Fruticultura

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BLOQUE I: BASES FISIOLÓGICAS DE LA PRODUCCIÓN VEGETAL.
TEMA 1. ARBORICULTURA FRUTAL.
Introducción.
Fruticultura: cultivo de las plantas que producen fruta.
Fruta: fruto comestible de plantas cultivadas, que para su consumo no necesitan ser transformados.
Arboricultura frutal: cultivo de árboles que producen frutos.
Fruticultura: es la ciencia que se ocupa del estudio de los frutales y de los cuidados necesarios, considerando a
los frutales como especies perennes. La perennidad va casi siempre unida a portes arbóreos.
El árbol frutal.
Está constituido por dos individuos asociados mediante la técnica conocida como injerto y son PATRÓN o
PORTAINJERTO y VARIEDAD o INJERTO.
El patrón constituye el sistema radical y una pequeña porción de la parte aérea.
Estos dos individuos se unen generalmente por una zona por encima del suelo llamada cuello.
El injerto forma la parte aérea. En ocasiones se produce franqueamiento debido a que el injerto se planta
demasiado bajo, haciendo que el injerto emita sus propias raíces.
La unión de patrón e injerto no significa fusión de genotipos, no es un híbrido. Son dos individuos que unen
sus tejidos, pero jamás ponen en unión su genotipo.
A veces se constituye un frutal con tres maderas, haciendo un puente entre el patrón y variedad, llamado
intermediario. Su función es la de unir al patrón y a la variedad debido a que entre ambos existe un rechazo.
Su uso es cada vez menor, ya que cada vez es mayor la viabilidad entre patrón y variedad.
En otros frutales no es necesario el uso de patrón.
Particularidades del árbol frutal.
Perennidad: es la característica o peculiaridad más identificativa del frutal. Condiciona y a la vez dificulta su
cultivo. La perennidad implica que el árbol se mantiene durante muchos años sobre el terreno, lo que a su vez
también implica el cuidado que se ha de tener para no cometer errores, ya que provocaría fallos costosos y
difíciles de solventar. Esta característica conlleva a un gran porte arbóreo, gran tamaño. A la hora de
establecer la plantación es muy importante tener en cuenta esta característica, ya que en los primeros años
dará la impresión de un desaprovechamiento del terreno, puesto que habrá una baja densidad de plantación,
una utilización del espacio y de la luz muy baja, que se compensará cuando los árboles alcancen su tamaño
definitivo; de esta forma también nos evitaremos competencias. El mayor tamaño de los frutales dificulta las
técnicas de cultivo, lo que resta rentabilidad. La tendencia es a cultivar frutales más pequeños, buscando
patrones enanizantes y variedades poco vigorosas, compaginándolo con técnicas de cultivo enanizantes.
Proporción de tejidos fotosintéticos: es menor que en las especies herbáceas anuales. La madera del tallo,
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ramas, etc., parasita la fotosíntesis. La energía almacenada no es enteramente utilizada para la fructificación,
sino que parte de esa energía se utiliza para la conservación de la estructura.
Juvenilidad: se extiende durante largos años. Es el período por el que atraviesan las especies frutales
procedentes de semilla y durante el cual no produce flores, y por tanto no producen frutos, es decir, es la
época infértil del frutal. El período juvenil se elimina utilizando tejido adulto y propagándolo vegetativamente
(acodo, injerto, estaquillado).
Los ejemplares de semilla no conservan las características de la variedad. Los que se producen
vegetativamente, es decir, clonalmente, mantienen las características de la variedad, ya que se trata de
material uniforme de un único individuo, y por tanto, será igual.
Alternancia: alternan sus producciones, es decir, una año producen poco y otro mucho, por lo tanto esto no
compensa porque hace que la rentabilidad sea mayor unos años y menor otros. Las causas suelen ser
hormonales y nutricionales.
Almacenamiento y movilización de reservas: generalmente en la primavera los frutales tienen una gran
actividad fotosintética, por lo tanto, los asimilados que no se consumen se acumulan en reservas para cuando
las condiciones ambientales no sean tan buenas, como pasa en invierno. Esto nos sirve para programar
técnicas de cultivo.
Periodicidad cíclica: el ciclo anual se repite un año tras otro, presentando una clara estabilidad.
Investigación: las técnicas son menos sofisticadas que en otros cultivos. La investigación es mucho más lenta
ya que se trata de especies que su vida no es anual y se necesita de muchos años para poder completar el
estudio de cualquier árbol frutal. También existe otro inconveniente, que es el espacio; se necesita de mucho
espacio para poder investigar, ya que son plantas de gran tamaño.
Fases de la vida del árbol frutal.
Las fases de un árbol frutal propagado vegetativamente son cinco:
• Improductiva
• Entrada en producción
• Plena producción
• Envejecimiento
• Muerte
• Improductiva: tiempo que transcurre desde que se planta hasta que transcurre la primera cosecha. Dura
entre 2−7 años. Crece intensamente, pero no florece. Es un término distinto a la juvenilidad ya que se trata
de plantas reproducidas vegetativamente.
• Entrada en producción: crece de modo intenso, produciendo floración y fructificación de forma
progresiva y en aumento. Tiene una duración aproximada de 10−12 años.
• Plena producción: es la edad adulta del árbol y se obtiene el equilibrio entre el crecimiento y la
producción, que se hace estable y continuado. Es el período más largo, y también interesa alargarlo lo
máximo posible.
• Envejecimiento: la planta tiene una renovación vegetativa limitada y la floración es masiva pero con
cosechas de poca calidad.
• Muerte: se produce la muerte del árbol. En la mayoría de las plantaciones esta fase no se produce, ya que
se arrancan los árboles antes de que se produzca su muerte.
La curva se corta en dos puntos, A y B.
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A beneficios > gastos
B beneficios < gastos: arranque de la plantación.
Las tendencias actuales son las de obtener plena producción cuanto antes a fin de amortizar lo más pronto
posible la plantación.
CONCLUSIONES:
• El período improductivo debe ser lo más breve posible, para ello se utilizan patrones y variedades de rápida
evolución.
• Alcanzar lo antes posible la plena producción y asegurarnos de que ésta sea estable y de larga duración.
• El concepto de que la vida productiva sea muy larga hay que sustituirla por la que hay que amortizarlo lo
antes posible.
Evolución y perspectivas de la arboricultura frutal en la UE.
Las necesidades de mercado son muy exigentes, puesto que la competitividad es cada vez mayor. Por eso la
tendencia es a producir una fruta de mas calidad
TEMA 2. EL SISTEMA RADICAL Y AÉREO.
El sistema radical y sus funciones.
Está constituido por el conjunto de todas las raíces del árbol, no realiza fotosíntesis y carece de yemas, hojas,
nudos y entrenudos. Es la adaptación del cormo a la vida subterránea. Su morfología es diferente a la parte
aérea.
La raíz primaria se origina a partir de la radícula del embrión y presenta geotropismo positivo.
La raíz o sistema radical se compone de tres partes:
Apical: zona meristemática de continua división protegida por la cofia o caliptra. No tiene pelos radicales. No
tiene función de absorción de agua y nutrientes. Crece longitudinalmente y tiene función exploradora.
Pilífera: presencia de pelos radicales, continuamente desplazándose, cuya función es la de absorción de agua
y nutrientes.
Basal: no tiene pelos radicales. Por aquí se ramifica la raíz. Su función es la de conducir agua y nutrientes.
Funciones del sistema radical:
• Proporcionar anclaje al árbol.
• Absorción de nutrientes.
• Conducción de nutrientes.
• Lugar de síntesis de hormonas.
• Lugar de almacén de reservas.
• Absorción y conducción de agua y sustancias minerales.
El agua y los minerales se absorben por los pelos radicales y se transportan vía xilema a la parte aérea del
árbol. La fuerza de transpiración crea un gradiente de energía y la capilaridad del xilema crean la absorción de
agua y sustancias minerales. El árbol segrega sustancias para formar complejos que puedan ser absorbidos con
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mayor facilidad.
• Síntesis de sustancias orgánicas.
En la raíz se sintetizan muchas sustancias importantes para la fisiología del árbol como giberelinas,
citoquininas y auxinas.
• Reserva y almacén de nutrientes.
En frutales de hoja caduca y perennifolios hay fases del ciclo anual que el árbol sintetiza más sustancias de las
que gasta y por tanto las acumula en el tronco, ramas y raíces.
El primer crecimiento lo realiza tomando las sustancias almacenadas de la raíz.
• Anclaje del árbol.
Es muy importante, ya que las raíces fijan el árbol al suelo. Los patrones francos procedentes de semilla
presentan mejor anclaje que los clonales (propagación vegetativa). Es de especial importancia cuando se trate
de zonas con mucho viento.
• Otras funciones.
Se utiliza para la propagación vegetativa del frutal mediante sierpes (brotes de la raíz).
Tipos de raíces.
• Según su origen.
• Según su distribución.
• Según su longitud.
• Según su origen:
• Raíces principales: son las raíces primarias, ramificaciones naturales con origen en la radícula del
embrión (semilla).
• Raíces adventicias: son las raíces que tienen su origen en cualquier tejido adulto, hojas, tallo,... luego
no proceden de la radícula del embrión. Esto da lugar al estaquillado, acodo, etc.
• Según su distribución:
• Raíces horizontales: son raíces poco profundas, se distribuyen radialmente, paralelas a la superficie
del terreno, colonizando los horizontes más fértiles. Tienen función de absorción y conducción.
• Raíces verticales: exploran suelos más profundos (2−10 m). Acceden a zonas más áridas. Extraen
agua de horizontes más profundos. Permiten mejor anclaje al árbol.
• Según su longitud y grosor:
• Raíces de esqueleto: son largas y gruesas. Son de 1,2,3 orden y de vida muy larga. Conducen agua y
nutrientes.
• Raíces fibrosas: delgadas, cortas. Son a partir del 4º orden. Tienen pelos radicales. Se pueden dividir
en:
• Raíces axiales de crecimiento activo.
• Raíces absorbentes.
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• Raíces conductoras.
Crecimiento y distribución de las raíces en el suelo.
A − Crecimiento.
Depende de las características del suelo (NUTRIENTES, TEXTURA, AIREACIÓN, ESTRUCTURA,
TEMPERATURA, HUMEDAD), donde se desarrollan las raíces. Además depende de:
• Características botánicas y genéricas de la especie.
• Interrelaciones con los órganos aéreos.
• Presencia de plantas adyacentes, proximidad.
• Técnicas de cultivo: riego, fertilización.
Aireación: las raíces respiran y por lo tanto no se desarrollan en medios que no tengan la suficiente aireación,
de modo que su crecimiento se ve afectado por la asfixia radicular. En condiciones desfavorables, en frutal de
hueso(almendro) es sensible a la asfixia radicular, mientras que el melocotonero es más tolerante.
Temperatura del suelo: existe una temperatura máxima y mínima por encima o por debajo de la cual no
ocurre crecimiento de la raíz. Estas temperaturas dependen de la especie, edad del árbol. Por debajo de 5−6 ºC
y por encima de 30−40 ºC el crecimiento de detiene.
Humedad: un exceso de humedad provoca asfixia radicular.
Contenido en nutrientes: con un mayor contenido en nutrientes, el crecimiento será mayor. El N estimula el
crecimiento en longitud, y el P y K el crecimiento en ramificaciones:
Textura y estructura: en suelos arcillosos y pesados el crecimiento es más limitado que en suelos ligeros.
B− Distribución de la raíz.
Superficie: considerando en árbol adulto, la distribución en superficie ocupa en área superior a la dimensión
de la copa de 2 a 50 veces. Si no existe circunstancia que condicione este desarrollo la distribución suele ser
circular.
Profundidad: el 85% del sistema radicular activo está entre los 10 primeros cm hasta los 90 cm. En los
primeros 10 cm no aparecen raíces porque las temperaturas son más altas, humedad, son más duras. En
superficies rústicas pueden pasar los 3 m de profundidad.
Sistema aéreo.
− sistema radical
Árbol frutal − tronco
− esqueleto − cuello
− ramas
− parte aérea
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− ramos
− copa − brotes
− yemas, hojas, flores y frutos
Esqueleto: conjunto de elementos lignificados. Es más permanente.
Copa: conjunto de elementos más activos. Pueden o no estar presente.
Partes del esqueleto:
Cuello: zona de unión entre el tronco y raíz.
Tronco: zona comprendida entre el cuello y la primera ramificación.
Ramas: primarias o madres, secundarias, terciarias, etc. Las primarias parten del tronco que a su vez se
ramifican en secundarias, terciarias, etc.
Eje central: continuación del tronco en el sistema de conducción en vaso.
Partes de la copa:
Ramo: formaciones vegetativas o fructíferas de un año de edad. Pueden portar yemas, hojas, flores,
frutos y brotes.
Brote: crecimiento vegetativo del año. Se produce a partir de una yema vegetativa. Es el vástago. Cuando se
lignifica se convierte en ramo. Crece en longitud y a medida que crece aparecen nudos y entrenudos.
Funciones de la parte aérea:
El esqueleto y las partes lignificadas de la copa tienen funciones mecánicas y fisiológicas.
Soporte de las hojas, flores, frutos.
− Funciones mecánicas
Resistencia a adversidades meteorológicas.
Transporte de agua y sustancia vía xilema y floema.
− Funciones fisiológicas
Almacén de reserva.
Función de las hojas fotosíntesis.
Función de las flores y frutos reproducción y supervivencia de la especie.
Yema.
El árbol se desarrolla a partir de la yema. Es el órgano reproductivo. Está formado por un cono meristemático
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y capas protectoras.
Tipos:
• Según su posición en el ramo/brote:
• Y. Terminales o apicales: la que ocupa el extremo.
• Y. Laterales: ocupan los laterales del ramo.
• Y. Estipulares o de reemplazo: son una especie de seguridad ya que si muere la yema lateral éstas
las reemplaza. Se encuentran a la derecha e izquierda de cada uno de los laterales.
• Por su evolución en el tiempo:
• Y. Anticipadas: son las que por algún accidente brotan durante el mismo año en que se crean,
ya que han perdido su yema terminal.
• Y. Normales o invernantes: son las que crecen al año siguiente de crearse.
• Y. Latentes: son las que no crecen al año siguiente e incluso en ocasiones puede quedar por debajo
de la corteza.
• Y. Adventicias: aparecen súbitamente y eventualmente. Pueden brotar aunque no crean buenos brotes
debido a su mala circulación.
• Por la naturaleza de su brotación:
• Y. De flor: la yema da lugar sólo a flores, o a una inflorescencia.
• Y. De madera: la yema da lugar a vegetación.
• Y. Mixta: la yema es de flor y también vegetativa.
Las yemas de flor suelen ser globosos y redondeados y las de madera más puntiagudas y estrechas.
Normalmente se encuentran dos de flor y una de madera en medio, aunque puede haber otras asociaciones.
En los frutales de pepita la yema terminal suele ser mixta.
En los frutales de hueso la yema terminal suele ser vegetativa y los frutos se encuentran a lo largo de la rama.
YEMA BROTE RAMO
Tipos de ramos.
− ramo mixto
Frutales de hueso − chifona
− ramillete de mayo
− chupón
− Ramos vegetativos − brindilla
− dardo
− dardo rugoso
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Frutales de pepita
− brindilla coronada
− Ramos fructíferos − lamburda
− bolsas
− bolsa de bolsas o patas de gallo
Frutales de hueso:
En los frutales de hueso, los tres órganos son fructíferos, prácticamente iguales, varían en la longitud.
• Ramo mixto: es un ramo de longitud variable, pudiendo llegar a los 70 cm, se considera como tal a
partir de los 15 cm. Las yemas terminales son vegetativas y todas las de flor son siempre laterales. El
porcentaje de flor y vegetativo es prácticamente iguales.
• Chifona: son órganos de longitud escasa (máximo de 12 cm), es igual al ramo mixto pero de menor
vigor. Hay menor proporción de yemas laterales de flor.
• Ramillete de mayo: la yema terminal es vegetativa, aunque se encuentra rodeada y casi cubierta de
yemas de flor. Son muy fructíferas, aunque en ocasiones no son los más adecuados según la especie.
Al ser tan pequeños pueden no dar fruto de calidad y además si son frutos grandes el ramillete no
aguanta el peso. Donde ha habido un ramillete de mayo con total seguridad se sucederá otro, durante
unos años, hasta 7.
Cuanto más vigoroso es el ramo, mayor porcentaje de yemas de flor.
Frutales de pepita:
Los ramos vegetativos son el chupón muy típico de manzano y peral. Todos tiene capacidad para brotar.
Surgen a partir de una yema latente que tiene un golpe de savia, con crecimiento vigoroso y con yemas
vegetativas y no de flor.
Las yemas anticipadas dan lugar a ramos adelantados de poco vigor e interés.
Si la yema se desarrolla normalmente:
La brindilla (15−40 cm) es un órgano vegetativo muy flexible, de poco vigor. Si el crecimiento es menor se
obtienen dardos (3−10 cm) distinguibles porque crecen perpendicularmente a la madera que los forma y
tienen una madera terminal. Son órganos de un año.
En el segundo año el dardo puede evolucionar a dardo rugoso (si sigue vegetativo y crece un poco) o bien a
lamburda (si en la yema terminal se crea una flor).
La brindilla en el segundo año si crece una yema de flor en el extremo se llama brindilla coronada.
Dardo lamburda
Yema de madera Brindilla brindilla coronada
Dardo dardo rugoso lamburda
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En algunas ocasiones se originan bolsas, se crean donde hubo una gran cantidad de savia, hay dos yemas que
darán lugar a dos ramos fructíferos. También pueden originarse agrupaciones de bolsas llamadas patas de
gallo o bolsa de bolsas y son zonas importantes de fructificación.
Bolsa bolsa lamburda dardo
Brindilla coronada bolsa dardo lamburda
dardo dardo
Y. vegetativa dardo dardo rugoso lamburda bolsa d. Rugoso lamburda
Brindilla b. Coronada
Bolsa brindilla b. Coronada bolsa brindilla b coronada bolsa dardo lamburda.
TEMA 3. FENOLOGÍA.
Introducción.
En todas las especies, como consecuencia del ritmo estacional termométrico, se presentan en forma más o
menos marcada e intensa, dos períodos anuales claramente definidos: el reposo invernal y el período de
actividad vegetativa. La yema con su desarrollo lleva a la formación del fruto, pero paralelamente se da un
crecimiento vegetativo.
Ciclo anual del árbol frutal.
En climas templados el ritmo estacional está condicionado por la temperatura ambiental. Las especies frutales
se adaptan presentando dos períodos:
A − Período de reposo invernal.
B − Período de actividad: vegetación y fructificación.
A − reposo invernal.
Para mantener una fisiología normal a lo largo de su vida, las especies de zona templada o templado−cálida
parecen precisar un período anual de reposo. Este período coincide normalmente con el final del otoño y con
la época invernal, alargándose, en ocasiones, parte de la primavera; por lo que su denominación más corriente
es la de reposo invernal. En este período el árbol frutal no muestra actividad vegetativa aparente y no hay
crecimiento ni floración, sean las que sean las condiciones ambientales momentáneas. Algunos procesos
fisiológicos, tales como la absorción radicular, la translocación vascular, la respiración, la fotosíntesis y la
transpiración, pueden tener lugar en forma lenta y poco intensa, al principio y al final del período de reposo, o
aún durante todo él, en zonas templado−cálidas. Pero esta actividad es prácticamente inapreciable y el árbol,
si es caducifolio, se desprende de sus hojas durante este período, y si es de hoja perenne, se muestra vestido,
pero sin ningún tipo de crecimiento.
B − Actividad.
Es el período comprendido entre los primeros síntomas apreciables de actividad, a fines de invierno o
principios de primavera, y el final de esa actividad, que tiene lugar en el otoño avanzado. Durante este período
el árbol realiza intensamente todos sus procesos fisiológicos, y ello se traduce exteriormente en el desarrollo
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vegetativo de brotes y ramas, así como en el engrosamiento de ramas y tronco, por una parte, y por otra, en la
aparición de flores y frutos y en el desarrollo de éstos últimos.
A lo largo de este período los elementos presentes en cada momento en la parte aérea del árbol(yemas, brotes,
flores, frutos, etc.), muestran un aspecto exterior diferente. Este aspecto se denomina estado fenológico y el
estudio del ritmo de sucesión en el tiempo de estos estados se llama fenología de la especie considerada.
El primer síntoma externo y apreciable de que la actividad vegetativa ha comenzado es la hinchazón de las
yemas. En la inmensa mayoría de las especies las yemas florales o, en su caso, las mixtas empiezan a hinchar
antes que las yemas puramente vegetativas. Las escamas y brácteas protectoras de la yema se separan
paulatinamente, y entre ellos aparece la borra y zonas más claramente coloradas. Este cambio en la morfología
externa de las yemas se llama desborre.
A partir del desborre, la evolución de las yemas de madera y de las florales es diferente. La de las primeras
origina la vegetación del árbol; la de las segundas, el proceso de floración y fructificación.
Yema de flor ciclo reproductivo.
Yema vegetativa ciclo de crecimiento vegetativo.
B1 − Ciclo vegetativo.
A medida que avanza la primavera, el desborre se acelera; en ocho o diez días las escamas y brácteas se
separan completamente y se produce la aparición de las primeras hojas en crecimiento y del tallo inicial,
consecuencia de la elongación del meristemo gemular. Este estado fenológico se denomina brotación.
Durante el período subsiguiente el crecimiento se intensifica. Las temperaturas en ascenso, la mayor
insolación y, en general, las condiciones ambientales son idóneas, y, en consecuencia, el crecimiento en
longitud de los brotes, la aparición y desarrollo de hojas y la formación de yemas axilares se acelera, en un
proceso que dura toda la primavera y aún parte del verano, y en el que los brotes alcanzan del 60 al 70% de su
longitud característica. Este proceso se llama crecimiento de primavera, y normalmente termina cuando las
temperaturas alcanzan, en pleno verano, valores muy altos (35−40º), superiores al umbral máximo de
crecimiento; en este momento la elongación se detiene y el meristemo terminal aparece defendido por
escamas y brácteas, en forma de yema terminal. Se dice entonces que el brote se ha parado o que el árbol está
en la parada vegetativa de verano o parada estival.
En zonas de pluviometría escasa y en cultivos de secano esta parada de verano puede producirse no sólo por el
régimen de altas temperaturas, sino también por la falta de agua durante el período de sequía y, en su caso, por
ambos efectos combinados.
La parada de verano puede, en determinadas zonas y para algunas especies, ser prácticamente inapreciable; en
otros casos puede durar varias semanas, cuando las temperaturas son muy altas, o las condiciones de sequía
extremas. En cualquier caso, al finalizar el verano las condiciones ambientales suelen volver a ser adecuadas
para el crecimiento y produce la brotación de otoño o rebrote. Esta nueva brotación se alarga hasta los
primeros fríos otoñales y da origen al crecimiento de otoño o segundo crecimiento; la intensidad de éste suele
ser menor que la del de primavera y terminan con la parada otoñal.
A partir de ese momento, la intensidad de los procesos fotosintéticos desciende, la traslocación de reservas y
la lignificación de la madera se incrementa y progresivamente el árbol inicia su reposo invernal de nuevo. Este
reposo, en las especies caducifolias, se considera comienza en el estado fenológico de caída de hoja. En las de
hoja perenne el comienzo es más difícil de precisar, pero se puede considerar la misma fecha que para las
especies caducifolias próximas. Con ello el período de actividad vegetativa termina y el ciclo anual se reinicia.
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B2 − Ciclo reproductivo.
En forma simultánea con la evolución descrita de las yemas vegetativas se produce durante este período la
evolución de las yemas de flor. Esta evolución empieza igualmente con él desborre; que puede ser, según las
especies, anterior, simultáneo o posterior al desborre de las yemas de madera.
A partir de este momento las yemas de flor, en su evolución van pasando por una serie de sucesivos estados
fenológicos. Estos estados son tan importantes a efectos prácticos, que han sido profusamente estudiados
como monográfico, para las distintas especies.
Estos estados son fases del proceso de floración; durante éste se produce la polinización, germinación del
polen, crecimiento del tubo polínico, fecundación y cuajado del fruto. El proceso completo dura entre los diez
y veinticinco días y al final del mismo la flor se ha transformado en fruto.
A partir, pues, del cuajado, el proceso de floración termina, y comienzan otros nuevos procesos: el de
desarrollo del fruto y el de maduración posterior. Los frutos crecen, aumentando de tamaño, hasta alcanzar el
típico de la especie, y en ellos se producen las transformaciones físico−químicas que definen su sabor, color,
olor y restantes características. Esto es lo que se llama maduración, y su final es el estado fenológico de
madurez, estado en el que el fruto o se recoge y consume, o se desprende del árbol, o se pudre.
Los procesos de desarrollo y maduración de los frutos pueden tener una duración absolutamente variable en
función de la especie, de la variedad y de las condiciones ambientales.
El ciclo reproductivo no comienza con el desborre de la yema de flor sino que se inicia con:
• Inducción floral.
• Iniciación floral.
• Desarrollo floral.
Que tiene lugar dentro de la yema, por eso dura dos años.
Inducción floral.
El cambio fisiológico que se produce en un determinado momento en una yema, y que condiciona su
evolución a yema de flor, se denomina inducción floral.
Se produce al final del período de crecimiento primaveral, en el período junio, julio y agosto en nuestros
climas.
Las bases fisiológicas que condicionan la evolución a yema de flor de unas determinadas yemas son varias.
Las primeras teorías planteaban la hipótesis de que la formación de flores dependía de la presencia en la
planta de determinadas sustancias elaboradas en las hojas. Posteriormente otros relacionan la inducción floral
no con la presencia de sustancias, sino con un cierto equilibrio hidratos de carbono−sales nutritivas, o
compuestos orgánicos−elementos minerales, anulando la teoría anterior del antagonismo
vegetación−fructificación, y preconizando la búsqueda de ese equilibrio, pero sin definir qué sustancias
elaboradas ni qué minerales resultaban más influyentes.
Otra teoría es que la inducción floral está claramente condicionada por el valor de la relación C/N en el árbol;
según esta teoría, si esta relación es moderadamente alta se promueve la inducción floral, mientras que si es
baja, se favorece el crecimiento vegetativo.
Trabajos posteriores demuestran paulatinamente las contradicciones de la teoría anterior, y van dando paso a
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las teorías basadas en la influencia de hormonas endógenas sobre la inducción floral. La presencia de estas
hormonas parece totalmente vinculada a la de reservas de carbohidratos, la inducción floral se ve claramente
favorecida por una gran superficie foliar y una gran actividad fotosintética.
La hipótesis más generalmente aceptada vincula la formación de yemas de flor, a un complicado equilibrio
hormonal interno al nivel de la propia yema. Sobre este equilibrio hormonal interno al nivel de la propia
yema. Sobre este equilibrio, tanto individualmente como en conjunto, influyen factores de todo tipo:
ambientales, nutricionales, fisiológicos y genéticos, lo que hace todavía imposible definir claramente el
proceso. Ciertos hechos se presentan como incontrovertibles:
• la inducción floral se favorece por la presencia de una gran superficie foliar. El hecho de que ramas
anilladas y defoliadas después de la inducción formen flores, parece confirmar el hecho de que las
hojas tienen una influencia más hormonal que nutricional.
• La presencia de frutos y un intenso crecimiento vegetativo, son circunstancias fuertemente
competitivas con la inducción floral. La inhibición de esta inducción, en estos casos, parece estar
claramente relacionada con los procesos de síntesis y traslocación de giberelinas en las semillas de los
frutos y en los ápices en crecimiento.
• La inducción floral parece requerir una cierta madurez en la planta. Esta madurez no debe
relacionarse con la edad del árbol, ni con lo que antiguamente se denominaba fase juvenil; sino con el
hecho de que el equilibrio endógeno sólo se produce cuando el árbol alcanza un estado en el que parte
de los productos de la fotosíntesis son acumulados como sustancias de reserva. En definitiva la
formación de flores sólo puede producirse cuando la planta o algunos de sus órganos alcanzan un
cierto nivel de formación de reservas.
Iniciación floral.
Es el primer cambio morfológico que es el ensanchamiento en el ápice de la yema debido al crecimiento de
los primordios florales que son los sépalos, pétalos,...
Diferenciación floral.
Tras el cambio fisiológico que se produce en la inducción floral, se produce una diferenciación morfológica
que conduce a la aparición de primordios seminales.
Reposo de la yema.
En la mayoría de las especies empieza en verano y se detiene con la llegada del invierno, donde pasan en
reposo profundo, causado por un factor endógeno. Finaliza cuando las yemas han tomado un número de horas
a temperaturas frías. Para salir del reposo hace falta un número de horas frías, es variable con la especie y con
la variedad. La duración media del invierno en el ciclo da origen de la especie frutal = horas frío.
Las horas frío se miden como el número de horas invernales, entendiendo como horas invernales las que
tengan temperaturas menores de 7ºC.
Las yemas no crecen inmediatamente sino que requieren temperaturas favorables para brotar.
En este momento las yemas están quiescentes pues son factores exógenos los que condicionan la brotación.
La yema se hincha y se abre y pasa por los numerosos estados fenológicos hasta que llega la floración, este es
el más sensible del ciclo reproductivo frutal. La época de floración determina la elección de una especie y
variedad en plantaciones de zonas templadas pues es una fase crítica en cuanto a plagas, enfermedades,
heladas,... Además es imprescindible para la elección de una correcta polinización. La floración finaliza con la
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antesis de la flor igual apertura de los pétalos (corola).
Alternancia o vecería.
Es la tendencia de los árboles frutales a la producción de una cosecha adecuada en un año seguida por una
cosecha nula al año siguiente. Esto tiene lugar a nivel del árbol, sin embargo debido al clima y a los patógenos
se alinean en cuanto a producción.
El año de cosecha año de carga
El año sin cosecha año de descarga.
La alternancia tiene implicaciones negativas para el agricultor:
• Dimensionamiento de la estructura productiva: se realiza para años de carga, para los años de descarga se
infrautiliza.
• Aumentan los precios en los años de cosecha escasa que no compensan con los bajos precios en años de
cosecha buena.
• Manejo de la plantación, pues se producen desequilibrios.
Causas de la alternancia: existen dos hipótesis.
• hipótesis hormonal
• hipótesis nutricional.
Hipótesis hormonal.
La ausencia o no de flor es la que causa la alternancia.
En variedades de manzano con semilla son veceras y en variedades sin semillas no son veceras, luego la
presencia de semilla es la que hace que exista fruto. El crecimiento de fruta y la inducción floral tiene lugar en
el mismo momento luego no existe una competencia entre ambos procesos.
En la semilla del fruto hay una fuente generadora que son las giberelinas que provocan que las yemas que se
desarrollan en el mismo momento no se induzcan a flor.
Hay mecanismos de control:
• limitar el número de frutos los años de carga: poda y aclareo de frutos.
Hipótesis nutricional.
El árbol después de una cosecha excesiva agota sus reservas y no puede tener otro año seguido de gran
producción.
El año de carga hay poco crecimiento vegetativo y la energía va unida al crecimiento del fruto, por eso hay
mayor producción.
Se ha demostrado que la nutrición de un árbol que florece poco es mejor que el de una año de carga.
La alternancia en la producción de frutos es debido a la presencia o no de flor.
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Tema 4. Fructificación.
Polinización y fecundación.
A partir de la diferenciación, las yemas florales sufren durante el resto del período vegetativo un proceso de
evolución y maduración, que influido por las características genéticas y fisiológicas del árbol, así como por las
condiciones ambientales, las lleva normalmente en la primavera siguiente a su desarrollo completo y a la
aparición de flores. Este desarrollo floral, que comienza con el desborre, pasa por los sucesivos estados
fenológicos y termina con el cuajado del fruto, momento en el que se inicia el proceso de desarrollo del fruto.
El proceso dominante es la formación de frutos por fecundación. Esta a su vez exige los pasos previos típicos:
• formación del polen
• polinización propiamente dicha
• germinación del polen
• crecimiento del tubo polínico
• fecundación.
La polinización.
Desde el punto de vista estrictamente botánico, la polinización es el traslado del grano de polen, desde las
anteras de los estambres, hasta el estigma del pistilo. Si los estambres y el pistilo pertenecen a la misma flor,
la polinización es autógama; si pertenecen a flores distintas de un árbol o de distintos árboles, es alógama.
En las distintas especies frutales lo más frecuente es la dicogamia; y aunque se den casos de polinización
anemófila (por el viento), lo normal es que la polinización sea entomófila (por los insectos)
Las especies con polinización anemófila se caracterizan por una producción de flores y una capacidad
productora de polen muy elevadas.
En especies de polinización entomófila el polen es más pesado y viscoso que el de especies anemófilas; esta
polinización se puede controlar a través de la instalación de colmenas.
Las fases de la polinización son:
• transferencia del polen de las anteras al pistilo
• adhesión polen−estigma
• germinación del polen
• emisión del tubo polínico.
La fecundación.
Aunque fisiológicamente la fecundación es la fusión de las células reproductoras, los dos pasos anteriores,
germinación del polen y crecimiento del tubo polínico, son fases tan próximas a la propia fecundación, que en
muchos casos se pueden englobar en ella.
La germinación de polen se produce una vez que éste se ha fijado sobre el estigma. La germinación de los
granos de polen es inviable por bajo de 5ºC o por encima de 35ºC.
El crecimiento del tubo polínico, se produce a través del estilo, después de la germinación.
Los granos de polen transportados por el viento o los insectos a los estigmas germinan emitiendo un tubo
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polínico; éste se desarrolla en el interior de los tejidos del estilo hasta llegar a un óvulo y después al saco
embrionario, en el interior del cual se produce la fecundación.
Período efectivo de polinización (PEP): se define como el tiempo en días en que el óvulo permanece viable,
menos el tiempo en días en que tarda el tubo polínico en alcanzarlos.
Longevidad del óvulo (LO): es el tiempo en el que el óvulo puede ser polinizado.
Receptibilidad del estigma (RE): es la característica que se hace necesarias para que el polen sea compatible
con el estigma.
La longevidad del óvulo, el crecimiento del tubo polínico y la receptibilidad del estigma están controlados
genéticamente y pueden ser manejados mediante técnicas del cultivo.
− estigma receptivo
Factores de los que depende el PEP − velocidad de crecimiento del tubo polínico
− longevidad del óvulo
(1) Receptibilidad del estigma
(2) Período efectivo de polinización
(3) Crecimiento del tubo polínico
(4) Longevidad del óvulo.
Factores que influyen en la duración del PEP.
• Causas genéticas: constituyen normalmente el grupo de peores efectos sobre la fructificación y de más
difícil corrección, hasta el punto de que normalmente ocasionan el que las variedades se consideren de buen
polen o mal polen, y en consecuencia el que en la gran mayoría de las especies frutales sea imprescindible
la polinización cruzada. La composición genética de las variedades tradicionales suele ser diploide, en casi
todas las especies de clima templado; las variedades modernas casi siempre seleccionadas son triploides,
tetraploides y, hasta polipoides complejos. Esta composición influye en el proceso meiótico, que parece
más sencillo y factible en las variedades con número de cromosoma par, que en aquellas que lo tiene impar.
Ello permite, en principio, considerar las variedades diploides de mejor auto−fertilidad que las triploides.
Sin embargo, la composición genética y el número de cromosomas, no solamente influyen en el proceso de
la meiosis. La viabilidad de los granos de polen, su porcentaje de germinación, la degeneración de los
óvulo, el desarrollo del tubo polínico, y aún otras fases de la fecundación, están también reguladas
genéticamente; y en ocasiones esta regulación no es correcta, originándose con ello, casos específicos de
auto−esterilidad total o parcial. Los primeros hacen que las variedades que los padecen vayan
desechándose, salvo casos excepcionales; los segundos hacen obligatorio el cultivo con variedades
polinizadoras o con técnicas especiales.
• Causas nutricionales: la influencia no sólo del estado nutricional, sino también del equilibrio de la
nutrición, es palpable en el proceso de la fecundación. La esterilidad morfológica y fisiológica está
originada por causas genéticas, y en muchos otros casos se debe a un desequilibrio o carencia nutricional.
La resistencia a causas climáticas puede estar vinculada en muchas ocasiones al estado nutricional. Casi
cualquier carencia muestra algún efecto sobre floración y fecundación; los más marcados pueden
considerarse los producidos por carencia, aún momentáneos, de nitrógeno, de boro y de magnesio. Por otra
parte, dado que la evolución floral se produce a expensas de las reservas hidrocarbonadas, cualquier
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disminución de éstas origina problemas en el proceso de la floración.
• Causas climáticas: constituyen el grupo de causas cuyos efectos se ponen de manifiesto con más
frecuencia a nivel práctico en las plantaciones frutales. En efecto, siendo la floración, y todos los procesos
parciales que durante ella se producen (maduración del polen, germinación del mismo, crecimiento del tubo
polínico, evolución de los óvulos, fecundación, etc.), procesos tremendamente complejos, son
particularmente sensibles a las condiciones ambientales. De todos los factores climáticos, la temperatura es
probablemente el de incidencia más apreciable. Valores bajos de temperaturas pueden disminuir
sensiblemente el porcentaje de germinación de polen y hacer muy lento el crecimiento de los tubos
polínicos, con lo que las posibilidades de una buena fecundación disminuyen. De la misma manera
temperaturas altas, pueden acelerar el crecimiento y provocar la ruptura de los tubos polínicos, inhibir la
germinación del polen, acelerar la degeneración de los óvulos y en definitiva malograr igualmente la
fecundación. La lluvia es otro factor climático de gran influencia en los procesos de polinización y
fecundación:
− limitan el vuelo de los insectos y abejas, que no vuelan bajo lluvia
• arrastran los granos de polen al suelo, bien desde las anteras, o bien en la polinización anemófila
• lavan estos mismos granos de polen de los estigmas, antes de la germinación.
El grado higrométrico ambiental también puede condicionar en forma importante el resultado de la floración.
una baja humedad relativa, unida a temperaturas altas, durante el corto período de tiempo que dura la
receptividad de los estigmas, puede provocar la desecación de estos y evitar la adherencia de los granos de
polen.
El viento puede igualmente incidir sobre el proceso de la fecundación. Vientos secos unidos a altas
temperaturas deshidratan los estigmas; y vientos no muy fuertes, pero de cierta intensidad, pueden ocasionar
daños mecánicos en las flores y, a veces, hasta su caída.
Esterilidad floral.
Es la incapacidad de la flor de producir fruto, es una anomalía en el proceso de fecundación y polinización.
Puede ser:
• factorial
• citológica
• morfológica
Esterilidad factorial incompatibilidad polen−pistilo.
Una causa importante para muchos frutales de esterilidad motivada por factores genéticos la representa el
fenómeno de dicogamia, que consiste en la falta de sincronización en la madurez o disponibilidad fecundadora
de los órganos femeninos y de los órganos masculinos.
Para que sea posible la autofecundación debe existir simultaneidad entre el estado receptivo del estigma y la
presencia de polen maduro derramado. Esto no suele suceder con frecuencia, sino que es común el adelanto de
alguno de dichos órganos.
En los frutales de flores hermafroditas la dicogamia no presenta un factor negativo de gran consideración, ya
que en la apertura de cada flor, individualmente, no exista coincidencia de madurez sexual, la existencia en el
conjunto del árbol de flores en diversos estados de desarrollo, asegura por parte de ese factor, la fecundación
normal.
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El problema sí es grave en frutales monoicos, de sexos en flores separadas, en las cuales por causas de origen
genético existe una marcada tendencia a la dicogamia, or lo que la polinización y la fecundación sólo son
posibles mediante la existencia de árboles de otra variedad con la que exista coincidencia fisiológica.
Otra causa importante de esterilidad de origen genético, es la presencia de genes letales tanto en las células
somáticas como en las sexuales de los vegetales.
Esterilidad citológica.
Es un tipo de esterilidad que depende de anomalías en la meiosis durante los procesos de esporogénesis: las
flores son morfológicamente normales y sus anteras emiten polen pero éste tiene poca capacidad germinativa
y además la mayoría de las veces es bastante escaso.
Esterilidad morfológica:
Se manifiesta por la falta o deficiente desarrollo de los estambres o del pistilo:
• En el caso del pistilo: flores incapaces de dar fruto.
• En el caso de las anteras: las flores pueden dar fruto, pero necesitan polen de otra variedad. No se
puede cultivar en solitario.
Partenocarpia.
Bien en forma natural o bien en algunos casos por razones accidentales, es relativamente en fruticultura la
obtención de frutos sin semillas, por falta de fecundación, o bien en los que aún habiéndose producido la
fecundación, los embriones han muerto por cualquier circunstancia anormal.
BLOQUE II. TECNICAS DE CULTIVO.
TEMA 7. PLANTACIÓN I. ELECCIÓN DEL ÁRBOL FRUTAL.
El clima como factor limitante de la plantación.
Temperaturas:
La importancia radica en que toda especie frutal tiene una temperatura crítica por debajo o por encima de la
cual no hay supervivencia, se produce la muerte. Hay rangos de temperatura ótimos en los que es posible el
desarrollo de las especies. Hay temperaturas límites que no pueden ser superadas.
También es común que los frutales adopten su ciclo de vida a la estacionalidad, cambios de temperatura a lo
largo del año.
La influencia del clima no se restringe a marcar los límites del cultivo, sino que condiciona también la
producción y la calidad de la cosecha.
La temperatura es, entre todos, el principal factor climático que condiciona el cultivo frutal.
Temperaturas invernales:
El daño producido por las temperaturas bajas durante el invierno determina un límite de cultivo de las
especies frutales. No existe un valor concreto de temperatura a partir del cual las plantas sufran daños de
consideración, sino que los árboles pueden soportar o ser dañados por determinadas temperaturas dependiendo
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de diversos factores:
• Estado nutritivo.
• Intensidad de acción de temperaturas bajas.
• Duración de esas temperaturas bajas.
• Época en la que se presentan esas temperaturas.
• Estado de reposo.
• Especie de árbol.
• Edad del árbol.
• Estado hídrico.
Una práctica que se suele recomendar para paliar el efecto de las heladas producidas por evaporación, es
aplicar un riego abundante si el suelo está seco y la temperatura ha descendido a valores que pueden causar
daño en los árboles.
La resistencia al frío varía con las especies. Las especies de hoja caduca son las más resistentes al frío
invernal.
Asociado a la resistencia al frío aparece otro parámetro, los requerimientos de horas de frío. Los frutales
necesitan frío porque a lo largo de la evolución se han adaptado a que después del calor del verano viene el
frío y adoptan un mecanismo de protección que es tirar la hoja y producir yema y después la dormición. Las
yemas se protegen con las brácteas.
Después la planta tiene que saber cuando brotar de nuevo y para ello usa un reloj biológico consistente en que
las plantas tiene que pasar un número determinado de horas por debajo de una temperatura (horas frío).
El número de horas frío en cada especie o variedad depende de su constitución genética, estado fisiológico y
nutricional y condiciones climáticas locales. En consecuencia, las necesidades de frío son muy variables.
Las horas de frío se suelen determinar cuando la temperatura es inferior a 7ºC. Hasta que no pasan unas
determinadas horas de frío el árbol considera que el invierno no ha pasado y no brota. Si el frutal no pasa esas
horas de frío la floración es irregular, la brotación es escasa y el cultivo se hace imposible.
Temperaturas primaverales:
La primavera es una época crítica en el ciclo anual de los árboles, pues en ella acontece la floración de la
mayoría de las especies frutales. El final del invierno y los comienzos de primavera coinciden normalmente
con el principio de la actividad vegetativa, una vez concluido el reposo invernal.
En esta época, el proceso de la floración y el desarrollo inicial de los frutos con fases tan delicadas como la
polinización y la fecundación, de exigencias termométricas muy concretas, hacen al árbol frutal
particularmente sensible a las condiciones climáticas, condiciones que, por otra parte, son marcadamente
variables en este período.
Las yemas de flor son las más frecuentemente afectadas por las bajas temperaturas, resultando con daños
mayores o menores, según la intensidad de la helada y según el estado fenológico en el que la yema se
encuentra.
Las parte de la flor más sensibles al frío son el ovario, los óvulos y la base del estilo, que se congelan, mueren
y necrosan ante temperaturas bajas. Las cubiertas florales son bastante más resistentes. Conforme aumenta el
estado fenológico de la flor se vuelve más sensible al frío.
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Métodos de defensa ante las heladas:
• especies y variedades resistentes
• emplazamientos adecuados
• técnicas de cultivo apropiadas
uso de ventiladores
pantallas protectoras
• instalar sistemas antiheladas calentamiento
riego por aspersión
tratamientos químicos
Las temperaturas primaverales tienen un efecto sobre la floración, que son las necesidades de calor para la
floración. Cuando las yemas salen del reposo, una vez satisfecho las horas de frío, tienen que acumular el
suficiente calor para que llegue la floración. También influye sobre vectores polinizantes, crecimiento del tubo
polínico y germinación del polen.
Las temperaturas excesivamente altas durante este período hacen que la floración sea mala ya que el estigma
se seca y se corta la polinización (se acorta la vida del óvulo, pues envejece).
Temperaturas estivales.
No tienen tanta importancia, necesitamos temperaturas suficientes para conseguir la maduración del fruto,
porque sino el fruto no acumula el azúcar necesario. Las temperaturas muy altas provocan asurado,
bronceado, golpe de sol. Para evitarlo se puede hacer una poda que cubra los frutos.
Temperaturas otoñales.
La fruta está recogida. Aquellos frutos que están aún sin recoger pueden sufrir heladas otoñales y se pierde
calidad.
Las bajas temperaturas influyen en el endurecimiento del leño (agostamiento, parada vegetativa, etc.).
Precipitaciones.
Las especies frutales tienen unas necesidades hídricas diferentes. En caso de déficit es necesario cubrirlo con
sistemas de riego. Esto es importante a la hora de planificar la plantación.
Las lluvias ocasionales producidas en momentos críticos pueden causar serios problemas en plantaciones
frutales. Por ejemplo durante la polinización causando:
• falta de actividad por insectos
• arrastre de polen al suelo por el agua
• lavado de los granos de polen de los estigmas antes de que germinen
• destrucción mecánica de flores por lluvias intensas.
El agrietado de los frutos es otro problema.
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También las lluvias intensas pueden causar asfixia radicular y caída de frutos.
Viento.
Tiene un efecto muy importante y debemos tener en cuenta:
• dirección
• intensidad
• frecuencia
Los daños que produce son:
• Rotura de ramas, brotes.
• Caída de frutos
• Daños en el anclaje
• Daños en los frutos
• Arañazos en los frutos
• Afecta a las abejas durante la polinización.
Luz.
Necesaria para la fotosíntesis. En Almería es un factor limitante, aunque se puede dar el caso de
sombreamiento entre árboles, o entre ramos del mismo árbol. Se puede evitar con:
• poda de fructificación
• marco de plantación más denso.
El suelo como factor limitante de la plantación.
Hay cinco características que engloban el estudio del carácter del suelo:
• profundidad
• permeabilidad
• contenido de caliza y el valor del pH
• fertilidad
• salinidad.
Factores físicos.
Profundidad.
La profundidad viene definida morfológicamente por la aparición de la roca madre. En términos agrícolas ha
de considerarse la profundidad útil para el desarrollo de un árbol, determinada por la característica que impide
o dificulta la penetración de raíces. Una labor profunda o un sistema de drenaje puede en muchos casos
aumentar la profundidad útil del suelo.
Textura.
El crecimiento y desarrollo de las raíces varía considerablemente en función de la textura del suelo. En
general, las raíces crecen más vigorosamente en suelos francos, de textura media, y no estratificados, que en
suelos de textura fina o gruesa. En este tipo de suelos la permeabilidad es buena, el agua disponible alta, y la
aireación adecuada para el desarrollo óptimo de las raíces y el crecimiento del árbol. En los suelos arcillosos,
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de textura fina, la permeabilidad es baja y por consiguiente la aireación es limitada. Por el contrario, en suelos
arenosos, de textura gruesa, el agua drena rápidamente y están bien aireados, pero la cantidad de agua
disponible es baja lo que limita también la disponibilidad de nutrientes.
Encharcamiento y capas freáticas.
Los suelos encharcados o que permanecen saturados de agua en alguna parte del perfil durante un tiempo
significativo del año son desfavorables para el cultivo de árboles frutales.
Las capas freáticas permanentes se encuentran, generalmente, en zonas de relieve deprimido donde se
acumulan las aguas de escorrentía o percolación de zonas limítrofes más elevadas.
Las capas freáticas temporales afectan estacionalmente a los horizontes subsuperficiales menos permeables de
suelos localizados en zonas de escasa pendiente y poca escorrentía. Si estas capas aparecen en invierno,
cuando los árboles están en reposo, los daños que pueden causar son mínimos, pero si aparecen durante el
período vegetativo, los daños pueden ser irreparables.
Factores químicos.
Salinidad.
Las sales solubles se encuentran en todos los suelos y aportan muchos de los elementos esenciales para el
crecimiento normal del árbol. Sin embargo cuando se encuentran en exceso pueden causar daños de
consideración.
La recuperación de los suelos salinos para el cultivo frutal puede realizarse estableciendo un buen drenaje y
procediendo al lavado de las sales por el aumento del volumen.
Los suelos sódicos pueden corregirse, además por la aplicación de yeso al suelo en dosis que están en función
de los resultados los análisis del suelo.
Caliza.
Muchas especies frutales cultivados en suelos calizos desarrollan unos síntomas en hoja conocidos como
clorosis férrica inducida, y producidos como consecuencia de una deficiencia en hierro que dificulta el
crecimiento normal del árbol. En los casos más extremos, la reducción del crecimiento y de la producción es
tan acusada que se tiene que proceder al arranque de los árboles de la plantación.
La solución es el abonado foliar con quelatos, pero es muy caro. Lo más barato es hacer enmiendas de suelo
para modificar el pH y usar abonos que acidifiquen el suelo
Fertilidad.
Los frutales prefieren suelos fértiles en proporciones adecuadas, si el suelo no las tiene se puede mejorar
mediante abonados.
Factores biológicos.
La presencia de patógenos (plagas, enfermedades) puede afectar la rentabilidad de un cultivo, hasta plantearse
la sustitución por otra especie.
Ejemplo, la filoxera, es una plaga que terminó con la vid a principios de siglo y tuvo que ser sustituido por
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almendros y olivo.
Aunque es posible tratar una plaga, por ejemplo, eliminar los hongos y nematodos del suelo antes de la
plantación, ocasiona costes que pueden hacer replantearse el plantar o no una especie.
Cuando la presencia de hongos y nematodos es persistente en el suelo es mejor poner un patrón tolerante.
Factores de mercado.
Son muy importantes. Un caso muy frecuente es la falta de planificación de los canales de comercialización
de un producto.
Elección de la variedad y patrón.
Variedad.
Una vez elegida la especie hay que elegir la variedad. Las especies frutales presentan una gran cantidad de
variedades que complican la elección.
La aparición de nuevas variedades seleccionadas ha desplazado a las tradicionales debido a una mejora en la
calidad, resistencia de plagas,...
Los factores que determinan la variedad son:
A − destino de la producción.
B − características agronómicas de la variedad.
C − características comerciales.
A − Destino de la producción.
La selección se hace basándose en el destino. No es lo mismo un destino de industria y uno de mesa, ya que
tienen características distintas.
B − Características agronómicas de la variedad.
Son muchas las más importantes son:
• Productividad y calidad del fruto
• Resistencia a plagas y enfermedades.
• Facilidad de cultivo
• Corto período improductivo
• Compatibilidad con el patrón.
• Vigor, etc.
C − Características comerciales.
Son más importantes que las agronómicas ya que de éstas depende la venta del producto, destacamos:
• Calibre
• Propiedades organolépticas (color, sabor)
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• Resistencia al transporte y manipulación.
• Capacidad de conservación
• Ausencia de semilla
• Ausencia de residuos fitosanitarios.
Patrón.
Debe ser compatible con la variedad.
Está determinado por las características del suelo.
Tolerantes o resistentes a plagas y enfermedades del suelo, sobre todo a hongos y nematodos.
Homogeneidad del patrón.
TEMA 8. PLANTACIÓN II. DISEÑO DE LA PLANTACIÓN.
Sistemas de cultivo.
El concepto moderno de plantación mantiene el objetivo de conseguir la máxima superficie productiva en un
mínimo período de tiempo. Este objetivo debe alcanzarse sin interferir el desarrollo normal de los árboles, que
además se deben disponer de forma que se facilita la realización de las técnicas de cultivo cuando alcancen el
tamaño definitivo.
Si la plantación es demasiado densa, la producción disminuirá conforme la interferencia entre árboles
próximos alcance niveles competitivos por la iluminación, y además también se establecería competencia por
nutrientes y agua.
Tipos de plantaciones:
• definitivas
• temporales
• intercalares
• intensivas
Plantaciones definitivas.
En este tipo de plantaciones todos los árboles permanecen en la plantación durante la vida de la misma, de
manera que durante los primeros años que siguen a la plantación, los árboles dispondrán de un espacio mayor
del necesario para su desarrollo normal y, una vez alcanzada la madurez, no deben existir interferencias entre
ellos que hagan descender la producción.
Es la planificación más usual.
Entre los factores que determinan la densidad de la plantación destaca: en primer lugar, el vigor de los árboles,
que determina el tamaño final del mismo. El vigor está influido por las características del patrón y de la
variedad y por las condiciones ambientales del medio de cultivo. En el caso de árboles muy vigorosos, la
densidad de plantación deberá ser menor para evitar problemas de competencia entre árboles muy próximos.
El sistema de formación de los árboles es otro de los factores que influyen en la densidad de plantación.
Por último, la facilidad de mecanización de la plantación debe ser prevista en la planificación.
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Plantaciones temporales.
En este tipo de plantaciones se combinan árboles permanentes durante toda la vida de las mismas, con árboles
temporales que deben arrancarse una vez que la interferencia con los permanentes alcanza niveles
competitivos.
La densidad de los árboles permanentes se determina como si constituyeran una plantación definitiva, y en el
espacio disponible hasta que éstos alcancen el tamaño adulto se plantan los árboles temporales. Esto permite
una mejor utilización del espacio en los primeros años de la plantación.
Los árboles temporales deben eliminarse antes de que se entrecrucen con la copa de los árboles permanentes y
provoquen un sombreamiento que afecte a la producción y calidad del fruto. Esto representa el mayor
inconveniente de este tipo de plantaciones, pues el agricultor trata de retrasar lo posible la eliminación de
estos árboles jóvenes en pleno rendimiento ya que le supone un coste arranque y una disminución
momentánea de la producción. Cuando estos agricultores deciden arrancarlos, es posible que los permanentes
ya hayan sufrido graves daños.
Un tipo de plantación temporal de uso frecuente, consiste en la plantación de árboles jóvenes en las calles de
una antigua plantación, con objeto de renovar los árboles viejos paulatinamente. Esta práctica, en general,
presenta inconvenientes, ya que los árboles adultos establecen una fuerte competencia con los jóvenes.
Una alternativa para la renovación paulatina de plantaciones viejas es la eliminación de éstas por parcelas.
Cultivos intercalares.
Una alternativa de uso frecuente a las plantaciones temporales consiste en el cultivo de plantas anuales en las
calles de la plantación durante el período improductivo.
En la mayoría de los casos, estos cultivos causan una reducción del crecimiento de los árboles por
competencia en agua y nutrientes y prolongan el período improductivo de la plantación. Ello se debe
fundamentalmente a que los cuidados culturales de una planta perenne y una anual son diferentes, y el
agricultor tiende a prestar más cuidados a aquella que le va a dar beneficios a más corto plazo.
Durante el reposo de los frutales se pueden poner leguminosas, porque mejoran el terreno y producen abono
verde.
Plantaciones intensivas.
Como plantaciones intensivas se entienden aquellas donde se ha aumentado el número de árboles por hectárea
de forma permanente, esto es, sin recurrir a la eliminación posterior de árboles, mediante la reducción del
tamaño del árbol por selección de patrones enanizantes o mediante modificaciones del sistema de formación.
Esto no ha pasado de nivel experimental.
Diseño de la plantación.
Un buen diseño de la plantación permitirá una óptima utilización del espacio, facilitará las operaciones de
cultivo durante toda la vida.
• estudio del terreno
• disposición de los árboles
• diseño de polinización
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Estudio del terreno.
Las limitaciones que puede presentar el terreno a la plantación son, en general, función de la topografía y del
entorno natural donde se localice la explotación.
Los terrenos llanos y ondulados son igualmente adecuados para el establecimiento de la plantación, pero en su
elección hay que considerar los efectos locales de las inversiones de temperatura y el drenaje del aire en
primavera.
Una plantación situada en el fondo de los valles tendrá más posibilidades de heladas en floración que otra
situada a mayor altura.
La orientación de una pendiente es un factor a considerar en el diseño de la plantación. Las pendientes en
umbría, orientadas al norte, tienden a retrasar el desarrollo de las yemas porque las condiciones de
temperatura son diferentes a las pendientes en solana, orientadas al sur, y más soleadas; éstas últimas son más
favorables para aumentar la precocidad. Las pendientes más favorables son aquellas donde sopla un viento
ligero que mezcla la capa de aire frío, que desciende por la misma, con otras de aire más caliente, de forma
que evite el problema de las heladas.
Muchas plantaciones se localizan en los márgenes de los ríos y están expuestos a inundaciones periódicas que
pueden causar daños de consideración en las mismas.
Algunas plantaciones se localizan en terrenos en pendiente. En estos casos, el suelo esta expuesto a la erosión.
De acuerdo con la topografía las plantaciones se dispondrán en curvas de nivel, en terrazas, en bancales,
estándar y en camas o caballones.
El tipo estándar se realiza cuando el terreno es llano o ligeramente ondulado.
La plantación en curvas de nivel se utiliza cuando la topografía natural del terreno sea lo suficientemente
abrupta para que sean de temer fenómenos de erosión. Se aconseja para cuando la pendiente del terreno sea
superior al 3% y, especialmente, cuando está comprendida entre el 6 y 12%. En este tipo de plantación los
árboles se disponen en filas que siguen las curvas de nivel del terreno. Evita la erosión aunque dificulta y
encarece las técnicas de cultivo.
Cuando la pendiente del terreno está comprendida entre el 12 y el 25%, la plantación en curvas de nivel no
resulta efectiva, debido a la erosión y por esta es conveniente la construcción de terrazas.
Si la pendiente del terreno es mayor al 25% es necesario la construcción de bancales para evitar la erosión. En
cada bancal, los árboles se disponen regularmente como en una plantación estándar. A veces este
procedimiento es demasiado costoso y no resulta rentable.
También se pueden utilizar los llamados caballones, que son una disposición en alto de los árboles debido a
que se trata de suelos encharcados por el mal drenaje.
Disposición de los árboles.
Las parcelas de plantación quedan delimitadas por el trazado de la red de caminos y calles de servicio. En
cada una de ellas, se han de distribuir y colocar los árboles. Para ello, es preciso determina el marco de
plantación.
El marco de plantación es la distancia que deben guardar los árboles entre sí una vez plantados.
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El marco está determinado por la densidad de plantación.
Diseños más comunes:
Marco real: es una disposición en cuadrado, de manera que los árboles guardan la misma separación entre
calles y dentro de cada línea. Esto permite una disposición óptima a la luz solar. Asimismo, permite el laboreo
en dos sentidos. El marco real es uno de los más utilizados, tradicionalmente, en las plantaciones frutales.
Marco rectangular: permite un mayor aprovechamiento del terreno. Permiten un uso más racional de la
maquinaria y favorecen las operaciones de cultivo.
El laboreo sólo puede realizarse en un solo sentido, lo que en ocasiones representa una ventaja, pero es
necesario controlar las malas hierbas en las líneas por otros métodos.
El límite del rectángulo lo determina la utilización de la luz y la anchura necesaria para el peso de la
maquinaria. Es más usada la 5 x 4 que la 8 x 2'5.
En la actualidad, la tendencia es a la utilización, cada vez mayor, de este marco de plantación por las ventajas
apuntadas y resulta, por otra parte, imprescindible en plantaciones intensivas.
Marco hexagonal: es una disposición en triángulo equilátero que admite una mayor densidad de plantación
sin provocar un sombreamiento. En la práctica, es un sistema que dificulta las operaciones de cultivo, por lo
que cada vez es menos utilizado.
Marco en cinco de oros: es un marco real con un árbol en el centro del cuadrado. Se usa para plantaciones
temporales. Dificulta las labores de cultivo.
Orientación de los árboles.
Para la orientación de los árboles se deben considerar tres factores:
• iluminación
• dirección de los vientos dominantes
• contorno de la plantación
Las filas deben orientarse en la dirección Norte−Sur, pues con ello se consigue una iluminación uniforme en
ambas caras de la fila de árboles, que repercute en un mayor equilibrio de la vegetación.
Con respecto al viento pueden instalarse cortavientos. Los árboles deben instalarse perpendiculares a los
vientos dominantes.
Diseño de polinización.
• Polinización masculina y femenina.
• Número de polinizadores.
• Proporción. − vector polinizador
• Distribución: regular − método de recolección.
− interés.
• Polinización masculina y femenina.
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Las variedades de la mayoría de las especies frutales son autoincompatibles por lo que necesitan una
polinización cruzada con polen de otras variedades.
Incompatibilidad polen−pistilo o esterilidad factorial es un mecanismo de rechazo con base genética por lo
que el polen de una flor es incapaz de fecundar a la propia flor o a otras de la misma variedad. La solución es
introducir dos variedades, una es la principal que es la que dará la producción y la otra es la polinizadora que
se encargará de polinizar a la variedad principal y se debe distribuir de forma regular en la plantación.
La elección del polinizador es uno de los puntos más importantes. Aunque puede ser reparado con un
sobreinjerto, las pérdidas económicas son muy importantes ya que el error no se aprecia hasta que se entra en
producción, si es que se entra.
Requisitos de un buen polinizador:
• Que produzca un buen polen, es decir, de calidad y en cantidad, que nos proporcionará un mayor
porcentaje de germinación.
• El polen tiene que ser compatible con la variedad principal y viceversa, para así asegurar el fruto.
• Debe coincidir en la misma época de floración.
• Número de polinizadores.
Depende del conocimiento de la época de floración y de la coincidencia en ésta de las dos variedades. Cuando
no hay conocimiento se recomiendan dos variedades polinizadores y nunca más porque ya sería muy
complicado el diseño de polinización.
• Distribución.
Debe ser siempre regular, nos permite favorecer el transporte desde los árboles polinizadores hasta los árboles
de la variedad principal y viceversa, y al mismo tiempo nos facilita las operaciones de cultivo sobre toda la
recolección.
La distribución depende de varios factores:
A − Vectores de polinización: la mayoría de la polinización es entomófila. El estudio de las abejas ha
permitido un adecuado diseño de polinización. Las abejas suelen visitar hasta dos árboles por viaje. Con
frecuencia éstos son adyacentes, luego no debe colocarse un polinizador a más de dos filas de distancia, pues
la abeja no llega.
En plantaciones intensivas con setos las abejas van en el sentido de las setas, este es un inconveniente.
En casos de polinización anemófila el diseño de polinización es menos complicado. Las filas de polinizadores
se ponen perpendiculares a los vientos dominantes y espaciado las filas. La proporción puede ser menos del
20%, entre 10−20%.
B − Método de recolección: la recolección si la ponemos en filas completas y si están mecanizado las
variedades se distribuye en líneas completas.
C − Interés comercial: la proporción depende del interés comercial del fruto; si la variedad polinizadora es
del mismo interés comercial, la proporción es del 50%. Conforme disminuye el interés comercial, desciende la
proporción de polinizador.
Frutal
27
Polinizador
50% 33%
TEMA 9. PLANTACIÓN III. REALIZACIÓN DE LA PLANTACIÓN.
Preparación del suelo.
Antes de la plantación de los árboles, es necesario preparar el suelo mediante una serie de labores de fácil
realización:
• La nivelación del terreno es una operación necesaria en plantaciones que vayan a regarse por
inundación o por surcos.
• El laboreo profundo tiene por objeto romper las capas del subsuelo que puedan limitar o restringir el
crecimiento de las raíces. La labor se puede hacer por desfondo o subsolado.
• Fumigación del suelo o la utilización de las técnicas de solarización hace que desaparezcan posibles
organismos fitopatógenos.
• Laboreo superficial poco antes de la plantación que deje el terreno limpio de malas hierbas y refinado
para proceder al trazado.
Recepción y preparación de las plantas.
Los plantones de las especies frutales suelen transportarse a raíz desnuda.
Los árboles deben examinarse cuidadosamente a su llegada, comprobar su identidad, su estado físico y
sanitario, y en particular, si presentan síntomas de desecación.
Los plantones deben ser protegidos contra la desecación y las heladas hasta el momento de la plantación.
Antes de efectuar la plantación hay que realizar una poda ligera de raíces, quitar las más dañadas, después se
humedecen y por último se desinfectan con pesticidas.
Plantación.
La plantación trata de reproducir sobre el terreno el diseño realizado.
Replanteo: consiste, básicamente, en señalar la posición de cada árbol en el terreno.
Ahoyado: puede ser manual en plantaciones pequeñas. Los hoyos deberán ser lo suficientemente grandes
como para alojar en ellos el sistema radical del árbol.
Si los hoyos se abren mecánicamente, las paredes del hoyo quedan apelmazadas, por lo que habrá que romper
esa capa apelmazada con una pala o una azada, antes de la colocación del árbol.
Colocación de los árboles: hay que mantener la profundidad del vivero, porque la planta hecha raíces y usa
las suyas en vez de las del patrón, es decir, se produce franqueamiento. Después de colocar la planta se pone
un tutor, para evitar que se tuerza o que el viento pueda partirla.
Una vez plantado el frutal es frecuente realizar un riego abundante para que se apisone al terreno y se
eliminen las bolsas de aire.
TEMA 10. PODA DE FORMACIÓN.
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La poda es el conjunto de operaciones que se le practican a los árboles jóvenes para conferirles la forma
deseada con el fin de permitir una más fácil y económica realización de las intervenciones culturales.
Los objetivos son:
• Obtener una estructura lo suficientemente robusta para soportar la cosecha sin roturas.
• Distribución de la fruta regularmente.
• Maximizar la iluminación.
• Facilitar el acceso al árbol para las labores de cultivo y recolección.
La poda de formación presenta como gran inconveniente que hace que se retrase la entrada en fructificación
del árbol frutal, lo que se compensa con una vida comercial más larga, y de más calidad.
Formas en volumen.
Ocupan mucho espacio. Son propias de plantaciones extensivas. Destacan:
• vaso y variaciones
• pirámide
• otras formas de eje centrado.
Vaso: presenta numerosas variaciones. Procede de la forma libre o natural. La estructura esquelética del vaso
clásico está constituida por un tronco que a una altura de 50−100 cm del suelo, se bifurca generalmente en tres
ramas principales sobre las que se insertan adecuadamente terciadas, pisos sucesivos de ramas secundarias.
La copa adquiere una forma tendencialmente tronco−cónica, interiormente desnuda de vegetación para
facilitar la penetración de las radiaciones solares.
Es un sistema posible a todas las especies frutales, muy común en las especies de hueso.
No necesitan estructuras de apoyo, aunque a veces usan cañas para abrir las ramas.
El problema que presenta es que la entrada en producción es lenta. Ocupan mucho espacio, es para baja
densidad de población.
Pirámide: estructura constituida por un tronco derecho y vertical cuya guía supera la copa y en el que están
insertas, dispuestos en pisos superpuestos o en espiral, las ramas primarias inclinadas con un ángulo de 45º.
La entrada en producción es muy lenta. Se usa en peral y cerezo.
Spindelbush: es una pirámide, aunque las ramas se guían preferentemente horizontales para favorecer la
penetración de las radiaciones solares en el interior de la copa.
Fusseto: es una forma derivada de Spindelbush constituida por un tronco de 2−3 m de altura, q lleva cada
40−90 cm algunas ramas poco inclinadas; sobre estas ramas y sobre la parte superior del tronco están insertas
libremente cortadas ramillas fructíferas. Los costes de poda son mínimos pero es costoso el mantenimiento de
una alta densidad e plantación.
Formas planas.
Ocupan poco espacio y son ideales para plantaciones intensivas. Destacan:
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• palmeta
• ypsilon
• sistema Marchand o en bandera
Palmeta: en este modelo el tronco recto y vertical, sobrepasa con la guía el conjunto de la copa. Del tronco
parten, en dirección opuesta a lo largo del eje de la fila, ramas primarias oblicuas, insertas irregularmente,
intentando distribuir de forma equilibrada la vegetación a lo largo de un plano vertical.
Ypsilon: pretende explorar las ventajas de los vasos combinándolos con un sistema plano. Según la altura del
tronco sale como Y. Es especialmente apto para melocotonero. Permite un aumento de densidad respecto al
vaso. No necesita estructuras de apoyo, a veces se utilizan alambres, si el tronco es muy corto.
Sistema Marchand o en bandera: muy similar a las palmetas, pero el tronco está inclinado 45º con respecto
al suelo y se toman las ramificaciones. Tienen las mismas ventajas que las palmetas y algún inconveniente
más. Requiere una determinada longitud.
Sistema de espaldadera: estos sistemas se usaron para frutales de pepita, hoy en día se usan modificaciones
de éstos para uva de mesa, pero para pepita ya han desaparecido.
Formas especiales.
Parral: tiene como objetivo una óptima utilización de la luz. Existen numerosas variaciones, básicamente es
un tronco muy alto que se ramifica en cuatro brazos, éstos se distribuyen en una estructura de alambre.
La recolección y las técnicas de cultivo no presentan dificultad, pero los tratamientos fitosanitarios se
complican bastante.
Principios básicos de la poda de formación.
Consideraciones generales para tratar a la planta:
• Edad de la planta: todos los sistemas van para un año de edad, si son más viejas se comportan peor y
pueden tener ramificaciones que no interesan.
• Patrones que están injertados a cierta altura: los viveristas suelen injertar a nivel del suelo muy bajo.
Para evitar problemas de franqueamiento se hace el injerto alto, así se evita podredumbre del suelo, los
patógenos del suelo, y también se permiten adaptarlos a los sistemas de floración.
• La tendencia general es a producir plantas con tronco bajo: así tienen una rápida entrada en
producción, pero si la plantación va a ser mecanizada, el tronco tiene que ser alto.
• Una vez tomada la decisión: con respecto a las ramas que van a constituir la estructura, hay que
mantenerla.
• Las tendencias van a plantaciones intensivas y rápidas en producción: lo que pide poca intervención
sobre el árbol. También hay una tendencia a eliminar ramas para hacer que pierda rigor.
Fruticultura
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