase.
SIGIFREDO ESPINOSA PÉREZ
JOSÉ LEONIDAS BUSTOS MARTÍNEZ
ALFREDO GÓMEZ QUINTERO
MARÍA DEL ROSARIO GONZÁLEZ DE LEMOS
AUGUSTO J. IBÁÑEZ GUZMÁN
JORGE LUIS QUINTERO MILANÉS
YESID RAMÍREZ BASTIDAS
JULIO ENRIQUE SOCHA SALAMANCA
JAVIER ZAPATA ORTÍZ
TERESA RUIZ NÚÑEZ
Secretaria
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