CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACION LABORAL

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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACION LABORAL
Radicación No. 18108
Acta No. 19
Magistrado Ponente : GERMAN VALDES SANCHEZ
Bogotá D. C., veintidós (22) de mayo de dos mil dos (2002).
EXTRACTO JURISPRUDENCIAL – NUEVA LEGISLACIÓN.
La obligación contenida en el artículo 21 de la Ley 50 de 1990, está dirigida a las empresas que
cuentan con más de cincuenta (50) trabajadores y tienen establecida una jornada semanal de 48
horas.
No dice la norma que todo el grupo de trabajadores a que ella se refiere deba laborar 48 horas a la
semana para que se configure el derecho ahí previsto en su favor, sino que el tiempo de labor
establecido en la empresa sea de 48 horas a la semana, o en otras palabras, que esa sea la jornada
dentro de la que comúnmente los trabajadores prestan sus servicios en la misma, y que normalmente
aparece fijada de manera general en el Reglamento Interno de Trabajo o en la Convención
Colectiva.
La Corte Suprema de Justicia en la sentencia de fecha 10 de Octubre de 1991 (Exp. 2316), mediante
la cual declaró exequible la disposición bajo estudio, citada por el Ad quem, señaló que para que se
configure el derecho consagrado para los trabajadores en el precepto anteriormente mencionado es
necesario que se reúnan las condiciones que el mismo establece, cuales son:
" - Que se trate de un empleador que tenga el carácter de empresa;
" - Que la empresa cuente con más de cincuenta (50) trabajadores a su servicio;
" - Que la jornada laboral ordinaria en dicha empresa sea de cuarenta y ocho (48) horas semanales.
(Sentencia de fecha 10 de Octubre de 1991 Exp. 2316).
De manera que el Ad quem no se distanció de la inteligencia del artículo 21 de la Ley 50 de 1990
cuando expresó que la norma no exige que los más de cincuenta trabajadores a que ésta se refiere
tengan que laborar, todos, 48 horas a la semana.
Decide la Sala el recurso de casación interpuesto por la sociedad MINEROS
DE ANTIOQUIA S.A. contra la sentencia dictada por el Tribunal Superior de
Medellín el 10 de Agosto de 2001, dentro del proceso ordinario laboral que le
prosiguen REINALDO TARRIBA URIBE, WILMAN ALBERTO MEDINA
PORTELA,
HECTOR
ALFONSO
ARRIETA
CARDONA,
EMILIO
MARCIAL ECHEVERRIA VANEGAS, DOMINGO AVILA RODRIGUEZ,
BERNARDO DE JESUS MEDINA GIL, GERMAN ORLANDO PEREZ
OSPINO, PEDRO ADAN QUICENO ALVAREZ, JAIRO DELFIN
RODRIGUEZ LEYTON, CESAR BLAS MANJARREZ RAMIREZ, JUAN
CARLOS
RUIDIAZ
JARABA,
MARCO
AURELIO
VASQUEZ
BUSTAMANTE, JORGE WILLIAM ARROYAVE ZAPATA, GUSTAVO
ORTEGA ATENCIA, SEBASTIAN ECHEVERRIA GUERRERO, MARCO
ABILIO MENA CUESTA, JORGE ELIECER BENITEZ ESTRADA y
JORGE ELIECER GORDON SEQUEDA.
ANTECEDENTES
Los accionantes demandaron a la sociedad MINEROS DE ANTIOQUIA S.A.
con el fin de que se ordenara a ésta darle cumplimiento a lo dispuesto en el
artículo 21 de la Ley 50 de 1990 y su Decreto Reglamentario 1127 de 1991,
con retroactividad a la fecha de entrada en vigencia de aquella ley; y, en
consecuencia, se condenara a dicha sociedad a elaborar y poner en
funcionamiento los programas atinentes a las actividades recreativas,
deportivas, de capacitación y culturales durante dos horas semanales desde la
vigencia de la Ley 50 de 1990.
Los demandantes fundamentan sus pretensiones en que prestan sus servicios a
la demandada, a través de contratos de trabajo a término indefinido, en el
municipio del Bagre (Antioquia), desde antes de entrar en vigencia la Ley 50
de 1990; que la accionada tiene a su servicio más de cincuenta (50)
trabajadores que cumplen la jornada máxima legal de cuarenta y ocho (48)
horas semanales; que la empresa MINEROS DE ANTIOQUIA S.A. hasta la
fecha no ha dado cumplimiento a lo preceptuado en el artículo 21 de la Ley 50
de 1990; que la empleadora para eludir el cumplimiento de la norma anterior,
de manera unilateral y violando flagrantemente la Convención Colectiva de
Trabajo y el Reglamento Interno de Trabajo, optó por reducir la jornada de
trabajo a cuarenta y siete horas semanales; y, que por la anterior actuación la
demandada fue sancionada por el Ministerio del Trabajo y Seguridad Social
Dirección Regional de Antioquia.
La accionada al contestar la demanda se opuso a las pretensiones de los
demandantes. Respecto a los hechos en que ésta fundamentó sus peticiones
expresó que admitía uno, pero no los demás, y aclaró que la sanción que le
impusiera el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social fue injusta. Resaltó que
ninguno de los demandantes está sometido a la jornada semanal de cuarenta y
ocho (48) horas. Propuso la excepción de prescripción.
DECISIONES DE INSTANCIA
En primera instancia el Juzgado Séptimo Laboral del Circuito de Medellín
ordenó a la demandada que procediera a implementar a favor de los
demandantes las dos horas de la jornada, para ser dedicadas a actividades
exclusivamente recreativas, culturales, deportivas o de capacitación, tal y
como lo dispone el artículo 21 de la ley 50 de 1990, y a partir de la fecha de
dicho fallo.
El Tribunal al resolver la apelación interpuesta por el apoderado de la parte
demandada confirmó la decisión del A quo.
El Tribunal consideró que la interpretación que la demandada le da al Artículo
21 de la Ley 50 de 1990 no es la correcta, pues, se trata de que la empresa
tenga más de 50 trabajadores, pero no que todos ellos tengan jornada de 48
horas semanales. Para respaldar su aserto el Ad quem transcribe apartes de la
Sentencia de la Corte Suprema del 10 de Octubre de 1991 (Exp. 2316), que
declaró exequible aquella disposición.
Así mismo, el Juzgador de Segunda Instancia expresó:
"Tampoco es cierto, además que las pruebas aportadas, no
acrediten cuántos trabajadores tiene la empresa y cuántos de
los demandante (sic) tienen jornada de 48 horas a la semana,
ya que, para su demostración la ley laboral no exige una prueba
solemne, y es suficiente la prueba testimonial que se observa
en los autos, para deducir de ella, que la demandada tiene mas
(sic) de 50 trabajadores, y los demandantes laboran 48 horas
semanales, así una de esas 48 horas, las pague el empleador
como tiempo extra, pues, de todas maneras, con esa hora se
completan las 48 horas semanales, laboradas, a la par, que
resultaría una estrategia patronal, para burlar el derecho a la
recreación de sus empleados, vulnerando el principio filosófico
de la capacitación y recreación que lo inspiran.
EL RECURSO DE CASACION
Lo interpone la parte demandada con el propósito de que:
"... se case totalmente la sentencia impugnada en cuanto
confirmó las condenas impuestas a la demandada, para que la
H. Corte, constituida en tribunal de segunda instancia, revoque
la sentencia proferida en la primera y, en su lugar, la absuelva
de todo cargo."
Con tal fin presenta un único cargo que no fue replicado.
Se acusa a la sentencia del Tribunal de "violar, por vía directa y en la
modalidad de interpretación errónea, el artículo 21 de la Ley 50 de 1990."
En la demostración del cargo se dice:
"Por la vía escogida en este cargo se admiten los hechos
inferidos por el ad - quem, esto es: que Mineros de Antioquia
S.A. tiene más de 50 trabajadores a su servicio, y que los 18
demandantes trabajaron 48 horas semanales, así: 47 de jornada
ordinaria y una hora adicional que se les pagó como tiempo
extra.
Para confirmar que Mineros de Antioquia S.A. tiene la
obligación legal de organizar un plan de dos horas semanales
de recreación, capacitación o actividades culturales o
deportivas a favor de los actores, el Tribunal interpretó que el
artículo 21 de la Ley 50 de 1990 establecía la obligación en
discusión a cargo de todas las empresas con más de 50
trabajadores y a favor de todos los que trabajaran 48 horas
semanales, cualquiera que sea su número y aunque la jornada
ordinaria de ellos sea inferior a 48 horas semanales.
Para inferir lo primero se basó en lo que entendió que dijo la H.
Corte Constitucional en sentencia sobre la constitucionalidad
del artículo 21 de la Ley 50 de 1990, emitida el 10 de octubre
de 1991, que transcribió parcialmente.
Para deducir lo segundo, se separó de esa sentencia y de la de
casación proferida por la H. Corte Suprema de Justiçia el 11 de
septiembre de 1997, en el recurso radicado con el número
9947.
El artículo 21 de la Ley 50 de 1990, es del siguiente tenor:
<En las empresas con más de cincuenta (50) trabajadores que
laboren cuarenta y ocho (48) horas a la semana, éstos tendrán
derecho a que dos (2) horas de dicha jornada, por cuenta del
empleador, se dediquen exclusivamente a actividades
recreativas, culturales, deportivas o de capacitación>.
Es evidente que la obligación no está a cargo de todas las
empresas que tengan más de 50 trabajadores, solamente pesa
contra las que tengan más de 50 trabajadores sometidos a
jornada semanal de 48 horas.
Para que pudiera entenderse la norma como lo hizo el ad quem, tendría que haber sido redactada en términos similares a
éstos: En las empresas que tengan más de cincuenta
trabajadores, todos aquellos que tengan una jornada de 48
horas semanales tendrán derecho a que dos de esas horas, se
dediquen, por cuenta del empleador, a actividades recreativas,
culturales, deportivas o de capacitación.
Es indudable que el sujeto de la frase utilizada por el legislador
es: <más de cincuenta (50) trabajadores que laboren cuarenta y
ocho (48) horas a la semana>, porque el complemento directo
empieza con el pronombre <éstos> (los 51 o más trabajadores
sometidas (sic) a la jornada dicha). El derecho no es pues de
uno, dos, tres o cincuenta trabajadores: es de tos 51 o más de
jornada máxima.
Además de que gramaticalmente es así, es elemental que el
legislador tuvo en cuenta la dificultad económica que para
cualquier empresa implicaría establecer un programa de
capacitación de dos horas semanales para un solo trabajador o
para dos o tres. Es razonable pensar que organizar esas
actividades implica en muchos casos la contratación de
instructores a los que hay que aprovechar con un número de
personas que justifique la inversión.
Por otra parte, tanto la Corte Constitucional en la sentencia
citada por el ad - quem, como la Corte Suprema de Justicia en
la sentencia de casación del 11 de septiembre de 1997, a que
antes aludí, han entendido que la norma bajo estudio se refiere
a trabajadores sometidos a jornada ordinaria de trabajo de 48
horas semanales y no a los que por circunstancias diferentes
arriben a tales horas de trabajo.
Tomando la cita de la propia sentencia que se controvierte, dijo
la Corte Constitucional:
<Dichas condiciones son:
 Que se trate de un empleador que tenga el carácter de
empresa;
 Que la empresa cuente con más de cincuenta (50)
trabajadores a su servicio;
 Que la jornada laboral ordinaria en dicha empresa sea de
cuarenta y ocho (48) horas semanales.> (La subraya es
mía).
Y la Corte Suprema de Justicia en la sentencia de casación del
11 de septiembre de 1997, expresó:
<La jornada de trabajo corresponde al tiempo destinado a la
ejecución de la labor contratada dentro de los parámetros
máximos señalados por la ley que pueden ser rebajados en
beneficio del trabajador. Su fijación puede hacerse en el
contrato individual, en el reglamento interno o en los
convenios colectivos y, en ausencia de ellos operan los límites
establecidos en la ley respecto de la jornada ordinaria, que es
la que interesa para los efectos del cargo que se estudió> (Las
subrayas no son del texto).
El trabajo extraordinario tiene su propio régimen de
prerrogativas entre las que no están las horas de recreación.
No es lógico pensar que las empresas de más de cincuenta
trabajadores tengan que someterse a la incertidumbre del
trabajo extraordinario para programar capacitaciones de
algunos trabajadores que, posiblemente, no podrán concluir los
cursos si en semanas posteriores no alcanzan a trabajar 48
horas. Es implícito pero necesario que pueda definirse de
antemano cuáles trabajadores hay que incluir en los programas
de largo plazo de culturización, capacitación, deportivos o
recreativos. ¿Cómo preparar un campeonato de fútbol, por
ejemplo, con equipos que no puedan integrarse con los mismos
jugadores?. ¿Cómo acometer un curso de computadoras para
personas que no asistirán a todas las clases?
Si en la sentencia impugnada se hubiera interpretado
correctamente el artículo 21 de la Ley 50 de 1990, la
conclusión tendría que haber sido revocatoria para absolver a la
empresa, puesto que los 18 demandantes, que consideró
aquélla que estaban sometidos a jornada de 48 horas
semanales, son un número muy inferior a 51, que es el mínimo
establecido por la ley para obtener el beneficio.
Y porque ninguno de los 18 demandantes estaba sometido a
una jornada ordinaria de 48 horas semanales, tal como lo
infirió correctamente, el ad -quem.
Aplicada la norma, bien entendida, a la situación fáctica
deducida por el Tribunal, que no se discute, se llega a la
conclusión de que no obra en sentido positivo, sino para
denegar tos derechos reclamados y absolver a la demandada,
después de casar la sentencia impugnada y de revocar la de
primer grado."
CONSIDERACIONES DE LA CORTE
El recurrente sostiene que el Tribunal interpretó equivocadamente el Artículo
21 de la Ley 50 de 1990 cuando consideró, de una parte, que dicha norma solo
exige que la empresa tenga más de 50 trabajadores, aunque no todos ellos
tengan jornada de 48 horas semanales, y, de otra, que esas 48 horas a la
semana a las que se refiere aquel precepto pueden completarse con las horas
que el empleador le pague a sus trabajadores “como tiempo extra”, toda vez
que, en sentir del censor, la obligación a que se refiere la mencionada
disposición está concebida para aquellas empresas que tengan a más de
cincuenta (50) trabajadores laborando, todos ellos, una jornada ordinaria de
cuarenta y ocho horas a la semana.
La obligación contenida en el artículo 21 de la Ley 50 de 1990, está dirigida a
las empresas que cuentan con más de cincuenta (50) trabajadores y tienen
establecida una jornada semanal de 48 horas.
No dice la norma que todo el grupo de trabajadores a que ella se refiere deba
laborar 48 horas a la semana para que se configure el derecho ahí previsto en
su favor, sino que el tiempo de labor establecido en la empresa sea de 48 horas
a la semana, o en otras palabras, que esa sea la jornada dentro de la que
comúnmente los trabajadores prestan sus servicios en la misma, y que
normalmente aparece fijada de manera general en el Reglamento Interno de
Trabajo o en la Convención Colectiva.
La Corte Suprema de Justicia en la sentencia de fecha 10 de Octubre de 1991
(Exp. 2316), mediante la cual declaró exequible la disposición bajo estudio,
citada por el Ad quem, señaló que para que se configure el derecho
consagrado para los trabajadores en el precepto anteriormente mencionado es
necesario que se reúnan las condiciones que el mismo establece, cuales son:
" - Que se trate de un empleador que tenga el carácter de
empresa;
" - Que la empresa cuente con más de cincuenta (50)
trabajadores a su servicio;
" - Que la jornada laboral ordinaria en dicha empresa sea de
cuarenta y ocho (48) horas semanales. (Sentencia de fecha 10
de Octubre de 1991 Exp. 2316).
De manera que el Ad quem no se distanció de la inteligencia del artículo 21 de
la Ley 50 de 1990 cuando expresó que la norma no exige que los más de
cincuenta trabajadores a que ésta se refiere tengan que laborar, todos, 48
horas a la semana.
Entonces, como hay que entender que el Tribunal acogió la conclusión del A
quo en torno a que los trabajadores de la demandada de acuerdo con el
Reglamento Interno de Trabajo (folio 106) y el testimonio de Enrique
Hernando Almanza Ballesteros (folio 102), aun con las excepciones previstas
en aquél, "laboran en una jornada superior a la señalada en la ley, esto es,
superior a las ocho horas diarias y cuarenta y ocho semanales", toda vez que el
Juzgador de Segunda Instancia no hizo ninguna referencia respecto a cuál era
la jornada ordinaria en la accionada, ningún yerro jurídico puede imputársele a
éste cuando consideró que la empresa estaba obligada a concederle a sus
trabajadores los beneficios contemplados en la norma de marras.
No obstante que lo expresado anteriormente resulta suficiente para despachar
desfavorablemente el cargo, estima la Corte pertinente referirse a la otra
crítica que la censura le hace a la sentencia del Tribunal, esto es, que los
demandantes, estrictamente, no tenían una jornada ordinaria de 48 horas a la
semana porque una de esas horas era pagada como tiempo extra o
suplementario.
Al respecto se impone precisar que si bien el trabajo suplementario no hace
parte de la jornada ordinaria de trabajo, toda vez que de conformidad con el
artículo 159 del C.S.T. éste es entendido como aquel que excede de la jornada
ordinaria y en todo caso el que excede de la máxima legal, cuando ese trabajo
suplementario deja de ser excepcional y se vuelve continuo y permanente en la
labor desempeñada por los demandantes dentro del ámbito de la empresa, aún
cuando el mismo debe remunerarse con los recargos previstos en el artículo
168 del C. S.T., pasa a ser, sin duda, parte del tiempo dentro del que
comúnmente tales empleados desarrollan sus labores, por lo que, al menos
para los efectos a que se contrae el artículo 21 de la Ley 50 de 1990, no resulta
razonable su deducción para privar a esos trabajadores del beneficio
consagrado en dicha norma, la cual, en rigor, no alude a la jornada ordinaria y
la expresión en tal sentido incluida en la sentencia de constitucionalidad
citada, debe entenderse referida al tiempo regular o constantemente destinado
a cumplir las labores normales de la empresa.
En cuanto a las preocupaciones planteadas por el censor en torno a los costos
de la programación de las actividades a que se refiere el artículo 21 de la Ley
50 de 1990 y el número de participantes en las mismas, se tiene que, como ya
lo expresara la Corte en la sentencia de fecha 24 de Agosto de 2001 (Rad.
16277), "... el decreto 1127 de 1991 que la reglamentó, consagra una serie de
alternativas para que el empleador asuma la obligación aludida sin
traumatismos, entre otras se encuentra la posibilidad de organizar actividades
por grupos de trabajo en cantidad que no les afecte el funcionamiento de sus
actividades (artículo 5) o la viabilidad de acumular las 2 horas hasta por un
año (artículo 3). Además los programas que debe elaborar el patrono para
desarrollar el artículo 21 de la Ley 50 de 1990 los puede realizar a través del
Servicio Nacional de Aprendizaje SENA, cajas de compensación familiar,
centros culturales de estudio y en general, las instituciones que presten el
respectivo servicio.".
En consecuencia, el cargo no está llamado a prosperar. Sin embargo, no habrá
lugar a condena en costas, dado que no hubo réplica.
En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación
Laboral, administrando Justicia en nombre de la República de Colombia y por
autoridad de la Ley, NO CASA la sentencia dictada el 10 de Agosto de 2001
por el Tribunal Superior del Distrito Judicial de Medellín, dentro del
proceso ordinario adelantado por REINALDO TARRIBA URIBE, WILMAN
ALBERTO
MEDINA
PORTELA,
HECTOR
ALFONSO
ARRIETA
CARDONA, EMILIO MARCIAL ECHEVERRIA VANEGAS, DOMINGO
AVILA RODRIGUEZ, BERNARDO DE JESUS MEDINA GIL, GERMAN
ORLANDO PEREZ OSPINO, PEDRO ADAN QUICENO ALVAREZ,
JAIRO DELFIN RODRIGUEZ LEYTON, CESAR BLAS MANJARREZ
RAMIREZ, JUAN CARLOS RUIDIAZ JARABA, MARCO AURELIO
VASQUEZ BUSTAMANTE, JORGE WILLIAM ARROYAVE ZAPATA,
GUSTAVO
ORTEGA
ATENCIA,
SEBASTIAN
ECHEVERRIA
GUERRERO, MARCO ABILIO MENA CUESTA, JORGE ELIECER
BENITEZ ESTRADA y JORGE ELIECER GORDON SEQUEDA contra la
sociedad MINEROS DE ANTIOQUIA S.A.
Sin lugar a costas en el recurso extraordinario.
COPIESE,
NOTIFIQUESE,
PUBLIQUESE
Y
DEVUELVASE
EXPEDIENTE AL TRIBUNAL DE ORIGEN.
GERMAN G. VALDES SANCHEZ
FRANCISCO ESCOBAR HENRIQUEZ
JOSE ROBERTO HERRERA VERGARA
CARLOS ISAAC NADER
LUIS GONZALO TORO CORREA
ISAURA VARGAS DIAZ
FERNANDO VASQUEZ BOTERO
JESUS ANTONIO PASTAS PERUGACHE
Secretario
EL
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