SANTA PAULA MONTAL: MUJER OBEDIENTE, FUNDADORA PRUDENTE,MAESTRA PACIENTE. Raquel Laseca Morales, Sch. P. Provincia de Aragón 1 I.- INTRODUCCIÓN La invitación a participar en II Seminario sobre Paula Montal, cuya motivación es ahondar en al espiritualidad de M. Paula como pozo de agua viva, me hizo recordar la frase evangélica "Si alguno tiene sed, venga a mí y beba" (Jn 7,37). Cristo, el agua viva que fluye constantemente de Dios, se ofrece a los que crean en él. Santa Paula anheló el agua de vida, tomó “del agua de la vida gratuitamente” (Ap 22,17) y sació su sed de plenitud. La sugerente imagen de Madre Paula como “pozo de agua viva” me invitaba a acercarme y a mirar en su interior. Pronto me hice consciente que desear acercarme a ese pozo de agua viva, que es M. Paula, suponía hacer una lectura profunda de alguno de los núcleos fundamentales de su espiritualidad y de su carisma, y ante todo significaba sentirme sedienta y en búsqueda, significaba tener deseos de vivificación y renovación. Muchas e interesantes eran las posibilidades que se presentaban de profundizar en su experiencia vital, pero me sentí inclinada a reflexionar y tomar conciencia de la importancia humana, espiritual y carismática que la obediencia y las actitudes de prudencia y paciencia tuvieron en su vida y en su obra. Si con algunas virtudes se identificó la propia M. Paula fue con la humildad y la obediencia. El Espíritu de Jesús, que modeló sus actitudes, la llevó por estos caminos e impregnó con ellas su espiritualidad y su carisma. En el corazón de M. Paula también germinaron con fuerza la prudencia y la paciencia. Ciertamente estas virtudes no pasaron desapercibidas, todo lo contrario, eran un rasgo distintivo de su personalidad. Muchas y delicadas fueron las ocasiones en que tuvo que ponerlas a prueba para conseguir ver realizada su misión. Actitudes que, por otra parte, son tan necesarias en nuestra labor educadora que han pasado a ser identificativas de nuestro carismática escolapio. Esta agua viva que fluye del pozo de M. Paula nos sigue invitando a las escolapias de hoy a fertilizar nuestra vida y nuestra labor con esas mismas virtudes: con su estilo de obediencia, de prudencia y de paciencia. Fieles a nuestros orígenes, fortalecidas por nuestro envío y por nuestra obediencia consagrada, tenemos que continuar ofreciendo en nuestra misión educadora dentro de la iglesia, con amor paciente, la prudencia y la sabiduría de Dios, ofrecer al mismo Cristo: evangelizar. Cobra cada vez más urgencia dar testimonio, desde estas actitudes 2 continuamente renovadas en el trato íntimo con el Señor, de la presencia de Dios en el mundo. Esta sociedad cambiante, que se abre a un mundo globalizado, y que nos presenta nuevos retos y nuevas encrucijadas a las que imaginativa y valientemente hay que saber responder, necesita seguir viendo encarnado el carisma de Santa Paula Montal, necesita testigos que trabajen en esa parcela del Reino que tiene como misión liberar a la mujer y a la familia a través de la educación. Deseo vivamente dar las gracias al Señor, a Santa Paula Montal y a las responsables de la organización del Seminario por el regalo en que se ha convertido contemplar largo tiempo a M. Paula; orar su vida, observar su sentir y su actuar, motivar su obediencia en el amor al Señor, percibir su espiritualidad y su carisma desde el prisma de la paciencia y de la prudencia; y todo ello desde la obediencia a un encargo recibido. 3 II.- SIGNIFICADO DE OBEDIENCIA, PRUDENCIA Y PACIENCIA 4 Madre Paula ha regado nuestro mundo con una nueva espiritualidad y con un nuevo carisma. De las múltiples riquezas que encierran iremos rastreando la vivencia y el testimonio que nos ha dejado de su profunda obediencia, de su esquisita prudencia y de su acentuada paciencia. Comenzaremos por aclarar el enfoque que vamos a dar a estos términos y por buscar algunas de sus resonancias bíblicas, evangélicas y teológicas. OBEDIENCIA “Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hch 5,29). Este principio bíblico sobre la obediencia tiene un carácter profundamente liberador. Para la visión bíblica, la obediencia resulta inseparable de la libertad; sólo en la libertad se puede obedecer en verdad, y sólo obedeciendo al Evangelio se entra en la plenitud de la libertad. Existe una obediencia fundamental que cada persona está llamada a prestar a su propia historia, a sus orígenes…. es una obediencia “creatural” que reconoce y acepta los límites que son constitutivos de la criatura ante el Creador. La obediencia, por tanto, ha de ser comprendida dentro de la categoría de alianza. Esta relación con Dios hace que la obediencia a la ley divina sea libre e incluso gozosa. Sí la ley es manifestación de la voluntad de Dios, la obediencia a sus mandamientos es el deseo mismo del creyente que ama a su Dios y encuentra su alegría en hacer la voluntad de Aquel. 1 Para el Nuevo Testamento la voluntad de Dios se percibe sólo cuando la persona, con la fe y la acción, obedece dicha voluntad. Así, como coronación del escuchar nace el obedecer, un obedecer que consiste en creer. Pablo habla varias veces de la “obediencia de la fe”, entendiendo que la fe se configura como obediencia y que la obediencia manifiesta la fe. Pero lo propio de la obediencia cristiana lo encontramos en la obediencia de Cristo. “Cristo se humilló a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte” (Flp 2,8); “Cristo aprendió sufriendo a obedecer” (Heb 5,8). En el centro de esta obediencia se encuentra la relación filial vivida por Jesús con el Padre, allí encontramos el amor por el Padre y por sus hermanos, los hombres. Jesús a través de su palabra y de su vida muestra que la obediencia debe tender a realizarse como vida íntima de amor con el Padre como convivencia con Dios y en Dios. (Jn 8,29; 16,32). El cuarto evangelio subraya esta dimensión obediencial de Jesús, presentándolo como aquel que vive 1 Bianchi, Palabras de la vida interior. Salamanca, 2006, p. 161 y ss. 5 plenamente expropiado de sí, pues remite siempre al Padre que le ha enviado. Esta obediencia amorosa da sentido a la muerte en cruz, y la convierte en un acto de libertad. La autoridad y la obediencia en la comunidad están ancladas en Cristo (2 Tes 3,14) para llegar al Padre (He 6,7;Rom 1,5;2Tes 1,8). La obediencia con espíritu filial al Padre sólo es posible al unirse a la obediencia de Cristo. Aquí se inserta la obediencia cristiana, aquí encontramos su medida y su forma; una forma plasmada por el Espíritu, que invita a vivirla creativa y responsablemente, nunca de manera legalista. Por tanto el criterio de la obediencia cristiana lo da el Espíritu que interioriza en cada persona las exigencias del evangelio y le lleva a vivirlas como expresiones de la voluntad del Señor, asumidas hasta el punto de considerarlas propias. A la luz de esta obediencia fundamental se pueden comprender, aceptar y vivir otras obediencias a instancias mediadoras de la voluntad de Dios. En la vida consagrada se vive esta otra experiencia obediencial pero sin olvidar que el criterio es el evangelio. Estos dos aspectos los vamos a encontrar en las aportaciones de San Buenaventura y Santo Tomas. El primero concibe la obediencia como adhesión inmediata a Dios en Cristo, la perfección de la obediencia depende del grado de amor caritativo que le sirve de fundamento. Santo Tomas, en cambio, centra la perfección obediencial en la presencia de un mandato y en su completa ejecución.2 La obediencia siempre orienta hacia la vida en Dios, capacita para una existencia de amor. La obediencia, comprende virtudes como justicia, piedad, dulía (obediencia debida al superior), gratitud, fidelidad, afabilidad, liberalidad y equidad. 2 Nuevo diccionario de espiritualidad, Madrid, 1983, Voz: Obediencia, p.1003. 6 PRUDENCIA Aunque el concepto de la virtud de la prudencia es conocido por la ética antigua, (Aristóteles la definía como “modo de ser racional, verdadero y práctico respecto a lo que es bueno y malo para el hombre”3), vamos a tomar la Biblia como punto de referencia. En la Sagrada Escritura la prudencia aparece, en primer lugar, como una propiedad de Dios: “Yo, la Sabiduría, habito con la prudencia, yo he inventado la ciencia de la reflexión. Míos son el consejo y la habilidad, mía la inteligencia, mía la fuerza” (Prov 8, 12-14). Job exclama: “Con él sabiduría y poder, de él la inteligencia y el consejo” (Job, 12, 13). En consecuencia la prudencia es un don de Dios, una gracia: “Yahvéh es el que da la sabiduría, de su boca nacen la ciencia y la prudencia” (Prov 2, 6). Al mismo tiempo, el hombre debe poner los medios para adquirir la sabiduría, acogerla y vivirla. “Tengo más prudencia que todos mis maestros, porque mi meditación son tus dictámenes. Poseo más cordura que los viejos, porque guardo tus ordenanzas” (Sal 119, 98-99). Junto a la meditación es necesaria la oración: “Por eso pedí y se me concedió la prudencia; supliqué y me vino el espíritu de Sabiduría” (Sab 7, 7). Muchos son sus beneficios: es preferible a las riquezas (Prov 16, 16), preserva de los caminos tortuosos del pecado (Prov 2), guía todos los pasos del hombre (Prov 15, 21), lo hace discreto en el hablar (Prov 10, 9) y justo en sus juicios (Prov 28, 11). “Si amas la justicia, los frutos de la sabiduría son las virtudes, porque ella enseña la templanza y la prudencia, la justicia y la fortaleza, las virtudes más provechosas para los hombres en la vida” (Sab 8,7). La prudencia de Israel posee una novedad que deriva de la Revelación, y tiene como alma y raíz el temor de Dios: “El temor de Yahvé es el principio de la sabiduría” (Prov 1,7). En Cristo, la Sabiduría de Dios hecha carne, encontramos la prudencia perfecta. Con sus obras nos enseña que la prudencia pide que convirtamos la vida en un servicio a los demás por amor. Con su muerte en la cruz nos muestra que la verdadera prudencia lleva incluso a entregar la propia vida en obediencia al Padre. La medida de la prudencia evangélica la da un amor sin medida al Reino, “Buscad primero el Reino y su justicia, y todas las cosas se os darán por añadidura” (Mt 6, 33). Por el Reino vale la pena darlo todo (Mt 13, 44-46), porque según la lógica divina, el que encuentra su vida, la pierde, y el que la pierde, la encuentra ( Mt 10, 39). La prudencia va unida a la fidelidad a Dios, como las vírgenes prudentes (Mt 25) y a la sencillez: “Sed, pues, cautos como las serpientes y sencillos como 3 Aristóteles, Ética a Nicómaco, libro sexto, capítulo IV. De la prudencia. 7 las palomas” (Mt 10,16). No será la prudencia de los sabios y entendidos, que se cierra a entender las cosas de Dios, será la prudencia de la confianza y del amor “porque has ocultado estas cosas a los sabios y prudentes, y las has revelado a los pequeños” (Mt, 11,25). En la doctrina paulina la prudencia del espíritu, frente a la prudencia de la carne, es consecuencia de la gracia que ilumina la razón: “Vosotros no estáis en la carne, sino en el espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en vosotros” (Rom 8, 9). La prudencia del espíritu, fruto de la renovación de la mente, capacita para distinguir “cuál es la voluntad de Dios: lo bueno, lo agradable, lo perfecto” (Rom 12, 2). El cristiano debe actuar de acuerdo con la renovación de su juicio para discernir la voluntad de Dios. La sabiduría del cristiano es diferente a la que puede proporcionar la experiencia del mundo: “Hablamos de sabiduría entre los perfectos, pero no de sabiduría de este mundo….; sino que hablamos de una sabiduría de Dios, misteriosa, escondida, destinada por Dios desde antes de los siglos para gloria nuestra” (1 Cor 1, 6-7). De la concepción de la prudencia que encontramos en los escritos de los Padres de la Iglesia podemos subrayar: es una virtud que capacita para aplicar rectamente la verdad a la vida moral, a su vez es madre y moderadora de las demás virtudes; pero ante todo relacionan la prudencia con las virtudes teologales. Esta es su principal aportación y diferencia respecto a los escritos de los filósofos griegos. En efecto, San Agustín la relaciona con la caridad: la prudencia “es el amor que con sagacidad y sabiduría elige los medios de defensa contra toda clase de obstáculos”. Precisando más añade que la prudencia “es el amor que sabe discernir lo que es útil para ir a Dios de lo que le puede alejar de Él”4 En Casiano aparece la prudencia bajo el nombre de discretio o discernimiento entre lo bueno y lo malo. En él se inspira San Benito, que recomienda vivamente la prudencia al que tiene a su cargo la comunidad. Para Santo Tomás es la “regla recta de la acción”5. El hombre capta la verdad cuando es amigo de Dios. Entonces deja que la verdad del ser de Dios se convierta en la regla y medida del propio querer y obrar. Finalmente recordamos que el catecismo de la Iglesia define la prudencia como virtud que dispone la razón práctica a discernir en toda circunstancia nuestro verdadero bien y a elegir los medios rectos para realizarlo6. La prudencia abarca virtudes acerca del conocimiento: entendimiento, docilidad, sagacidad, moderación, templanza y precaución; virtudes para el gobierno y el 4 S. Agustín, Contra Faustum Manich., 32, c. 18. 5 S. Tomás, S. th. 2-2, 47, 2 6 Catecismo de la Iglesia Católica nº 1806. 8 consejo como la eubolia (virtud que ayuda a hablar convenientemente) y la synesis (virtud que conduce al buen juicio). PACIENCIA La Escritura sagrada atestigua que la paciencia es ante todo una prerrogativa divina. Según Ex 34,6 Dios es makrothymos, magnánimo, constante, paciente. Esta paciencia se ha manifestado de manera plena en el envío de su Hijo Jesucristo. La paciencia del Dios bíblico se manifiesta en el hecho de la revelación; así, mediante su palabra, concede tiempo al hombre para que dé una respuesta de conversión. La paciencia de Dios muestra la honda mirada de su amor y encuentra su expresión más completa en la pasión de Cristo. Desde entonces la paciencia, como virtud cristiana es un don del Espíritu (Gal 5, 22) concedido por el Crucificado-Resucitado.7 Para el cristiano la paciencia va de la mano de la fe, y se manifiesta como perseverancia, es decir, fe que perdura en le tiempo. En un segundo aspecto se revela necesariamente como humilde: lleva al hombre a reconocerse inacabado, y en este sentido se convierte en paciente con uno mismo; además reconoce que las relaciones con los otros son frágiles e imperfectas, por tanto se estructura como paciencia con los otros. Tener paciencia, conceder tiempo al otro (a Dios y a los demás), es obra del amor. “El amor es paciente” dice San Pablo (1Cor 13,4).Por último la paciencia se configura como esperanza, invocación y espera de la salvación. Los Padres de la Iglesia definen con frecuencia la paciencia como la “summa virtus”8 siendo esencial para la fe la esperanza y la caridad. San Cipriano comenta: “el hecho de ser cristiano es obra de la fe y de la esperanza; pero para que la fe y la esperanza puedan llegar a producir frutos, tienen necesidad de paciencia”9. Para Santo Tomás la paciencia, injertada en la fe en Cristo, llega a ser “fuerza con respecto a nosotros mismos”, capacidad para no desesperar, para no dejarse abatir por las tribulaciones y las dificultades; se convierte en talento para permanecer y durar en el tiempo sin desnaturalizar la propia verdad; se hace sabiduría para sostener a los otros y su historia. Ligadas a la paciencia están virtudes como magnanimidad, fortaleza, longanimidad, perseverancia y constancia. 7 Bianchi, Palabras de la vida interior. Salamanca, 2006, p. 67 y ss. 8 Tertuliano, De patientia I, 7, 9 S. Cipriano, De bono paciencia 13. 9 III.- PERFIL HUMANO DE M. PAULA: OBEDIENCIA, PRUDENCIA Y PACIENCIA RASGOS DE SU CARÁCTER. 10 De la rica personalidad de Santa Paula, de la variedad de rasgos destacables de su carácter vamos a detenernos en contemplar su sincera obediencia, su activa prudencia y su valiente paciencia. Más adelante veremos como esos rasgos se encarnan en diversas y complejas situaciones de su vida. Para acercarnos al perfil humano de M. Paula contamos con algunos datos que nos permiten recomponer su perfil físico, interesante en la medida que pueda traslucir rasgos profundos de su personalidad, y con abundantes testimonios sobre la presencia de estas virtudes en su carácter, en su forma de ser y actuar. En cuanto al perfil físico nos serviremos de tres elementos: contenido del estudio científico de sus restos óseos, descripción de personas que la conocieron y análisis de la única fotografía que conservamos. Del estudio de sus restos10 entresacamos los siguientes rasgos: Relacionados con la prudencia: - Gran capacidad craneal, sospechosa de gran inteligencia. Persona de gran decisión y carácter. Recordemos que forma parte de la prudencia el don de entendimiento. - Los huesos temporales y frontales denotan una persona con una gran sabiduría. En la acepción bíblica sabiduría y prudencia van unidas. Relacionados con la paciencia: - De ojos grandes, despiertos, de mirada profunda y tranquilizadora. - La cara alargada, ….los labios finos demuestran dulzura y serenidad. - Sufrió un endurecimiento y rigidez de la columna vertebral que le tenía que provocar fuertes dolores. Según consta en la descripción de una exalumna M. Paula “era de estatura regular, más bien un poco baja, de facciones alargadas, de ojos vivos muy BUETAS, E. RECIO, J.BORRÁS, L. GONZÁLEZ, G. En colaboración con el gabinete de estudios y planificación de la cínica Médico Forense de Barcelona. Informe del Estudio de Investigación médico forense de los restos óseos de M. Paula Montal. Documentación M. Fundadora. 10 11 expresivos, color moreno, ágil en sus movimientos…..con una sonrisa que cautivaba.”11 Finalmente y, salvando las distancias, el objetivo de este capítulo me sugiere hacer una lectura de la fotografía de M. Paula, tantas veces contemplada con infinito cariño por las escolapias, tan presente en nuestras comunidades y en nuestros colegios, desde los tres rasgos que venimos trabajando. Quiero pensar que la fotografía en sí es un acto de obediencia, posiblemente a la sencilla y discreta M. Paula no se le ocurrió dejar un documento fotográfico de su persona, a ella nunca le movió la apariencia ni el protagonismo, pero al menos nos permite comprobar un rasgo que se señala en su Necrología “su modestia en …..estar sentada…..era edificante”. Su cabeza ladeada me invita a pensar en la actitud de quien entiende de silencio, de profunda escucha, de obediencia. Su rostro me habla de una vida marcada por una exquisita prudencia y una prolongada y experimentada paciencia. Su mirada, aparentemente dispersa, me lleva por esos caminos. Si contemplo esa mirada, diseccionando su rostro en dos mitades, la mirada del lado izquierdo, mucho más directa, me lleva a lo concreto, lo necesario, lo real, me lleva a “poner los pies en el suelo”, a leer, con inteligente prudencia, los signos de los tiempos y a dar los pasos necesarios para continuar dando vida a un carisma. Me recuerda la prudencia de las vírgenes sensatas, de aquellas que estaban preparadas cuando llegó el esposo y entraron con Él al banquete de bodas. (Mt 25,1-13). La mirada de la otra mitad del rostro me habla de paciencia, de vida interior, de espiritualidad, me recuerda al propio Señor cuando se define como “manso y humilde de corazón” (Mt 11, 28-30). Paula ha sido admitida al banquete de su Señor, vive su intimidad, aprende, transmite y enseña sus actitudes. “Manifestándose en su exterior el amor de que estaba abrasada su alma”.12 El rostro de Santa Paula se nos muestra como claro reflejo del rostro de Dios. 11 POSITIO, p. 859 12 CATÁLOGUS Religiosorum Scholarum Piarum Hispaniae….Año 1890 Necrología de M. Paula Montal 12 Respecto a las huellas de obediencia, prudencia y paciencia en su carácter y en sus valores actitudinales, debidas a la acción del Espíritu en M. Paula, contamos con abundantes testimonios: SUS PENSAMIENTOS13 Nos vamos a fijar en algunas de las expresiones espontáneas de M. Paula que reflejaban su forma de pensar, y que alguna vez manifestó por escrito. Sobre la obediencia: - “Con la humildad y la obediencia nos uniremos a Jesucristo.” - “La humildad y la obediencia nos conducirán a la patria celestial, donde tendremos la dicha de ver a nuestro Amado Esposo de nuestras almas.” - “La santa obediencia lo ha dispuesto así; ¡hágase en todo la voluntad de Dios!” - “Para llegar a la cumbre de la perfección hemos de practicar la santa humildad y la obediencia; con sólo estas dos virtudes nos uniremos a Jesucristo y tendremos la dicha de ver al Amado Esposo de nuestras almas, por eternidades.” - Siempre y en toda ocasión repetía: “Hágase en todo la voluntad de Dios.” Sobre la prudencia: -“Cuando hablo con el Criador que no me interrumpan las criaturas, pues sería muy tonto dejar el todo por la nada.” - “Sed almas de oración, sólo así progresará nuestro amado Instituto.” - “Para hacer oración, cerrad los ojos del cuerpo y abrid los ojos del alma.” - “Basta, basta; ahora los ojos al suelo y la mirada al cielo. Pensemos un poquito en lo que acabas de leer; pues la lectura espiritual es como la comida, que si no se mastica no se digiere bien, y si no se digiere no nutre.” - “Estamos obligadas a buscar la honra de Dios, a trabajar por el decoro de su casa - Iglesia, y a procurar el sosiego y progreso de la sociedad” (2ª carta al P. J. Fucile, Sch.P.). -“Deseamos ardientemente la bendición de nuestro inmortal Pontífice Pío IX 13 Pensamientos de Madre Paula Montal. Espiritualidad Escolapia Nº 2, Roma1993. 13 y su suprema aprobación de nuestro Pío Instituto, en la cual consiste nuestro bienestar, nuestra dicha, y nuestra felicidad, a cuyo fin rogamos fervientemente a Dios, y a nuestra bondadosa Madre, la siempre Virgen María, a fin de ver satisfechas nuestras esperanzas.” (3ª carta al P. Jenaro Fucile, Sch.P.). Sobre la paciencia: - “De noche y día le estoy clamando al Todopoderoso” (1ª carta al P. J. Fucile, Sch. P.; se refiere a la aprobación del Instituto). - “... Más de mil veces me he encontrado con el espíritu a las sagradas plantas de nuestro Santo Padre, el Sumo Pontífice, desahogándole mi interior y pidiéndole que nos conceda ser unas verdaderas hijas de nuestro glorioso Padre san José de Calasanz” (1ª carta, P. J. Fucile, Sch.P.). - En las enfermedades y achaques repetía: “Éstos son los regalitos de mi amado Esposo; ayúdeme a darle gracias.” LA NECROLOGIA14 La necrología nos deja constancia cierta de las virtudes de M. Paula, en particular de las que estamos considerando. Sobre la obediencia: “Era observantísima de las Santas Reglas y celosa de que todas lo fuésemos”. Sobre la prudencia: “jamás una palabra descompuesta salió de su boca y siempre hablaba en voz baja” Sobre la paciencia: “Se trasladó a la villa de Sabadell con objeto de establecerse en ella; cuyo arribo fue extremadamente pobre pues ni alojamiento tenían preparado,…. bebiendo con santa resignación el cáliz de amargura que el Señor se dignó ofrecerle”. “Durante las diversas y graves enfermedades con que Dios la probó, no se 14 CATÁLOGUS Religiosorum Scholarum Piarum Hispaniae….Año 1890 Necrología de M. Paula Montal 14 vio nunca desmentida su paciencia, fervor y santa resignación a la voluntad de Dios” “A mediados de febrero de 1889, la acometió una fiebre maligna que la postró en cama, sufriendo con heroica paciencia el ardor de la calentura” TESTIMONIOS En el proceso de canonización se recogieron testimonios aportados por alumnas de Olesa y por religiosas escolapias, veamos algunos de ellos: Sobre la obediencia:15 “adornada de todas las virtudes cardinales y morales y exacta cumplidora de sus deberes religiosos” “laboriosa, abnegada sencilla y amante de las reglas que cumplía con toda exactitud” “fue obediente en acatar las disposiciones de sus superiores y en observar fielmente las santas reglas” Sobre la prudencia:16 “Brilló la sabiduría de nuestra M. Paula porque supo hablar con Dios; y su prudencia, porque supo retenerlo en su corazón” “En el trato era muy prudente y parca en el hablar; en Olesa la elogiaban las familias por esa virtud.” “La prudencia le era natural por su temperamento y además como virtud, puesto que evitaba palabras inútiles y conversaciones superfluas” Sobre la paciencia:17 “paciente y sacrificada, sumamente hábil en la confección de encajes” “temperamento apacible, carácter bondadoso…..muy cariñosa con las niñas y con las personas que frecuentaban el colegio” 15 POSITIO, ps. 863, 881, 885. 16 POSITIO, ps. 743, 866. 17 POSITIO, ps. 872, 874, 835 15 “había copiado de M. Paula su espíritu de oración, de cariño, de paciencia” DOCUMENTOS DE SU BEATIFICACIÓN Y CANONIZACIÓN18 En el Decreto de las virtudes heroicas de la sierva de Dios Paula Montal leemos: “El capítulo de 1847 fue la consagración definitiva de su humildad. De hecho era el comienzo de un largo itinerario de amor, obediencia, pobreza, y especialmente humildad, prolongado hasta su muerte……Paula Montal continuó colaborando con entusiasmo en las tareas que la obediencia le confiaba, consciente de su responsabilidad de fundadora”. El Breve de la Beatificación de la Beata Paula Montal Fornés de San José de Calasanz nos resalta: “Practicó ejemplarmente la prudencia al dirigir y organizar la vida y las actividades apostólicas de la Congregación y en la difícil situación que vivió a partir de 1847; la fortaleza al llevar con paciencia y mansedumbre la cruz del sacrificio en que se vio envuelta su vida;……destacó por su extraordinaria humildad y obediencia sobre las que no teorizó, sino que las vivió heroicamente en las realidades diarias y en su entorno social”. Finalmente de la Bula de Canonización de Santa Paula Montal entresacamos: “la vitalidad e intensa vida espiritual del noviciado, y la ejemplaridad de sus virtudes resplandecieron de una manera singular y heroica, siendo un modelo vivo para todas las novicias. Les ofrecía un acabado modelo de vida religiosa: cristocéntrica, mariana y calasancia, apoyada en los fundamentos de la caridad, la humildad y la obediencia. Los 30 últimos años de su vida, pasados en Olesa, fueron los más ricos en santidad y vida virtuosa escolapia. En los tres documentos se habla de la práctica de todas las virtudes, pero observamos que en todos aparece particularmente remarcada su heroica obediencia en una doble vertiente: obediencia a la voluntad de Dios y obediencia a sus superiores (dulía). Es remarcada su prudencia tanto en la toma de decisiones organizativas como en la delicada situación relacional que tuvo que afrontar toda su existencia. Su forma paciente de afrontar las dificultades, resaltada en el Breve de beatificación, fue un distintivo de su carácter, un verdadero don que tendría que poner en juego en numerosas ocasiones y que sería un signo más de su vocación escolapia. 18 Paula Montal, santidad proclamada por la Iglesia. Espiritualidad Escolapia Nº 20,Roma 2003, p.26 16 IV.- OBEDIENCIA, PRUDENCIA Y PACIENCIA: ACTITUDES VITALES DE M. PAULA. 17 4.1. PRIMER PERIODO DE SU VIDA: 1799-1829 - DESPERTAR A LA VIDA: el mundo en el que vive Paula - PACIENTE Y PRUDENTE ESPERA: interprete de los signos de los tiempos -OBEDIENCIA A UN DIOS QUE LLAMA, ANIMA Y ACOMPAÑA DESPERTAR A LA VIDA: el mundo en el que vive Paula Situar el mundo de Paula nos va a permitir,en primer término, dar unas breves pinceladas acerca de las circunstancias histórico-temporales en las que transcurrió su prolongada vida. Durante la primera mitad del S.XIX España se verá implicada en los siguientes fenómenos: guerra de la Independecia, fin del Antiguo Régimen y revolución burguesa, Romanticismo y Renaixença (Cataluña), y cambio de posición internacional por la Emancipación americana. Si hubiera que buscar un denominador común al periodo dirámos que se encuentra en la guerra. Las consecuencias de este hecho serán devastadoras. En la segunda mitad de siglo,dominada por el liberalismo, se sucederá el reinado de Isabel II y un complejo periodo revolucionario que comprenderá una nueva monarquía y la primera experiencia republicana; para volver a la Restauración borbonica. En este periodo: “el esfuerzo constructivo y modernizador del país, y el respeto a la vida constituyen las dos facetas positivas de la época. La ausencia de ética social de que darán muestra las clases dirigentes y el irresponsable esfuerzo de descrisrtianización llevado a cabo por determinados agitadores de izquierdas constituyen otras tantas facetas negativas”.19 Todos estos acontecimientos incidirán en la vida y en la misión de M.Paula. Pasaremos ahora a fijarnos en algunas circunstancias familiares que 19 UBIETO A., Introducción a la historia de España. Barcelona 1973. p.604 18 acompañaron su infancia y que, de alguna forma, le influyeron. El 11 de octubre de 1799 los familiares y vecinos de la familia Montal-Forniés reciben una grata noticia, el matrimonio formado por Ramón y Vicenta ha sido bendecido con una niña, a la que ese mismo día bautizarán y llamarán Paula. Ramón cuenta ya con cuatro hijos de su primer matrimonio pero siente intensamente la alegría de recibir una nueva hija. Vicenta, en cambio, estrena maternidad. La villa de Arenys de Mar inscribirá en su padrón una nueva vecina a la que podrá dar escasas oportunidades: es niña y de una familia trabajadora. Imposible sospechar que han inscrito a su vecina más notable por fundadora de una congregación religiosa, por innovadora de la educación femenina y sobre todo por santa. Paula será la mayor de cinco hermanos. Otra familia le va naciendo a Ramón Montal de su segunda esposa, que tendrá que convivir con la que ya tenía, formada por: su madrastra, una hermana soltera, y cuatro hijos del primer matrimonio. Indudablemente es una familia complicada, el vivir cotidiano tiene que ofrecer múltiples situaciones en las que Paula presencie y aprenda de sus padres actitudes de prudencia y paciencia. Cuando Paula cuenta con ocho años la familia Motal-Forniés se cambia a una casa nueva. Paula experimentará un cambio positivo: la familia tiene más intimidad, algunas situaciones tensas desaparecen, y verá a su madre disfrutar de la libertad de un verdadero hogar. Su padre, cuando las circunstancias se lo han permitido, ha sabido resolver la compleja situación familiar actuando con la sensatez de un hombre prudente.20 El ejemplo de sus padres, profundamente cristianos, es en la educación de Paula su primer pilar de referencia. La parroquia y la asistencia a alguna de las “costures” de Arenys completan su formación y comienzan a modelar su carácter. Aquí terminan las posibilidades de instrucción de cualquier niña arenyense. El valor de la obediencia es uno de los más inculcados. El 26 de septiembre de 1809 los familiares y vecinos de la familia Montal-Forniés reciben, esta vez, una noticia luctuosa: Ramón Montal ha fallecido. Paula sólo cuenta con diez años. Inesperadamente su horizonte vital se complica y en su inacabada infancia surgen responsabilidades. Ella es la mayor de la familia, la única en la que puede confiar su madre. Por la época histórica en que suceden estos acontecimientos no es extraño que una niña de su edad contribuya con su trabajo a mejorar la economía familiar, y Paula sabe asumir su nueva situación: guiada por la experiencia materna 20 POSITIO, p.55 19 comienza a trabajar como “puntaire”. Un trabajo primoroso y paciente le está esperando. Las circunstancias vitales que Paula tendrá que afrontar, y que rápidamente le ayudarán a madurar, irán haciendo de ella una joven de carácter prudente y responsable, paciente y tenaz. Las actitudes de prudencia y paciencia pronto fraguarán en su corazón. El recuerdo de la impactante experiencia vivida en su infancia, del nuevo rumbo que tomó la vida de su familia y de las dificultades que surgieron será la base de su decisión de entregar la vida por amor, y de su vocación de ser educadora en favor de la dignidad de la mujer y de la familia. PACIENTE Y PRUDENTE ESPERA: interprete de los signos de los tiempos. De la juventud de Paula, de su vida cotidiana resaltamos estos rasgos: - El apoyo generoso y prolongado en favor de su familia. Su trabajo como “puntaire” le permite tener ingresos propios. Frente a la independencia egoísta opta por ayudar a su familia. Conocemos que sus ahorros en 1829 eran de 40 reales. - Una notable vida de piedad y compromiso: pertenece a diferentes cofradías marianas con sus consiguientes apostolados de piedad y caridad. - Su entrega desinteresada y amorosa a la infancia. “Crecía en la práctica y facilidad del catecismo, en el que se ejercitaba, tanto en la familia con los suyos, como en la parroquia, en plan de decidida catequista”.21 Incluso “Estimulaba a las pequeñas, llevándolas de paseo, casi todos los días festivos, por los alrededores de la población, y era como condición obligada terminar sus excursiones con la visita a Nuestra Señora de la Piedad”.22 Paciencia y pedagogía se dan la mano. Sin buscarlo expresamente nacerá su verdadera vocación, ya en su labor de catequista aparece el deseo fundamental de su vida: llevar a las niñas a Dios. Este primer contacto con la experiencia educativa lo ampliará y completará en su propia casa: “iniciaba a las niñas más retrasadas en los primeros elementos 21 RABAZA, C. Alma humilde. Barcelona.1933 p.43 22 RABAZA, C. Alma humilde. Barcelona.1933 p.50 20 de la lectura, la escritura y en los secretos de las blondas”23. Estas actividades catequético-docentes perfilarán el derrotero que cobrará su camino: llevar a las niñas a Dios a través de la educación. Junto a sus actividades Paula disfruta de una vida intensa, algo grande se mueve en su interior. Observa, asume la realidad que le rodea, reflexiona, ora la vida, busca algo distinto a lo establecido. Entender su propia vida, desentrañar su misterio, su misión requiere tiempo. Va a ser una labor paciente que Paula afrontará con gran prudencia. La decisión sobre su proyecto vital se alarga. No le plenifican las opciones habituales de las jóvenes arenyenses, ni siquiera la posibilidad de una vida consagrada en alguna de las congregaciones ya existentes, pero Paula es paciente: ora, consulta, discierne sobe todo desde que en su pensamiento y en su corazón va tomando forma una idea luminosa, motivadora, arriesgada, revolucionaria, de la que ya Paula no se puede desprender. Así poco a poco va ordenando su mundo, va comprendiendo el querer de Dios. Es muy novedoso lo que el Espíritu le sugiere. Paula es mujer prudente, la vida la ha hecho realista desde niña, por eso hay que madurar pacientemente esa intuición. La persona paciente domina el arte de saber esperar con paz y con serenidad, arte que tiene que ver con saber escuchar: “Cállate junto al Señor y espérale con paciencia” dirá la religiosidad popular. Paula tiene “un corazón que escucha” (1 Re 3,9). Para la Biblia el oído es la sede del conocimiento, de la sabiduría. En esta línea escuchar significa tener “sabiduría e inteligencia” (1Re 3,12). La Palabra escuchada tiene que ser interiorizada para que dé fruto. Hay que dar tiempo a la escucha, hay que perseverar en ella para que resulte eficaz. Esa es la sabiduría que va ganando el corazón de Paula. Pero es Dios quién siempre se adelanta, antes de que se despierte en Paula cualquier movimiento de búsqueda, de escucha, Dios ha salido a su encuentro con una iniciativa que brota del amor. Él es el artífice e impulsor de todo su proceso espiritual. La búsqueda apasionada por parte de Dios provoca que Paula se transforme, a su vez, en buscadora apasionada de Dios. La autodonación amorosa y gratuita de Dios provocará en ella un proceso de autodonación total por amor. Como en todo proceso, junto a una actitud paciente, se precisará una gran dosis de prudencia. Será necesario acomodarse al ser de las cosas, y respetar el tiempo y el momento de las mismas. Durante largos años su vida cotidiana seguirá el camino pequeño, poco brillante, del trabajo honrado y de la entrega a 23 RABAZA, C. Alma humilde. Barcelona.1933 p.50 21 los demás. La persona con actitud prudente sabe que “Hay un momento para todo y un tiempo para cada cosa” (Qo 3,1-8). La prudencia reconoce los signos de los tiempos y hace a la persona atenta y vigilante. Un aforismo romano nos recuerda: "sabio es el hombre a quien las cosas le parecen tal y como son". Uniendo la sabiduría bíblica y el saber clásico S. Tomás señala que la realización del bien presupone el conocimiento de la realidad. Este es el primer requisito de la virtud de la prudencia, si bien tiene que ir acompañada de la flexibilidad y de la gracia y luz divinas. Sólo revestida de caridad la prudencia adquirirá su verdadera forma.24 Paula es realista, sufrió las dificultades e inconvenientes que encontraba la mujer en la sociedad de su época. Su propia experiencia le evidenció la gran importancia de la mujer en la familia y en la sociedad y las escasas posibilidades de preparación que para ese papel se le ofrecían. Se hace consciente de la necesidad que toda mujer tiene de acceder a la educación. Con caridad y prudencia, con ilusión juvenil y corazón esperanzado ideará sabias y sencillas respuestas. Mientras, su actitud paciente la ayudará a mantener la esperanza en su sueño, porque sabe que Dios se ha adelantado a sugerírselo. OBEDIENCIA A UN DIOS QUE LLAMA, ANIMA Y ACOMPAÑA. La Palabra de Dios es el punto de partida, una Palabra que llama, que invita, que interpela personalmente. Cuando la Palabra toca a una persona nace la obediencia, es decir, la escucha que cambia la vida. Paula en medio de una vida sencilla, paciente, sin grandes cambios, va creciendo en escucha. Esto significa no sólo abrirse a la presencia del Otro, sino hacer un hueco a esta presencia de tal forma que brote la actitud de rendida obediencia. La escucha de la Palabra le va presentando muchas dimensiones de exigencia: silencio, atención, interiorización, esfuerzo espiritual, descentramiento de sí y centramiento en Él. Sólo la escucha obediente desvelará del plan de Dios. En su intimidad vive la experiencia de ser atraída por un camino nuevo. A Paula le va naciendo el deseo de vivir y de realizar lo que realmente siente. Se reconoce portadora de un don que ha recibido en lo escondido del corazón. Don que la hará capaz de tomar nuevas iniciativas, de realizar sorprendentes 24 S. Tomás, Suma Teológica II-II, 47-56 22 opciones. El ideal de Paula lentamente va cristalizando. Cada vez siente más clara su misión, Dios la llama a realizar una tarea: educar a la mujer. Su experiencia fundamental es que su misión no nace sólo del análisis de la realidad, sino desde la iniciativa de Dios que va marcando el itinerario a seguir. Es cierto que está convencida del papel insustituible de la mujer en la familia y, a través de ella, en la sociedad, pero tiene la sensación profunda de que la opción fundamental que va a tomar en su vida es acción de Dios. Quien tiene el don de la prudencia sabe que nadie se basta a sí mismo, que hay otras personas con más conocimiento, mejor juicio y experiencia, más luz de Dios, por eso el verdadero prudente entra en una dinámica de escucha y de consulta que le ayudará a conocer el proyecto de Dios. Paula iniciará la tarea de discernir la misión que el Señor le encomienda desde la oración y desde la consulta a algún sacerdote con el que se relaciona. La escucha de Dios en la vida personal pasa por la mediación de la Iglesia. La expresión mínima de esta mediación está constituida por el diálogo con el director espiritual. El contrastará las mociones recibidas con dos criterios fundamentales: la conformidad con la Palabra y la enseñanza de la Iglesia (1Jn 4,2), y el servicio para la edificación de la Iglesia y la sociedad, fin para el que el Espíritu otorga los dones (1Cor 12,7; 14,12.26). Así se tratará de objetivar las mociones personales, de aclarar lo que se percibe de modo confuso y situarse en el horizonte eclesial. En el caso de Paula la tradición habla de “padre Definidor, nombre con que Paula Montal designaba al p. capuchino que la dirigía”.25 El P. Cueva nos acerca así a este discernimiento “Paula entregó las llaves de su alma a su “docto confesor”. Fray Roque terminó viendo claro, animó a Paula a seguir adelante con su doble programa ascético y apostólico y descubrió señales evidentes de una llamada a mayor perfección. Ya llegará la hora de Dios para concretarla. Y lo malo fue que en 1820 a fray Roque se lo llevaron sus superiores a Figueras, con el mismo cargo de guardián. Paula sabrá esperar, pendiente siempre de la palabra de su Padre Definidor, como le gustaba llamarle, y de un signo blanco que puede aparecer cualquier día en el camino.”26 25 26 POSITIO, p. 63 CUEVA, D. Paula Montal madre y maestra de la juventud. Madrid, 1988, p. 44 23 Dios anima y acompaña a Paula en el proceso de descubrir su voluntad. Muchas veces en la Sagrada Escritura encontraría las frases: “No temas, yo estoy contigo” (Isaías 43,5) “Mi gracia te basta, que mi fuerza se realiza en la flaqueza” (2 Cor 12, 9), y las sentiría expresamente dirigidas a ella. En la llamada todo es gracia. Dios siempre ha prometido su ayuda a quien llama. La fuerza que siente Paula para cumplir la misión no es de ella, es una fuerza misteriosa, que actúa en ella, casi sin darse cuenta y que la impulsa a ser testigo y a trabajar por el Reino. Dios la anima, la acompaña y la mantiene en una actitud de confianza, de apertura a su Providencia. Ese Dios que precede y acompaña señala la misión y capacita para ella. La catequesis, la primera escuela en su casa le van permitiendo a Paula iniciarse y ejercitarse en la labor pedagógica y en la labor espiritual a la que ha sido llamada. El seguimiento en el que se ha embarcado la llevará a dar comienzo a una etapa nueva en su vida. Para Paula es el inicio de un éxodo. Apoyada en la fuerza de la fe y obediente a la voluntad de Dios, decide correr el riesgo de avanzar hacia lo desconocido. A ella y a Inés la Palabra les invita a decirse “corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante”. (Hebr.12:1) La salida de Arenys marcará el punto de inflexión de sus historias personales. Salir de Arenys supone la ruptura con lo anterior, pero es el fiat sin reservas al Dios que anima y acompaña. Experimentarán que la obediencia es un acontecimiento dinámico, de permanente movimiento tras la voluntad de Dios. Paula está decidida a comprometerse plenamente en mejorar la realidad de la mujer,es su misión y en ella empeñará la vida. 24 4.2. SEGUNDO PERIODO DE SU VIDA: 1829-1859 - FUNDADORA CON CORAZÓN PRUDENTE - OBEDIENCIA DE MUJER CONSAGRADA - PACIENCIA CARISMÁTICA DE CALASANZ EN PAULA FUNDADORA CON CORAZÓN PRUDENTE En Figueras Paula pronto pudo sentir la sorpresa y las dudas que despierta su proyecto: ser maestra de niñas y hacer de esta tarea un apostolado. Ciertamente sus recursos eran escasos, pero supo ver más allá de esa realidad. No se dejará engañar por las apariencias, por la precariedad de los inicios ni por consejos de falsa prudencia, sino que es capaz de transcender esa realidad porque la fortaleza de Dios la acompaña. La primera escuela para la educación integral de la mujer la iniciarán dos jóvenes en un palomar, pero los comienzos pobres y sencillos son los preferidos del Señor. Aquí, en esta escuela, nace el primer lugar teológico de la escuela pía femenina. Con tenacidad, con valentía, con prudente sagacidad sorteará dificultades, vencerá incomprensiones y buscará los medios para continuar. Con la sabiduría de un corazón esperanzado ideará respuestas creativas y eficientes. Su amor a Dios y a las niñas será el manantial del que surja la fuerza para avanzar. Los avances y retrocesos se sucederán. Pronto recibirán el gran apoyo de Felicia Clavell, pero las circunstancia políticas se tornaron tan difíciles que una elemental prudencia aconsejará la retirada temporal y un regreso a Arenys. Este incidente no hizo mella en el temperamento emprendedor y decidido de Paula. Las tres tenían clara su vocación y las puertas del colegio se reabrirán al cabo de dos años, en 1832. El tiempo de estancia en Figueras será largo, es tiempo de ensanchar el proyecto, de acoger a nuevas jóvenes ilusionadas, en 1837 se unirá al grupo Francisca de Domino, de superar carencias formativas y de ensayar métodos pedagógicos. Tiempo de buscar la forma en que se ha de configurar el proyecto pacientemente madurado en Arenys. Es tiempo de construir sobre roca. En definitiva, es el tiempo de la prudencia. Paula es esa mujer prudente del Evangelio que cumple la voluntad del Padre 25 celestial, que oye las palabras del Señor y las pone en práctica, que asienta su obra sobre roca. Por ello aunque “cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; no cayó, porque estaba cimentada sobre roca.” (Mat 7, 24). En las dos décadas siguientes la necrología, de una forma sucinta, nos describe una trepidante actividad fundacional: “En mayo de 1842, pasó con la joven Francisca de Domingo a Arenys para abrir otra casa de educación.” “En septiembre de 1846 se trasladó con otras dos a la villa de Sabadell con objeto de establecerse en ella; cuyo arribo fue extraordinariamente pobre…” “En 1849 abrió otro colegio en Igualada, y quedó en él de superiora. En 1850 fundó otra casa en Vendrell, y en 1852 en Masnou, pasando luego a Sabadell con el cargo de maestra de novicias. En 1859 fue a Olesa de Montserrat para abrir un nuevo colegio” En medio de la enumeración de sus fundaciones se deslizan en este documento dos hechos claves: “púsose,con todas sus compañeras, bajo la protección y dirección del rdo. padre Agustín Casanovas de santa Teresa,sacerdote de las Escuelas Pías, residente en Sabadell, el cual, en unión del rdmo padre Jacinto, comisario apostólico de las mismas,la impuso en las Reglas de sus hermanos y empezaron a practicarlas en todo lo posible”. “El 2 de febrero de 1847 hizo su profesión religiosa con las demás primeras compañeras suyas, y desde luego empezó a formalizar el noviciado”. La naciente familia queda consagrada para siempre. La historia y la obra de Paula han adquirido un nuevo nivel de concreción. M. Paula es escolapia, y con su pequeño grupo forma una Congregación religiosa que se ha injertado en el carisma de S. José de Calasanz. Si regresamos a las fundaciones recordamos que la segunda escuela se abrió en Arenys. Esta fundación tenía el encomiable objetivo de “extender a las niñas de su pueblo natal los beneficios de la educación cristiana que recibían las niñas de Figueras”.27 Pero es muy probable que Paula también pensase que esta nueva plataforma de evangelización le serviría para entrar en contacto con los Padres Escolapios de Mataró. Conocedora de que impartían una educación 27 VIDAL, D. Reseña histórica del Pío Instituto de Religiosas Hijas de María Escolapias. Barcelona,1916, p.15. MORAZA PADULEZ, P. Origen y Espíritu del Pío Instituto de Hijas de María Religiosas Escolapias. Valencia, 1918, p.5 26 popular buscaría un acercamiento y un consejo. Paula sabe que el querer de Dios tiene que manifestarse plenamente, que, por su parte, debe seguir buscando la forma de dar expresión definitiva a la llamada recibida. Con sabia decisión buscará contactar y discernir con quienes pueden ayudarle a desvelar plenamente su carisma. En Mataró le aconsejarán ir a Sabadell. Las motivaciones de esta nueva fundación coincidirán con las de Arenys: abrir un colegio para las abundantes niñas de esta populosa población y contactar con los padres escolapios, que sabrán valorar, acoger y completar la labor de Paula y sus compañeras. El P. Jacinto Feliu y el P. Agustín Casanova acogerán como propia la obra de Paula. El P. Jacinto Felíu, en carta de 8 de diciembre de 1846 así lo reconoce “el objetivo de ustedes es el mismo que el nuestro y de todo escolapio, y es enseñar a los niños o niñas, pobres o ricas, la piedad y las letras…..no tengo inconveniente en cooperar a la santa obra”.28 La formación escolapia de Paula y sus compañeras tomará buen ritmo y su profesión religiosa está muy cercana. En 1849 pasados sólo tres años, M. Paula, religiosa escolapia, funda en Igualada la cuarta escuela de las Hijas de María y pasa a ser superiora y directora de la misma. La dirección de la Congregación ha quedado en otras manos, pero ella sigue siendo el alma y la impulsora de las fundaciones. Son muy pocos los escrito que tenemos de M. Paula, por eso es de valorar que esta fundación nos haya proporcionado dos de ellos. En la primera carta de dirigida al alcalde de Igualada se hacen palpables la prudencia y la valentía de M. Paula: “me limitaré a contestarle; que debiendo pasar a ésta por todo este mes, o primeros del entrante, nuestro director don Agustín Casanovas, de las Escuelas Pías, del cual dependemos inmediatamente, ruego a usted se sirva aguardar su arribo para tratar del asunto que motiva el expresado oficio de usted,……y sólo me permitiré manifestar a usted que en las varias entrevistas……a las cuales tuve el honor de asistir……nunca hizo usted mención de que las niñas de pago necesitasen el permiso de usted para ser admitidas en nuestro colegio, mayormente…”.29 y continua con sólidos argumentos que fundamentan sus apreciaciones. Toda la carta es una verdadera manifestación de prudencia, M. Paula sabe situarse, conoce el puesto que le corresponde, y desde él hace una defensa inteligente de los acuerdos y derechos adquiridos y sobre todo del modelo de educar de las escolapias: se trata de unir en las mismas aulas a niñas de diferentes clases sociales y de buscar la integración social. 28 29 MORAZA PADULEZ, P. Origen y Espíritu del Pío Instituto de Hijas de María Religiosas Escolapias. Valencia, 1918, p.10 CUEVA, D. Diez escritos de Madre Paula Montal. Sabadell, 1969, p.40 27 Es de señalar como en este colegio tiene que adaptarse a los nuevos requisitos que imponen las leyes de educación (Plan de Instrucción Primaria de 1838). Ahora se hará imprescindible no sólo una preparación profesional adecuada de las maestras, sino también el título que reconozca esa preparación, además verá una oportunidad, a la que animará a las escolapias más jóvenes, en las oposiciones a escuelas oficiales gratuitas que los ayuntamientos sostienen con sus fondos. En 1850 la envían a fundar a Vendrell, donde desempeña los mismos cargos que en Igualada. Es la autora de la crónica del colegio que nos proporciona el siguiente dato: “En febrero de 1852 fue a oposiciones para Maestra de Vendrell Sor Ana Font y quedó aprobada”.30 M. Paula aprende de la realidad objetiva que le rodea y sabe aconsejar con prudencia. Desea que las escolapias se adapten a las exigencias de los tiempos y estén en la vanguardia de la educación. Al cabo de dos años la encontramos en Masnou, allí ya existía un colegio en difícil situación: dos religiosas que permanecen en él han solicitado el ingreso en el Instituto de Hijas de María. M. Paula aceptará esta nueva fundación, su misión consistirá en crear un verdadero colegio de escolapias. En el mismo año la obediencia la envió de nuevo a Sabadell, esta vez al frente del noviciado. Antes de finalizar 1859 recibió el encargo iniciar su última fundación en Olesa de Montserrat. Como conclusión es interesante recoger el siguiente testimonio: “Debía tener prudencia suma…, de otra manera, siendo elemento rector y orientador, no hubiera tenido el apoyo de las colaboradoras y de numerosas personas que trató para la fundación y expansión de sus colegios”.31 En efecto, la prudencia permite regir la propia vida por el camino a la virtud, posee el arte del buen consejo y del buen gobierno. (Sb 9, 11) El propio Cristo exhorta a la prudencia (Lc 16, 8). M. Paula como hija de la luz puso todas sus fuerzas al servicio de la misión recibida. La entrega a sus fundaciones fue total, siempre la acompañaron el adecuado análisis de la realidad y una inquebrantable fe en la providencia. 30 CUEVA, D. p. 45 31 POSITIO, p. 854 28 OBEDIENCIA DE MUJER CONSAGRADA M. Paula consideraba la obediencia como la aceptación de la voluntad de Dios manifestada a través de las mediaciones humanas. El capítulo XIII de las Constituciones, dedicado a la obediencia, recomienda ver en el superior al mismo Señor. “Acostúmbrense pues a no mirar quién es la persona a quien obedecen, sino antes bien quien es Aquel por quien y a quien obedecen en todos los superiores, que es Jesucristo nuestro Señor”. LA OBEDIENCIA HECHA VIDA El P. Jacinto Felíu, Comisario Apostólico de las Escuelas Pías, en la carta de finales de 1846, ya mencionada, les aconseja todo un plan de actuación: “Lo primero que deben hacer, a mi modo de entender, es reconocer a una de ustedes por cabeza o superiora, a quien las demás obedezcan. Esta me parece que debe ser la primera de las señoras a quien ocurrió o Dios inspiró tan santo pensamiento. Lo segundo es determinar la casa noviciado, en donde se instruyan las novicias tanto en la vida religiosa como en las letras; porque para enseñar las letras es menester saber y para enseñar la piedad es menester ser piadoso y santo. Lo tercero es formar unas reglas o estatutos para que la que mande, sepa lo que ha de mandar, y la que obedezca sepa también lo que ha de obedecer…..”32. Los tres escalones propuestos se van a realizar, pero los caminos tomados van a ser diferentes. En buena lógica el cargo debería corresponder a Madre Paula; sin embargo se propuso que la elección de Superiora General fuese por votación y el 14 de Marzo de 1847 fue elegida para ocupar este cargo M. Felicia Clavell. Las primeras cronistas de nuestro instituto explican así lo sucedido: M. Paula “obtuvo de Dios con sus oraciones que no fuese nombrada aquel mismo año primera superiora general, cuya elección recayó por unanimidad en su paisana la Madre Felicia Clavell”33; “El espíritu humilde y sencillo de nuestra M. Paula, obtuvo del cielo con sus oraciones no regir nunca directamente y por cargo propio el Instituto en general, pero lo dirigió siempre por su carácter de fundadora”.34 En realidad no podemos conocer las razones de su retirada del 32 MORAZA PADULEZ, P. Origen y Espíritu del Pío Instituto de Hijas de María Religiosas Escolapias. Valencia, 1918, p.11 33 RODRIGUEZ URETA, A. Flores ascéticas, p.79 VIDAL, D. Reseña histórica del Pío Instituto de Religiosas Hijas de María Escolapias. Barcelona,1916, p.154 34 29 gobierno del Instituto. Este tema siempre quedará velado por el secreto, además “nadie pudo apreciar contrariedad en ella, ni queja, siempre se mantuvo ecuánime”.35 Pero, para muchas personas que la conocieron, la mayor prueba de su vida fue su generosa adhesión y obediencia a los resultados del primer capítulo general.36 Se reflejan así los elementos más significativos de su espiritualidad: total confianza en Dios, profunda humildad y heroica obediencia. Podríamos aplicar perfectamente a lo sucedido la conocida afirmación de Rahner: “insertarse en un proyecto de vida comunitaria es exponerse a un destino imprevisible”. La primera ocasión en que podemos constatar la obediencia de M. Paula a la Superiora General la tenemos en la carta que le escribió el l0 de abril para comunicarle que las Reglas que había pedido al Padre Comisario ya estaban en su poder. Son las Reglas de San José de Calasanz, de las que el padre había hecho un extracto. Es el tercer paso que el propio P. Feliu había aconsejado realizar. Correspondía a la Superiora General examinar las Reglas y Constituciones que las Hijas de María iban a practicar y M. Paula acepta con naturalidad y obediencia la nueva situación. Prueba de ello es que cierra la carta con esta despedida: “Sin más, disponga de su hermana súbdita”.37 A partir de ahora la veremos, siempre enviada por sus superiores, realizar las fundaciones de Igualada, Vendrell y Masnou y después en Sabadell como Maestra de Novicias. Desde allí fue enviada temporalmente a otros colegios cuando había que solucionar alguna dificultad. M. Paula siempre estaba disponible. Se coloca en posición de “subdita”,pero en más de una ocasión manifestó que sus deseos no coincidían con lo que habían dispuesto sus superiores, aunque la obediencia la llevase a una total aceptación. Si analizamos su postura a la luz de la teología tomista apreciamos que en M. Paula se dan los rasgos de una obediencia perfecta. En efecto, el criterio de obediencia perfecta depende para Santo Tomás de la presencia del mandato y de su completa ejecución. Lo fundamental es el modo de acoger y ejecutar el precepto. Esto puede hacerse con una doble modalidad de perfección; primeramente ejecutando su contenido por estar mandado; en segundo lugar se puede expresar un ánimo obediente más perfecto, cuando el súbdito se empeña en obedecer más allá del ámbito común; cuanto más extensivamente 35 POSITIO, p. 892 36 POSITIO, p. CXI 37 CUEVA, D. Diez escritos de Madre Paula Montal. Sabadell, 1969, p.39 30 acepta uno ser súbdito, más perfecto es en la obediencia. El perfecto obediente se muestra dispuesto a dejarse mandar, en todo por el superior, sin poner límites a su competencia legítima. Vemos que la perspectiva tomista (con influencia aristotélica) no es la de la fe, sino una consideración teológica sobre el ejercicio de la obediencia como virtud moral. En consecuencia, Santo Tomás pide que el súbdito proceda, incluso en la obediencia, valorando la bondad de lo que se le manda, asumiendo una responsabilidad crítica. El súbdito ha de ser un colaborador críticamente responsable con la autoridad, a fin de promover la verdad y el bien común.38 Los tomistas encontrarían en M. Paula un modelo consumado de dulía (obediencia debida al superior). Como hemos indicado la obediencia la llevó al Noviciado de Sabadell,desde allí seguirá atenta y activa a los procesos que vive el Instituto: se interesa por las nuevas fundaciones a las que destinarán sus novicias y recibirá con entusiasmo la aprobación episcopal y la promulgación de las primeras Constituciones de las Hijas de María. Será muy activa su implicación en el largo proceso de aprobación de las Constituciones. La correspondencia que mantiene con el P. Fucile, general de los escolapios, así lo atestigua. En la segunda carta que le envía en 1856 le recuerda: “por esto suspiramos tanto la bendición de nuestro inmortal Pontífice Pío IX: su suprema aprobación a nuestro pío instituto, es nuestro estar, nuestra dicha, nuestra última y verdadera gloria……A vuestra Paternidad interponemos para que con su poderosa influencia acelere el día en que nuestro instituto sea declarado digno hijo de la Iglesia.”39 Sus deseos de ver aprobadas las Constituciones estaban acompañados de una fiel observancia: “era observantísima de las Santas Reglas, y celosa de que todas lo fuésemos, animándonos con su ejemplo y con su palabra a mortificarnos, con la esperanza de una recompensa eterna”.40 M. Paula, ahora apartada del primer plano sigue siendo el alma del Instituto. Ella es la depositaria del carisma inicial, en ella por encima de todo actuan el amor y la gracia y siempre se desvivirá por el carisma recibido: proporcionar una educación integral a la mujer que mejore la vida familiar y social. 38 Nuevo diccionario de espiritualidad, Madrid, 1983, Voz: Obediencia, p.1008. 39 CUEVA, D. Diez escritos de Madre Paula Montal. Sabadell, 1969, p.48 40 CATÁLOGUS Religiosorum Scholarum Piarum Hispaniae….Año 1890 Necrología de M. Paula Montal 31 LA OBEDIENCIA HECHA ENSEÑANZA En Sabadell se erigió el Noviciado y M. Paula fue nombrada Maestra de Novicias. La elección para este cargo tiene un profundo valor simbólico. Allí la propia fundadora formará durante siete años a las primeras escolapias. El P. Agustín Casanova, Director General y prudente consejero de la Congregación, conocedor del alma de M. Paula, colaborará con ella en esta nueva misión. Su trabajo en común pronto recogerá frutos. En agosto de 1853 se distribuyó el libro de las Constituciones a todas las religiosas. En el capítulo quinto de las Reglas dedicado a la Maestra de Novicias se dice: “La maestra de novicias debe estar dotada de gran virtud y de mucho saber” “cuando vean una hermana que en bondad, prudencia y saber se adelanta a las demás, esta debe ser elegida Maestra de Novicias”. “….estar bien arreglado el Noviciado es el punto más interesante del Instituto, porque ha de ser el molde de todas las hermanas”. Nadie mejor que M. Paula. En la necrología leemos: “no hablaba sino de su divino Esposo, de la oración, del cielo, de los frutos de la sagrada comunión, de los deseos de la salvación de las almas, y todos esos sentimientos deseaba infundirlos en sus novicias”. Su ascendiente sobre las novicias provenía del amor que sentía por cada una de ellas, de su virtud, de su ejemplo, de la cálida fraternidad que sabía crear entre ellas, de sus dotes de formadora y de los medios que empleaba: la oración y la entrega total. M. Paula ayudaba a sus novicias a descubrir los caminos del Señor. Les enseña a progresar en la oración, en el conocimiento de Dios, en la práctica de las virtudes. Les anima a prepararse para ser unas buenas maestras que ayudasen a crecer a las niñas en vida espiritual y en formación humana. La labor de M. Paula se completaba con la dirección espiritual del P. Agustín Casanova. Conservamos la carta que escribió a una de sus novicias, en ella M. Paula nos sigue regalando su magisterio espiritual: “Lo que le encargo, hermana mía, es, que persevere en los mismos sentimientos y deseos que tenía estando en el noviciado, de adelantar en el camino de la perfección. Ya sabe que para llegar a la cumbre de la perfección hemos de practicar la santa humildad y obediencia; con solo estas dos virtudes nos uniremos con Jesucristo y tendremos la dicha de ver al amado Esposo de nuestras almas, por eternidades”. La misma carta proporciona una muestra del actuar obediente de M. Paula. Ella mantiene sus criterios, pero por encima está la obediencia “ya sabe usted, hermana mía, que mis deseos eran que hubiese podido concluir los dos años, como dicen las Santas Reglas, pero me consuelo porque no ha sido culpa mía, sino que la santa obediencia lo ha dispuesto así; hágase en todo la voluntad de 32 Dios”.41 Aquí, siguiendo a S. Buenaventura (representante de la escuela franciscana inspirada en San Agustín), queremos resaltar que la obediencia en M. Paula no es simplemente una virtud moral, sino que tiene un valor intrínseco de adhesión inmediata a Dios en Cristo como expresión y como objetivación de la fe. Más aún, en ella fue una verdadera expresión de la caridad que la movía en favor de la educación de la mujer. Lo que da su verdadero valor y su último sentido a la obediencia que practicó no es la renuncia a la propia voluntad, sino el hecho de ser una adhesión libre e incondicional, por amor, a la voluntad de Dios manifestada en sus superiores. Su deseo es imitar a Cristo obediente a la voluntad del Padre. Jesús vive su misterio de obediencia como expresión concreta y como demostración de su amor al Padre. Ese amor se expresa y comprueba en la más perfecta obediencia, en el cumplimiento fiel de la voluntad del Padre. “Yo hago siempre lo que le agrada” (Jn 8, 29). “El mundo ha de saber que amo al Padre, y que obro según el Padre me ha ordenado”. (Jn 14,31). Este es el modelo al que dirige su mirada M. Paula. De Él aprenderá que su yugo es suave, y su carga es ligera (Mt 11,28-30), porque una obediencia así vivida, una obediencia que nace del amor y en el amor tiene su término, será siempre eficaz, con la eficacia sobrenatural de Dios. PACIENCIA CARISMÁTICA DE CALASANZ EN PAULA Se ha presentado a M. Paula como “aquel grano de trigo que inspirado en el gran pedagogo San José de Calasanz,desapareció de la vista de los hombres para dar vida a un nuevo Instituto religioso,el de las Hijas de María,religiosas escolapias”42.Es una realidad la influencia de calasanz en la espiritualidad y en el carisma de M.Paula. Rasgo destacado de ambos fue su actitud de paciente valentía en la entraga a la voluntad de Dios. Calasanz y M. Paula, en su caminar por la senda del espíritu,fueron señalado algunas actitudes que les forjaron interiormente y que eran muy necesarias para el carisma recibido. Fueron necesarias grandes dosis de paciencia para crear, sotener y extender la Escuela Pía masculina y femenina. En efecto,en el punto primero de las Constituciones de los padres escolapios 41 42 CUEVA, D. Diez escritos de Madre Paula Montal. Sabadell, 1969, p.56 POSITIO, p.800 33 leemos: “la familia religiosa escolapia,….. se reconoce como obra de Dios y del afortunado atrevimiento y tesonera paciencia de San José de Calasanz”. La pacienca de Calasanz siempre se abría a la esperanza y mantenía una fe inquebrantable en el Dios del amor, que hará su obra cuando quiera y de la manera que quiera. Era una paciencia activa y amorosa que le ayudaba a realizar el camino apesar de los obstáculos, y cuando éstos crecian “era necesario pedir al Señor paciencia y más paciencia”. Una paciencia que se logra con la oración y se acompaña de la humildad: “La paciencia en el religioso y más si es superior,es muy beneficiosa y muy útil.El Señor,que da el peso que soportar,da también las fuerzas, a condición de que le roguemos humildemente y con perseverancia”. Una paciencia que convive con la paz, paz que le estimula a seguir trabajando por el bien de la niñez y juventud:“emplee toda diligencia en ser paciente y humilde.Que así se logra,incluso en provecho de los demás,la paz interior del alma,don extraordinario que da el Señor a los humildes”.43 La paciencia incluye una gran riqueza de purificación del propio corazón “soporte los agravios con paciencia….el Señor quiere probarnos por el camino de la tribulación”.Calasanz nos recuerda a S.Pablo cuando afirmaba “necesitáis paciencia en el sufrimiento para cumplir la voluntad de Dios y conseguir así lo prometido”.(Heb 10,36) Mención aparte merece la importancia que san José de Calasanz concede al valor de la paciencia en la escuela. En el nº 4 de sus Constituciones queda resumido el fundamento teológico-pastoral de la misión y seguimiento de Cristo escolapios: “en ninguna circunstancia menospreciaremos a los niños pobres sino que con tenaz paciencia y caridad, nos empeñaremos en enriquecerlos con todas las cualidades, estimulados, especialmente por la Palabra del Señor: Lo que hicisteis con un hermano mío de esos más pequeño conmigo lo hicisteis”. Es importante y significativo resaltar las muchas veces que Calasanz, recomienda la paciencia a los educadores en el trato con los niños y cómo insiste que se haga con suma caridad. La caridad es paciente, dice S. Pablo (1Cor 13,4) y precisamente por eso también Calasanz quiere que la caridad pedagógica del maestro vaya siempre acompañada de una gran paciencia, y su celo obre siempre “con prudencia santa y con mucha paciencia y compasión”. La virtud de la paciencia mantiene lejos del educador la precipitación y si él consigue, “junto con la paciencia, hacer acopio de alegría, realizará obras de gran mérito”. La paciencia es la manifestación práctica de la caridad. El propio Calasanz indica la finalidad y función de la paciencia en la actividad 43 CUEVA, D. Calasanz mensaje espiritual y pedagógico. Madrid,1973, p. 284 34 pedagógica: el educador “tiene necesidad de una paciencia grande para saberse servir del talento que descubra en los súbditos, y saber además, con afecto paternal, poner remedio a las faltas e imperfecciones, exhortándolos uno a uno”. La paciencia crea aquella atmósfera espiritual sin la que sería difícil toda actividad educativa. Teniendo paciencia difícilmente se perderá la esperanza en la enmienda del educando. Nunca se llegará a un rompimiento con él, porque “se hace más exhortando que imponiendo”. Paciente como es el maestro escolapio, sabrá “compadecerse de la debilidad de los súbditos, y con amor de padre advertirles y enmendarles”.44 En M. Paula encontramos una sintonía esencial con la paciencia calasancia en su vida y en su obra. Paciencia activa y amorosa apesar de los obstáculos es la que muestra Paula cuando solicita, junto con sus compañeras, al papa Gregorio XVI la concesión de un oratorio privado para la escuela de Arenys.En la solicitud,fechada en 1843, hacían resaltar su dedicación a la tarea educativa con una orientación religiosa,su deseo de “darles una religiosa y sana educación”, de la que querian que participasen los padres de las alumnas. A su vez expresan que el grupo solicitante viven comunitariamente y un oratorio les ayudaría a cultivar mejor su vida espiritual.La concesión se otorgó el 19 de enero de 1844 con la extensión del mismo a cualquier ciudad de la diocesis de Gerona donde se estableciesen,por lo tanto era aplicable en Figueras. Pero el Breve se había obtenido sin seguir los trámites de la legislación española y por tanto no se podía ejecutar.En vista de lo cual acudieron de nuevo a Roma para conseguir un nuevo Breve acorde a los requisitos de las leyes vigentes. Es un inconveniente que supone dilatar en el tiempo la consecución de un anhelo, pero Paula es tenaz y paciente,tiene clara conciencia de la educación que desea transmitir, por eso precisa el oratorio como medio esencial para dar a sus alumnas una profunda educación cristiana, y no cejará en el empeño.La concesión definitiva se firmana el 13 de marzo de 1846.45Desde el inicio de las gestiones han trascurrido tres años de paciente espera. La pequeña semilla se abría paso en medio dificultades, pero no olvidemos que la paciencia perfecciona las obras (St. 1, 4). Importantes fueron las dificultades que se presentaron en los inicio de la fundación de Sabadell, pero la caridad a todo se acomoda y todo lo soporta. “A pesar de ir recomendadas por el alcalde.......no dejaron de experimentar muchas molestias y escasez de lo más preciso, particularmente en los dos 44 SÁNTHA, G. San José de Calasanz, obra pedagógica. Madrid, 1956, p.86 45 POSITIO, p.47 35 meses primeros que se instalaron en una casa destartalada, abierta al frío de la noche”.46 Estos hechos nos muestran una paciencia acompaña de humildad y pobreza, pero una paciencia fortalecida por la paz que transmite la convicción de que la obra de Dios se realizará. Muestra de su paciencia siempre abierta a la esperanza es la, ya citada, correspondencia que mantiene con el P. Fucile, motivada por el ofrecimiento que hizo de presentar las Constituciones al Sumo Pontífice para su aprobación. En una carta de 1855 le comenta: “Hace más de 18 años que esta su súbdita y hermana tiene unos deseos tan grandes de que podamos ser unas verdaderas Religiosas Escolapias”. En la cuarta carta de esta correspondencia fechada en Junio de 1857, ante un avance en el proceso M. Paula escribe: “Qué gracia tan grande si podemos merecer la aprobación apostólica de nuestro Santísimo Padre Pío IX! Gracia digo, tantos años a deseada”.47 Más de dos años han transcurrido entre estas dos cartas. Es evidente la paciencia activa de M. Paula y la firmeza de propósito a pesar de los obstáculos. Todavía será precisa una larga espera, hasta el 7 de enero de 1887 no se aprobarán definitivamente las Constituciones por León XIII. Dio claras manifestaciones de paciencia orante y obediente ante las circunstancias difíliles, e incluso dolorosas, que se presentaron en su vida. La paciencia unida a la fortaleza, le llevó a aceptar con serenidad todo tipo de sufrimientos. Fiada siempre en el providente amor de Dios, sabe mantenerse activa y fiel, sabe encarar cada obstáculo y continuar amando. Recuerda que el Señor dijo “bienaventurados los pacientes” (Mt 5,4). Si M. Paula buscó un modelo de paciencia encontró el mejor de ellos en la cruz. El amor de Cristo en la cruz es un amor lleno de compasión y de paciencia que disculpa, perdona y espera. (Ef. 2, 16). De su paciencia pedagógica son muchos los testimonios que tenemos:“iba de clase en clase visitando a las alumnas.Cuando encontraba a alguna cuyo comportamiento dejaba que desear,o por su conducta o por su aplicación,le reprendía;pero lo hacía con un amor y caridad de tanto celo,que infundía deseos de mejorar en la conducta y en el estudio y, al propio tiempo consolaba”48.Con amor y paciencia se ocupaba de todas las niñas orientándolas y estimulandolas. Las alumnas percibían en M. Paula aquellos sentimientos que San Pablo aconseja: “Revestíos de sentimientos de tierna compasión, de bondad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia”. (Col. 3,12). Para las 46 POSITIO, P.639 47 CUEVA, D. Diez escritos de Madre Paula Montal. Sabadell, 1969, p.55 48 POSITIO, p. 863 36 niñas la mansedumbre y la paciencia eran lo más visible y lo más agradable de su caridad, eran lo que constituía su encanto. Indudablemente el amor encuentra en la paciencia una de sus mejores expresiones. 4.3. TERCER PERIODO DE SU VIDA: 1859-1889 - “HAGÁSE EN TODO LA VOLUNTAD anonadamiento de M. Paula. DE DIOS”: el - PRUDENCIA DE UNA CONSEJERA, DISCRECIÓN DE UNA PROVINCIAL. - LA PACIENCIA TODO LO ALCANZA -OBEDIENCIA QUELA LLAMA, ANIMA Y ACOMPAÑA “HAGÁSEA UN EN DIOS TODO VOLUNTAD DE DIOS”: anonadamiento de M. Paula el “Muchas virtudes practicó M. Paula en Olesa de Montserrat, sin embargo deben citarse tres fundamentales: presencia de Dios casi continua, completa conformidad con la voluntad de Dios, y grandísima confianza en su providencia”.49 Una vez más la obediencia se hace vida y M. Paula marcha a Olesa como superiora de la nueva fundación y directora del Colegio. Comienza la última etapa de su vida, el periodo de mayor crecimiento espiritual. Años de retiro, de ocultamiento, de oración y de verdadera fecundidad. Años en los que se centra en lo esencial. Allí en obediencia plena, su proceso de anonadamiento le permitirá decir: “hágase en todo la voluntad de Dios”. Y en la “brisa suave” de las montañas de Olesa encontrará el impulso definitivo hacia su Señor, ya que: “si por la obediencia de Jesucristo fuimos justificados (Romanos 5, 19), por la obediencia personal recibimos el Espíritu Santo, que Dios otorga a los que le obedecen”. (Hechos 5,42) Para profundizar en el sentido de la obediencia a la voluntad de Dios propio de M. Paula es necesario hacer hincapié en su modelo: Cristo obediente, que “se 49 Summarium Paula Montal. Roma 1985, p.65 37 humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios le exaltó y le concedió el Nombre sobre todo nombre” (Filipenses 2,8-11). Jesús es la personificación de la obediencia. Es “el Obediente”. Toda su vida es un misterio continuado y radical de obediencia al Padre. Tiene clara conciencia de ello, lo afirma y proclama abiertamente: “Mi alimento es hacer la voluntad del Padre que me ha enviado, y llevar a cabo su obra” (Jn 4, 34). “El mundo ha de saber que amo al Padre y que obro según el Padre me ha ordenado” (Jn 14, 31). “No se haga mi voluntad, sino la tuya”. (Lc 22,42; Mt 26,42). La obediencia de Jesucristo tiene dos facetas fundamentales: reconocerse en el centro del plan del Padre y aceptar incondicionalmente el plan divino con todas las consecuencias. Podría describirse la obediencia de Jesús diciendo que fue: sumisión total en amor filial al querer del Padre, manifestado y discernido a través de mediaciones humanas. Si en la vida de Jesús no hubieran existido mediaciones humanas, porque el Padre le hubiera manifestado su voluntad directamente, no podría ser modelo de obediencia. Pero resulta claro en el Evangelio que, a lo largo de toda su vida, existieron múltiples mediaciones a través de las cuales conoció y acogió siempre la voluntad del Padre, en docilidad activa. Jesús vivía atento para percibir cualquier signo de la voluntad del Padre, y como tenía “hambre y sed de justicia” y era “limpio de corazón”, reconocía realmente esa voluntad. (Mt 5, 6.8). En la obediencia de Cristo, como en la de M. Paula, podemos observar las siguientes notas: a) Supone una misión, una comunicación de la voluntad divina, que es voluntad salvífica, voluntad de amor. b) La respuesta a la misión, a la vocación, es una respuesta de obediencia, que se transforma en la aceptación incondicional del plan divino. c) La respuesta de obediencia supone fe en la misión, en la Palabra de Dios, conciencia de haber sido enviado. d) El querer de Dios se manifiesta a través de mediaciones, pero no son término del acto de obediencia, sino posibilitadores que ofrecen la certidumbre de obedecer a Dios. e) La obediencia es responsable y activa. Está abierta a colaborar con las mediaciones en el proceso de discernimiento y de decisión. M. Paula lleva muchos años en el seguimiento de la voluntad de Dios, desde 38 muy joven entregó su libertad a la causa del Evangelio. Ahora el colegio de Olesa se ha convertido en su centro de actividad. Desde allí ejercerá su misión al servicio de las niñas y de las familias más vulnerables, y podrá darles un amor lleno de comprensión y misericordia que proviene de su propia obediencia al querer de Dios. Ahora el crecimiento en libertad interior, obra de la obediencia al Espíritu, llegará a su plenitud. Su alegría, su bondad y su paz, a pesar de dificultades y serios contratiempos, muestran el encuentro y el seguimiento de esa realidad escondida que es la voluntad del Padre. El otro gran modelo de obediencia es María de Nazaret. Ella es la Mujer Nueva, obediente en la fe, en continua meditación y conjunción de su voluntad con la de Dios. M. Paula, unida y apoyada en María, llega a una disponibilidad total. El “He aquí la esclava del Señor” de María, tantas veces meditado, orado y aplicado a sí misma, desde los iniciales tiempos de Arenys, ha llegado a su mayor profundidad. De nuevo, y con plena certeza, ha resonado en el corazón de M. Paula: “el Señor está contigo” (Lucas 1, 26-38). PRUDENCIA DE UNA CONSEJERA, DISCRECIÓN DE UNA PROVINCIAL Son muchos los acontecimientos que pusieron a prueba la prudencia de M. Paula en el periodo de Olesa de Montserrat. Sin embargo, con gran tacto, logra vencer dificultades y buscar la paz y la unión. Su habitual prudencia había contribuido a crear en ella una personalidad recia y perseverante, capaz de tener un trato justo y lleno de generosidad hacia los demás. Sabe poner cada día, hasta en los detalles más mínios, toda la fuerza de su amor. El amor no ocasiona cisma, el amor no se subleva, el amor todo lo hace en armonía. M. Paula cuenta con esa sabiduría que es don de Dios, y que se refleja en la vida. A pesar de que Olesa es un lugar apartado no adopta una actitud de lejanía o de desinterés, sino que sigue muy pendiente de las novedades que suceden en el Instituto. Desde allí se informa de los nuevos brotes que van surgiendo, de las nuevas fundaciones que difunden el carisma escolapio. Goza, apoya e incluso contribuye económicamente cuando le es factible. Sabemos que colaboró con una importante cantidad de dinero a sufragar los gastos de la fundación de Barcelona en 1862, a pesar de la pobreza con que se vivía en Olesa, “porque en la casa de Olesa Dios nos ayudará”.50 M. Paula poseía la sabiduría del Espíritu, misteriosa, escondida, revelada a los 50 POSITIO, p.895 39 pequeños, que le llevaba a actuar desde el amor sin medida al Reino, desde el deseo de aunar fuerzas para la misión, de buscar siempre la aproximación de voluntades. Su corazón seguirá alegrándose con las nuevas fundaciones: Carabanchel (Madrid), Lucena (Códoba), Alcíra, Bujalance, Villanueva y Geltrú, Zaragoza (4 enero 1883) y Córdoba, aunque a Olesa sólo lleguen ecos lejanos. Ocasión para demostrar su prudencia y su valiente entrega fueron las fuertes convulsiones anticlericales que España vivió en el periodo de la 1ª República y que zarandearon la población de Olesa. Como superiora de la comunidad se ocupó de velar por la seguridad de las hermanas, y vio la conveniencia de que abandonasen la población hasta que los acontecimientos volvieran a discurrir por cauces normales. Sin embargo, ella opta por permanecer cerca del colegio. Es palpable que M. Paula cuenta con “espíritu de prudencia y sabiduría, espíritu de consejo y valentía, espíritu de ciencia y temor de Yahvé” (Is 11,2). Su prudencia se manifestó no solamente en estas situaciones excepcionales sino en la cotidianeidad de las actividades del colegio de Olesa. A su forma de ser y de actuar prudente y equilibrada, le acompañaba otra cualidad: la parsimonia verbal. En efecto, poseía un carácter vivo y activo, que sabía combinar con una actitud prudente y que completaba con un corazón generoso; estas cualidades le permitían, en el despliegue de su actividad diaria, ser “prudente en el hablar”. Sus palabras eran siempre ponderadas y constructivas. Son muchos los testimonios que avalan esta afirmación: “En el trato era muy prudente y parca en el hablar; en Olesa la elogiaban las familias por esta virtud.”51 Cuestión a la que debemos prestar particular atención por su relevancia fueron las relaciones que M. Paula mantuvo con M. Francisca de Domingo. “Las relaciones y largos contactos que tuvo que tener con ella fueron la consagración plena de su extraordinaria prudencia. Así, en su actuación como maestra de novicias, asistenta general y superiora provincial de Cataluña, y superiora de Olesa”.52 En el capítulo general celebrado el 24 febrero 1871 fue elegida Superiora General M. Francisca de Domingo. Madre Felicia Clavell quedó como una de las Consultoras. Cuando falleció, el 18 de marzo de 1874, debía cubrirse rápidamente el cargo que dejaba vacante, pero dejaron transcurrir cinco meses antes de nombrar a M. Paula Consultora General. A su vez, el 14 de septiembre fue nombrada Provincial de Cataluña. La 51 POSITIO, p. 866. 52 POSITIO, p. XCIX 40 Congregación tenía que dividirse en Provincias y era necesario nombrar las respectivas Superioras Provinciales. El retraso en el nombramiento de Superiora Provincial de Cataluña también fue notorio. Sorprendentemente el nombramiento lleva consigo el siguiente comentario: “Yo bien conozco que V.R. no está para trabajar y que su edad necesita un completo descanso, pero atendiendo a que la Superiora General está en Cataluña, V. R. tendrá poco que hacer, y únicamente hemos pensado, al hacer esta elección que debía recaer en V.R. como un honor debido a la iniciadora de nuestra Congregación”.53 Estos cargos los ocupó M. Paula hasta el 28 de febrero de 1877, fecha del segundo capítulo general. Continuó como superiora de Olesa hasta marzo de 1883, fecha del tercer capítulo general, al que ya no asistió. Resulta una realidad evidente que el destino a Olesa la apartaba de la toma de decisiones fundamentales para la Congregación, y que los cargos para los que se le nombró y el contenido que se les dio no suponían ninguna rectificación, sino remarcar su desplazamiento. Si analizamos estos nombramientos encontramos que le ocasionaron preocupaciones, sufrimientos e incomprensiones, junto con abundantes oportunidades para ejercer la discreción y la prudencia. Es imposible decidir rectamente sobre lo que se debe hacer si no hay un esfuerzo sincero por buscar y acoger la verdad. Esto exige valorar la situación y decidirse personalmente según la verdad, que en último término es Cristo. Sólo el prudente puede actuar así. La prudencia enlaza en la acción personal la realidad y el deber. Pero para poder conocer la verdad sobre la realidad, para ver las cosas como son y aceptar y reconocer su verdad, es necesaria una actitud interior de humildad. M. Paula, contemplada tantas veces como modelo de humildad, se nos presenta ahora como modelo de prudencia. La prudencia va acompañada de virtudes para el gobierno y el consejo como la synesis, virtud que conduce al buen juicio y que no era ajena a M. Paula. Veamos alguna ocasión en la que ese buen juicio se puso de manifiesto: “Destaca el tono y equilibrio de su comportamiento en el asunto de la “toca”, tal y como queda plasmado en la instancia que dirigió al nuncio de su santidad”54 La cuestión surgió cuando la superiora general decidió cambiar la forma de la toca, desestimando lo que decían las Constituciones. Esta decisión arbitraria produjo enfrentamientos en la congregación. M. Paula comprendió que era lo más prudente aceptar la decisión y aconsejar que se siguiera; pero, como consejera general, acudió a la Santa Sede y consultó el problema, mostrándose de antemano obediente a cualquier decisión. 53 54 RABAZA, C. Alma humilde. Barcelona.1933. p.295 POSITIO, p. XCIX 41 La Santa Sede aprobó el cambio y así puso fin a un incidente que podía haber tenido consecuencias negativas. M. Paula, con buen juicio y altura de miras, buscó combinar obediencia a la superiora general y a las Constituciones y optó por discernir la situación con quien realmente podía dilucidarla. La tranquilidad de conciencias se restituyó y la autoridad moral de la fundadora quedó en evidencia. LA PACIENCIA TODO LO ALCANZA M. Paula vive cada día en mayor intimidad con Dios, sabe leer cuanto acontece desde una dimensión profundamente espiritual, ha aprendido a superar los criterios y juicios meramente humanos. Ella podría hablar de dificultades pero también nos diría que han sido cauce para descubrir las riquezas a las que conduce la paciente confianza en el Señor. “Nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia”. (1 Rom 5,3). En la sencillez de la vida cotidiana, en el cumplimiento de los encargos que le encomiendan y a través de la profundidad que ha adquirido en la oración, su alma va ascendiendo en plenitud. Dios está en el fondo de su ser y de su hacer y es claramente perceptible en su vida. En su camino personal de oración M. Paula fija sus ojos en la experiencia y doctrina de Juan de la Cruz y Teresa de Jesús, los cuales reivindicaron en su tiempo el valor de la espiritualidad de la experiencia.En las obras de Santa Teresa encuentra M. Paula a una mujer que,como ella, busca y anhela el encuentro personal e íntimo con Dios, que habita en el interior de cada persona y que está deseando entablar con cada uno una relación de amistad, de amor. Sabemos sin lugar a dudas,por testimonios conservados, que “tenía entusiasta devoción a Santa Teresa”.55 En Olesa M. Paula compartirá su experiencia espiritual y se transformará, como Teresa, en mujer de absolutos. De todos y de nadas, de sólo Dios. Su maestra y consejera espiritual le diría en un murmullo de intimidad: “Paula que nada te turbe...", y le permitiría profundizar en su experiencia mística. A Santa Teresa la voz que escucha en su interior le ha dicho: "No hayas miedo, hija /que Yo soy / y no te desampararé". En el libro de la Vida la santa lo comenta así: "Paréceme que, según estaba (yo), eran menester muchas horas 55 SORIANO BARÉS. M. Madre Paula Montal fundadora de lãs religiosas escolapias. Madrid. 2010 42 para persuadirme a que me sosegase, y que no bastare nadie. Heme aquí con solas estas palabras sosegada, con fortaleza, con ánimo, con seguridad, con una quietud y luz, que en un punto vi mi alma hecha otra... ¡Oh, qué buen Dios!"56. Teresa sabe que ese “no hayas miedo” está refrendado por el "Yo soy" de la Biblia, y que el “nada te turbe” es claro eco de las palabras de Jesús a los amedrentados discípulos, momentos antes de la Pasión: "que no se turbe vuestro corazón” (Juan 14,1). Y Teresa prosigue expresando su experiencia mística con palabras bíblicas que habían pasado desde el Libro Sagrado a su alma: “Nada te espante”, porque, frente al espanto de las dificultades, se le conmueve de gozo el alma, "espantada (asombrada) de la gran bondad y magnificencia y misericordia de Dios". (Vida, 4,10). “Todo se pasa”, eco del "pasa este mundo" (1Cor. 7,31) y de las palabras de Jesús: "cielo y tierra pasarán" (Mt. 34,25), seguidas de la eterna vigencia de la Palabra de Jesús. “Dios no se muda”. El Señor y su verdad permanecen para siempre (Salmo 116, 2). La fidelidad de Dios en la amistad contrasta con la versatilidad de las amistades humanas: "Vos sois el amigo verdadero... Todas las cosas faltan. Vos, Señor de todas ellas, nunca faltáis..., que ya tengo experiencia de la ganancia con que sacáis a quien sólo en Vos confía" (Vida, 25,17). “La paciencia todo lo alcanza”. Teresa recuerda así la promesa de Jesús a los discípulos, junto con el anuncio de persecuciones: "con vuestra paciencia poseeréis vuestra alma, vuestra vida" (Lc. 21,19). “Quien a Dios tiene nada le falta, ¡Sólo Dios basta!”. Lo medular y absoluto del mensaje es "¡sólo Dios!".El “sólo Dios basta” de la contemplativa y mística Teresa. El amado Esposo de la contemplativa y mística Paula. Los absolutos que reflejó Santa Teresa en este poema como concreción de una experiencia de vida: tres nadas, dos todos, un único Dios; también los va a encontrar M. Paula en Olesa. Allí experimentará la “nada” de la marginación, de la desconsideración, del sufrimiento pero supo aceptarlo como un vaciamiento que purifica y plenifica, que llena de paz interior y que ayuda a ascender por el camino de santidad. Por eso, nada te turbe, nada te espante, porque nada te falta. 56 S. Teresa de Jesús. Obras Completas. BAC, Madrid, 1954. Vida. 25,18. 43 El Señor, que no se deja ganar en generosidad, le va a regalar los “todos” por los que “de noche y de día le estoy clamando al Todopoderoso”57: la aprobación de la Congregación por el papa Pío IX (9 de mayo de 1860);la aprobación civil de la Congregación por la reina Isabel II (19 de junio de 1865); la aprobación “ad experimentum” de las Constituciones por el mismo Pío IX (17 de junio de 1870), y la aprobación definitiva de las Constituciones y Reglas por León XIII (7 de enero de 1887), dos años antes de su muerte. Dios permitió que M. Paula pudiera palpar la veracidad de la experiencia teresiana: “Todo se pasa” sufrimientos, incomprensiones, retrasos, ya que “la paciencia todo lo alcanza”. Ya se acerca el “todo está cumplido” (Jn 19,30) la misión de M. Paula va concluyendo, únicamente ve quedando el Todo con mayúsculas, el ¡sólo Dios!,el único deseo: “tendremos la dicha de ver al amado Esposo de nuestras almas, por eternidades”.58 Todavía será preciso afrontar con paciencia la ancianidad y sus secuelas de enfermedades. Son muchos los testigos que se admiraron de la paciencia de M. Paula ante el dolor y la enfermedad. “Sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia” (2 Santiago1,3). Su fe era tan viva que estas limitaciones eran para ella “regalos de su amado Esposo”59 y pedía que la ayudaran a darle las gracias. Sabe convertir el dolor en bendición, y esto nos prueba el alto grado de intimidad con Dios en el que vive. Verdaderamente el Espíritu del Señor le ha concedido el don y el fruto de la paciencia. (Gál 5,22-26). 57 CUEVA, D. Diez escritos de Madre Paula Montal. Sabadell, 1969, p.46 58 CUEVA, D. Diez escritos de Madre Paula Montal. Sabadell, 1969, p.56 59 Pensamientos de Madre Paula Montal. Espiritualidad Escolapia Nº 2, Roma1993. 44 V.- ESPIRITUALIDAD 45 - ENCUENTRO CON EL DIOS VIVO: PRINCIPIO DE LA PRUDENCIA - LA SANTA OBEDIENCIA: CAMINO DE CONFIGURACIÓN CON CRISTO - AMOR PACIENTE Y CREATIVO: IMPULSO DEL ESPÍRITU La espiritualidad es una respuesta consciente de cada ser humano al proyecto que Dios tiene sobre él.60 La espiritualidad de Madre Paula está firmemente apoyada en la espiritualidad calasancia y en un carisma educativo que busca la formación integral humano cristiana de la mujer. Adentrándonos en esta rica espiritualidad, venimos haciendo referencia a los momentos y situaciones en que las virtudes, prácticas y existenciales, de obediencia, prudencia y paciencia, necesarias en su vocación y en su carisma, fueron visible expresión de su fe. Ahora trataremos de profundizar en el don recibido, y en el matiz diferencial que M. Paula imprimió a estas virtudes, como parte de su legado espiritual. Cada espiritualidad tiene en su origen un distintivo trinitario. La Santa Trinidad, perfecta comunidad de amor, suscitó en el corazón de M. Paula un encuentro con el Dios vivo que la condujo a configurarse con Cristo obediente y a la paciente búsqueda de nuevas expresiones del Espíritu, impulsada por la fuerza creativa del amor. 60 PÉREZ MARÍN, Mª D. Paula Montal, biografía, espiritualidad y carisma. Córdoba, 2010, p.102 46 ENCUENTRO CON EL DIOS VIVO: PRINCIPIO DE LA PRUDENCIA La prudencia es un don que Dios siembra y hace crecer en el corazón día tras día, pero son necesarias la meditación y la oración para acogerla y vivirla El don de Dios necesita la respuesta humana. En Cristo encontramos la prudencia perfecta: la que convierte la vida en un servicio a los demás por amor. La medida de la prudencia evangélica la da un amor sin medida al Reino, “Buscad primero el Reino y su justicia, y todas las cosas se os darán por añadidura” (Mt 6, 33). La Prudencia refleja un corazón sabio porque se apoya en Dios para actuar en su vida. El corazón prudente poseerá la ciencia (Prov 18, 15), y esa ciencia es la del amor de Dios. La espiritualidad de M. Paula tiene un importante componente de prudencia. Llevar adelante su misión en favor de la promoción de la mujer supuso tener entendimiento y sabiduría práctica (“prudente” del griego “phronesis”) y ante todo saber aceptar los acontecimientos desde la óptica de Dios. - Su prudencia está unida a la fidelidad a Dios. (Mt 24, 45-51) M. Paula es la “sierva fiel y prudente” que ama a su Señor sobre todas las cosas y que le sirve en lo que le indica y como le indica, que no escatima ningún esfuerzo para satisfacer las responsabilidades que le ha conferido y que no entorpece el proceso aunque se le ocasione el dolor de prescindir de ella. - La prudencia de M. Paula tiene un fuerte componente de audacia, que no excusa el riesgo necesario para seguir los designios de Dios, que incluso la lleva a ir contra corriente y a parecer insensata. Recordemos los medios materiales con los que llegó a Figueras y la poca comprensión que recibió. - El amor de caridad y la justicia le hacen ser prudente. La prudencia “es el amor que sabe discernir lo que es útil para ir a Dios de lo que puede alejar de Él” (S. Agustín). M. Paula siempre tratará de dejar un bien en las personas con las que entre en contacto. Su actitud será edificadora del espíritu y producirá un acercamiento hacia Dios. Salvar las familias enseñando a las niñas es el camino de caridad y justicia que quiere recorrer M. Paula - Su Prudencia es, como no podía ser de otra manera, humilde. Reconoce la propia limitación, siempre ha admitido que no podía avanzar sola, por eso desde su juventud ha consultado, se ha dejado aconsejar; no olvidemos “al padre Definidor” y sus decisivas intervenciones. Desde que conoció a los padres escolapios fue a ellos a los que consultó la prudente y humilde M. Paula, en ellos encontró unidad de deseos y consejo recto y sabio. 47 - Prudencia y sencillez casan muy bien en M. Paula, sus actos tienen la sencillez propia de la sabiduría. Dios está cerca de los sencillos y de los limpios de corazón, (Mt. 5, 4-8).Son seguidores de la voluntad divina y generan confianza en los más necesitados. - En muchas ocasiones es necesario tomar postura, opinar, porque se necesita llegar a una determinación pronta y oportuna. “El hombre juzga justamente cuando deja que la verdad de Dios se convierta en la regla y medida del propio querer y obrar” (S. Tomás). Ésta es una de las labores de la prudencia, conducir a juicios justos, a saber discernir entre lo bueno y lo mejor, y a ponerlo por obra cuanto antes, especialmente cuando está en juego el bien de los demás. M. Paula hasta el capítulo de 1847 tuvo que tomar numerosas decisiones, tuvo que examinar prudentemente las circunstancias y juzgar justamente. Incluso en las responsabilidades que asumió como Consejera General su prudente y justa actuación llevó a solucionar la complicada situación que provocó el cambio introducido en la toca de las religiosas. - La Prudencia que vivió M. Paula lleva consigo el perdón, porque sabe que para mantener una vida de buenas relaciones se debe perdonar. Se olvidará de sí misma, de agravios recibidos y asumirá su responsabilidad de fundadora, de depositaria de un nuevo carisma, siendo luz de vida, luz de amor y de paz para sus hermanas. - La prudencia es esencialmente discreta y en el caso de M. Paula esta actitud no pasó desapercibida y fue positivamente valorada: “Destacaba en ella la virtud de la prudencia, pues hablaba muy poco…cuando hablaba con los familiares de las niñas nunca se excedía en preguntas indiscretas y menos en palabras inútiles”61 Finalmente vamos a señalar que S. Pablo en la epístola a Tito le apremia a que enseñe lo que es conforme a la sana doctrina, y le sugiere la colaboración que puede tener de las propias mujeres. “Las ancianas sean en su porte cual conviene a los santos ….maestras del bien, para que enseñen a las jóvenes a ser amantes de sus maridos y de sus hijos a ser sensatas, castas, hacendosas, bondadosas....” (Tito 2,4- 5). En definitiva, cómo deben comportarse y vivir la vida cristiana. San Pablo intuyó el decisivo papel de la mujer en la familia y señaló la necesidad de que fueran educadas en actitudes prudentes. M. Paula quiso salvar, quiso llevar la sana doctrina, a la familia precisamente educando a la 61 POSITIO p.865 48 mujer. La prudencia es decidida, emprendedora, justa, humilde y comprensiva, pero tan discreta que puede pasar inadvertida, como M. Paula. LA SANTA OBEDIENCIA: CAMINO DE CONFIGURACIÓN CON CRISTO Según la doctrina espiritual de San Buenaventura la obediencia a Dios se hace posible en virtud de un don divino, gracias a su voluntad salvífica, por su gratuita benevolencia. Dios salva al hacer a los hombres conscientes de su voluntad, al constituirlos capaces de obedecer sus designios, al destinarlos a convivir en su intimidad. La obediencia, como otros valores religiosos, ha tenido su inculturación a través de la historia. Al describir la obediencia de M. Paula no se puede obviar la influencia de la mentalidad de su época, por eso no es extraño que hoy nos llame la atención alguna de sus manifestaciones. Pero al releerla, libre de ropajes externos, queremos descubrir su propia interioridad y su dinamismo. Detrás de ese sometimiento a la norma, a la autoridad, descubrimos que la clave es la fe y la búsqueda de la voluntad de Dios. En M. Paula obedecer a Dios, obedecer a Jesús y su Evangelio, y obedecer a las Constituciones se identifican. Las Constituciones son el marco donde resuena la voz y el ejemplo de Jesús con los matices carismáticos de las Hijas de María, Escolapias. “Dios comunicó a nuestra R.M. Paula Montal el espíritu del fundador de las Escuelas Pías y fueron los hijos de éste los que le dieron a la R. Madre el tesoro de las Reglas y Constituciones que habían recibido de su santo patriarca”62. Las Constituciones de 1853, nuestro principal documento fundacional, eran para las escolapias, la cristalización del Evangelio, reconocida por la Iglesia como mediación autorizada de la voluntad divina. En el capítulo de la obediencia la espiritualidad calasancia sigue una tradición espiritual que conduce al primer capitulo de la Regla de San Benito que, a su vez, recibe en este tema el influjo de Casiano. Por él llega a occidente la 62 MORAZA PADULEZ, P. Origen y Espíritu del Pío Instituto de Hijas de María Religiosas Escolapias. Valencia, 1918, p.2 49 tradición monástica oriental que coloca la obediencia en el ámbito de la fe. Nuestra primeras Constituciones presentan así la obediencia: El voto de obediencia consiste en prometer a Dios que por él se obedecerá a la voluntad de los legítimos superiores en todo lo que mandaren según las Reglas y para el mejor gobierno y prosperidad de la Congregación. Consideren todas, que es muy grande el mérito de la obediencia, y que en el exacto cumplimiento de ella consiste principalmente la profesión religiosa. Para adentrarnos en el conocimiento de la obediencia de M. Paula tenemos su itinerario vital, recorrido en el capítulo anterior, los numerosos testimonios que la acreditan y el capítulo sobre la obediencia de las Constituciones, que reproduciremos, ya que M. Paula trabajó activamente en la adaptación del texto de las Constituciones de S. José de Calasanz y era considerada la Regla viva. Podemos distinguir las siguientes notas en la obediencia de M. Paula: -Su obediencia fue teologal. La fe en Dios le da todo su sentido y valor. El fundamento íntimo de la obediencia es esa realidad mandada en la que se manifiesta el querer divino, y que le impulsa a seguir la evidente voluntad de Dios. -Era una obediencia Cristológica. En el centro de su obediencia está el amor a Jesús, el deseo de agradar a “su amado esposo”. M. Paula conoce bien estas palabras:“El que quiera venir en pos de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz de cada día y me siga”. (Lc 9,23) -El amor impregnaba su obediencia, amor a la voluntad de Dios y al carisma recibido. La obediencia era un modo de servir a Dios, a la Iglesia y a la misión. 69. Diciendo Jesucristo nuestro Señor: No he venido a hacer mi voluntad, sino la de mi eterno Padre; parecerá gran necedad el que alguna en nuestra Religión presuma hacer su voluntad, sino antes bien abracen todas de unánime consentimiento la sincera obediencia, la cual sola, según S. Gregorio, planta en el alma las demás virtudes, y plantadas las conserva. 70. Y así todas respeten a la Superiora como a Madre y la obedezcan entera, pronta y varonilmente; y con la debida humildad, sin legítima excusa o murmuración. 71. Lo que lograrán fácilmente, si procuraren reconocer y considerar en cualquiera superiora a Jesucristo nuestro Señor, aunque mande cosas 50 difíciles y repugnantes al sentido: habiendo dicho el mismo Cristo a los superiores: El que a vosotros oye a mí me oye: y el que a vosotros desprecia a mí me desprecia. Deberá pues la buena religiosa no aguardar a que la superiora le mande cosa alguna con severidad por escrito o de palabra, sino bástele alguna señal, que indique la voluntad de la superiora, sin que ésta le mande expresamente, considerando que se obedece a una persona por el mismo Dios, a quién se debe un amor sumo: para que así se proceda en todas las cosas con amor, y sin temor de perturbación. 72. Acostúmbrese pues a no mirar quien es la persona a quien obedece, sino antes bien quien es aquel por quien y a quien obedecen en todos los superiores, que es Jesucristo nuestro Señor.63 -La obediencia de M. Paula fue total, sin reservas. Una obediencia en ocasiones heroica, en la que primaba la visión sobrenatural y la identificación con Jesucristo. “…haciéndose obediente hasta la muerte y una muerte de cruz”. (Filp 2,8) Tuvo que suponerle numerosos actos de fe y de amor para seguir adelante y poner por obra el mandato recibido. -Era una obediencia sencilla que supo aceptar de corazón la mediación humana. La obediencia a Dios no queda velada por otras obediencias, al contrario, se manifiesta en ellas: “todo lo que hagáis, hacedlo de buena gana, como obedeciendo al Señor y no a los hombres”.(Colos. 3, 23) 73. Si a alguna se le mandare alguna cosa que le pareciere exceder sus fuerzas, si esto es manifiesto, no lo rehúse; sino obedezca humildemente confiada en el Señor: pues su poder brilla en ayudar nuestra flaqueza. Pero si su debilidad o ineptitud esta oculta a la superiora, déle a entender con humildad, agrado y claridad, que es lo que la detiene para encargarse de aquel oficio, y no vuelva a instar más a la superiora sobre esto, sino que espere humildemente su disposición. 74. Todas con entera obediencia dejen a la misma superiora disponer libremente de sí mismas, y de todas las cosas que usan con licencia, no repugnando de modo alguno, ni manifestando de ninguna manera juicio contrario al de la superiora, para que por la unión de un mismo parecer y voluntad, y por la debida sumisión, se conserven mejor y adelanten en el servicio divino. 63 Constituciones 1853 51 76. Pues las almas religiosas, como dice Casiano, deben de tal manera preferir la obediencia a todas las demás virtudes, que quieran padecer antes todos los daños, que violar en cosa alguna el bien de la obediencia. 77. Y no sólo se ha de obedecer humildemente a la superiora de la casa en que se está, y a los superiores mayores de la Congregación, sino también a los sustitutos de ellos en las cosas que tocan a sus oficios. 78. Y todas tengan por cierto que no pueden errar, en donde sin embargo no hubiere pecado, cuando ejecuten la voluntad de la superiora; sino que hacen una cosa muy agradable a Dios, dejándose llevar y regir de la Divina Providencia por medio de sus superiores. 79. Cumplan todas cualesquiera penitencias o mortificaciones, aunque se las impongan por defecto no culpable. 80. Ninguna se atreva a enviar cartas fuera de casa sin presentarlas primero, para que las lea la superiora, o aquella a quién la superiora haya destinado para esto; y si a ella se las enviaren, entréguelas al punto la superiora; la que habiéndolas leído, las dará o no, a aquella a quién se hayan escrito, según juzgare conveniente en el Señor. Esta norma tiene una salvedad: NOTAS - D. Todas pueden escribir al Padre Director General y a la Madre Superiora General, siempre que lo juzgaren necesario, y sus cartas nadie las abra sino aquella para quien se escriben. -Su obediencia era inmediata, sin dilación. El carácter de M. Paula era emprendedor y activo y no se permitiría demoras. Su amar a Cristo la lleva a no diferir la realización de una orden del superior. Así lo aconsejaba San Pablo: “es menester que con la mayor diligencia atendamos a lo que hemos oído” (Hebr. II, 1). 75. Todas estén muy prontas a la voz de la superiora, como si fuese de Jesucristo, o al toque de campana, dejando aun sin concluir la letra comenzada. -Finalmente, su forma de obedecer era eficaz. Mostraba con hechos concretos el acatamiento del mandato recibido y reflejaba que se sentía parte viva del Instituto y solidaria en la misión. 52 AMOR PACIENTE Y CREATIVO: IMPULSO DEL ESPÍRITU Dios es paciente. Su paciencia se manifiesta en su mirada de misericordia y de amor.Jesús, con su actitud para con los pecadores y con sus enseñanzas, ilustra y encarna la paciencia divina; las parábolas de la higuera estéril (Lucas 13,6-9) del hijo pródigo (Lucas15:11-32) y la del servidor sin piedad (Mt 18,2335) son revelaciones de la paciencia de Dios, y lecciones de paciencia y de amor, porque “El amor es paciente”. (1Cor 13,4) La lectura atenta de la Palabra, la contemplación de las actitudes evangélicas modela progresivamente el espíritu de M. Paula según la imagen paciente de Cristo. El Espíritu del Señor derramará sobre ella este don en abundancia. (Gal 5, 22). Abrir un nuevo camino, sobre todo cuando es camino del Señor, es una empresa plagada de dificultades; supone confianza en sus designios, y audacia y paciencia para realizarlos. - Paciencia consigo misma. En el proceso de construcción personal se necesita un esfuerzo continuado para alcanzar unificación y madurez, un paciente proceso de profundización en el conocimiento propio y en el conocimiento de la voluntad de Dios. Los 30 años de Arenys marcaron el inicio de este proceso para M. Paula. - La paciencia de M. Paula estaba injertada en la fe en Cristo y se manifestaba como perseverancia, porque las promesas del Señor se cumplirán. El carisma recibido germinará. - La paciencia unida a la esperanza le permitió no desfallecer ante el fracaso aparente, ante los cambios de rumbo inesperados que sufre su vida. M. Paula se mantiene en el camino de los planes de Dios, mientras avanza con su ayuda. - La verdadera humildad que anidaba en el corazón de M. Paula se mostrará con su actitud paciente. Soportar con mansedumbre y ecuanimidad las ofensas, y no tener resentimiento contra quien las ha causado, es señal de la presencia actuante del Espíritu y de sus dones. Siempre que se lo permitieron colaboró con M. Felicia y M. Francisca en bien del Instituto. - Paciencia que le ayudó a conserva la paz del alma porque no permite que las contradicciones le arrebaten la serenidad. Nada puede apartarla del amor de Dios. “El hombre paciente aguanta hasta el momento oportuno, y al final su paga es la alegría”. (Si.2,23) 53 - Siempre evitaba las quejas. Sabía sobrellevar con paciencia las dificultades y su bondad le impedía indignarse y acumular pensamientos o juicios negativos. Su mirada estaba puesta en Cristo, que la alentaba a seguir adelante, sin fijarse en lo que podría quitarle la paz. - En la vida cotidiana su afabilidad, su paciencia con las hermanas y con las niñas era una de las facetas de su amor por ellas. - M. Paula era muy discreta y parca en el hablar. La discreción y la paciencia le hacían evitar palabras inútiles o retenerlas hasta el momento oportuno. Este buen ejemplo no pasó inadvertido, muchas personas lo recordaban y lo valoraban. - La paciencia le dio una gran exquisitez espiritual. Ante los defectos de los demás acostumbraba a sobrellevarlos con paciencia y con amor, esforzándose por mantener la unidad (Ef 4,2).M. Paula cuida con mimo la vida comunitaria. No olvidemos la mesa del comedor de Olesa como elemento generador de comunidad. Un testimonio nos dice expresamente: “no podía sufrir las discusiones entre sus hijas….como era muy reflexiva buscaba que reinara la armonía entre todas”.64 - En M. Paula la paciencia no era pasividad ante el sufrimiento; era fortaleza para aceptar con serenidad el dolor y las dificultades; y todo como venido de la mano de Dios. - Supo soportar todo lo negativo con un corazón magnánimo. Se muestra paciente en el sufrimiento, en la enfermedad, en los momentos de cruz. Los acoge con amor, incluso dando gracias por ellos65. La paciencia la va Cristificando . 64 POSITIO p.876 65 Pensamientos de Madre Paula Montal. Espiritualidad Escolapia Nº 2, Roma1993. 54 VI.- CARISMA 55 - FIDELIDAD Y OBEDIENCIA AL CARISMA RECIBIDO: SALVAR LAS FAMILIAS ENSEÑANDO A LAS NIÑAS. - EL SANTO TEMOR DE DIOS: SABIA Y PRUDENTE SÍNTESIS DE PIEDAD Y LETRAS - LA PACIENCIA: ARTE DE ENSEÑAR CON AMOR Carisma es un don recibido en beneficio de la comunidad. Como dice San Pablo “a cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para provecho común” (1co 12,7).El carisma, no sólo es un don gratuito, sino, además, una gracia concreta y específica que el Espíritu concede a la Iglesia con una finalidad y para realizar una misión.66 El carisma enriquece la espiritualidad de una congregación y le da autenticidad eclesial y evangélica.67 El carisma fundacional es el don del Espíritu ofrecido por Dios a algunos hombres y mujeres que les hace aptos para alumbrar nuevas comunidades de vida consagrada en la Iglesia.68 FIDELIDAD Y OBEDIENCIA AL CARISMA RECIBIDO: SALVAR LAS FAMILIAS ENSEÑANDO A LAS NIÑAS. La iniciativa parte de Dios: eligió a una mujer concreta, a Paula Montal, a una mujer prudente y decidida y le muestra una carencia, la va haciendo sensible a una realidad: la situación de marginación de la mujer; y le señala una misión: salvar a la mujer de esa situación, para salvar a la familia y a la sociedad. Paula adopta una actitud de fe y obediencia al Dios que la ha elegido y al carisma que le ha dado. Dios la impulsa constantemente a seguir adelante, a avanzar, con esperanza en el futuro. 66 PÉREZ MARÍN, Mª D. Paula Montal, biografía, espiritualidad y carisma. Córdoba,2010, p.94 67 PÉREZ MARÍN, Mª D. Ibíd., p.98 68 PÉREZ MARÍN, Mª D. Ibíd., p.99 56 La historia de la Escuela Pía femenina empezó con un desarraigo, una ruptura, un ponerse en camino con la esperanza puesta en la Palabra. Todo dependía de una Promesa, en la que estaba empeñada y comprometida la Palabra del propio Dios, y de la fe viva y caridad ardiente con que M. Paula respondería a esa Palabra. Poco a poco Paula va perfilando su misión. La intuición que Dios le inspiró logra plasmarse en tres rasgos básicos: la mujer, la familia y la enseñanza del Santo Temor de Dios. Se trata de educar a la mujer en su totalidad y con un profundo sentido cristiano; porque educando a la mujer se educa a la familia, y la familia puede transformar la sociedad según los valores evangélicos. Cuando entró en contacto con los PP. Escolapios comprendió que el carisma calasancio era el adecuado para llevar a cabo su misión de promocionar a la mujer. Lo aceptó con entusiasmo y en plenitud; ya podía concretar el proyecto y la vivencia que dará a su Instituto. Desde entonces deseó, en evidente obediencia al carisma recibido, ser “verdadera escolapia”. Las Constituciones de 1853, fundamento de vida espiritual de las primeras escolapias, dejan claro que: “El fin y objeto de la Congregación de las Hijas de María es santificarse a sí mismas, siguiendo las reglas del glorioso Patriarca San José de Calasanz fundador de las Escuelas Pías; para lo cual a la profesión de los tres votos religiosos, añaden el cuarto de enseñar a las niñas la piedad, las labores e mano y las letras.”69 En cada carisma de fundación domina “una profunda preocupación por configurarse con Cristo testimoniando alguno de los aspectos de su ministerio”70 Efectivamente, las Constituciones de las Hijas de María, escolapias, son fruto de la obediencia de M. Paula al carisma recibido y proponen la manera concreta de vivirlo en el seguimiento a Jesucristo. Para la Escuela Pía el Evangelio se vive desde la figura de Jesús Maestro, que subrayó la dignidad de los niños (Mc 10,14). La educación integral de la niñamujer es el lugar de encuentro con el Señor para toda escolapia. Paula conocía y había experimentado en Arenys la necesidad de formación humana y cristiana que tenía la mujer. La necesidad de que se forme para reconocer su plena dignidad de persona y de hija de Dios. Consciente de la situación se siente llamada a la tarea de promocionar, de dignificar, de salvar 69 Constituciones de 1853 Cap. I p. 1 70 JUAN PABLO II, Vita Consecrata. Roma 1996, p.60 57 educando a la mujer. Educación que se proyectará en la familia y en la nueva sociedad que se está formando. Paula aceptó la llamada, tomó en sus manos el don recibido y lo centuplicó. En obediencia consciente y agradecida al carisma y apoyada en el Dios de la promesa y de la alianza salió a una tierra nueva e inició un camino nuevo. Creará la primera congregación religiosa española con la misión única y específica de educar a la mujer. Congregación refrendada con un cuarto voto de enseñanza y estructurada según la espiritualidad y las Reglas de San José de Calasanz. Todos los informes relativos a sus escuelas nos indican como el deseo de promocionar a la mujer se convertía en realidad. Baste este entusiasta ejemplo recogido de la carta que el obispo de Gerona envió en 1855 al P. Fucile: “Por esta razón, y los felices resultados, que ven los pueblos, en donde ejercen su enseñanza en religión correspondiente a los diversos puntos, propios de las niñas, no puedo menos de rogar a vuestra reverendísima se sirva poner su influjo para la aprobación de las reglas del expresado instituto de las Hijas de María; con lo que no dudo resultarán grandes mejoras en la educación cristiana, y que, penetrando a lo más íntimo de las familias, y de la sociedad, venga día en que se vea ésta reformada por la mujer parte la más débil, pero que el Señor en sus inefables designios tiene dispuesto este medio providencial, según se va conociendo en varias naciones, para confundir la vana soberbia del hombre, que con orgulloso saber no sabe mas que causar trastornos en todo”71 EL SANTO TEMOR DE DIOS: SABIA Y PRUDENTE SÍNTESIS DE PIEDAD Y LETRAS. El carisma de Calasanz se expresa en el lema “Piedad y las Letras”. “si el niño, desde su más tierna edad, es educado en la Piedad y en las Letras, es de esperar un feliz curso de su vida”. Su misión y la de sus religiosos será la educación integral de los niños, imbuyéndoles desde pequeños el “Santo temor de Dios”. Para Calasanz el temor de Dios es principio de sabiduría (Pv 1,7; Ecl 1,20). Es un temor sapiencial, que abarca toda la vida de la persona. Requiere un proceso de crecimiento que lleva a rechazar lo que aparta de Dios y conduce finalmente al amor. En el sistema educativo escolapio es el primer paso para proporcionar al niño 71 POSITIO, p. 424 58 un ambiente interno y externo en el que pueda ser eficaz la educación moral y religiosa. Por eso hay que inculcarlo. Luego, el ambiente de piedad, la vigilancia, la oración y la práctica sacramental mantendrán y harán crecer al niño en gracia. Y creciendo en gracia crece el amor. Y creciendo en amor el temor se va transformando hasta llagar a ser “santo” es decir “filial”. El Santo temor de Dios da frutos en el individuo a quien transforma internamente; en la sociedad que se transforma cambiando al hombre, formando ciudadanos comprometidos, disciplinados, constructores de paz; en la iglesia, pues santifica a los hombres y en el propio maestro que lo enseña. Poseerlo y enseñarlo es fuente de alegría y de dones divinos.72 M. Paula tomaría la expresión de San José de Calasanz. Para comprender el significado que tiene para M. Paula “el santo temor de Dios” nos acercamos a las primeras Constituciones y al lema que recoge su carisma. En el número 106 del capítulo XVII, que habla del voto de enseñanza leemos: “Será propio de nuestra congregación inculcar a las niñas el santo temor y amor de Dios, hacerlas cumplir los preceptos de la religión católica, acostumbrarlas a los ejercicios de piedad, enseñarlas la doctrina cristiana, las buenas costumbres, las labores de manos indispensables a su condición, a leer y escribir, la gramática castellana, la aritmética, elementos de geografía, y de historia sagrada, y otras nociones que les sean compatibles”. Para captar toda la riqueza de la expresión “santo temor de Dios” la desdobla en “el santo temor y amor de Dios”. El temor y el amor expresados en unión son integradores. Son dos elementos de la experiencia religiosa. “Cuando Dios es conocido como santo el hombre se siente ante Él pecador y tiene necesidad de purificación, pero cuando lo conoce como amor se siente atraído, fascinado”.73 El carisma de M. Paula formulado bajo el lema “Quiero salvar las familias enseñando a las niñas el santo temor de Dios". Es una experiencia integradora espiritual y vital. Ésta es la intuición de M. Paula: que sus alumnas, tengan experiencia del amor de Dios, y lleven esa experiencia salvadora a la familia. Considera necesario que se conduzca a las niñas desde la infancia al amor de Dios. En sus escuelas la educación en la fe y la experiencia en la oración son ejes pedagógicos esenciales: "Procuren que las niñas vayan siempre contentas 72 HARO SABATER, R. El “Santo temor de Dios” en San José de Calasanz. Valencia 1987. 73 HÄRING; B. “Sentido de Dios” en Nuevo Diccionario de Espiritualidad. Ed. Paulinas, Roma,1975,p.1263 59 a la capilla, que no se cansen de los ejercicios devotos, que hagan bien el ofrecimiento de obras, rezando despacio, con igualdad de tono, hablando con Dios, no recitando oraciones sin saber lo que dicen ni lo que piden. Tengan particular empeño en que las niñas recen bien lo mismo en las clases que en todas partes".74 Pero también es consciente que hay que impartir una formación completa, integral, para que su radio de acción traspase la familia y llegue directamente a la sociedad; sociedad en la que se integrarán y evangelizarán. Por eso sus escuelas causaban admiración por sus métodos educativos y por la cantidad de enseñanzas impartidas. Los programas seguidos superaban los niveles oficiales exigidos en la Reglamentación de 1838 y en la ley de Educación de 1857(Ley Moyano) y luchaban contra la discriminación que la realidad y las propias leyes educativas ejercían sobre la mujer. Su deseo de enseñar “el santo temor y amor de Dios” a la mujer condujo a M. Paula a aunar sabiamente “Piedad y las Letras”. LA PACIENCIA: ARTE DE ENSEÑAR CON AMOR Desde que M. Paula se inscribió como “maestra de niñas” en el padrón de Figueras75 inicia un largo recorrido pedagógico que le supondrá un paciente aprendizaje fruto de la experiencia y de su capacidad innata para la educación. Así logrará una escuela cualificada, profundamente cristiana, abierta a todas las clases sociales, pero con preferencia por las niñas y familias más vulnerables. Su modelo pedagógico es el Maestro, el amado esposo de su alma. En la oración lo contempló enseñando a sus discípulos, acercándose a sus limitadas capacidades por medio de parábolas, corrigiéndoles pacientemente equivocadas interpretaciones de su mensaje. M. Paula desea que las niñas, al mirar a sus maestras, hallen “una solícita y cariñosa madre”76, vean el rostro paciente de Dios. “Como la enseñanza de las niñas es el objeto principal de este Instituto, ejercitad vuestra caridad y paciencia en ellas, y tened presente lo que dijo Jesucristo vuestro amado Esposo: dejad venir a mí los niños, porque de ellos es el reino de los cielos, y él 74 REGLAS. I, p.147 75 POSITIO p.96 Instrucción del Reglamento de Igualada. Documentos Pedagógicos Fundacionales. Documentos pedagógicos escolapios, número 5. Roma, 2003. 76 60 los abrazaba, bendecía, y ponía las manos sobre su cabeza”77. El encuentro con los escolapios le permitió reforzar sus planteamientos y enriquecerse con sus métodos pedagógicos. Recordemos el importante papel que Calasanz atribuye a la paciencia de los educadores: “Con tenaz paciencia y caridad hemos de empeñarnos en dotar a los niños de toda cualidad”. Educar debe ser siempre una amorosa, paciente y generosa siembra. De M. Paula se afirmaba que “derrochaba paciencia en su trabajo pedagógico con las niñas”. Su miranda serena, comprensiva, paciente, sabía mirar más allá de las apariencias, percibía carencias y necesidades, sabía mirar con amor. En multitud de ocasiones demostraría su paciencia con las niñas más díscolas y las liberaría de sus inconsecuencias. “En varios casos alguna niña estaba castigada por la profesora, ella al darse cuenta del castigo, preguntaba la causa del mismo y tomaba por la mano a la niña, la conducía a la capilla le hacía pedir perdón a Dios y la dirigía otra vez a la profesora para que la perdonase”.78 Le gustaba hablar de la oración con las niñas. Frecuentemente se la encontraba en la iglesia con grupos de alumnas a quienes con cariño y paciencia enseñaba a orar: “era alma de viva fe, nos la inculcaba por medio de jaculatorias, y nos hacía rezar el trisagio y por la tarde el santo rosario….tenía la esperanza firme de ver cara a cara a Dios y nos inculcaba que elevásemos el corazón hacia el cielo.” 79 La piedad mariana ocupó un lugar preferente en su forma de educar. La reglamentación escolar80 que implantó en sus escuelas quedó plasmada en los que consideramos nuestros documentos pedagógicos fundacionales: Plan para las alumnas de la escuela de escribir, Programa de enseñanza para las alumnas pensionistas y medio pensionistas, Reglamento interior de las escuelas y Reglamento de Igualada.81 Por ellos vemos que en todas las escuelas existía una metodología uniforme y las mismas materias básicas, pero la programación difería de unas a otras, ya que se practicaba una pedagogía flexible, abierta al entorno, en colaboración con la familia de las alumnas y adaptada a mentalidades y a condiciones concretas. Estas mismas 77 Recapitulación de las Constituciones 78 POSITIO p.859 79 POSITIO p.865 BONET MOZOTA, M. Jesús. Las primeras escuelas de las Hijas de María, escolapias. Zaragoza, 2000, p.218 y ss. 80 81 Documentos Pedagógicos Fundacionales. Documentos pedagógicos escolapios, número 5. Roma, 2003. 61 características requerían capacidad de adaptación, comprensión, y buenas dosis de prudencia y de paciencia Muchos de los rasgos pedagógicos de las escuelas de M. Paula implican en las maestras una actitud paciente: la educación personalizada, la valoración de cada niña con sus circunstancias concretas, la participación activa de las alumnas en su proceso formativo, la colaboración con los padres, los métodos sencillos y prácticos y otras notas pedagógicas propias82 requieren paciencia y más paciencia. Los imprevistos, que alteran la organización de las aulas, no faltarían en las escuelas de M. Paula. Pero ella sabía afrontar las dificultades y los cambios conservando la calma, generando paz y armonía porque la fuerza del amor todo lo supera. Con su testimonio de caridad y paciencia enseñaba el arte de no perder la paz. CONCLUSIÓN: La obediencia agrada a Dios, las familias valoran la prudencia y las niñas recuerdan la paciencia con que han sido educadas. BONET MOZOTA, M. Jesús. Las primeras escuelas de las Hijas de María, escolapias. Zaragoza, 2000. p.272 y ss 82 62 VII.- FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA BIANCHI, E. Palabras de la vida interior. Salamanca, 2006 BONET MOZOTA, M. Jesús. Las primeras escuelas de las Hijas de María, escolapias. Zaragoza, 2000 BUETAS, E. RECIO, J. BORRÁS, L. GONZÁLEZ, G. En colaboración con el gabinete de estudios y planificación de la cínica Médico Forense de Barcelona. Informe del Estudio de Investigación médico forense de los restos óseos de M. Paula Montal. Documentación M. Fundadora. CATÁLOGUS Religiosorum Scholarum Piarum Hispaniae ... Año 1890. Necrología de Madre Paula Montal. Catecismo de la Iglesia Católica. Constituciones de 1853. CUEVA, D. Diez escritos de Madre Paula Montal. Sabadell, 1969. CUEVA, D. Calasanz mensaje espiritual y pedagógico. Madrid, 1973 Documentos Pedagógicos Fundacionales. escolapios, número 5. Roma, 2003. Documentos pedagógicos HARO SABATER, R. El “Santo temor de Dios” en San José de Calasanz. Valencia 1987. JUAN PABLO II, Vita Consecrata. Roma 1996, LABARTA, Mª Luisa, Positio, Roma MORAZA PADULEZ, P. Origen y Espíritu del Pío Instituto de Hijas de María Religiosas Escolapias. Valencia, 1918. MORIONES SERRA, P. Al servicio de la Iglesia. Barcelona, 1962. Nuevo diccionario de espiritualidad, Madrid, 1983. 63 Paula Montal Santidad Proclamada por la Iglesia. Espiritualidad Escolapia, número 20. Roma, 2003. Pensamientos de Madre Paula Montal. Espiritualidad Escolapia, número 2. Roma, 1993. PEREZ MARÍN, Mª Dolores. Paula Montal, biografía, espiritualidad y carisma. Córdoba, 2010 RABAZA, C. Alma humilde. Barcelona 1933. Régimen Interior del Pío Instituto de Hijas de María RR. Escolapias, según el espíritu de las Constituciones. Barcelona 1925 RODRIGUEZ URETA, A. Flores ascéticas SÁNTHA, G. San José de Calasanz, obra pedagógica. Madrid, 1956. SANTA TERESA DE JESÚS. Obras Completas, BAC, Madrid, 1954. SANTO TOMÁS. Suma Teológica II-II, BAC, Madrid 1960 SORIANO BARÉS. M. Madre Paula Montal fundadora de lãs religiosas escolapias. Madrid. 2010 UBIETO, A y otros. Introducción a la historia de España. Barcelona 1973. VIDAL, D. Reseña histórica del Pío Instituto de Religiosas Hijas de María Escolapias. Barcelona, 1916. 64 VIII.- ÍNDICE Página I.- INTRODUCCIÓN 1 II.- SIGNIFICADO DE OBEDIENCIA, PRUDENCIA Y PACIENCIA 3 III.- PERFIL HUMANO DE M. PAULA: ALGUNOS RASGOS DE SU CARÁCTER 9 IV.- OBEDIENCIA, PRUDENCIA Y PACIENCIA: ACTITUDES VITALES DE M. PAULA 16 4.1 PRIMER PERIODO DE SU VIDA: 1799-1829 - DESPERTAR A LA VIDA: el mundo en el que vive Paula - PACIENTE Y PRUDENTE ESPERA: interprete de los signos de los tiempos - OBEDIENCIA A UN DIOS QUE LLAMA, ANIMA Y ACOMPAÑA 4.2 SEGUNDO PERIODO DE SU VIDA:1829-1859 24 - FUNDADORA CON CORAZÓN PRUDENTE - OBEDIENCIA DE MUJER CONSAGRADA - PACIENCIA CARISMÁTICA DE CALASANZ EN PAULA 4.3 TERCER PERIODO DE SU VIDA:1859-1889 37 - “HAGÁSE EN TODO LA VOLUNTAD DE DIOS”: el anonadamiento de M. Paula - PRUDENCIA DE UNA CONSEJERA, DISCRECIÓN DE UNA PROVINCIAL - LA PACIENCIA TODO LO ALCANZA 65 Página V.- ESPIRITUALIDAD 45 - ENCUENTRO CON EL DIOS VIVO: PRINCIPIO DE LA PRUDENCIA - LA SANTA OBEDIENCIA: CAMINO DE CONFIGURACIÓN CON CRISTO - AMOR PACIENTE Y CREATIVO: IMPULSO DEL ESPÍRITU VI.- CARISMA 55 - FIDELIDAD Y OBEDIENCIA AL CARISMA RECIBIDO: SALVAR LAS FAMILIAS ENSEÑANDO A LAS NIÑAS. - EL SANTO TEMOR DE DIOS: SABIA Y PRUDENTE SÍNTESIS DE PIEDAD Y LETRAS - LA PACIENCIA: ARTE DE ENSEÑAR CON AMOR VII.- FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA 63 VIII.- ÍNDICE GENERAL 65 66