40 años

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P. Juan Pablo Esquivel
Parrocchia "Santa Maria Assunta"
CONCATTEDRALE
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“Perché abbiano la vita,
e l’abbiano in sovrabbondanza”
MERCOLEDÌ DELLA SETTIMANA SANTA 2003 – 40 ANNI.
Evangelio del día: Mateo 26, 14-25:
“En aquel entonces uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue donde los sumos sacerdotes,
y les dijo:
«¿Qué me darán si se los entrego?»
Ellos le asignaron treinta monedas de plata.
Y desde ese momento andaba buscando una oportunidad para entregarlo.
El primer día de los Azimos, los discípulos se acercaron a Jesús y le dijeron:
«¿Dónde quieres que te hagamos los preparativos para comer el cordero de Pascua?»
El les dijo:
«Vayan a la ciudad, a casa de fulano, y díganle: "El Maestro dice: Mi tiempo está cerca;
en tu casa voy a celebrar la Pascua con mis discípulos."»
Los discípulos hicieron lo que Jesús les había mandado, y prepararon la Pascua.
Al atardecer, se puso a la mesa con los Doce.
Y mientras comían, dijo:
«Yo les aseguro que uno de ustedes me entregará.»
Muy entristecidos, se pusieron a decirle uno por uno: «¿Acaso soy yo, Señor?»
El respondió: «El que ha mojado conmigo la mano en el plato, ése me entregará.
El Hijo del hombre se va, como está escrito de él, pero ¡ay de aquel
por quien el Hijo del hombre es entregado! ¡Más le valdría a ese hombre no haber nacido!»
Entonces preguntó Judas, el que iba a entregarle: «¿Soy yo acaso, Rabbí?»
Le dice: «Sí, tú lo has dicho.»
------Estos son días santos, llenos de realidades y sentimientos contradictorios...
Mañana es uno de aquellos tres jueves que - según un antiguo refrán castellano “refulge más que el sol”:
Jesucristo instituye la Eucaristía, el sacerdocio y el mandamiento nuevo del amor.
Sin embargo hoy, la liturgia rebosa del sufrimiento de Jesús que es traicionado...
Mateo insiste de un modo particular acerca de la traición, y del fin del traidor, que
parece abandonar a Cristo más porque habían perdido la fe en el Mesías que por tener
sed de dinero (cap.27,3-10). En el texto domina el verbo latino “tradere” (entregar),
que indica al mismo tiempo “la traición” de Judas y el “don” del Padre al entregar a
la muerte a su Hijo. De este modo, tanto Cristo como Judas forman parte del
designio divino, tan misterioso para nosotros. (Rom. 8, 28-32; 11, 28-36).
Siempre me ha causado mucha impresión pensar en este
hecho:
¿Quién - en última instancia - entregó a Jesús a la
muerte?
Espontáneamente tendemos a decir en primer lugar:
Judas, el traidor. Y a primera vista, desde luego, es así...
Pero fueron también los jefes de los Judíos, y Poncio
Pilatos, y Herodes, y el pueblo que pidió su crucifixión…
Sin embargo, todos ellos son eslabones de una cadena
en la cual el último anillo está en las manos del Padre.
Nos lo dice el mismo Jesús:
“Tanto amó el Padre al mundo que entregó a su único Hijo…” (Jn 3,16).
Es inútil intentar suavizar el texto: la palabra original, del griego, es la misma que se
usa para la traición de Judas.
¿Qué clase de Padre es aquel que entrega a su Santo e Inocente Hijo a la muerte para
rescatarnos a nosotros, pecadores y culpables.
Es un Dios loco...
Loco de amor por todos los hombres, a los cuales ha querido llamar - y hacer - sus
hijos.
La Semana Santa es una locura para aquellos que no tienes fe…
Pero, para nosotros…también!!!
Una locura de amor...
Si yo tuviese que elegir un versículo de toda la Biblia, al que considerara el más
bello, el mejor, me quedaría precisamante con ése:
“Tanto amó Dios al mundo, que le dio al Hijo Único, para quien cree en Él no
muera, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para
condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por medio de Él. (Juan 3, 16-17)…
En la misteriosa traición de Judas vemos entrelazarse los planes de Dios y de la libre
decisión del hombre. Nadie puede negar que Judas actuó libremente; sin embargo su
gesto fue preanunciado, y no escapó ni siquiera a la voluntad de Jesús: y fue
consumado sólo cuando para Jesús llegó “la hora”. Ni antes ni después…
Puede ser peligroso el “dejarse estar”: la libertad es un don, pero su recto ejercicio
es una conquista, fruto de correspondencia a la amistad divina. Nada es más peligroso
que recibir la gracia “a mi manera”: puede resultar irreparable.
Sin embargo, se puede caer en esto incluso a fuerza de comulgar muy a menudo...
La liturgia de hoy es una advertencia también para
nosotros…
Pero sobretodo, es un llamado para aprender a ver, leer, y
comprender las cosas de otro modo: a hacer una lectura
teológica de todo lo que sucede, o sea, aprender a mirar
como mira el padre.
Incluso - y particularmente - la propia existencia
Ya en el Antiguo Testamento un personaje había hecho un
preclaro ejercicio de este modo de leer la propia vida: José
vendido por sus hermanos como esclavo, que luego de atravesar tantas desgracias en
Egipto, termina siendo el primero después del faraón: y volviéndose a sus hermanos
les dice:
“Dios me ha enviado por delante de ustedes, para que nuestra raza sobreviva en este
país.. No han sido ustedes sino Dios quien me envió aquí: El me ha hecho familiar
del Faraón, administrador de su palacio, y gobernador de todo el país de Egipto”
(Gn 45, 7-8)
Debemos aprender a leer así todo cuanto sucede.
Contemplada de este modo, la Cruz no es el signo de la traición de las traiciones:
Es el signo del Amor de los amores.
La “Pasión” del Viernes Santo no es tanto el sufrimiento indecible del Mesías, sino
su amor, su Pasión por sus hermanos, a los cuales Él ha venido a salvar.
Y aquel Viernes no será el día más terrible de todos, el del deicidio, sino el día más
pleno de Amor, el del Amor más grande, el de la salvación del hombre, el de la
derrota del diablo.
La Semana Santa, es, ciertamente, la celebración más trágica de la libertad del
hombre en su misterio más profundo, resumida en el libre e irrevocable no de Judas;
pero es también, y sobretodo, la semana donde la Misericordia, la Ternura y la Fuerza
del amor del corazón de Cristo resplandece más que nunca en el libre e irrevocable SI
a la voluntad del Padre.
Junto a ese inmenso e ilimitado “SI”, yo quiero pronunciar nuevamente hoy mi
humilde Sí:
al Dios de la vida, de la Salvación, al Dios que nos da su Espíritu sin medida...
Y comparto con ustedes otro sentimiento, que quisiera poner en práctica
precisamente en este tiempo de vida que el Señor me regala:
El águila es el ave de mayor longevidad de su especie: llega a vivir 70 años.
Pero para llegar a esa edad, a los 40 años, deberá tomar una seria y difícil decisión.
A los 40 años sus uñas están apretadas y flácidas por lo cual no consigue atrapar a
las presas de las cuales se alimenta. Su pico largo y puntiagudo se ha curvado,
apuntando contra su pecho. Sus alas están envejecidas y pesadas, y sus plumas
gruesas.
Volar se le hace muy difícil.
Entonces
tiene
solamente
dos
alternativas: morir... o enfrentar su
doloroso proceso de renovación, que
durará aproximadamente 150 días. Ese
proceso consiste en volar hacia lo alto
de una montaña, y quedarse allí en un
nido cercano a un paredón , en donde
no tenga necesidad de volar y se sienta
protegida.
Después de encontrarse en el lugar, el águila comienza a golpear con su pico en la
pared hasta conseguir arrancarlo. Después espera el nacimiento del nuevo, con el que
desprenderá sus viejas e inservibles uñas. Cuando las nuevas uñas han crecido,
comenzará a desplumar una a una sus viejas plumas. Después de estos 5 largos y
dolorosos meses de quietud, de cicatrización y crecimiento, llega su famoso vuelos de
renovación , renacimiento, de alegría, para poder vivir otros treinta años.
En la vida muchas veces tenemos que resguardarnos por algún tiempo, y comenzar
un proceso de reconversión, para no sucumbir.
Debermos quedarnos un tiempo meditando, y soportar grandes sacrificios de
alejamiento, para desarrollar los cambios como lo hace el águila, para ser capaces de
recomenzar nuestra vida con nuevas fuerzas y esperanza.
Durante ese tiempo nos deshacemos de los recuerdos del pasado, remordimientos,
culpas, hábitos, tradiciones, y prejuicios que nos hacían mal o no nos dejaban vivir y
bloqueaban el nacimiento de nuevos valores, haciéndonos aprender lo que nos servirá
en los nuevos tiempos, y aquello que nos impide volar. Sólo liberándonos del peso
del pasado podremos aprovechar el resultado valioso que una renovación siempre nos
trae.
Hoy también yo me siento una vez más como ese águila contra la roca, en una nueva
metamorfosis, desaprendiendo y tirando cuanto no sirve, para propiciar un
crecimiento personal y espiritual; y en una nueva realidad, muy diferente de la mía en
la Argentina, pido la gracias de una profunda renovación interior, de un crecimiento
cualitativo, de una respuesta mía que sea siempre más generosa, ayudado por el
testimonio fraterno de Don Marco y sustentado por tanto afecto y simpatía como el
que he encontrado en Atri, que me ayude a volar libre y fiel hacia el Señor, en alas
del Espíritu de la santidad .
O con la palabras de Isaías :
El Señor da fuerzas al que está cansado
y robustece al que está débil.
Los jóvenes se cansan y se fatigan,
tropiezan y vacilan;
pero los que esperan en el Señor
renuevan sus fuerzas,
y les crecen alas como de águilas.
Corren sin fatigarse,
marchan sin cansarse.
(Is 40, 29-31)
Agradezco al Dios de la vida, por todos y cada
uno de estos 14.610 días que hacen estos 40 años,
y particularmente por los 5.667 Santas Misas que me ha sido concedido celebrar…
Rueguen por mi, a fin de que pueda recorrer mi vida enriqueciendo la vida de
todos: para realizar al máximo el lema que he elegido para mi ministerio:
“Para que tengan vida, y la tengan en abundancia”
Amén
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