Tribunal: Corte Suprema de Justicia de la Nación Autos: El Trébol S.A. Bodegas y Viñedos s/quiebra Fecha: 03/08/2010 Sumario: La Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Mendoza, Sala 1, declaro la caducidad de la instancia extraordinaria local abierta con los recursos de inconstitucionalidad y casación deducidos por la Administración Federal de Ingresos Públicos -AFIP-, con fundamento en que había transcurrido en exceso el plazo trimestral previsto en el artículo 277 de la ley 24.522, al considerar que el último acto de impulso procesal fue el decreto ordenó la petición de los autos principales. Contra dicho pronunciamiento, la AFIP interpuso el recurso extraordinario, que fue contestado por la concursada y denegado, dando origen al recurso de queja. La recurrente dice que la sentencia es arbitraria y que incurre en excesivo rigor formal lesivo de la garantía constitucional de defensa en juicio. La Corte revoco la sentencia, haciendo propio el dictamen del Procurador. La caducidad de la instancia remite al estudio de cuestiones fácticas y de derecho procesal local, materia ajena — en principio- a la instancia del artículo 14 de la ley 48, también lo es que, conforme reiterada jurisprudencia del Tribunal, tal doctrina admite excepción cuando el examen de aquellos requisitos se efectúa con injustificado rigor formal que afecta a la garantía de defensa en juicio y el debido proceso. Asimismo, La caducidad de instancia halla justificación en la necesidad de conferir un instrumento al Estado para evitar una indefinida prolongación de juicios, pero no configura un artificio tendiente a impedir un pronunciamiento sobre el fondo del pleito, máxime cuando el trámite del juicio se encuentra en estado avanzado y los justiciables lo han instado durante años. Vocablos: CADUCIDAD DE INSTANCIA – RECURSO EXTRAORDINARIO – SENTENCIA – ARBITRARIA – EXCESIVO RIGOR FORMAL – DEFENSA EN JUICIO – IMPULSO PROCESAL – CARGA DEL IMPULSO PROCESAL – INACTIVIDAD PROCESAL Dictamen de la Procuradora Fiscal de la Nación: Suprema Corte: Los integrantes de la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Mendoza, Sala 1, declararon la caducidad de la instancia extraordinaria local abierta con los recursos de inconstitucionalidad y casación deducidos por la Administración Federal de Ingresos Públicos -AFIP-, con fundamento en que había transcurrido en exceso el plazo trimestral previsto en el artículo 277 de la ley 24.522. Para así decidir, sostuvieron que el último acto de impulso procesal conforme expuso la fallida- fue el decreto del 23 de agosto de 2005 que, entre otras cuestiones, ordenó la petición de los autos principales. Agregaron que las actuaciones enunciadas -la solicitud de remisión de expedientes y envío de oficios- carecían de específica idoneidad interruptiva de la perención conforme al criterio de ese tribunal en virtud del cual la efectiva recepción del expediente antes de la expiración del plazo es el acto procesal útil a tal efecto, circunstancia que nunca se verificó en autos (v. fs. 154/155 del Agregado). Contra dicho pronunciamiento, la AFIP interpuso el recurso extraordinario, que fue contestado por la concursada y denegado, dando origen a esta presentación directa (v. fs. 162/174, 177/181 y 184 del Agregado y fs. 125/139 de la queja). La recurrente dice que la sentencia es arbitraria y que incurre en excesivo rigor formal lesivo de la garantía constitucional de defensa en juicio. Plantea en concreto que los jueces han aplicado erróneamente el artículo 277 de la LCQ, frustrando el derecho a obtener una sentencia que se pronuncie sobre el fondo del asunto (Fallos 310:1091) y que la caducidad, además de ser excepcional, debe interpretarse con carácter restrictivo. También aduce que el fallo omite considerar extremos conducentes como son los actos interruptivos realizados para el envío del expediente a la Suprema Corte según lo ordenado a partir del 23 de agosto de 2005 (oficio del 29 de agosto, informes del 11 y 14 de noviembre, pedido de reiteración de oficio y suspensión de plazos del 22 de noviembre y decreto que lo ordena el 23 de noviembre, al igual que el oficio del 30 de ese mes, todos del año 2006), lo cual finalmente aconteció el 15 de febrero de 2006. Agrega que, sin consideración al decreto que ordenó la reiteración del oficio para obtener la mentada remisión, el a quo decide en contra de sus propios precedentes en los que postula que tanto el decreto que ordena la remisión del expediente principal como aquel que lo tiene por recibido resultan indispensables para resolver la admisibilidad de los recursos. Sostiene por otra parte, que se la colocó en una trampa jurídica porque no podía realizar ningún acto impulsorio y el procedimiento tampoco fue suspendido conforme peticionara el 22 de noviembre, de modo que los plazos siguieron corriendo. Finalmente, que la tesis objetiva aplicada encuentra justificación sistemática y axiológica en los plazos desmesuradamente largos del ordenamiento procesal local, no en los del concursal que establece un plazo de caducidad breve. Cabe reseñar, previo a todo, que en el caso -incidente de revisión deducido por la fallida contra la resolución que declaró admisible el crédito quirografario insinuado por la AFIP en concepto de intereses resarcitorios y punitorios de ciertas cargas y tributos- la controversia planteada gira en torno a las costas aplicadas por la Cámara de Apelaciones de Mendoza a la AFIP con fundamento en su carácter de vencida al decidirse la reducción de las tasas de interés. Ello es así pues en el recurso extraordinario de inconstitucionalidad y casación que este Organismo dedujo solamente cuestionó que la imposición no se haya realizado en el orden causado argumentando que su parte no formuló oposición a la pretensión de morigeración de intereses, dejando librado al criterio judicial resolver sobre su procedencia. La fallida acusó la caducidad de instancia de estos recursos, la cual fue declarada a la postre por la Corte local conforme se expuso en el encabezamiento (v. fs. 1/3, 20/22, 61/62, 117/128, 138 y 154/155 del Agregado). Tiene dicho el Alto Tribunal, que si bien es cierto que lo atinente a la caducidad de la instancia remite al estudio de cuestiones fácticas y de derecho procesal local, materia ajena — en principio- a la instancia del artículo 14 de la ley 48, también lo es que, conforme reiterada jurisprudencia del Tribunal, tal doctrina admite excepción cuando el examen de aquellos requisitos se efectúa con injustificado rigor formal que afecta a la garantía de defensa en juicio y el debido proceso (v. Fallos 329:1391, entre otros). Igualmente que, si bien la tacha de arbitrariedad es particularmente restringida respecto de pronunciamientos de superiores tribunales de provincia, cabe hacer excepción a ese principio cuando la sentencia impugnada conduce, sin fundamentos adecuados, a una restricción sustancial de la vía utilizada por el justiciable, y afecta irremediablemente, el derecho de defensa en juicio (Fallos 327:608, entre muchos). Supuestos de excepción que entiendo configurados en el sub-lite puesto que al resolver los jueces provinciales han desatendido cuestiones que tendían a demostrar la improcedencia del pedido de caducidad deducido por la fallida y omitido ponderar distintos elementos de la causa y disposiciones legales conducentes para la correcta solución de la controversia conforme planteó la AFIP en su contestación. Tal es el caso, de los argumentos vertidos en torno a las actuaciones procesales de la parte o del tribunal que constituyen actos interruptivos de la caducidad por el impulso que imprimen al procedimiento, a que dicho instituto debe interpretarse con carácter restrictivo y a que no existió inactividad procesal total o abandono de la instancia por parte de la AFIP. Temas sobre los que reiteradamente se ha pronunciado V.E. postulando que por ser la caducidad de instancia un modo anormal de terminación del proceso y de interpretación restrictiva, la aplicación que de ella se haga debe adecuarse a ese carácter sin llevar ritualisticamente el criterio que la preside más allá del ámbito que le es propio. Además, que no procede extender al justiciable actividades que no le son exigibles en tanto la ley adjetiva no se las atribuya, sin riesgo de incurrir en una delegación no prevista legalmente, razón por la cual, cuando la parte queda exenta de la carga procesal de impulso, su inactividad no puede ser presumida como abandono de la instancia porque ello importaría imputarle las consecuencias del incumplimiento de las obligaciones que corresponden a los funcionarios judiciales responsables (Fallo 329:1391 y sus citas). Cabe reseñar que en el caso, tras ordenarse el pedido del expediente principal mediante providencia del 23 de agosto de 2005, la Corte local libró oficio que suscribió el Pro-Secretario Judicial solicitando su remisión el 29 de agosto. Dicho oficio fue respondido el 14 de noviembre informando que había sido devuelto al Dr. Capone para su envío al juzgado de origen y recibido en Mesa de Entradas de la Corte local el 22 de noviembre del mismo año, fecha en que la AFIP solicitó la suspensión de los procedimientos y reiteración del oficio. El 23 de noviembre la Corte resolvió tener presente la suspensión pedida, ordenando la reiteración del oficio, el cual fue librado por el ProSecretario Judicial el 30 de noviembre. El requerimiento fue contestado el 19 de diciembre haciendo saber que las actuaciones solicitadas se encontraban en la Cámara de Apelaciones y recibido en Mesa de Entradas de la Corte local el 15 de febrero de 2006, siendo elevado a Secretaría el 18 de abril de ese año (v. fs. 129/138 y 157/159). El acuse de caducidad fue presentado el 6 de diciembre de 2005, contestado por la AFIP y resuelto el 10 de abril (v. fs. 129/138 y 1571159). En dicho contexto entonces, si bien la Corte local sostiene que lo resuelto se funda en doctrina propia, resulta arbitraria la conclusión relativa a que la AFIP no instó el recurso interpuesto cuando la parte debió atenerse a la medida previa que dicho tribunal ordenó y cuya tramitación también realizó según surge de la reseña efectuada-, encontrándose pendiente de respuesta el oficio librado al tiempo en que fue acusada la perención de la instancia. A lo que se agrega, la circunstancia que antes de la expiración del plazo establecido en el articulo 277 de la ley 24.522 la AFIP también solicitó reiteración del oficio pidiendo la remisión de los autos principales y la suspensión de plazos a fin de que no perima la instancia. Pretensión a la que la Corte local hizo lugar parcialmente ordenando antes de la finalización del plazo la reiteración y dejando pendiente de resolución atinente a la suspensión de procedimientos articulada. De tal modo entiendo que el Tribunal local ha prescindido, sin dar fundamentos suficientes, de la consideración de cuestiones o argumentos oportunamente propuestos, que eventualmente, resultarían conducentes para la adecuada solución del litigio. Situación que se encarece -prima facie- si se pondera que el articulo 79 apartado II del Código Procesal Civil local (ley 2269 de Mendoza) prescribe que no se declarará la caducidad de la instancia cuando el pleito se hubiere paralizado por cualquier causa independiente de la voluntad de los litigantes. Y también, a la luz de la doctrina sentada por V.E. diciendo que si tanto las notificaciones por cédula como la confección y diligenciamiento de los oficios habían sido realizadas por la corte provincial, la actividad que se encontraba pendiente de ejecución -intimación para que se devolviese el oficio librado debidamente diligenciado- debía ser realizada por dicho tribunal, por lo que resulta injustificado hacer recaer sobre la recurrente la carga de impulsar el proceso (Fallos 329:2166, 330:1008, entre otros), al igual que en causa análoga en la cual previo a resolver la apelación, la Cámara había ordenado y tramitado oficio y su reiteración para la remisión de una causa conexa (Fallos 327:5063). A mayor abundamiento, cabe recordar que V.E. tiene reiterado que la caducidad de la instancia halla justificación en la necesidad de conferir un instrumento al Estado para evitar la indefinida prolongación de los juicios, pero no configura un artificio tendiente a impedir un pronunciamiento sobre el fondo del pleito, máxime cuando el trámite del juicio se encuentra -tal como ocurre en el caso- en estado avanzado y los justiciables lo han instado durante años(Fallos 329:1391). Por lo expuesto, en mi opinión, corresponde admitir la queja, declarar procedente el recurso extraordinario interpuesto y disponer la devolución de los autos a la Corte Local, para que, por medio de quien corresponda, dicte nuevo fallo con arreglo a lo expresado. — Diciembre 2 de 2009. — Marta A. Beiró de Gonçalvez. Buenos Aires, agosto 3 de 2010. Vistos: "Recurso de hecho deducido por la Administración Federal de Ingresos Públicos Dirección General Impositiva en la causa El Trébol SA Bodegas y Viñedos s/quiebra", para decidir sobre su procedencia. Considerando: Que las cuestiones planteadas han sido adecuadamente consideradas en el dictamen de la señora Procuradora Fiscal, cuyos fundamentos son compartidos por el Tribunal, y a los que corresponde remitirse en razón de brevedad. Por ello, de conformidad con lo dictaminado por la señora Procuradora Fiscal, se hace lugar a la queja, se declara formalmente procedente el recurso extraordinario y se deja sin efecto la sentencia apelada. Con costas. Agréguese la presentación directa a los autos principales, notifíquese y, remítanse las actuaciones al tribunal de origen a fin de que, por quien corresponda, se dicte un nuevo fallo. — Ricardo Luis Lorenzetti. — Elena I. Highton de Nolasco. — Carlos S. Fayt. — Juan Carlos Maqueda. — E. Raúl Zaffaroni (en disidencia). — Carmen M. Argibay (en disidencia). Disidencia de los doctores Zaffaroni y Argibay: Considerando: Que el recurso extraordinario, cuya denegación dio origen a la presente queja, es inadmisible (art. 280 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación). Por ello, se la desestima. Intímese al apelante para que, en el ejercicio financiero correspondiente, haga efectivo el depósito previsto en el artículo 286 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación. Notifíquese, tómese nota por Mesa de Entradas y, oportunamente, archívese. — E. Raúl Zaffaroni. — Carmen M. Argibay