domingo 4 to 290112

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Enero, 29 - Marcos 1,21-28 - 4º Domingo del Tiempo Ordinario
Jesús enseña y cura a la gente El primer impacto de la Buena Noticia de Jesús sobre la gente
Oración inicial.- Señor Jesús, te damos gracia por tu Palabra que hoy nos hace ver mejor la voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu
ilumine nuestras acciones y nos comunique la fuerza para seguir lo que Tu Palabra nos dice. Haz que nosotros como María, tu Madre,
podamos no sólo escuchar, sino también poner en práctica la Palabra. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu
Santo por todos los siglos de los siglos. Amén.
Clave de lectura: El texto del Evangelio de este cuarto domingo del Tiempo Ordinario
habla de la admiración de la gente viendo cómo Jesús transmite su enseñanza (Mc 1,2122), después presenta el primer milagro que se refiere a la expulsión de un demonio (Mc
1,23-26) y finalmente habla de nuevo de la admiración de la gente, ante la enseñanza de
Jesús y de su poder de arrojar espíritus inmundos (Mc 1,27-28). En los años 70, época
en la que escribe Marcos, las Comunidades cristianas tenían necesidad de orientación
para saber cómo anunciar la Buena Noticia de Dios al pueblo que vivía oprimido por el
miedo de los demonios, por la imposición religiosa de normas religiosas de parte del
Imperio romano. Al describir las actividades de Jesús, Marco indicaba cómo las
comunidades debían anunciar la Buena Nueva. También nosotros nos preguntamos
cómo anunciar el evangelio a los niños y jóvenes. Hasta hacemos un Capítulo para
buscar propuestas y caminos. Los evangelistas daban la catequesis contando con los
hechos y acontecimientos de la vida de Jesús. El texto que ahora meditaremos indica el
impacto que la Buena Nueva de Jesús sobre el pueblo de su tiempo. Durante su lectura,
tratemos de poner atención a lo que sigue: ¿Cuál es la actividad de Jesús que causaba
más admiración en la gente?
Llegan a Cafarnaún. Al llegar el sábado entró en la sinagoga y se puso a enseñar. Y quedaban asombrados
de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas. Había
precisamente en su sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar: «¿Qué
tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de
Dios.» Jesús, entonces, le conminó diciendo: «Cállate y sal de él.» Y agitándole violentamente el espíritu
inmundo, dio un fuerte grito y salió de él. Todos quedaron pasmados de tal manera que se preguntaban unos
a otros: «¿Qué es esto? ¡Una doctrina nueva, expuesta con autoridad! Manda hasta a los espíritus inmundos
y le obedecen.» Bien pronto su fama se extendió por todas partes, en toda la región de Galilea.
Algunas preguntas para ayudarnos en la meditación y en la oración. a) ¿Qué es lo que ha causado más la admiración de la gente en
tiempo de Jesús? b) ¿Qué es lo que obligaba a la gente a percibir la diferencia entre Jesús y los doctores de la época? d) El espíritu
del mal no tiene ningún poder delante de Jesús. ¿Qué impacto produce esto sobre la gente? c) ¿La actuación de nuestra comunidad
produce admiración entre la gente? ¿Cuál?
El relato evangélico de hoy presenta la vocación y la acción de Jesús: Enseñar, curar, liberar. Hoy, los Menesianos hemos
recibido la misma vocación de Jesús. ¿Cómo vivo yo mi vocación de ser y hacer como Jesús? ¿ Y en nuestra comunidad?
¡Sublime vocación! ¡Es la misma de Jesucristo! No ha dejado el seno de su Padre más que para hacer lo que vosotros
hacéis a ejemplo suyo. La escritura nos dice que ha pasado haciendo el bien, enseñando a los pobres, dando vista a los ciegos,
enderezando a los cojos, curando a los enfermos. Y vosotros también enseñáis la verdadera doctrina a los que la ignoraban
completamente, y que, privados de vuestras enseñanzas siempre la desconocerían; y también vosotros haréis prodigios en el orden
espiritual; esos niños a los que abriréis los ojos a las divinas luces, a los que enseñaréis a conocer a Dios y el camino que lleva al
cielo; esos niños enfermos, a los que devolvéis la salud del alma; esos niños ya sepultados en el vicio, como en un sepulcro infecto,
y de donde les sacaréis, ¿qué son más que ciegos que vuelven a la luz, cojos, que por vuestros cuidados comienzan a andar
derechos y con paso firme, muertos resucitados?
¡Sublime vocación! No me cansaré de repetirlo; cantad el cántico de acción de gracias, si la habéis recibido, y ¡estad
siempre en guardia para no serla nunca infieles!
Apertura del retiro a los hermanos, S VII 2237
NECESITAMOS MAESTROS DE VIDA
Jesús no fue un profesional especializado en comentar la Biblia o interpretar correctamente su
contenido. Su palabra clara, directa, auténtica, tiene una fuerza diferente que el pueblo sabe
captar enseguida.
No es un discurso lo que sale de labios de Jesús. Tampoco una instrucción. Su palabra es una
llamada, un mensaje vivo que provoca impacto y se abre camino en lo más hondo de los
corazones.
El pueblo queda asombrado «porque no enseña como los letrados, sino con autoridad».
Esta autoridad no está ligada a ningún título o poder social. No proviene de la doctrina que
enseña. La fuerza de su palabra es él mismo, su persona, su espíritu, su libertad.
Jesús no es «un vendedor de ideologías» ni un repetidor de lecciones aprendidas de antemano.
Es un maestro de vida que coloca al ser humano ante las cuestiones más decisivas y vitales. Un profeta que enseña a vivir.
Es duro reconocer que, con frecuencia, las nuevas generaciones no encuentran «maestros de vida» a quienes poder
escuchar. ¿Qué autoridad pueden tener las palabras de los dirigentes civiles o religiosos si no están acompañadas de un testimonio
claro de honestidad y responsabilidad personal?
Nuestra sociedad necesita hombres y mujeres que enseñen el arte de abrir los ojos, maravillarse ante la vida e interrogarse con
sencillez por el sentido último de la existencia. Maestros que, con su testimonio personal, siembren inquietud, contagien vida y ayuden
a plantearse honradamente los interrogantes más hondos del ser humano.
Hacen pensar las palabras del escritor anarquista A. Robin, por lo que pueden presagiar para nuestra sociedad:
«Se suprimirá la fe en nombre de la luz; después se suprimirá la luz.
Se suprimirá el alma en nombre de la razón; después se suprimirá la razón.
Se suprimirá la caridad en nombre de la justicia; después se suprimirá la justicia.
Se suprimirá el espíritu de verdad en nombre del espíritu crítico; después se suprimirá el espíritu crítico».
El evangelio de Jesús no es algo superfluo e inútil para una sociedad que corre el riesgo de seguir tales derroteros.
El Menesiano, maestro de vida
1.- Evangelizadores de niños y jóvenes también hoy:
“Lo ignorantes que les encuentras a los jóvenes respecto a las cosas de la salvación; la poca atención que sus padres ponen
en educarles; los malos ejemplos que les dan, en una palabra, la extrema necesidad que tienen esos pobres niños de una educación
cristiana, ¿no son motivos suficientemente poderosos para excitar tu celo? ¡Valor pues, querido hermano, cuanto más pesados sean
nuestros deberes, más dulce serán, si les realizas con espíritu de abandono de ti mismo! Esto es lo que tu pobre padre pide desde el
fondo de su alma, esto sería conseguir tu paz, tu alegría en este mundo, y tu esperanza en la muerte”. (JMLM A IV 201 – 202)
¿Cómo está mi pasión por entregar a los jóvenes la Buena Noticia de Jesús? ¿ Cuánto tiempo, cuánta formación,
cuánta búsqueda dedico para ser “maestro de vida” para los niños y jóvenes?
2.- Más allá de los resultados aparentes.
Sin duda, hijo mío, es penoso que tus niños no aprovechen mejor, como tendrían que hacerlo, de tus enseñanzas y cuidados, pero tus
esfuerzos no están perdidos por ello, guárdate de creerlo, y, algunos años después, estos pobres niños recordarán lo que les decías y
lo pondrán en práctica. Cuando el mismo Nuestro Señor, ha predicado, y ha hecho milagros, no ha convertido a todos los judíos; por lo
tanto no dejes de realizar con gran celo todo lo que debes hacer; cuantos menos consuelos tengas, más méritos tendrás. Reza mucho
por esos niños; y, si sus padres no te secundan, pide a Dios que multiplique sus gracias, en proporción con las necesidades de esos
pobres niños. (JMLM A IV, 226 )
¿Cómo estoy de ánimo para evangelizar? ¿Desánimo? ¿ Esperanza? ¿ Búsqueda? ¿ Experiencia de fe y vocacional?
¿Cuántos jóvenes se quedarían sin conocer la Buena Noticia de Jesús si yo , nuestra comunidad, no evangeliza?
3.- Entregarlo todo.
Varios de vuestros Hermanos […] se han entregado para ir a llevar hasta los confines del mundo el santo Evangelio de Jesucristo; han
dejado todo; han sacrificado todo por esto; y desde el fondo de esos lejanos países donde se encuentran, les dicen por su parte:
“Ustedes que son nuestros hermanos, también puede imitarnos, si no en dejar a los padres y la patria para ir a evangelizar a los
negros, también ustedes deben evangelizar a esa multitud de niños y jóvenes que les son confiados y que, si ustedes los abandonan,
si les privan de sus cuidados, quedarán expuestos a todo género de seducciones; ustedes merecerán la hermosa y rica corona de los
apóstoles. Si experimentan disgustos, privaciones, si sufren alguna cosa no se desanimen….” ¡Mañana, hermanos míos, mañana la
eternidad! ( JMLM Retiro a los Hermanos, S. VII 2221 – 22 )
¿Dedico mi vida entera a dar a conocer y hacer amar a Jesucristo? ¿Vivimos con pasión el ser evangelizadores: Hablamos
entre nosotros, buscamos, leemos, vemos cómo hacer…? Si no anunciara a Jesucristo, ¿qué sentido tendría mi vida?
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