Fueros vascos

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La evolución de los fueros vascos
ANTES DE LOS REYES CATÓLICOS:
Desde el inicio de los tiempos ha habido en los territorios vascos, incluyendo a Navarra, una fuerte unidad
entre ellos y también cierta tendencia al aislamiento del resto del estado. A esto contribuía su posición costera,
con lo que era importante el comercio; el desarrollo de la agricultura por la gran cantidad de territorio
cultivable; o su situación estratégica, ya que para acceder a España es casi imprescindible pasar primero por el
País Vasco.
Los fueros son privilegios que, en el caso del País Vasco, se consiguieron porque las costumbres que había
pasado de padres a hijos se decidieron escribir y convertir en ley. Como los fueros eran distintos dentro de
cada territorio histórico se decidieron recopilar, por ejemplo los de las Encartaciones, la Tierra Llana y
Orduña eran cada uno diferente pese a estar los tres en Vizcaya. Los fueros del Señorío de Vizcaya se
recopilaron en el año 1.452, los de la Hermandad de Guipúzcoa en 1.457 y los de la Hermandad de Álava en
1.463. Con ellos, estos territorios consiguieron mucha más autonomía ya que se afirmaron derechos como la
imposibilidad de obligar a los vascos a participar en guerras si no estaban situadas en su territorio, unas
instituciones propias de gobierno (las Juntas y Diputaciones forales), la hidalguía universal, la colocación de
las fronteras en el interior separándolo de España o ejercer el derecho de sobrecarta. Gracias a la hidalguía
universal, que proclamaba que cualquier ciudadano vasco que tuviera un determinado número de antecesores
vascos era noble, se dio en el País Vasco una amplia exención de impuestos, con lo que esta zona se convirtió
prácticamente en un territorio franco.
Durante la Alta Edad Media, Vizcaya, Guipúzcoa y Álava se unen al Reino de Castilla voluntariamente y en
el año 1.512 también lo hace Navarra, aunque todos los territorios históricos siguieron manteniendo sus fueros
ya que os reyes debían jurarlos.
DESDE LOS REYES CATÓLICOS HASTA LAS CORTES DE CÁDIZ:
Tanto durante el reinado de los Habsburgo (Carlos I, Felipe II, Felipe III, Felipe IV y Carlos II) como el de los
primeros Borbones (Felipe V, Fernando VI, Carlos III y Carlos IV) se mantuvieron los fueros vasco−navarros.
Sin embargo, durante la Guerra de Independencia (1.808 − 1.814) se firmó la primera Constitución española
en las Cortes de Cádiz. En esta Constitución de 1.812 se eliminaba la Inquisición, se proclamaba que la única
religión posible era la católica, la separación de los tres poderes, la soberanía nacional, la instauración de las
fronteras en la costa en vez del interior, y muchos derechos individuales como la igualdad entre todos los
ciudadanos españoles, lo que indirectamente abolía los fueros.
EL REINADO DE FERNANDO VII:
Desde 1.812 hasta 1.814 los fueros estuvieron por lo tanto sin vigencia, pero una vez que Fernando VII,
aunque habiendo firmado la Constitución, la deroga, los fueros se vuelven a implantar. Es la vuelta al Antiguo
Régimen, y por lo tanto a la misma situación anterior a la Guerra de la Independencia. Tras numerosos
intentos fallidos de los liberales de eliminar esta nueva monarquía absoluta, en 1.820 Riego y Quiroga
protagonizan un pronunciamiento en Cádiz. Con ello empieza una nueva época en el reinado de Fernando VII:
el Trienio Liberal. En el Trienio Liberal (1.820 − 1.823) se restablece la Constitución de 1.812 con lo que los
fueros vuelven a ser abolidos y las fronteras trasladadas a la costa. Es por ello, que la llegada a España de los
Cien Mil Hijos de San Luis (un ejército enviado por la Santa Alianza) fue una decisión apoyada por los
vascos. Durante la siguiente década los fueros del País Vasco y Navarra estuvieron vigentes. En 1.829
Fernando VII se casó en cuartas nupcias con María Cristina de Borbón, que al poco tiempo se quedó
embarazada. Entonces el monarca decidió abolir la Ley Sálica mediante la Pragmática Sanción para que su
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hija Isabel pudiera reinar. Esta decisión no fue apoyada por los sectores más absolutistas, que creían que su
sucesor sería su hermano Carlos María Isidro.
LA ÉPOCA DE LAS REGENCIAS:
Tras la muerte de Fernando VII en 1.833 se abría el conflicto sucesorio, teniendo lugar tres conflictos bélicos
enfrentando a carlistas e isabelinos en las llamadas Guerras Carlistas. Isabel II había sido nombrada sucesora
al trono, aunque hasta que cumplió trece años reinaron María Cristina (su madre) y Espartero. Isabel II estaba
apoyada por los liberales (fuertes en las ciudades), mientras que Carlos María Isidro lo estaba por los
absolutistas y cuyo lema era «Dios, Patria, Fueros, Rey». En el País Vasco la mayoría apoyaba a los carlistas
mientras porque defendían el Antiguo Régimen, y por lo tanto los fueros; sin embargo, en las tres capitales
tenían más importancia los liberales.
La primera Guerra Carlista comenzó en 1.833 y finalizó en 1.839 con el Abrazo de Vergara entre Maroto y
Espartero. Según ese convenio, los carlistas reconocían como reina a Isabel II y los liberales respetarían los
fueros vascos (la «Confirmación de los Fueros»). Durante la regencia de Espartero los fueros se modificaron,
y se separaron en dos ramas: los navarros y los de las otras provincias vascas. Los representantes de las tres
provincias vascas eran moderados y grandes defensores del sistema foral, mientras que los navarros tenían una
mentalidad política llamada «fuerismo liberal». En 1.841, gracias a ellos, se firmó la «Ley Paccionada», en la
que Navarra dejaba de ser un reino, trasladaba las aduanas a las fronteras españolas, tendría que aportar la
misma cantidad de soldados que el resto de las provincias, y aceptaba el sistema constitucional y judicial
español. A cambio, mantenía sus facultades de autogobierno en asuntos tributarios. Ese mismo año, en
Vizcaya y Guipúzcoa principalmente, se produjo un levantamiento por la eliminación del pase foral. Espartero
logra reprimirlo, pero como represalia decreta la abolición de sus fueros (aunque siguieron teniendo una gran
autonomía fiscal y militar).
EL REINADO DE ISABEL II:
En 1.843, Isabel II subía al trono con sólo 13 años de edad. Los moderados, de mano de Narváez, estuvieron
en el gobierno durante diez años, época en la cual se reinstauraron los fueros parcialmente, ya que ni el pase
foral ni el sistema judicial y aduanero se recuperaron. Además, la Ley de los ayuntamientos aprobada en
1.845, fue impuesta en todo el territorio nacional a pesar de contravenía los fueros. Pese a todo, en esta época
siguió habiendo gran desarrollo industrial debido a que aunque el mercado internacional era ahora menos
accesible, se abría para las empresas vascas el mercado español. Por otra parte, tuvo lugar entre 1.846 y 1.849
la Segunda Guerra Carlista, aunque ésta no tuvo repercusión fuera de Cataluña.
Debido a la corrupción del gobierno, se produjo en 1.854 la «Vicalvarada» que culminó con la subida al poder
de los progresistas, con el general Espartero a la cabeza. En el País Vasco, la burguesía se situó en el
liberalismo moderado porque este sistema era más permisivo con los fueros y por lo tanto permitía mayor
desarrollo económico.
La Unión Liberal era un partido creado por O'Donnell, situado entre moderados y progresistas. Este partido
estuvo al mando del gobierno durante los años 1.858 y 1.863 (que fue el periodo de mayor estabilidad política
de todo el siglo XIX). El fuerismo entre la población aumentó en el País Vasco, ya que los antiguos
privilegios les favorecían a ellos y a su desarrollo.
EL SEXENIO DEMOCRÁTICO:
En 1.868 tuvo lugar la revolución «La Gloriosa» debido al descontento general de la población que acabó con
el exilio de Isabel II. Asumió el poder temporalmente Serrano, que era uno de los menos revolucionarios. El
gobierno firmó la Constitución de 1.869, en donde se declaraba la instauración de una monarquía democrática
y la prohibición de que los Borbones volvieran a reinar en España. Se dedicaron a buscar a un monarca, y en
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1.871 llegó a España de mano de Prim, Amadeo I de Saboya. La Tercera Guerra Carlista (o Segunda en el
País Vasco), estuvo causada en parte por esta decisión ya que los vascos creían que el rey legítimo era Carlos
VII (nieto de Carlos María Isidro). También influyeron en el estallido del conflicto bélico la defensa del
catolicismo (porque se había declarado durante la Primera República el laicismo de la nación) y la defensa del
sistema foral anterior. Carlos VII devolvió en 1.872 los fueros arrebatados a Cataluña, Aragón y Valencia por
los «Decretos de Nueva Planta» en la época de Felipe V. A partir de ese año, y hasta 1.876 tuvo lugar la
Tercera Guerra Carlista, en la que no consiguieron los carlistas hacerse con las ciudades, por lo que una vez
más fueron derrotados. Pero esta derrota también fue causada porque tras la coronación de Alfonso XII (hijo
de Isabel II), algunos consideraron que la monarquía ya era adecuada; y también, sobretodo, porque el ejército
gubernamental estaba mejor abastecido.
LA RESTAURACIÓN:
En el año 1.876 se firmó una nueva constitución (conservadora), en la que quedaron abolidos los fueros
vascos: obligación de pagar impuestos iguales que los demás territorios españoles, acudir a las armas, la
elección de los alcaldes por el rey, sustitución de las Diputaciones forales por provinciales. La eliminación de
los fueros tras muchos siglos de vigencia, hace que surja el nacionalismo vasco. Aunque también influyeron
otras muchas razones como la masiva llegada de inmigrantes para trabajar en las industrias, la crisis del
carlismo o la creencia de que la raza vasca tenía características especiales. Sin embargo, Cánovas aprobó dos
años más tarde el primer concierto económico, según el cual las tres provincias vascas (Guipúzcoa, Vizcaya y
Álava) conseguían un sistema fiscal especial, estableciendo una cantidad anual a pagar al Estado y siendo las
diputaciones las encargadas de hacerlo.
A partir de entonces, en el País Vasco comenzó una etapa de gran crecimiento económico con lo que se
impulsó definitivamente la industrialización. Sectores como el armero, siderúrgico o papelero tuvieron un
importante auge, con el consecuente enriquecimiento de algunos sectores de la población vasca. Comenzó a
haber entonces una adinerada oligarquía, que contrastaba con la población pobre.
Mientras que en los núcleos urbanos de las provincias vascas va a haber una mayoría a favor de la
Restauración y los conciertos económicos, en Navarra y el campo van a seguir apoyando a los carlistas.
DESDE LA GUERRA CIVIL HASTA LA ACTUALIDAD:
El 1 de octubre de 1.936, el País Vasco consiguió el Estatuto de Autonomía, y pocos días después se formó el
Gobierno Vasco cuyo primer presidente fue José Antonio de Aguirre. Desafortunadamente el Estatuto duró
muy poco, porque en el momento en el que llegó Franco al poder, se abolió el régimen autonómico. Se puso
fin a las libertades democráticas, se prohibieron partidos y sindicatos, no se permitió hablar euskera, Aunque
durante el periodo franquista los fueros de Guipúzcoa y Vizcaya fueron abolidos ya que se mantuvieron fieles
a la República, no lo fueron los de Álava o Navarra al haber apoyado a Franco.
El Estatuto de Autonomía del País Vasco (que no comprende Navarra) se firmó en 1.979. Tal y como decía el
artículo 151 de la Constitución Española de 1.978, los territorios históricos podían acceder a la plena
autonomía casi inmediatamente. El País Vasco, al haber escrito ya un Estatuto de Autonomía durante la II
República, pudo constituirse rápidamente en una comunidad autónoma. Al ser un territorio histórico, hay un
régimen distinto de las demás comunidades autónomas en lo que respecta a materias como la educación, el
orden público, la seguridad ciudadana y tráfico (estos tres últimos factores controlados por la Ertzaintza) o
incluso el sistema fiscal, que se basa en los conciertos económicos. Con ellos, las diputaciones y el Estado
cada año deciden las competencias sobre la que han actuado cada una y deciden el cupo a pagar.
Normalmente es el País Vasco quien tiene que pagar la diferencia, ya que sus competencias son limitadas.
Hay campos de los que se encarga el gobierno estatal en exclusiva pero son para todo el país, como la
seguridad nacional, las relaciones exteriores, o las grandes infraestructuras; y en los que por lo tanto debe
también financiar el País Vasco.
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Navarra, por su parte, decidió formar en solitario la Comunidad Foral de Navarra. Para su constitución tuvo
que cambiar ligeramente los fueros en lo que se denominó «Amejoramiento del Fuero».
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