Obediencia, prudencia y paciencia en M. Paula

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SANTA PAULA MONTAL: MUJER OBEDIENTE,
FUNDADORA PRUDENTE,MAESTRA PACIENTE.
Raquel Laseca Morales, Sch. P.
Provincia de Aragón
1
I.- INTRODUCCIÓN
La invitación a participar en II Seminario sobre Paula Montal, cuya motivación
es ahondar en al espiritualidad de M. Paula como pozo de agua viva, me hizo
recordar la frase evangélica "Si alguno tiene sed, venga a mí y beba" (Jn 7,37).
Cristo, el agua viva que fluye constantemente de Dios, se ofrece a los que
crean en él. Santa Paula anheló el agua de vida, tomó “del agua de la vida
gratuitamente” (Ap 22,17) y sació su sed de plenitud.
La sugerente imagen de Madre Paula como “pozo de agua viva” me invitaba a
acercarme y a mirar en su interior. Pronto me hice consciente que desear
acercarme a ese pozo de agua viva, que es M. Paula, suponía hacer una
lectura profunda de alguno de los núcleos fundamentales de su espiritualidad y
de su carisma, y ante todo significaba sentirme sedienta y en búsqueda,
significaba tener deseos de vivificación y renovación.
Muchas e interesantes eran las posibilidades que se presentaban de
profundizar en su experiencia vital, pero me sentí inclinada a reflexionar y tomar
conciencia de la importancia humana, espiritual y carismática que la obediencia
y las actitudes de prudencia y paciencia tuvieron en su vida y en su obra.
Si con algunas virtudes se identificó la propia M. Paula fue con la humildad y la
obediencia. El Espíritu de Jesús, que modeló sus actitudes, la llevó por estos
caminos e impregnó con ellas su espiritualidad y su carisma.
En el corazón de M. Paula también germinaron con fuerza la prudencia y la
paciencia. Ciertamente estas virtudes no pasaron desapercibidas, todo lo
contrario, eran un rasgo distintivo de su personalidad. Muchas y delicadas
fueron las ocasiones en que tuvo que ponerlas a prueba para conseguir ver
realizada su misión. Actitudes que, por otra parte, son tan necesarias en
nuestra labor educadora que han pasado a ser identificativas de nuestro
carismática escolapio.
Esta agua viva que fluye del pozo de M. Paula nos sigue invitando a las
escolapias de hoy a fertilizar nuestra vida y nuestra labor con esas mismas
virtudes: con su estilo de obediencia, de prudencia y de paciencia.
Fieles a nuestros orígenes, fortalecidas por nuestro envío y por nuestra
obediencia consagrada, tenemos que continuar ofreciendo en nuestra misión
educadora dentro de la iglesia, con amor paciente, la prudencia y la sabiduría
de Dios, ofrecer al mismo Cristo: evangelizar.
Cobra cada vez más urgencia dar testimonio, desde estas actitudes
2
continuamente renovadas en el trato íntimo con el Señor, de la presencia de
Dios en el mundo. Esta sociedad cambiante, que se abre a un mundo
globalizado, y que nos presenta nuevos retos y nuevas encrucijadas a las que
imaginativa y valientemente hay que saber responder, necesita seguir viendo
encarnado el carisma de Santa Paula Montal, necesita testigos que trabajen en
esa parcela del Reino que tiene como misión liberar a la mujer y a la familia a
través de la educación.
Deseo vivamente dar las gracias al Señor, a Santa Paula Montal y a las
responsables de la organización del Seminario por el regalo en que se ha
convertido contemplar largo tiempo a M. Paula; orar su vida, observar su sentir
y su actuar, motivar su obediencia en el amor al Señor, percibir su espiritualidad
y su carisma desde el prisma de la paciencia y de la prudencia; y todo ello
desde la obediencia a un encargo recibido.
3
II.- SIGNIFICADO DE
OBEDIENCIA, PRUDENCIA Y
PACIENCIA
4
Madre Paula ha regado nuestro mundo con una nueva espiritualidad y con un
nuevo carisma. De las múltiples riquezas que encierran iremos rastreando la
vivencia y el testimonio que nos ha dejado de su profunda obediencia, de su
esquisita prudencia y de su acentuada paciencia.
Comenzaremos por aclarar el enfoque que vamos a dar a estos términos y por
buscar algunas de sus resonancias bíblicas, evangélicas y teológicas.
OBEDIENCIA
“Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hch 5,29). Este principio
bíblico sobre la obediencia tiene un carácter profundamente liberador. Para la
visión bíblica, la obediencia resulta inseparable de la libertad; sólo en la libertad
se puede obedecer en verdad, y sólo obedeciendo al Evangelio se entra en la
plenitud de la libertad.
Existe una obediencia fundamental que cada persona está llamada a
prestar a su propia historia, a sus orígenes…. es una obediencia “creatural” que
reconoce y acepta los límites que son constitutivos de la criatura ante el
Creador. La obediencia, por tanto, ha de ser comprendida dentro de la
categoría de alianza. Esta relación con Dios hace que la obediencia a la ley
divina sea libre e incluso gozosa. Sí la ley es manifestación de la voluntad de
Dios, la obediencia a sus mandamientos es el deseo mismo del creyente que
ama a su Dios y encuentra su alegría en hacer la voluntad de Aquel. 1
Para el Nuevo Testamento la voluntad de Dios se percibe sólo cuando
la persona, con la fe y la acción, obedece dicha voluntad. Así, como coronación
del escuchar nace el obedecer, un obedecer que consiste en creer. Pablo habla
varias veces de la “obediencia de la fe”, entendiendo que la fe se configura
como obediencia y que la obediencia manifiesta la fe.
Pero lo propio de la obediencia cristiana lo encontramos en la
obediencia de Cristo. “Cristo se humilló a sí mismo haciéndose obediente hasta
la muerte” (Flp 2,8); “Cristo aprendió sufriendo a obedecer” (Heb 5,8). En el
centro de esta obediencia se encuentra la relación filial vivida por Jesús con el
Padre, allí encontramos el amor por el Padre y por sus hermanos, los hombres.
Jesús a través de su palabra y de su vida muestra que la obediencia debe
tender a realizarse como vida íntima de amor con el Padre como convivencia
con Dios y en Dios. (Jn 8,29; 16,32). El cuarto evangelio subraya esta
dimensión obediencial de Jesús, presentándolo como aquel que vive
1
Bianchi, Palabras de la vida interior. Salamanca, 2006, p. 161 y ss.
5
plenamente expropiado de sí, pues remite siempre al Padre que le ha enviado.
Esta obediencia amorosa da sentido a la muerte en cruz, y la convierte en un
acto de libertad.
La autoridad y la obediencia en la comunidad están ancladas en
Cristo (2 Tes 3,14) para llegar al Padre (He 6,7;Rom 1,5;2Tes 1,8). La
obediencia con espíritu filial al Padre sólo es posible al unirse a la obediencia
de Cristo. Aquí se inserta la obediencia cristiana, aquí encontramos su medida
y su forma; una forma plasmada por el Espíritu, que invita a vivirla creativa y
responsablemente, nunca de manera legalista.
Por tanto el criterio de la obediencia cristiana lo da el Espíritu que interioriza en
cada persona las exigencias del evangelio y le lleva a vivirlas como expresiones
de la voluntad del Señor, asumidas hasta el punto de considerarlas propias.
A la luz de esta obediencia fundamental se pueden comprender, aceptar
y vivir otras obediencias a instancias mediadoras de la voluntad de Dios. En la
vida consagrada se vive esta otra experiencia obediencial pero sin olvidar que
el criterio es el evangelio.
Estos dos aspectos los vamos a encontrar en las aportaciones de San
Buenaventura y Santo Tomas. El primero concibe la obediencia como adhesión
inmediata a Dios en Cristo, la perfección de la obediencia depende del grado de
amor caritativo que le sirve de fundamento. Santo Tomas, en cambio, centra la
perfección obediencial en la presencia de un mandato y en su completa
ejecución.2
La obediencia siempre orienta hacia la vida en Dios, capacita para una
existencia de amor.
La obediencia, comprende virtudes como justicia, piedad, dulía (obediencia
debida al superior), gratitud, fidelidad, afabilidad, liberalidad y equidad.
2
Nuevo diccionario de espiritualidad, Madrid, 1983, Voz: Obediencia, p.1003.
6
PRUDENCIA
Aunque el concepto de la virtud de la prudencia es conocido por la ética
antigua, (Aristóteles la definía como “modo de ser racional, verdadero y práctico
respecto a lo que es bueno y malo para el hombre”3), vamos a tomar la Biblia
como punto de referencia.
En la Sagrada Escritura la prudencia aparece, en primer lugar, como una
propiedad de Dios: “Yo, la Sabiduría, habito con la prudencia, yo he inventado
la ciencia de la reflexión. Míos son el consejo y la habilidad, mía la inteligencia,
mía la fuerza” (Prov 8, 12-14). Job exclama: “Con él sabiduría y poder, de él la
inteligencia y el consejo” (Job, 12, 13).
En consecuencia la prudencia es un don de Dios, una gracia: “Yahvéh es el que
da la sabiduría, de su boca nacen la ciencia y la prudencia” (Prov 2, 6). Al
mismo tiempo, el hombre debe poner los medios para adquirir la sabiduría,
acogerla y vivirla. “Tengo más prudencia que todos mis maestros, porque mi
meditación son tus dictámenes. Poseo más cordura que los viejos, porque
guardo tus ordenanzas” (Sal 119, 98-99). Junto a la meditación es necesaria la
oración: “Por eso pedí y se me concedió la prudencia; supliqué y me vino el
espíritu de Sabiduría” (Sab 7, 7). Muchos son sus beneficios: es preferible a las
riquezas (Prov 16, 16), preserva de los caminos tortuosos del pecado (Prov 2),
guía todos los pasos del hombre (Prov 15, 21), lo hace discreto en el hablar
(Prov 10, 9) y justo en sus juicios (Prov 28, 11). “Si amas la justicia, los frutos
de la sabiduría son las virtudes, porque ella enseña la templanza y la prudencia,
la justicia y la fortaleza, las virtudes más provechosas para los hombres en la
vida” (Sab 8,7).
La prudencia de Israel
posee una novedad que deriva de la
Revelación, y tiene como alma y raíz el temor de Dios: “El temor de Yahvé es el
principio de la sabiduría” (Prov 1,7).
En Cristo, la Sabiduría de Dios hecha carne, encontramos la prudencia
perfecta. Con sus obras nos enseña que la prudencia pide que convirtamos la
vida en un servicio a los demás por amor. Con su muerte en la cruz nos
muestra que la verdadera prudencia lleva incluso a entregar la propia vida en
obediencia al Padre.
La medida de la prudencia evangélica la da un amor sin medida al Reino,
“Buscad primero el Reino y su justicia, y todas las cosas se os darán por
añadidura” (Mt 6, 33). Por el Reino vale la pena darlo todo (Mt 13, 44-46),
porque según la lógica divina, el que encuentra su vida, la pierde, y el que la
pierde, la encuentra ( Mt 10, 39).
La prudencia va unida a la fidelidad a Dios, como las vírgenes prudentes (Mt
25) y a la sencillez: “Sed, pues, cautos como las serpientes y sencillos como
3
Aristóteles, Ética a Nicómaco, libro sexto, capítulo IV. De la prudencia.
7
las palomas” (Mt 10,16). No será la prudencia de los sabios y entendidos, que
se cierra a entender las cosas de Dios, será la prudencia de la confianza y del
amor “porque has ocultado estas cosas a los sabios y prudentes, y las has
revelado a los pequeños” (Mt, 11,25).
En la doctrina paulina la prudencia del espíritu, frente a la prudencia de
la carne, es consecuencia de la gracia que ilumina la razón: “Vosotros no estáis
en la carne, sino en el espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en vosotros”
(Rom 8, 9). La prudencia del espíritu, fruto de la renovación de la mente,
capacita para distinguir “cuál es la voluntad de Dios: lo bueno, lo agradable, lo
perfecto” (Rom 12, 2).
El cristiano debe actuar de acuerdo con la renovación de su juicio para discernir
la voluntad de Dios. La sabiduría del cristiano es diferente a la que puede
proporcionar la experiencia del mundo: “Hablamos de sabiduría entre los
perfectos, pero no de sabiduría de este mundo….; sino que hablamos de una
sabiduría de Dios, misteriosa, escondida, destinada por Dios desde antes de los
siglos para gloria nuestra” (1 Cor 1, 6-7).
De la concepción de la prudencia que encontramos en los escritos de los
Padres de la Iglesia podemos subrayar: es una virtud que capacita para aplicar
rectamente la verdad a la vida moral, a su vez es madre y moderadora de las
demás virtudes; pero ante todo relacionan la prudencia con las virtudes
teologales. Esta es su principal aportación y diferencia respecto a los escritos
de los filósofos griegos.
En efecto, San Agustín la relaciona con la caridad: la prudencia “es el amor que
con sagacidad y sabiduría elige los medios de defensa contra toda clase de
obstáculos”. Precisando más añade que la prudencia “es el amor que sabe
discernir lo que es útil para ir a Dios de lo que le puede alejar de Él”4 En
Casiano aparece la prudencia bajo el nombre de discretio o discernimiento
entre lo bueno y lo malo. En él se inspira San Benito, que recomienda
vivamente la prudencia al que tiene a su cargo la comunidad. Para Santo
Tomás es la “regla recta de la acción”5. El hombre capta la verdad cuando es
amigo de Dios. Entonces deja que la verdad del ser de Dios se convierta en la
regla y medida del propio querer y obrar.
Finalmente recordamos que el catecismo de la Iglesia define la prudencia como
virtud que dispone la razón práctica a discernir en toda circunstancia nuestro
verdadero bien y a elegir los medios rectos para realizarlo6.
La prudencia abarca virtudes acerca del conocimiento: entendimiento, docilidad,
sagacidad, moderación, templanza y precaución; virtudes para el gobierno y el
4
S. Agustín, Contra Faustum Manich., 32, c. 18.
5
S. Tomás, S. th. 2-2, 47, 2
6
Catecismo de la Iglesia Católica nº 1806.
8
consejo como la eubolia (virtud que ayuda a hablar convenientemente) y la
synesis (virtud que conduce al buen juicio).
PACIENCIA
La Escritura sagrada atestigua que la paciencia es ante todo una prerrogativa
divina. Según Ex 34,6 Dios es makrothymos, magnánimo, constante, paciente.
Esta paciencia se ha manifestado de manera plena en el envío de su Hijo
Jesucristo. La paciencia del Dios bíblico se manifiesta en el hecho de la
revelación; así, mediante su palabra, concede tiempo al hombre para que dé
una respuesta de conversión.
La paciencia de Dios muestra la honda mirada de su amor y encuentra su
expresión más completa en la pasión de Cristo. Desde entonces la paciencia,
como virtud cristiana es un don del Espíritu (Gal 5, 22) concedido por el
Crucificado-Resucitado.7
Para el cristiano la paciencia va de la mano de la fe, y se manifiesta como
perseverancia, es decir, fe que perdura en le tiempo. En un segundo aspecto se
revela necesariamente como humilde: lleva al hombre a reconocerse
inacabado, y en este sentido se convierte en paciente con uno mismo; además
reconoce que las relaciones con los otros son frágiles e imperfectas, por tanto
se estructura como paciencia con los otros. Tener paciencia, conceder tiempo
al otro (a Dios y a los demás), es obra del amor. “El amor es paciente” dice San
Pablo (1Cor 13,4).Por último la paciencia se configura como esperanza,
invocación y espera de la salvación.
Los Padres de la Iglesia definen con frecuencia la paciencia como la “summa
virtus”8 siendo esencial para la fe la esperanza y la caridad. San Cipriano
comenta: “el hecho de ser cristiano es obra de la fe y de la esperanza; pero
para que la fe y la esperanza puedan llegar a producir frutos, tienen necesidad
de paciencia”9. Para Santo Tomás la paciencia, injertada en la fe en Cristo,
llega a ser “fuerza con respecto a nosotros mismos”, capacidad para no
desesperar, para no dejarse abatir por las tribulaciones y las dificultades; se
convierte en talento para permanecer y durar en el tiempo sin desnaturalizar la
propia verdad; se hace sabiduría para sostener a los otros y su historia.
Ligadas a la paciencia están virtudes como magnanimidad, fortaleza,
longanimidad, perseverancia y constancia.
7
Bianchi, Palabras de la vida interior. Salamanca, 2006, p. 67 y ss.
8
Tertuliano, De patientia I, 7,
9
S. Cipriano, De bono paciencia 13.
9
III.- PERFIL HUMANO DE
M. PAULA: OBEDIENCIA,
PRUDENCIA Y PACIENCIA
RASGOS DE SU CARÁCTER.
10
De la rica personalidad de Santa Paula, de la variedad de rasgos destacables
de su carácter vamos a detenernos en contemplar su sincera obediencia, su
activa prudencia y su valiente paciencia. Más adelante veremos como esos
rasgos se encarnan en diversas y complejas situaciones de su vida.
Para acercarnos al perfil humano de M. Paula contamos con algunos datos que
nos permiten recomponer su perfil físico, interesante en la medida que pueda
traslucir rasgos profundos de su personalidad, y con abundantes testimonios
sobre la presencia de estas virtudes en su carácter, en su forma de ser y actuar.

En cuanto al perfil físico nos serviremos de tres elementos: contenido del
estudio científico de sus restos óseos, descripción de personas que la
conocieron y análisis de la única fotografía que conservamos.
Del estudio de sus restos10 entresacamos los siguientes rasgos:
Relacionados con la prudencia:
- Gran capacidad craneal, sospechosa de gran inteligencia. Persona de
gran decisión y carácter. Recordemos que forma parte de la prudencia
el don de entendimiento.
- Los huesos temporales y frontales denotan una persona con una gran
sabiduría. En la acepción bíblica sabiduría y prudencia van unidas.
Relacionados con la paciencia:
- De ojos grandes, despiertos, de mirada profunda y tranquilizadora.
- La cara alargada, ….los labios finos demuestran dulzura y serenidad.
- Sufrió un endurecimiento y rigidez de la columna vertebral que le tenía
que provocar fuertes dolores.
Según consta en la descripción de una exalumna M. Paula “era de estatura
regular, más bien un poco baja, de facciones alargadas, de ojos vivos muy
BUETAS, E. RECIO, J.BORRÁS, L. GONZÁLEZ, G. En colaboración con el gabinete de estudios y
planificación de la cínica Médico Forense de Barcelona. Informe del Estudio de Investigación médico forense de los restos
óseos de M. Paula Montal. Documentación M. Fundadora.
10
11
expresivos, color moreno, ágil en sus movimientos…..con una sonrisa que
cautivaba.”11
Finalmente y, salvando las distancias, el objetivo de este capítulo me sugiere
hacer una lectura de la fotografía de M. Paula, tantas veces contemplada con
infinito cariño por las escolapias, tan presente en nuestras comunidades y en
nuestros colegios, desde los tres rasgos que venimos trabajando.
Quiero pensar que la fotografía en sí es un acto de obediencia, posiblemente a
la sencilla y discreta M. Paula no se le ocurrió dejar un documento fotográfico
de su persona, a ella nunca le movió la apariencia ni el protagonismo, pero al
menos nos permite comprobar un rasgo que se señala en su Necrología “su
modestia en …..estar sentada…..era edificante”.
Su cabeza ladeada me invita a pensar en la actitud de quien entiende de
silencio, de profunda escucha, de obediencia.
Su rostro me habla de una vida marcada por una exquisita prudencia y una
prolongada y experimentada paciencia. Su mirada, aparentemente dispersa, me
lleva por esos caminos.
Si contemplo esa mirada, diseccionando su rostro en dos mitades, la mirada del
lado izquierdo, mucho más directa, me lleva a lo concreto, lo necesario, lo real,
me lleva a “poner los pies en el suelo”, a leer, con inteligente prudencia, los
signos de los tiempos y a dar los pasos necesarios para continuar dando vida a
un carisma. Me recuerda la prudencia de las vírgenes sensatas, de aquellas
que estaban preparadas cuando llegó el esposo y entraron con Él al banquete
de bodas. (Mt 25,1-13). La mirada de la otra mitad del rostro me habla de
paciencia, de vida interior, de espiritualidad, me recuerda al propio Señor
cuando se define como “manso y humilde de corazón” (Mt 11, 28-30). Paula ha
sido admitida al banquete de su Señor, vive su intimidad, aprende, transmite y
enseña sus actitudes. “Manifestándose en su exterior el amor de que estaba
abrasada su alma”.12 El rostro de Santa Paula se nos muestra como claro
reflejo del rostro de Dios.
11
POSITIO, p. 859
12
CATÁLOGUS Religiosorum Scholarum Piarum Hispaniae….Año 1890 Necrología de M. Paula Montal
12


Respecto a las huellas de obediencia, prudencia y paciencia en su
carácter y en sus valores actitudinales, debidas a la acción del Espíritu
en M. Paula, contamos con abundantes testimonios:
SUS PENSAMIENTOS13
Nos vamos a fijar en algunas de las expresiones espontáneas de M. Paula que
reflejaban su forma de pensar, y que alguna vez manifestó por escrito.
Sobre la obediencia:
- “Con la humildad y la obediencia nos uniremos a Jesucristo.”
- “La humildad y la obediencia nos conducirán a la patria celestial, donde
tendremos la dicha de ver a nuestro Amado Esposo de nuestras almas.”
- “La santa obediencia lo ha dispuesto así; ¡hágase en todo la voluntad de
Dios!”
- “Para llegar a la cumbre de la perfección hemos de practicar la santa
humildad y la obediencia; con sólo estas dos virtudes nos uniremos a
Jesucristo y tendremos la dicha de ver al Amado Esposo de nuestras almas,
por eternidades.”
- Siempre y en toda ocasión repetía: “Hágase en todo la voluntad de Dios.”
Sobre la prudencia:
-“Cuando hablo con el Criador que no me interrumpan las criaturas, pues
sería muy tonto dejar el todo por la nada.”
- “Sed almas de oración, sólo así progresará nuestro amado Instituto.”
- “Para hacer oración, cerrad los ojos del cuerpo y abrid los ojos del alma.”
- “Basta, basta; ahora los ojos al suelo y la mirada al cielo. Pensemos un
poquito en lo que acabas de leer; pues la lectura espiritual es como la
comida, que si no se mastica no se digiere bien, y si no se digiere no nutre.”
- “Estamos obligadas a buscar la honra de Dios, a trabajar por el decoro de
su casa - Iglesia, y a procurar el sosiego y progreso de la sociedad” (2ª carta
al P. J. Fucile, Sch.P.).
-“Deseamos ardientemente la bendición de nuestro inmortal Pontífice Pío IX
13
Pensamientos de Madre Paula Montal. Espiritualidad Escolapia Nº 2, Roma1993.
13
y su suprema aprobación de nuestro Pío Instituto, en la cual consiste
nuestro bienestar, nuestra dicha, y nuestra felicidad, a cuyo fin rogamos
fervientemente a Dios, y a nuestra bondadosa Madre, la siempre Virgen
María, a fin de ver satisfechas nuestras esperanzas.” (3ª carta al P. Jenaro
Fucile, Sch.P.).
Sobre la paciencia:
- “De noche y día le estoy clamando al Todopoderoso” (1ª carta al P. J.
Fucile, Sch. P.; se refiere a la aprobación del Instituto).
- “... Más de mil veces me he encontrado con el espíritu a las sagradas
plantas de nuestro Santo Padre, el Sumo Pontífice, desahogándole mi
interior y pidiéndole que nos conceda ser unas verdaderas hijas de nuestro
glorioso Padre san José de Calasanz” (1ª carta, P. J. Fucile, Sch.P.).
- En las enfermedades y achaques repetía: “Éstos son los regalitos de mi
amado Esposo; ayúdeme a darle gracias.”

LA NECROLOGIA14
La necrología nos deja constancia cierta de las virtudes de M. Paula, en
particular de las que estamos considerando.
Sobre la obediencia:
“Era observantísima de las Santas Reglas y celosa de que todas lo
fuésemos”.
Sobre la prudencia:
“jamás una palabra descompuesta salió de su boca y siempre hablaba en
voz baja”
Sobre la paciencia:
“Se trasladó a la villa de Sabadell con objeto de establecerse en ella; cuyo
arribo fue extremadamente pobre pues ni alojamiento tenían preparado,….
bebiendo con santa resignación el cáliz de amargura que el Señor se dignó
ofrecerle”.
“Durante las diversas y graves enfermedades con que Dios la probó, no se
14
CATÁLOGUS Religiosorum Scholarum Piarum Hispaniae….Año 1890 Necrología de M. Paula Montal
14
vio nunca desmentida su paciencia, fervor y santa resignación a la voluntad
de Dios”
“A mediados de febrero de 1889, la acometió una fiebre maligna que la
postró en cama, sufriendo con heroica paciencia el ardor de la calentura”

TESTIMONIOS
En el proceso de canonización se recogieron testimonios aportados por
alumnas de Olesa y por religiosas escolapias, veamos algunos de ellos:
Sobre la obediencia:15
“adornada de todas las virtudes cardinales y morales y exacta cumplidora de
sus deberes religiosos”
“laboriosa, abnegada sencilla y amante de las reglas que cumplía con toda
exactitud”
“fue obediente en acatar las disposiciones de sus superiores y en observar
fielmente las santas reglas”
Sobre la prudencia:16
“Brilló la sabiduría de nuestra M. Paula porque supo hablar con Dios; y su
prudencia, porque supo retenerlo en su corazón”
“En el trato era muy prudente y parca en el hablar; en Olesa la elogiaban las
familias por esa virtud.”
“La prudencia le era natural por su temperamento y además como virtud,
puesto que evitaba palabras inútiles y conversaciones superfluas”
Sobre la paciencia:17
“paciente y sacrificada, sumamente hábil en la confección de encajes”
“temperamento apacible, carácter bondadoso…..muy cariñosa con las niñas
y con las personas que frecuentaban el colegio”
15
POSITIO, ps. 863, 881, 885.
16
POSITIO, ps. 743, 866.
17
POSITIO, ps. 872, 874, 835
15
“había copiado de M. Paula su espíritu de oración, de cariño, de paciencia”

DOCUMENTOS DE SU BEATIFICACIÓN Y CANONIZACIÓN18
En el Decreto de las virtudes heroicas de la sierva de Dios Paula Montal
leemos: “El capítulo de 1847 fue la consagración definitiva de su humildad. De
hecho era el comienzo de un largo itinerario de amor, obediencia, pobreza, y
especialmente humildad, prolongado hasta su muerte……Paula Montal
continuó colaborando con entusiasmo en las tareas que la obediencia le
confiaba, consciente de su responsabilidad de fundadora”.
El Breve de la Beatificación de la Beata Paula Montal Fornés de San José de
Calasanz nos resalta: “Practicó ejemplarmente la prudencia al dirigir y
organizar la vida y las actividades apostólicas de la Congregación y en la difícil
situación que vivió a partir de 1847; la fortaleza al llevar con paciencia y
mansedumbre la cruz del sacrificio en que se vio envuelta su vida;……destacó
por su extraordinaria humildad y obediencia sobre las que no teorizó, sino que
las vivió heroicamente en las realidades diarias y en su entorno social”.
Finalmente de la Bula de Canonización de Santa Paula Montal entresacamos:
“la vitalidad e intensa vida espiritual del noviciado, y la ejemplaridad de sus
virtudes resplandecieron de una manera singular y heroica, siendo un modelo
vivo para todas las novicias. Les ofrecía un acabado modelo de vida religiosa:
cristocéntrica, mariana y calasancia, apoyada en los fundamentos de la caridad,
la humildad y la obediencia. Los 30 últimos años de su vida, pasados en Olesa,
fueron los más ricos en santidad y vida virtuosa escolapia.
En los tres documentos se habla de la práctica de todas las virtudes, pero
observamos que en todos aparece particularmente remarcada su heroica
obediencia en una doble vertiente: obediencia a la voluntad de Dios y
obediencia a sus superiores (dulía).
Es remarcada su prudencia tanto en la toma de decisiones organizativas como
en la delicada situación relacional que tuvo que afrontar toda su existencia.
Su forma paciente de afrontar las dificultades, resaltada en el Breve de
beatificación, fue un distintivo de su carácter, un verdadero don que tendría que
poner en juego en numerosas ocasiones y que sería un signo más de su
vocación escolapia.
18
Paula Montal, santidad proclamada por la Iglesia. Espiritualidad Escolapia Nº 20,Roma 2003, p.26
16
IV.- OBEDIENCIA, PRUDENCIA Y
PACIENCIA: ACTITUDES
VITALES DE M. PAULA.
17
4.1. PRIMER PERIODO DE SU VIDA: 1799-1829
- DESPERTAR A LA VIDA: el mundo en el que vive Paula
- PACIENTE Y PRUDENTE ESPERA: interprete de los signos
de los tiempos
-OBEDIENCIA A UN DIOS QUE LLAMA, ANIMA Y ACOMPAÑA
DESPERTAR A LA VIDA: el mundo en el que vive Paula
Situar el mundo de Paula nos va a permitir,en primer término, dar unas breves
pinceladas acerca de las circunstancias histórico-temporales en las que
transcurrió su prolongada vida.
Durante la primera mitad del S.XIX España se verá implicada en los
siguientes fenómenos: guerra de la Independecia, fin del Antiguo Régimen y
revolución burguesa, Romanticismo y Renaixença (Cataluña), y cambio de
posición internacional por la Emancipación americana. Si hubiera que buscar un
denominador común al periodo dirámos que se encuentra en la guerra. Las
consecuencias de este hecho serán devastadoras.
En la segunda mitad de siglo,dominada por el liberalismo, se sucederá el
reinado de Isabel II y un complejo periodo revolucionario que comprenderá una
nueva monarquía y la primera experiencia republicana; para volver a la
Restauración borbonica. En este periodo: “el esfuerzo constructivo
y
modernizador del país, y el respeto a la vida constituyen las dos facetas
positivas de la época. La ausencia de ética social de que darán muestra las
clases dirigentes y el irresponsable esfuerzo de descrisrtianización llevado a
cabo por determinados agitadores de izquierdas constituyen otras tantas
facetas negativas”.19 Todos estos acontecimientos incidirán en la vida y en la
misión de M.Paula.
Pasaremos ahora a fijarnos en algunas circunstancias familiares que
19
UBIETO A., Introducción a la historia de España. Barcelona 1973. p.604
18
acompañaron su infancia y que, de alguna forma, le influyeron.
El 11 de octubre de 1799 los familiares y vecinos de la familia Montal-Forniés
reciben una grata noticia, el matrimonio formado por Ramón y Vicenta ha sido
bendecido con una niña, a la que ese mismo día bautizarán y llamarán Paula.
Ramón cuenta ya con cuatro hijos de su primer matrimonio pero siente
intensamente la alegría de recibir una nueva hija. Vicenta, en cambio, estrena
maternidad.
La villa de Arenys de Mar inscribirá en su padrón una nueva vecina a la que
podrá dar escasas oportunidades: es niña y de una familia trabajadora.
Imposible sospechar que han inscrito a su vecina más notable por fundadora
de una congregación religiosa, por innovadora de la educación femenina y
sobre todo por santa.
Paula será la mayor de cinco hermanos. Otra familia le va naciendo a Ramón
Montal de su segunda esposa, que tendrá que convivir con la que ya tenía,
formada por: su madrastra, una hermana soltera, y cuatro hijos del primer
matrimonio. Indudablemente es una familia complicada, el vivir cotidiano tiene
que ofrecer múltiples situaciones en las que Paula presencie y aprenda de sus
padres actitudes de prudencia y paciencia.
Cuando Paula cuenta con ocho años la familia Motal-Forniés se cambia a una
casa nueva. Paula experimentará un cambio positivo: la familia tiene más
intimidad, algunas situaciones tensas desaparecen, y verá a su madre disfrutar
de la libertad de un verdadero hogar. Su padre, cuando las circunstancias se lo
han permitido, ha sabido resolver la compleja situación familiar actuando con la
sensatez de un hombre prudente.20
El ejemplo de sus padres, profundamente cristianos, es en la educación de
Paula su primer pilar de referencia. La parroquia y la asistencia a alguna de las
“costures” de Arenys completan su formación y comienzan a modelar su
carácter. Aquí terminan las posibilidades de instrucción de cualquier niña
arenyense. El valor de la obediencia es uno de los más inculcados.
El 26 de septiembre de 1809 los familiares y vecinos de la familia
Montal-Forniés reciben, esta vez, una noticia luctuosa: Ramón Montal ha
fallecido. Paula sólo cuenta con diez años. Inesperadamente su horizonte vital
se complica y en su inacabada infancia surgen responsabilidades. Ella es la
mayor de la familia, la única en la que puede confiar su madre.
Por la época histórica en que suceden estos acontecimientos no es extraño que
una niña de su edad contribuya con su trabajo a mejorar la economía familiar, y
Paula sabe asumir su nueva situación: guiada por la experiencia materna
20
POSITIO, p.55
19
comienza a trabajar como “puntaire”. Un trabajo primoroso y paciente le está
esperando.
Las circunstancias vitales que Paula tendrá que afrontar, y que rápidamente le
ayudarán a madurar, irán haciendo de ella una joven de carácter prudente y
responsable, paciente y tenaz. Las actitudes de prudencia y paciencia pronto
fraguarán en su corazón.
El recuerdo de la impactante experiencia vivida en su infancia, del nuevo rumbo
que tomó la vida de su familia y de las dificultades que surgieron será la base
de su decisión de entregar la vida por amor, y de su vocación de ser educadora
en favor de la dignidad de la mujer y de la familia.
PACIENTE Y PRUDENTE ESPERA: interprete de los signos
de los tiempos.
De la juventud de Paula, de su vida cotidiana resaltamos estos rasgos:
- El apoyo generoso y prolongado en favor de su familia. Su trabajo como
“puntaire” le permite tener ingresos propios. Frente a la independencia egoísta
opta por ayudar a su familia. Conocemos que sus ahorros en 1829 eran de 40
reales.
- Una notable vida de piedad y compromiso: pertenece a diferentes cofradías
marianas con sus consiguientes apostolados de piedad y caridad.
- Su entrega desinteresada y amorosa a la infancia. “Crecía en la práctica y
facilidad del catecismo, en el que se ejercitaba, tanto en la familia con los
suyos, como en la parroquia, en plan de decidida catequista”.21 Incluso
“Estimulaba a las pequeñas, llevándolas de paseo, casi todos los días festivos,
por los alrededores de la población, y era como condición obligada terminar sus
excursiones con la visita a Nuestra Señora de la Piedad”.22 Paciencia y
pedagogía se dan la mano.
Sin buscarlo expresamente nacerá su verdadera vocación, ya en su labor de
catequista aparece el deseo fundamental de su vida: llevar a las niñas a Dios.
Este primer contacto con la experiencia educativa lo ampliará y completará en
su propia casa: “iniciaba a las niñas más retrasadas en los primeros elementos
21
RABAZA, C. Alma humilde. Barcelona.1933 p.43
22
RABAZA, C. Alma humilde. Barcelona.1933 p.50
20
de la lectura, la escritura y en los secretos de las blondas”23. Estas actividades
catequético-docentes perfilarán el derrotero que cobrará su camino: llevar a las
niñas a Dios a través de la educación.
Junto a sus actividades Paula disfruta de una vida intensa, algo grande se
mueve en su interior. Observa, asume la realidad que le rodea, reflexiona, ora la
vida, busca algo distinto a lo establecido. Entender su propia vida, desentrañar
su misterio, su misión requiere tiempo. Va a ser una labor paciente que Paula
afrontará con gran prudencia.
La decisión sobre su proyecto vital se alarga. No le plenifican las opciones
habituales de las jóvenes arenyenses, ni siquiera la posibilidad de una vida
consagrada en alguna de las congregaciones ya existentes, pero Paula es
paciente: ora, consulta, discierne sobe todo desde que en su pensamiento y en
su corazón va tomando forma una idea luminosa, motivadora, arriesgada,
revolucionaria, de la que ya Paula no se puede desprender. Así poco a poco va
ordenando su mundo, va comprendiendo el querer de Dios. Es muy novedoso
lo que el Espíritu le sugiere. Paula es mujer prudente, la vida la ha hecho
realista desde niña, por eso hay que madurar pacientemente esa intuición.
La persona paciente domina el arte de saber esperar con paz y con serenidad,
arte que tiene que ver con saber escuchar: “Cállate junto al Señor y espérale
con paciencia” dirá la religiosidad popular.
Paula tiene “un corazón que escucha” (1 Re 3,9). Para la Biblia el oído es la
sede del conocimiento, de la sabiduría. En esta línea escuchar significa tener
“sabiduría e inteligencia” (1Re 3,12). La Palabra escuchada tiene que ser
interiorizada para que dé fruto. Hay que dar tiempo a la escucha, hay que
perseverar en ella para que resulte eficaz. Esa es la sabiduría que va ganando
el corazón de Paula.
Pero es Dios quién siempre se adelanta, antes de que se despierte en Paula
cualquier movimiento de búsqueda, de escucha, Dios ha salido a su encuentro
con una iniciativa que brota del amor. Él es el artífice e impulsor de todo su
proceso espiritual. La búsqueda apasionada por parte de Dios provoca que
Paula se transforme, a su vez, en buscadora apasionada de Dios. La
autodonación amorosa y gratuita de Dios provocará en ella un proceso de
autodonación total por amor.
Como en todo proceso, junto a una actitud paciente, se precisará una gran
dosis de prudencia. Será necesario acomodarse al ser de las cosas, y respetar
el tiempo y el momento de las mismas. Durante largos años su vida cotidiana
seguirá el camino pequeño, poco brillante, del trabajo honrado y de la entrega a
23
RABAZA, C. Alma humilde. Barcelona.1933 p.50
21
los demás.
La persona con actitud prudente sabe que “Hay un momento para todo y un
tiempo para cada cosa” (Qo 3,1-8). La prudencia reconoce los signos de los
tiempos y hace a la persona atenta y vigilante. Un aforismo romano nos
recuerda: "sabio es el hombre a quien las cosas le parecen tal y como son".
Uniendo la sabiduría bíblica y el saber clásico S. Tomás señala que la
realización del bien presupone el conocimiento de la realidad. Este es el primer
requisito de la virtud de la prudencia, si bien tiene que ir acompañada de la
flexibilidad y de la gracia y luz divinas. Sólo revestida de caridad la prudencia
adquirirá su verdadera forma.24
Paula es realista, sufrió las dificultades e inconvenientes que encontraba la
mujer en la sociedad de su época. Su propia experiencia le evidenció la gran
importancia de la mujer en la familia y en la sociedad y las escasas
posibilidades de preparación que para ese papel se le ofrecían. Se hace
consciente de la necesidad que toda mujer tiene de acceder a la educación.
Con caridad y prudencia, con ilusión juvenil y corazón esperanzado ideará
sabias y sencillas respuestas.
Mientras, su actitud paciente la ayudará a mantener la esperanza en su sueño,
porque sabe que Dios se ha adelantado a sugerírselo.
OBEDIENCIA
A
UN
DIOS
QUE
LLAMA,
ANIMA
Y
ACOMPAÑA.
La Palabra de Dios es el punto de partida, una Palabra que llama, que invita,
que interpela personalmente. Cuando la Palabra toca a una persona nace la
obediencia, es decir, la escucha que cambia la vida.
Paula en medio de una vida sencilla, paciente, sin grandes cambios, va
creciendo en escucha. Esto significa no sólo abrirse a la presencia del Otro,
sino hacer un hueco a esta presencia de tal forma que brote la actitud de
rendida obediencia.
La escucha de la Palabra le va presentando muchas dimensiones de exigencia:
silencio, atención, interiorización, esfuerzo espiritual, descentramiento de sí y
centramiento en Él. Sólo la escucha obediente desvelará del plan de Dios.
En su intimidad vive la experiencia de ser atraída por un camino nuevo. A
Paula le va naciendo el deseo de vivir y de realizar lo que realmente siente. Se
reconoce portadora de un don que ha recibido en lo escondido del corazón.
Don que la hará capaz de tomar nuevas iniciativas, de realizar sorprendentes
24
S. Tomás, Suma Teológica II-II, 47-56
22
opciones.
El ideal de Paula lentamente va cristalizando. Cada vez siente más clara su
misión, Dios la llama a realizar una tarea: educar a la mujer.
Su experiencia fundamental es que su misión no nace sólo del análisis de la
realidad, sino desde la iniciativa de Dios que va marcando el itinerario a seguir.
Es cierto que está convencida del papel insustituible de la mujer en la familia y,
a través de ella, en la sociedad, pero tiene la sensación profunda de que la
opción fundamental que va a tomar en su vida es acción de Dios.
Quien tiene el don de la prudencia sabe que nadie se basta a sí mismo, que
hay otras personas con más conocimiento, mejor juicio y experiencia, más luz
de Dios, por eso el verdadero prudente entra en una dinámica de escucha y de
consulta que le ayudará a conocer el proyecto de Dios. Paula iniciará la tarea
de discernir la misión que el Señor le encomienda desde la oración y desde la
consulta a algún sacerdote con el que se relaciona.
La escucha de Dios en la vida personal pasa por la mediación de la Iglesia. La
expresión mínima de esta mediación está constituida por el diálogo con el
director espiritual. El contrastará las mociones recibidas con dos criterios
fundamentales: la conformidad con la Palabra y la enseñanza de la Iglesia (1Jn
4,2), y el servicio para la edificación de la Iglesia y la sociedad, fin para el que el
Espíritu otorga los dones (1Cor 12,7; 14,12.26). Así se tratará de objetivar las
mociones personales, de aclarar lo que se percibe de modo confuso y situarse
en el horizonte eclesial. En el caso de Paula la tradición habla de “padre
Definidor, nombre con que Paula Montal designaba al p. capuchino que la
dirigía”.25
El P. Cueva nos acerca así a este discernimiento “Paula entregó las llaves de
su alma a su “docto confesor”. Fray Roque terminó viendo claro, animó a Paula
a seguir adelante con su doble programa ascético y apostólico y descubrió
señales evidentes de una llamada a mayor perfección. Ya llegará la hora de
Dios para concretarla. Y lo malo fue que en 1820 a fray Roque se lo llevaron
sus superiores a Figueras, con el mismo cargo de guardián. Paula sabrá
esperar, pendiente siempre de la palabra de su Padre Definidor, como le
gustaba llamarle, y de un signo blanco que puede aparecer cualquier día en el
camino.”26
25
26
POSITIO, p. 63
CUEVA, D. Paula Montal madre y maestra de la juventud. Madrid, 1988, p. 44
23
Dios anima y acompaña a Paula en el proceso de descubrir su voluntad.
Muchas veces en la Sagrada Escritura encontraría las frases: “No temas, yo
estoy contigo” (Isaías 43,5) “Mi gracia te basta, que mi fuerza se realiza en la
flaqueza” (2 Cor 12, 9), y las sentiría expresamente dirigidas a ella. En la
llamada todo es gracia. Dios siempre ha prometido su ayuda a quien llama. La
fuerza que siente Paula para cumplir la misión no es de ella, es una fuerza
misteriosa, que actúa en ella, casi sin darse cuenta y que la impulsa a ser
testigo y a trabajar por el Reino. Dios la anima, la acompaña y la mantiene en
una actitud de confianza, de apertura a su Providencia. Ese Dios que precede y
acompaña señala la misión y capacita para ella. La catequesis, la primera
escuela en su casa le van permitiendo a Paula iniciarse y ejercitarse en la labor
pedagógica y en la labor espiritual a la que ha sido llamada.
El seguimiento en el que se ha embarcado la llevará a dar comienzo a una
etapa nueva en su vida. Para Paula es el inicio de un éxodo. Apoyada en la
fuerza de la fe y obediente a la voluntad de Dios, decide correr el riesgo de
avanzar hacia lo desconocido. A ella y a Inés la Palabra les invita a decirse
“corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante”. (Hebr.12:1)
La salida de Arenys marcará el punto de inflexión de sus historias personales.
Salir de Arenys supone la ruptura con lo anterior, pero es el fiat sin reservas al
Dios que anima y acompaña. Experimentarán que la obediencia es un
acontecimiento dinámico, de permanente movimiento tras la voluntad de Dios.
Paula está decidida a comprometerse plenamente en mejorar la realidad de la
mujer,es su misión y en ella empeñará la vida.
24
4.2. SEGUNDO PERIODO DE SU VIDA: 1829-1859
- FUNDADORA CON CORAZÓN PRUDENTE
- OBEDIENCIA DE MUJER CONSAGRADA
- PACIENCIA CARISMÁTICA DE CALASANZ EN PAULA
FUNDADORA CON CORAZÓN PRUDENTE
En Figueras Paula pronto pudo sentir la sorpresa y las dudas que despierta su
proyecto: ser maestra de niñas y hacer de esta tarea un apostolado.
Ciertamente sus recursos eran escasos, pero supo ver más allá de esa
realidad. No se dejará engañar por las apariencias, por la precariedad de los
inicios ni por consejos de falsa prudencia, sino que es capaz de transcender
esa realidad porque la fortaleza de Dios la acompaña.
La primera escuela para la educación integral de la mujer la iniciarán dos
jóvenes en un palomar, pero los comienzos pobres y sencillos son los
preferidos del Señor. Aquí, en esta escuela, nace el primer lugar teológico de la
escuela pía femenina.
Con tenacidad, con valentía, con prudente sagacidad sorteará dificultades,
vencerá incomprensiones y buscará los medios para continuar. Con la sabiduría
de un corazón esperanzado ideará respuestas creativas y eficientes. Su amor a
Dios y a las niñas será el manantial del que surja la fuerza para avanzar.
Los avances y retrocesos se sucederán. Pronto recibirán el gran apoyo de
Felicia Clavell, pero las circunstancia políticas se tornaron tan difíciles que una
elemental prudencia aconsejará la retirada temporal y un regreso a Arenys.
Este incidente no hizo mella en el temperamento emprendedor y decidido de
Paula. Las tres tenían clara su vocación y las puertas del colegio se reabrirán al
cabo de dos años, en 1832.
El tiempo de estancia en Figueras será largo, es tiempo de ensanchar el
proyecto, de acoger a nuevas jóvenes ilusionadas, en 1837 se unirá al grupo
Francisca de Domino, de superar carencias formativas y de ensayar métodos
pedagógicos. Tiempo de buscar la forma en que se ha de configurar el
proyecto pacientemente madurado en Arenys.
Es tiempo de construir sobre roca. En definitiva, es el tiempo de la prudencia.
Paula es esa mujer prudente del Evangelio que cumple la voluntad del Padre
25
celestial, que oye las palabras del Señor y las pone en práctica, que asienta su
obra sobre roca. Por ello aunque “cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron
los vientos, y embistieron contra aquella casa; no cayó, porque estaba
cimentada sobre roca.” (Mat 7, 24).
En las dos décadas siguientes la necrología, de una forma sucinta, nos describe
una trepidante actividad fundacional:
“En mayo de 1842, pasó con la joven Francisca de Domingo a Arenys para abrir
otra casa de educación.”
“En septiembre de 1846 se trasladó con otras dos a la villa de Sabadell con
objeto de establecerse en ella; cuyo arribo fue extraordinariamente pobre…”
“En 1849 abrió otro colegio en Igualada, y quedó en él de superiora. En 1850
fundó otra casa en Vendrell, y en 1852 en Masnou, pasando luego a Sabadell
con el cargo de maestra de novicias. En 1859 fue a Olesa de Montserrat para
abrir un nuevo colegio”
En medio de la enumeración de sus fundaciones se deslizan en este
documento dos hechos claves:
“púsose,con todas sus compañeras, bajo la protección y dirección del rdo.
padre Agustín Casanovas de santa Teresa,sacerdote de las Escuelas Pías,
residente en Sabadell, el cual, en unión del rdmo padre Jacinto, comisario
apostólico de las mismas,la impuso en las Reglas de sus hermanos y
empezaron a practicarlas en todo lo posible”.
“El 2 de febrero de 1847 hizo su profesión religiosa con las demás primeras
compañeras suyas, y desde luego empezó a formalizar el noviciado”. La
naciente familia queda consagrada para siempre.
La historia y la obra de Paula han adquirido un nuevo nivel de concreción. M.
Paula es escolapia, y con su pequeño grupo forma una Congregación religiosa
que se ha injertado en el carisma de S. José de Calasanz.
Si regresamos a las fundaciones recordamos que la segunda escuela se abrió
en Arenys. Esta fundación tenía el encomiable objetivo de “extender a las niñas
de su pueblo natal los beneficios de la educación cristiana que recibían las
niñas de Figueras”.27 Pero es muy probable que Paula también pensase que
esta nueva plataforma de evangelización le serviría para entrar en contacto con
los Padres Escolapios de Mataró. Conocedora de que impartían una educación
27
VIDAL, D. Reseña histórica del Pío Instituto de Religiosas Hijas de María Escolapias. Barcelona,1916,
p.15. MORAZA PADULEZ, P. Origen y Espíritu del Pío Instituto de Hijas de María Religiosas
Escolapias. Valencia, 1918, p.5
26
popular buscaría un acercamiento y un consejo.
Paula sabe que el querer de Dios tiene que manifestarse plenamente, que, por
su parte, debe seguir buscando la forma de dar expresión definitiva a la llamada
recibida. Con sabia decisión buscará contactar y discernir con quienes pueden
ayudarle a desvelar plenamente su carisma.
En Mataró le aconsejarán ir a Sabadell. Las motivaciones de esta nueva
fundación coincidirán con las de Arenys: abrir un colegio para las abundantes
niñas de esta populosa población y contactar con los padres escolapios, que
sabrán valorar, acoger y completar la labor de Paula y sus compañeras. El P.
Jacinto Feliu y el P. Agustín Casanova acogerán como propia la obra de Paula.
El P. Jacinto Felíu, en carta de 8 de diciembre de 1846 así lo reconoce “el
objetivo de ustedes es el mismo que el nuestro y de todo escolapio, y es
enseñar a los niños o niñas, pobres o ricas, la piedad y las letras…..no tengo
inconveniente en cooperar a la santa obra”.28 La formación escolapia de Paula y
sus compañeras tomará buen ritmo y su profesión religiosa está muy cercana.
En 1849 pasados sólo tres años, M. Paula, religiosa escolapia, funda en
Igualada la cuarta escuela de las Hijas de María y pasa a ser superiora y
directora de la misma. La dirección de la Congregación ha quedado en otras
manos, pero ella sigue siendo el alma y la impulsora de las fundaciones.
Son muy pocos los escrito que tenemos de M. Paula, por eso es de valorar que
esta fundación nos haya proporcionado dos de ellos. En la primera carta de
dirigida al alcalde de Igualada se hacen palpables la prudencia y la valentía
de M. Paula: “me limitaré a contestarle; que debiendo pasar a ésta por todo
este mes, o primeros del entrante, nuestro director don Agustín Casanovas, de
las Escuelas Pías, del cual dependemos inmediatamente, ruego a usted se
sirva aguardar su arribo para tratar del asunto que motiva el expresado oficio de
usted,……y sólo me permitiré manifestar a usted que en las varias
entrevistas……a las cuales tuve el honor de asistir……nunca hizo usted
mención de que las niñas de pago necesitasen el permiso de usted para ser
admitidas en nuestro colegio, mayormente…”.29 y continua con sólidos
argumentos que fundamentan sus apreciaciones. Toda la carta es una
verdadera manifestación de prudencia, M. Paula sabe situarse, conoce el
puesto que le corresponde, y desde él hace una defensa inteligente de los
acuerdos y derechos adquiridos y sobre todo del modelo de educar de las
escolapias: se trata de unir en las mismas aulas a niñas de diferentes clases
sociales y de buscar la integración social.
28
29
MORAZA PADULEZ, P. Origen y Espíritu del Pío Instituto de Hijas de María Religiosas Escolapias.
Valencia, 1918, p.10
CUEVA, D. Diez escritos de Madre Paula Montal. Sabadell, 1969, p.40
27
Es de señalar como en este colegio tiene que adaptarse a los nuevos requisitos
que imponen las leyes de educación (Plan de Instrucción Primaria de 1838).
Ahora se hará imprescindible no sólo una preparación profesional adecuada de
las maestras, sino también el título que reconozca esa preparación, además
verá una oportunidad, a la que animará a las escolapias más jóvenes, en las
oposiciones a escuelas oficiales gratuitas que los ayuntamientos sostienen con
sus fondos.
En 1850 la envían a fundar a Vendrell, donde desempeña los mismos cargos
que en Igualada. Es la autora de la crónica del colegio que nos proporciona el
siguiente dato: “En febrero de 1852 fue a oposiciones para Maestra de Vendrell
Sor Ana Font y quedó aprobada”.30 M. Paula aprende de la realidad objetiva
que le rodea y sabe aconsejar con prudencia. Desea que las escolapias se
adapten a las exigencias de los tiempos y estén en la vanguardia de la
educación.
Al cabo de dos años la encontramos en Masnou, allí ya existía un colegio en
difícil situación: dos religiosas que permanecen en él han solicitado el ingreso
en el Instituto de Hijas de María. M. Paula aceptará esta nueva fundación, su
misión consistirá en crear un verdadero colegio de escolapias.
En el mismo año la obediencia la envió de nuevo a Sabadell, esta vez al frente
del noviciado. Antes de finalizar 1859 recibió el encargo iniciar su última
fundación en Olesa de Montserrat.
Como conclusión es interesante recoger el siguiente testimonio: “Debía tener
prudencia suma…, de otra manera, siendo elemento rector y orientador, no
hubiera tenido el apoyo de las colaboradoras y de numerosas personas que
trató para la fundación y expansión de sus colegios”.31 En efecto, la prudencia
permite regir la propia vida por el camino a la virtud, posee el arte del buen
consejo y del buen gobierno. (Sb 9, 11)
El propio Cristo exhorta a la prudencia (Lc 16, 8). M. Paula como hija de la luz
puso todas sus fuerzas al servicio de la misión recibida. La entrega a sus
fundaciones fue total, siempre la acompañaron el adecuado análisis de la
realidad y una inquebrantable fe en la providencia.
30
CUEVA, D. p. 45
31
POSITIO, p. 854
28
OBEDIENCIA DE MUJER CONSAGRADA
M. Paula consideraba la obediencia como la aceptación de la voluntad de Dios
manifestada a través de las mediaciones humanas. El capítulo XIII de las
Constituciones, dedicado a la obediencia, recomienda ver en el superior al
mismo Señor. “Acostúmbrense pues a no mirar quién es la persona a quien
obedecen, sino antes bien quien es Aquel por quien y a quien obedecen en
todos los superiores, que es Jesucristo nuestro Señor”.

LA OBEDIENCIA HECHA VIDA
El P. Jacinto Felíu, Comisario Apostólico de las Escuelas Pías, en la carta de
finales de 1846, ya mencionada, les aconseja todo un plan de actuación: “Lo
primero que deben hacer, a mi modo de entender, es reconocer a una de
ustedes por cabeza o superiora, a quien las demás obedezcan. Esta me parece
que debe ser la primera de las señoras a quien ocurrió o Dios inspiró tan santo
pensamiento. Lo segundo es determinar la casa noviciado, en donde se
instruyan las novicias tanto en la vida religiosa como en las letras; porque para
enseñar las letras es menester saber y para enseñar la piedad es menester ser
piadoso y santo. Lo tercero es formar unas reglas o estatutos para que la que
mande, sepa lo que ha de mandar, y la que obedezca sepa también lo que ha
de obedecer…..”32. Los tres escalones propuestos se van a realizar, pero los
caminos tomados van a ser diferentes. En buena lógica el cargo debería
corresponder a Madre Paula; sin embargo se propuso que la elección de
Superiora General fuese por votación y el 14 de Marzo de 1847 fue elegida para
ocupar este cargo M. Felicia Clavell.
Las primeras cronistas de nuestro instituto explican así lo sucedido: M. Paula
“obtuvo de Dios con sus oraciones que no fuese nombrada aquel mismo año
primera superiora general, cuya elección recayó por unanimidad en su paisana
la Madre Felicia Clavell”33; “El espíritu humilde y sencillo de nuestra M. Paula,
obtuvo del cielo con sus oraciones no regir nunca directamente y por cargo
propio el Instituto en general, pero lo dirigió siempre por su carácter de
fundadora”.34 En realidad no podemos conocer las razones de su retirada del
32
MORAZA PADULEZ, P. Origen y Espíritu del Pío Instituto de Hijas de María Religiosas Escolapias.
Valencia, 1918, p.11
33
RODRIGUEZ URETA, A. Flores ascéticas, p.79
VIDAL, D. Reseña histórica del Pío Instituto de Religiosas Hijas de María Escolapias. Barcelona,1916,
p.154
34
29
gobierno del Instituto. Este tema siempre quedará velado por el secreto,
además “nadie pudo apreciar contrariedad en ella, ni queja, siempre se
mantuvo ecuánime”.35 Pero, para muchas personas que la conocieron, la mayor
prueba de su vida fue su generosa adhesión y obediencia a los resultados del
primer capítulo general.36 Se reflejan así los elementos más significativos de su
espiritualidad: total confianza en Dios,
profunda humildad y
heroica
obediencia.
Podríamos aplicar perfectamente a lo sucedido la conocida afirmación de
Rahner: “insertarse en un proyecto de vida comunitaria es exponerse a un
destino imprevisible”.
La primera ocasión en que podemos constatar la obediencia de M. Paula a la
Superiora General la tenemos en la carta que le escribió el l0 de abril para
comunicarle que las Reglas que había pedido al Padre Comisario ya estaban
en su poder. Son las Reglas de San José de Calasanz, de las que el padre
había hecho un extracto. Es el tercer paso que el propio P. Feliu había
aconsejado realizar.
Correspondía a la Superiora General examinar las Reglas y Constituciones que
las Hijas de María iban a practicar y M. Paula acepta con naturalidad y
obediencia la nueva situación. Prueba de ello es que cierra la carta con esta
despedida: “Sin más, disponga de su hermana súbdita”.37
A partir de ahora la veremos, siempre enviada por sus superiores, realizar las
fundaciones de Igualada, Vendrell y Masnou y después en Sabadell como
Maestra de Novicias. Desde allí fue enviada temporalmente a otros colegios
cuando había que solucionar alguna dificultad. M. Paula siempre estaba
disponible. Se coloca en posición de “subdita”,pero en más de una ocasión
manifestó que sus deseos no coincidían con lo que habían dispuesto sus
superiores, aunque la obediencia la llevase a una total aceptación.
Si analizamos su postura a la luz de la teología tomista apreciamos que en M.
Paula se dan los rasgos de una obediencia perfecta. En efecto, el criterio de
obediencia perfecta depende para Santo Tomás de la presencia del mandato y
de su completa ejecución. Lo fundamental es el modo de acoger y ejecutar el
precepto. Esto puede hacerse con una doble modalidad de perfección;
primeramente ejecutando su contenido por estar mandado; en segundo lugar se
puede expresar un ánimo obediente más perfecto, cuando el súbdito se
empeña en obedecer más allá del ámbito común; cuanto más extensivamente
35
POSITIO, p. 892
36
POSITIO, p. CXI
37
CUEVA, D. Diez escritos de Madre Paula Montal. Sabadell, 1969, p.39
30
acepta uno ser súbdito, más perfecto es en la obediencia. El perfecto obediente
se muestra dispuesto a dejarse mandar, en todo por el superior, sin poner
límites a su competencia legítima.
Vemos que la perspectiva tomista (con influencia aristotélica) no es la de la fe,
sino una consideración teológica sobre el ejercicio de la obediencia como virtud
moral. En consecuencia, Santo Tomás pide que el súbdito proceda, incluso en
la obediencia, valorando la bondad de lo que se le manda, asumiendo una
responsabilidad crítica. El súbdito ha de ser un colaborador críticamente
responsable con la autoridad, a fin de promover la verdad y el bien común.38
Los tomistas encontrarían en M. Paula un modelo consumado de dulía
(obediencia debida al superior).
Como hemos indicado la obediencia la llevó al Noviciado de Sabadell,desde allí
seguirá atenta y activa a los procesos que vive el Instituto: se interesa por las
nuevas fundaciones a las que destinarán sus novicias y recibirá con entusiasmo
la aprobación episcopal y la promulgación de las primeras Constituciones de las
Hijas de María.
Será muy activa su implicación en el largo proceso de aprobación de las
Constituciones. La correspondencia que mantiene con el P. Fucile, general de
los escolapios, así lo atestigua. En la segunda carta que le envía en 1856 le
recuerda: “por esto suspiramos tanto la bendición de nuestro inmortal Pontífice
Pío IX: su suprema aprobación a nuestro pío instituto, es nuestro estar, nuestra
dicha, nuestra última y verdadera gloria……A vuestra Paternidad interponemos
para que con su poderosa influencia acelere el día en que nuestro instituto sea
declarado digno hijo de la Iglesia.”39
Sus deseos de ver aprobadas las Constituciones estaban acompañados de
una fiel observancia: “era observantísima de las Santas Reglas, y celosa de que
todas lo fuésemos, animándonos con su ejemplo y con su palabra a
mortificarnos, con la esperanza de una recompensa eterna”.40
M. Paula, ahora apartada del primer plano sigue siendo el alma del Instituto.
Ella es la depositaria del carisma inicial, en ella por encima de todo actuan el
amor y la gracia y siempre se desvivirá por el carisma recibido: proporcionar
una educación integral a la mujer que mejore la vida familiar y social.
38
Nuevo diccionario de espiritualidad, Madrid, 1983, Voz: Obediencia, p.1008.
39
CUEVA, D. Diez escritos de Madre Paula Montal. Sabadell, 1969, p.48
40
CATÁLOGUS Religiosorum Scholarum Piarum Hispaniae….Año 1890 Necrología de M. Paula Montal
31

LA OBEDIENCIA HECHA ENSEÑANZA
En Sabadell se erigió el Noviciado y M. Paula fue nombrada Maestra de
Novicias. La elección para este cargo tiene un profundo valor simbólico. Allí la
propia fundadora formará durante siete años a las primeras escolapias. El P.
Agustín Casanova, Director General y prudente consejero de la Congregación,
conocedor del alma de M. Paula, colaborará con ella en esta nueva misión. Su
trabajo en común pronto recogerá frutos.
En agosto de 1853 se distribuyó el libro de las Constituciones a todas las
religiosas. En el capítulo quinto de las Reglas dedicado a la Maestra de
Novicias se dice: “La maestra de novicias debe estar dotada de gran virtud y de
mucho saber” “cuando vean una hermana que en bondad, prudencia y saber se
adelanta a las demás, esta debe ser elegida Maestra de Novicias”. “….estar
bien arreglado el Noviciado es el punto más interesante del Instituto, porque ha
de ser el molde de todas las hermanas”. Nadie mejor que M. Paula.
En la necrología leemos: “no hablaba sino de su divino Esposo, de la oración,
del cielo, de los frutos de la sagrada comunión, de los deseos de la salvación de
las almas, y todos esos sentimientos deseaba infundirlos en sus novicias”.
Su ascendiente sobre las novicias provenía del amor que sentía por cada una
de ellas, de su virtud, de su ejemplo, de la cálida fraternidad que sabía crear
entre ellas, de sus dotes de formadora y de los medios que empleaba: la
oración y la entrega total.
M. Paula ayudaba a sus novicias a descubrir los caminos del Señor. Les
enseña a progresar en la oración, en el conocimiento de Dios, en la práctica de
las virtudes. Les anima a prepararse para ser unas buenas maestras que
ayudasen a crecer a las niñas en vida espiritual y en formación humana. La
labor de M. Paula se completaba con la dirección espiritual del P. Agustín
Casanova.
Conservamos la carta que escribió a una de sus novicias, en ella M. Paula nos
sigue regalando su magisterio espiritual:
“Lo que le encargo, hermana mía, es, que persevere en los mismos
sentimientos y deseos que tenía estando en el noviciado, de adelantar en el
camino de la perfección. Ya sabe que para llegar a la cumbre de la perfección
hemos de practicar la santa humildad y obediencia; con solo estas dos virtudes
nos uniremos con Jesucristo y tendremos la dicha de ver al amado Esposo de
nuestras almas, por eternidades”.
La misma carta proporciona una muestra del actuar obediente de M. Paula. Ella
mantiene sus criterios, pero por encima está la obediencia “ya sabe usted,
hermana mía, que mis deseos eran que hubiese podido concluir los dos años,
como dicen las Santas Reglas, pero me consuelo porque no ha sido culpa mía,
sino que la santa obediencia lo ha dispuesto así; hágase en todo la voluntad de
32
Dios”.41
Aquí, siguiendo a S. Buenaventura (representante de la escuela franciscana
inspirada en San Agustín), queremos resaltar que la obediencia en M. Paula
no es simplemente una virtud moral, sino que tiene un valor intrínseco de
adhesión inmediata a Dios en Cristo como expresión y como objetivación de la
fe. Más aún, en ella fue una verdadera expresión de la caridad que la movía en
favor de la educación de la mujer.
Lo que da su verdadero valor y su último sentido a la obediencia que practicó
no es la renuncia a la propia voluntad, sino el hecho de ser una adhesión libre e
incondicional, por amor, a la voluntad de Dios manifestada en sus superiores.
Su deseo es imitar a Cristo obediente a la voluntad del Padre. Jesús vive su
misterio de obediencia como expresión concreta y como demostración de su
amor al Padre. Ese amor se expresa y comprueba en la más perfecta
obediencia, en el cumplimiento fiel de la voluntad del Padre. “Yo hago siempre
lo que le agrada” (Jn 8, 29). “El mundo ha de saber que amo al Padre, y que
obro según el Padre me ha ordenado”. (Jn 14,31).
Este es el modelo al que dirige su mirada M. Paula. De Él aprenderá que su
yugo es suave, y su carga es ligera (Mt 11,28-30), porque una obediencia así
vivida, una obediencia que nace del amor y en el amor tiene su término, será
siempre eficaz, con la eficacia sobrenatural de Dios.
PACIENCIA CARISMÁTICA DE CALASANZ EN PAULA
Se ha presentado a M. Paula como “aquel grano de trigo que inspirado en el
gran pedagogo San José de Calasanz,desapareció de la vista de los hombres
para dar vida a un nuevo Instituto religioso,el de las Hijas de María,religiosas
escolapias”42.Es una realidad la influencia de calasanz en la espiritualidad y en
el carisma de M.Paula. Rasgo destacado de ambos fue su actitud de paciente
valentía en la entraga a la voluntad de Dios.
Calasanz y M. Paula, en su caminar por la senda del espíritu,fueron señalado
algunas actitudes que les forjaron interiormente y que eran muy necesarias para
el carisma recibido. Fueron necesarias grandes dosis de paciencia para crear,
sotener y extender la Escuela Pía masculina y femenina.
En efecto,en el punto primero de las Constituciones de los padres escolapios
41
42
CUEVA, D. Diez escritos de Madre Paula Montal. Sabadell, 1969, p.56
POSITIO, p.800
33
leemos: “la familia religiosa escolapia,….. se reconoce como obra de Dios y del
afortunado atrevimiento y tesonera paciencia de San José de Calasanz”.
La pacienca de Calasanz siempre se abría a la esperanza y mantenía una fe
inquebrantable en el Dios del amor, que hará su obra cuando quiera y de la
manera que quiera.
Era una paciencia activa y amorosa que le ayudaba a realizar el camino apesar
de los obstáculos, y cuando éstos crecian “era necesario pedir al Señor
paciencia y más paciencia”. Una paciencia que se logra con la oración y se
acompaña de la humildad: “La paciencia en el religioso y más si es superior,es
muy beneficiosa y muy útil.El Señor,que da el peso que soportar,da también las
fuerzas, a condición de que le roguemos humildemente y con perseverancia”.
Una paciencia que convive con la paz, paz que le estimula a seguir trabajando
por el bien de la niñez y juventud:“emplee toda diligencia en ser paciente y
humilde.Que así se logra,incluso en provecho de los demás,la paz interior del
alma,don extraordinario que da el Señor a los humildes”.43
La paciencia incluye una gran riqueza de purificación del propio corazón
“soporte los agravios con paciencia….el Señor quiere probarnos por el camino
de la tribulación”.Calasanz nos recuerda a S.Pablo cuando afirmaba “necesitáis
paciencia en el sufrimiento para cumplir la voluntad de Dios y conseguir así lo
prometido”.(Heb 10,36)
Mención aparte merece la importancia que san José de Calasanz concede al
valor de la paciencia en la escuela. En el nº 4 de sus Constituciones queda
resumido el fundamento teológico-pastoral de la misión y seguimiento de Cristo
escolapios: “en ninguna circunstancia menospreciaremos a los niños pobres
sino que con tenaz paciencia y caridad, nos empeñaremos en enriquecerlos con
todas las cualidades, estimulados, especialmente por la Palabra del Señor: Lo
que hicisteis con un hermano mío de esos más pequeño conmigo lo hicisteis”.
Es importante y significativo resaltar las muchas veces que Calasanz,
recomienda la paciencia a los educadores en el trato con los niños y cómo
insiste que se haga con suma caridad. La caridad es paciente, dice S. Pablo
(1Cor 13,4) y precisamente por eso también Calasanz quiere que la caridad
pedagógica del maestro vaya siempre acompañada de una gran paciencia, y
su celo obre siempre “con prudencia santa y con mucha paciencia y
compasión”. La virtud de la paciencia mantiene lejos del educador la
precipitación y si él consigue, “junto con la paciencia, hacer acopio de alegría,
realizará obras de gran mérito”. La paciencia es la manifestación práctica de la
caridad.
El propio Calasanz indica la finalidad y función de la paciencia en la actividad
43
CUEVA, D. Calasanz mensaje espiritual y pedagógico. Madrid,1973, p. 284
34
pedagógica: el educador “tiene necesidad de una paciencia grande para
saberse servir del talento que descubra en los súbditos, y saber además, con
afecto paternal, poner remedio a las faltas e imperfecciones, exhortándolos uno
a uno”. La paciencia crea aquella atmósfera espiritual sin la que sería difícil toda
actividad educativa.
Teniendo paciencia difícilmente se perderá la esperanza en la enmienda del
educando. Nunca se llegará a un rompimiento con él, porque “se hace más
exhortando que imponiendo”.
Paciente como es el maestro escolapio, sabrá “compadecerse de la debilidad
de los súbditos, y con amor de padre advertirles y enmendarles”.44
En M. Paula encontramos una sintonía esencial con la paciencia calasancia en
su vida y en su obra.
Paciencia activa y amorosa apesar de los obstáculos es la que muestra Paula
cuando solicita, junto con sus compañeras, al papa Gregorio XVI la concesión
de un oratorio privado para la escuela de Arenys.En la solicitud,fechada en
1843, hacían resaltar su dedicación a la tarea educativa con una orientación
religiosa,su deseo de “darles una religiosa y sana educación”, de la que
querian que participasen los padres de las alumnas. A su vez expresan que el
grupo solicitante viven comunitariamente y un oratorio les ayudaría a cultivar
mejor su vida espiritual.La concesión se otorgó el 19 de enero de 1844 con la
extensión del mismo a cualquier ciudad de la diocesis de Gerona donde se
estableciesen,por lo tanto era aplicable en Figueras. Pero el Breve se había
obtenido sin seguir los trámites de la legislación española y por tanto no se
podía ejecutar.En vista de lo cual acudieron de nuevo a Roma para conseguir
un nuevo Breve acorde a los requisitos de las leyes vigentes. Es un
inconveniente que supone dilatar en el tiempo la consecución de un anhelo,
pero Paula es tenaz y paciente,tiene clara conciencia de la educación que
desea transmitir, por eso precisa el oratorio como medio esencial para dar a
sus alumnas una profunda educación cristiana, y no cejará en el empeño.La
concesión definitiva se firmana el 13 de marzo de 1846.45Desde el inicio de las
gestiones han trascurrido tres años de paciente espera. La pequeña semilla se
abría paso en medio dificultades, pero no olvidemos que la paciencia
perfecciona las obras (St. 1, 4).
Importantes fueron las dificultades que se presentaron en los inicio de la
fundación de Sabadell, pero la caridad a todo se acomoda y todo lo soporta. “A
pesar de ir recomendadas por el alcalde.......no dejaron de experimentar
muchas molestias y escasez de lo más preciso, particularmente en los dos
44
SÁNTHA, G. San José de Calasanz, obra pedagógica. Madrid, 1956, p.86
45
POSITIO, p.47
35
meses primeros que se instalaron en una casa destartalada, abierta al frío de la
noche”.46 Estos hechos nos muestran una paciencia acompaña de humildad y
pobreza, pero una paciencia fortalecida por la paz que transmite la convicción
de que la obra de Dios se realizará.
Muestra de su paciencia siempre abierta a la esperanza es la, ya citada,
correspondencia que mantiene con el P. Fucile, motivada por el ofrecimiento
que hizo de presentar las Constituciones al Sumo Pontífice para su aprobación.
En una carta de 1855 le comenta: “Hace más de 18 años que esta su súbdita y
hermana tiene unos deseos tan grandes de que podamos ser unas verdaderas
Religiosas Escolapias”. En la cuarta carta de esta correspondencia fechada en
Junio de 1857, ante un avance en el proceso M. Paula escribe: “Qué gracia tan
grande si podemos merecer la aprobación apostólica de nuestro Santísimo
Padre Pío IX! Gracia digo, tantos años a deseada”.47 Más de dos años han
transcurrido entre estas dos cartas. Es evidente la paciencia activa de M. Paula
y la firmeza de propósito a pesar de los obstáculos. Todavía será precisa una
larga espera, hasta el 7 de enero de 1887 no se aprobarán definitivamente las
Constituciones por León XIII.
Dio claras manifestaciones de paciencia orante y obediente ante las
circunstancias difíliles, e incluso dolorosas, que se presentaron en su vida. La
paciencia unida a la fortaleza, le llevó a aceptar con serenidad todo tipo de
sufrimientos. Fiada siempre en el providente amor de Dios, sabe mantenerse
activa y fiel, sabe encarar cada obstáculo y continuar amando. Recuerda que el
Señor dijo “bienaventurados los pacientes” (Mt 5,4). Si M. Paula buscó un
modelo de paciencia encontró el mejor de ellos en la cruz. El amor de Cristo en
la cruz es un amor lleno de compasión y de paciencia que disculpa, perdona y
espera. (Ef. 2, 16).
De su paciencia pedagógica son muchos los testimonios que tenemos:“iba de
clase en clase visitando a las alumnas.Cuando encontraba a alguna cuyo
comportamiento dejaba que desear,o por su conducta o por su aplicación,le
reprendía;pero lo hacía con un amor y caridad de tanto celo,que infundía
deseos de mejorar en la conducta y en el estudio y, al propio tiempo
consolaba”48.Con amor y paciencia se ocupaba de todas las niñas orientándolas
y estimulandolas. Las alumnas percibían en M. Paula aquellos sentimientos que
San Pablo aconseja: “Revestíos de sentimientos de tierna compasión, de
bondad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia”. (Col. 3,12). Para las
46
POSITIO, P.639
47
CUEVA, D. Diez escritos de Madre Paula Montal. Sabadell, 1969, p.55
48
POSITIO, p. 863
36
niñas la mansedumbre y la paciencia eran lo más visible y lo más agradable de
su caridad, eran lo que constituía su encanto. Indudablemente el amor
encuentra en la paciencia una de sus mejores expresiones.
4.3. TERCER PERIODO DE SU VIDA: 1859-1889
-
“HAGÁSE EN TODO LA VOLUNTAD
anonadamiento de M. Paula.
DE
DIOS”:
el
-
PRUDENCIA DE UNA CONSEJERA, DISCRECIÓN DE UNA
PROVINCIAL.
- LA PACIENCIA TODO LO ALCANZA
-OBEDIENCIA
QUELA
LLAMA,
ANIMA Y ACOMPAÑA
“HAGÁSEA UN
EN DIOS
TODO
VOLUNTAD
DE DIOS”:
anonadamiento de M. Paula
el
“Muchas virtudes practicó M. Paula en Olesa de Montserrat, sin embargo deben
citarse tres fundamentales: presencia de Dios casi continua, completa
conformidad con la voluntad de Dios, y grandísima confianza en su
providencia”.49
Una vez más la obediencia se hace vida y M. Paula marcha a Olesa como
superiora de la nueva fundación y directora del Colegio. Comienza la última
etapa de su vida, el periodo de mayor crecimiento espiritual. Años de retiro, de
ocultamiento, de oración y de verdadera fecundidad. Años en los que se centra
en lo esencial. Allí en obediencia plena, su proceso de anonadamiento le
permitirá decir: “hágase en todo la voluntad de Dios”. Y en la “brisa suave” de
las montañas de Olesa encontrará el impulso definitivo hacia su Señor, ya que:
“si por la obediencia de Jesucristo fuimos justificados (Romanos 5, 19), por la
obediencia personal recibimos el Espíritu Santo, que Dios otorga a los que le
obedecen”. (Hechos 5,42)
Para profundizar en el sentido de la obediencia a la voluntad de Dios propio de
M. Paula es necesario hacer hincapié en su modelo: Cristo obediente, que “se
49
Summarium Paula Montal. Roma 1985, p.65
37
humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y una muerte de
cruz. Por eso Dios le exaltó y le concedió el Nombre sobre todo nombre”
(Filipenses 2,8-11).
Jesús es la personificación de la obediencia. Es “el Obediente”. Toda su vida es
un misterio continuado y radical de obediencia al Padre. Tiene clara conciencia
de ello, lo afirma y proclama abiertamente: “Mi alimento es hacer la voluntad del
Padre que me ha enviado, y llevar a cabo su obra” (Jn 4, 34). “El mundo ha de
saber que amo al Padre y que obro según el Padre me ha ordenado” (Jn 14,
31). “No se haga mi voluntad, sino la tuya”. (Lc 22,42; Mt 26,42). La obediencia
de Jesucristo tiene dos facetas fundamentales: reconocerse en el centro del
plan del Padre y aceptar incondicionalmente el plan divino con todas las
consecuencias.
Podría describirse la obediencia de Jesús diciendo que fue: sumisión total en
amor filial al querer del Padre, manifestado y discernido a través de
mediaciones humanas.
Si en la vida de Jesús no hubieran existido mediaciones humanas, porque el
Padre le hubiera manifestado su voluntad directamente, no podría ser modelo
de obediencia. Pero resulta claro en el Evangelio que, a lo largo de toda su
vida, existieron múltiples mediaciones a través de las cuales conoció y acogió
siempre la voluntad del Padre, en docilidad activa.
Jesús vivía atento para percibir cualquier signo de la voluntad del Padre, y
como tenía “hambre y sed de justicia” y era “limpio de corazón”, reconocía
realmente esa voluntad. (Mt 5, 6.8).
En la obediencia de Cristo, como en la de M. Paula, podemos observar las
siguientes notas:
a) Supone una misión, una comunicación de la voluntad divina, que es voluntad
salvífica, voluntad de amor.
b) La respuesta a la misión, a la vocación, es una respuesta de obediencia, que
se transforma en la aceptación incondicional del plan divino.
c) La respuesta de obediencia supone fe en la misión, en la Palabra de Dios,
conciencia de haber sido enviado.
d) El querer de Dios se manifiesta a través de mediaciones, pero no son término
del acto de obediencia, sino posibilitadores que ofrecen la certidumbre de
obedecer a Dios.
e) La obediencia es responsable y activa. Está abierta a colaborar con las
mediaciones en el proceso de discernimiento y de decisión.
M. Paula lleva muchos años en el seguimiento de la voluntad de Dios, desde
38
muy joven entregó su libertad a la causa del Evangelio. Ahora el colegio de
Olesa se ha convertido en su centro de actividad. Desde allí ejercerá su misión
al servicio de las niñas y de las familias más vulnerables, y podrá darles un
amor lleno de comprensión y misericordia que proviene de su propia obediencia
al querer de Dios.
Ahora el crecimiento en libertad interior, obra de la obediencia al Espíritu,
llegará a su plenitud. Su alegría, su bondad y su paz, a pesar de dificultades y
serios contratiempos, muestran el encuentro y el seguimiento de esa realidad
escondida que es la voluntad del Padre.
El otro gran modelo de obediencia es María de Nazaret. Ella es la Mujer Nueva,
obediente en la fe, en continua meditación y conjunción de su voluntad con la
de Dios. M. Paula, unida y apoyada en María, llega a una disponibilidad total. El
“He aquí la esclava del Señor” de María, tantas veces meditado, orado y
aplicado a sí misma, desde los iniciales tiempos de Arenys, ha llegado a su
mayor profundidad. De nuevo, y con plena certeza, ha resonado en el corazón
de M. Paula: “el Señor está contigo” (Lucas 1, 26-38).
PRUDENCIA DE UNA CONSEJERA, DISCRECIÓN DE UNA
PROVINCIAL
Son muchos los acontecimientos que pusieron a prueba la prudencia de M.
Paula en el periodo de Olesa de Montserrat. Sin embargo, con gran tacto, logra
vencer dificultades y buscar la paz y la unión.
Su habitual prudencia había contribuido a crear en ella una personalidad recia
y perseverante, capaz de tener un trato justo y lleno de generosidad hacia los
demás. Sabe poner cada día, hasta en los detalles más mínios, toda la fuerza
de su amor. El amor no ocasiona cisma, el amor no se subleva, el amor todo lo
hace en armonía. M. Paula cuenta con esa sabiduría que es don de Dios, y que
se refleja en la vida.
A pesar de que Olesa es un lugar apartado no adopta una actitud de lejanía o
de desinterés, sino que sigue muy pendiente de las novedades que suceden en
el Instituto. Desde allí se informa de los nuevos brotes que van surgiendo, de
las nuevas fundaciones que difunden el carisma escolapio. Goza, apoya e
incluso contribuye económicamente cuando le es factible. Sabemos que
colaboró con una importante cantidad de dinero a sufragar los gastos de la
fundación de Barcelona en 1862, a pesar de la pobreza con que se vivía en
Olesa, “porque en la casa de Olesa Dios nos ayudará”.50
M. Paula poseía la sabiduría del Espíritu, misteriosa, escondida, revelada a los
50
POSITIO, p.895
39
pequeños, que le llevaba a actuar desde el amor sin medida al Reino, desde el
deseo de aunar fuerzas para la misión, de buscar siempre la aproximación de
voluntades.
Su corazón seguirá alegrándose con las nuevas fundaciones: Carabanchel
(Madrid), Lucena (Códoba), Alcíra, Bujalance, Villanueva y Geltrú, Zaragoza (4
enero 1883) y Córdoba, aunque a Olesa sólo lleguen ecos lejanos.
Ocasión para demostrar su prudencia y su valiente entrega fueron las fuertes
convulsiones anticlericales que España vivió en el periodo de la 1ª República y
que zarandearon la población de Olesa. Como superiora de la comunidad se
ocupó de velar por la seguridad de las hermanas, y vio la conveniencia de que
abandonasen la población hasta que los acontecimientos volvieran a discurrir
por cauces normales. Sin embargo, ella opta por permanecer cerca del colegio.
Es palpable que M. Paula cuenta con “espíritu de prudencia y sabiduría, espíritu
de consejo y valentía, espíritu de ciencia y temor de Yahvé” (Is 11,2).
Su prudencia se manifestó no solamente en estas situaciones excepcionales
sino en la cotidianeidad de las actividades del colegio de Olesa.
A su forma de ser y de actuar prudente y equilibrada, le acompañaba otra
cualidad: la parsimonia verbal. En efecto, poseía un carácter vivo y activo, que
sabía combinar con una actitud prudente y que completaba con un corazón
generoso; estas cualidades le permitían, en el despliegue de su actividad diaria,
ser “prudente en el hablar”. Sus palabras eran siempre ponderadas y
constructivas. Son muchos los testimonios que avalan esta afirmación: “En el
trato era muy prudente y parca en el hablar; en Olesa la elogiaban las familias
por esta virtud.”51
Cuestión a la que debemos prestar particular atención por su relevancia fueron
las relaciones que M. Paula mantuvo con M. Francisca de Domingo. “Las
relaciones y largos contactos que tuvo que tener con ella fueron la
consagración plena de su extraordinaria prudencia. Así, en su actuación
como maestra de novicias, asistenta general y superiora provincial de
Cataluña, y superiora de Olesa”.52
En el capítulo general celebrado el 24 febrero 1871 fue elegida Superiora
General M. Francisca de Domingo. Madre Felicia Clavell quedó como una de
las Consultoras. Cuando falleció, el 18 de marzo de 1874, debía cubrirse
rápidamente el cargo que dejaba vacante, pero dejaron transcurrir cinco meses
antes de nombrar a M. Paula Consultora General.
A su vez, el 14 de septiembre fue nombrada Provincial de Cataluña. La
51
POSITIO, p. 866.
52
POSITIO, p. XCIX
40
Congregación tenía que dividirse en Provincias y era necesario nombrar las
respectivas Superioras Provinciales. El retraso en el nombramiento de
Superiora Provincial de Cataluña también fue notorio. Sorprendentemente el
nombramiento lleva consigo el siguiente comentario: “Yo bien conozco que V.R.
no está para trabajar y que su edad necesita un completo descanso, pero
atendiendo a que la Superiora General está en Cataluña, V. R. tendrá poco que
hacer, y únicamente hemos pensado, al hacer esta elección que debía recaer
en V.R. como un honor debido a la iniciadora de nuestra Congregación”.53 Estos
cargos los ocupó M. Paula hasta el 28 de febrero de 1877, fecha del segundo
capítulo general. Continuó como superiora de Olesa hasta marzo de 1883,
fecha del tercer capítulo general, al que ya no asistió.
Resulta una realidad evidente que el destino a Olesa la apartaba de la toma de
decisiones fundamentales para la Congregación, y que los cargos para los que
se le nombró y el contenido que se les dio no suponían ninguna rectificación,
sino remarcar su desplazamiento.
Si analizamos estos nombramientos encontramos que le ocasionaron
preocupaciones, sufrimientos e incomprensiones, junto con abundantes
oportunidades para ejercer la discreción y la prudencia.
Es imposible decidir rectamente sobre lo que se debe hacer si no hay un
esfuerzo sincero por buscar y acoger la verdad. Esto exige valorar la situación y
decidirse personalmente según la verdad, que en último término es Cristo. Sólo
el prudente puede actuar así. La prudencia enlaza en la acción personal la
realidad y el deber. Pero para poder conocer la verdad sobre la realidad, para
ver las cosas como son y aceptar y reconocer su verdad, es necesaria una
actitud interior de humildad. M. Paula, contemplada tantas veces como modelo
de humildad, se nos presenta ahora como modelo de prudencia.
La prudencia va acompañada de virtudes para el gobierno y el consejo como la
synesis, virtud que conduce al buen juicio y que no era ajena a M. Paula.
Veamos alguna ocasión en la que ese buen juicio se puso de manifiesto:
“Destaca el tono y equilibrio de su comportamiento en el asunto de la “toca”, tal
y como queda plasmado en la instancia que dirigió al nuncio de su santidad”54
La cuestión surgió cuando la superiora general decidió cambiar la forma de la
toca, desestimando lo que decían las Constituciones. Esta decisión arbitraria
produjo enfrentamientos en la congregación. M. Paula comprendió que era lo
más prudente aceptar la decisión y aconsejar que se siguiera; pero, como
consejera general, acudió a la Santa Sede y consultó el problema, mostrándose
de antemano obediente a cualquier decisión.
53
54
RABAZA, C. Alma humilde. Barcelona.1933. p.295
POSITIO, p. XCIX
41
La Santa Sede aprobó el cambio y así puso fin a un incidente que podía haber
tenido consecuencias negativas. M. Paula, con buen juicio y altura de miras,
buscó combinar obediencia a la superiora general y a las Constituciones y optó
por discernir la situación con quien realmente podía dilucidarla. La tranquilidad
de conciencias se restituyó y la autoridad moral de la fundadora quedó en
evidencia.
LA PACIENCIA TODO LO ALCANZA
M. Paula vive cada día en mayor intimidad con Dios, sabe leer cuanto acontece
desde una dimensión profundamente espiritual, ha aprendido a superar los
criterios y juicios meramente humanos. Ella podría hablar de dificultades pero
también nos diría que han sido cauce para descubrir las riquezas a las que
conduce la paciente confianza en el Señor. “Nos gloriamos en las tribulaciones,
sabiendo que la tribulación produce paciencia”. (1 Rom 5,3).
En la sencillez de la vida cotidiana, en el cumplimiento de los encargos que le
encomiendan y a través de la profundidad que ha adquirido en la oración, su
alma va ascendiendo en plenitud. Dios está en el fondo de su ser y de su hacer
y es claramente perceptible en su vida.
En su camino personal de oración M. Paula fija sus ojos en la experiencia y
doctrina de Juan de la Cruz y Teresa de Jesús, los cuales reivindicaron en su
tiempo el valor de la espiritualidad de la experiencia.En las obras de Santa
Teresa encuentra M. Paula a una mujer que,como ella, busca y anhela el
encuentro personal e íntimo con Dios, que habita en el interior de cada persona
y que está deseando entablar con cada uno una relación de amistad, de amor.
Sabemos sin lugar a dudas,por testimonios conservados, que “tenía entusiasta
devoción a Santa Teresa”.55
En Olesa M. Paula compartirá su experiencia espiritual y se transformará, como
Teresa, en mujer de absolutos. De todos y de nadas, de sólo Dios. Su maestra
y consejera espiritual le diría en un murmullo de intimidad: “Paula que nada te
turbe...", y le permitiría profundizar en su experiencia mística.
A Santa Teresa la voz que escucha en su interior le ha dicho: "No hayas miedo,
hija /que Yo soy / y no te desampararé". En el libro de la Vida la santa lo
comenta así: "Paréceme que, según estaba (yo), eran menester muchas horas
55
SORIANO BARÉS. M. Madre Paula Montal fundadora de lãs religiosas escolapias. Madrid. 2010
42
para persuadirme a que me sosegase, y que no bastare nadie. Heme aquí con
solas estas palabras sosegada, con fortaleza, con ánimo, con seguridad, con
una quietud y luz, que en un punto vi mi alma hecha otra... ¡Oh, qué buen
Dios!"56. Teresa sabe que ese “no hayas miedo” está refrendado por el "Yo
soy" de la Biblia, y que el “nada te turbe” es claro eco de las palabras de Jesús
a los amedrentados discípulos, momentos antes de la Pasión: "que no se turbe
vuestro corazón” (Juan 14,1).
Y Teresa prosigue expresando su experiencia mística con palabras bíblicas
que habían pasado desde el Libro Sagrado a su alma:
“Nada te espante”, porque, frente al espanto de las dificultades, se le
conmueve de gozo el alma, "espantada (asombrada) de la gran bondad y
magnificencia y misericordia de Dios". (Vida, 4,10).
“Todo se pasa”, eco del "pasa este mundo" (1Cor. 7,31) y de las palabras de
Jesús: "cielo y tierra pasarán" (Mt. 34,25), seguidas de la eterna vigencia de la
Palabra de Jesús.
“Dios no se muda”. El Señor y su verdad permanecen para siempre (Salmo 116,
2). La fidelidad de Dios en la amistad contrasta con la versatilidad de las
amistades humanas: "Vos sois el amigo verdadero... Todas las cosas faltan.
Vos, Señor de todas ellas, nunca faltáis..., que ya tengo experiencia de la
ganancia con que sacáis a quien sólo en Vos confía" (Vida, 25,17).
“La paciencia todo lo alcanza”. Teresa recuerda así la promesa de Jesús a los
discípulos, junto con el anuncio de persecuciones: "con vuestra paciencia
poseeréis vuestra alma, vuestra vida" (Lc. 21,19).
“Quien a Dios tiene nada le falta, ¡Sólo Dios basta!”. Lo medular y absoluto del
mensaje es "¡sólo Dios!".El “sólo Dios basta” de la contemplativa y mística
Teresa. El amado Esposo de la contemplativa y mística Paula.
Los absolutos que reflejó Santa Teresa en este poema como concreción de una
experiencia de vida: tres nadas, dos todos, un único Dios; también los va a
encontrar M. Paula en Olesa. Allí experimentará la “nada” de la marginación, de
la desconsideración, del sufrimiento pero supo aceptarlo como un vaciamiento
que purifica y plenifica, que llena de paz interior y que ayuda a ascender por el
camino de santidad. Por eso, nada te turbe, nada te espante, porque nada te
falta.
56
S. Teresa de Jesús. Obras Completas. BAC, Madrid, 1954. Vida. 25,18.
43
El Señor, que no se deja ganar en generosidad, le va a regalar los “todos” por
los que “de noche y de día le estoy clamando al Todopoderoso”57: la aprobación
de la Congregación por el papa Pío IX (9 de mayo de 1860);la aprobación civil
de la Congregación por la reina Isabel II (19 de junio de 1865); la aprobación “ad
experimentum” de las Constituciones por el mismo Pío IX (17 de junio de 1870),
y la aprobación definitiva de las Constituciones y Reglas por León XIII (7 de
enero de 1887), dos años antes de su muerte.
Dios permitió que M. Paula pudiera palpar la veracidad de la experiencia
teresiana: “Todo se pasa” sufrimientos, incomprensiones, retrasos, ya que “la
paciencia todo lo alcanza”.
Ya se acerca el “todo está cumplido” (Jn 19,30) la misión de M. Paula va
concluyendo, únicamente ve quedando el Todo con mayúsculas, el ¡sólo Dios!,el
único deseo: “tendremos la dicha de ver al amado Esposo de nuestras almas,
por eternidades”.58
Todavía será preciso afrontar con paciencia la ancianidad y sus secuelas de
enfermedades. Son muchos los testigos que se admiraron de la paciencia de M.
Paula ante el dolor y la enfermedad. “Sabiendo que la prueba de vuestra fe
produce paciencia” (2 Santiago1,3). Su fe era tan viva que estas limitaciones
eran para ella “regalos de su amado Esposo”59 y pedía que la ayudaran a darle
las gracias. Sabe convertir el dolor en bendición, y esto nos prueba el alto grado
de intimidad con Dios en el que vive.
Verdaderamente el Espíritu del Señor le ha concedido el don y el fruto de la
paciencia. (Gál 5,22-26).
57
CUEVA, D. Diez escritos de Madre Paula Montal. Sabadell, 1969, p.46
58
CUEVA, D. Diez escritos de Madre Paula Montal. Sabadell, 1969, p.56
59
Pensamientos de Madre Paula Montal. Espiritualidad Escolapia Nº 2, Roma1993.
44
V.- ESPIRITUALIDAD
45
-
ENCUENTRO
CON
EL
DIOS
VIVO:
PRINCIPIO
DE
LA
PRUDENCIA
- LA SANTA OBEDIENCIA: CAMINO DE CONFIGURACIÓN
CON CRISTO
- AMOR PACIENTE Y CREATIVO: IMPULSO DEL ESPÍRITU
La espiritualidad es una respuesta consciente de cada ser humano al proyecto
que Dios tiene sobre él.60
La espiritualidad de Madre Paula está firmemente apoyada en la espiritualidad
calasancia y en un carisma educativo que busca la formación integral humano
cristiana de la mujer.
Adentrándonos en esta rica espiritualidad, venimos haciendo referencia a los
momentos y situaciones en que las virtudes, prácticas y existenciales, de
obediencia, prudencia y paciencia, necesarias en su vocación y en su carisma,
fueron visible expresión de su fe.
Ahora trataremos de profundizar en el don recibido, y en el matiz diferencial que
M. Paula imprimió a estas virtudes, como parte de su legado espiritual.
Cada espiritualidad tiene en su origen un distintivo trinitario. La Santa Trinidad,
perfecta comunidad de amor, suscitó en el corazón de M. Paula un encuentro
con el Dios vivo que la condujo a configurarse con Cristo obediente y a la
paciente búsqueda de nuevas expresiones del Espíritu, impulsada por la fuerza
creativa del amor.
60
PÉREZ MARÍN, Mª D. Paula Montal, biografía, espiritualidad y carisma. Córdoba, 2010, p.102
46
ENCUENTRO CON EL DIOS VIVO: PRINCIPIO DE LA PRUDENCIA
La prudencia es un don que Dios siembra y hace crecer en el corazón día tras
día, pero son necesarias la meditación y la oración para acogerla y vivirla El don
de Dios necesita la respuesta humana.
En Cristo encontramos la prudencia perfecta: la que convierte la vida en un
servicio a los demás por amor. La medida de la prudencia evangélica la da un
amor sin medida al Reino, “Buscad primero el Reino y su justicia, y todas las
cosas se os darán por añadidura” (Mt 6, 33).
La Prudencia refleja un corazón sabio porque se apoya en Dios para actuar en
su vida. El corazón prudente poseerá la ciencia (Prov 18, 15), y esa ciencia es
la del amor de Dios.
La espiritualidad de M. Paula tiene un importante componente de prudencia.
Llevar adelante su misión en favor de la promoción de la mujer supuso tener
entendimiento y sabiduría práctica (“prudente” del griego “phronesis”) y ante
todo saber aceptar los acontecimientos desde la óptica de Dios.
- Su prudencia está unida a la fidelidad a Dios. (Mt 24, 45-51) M. Paula es la
“sierva fiel y prudente” que ama a su Señor sobre todas las cosas y que le sirve
en lo que le indica y como le indica, que no escatima ningún esfuerzo para
satisfacer las responsabilidades que le ha conferido y que no entorpece el
proceso aunque se le ocasione el dolor de prescindir de ella.
- La prudencia de M. Paula tiene un fuerte componente de audacia, que no
excusa el riesgo necesario para seguir los designios de Dios, que incluso la
lleva a ir contra corriente y a parecer insensata. Recordemos los medios
materiales con los que llegó a Figueras y la poca comprensión que recibió.
- El amor de caridad y la justicia le hacen ser prudente. La prudencia “es el
amor que sabe discernir lo que es útil para ir a Dios de lo que puede alejar de
Él” (S. Agustín). M. Paula siempre tratará de dejar un bien en las personas con
las que entre en contacto. Su actitud será edificadora del espíritu y producirá un
acercamiento hacia Dios. Salvar las familias enseñando a las niñas es el
camino de caridad y justicia que quiere recorrer M. Paula
- Su Prudencia es, como no podía ser de otra manera, humilde. Reconoce la
propia limitación, siempre ha admitido que no podía avanzar sola, por eso
desde su juventud ha consultado, se ha dejado aconsejar; no olvidemos “al
padre Definidor” y sus decisivas intervenciones. Desde que conoció a los
padres escolapios fue a ellos a los que consultó la prudente y humilde M. Paula,
en ellos encontró unidad de deseos y consejo recto y sabio.
47
- Prudencia y sencillez casan muy bien en M. Paula, sus actos tienen la
sencillez propia de la sabiduría. Dios está cerca de los sencillos y de los limpios
de corazón, (Mt. 5, 4-8).Son seguidores de la voluntad divina y generan
confianza en los más necesitados.
- En muchas ocasiones es necesario tomar postura, opinar, porque se necesita
llegar a una determinación pronta y oportuna. “El hombre juzga justamente
cuando deja que la verdad de Dios se convierta en la regla y medida del propio
querer y obrar” (S. Tomás). Ésta es una de las labores de la prudencia, conducir
a juicios justos, a saber discernir entre lo bueno y lo mejor, y a ponerlo por
obra cuanto antes, especialmente cuando está en juego el bien de los demás.
M. Paula hasta el capítulo de 1847 tuvo que tomar numerosas decisiones, tuvo
que examinar prudentemente las circunstancias y juzgar justamente. Incluso en
las responsabilidades que asumió como Consejera General su prudente y justa
actuación llevó a solucionar la complicada situación que provocó el cambio
introducido en la toca de las religiosas.
- La Prudencia que vivió M. Paula lleva consigo el perdón, porque sabe que
para mantener una vida de buenas relaciones se debe perdonar. Se olvidará de
sí misma, de agravios recibidos y asumirá su responsabilidad de fundadora, de
depositaria de un nuevo carisma, siendo luz de vida, luz de amor y de paz para
sus hermanas.
- La prudencia es esencialmente discreta y en el caso de M. Paula esta actitud
no pasó desapercibida y fue positivamente valorada: “Destacaba en ella la
virtud de la prudencia, pues hablaba muy poco…cuando hablaba con los
familiares de las niñas nunca se excedía en preguntas indiscretas y menos en
palabras inútiles”61
Finalmente vamos a señalar que S. Pablo en la epístola a Tito le apremia a que
enseñe lo que es conforme a la sana doctrina, y le sugiere la colaboración que
puede tener de las propias mujeres. “Las ancianas sean en su porte cual
conviene a los santos ….maestras del bien, para que enseñen a las jóvenes a
ser amantes de sus maridos y de sus hijos a ser sensatas, castas, hacendosas,
bondadosas....” (Tito 2,4- 5). En definitiva, cómo deben comportarse y vivir la
vida cristiana.
San Pablo intuyó el decisivo papel de la mujer en la familia y señaló la
necesidad de que fueran educadas en actitudes prudentes. M. Paula quiso
salvar, quiso llevar la sana doctrina, a la familia precisamente educando a la
61
POSITIO p.865
48
mujer.
La prudencia es decidida, emprendedora, justa, humilde y comprensiva, pero
tan discreta que puede pasar inadvertida, como M. Paula.
LA SANTA OBEDIENCIA: CAMINO DE CONFIGURACIÓN
CON CRISTO
Según la doctrina espiritual de San Buenaventura la obediencia a Dios se hace
posible en virtud de un don divino, gracias a su voluntad salvífica, por su
gratuita benevolencia. Dios salva al hacer a los hombres conscientes de su
voluntad, al constituirlos capaces de obedecer sus designios, al destinarlos a
convivir en su intimidad.
La obediencia, como otros valores religiosos, ha tenido su inculturación a través
de la historia. Al describir la obediencia de M. Paula no se puede obviar la
influencia de la mentalidad de su época, por eso no es extraño que hoy nos
llame la atención alguna de sus manifestaciones. Pero al releerla, libre de
ropajes externos, queremos descubrir su propia interioridad y su dinamismo.
Detrás de ese sometimiento a la norma, a la autoridad, descubrimos que la
clave es la fe y la búsqueda de la voluntad de Dios. En M. Paula obedecer a
Dios, obedecer a Jesús y su Evangelio, y obedecer a las Constituciones se
identifican.
Las Constituciones son el marco donde resuena la voz y el ejemplo de Jesús
con los matices carismáticos de las Hijas de María, Escolapias. “Dios comunicó
a nuestra R.M. Paula Montal el espíritu del fundador de las Escuelas Pías y
fueron los hijos de éste los que le dieron a la R. Madre el tesoro de las Reglas y
Constituciones que habían recibido de su santo patriarca”62.
Las Constituciones de 1853, nuestro principal documento fundacional, eran
para las escolapias, la cristalización del Evangelio, reconocida por la Iglesia
como mediación autorizada de la voluntad divina.
En el capítulo de la obediencia la espiritualidad calasancia sigue una tradición
espiritual que conduce al primer capitulo de la Regla de San Benito que, a su
vez, recibe en este tema el influjo de Casiano. Por él llega a occidente la
62
MORAZA PADULEZ, P. Origen y Espíritu del Pío Instituto de Hijas de María Religiosas Escolapias.
Valencia, 1918, p.2
49
tradición monástica oriental que coloca la obediencia en el ámbito de la fe.
Nuestra primeras Constituciones presentan así la obediencia: El voto de
obediencia consiste en prometer a Dios que por él se obedecerá a la voluntad
de los legítimos superiores en todo lo que mandaren según las Reglas y para el
mejor gobierno y prosperidad de la Congregación.
Consideren todas, que es muy grande el mérito de la obediencia, y que en el
exacto cumplimiento de ella consiste principalmente la profesión religiosa.
Para adentrarnos en el conocimiento de la obediencia de M. Paula tenemos su
itinerario vital, recorrido en el capítulo anterior, los numerosos testimonios que
la acreditan y el capítulo sobre la obediencia de las Constituciones, que
reproduciremos, ya que M. Paula trabajó activamente en la adaptación del texto
de las Constituciones de S. José de Calasanz y era considerada la Regla viva.
Podemos distinguir las siguientes notas en la obediencia de M. Paula:
-Su obediencia fue teologal. La fe en Dios le da todo su sentido y valor. El
fundamento íntimo de la obediencia es esa realidad mandada en la que se
manifiesta el querer divino, y que le impulsa a seguir la evidente voluntad de
Dios.
-Era una obediencia Cristológica. En el centro de su obediencia está el amor a
Jesús, el deseo de agradar a “su amado esposo”. M. Paula conoce bien estas
palabras:“El que quiera venir en pos de mí, que renuncie a sí mismo, que
cargue con su cruz de cada día y me siga”. (Lc 9,23)
-El amor impregnaba su obediencia, amor a la voluntad de Dios y al carisma
recibido. La obediencia era un modo de servir a Dios, a la Iglesia y a la misión.
69. Diciendo Jesucristo nuestro Señor: No he venido a hacer mi voluntad,
sino la de mi eterno Padre; parecerá gran necedad el que alguna en
nuestra Religión presuma hacer su voluntad, sino antes bien abracen
todas de unánime consentimiento la sincera obediencia, la cual sola,
según S. Gregorio, planta en el alma las demás virtudes, y plantadas las
conserva.
70. Y así todas respeten a la Superiora como a Madre y la obedezcan
entera, pronta y varonilmente; y con la debida humildad, sin legítima
excusa o murmuración.
71. Lo que lograrán fácilmente, si procuraren reconocer y considerar en
cualquiera superiora a Jesucristo nuestro Señor, aunque mande cosas
50
difíciles y repugnantes al sentido: habiendo dicho el mismo Cristo a los
superiores: El que a vosotros oye a mí me oye: y el que a vosotros
desprecia a mí me desprecia. Deberá pues la buena religiosa no
aguardar a que la superiora le mande cosa alguna con severidad por
escrito o de palabra, sino bástele alguna señal, que indique la voluntad
de la superiora, sin que ésta le mande expresamente, considerando que
se obedece a una persona por el mismo Dios, a quién se debe un amor
sumo: para que así se proceda en todas las cosas con amor, y sin temor
de perturbación.
72. Acostúmbrese pues a no mirar quien es la persona a quien obedece,
sino antes bien quien es aquel por quien y a quien obedecen en todos los
superiores, que es Jesucristo nuestro Señor.63
-La obediencia de M. Paula fue total, sin reservas. Una obediencia en
ocasiones heroica, en la que primaba la visión sobrenatural y la identificación
con Jesucristo. “…haciéndose obediente hasta la muerte y una muerte de cruz”.
(Filp 2,8) Tuvo que suponerle numerosos actos de fe y de amor para seguir
adelante y poner por obra el mandato recibido.
-Era una obediencia sencilla que supo aceptar de corazón la mediación
humana. La obediencia a Dios no queda velada por otras obediencias, al
contrario, se manifiesta en ellas: “todo lo que hagáis, hacedlo de buena gana,
como obedeciendo al Señor y no a los hombres”.(Colos. 3, 23)
73. Si a alguna se le mandare alguna cosa que le pareciere exceder sus
fuerzas, si esto es manifiesto, no lo rehúse; sino obedezca humildemente
confiada en el Señor: pues su poder brilla en ayudar nuestra flaqueza.
Pero si su debilidad o ineptitud esta oculta a la superiora, déle a entender
con humildad, agrado y claridad, que es lo que la detiene para
encargarse de aquel oficio, y no vuelva a instar más a la superiora sobre
esto, sino que espere humildemente su disposición.
74. Todas con entera obediencia dejen a la misma superiora disponer
libremente de sí mismas, y de todas las cosas que usan con licencia, no
repugnando de modo alguno, ni manifestando de ninguna manera juicio
contrario al de la superiora, para que por la unión de un mismo parecer y
voluntad, y por la debida sumisión, se conserven mejor y adelanten en el
servicio divino.
63
Constituciones 1853
51
76. Pues las almas religiosas, como dice Casiano, deben de tal manera
preferir la obediencia a todas las demás virtudes, que quieran padecer
antes todos los daños, que violar en cosa alguna el bien de la
obediencia.
77. Y no sólo se ha de obedecer humildemente a la superiora de la casa
en que se está, y a los superiores mayores de la Congregación, sino
también a los sustitutos de ellos en las cosas que tocan a sus oficios.
78. Y todas tengan por cierto que no pueden errar, en donde sin embargo
no hubiere pecado, cuando ejecuten la voluntad de la superiora; sino que
hacen una cosa muy agradable a Dios, dejándose llevar y regir de la
Divina Providencia por medio de sus superiores.
79. Cumplan todas cualesquiera penitencias o mortificaciones, aunque se
las impongan por defecto no culpable.
80. Ninguna se atreva a enviar cartas fuera de casa sin presentarlas
primero, para que las lea la superiora, o aquella a quién la superiora haya
destinado para esto; y si a ella se las enviaren, entréguelas al punto la
superiora; la que habiéndolas leído, las dará o no, a aquella a quién se
hayan escrito, según juzgare conveniente en el Señor.
Esta norma tiene una salvedad: NOTAS - D. Todas pueden escribir al
Padre Director General y a la Madre Superiora General, siempre que lo
juzgaren necesario, y sus cartas nadie las abra sino aquella para quien
se escriben.
-Su obediencia era inmediata, sin dilación. El carácter de M. Paula era
emprendedor y activo y no se permitiría demoras. Su amar a Cristo la lleva a
no diferir la realización de una orden del superior. Así lo aconsejaba San Pablo:
“es menester que con la mayor diligencia atendamos a lo que hemos oído”
(Hebr. II, 1).
75. Todas estén muy prontas a la voz de la superiora, como si fuese de
Jesucristo, o al toque de campana, dejando aun sin concluir la letra
comenzada.
-Finalmente, su forma de obedecer era eficaz. Mostraba con hechos concretos
el acatamiento del mandato recibido y reflejaba que se sentía parte viva del
Instituto y solidaria en la misión.
52
AMOR PACIENTE Y CREATIVO: IMPULSO DEL ESPÍRITU
Dios es paciente. Su paciencia se manifiesta en su mirada de misericordia y de
amor.Jesús, con su actitud para con los pecadores y con sus enseñanzas,
ilustra y encarna la paciencia divina; las parábolas de la higuera estéril (Lucas
13,6-9) del hijo pródigo (Lucas15:11-32) y la del servidor sin piedad (Mt 18,2335) son revelaciones de la paciencia de Dios, y lecciones de paciencia y de
amor, porque “El amor es paciente”. (1Cor 13,4)
La lectura atenta de la Palabra, la contemplación de las actitudes evangélicas
modela progresivamente el espíritu de M. Paula según la imagen paciente de
Cristo. El Espíritu del Señor derramará sobre ella este don en abundancia. (Gal
5, 22). Abrir un nuevo camino, sobre todo cuando es camino del Señor, es una
empresa plagada de dificultades; supone confianza en sus designios, y audacia
y paciencia para realizarlos.
- Paciencia consigo misma. En el proceso de construcción personal se
necesita un esfuerzo continuado para alcanzar unificación y madurez, un
paciente proceso de profundización en el conocimiento propio y en el
conocimiento de la voluntad de Dios. Los 30 años de Arenys marcaron el inicio
de este proceso para M. Paula.
- La paciencia de M. Paula estaba injertada en la fe en Cristo y se manifestaba
como perseverancia, porque las promesas del Señor se cumplirán. El carisma
recibido germinará.
- La paciencia unida a la esperanza le permitió no desfallecer ante el fracaso
aparente, ante los cambios de rumbo inesperados que sufre su vida. M. Paula
se mantiene en el camino de los planes de Dios, mientras avanza con su ayuda.
- La verdadera humildad que anidaba en el corazón de M. Paula se mostrará
con su actitud paciente. Soportar con mansedumbre y ecuanimidad las ofensas,
y no tener resentimiento contra quien las ha causado, es señal de la presencia
actuante del Espíritu y de sus dones. Siempre que se lo permitieron colaboró
con M. Felicia y M. Francisca en bien del Instituto.
- Paciencia que le ayudó a conserva la paz del alma porque no permite que las
contradicciones le arrebaten la serenidad. Nada puede apartarla del amor de
Dios. “El hombre paciente aguanta hasta el momento oportuno, y al final su
paga es la alegría”. (Si.2,23)
53
- Siempre evitaba las quejas. Sabía sobrellevar con paciencia las dificultades y
su bondad le impedía indignarse y acumular pensamientos o juicios negativos.
Su mirada estaba puesta en Cristo, que la alentaba a seguir adelante, sin fijarse
en lo que podría quitarle la paz.
- En la vida cotidiana su afabilidad, su paciencia con las hermanas y con las
niñas era una de las facetas de su amor por ellas.
- M. Paula era muy discreta y parca en el hablar. La discreción y la paciencia le
hacían evitar palabras inútiles o retenerlas hasta el momento oportuno. Este
buen ejemplo no pasó inadvertido, muchas personas lo recordaban y lo
valoraban.
- La paciencia le dio una gran exquisitez espiritual. Ante los defectos de los
demás acostumbraba a sobrellevarlos con paciencia y con amor, esforzándose
por mantener la unidad (Ef 4,2).M. Paula cuida con mimo la vida comunitaria.
No olvidemos la mesa del comedor de Olesa como elemento generador de
comunidad. Un testimonio nos dice expresamente: “no podía sufrir las
discusiones entre sus hijas….como era muy reflexiva buscaba que reinara la
armonía entre todas”.64
- En M. Paula la paciencia no era pasividad ante el sufrimiento; era fortaleza
para aceptar con serenidad el dolor y las dificultades; y todo como venido de la
mano de Dios.
- Supo soportar todo lo negativo con un corazón magnánimo. Se muestra
paciente en el sufrimiento, en la enfermedad, en los momentos de cruz. Los
acoge con amor, incluso dando gracias por ellos65. La paciencia la va
Cristificando .
64
POSITIO p.876
65
Pensamientos de Madre Paula Montal. Espiritualidad Escolapia Nº 2, Roma1993.
54
VI.- CARISMA
55
- FIDELIDAD Y OBEDIENCIA AL CARISMA RECIBIDO: SALVAR
LAS FAMILIAS ENSEÑANDO A LAS NIÑAS.
- EL SANTO TEMOR DE DIOS: SABIA Y PRUDENTE SÍNTESIS
DE PIEDAD Y LETRAS
- LA PACIENCIA: ARTE DE ENSEÑAR CON AMOR
Carisma es un don recibido en beneficio de la comunidad. Como dice San
Pablo “a cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para provecho
común” (1co 12,7).El carisma, no sólo es un don gratuito, sino, además, una
gracia concreta y específica que el Espíritu concede a la Iglesia con una
finalidad y para realizar una misión.66
El carisma enriquece la espiritualidad de una congregación y le da autenticidad
eclesial y evangélica.67
El carisma fundacional es el don del Espíritu ofrecido por Dios a algunos
hombres y mujeres que les hace aptos para alumbrar nuevas comunidades de
vida consagrada en la Iglesia.68
FIDELIDAD Y OBEDIENCIA AL CARISMA RECIBIDO: SALVAR
LAS FAMILIAS ENSEÑANDO A LAS NIÑAS.
La iniciativa parte de Dios: eligió a una mujer concreta, a Paula Montal, a una
mujer prudente y decidida y le muestra una carencia, la va haciendo sensible a
una realidad: la situación de marginación de la mujer; y le señala una misión:
salvar a la mujer de esa situación, para salvar a la familia y a la sociedad.
Paula adopta una actitud de fe y obediencia al Dios que la ha elegido y al
carisma que le ha dado. Dios la impulsa constantemente a seguir adelante, a
avanzar, con esperanza en el futuro.
66
PÉREZ MARÍN, Mª D. Paula Montal, biografía, espiritualidad y carisma. Córdoba,2010, p.94
67
PÉREZ MARÍN, Mª D. Ibíd., p.98
68
PÉREZ MARÍN, Mª D. Ibíd., p.99
56
La historia de la Escuela Pía femenina empezó con un desarraigo, una ruptura,
un ponerse en camino con la esperanza puesta en la Palabra. Todo dependía
de una Promesa, en la que estaba empeñada y comprometida la Palabra del
propio Dios, y de la fe viva y caridad ardiente con que M. Paula respondería a
esa Palabra.
Poco a poco Paula va perfilando su misión. La intuición que Dios le inspiró logra
plasmarse en tres rasgos básicos: la mujer, la familia y la enseñanza del Santo
Temor de Dios. Se trata de educar a la mujer en su totalidad y con un profundo
sentido cristiano; porque educando a la mujer se educa a la familia, y la familia
puede transformar la sociedad según los valores evangélicos.
Cuando entró en contacto con los PP. Escolapios comprendió que el carisma
calasancio era el adecuado para llevar a cabo su misión de promocionar a la
mujer. Lo aceptó con entusiasmo y en plenitud; ya podía concretar el proyecto
y la vivencia que dará a su Instituto. Desde entonces deseó, en evidente
obediencia al carisma recibido, ser “verdadera escolapia”.
Las Constituciones de 1853, fundamento de vida espiritual de las primeras
escolapias, dejan claro que: “El fin y objeto de la Congregación de las Hijas de
María es santificarse a sí mismas, siguiendo las reglas del glorioso Patriarca
San José de Calasanz fundador de las Escuelas Pías; para lo cual a la
profesión de los tres votos religiosos, añaden el cuarto de enseñar a las niñas la
piedad, las labores e mano y las letras.”69
En cada carisma de fundación domina “una profunda preocupación por
configurarse con Cristo testimoniando alguno de los aspectos de su ministerio”70
Efectivamente, las Constituciones de las Hijas de María, escolapias, son fruto
de la obediencia de M. Paula al carisma recibido y proponen la manera
concreta de vivirlo en el seguimiento a Jesucristo.
Para la Escuela Pía el Evangelio se vive desde la figura de Jesús Maestro, que
subrayó la dignidad de los niños (Mc 10,14). La educación integral de la niñamujer es el lugar de encuentro con el Señor para toda escolapia.
Paula conocía y había experimentado en Arenys la necesidad de formación
humana y cristiana que tenía la mujer. La necesidad de que se forme para
reconocer su plena dignidad de persona y de hija de Dios. Consciente de la
situación se siente llamada a la tarea de promocionar, de dignificar, de salvar
69
Constituciones de 1853 Cap. I p. 1
70
JUAN PABLO II, Vita Consecrata. Roma 1996, p.60
57
educando a la mujer. Educación que se proyectará en la familia y en la nueva
sociedad que se está formando. Paula aceptó la llamada, tomó en sus manos el
don recibido y lo centuplicó.
En obediencia consciente y agradecida al carisma y apoyada en el Dios de la
promesa y de la alianza salió a una tierra nueva e inició un camino nuevo.
Creará la primera congregación religiosa española con la misión única y
específica de educar a la mujer. Congregación refrendada con un cuarto voto
de enseñanza y estructurada según la espiritualidad y las Reglas de San José
de Calasanz.
Todos los informes relativos a sus escuelas nos indican como el deseo de
promocionar a la mujer se convertía en realidad. Baste este entusiasta ejemplo
recogido de la carta que el obispo de Gerona envió en 1855 al P. Fucile: “Por
esta razón, y los felices resultados, que ven los pueblos, en donde ejercen su
enseñanza en religión correspondiente a los diversos puntos, propios de las
niñas, no puedo menos de rogar a vuestra reverendísima se sirva poner su
influjo para la aprobación de las reglas del expresado instituto de las Hijas de
María; con lo que no dudo resultarán grandes mejoras en la educación cristiana,
y que, penetrando a lo más íntimo de las familias, y de la sociedad, venga día
en que se vea ésta reformada por la mujer parte la más débil, pero que el Señor
en sus inefables designios tiene dispuesto este medio providencial, según se va
conociendo en varias naciones, para confundir la vana soberbia del hombre,
que con orgulloso saber no sabe mas que causar trastornos en todo”71
EL SANTO TEMOR DE DIOS: SABIA Y PRUDENTE SÍNTESIS DE
PIEDAD Y LETRAS.
El carisma de Calasanz se expresa en el lema “Piedad y las Letras”. “si el niño,
desde su más tierna edad, es educado en la Piedad y en las Letras, es de
esperar un feliz curso de su vida”. Su misión y la de sus religiosos será la
educación integral de los niños, imbuyéndoles desde pequeños el “Santo temor
de Dios”.
Para Calasanz el temor de Dios es principio de sabiduría (Pv 1,7; Ecl 1,20). Es
un temor sapiencial, que abarca toda la vida de la persona. Requiere un
proceso de crecimiento que lleva a rechazar lo que aparta de Dios y conduce
finalmente al amor.
En el sistema educativo escolapio es el primer paso para proporcionar al niño
71
POSITIO, p. 424
58
un ambiente interno y externo en el que pueda ser eficaz la educación moral y
religiosa. Por eso hay que inculcarlo. Luego, el ambiente de piedad, la
vigilancia, la oración y la práctica sacramental mantendrán y harán crecer al
niño en gracia. Y creciendo en gracia crece el amor. Y creciendo en amor el
temor se va transformando hasta llagar a ser “santo” es decir “filial”.
El Santo temor de Dios da frutos en el individuo a quien transforma
internamente; en la sociedad que se transforma cambiando al hombre,
formando ciudadanos comprometidos, disciplinados, constructores de paz; en
la iglesia, pues santifica a los hombres y en el propio maestro que lo enseña.
Poseerlo y enseñarlo es fuente de alegría y de dones divinos.72
M. Paula tomaría la expresión de San José de Calasanz. Para comprender el
significado que tiene para M. Paula “el santo temor de Dios” nos acercamos a
las primeras Constituciones y al lema que recoge su carisma.
En el número 106 del capítulo XVII, que habla del voto de enseñanza leemos:
“Será propio de nuestra congregación inculcar a las niñas el santo temor y
amor de Dios, hacerlas cumplir los preceptos de la religión católica,
acostumbrarlas a los ejercicios de piedad, enseñarlas la doctrina cristiana, las
buenas costumbres, las labores de manos indispensables a su condición, a
leer y escribir, la gramática castellana, la aritmética, elementos de geografía, y
de historia sagrada, y otras nociones que les sean compatibles”.
Para captar toda la riqueza de la expresión “santo temor de Dios” la desdobla
en “el santo temor y amor de Dios”. El temor y el amor expresados en unión
son integradores. Son dos elementos de la experiencia religiosa. “Cuando Dios
es conocido como santo el hombre se siente ante Él pecador y tiene necesidad
de purificación, pero cuando lo conoce como amor se siente atraído,
fascinado”.73
El carisma de M. Paula formulado bajo el lema “Quiero salvar las familias
enseñando a las niñas el santo temor de Dios". Es una experiencia integradora
espiritual y vital. Ésta es la intuición de M. Paula: que sus alumnas, tengan
experiencia del amor de Dios, y lleven esa experiencia salvadora a la familia.
Considera necesario que se conduzca a las niñas desde la infancia al amor de
Dios. En sus escuelas la educación en la fe y la experiencia en la oración son
ejes pedagógicos esenciales: "Procuren que las niñas vayan siempre contentas
72
HARO SABATER, R. El “Santo temor de Dios” en San José de Calasanz. Valencia 1987.
73
HÄRING; B. “Sentido de Dios” en Nuevo Diccionario de Espiritualidad. Ed. Paulinas, Roma,1975,p.1263
59
a la capilla, que no se cansen de los ejercicios devotos, que hagan bien el
ofrecimiento de obras, rezando despacio, con igualdad de tono, hablando con
Dios, no recitando oraciones sin saber lo que dicen ni lo que piden. Tengan
particular empeño en que las niñas recen bien lo mismo en las clases que en
todas partes".74
Pero también es consciente que hay que impartir una formación completa,
integral, para que su radio de acción traspase la familia y llegue directamente a
la sociedad; sociedad en la que se integrarán y evangelizarán. Por eso sus
escuelas causaban admiración por sus métodos educativos y por la cantidad de
enseñanzas impartidas. Los programas seguidos superaban los niveles oficiales
exigidos en la Reglamentación de 1838 y en la ley de Educación de 1857(Ley
Moyano) y luchaban contra la discriminación que la realidad y las propias leyes
educativas ejercían sobre la mujer.
Su deseo de enseñar “el santo temor y amor de Dios” a la mujer condujo a M.
Paula a aunar sabiamente “Piedad y las Letras”.
LA PACIENCIA: ARTE DE ENSEÑAR CON AMOR
Desde que M. Paula se inscribió como “maestra de niñas” en el padrón de
Figueras75 inicia un largo recorrido pedagógico que le supondrá un paciente
aprendizaje fruto de la experiencia y de su capacidad innata para la educación.
Así logrará una escuela cualificada, profundamente cristiana, abierta a todas las
clases sociales, pero con preferencia por las niñas y familias más vulnerables.
Su modelo pedagógico es el Maestro, el amado esposo de su alma. En la
oración lo contempló enseñando a sus discípulos, acercándose a sus limitadas
capacidades por medio de
parábolas, corrigiéndoles pacientemente
equivocadas interpretaciones de su mensaje.
M. Paula desea que las niñas, al mirar a sus maestras, hallen “una solícita y
cariñosa madre”76, vean el rostro paciente de Dios. “Como la enseñanza de las
niñas es el objeto principal de este Instituto, ejercitad vuestra caridad y
paciencia en ellas, y tened presente lo que dijo Jesucristo vuestro amado
Esposo: dejad venir a mí los niños, porque de ellos es el reino de los cielos, y él
74
REGLAS. I, p.147
75
POSITIO p.96
Instrucción del Reglamento de Igualada. Documentos Pedagógicos Fundacionales. Documentos
pedagógicos escolapios, número 5. Roma, 2003.
76
60
los abrazaba, bendecía, y ponía las manos sobre su cabeza”77.
El encuentro con los escolapios le permitió reforzar sus planteamientos y
enriquecerse con sus métodos pedagógicos. Recordemos el importante papel
que Calasanz atribuye a la paciencia de los educadores: “Con tenaz paciencia y
caridad hemos de empeñarnos en dotar a los niños de toda cualidad”. Educar
debe ser siempre una amorosa, paciente y generosa siembra.
De M. Paula se afirmaba que “derrochaba paciencia en su trabajo pedagógico
con las niñas”. Su miranda serena, comprensiva, paciente, sabía mirar más allá
de las apariencias, percibía carencias y necesidades, sabía mirar con amor. En
multitud de ocasiones demostraría su paciencia con las niñas más díscolas y
las liberaría de sus inconsecuencias. “En varios casos alguna niña estaba
castigada por la profesora, ella al darse cuenta del castigo, preguntaba la causa
del mismo y tomaba por la mano a la niña, la conducía a la capilla le hacía pedir
perdón a Dios y la dirigía otra vez a la profesora para que la perdonase”.78
Le gustaba hablar de la oración con las niñas. Frecuentemente se la encontraba
en la iglesia con grupos de alumnas a quienes con cariño y paciencia enseñaba
a orar: “era alma de viva fe, nos la inculcaba por medio de jaculatorias, y nos
hacía rezar el trisagio y por la tarde el santo rosario….tenía la esperanza firme
de ver cara a cara a Dios y nos inculcaba que elevásemos el corazón hacia el
cielo.” 79 La piedad mariana ocupó un lugar preferente en su forma de educar.
La reglamentación escolar80 que implantó en sus escuelas quedó plasmada en
los que consideramos nuestros documentos pedagógicos fundacionales: Plan
para las alumnas de la escuela de escribir, Programa de enseñanza para las
alumnas pensionistas y medio pensionistas, Reglamento interior de las
escuelas y Reglamento de Igualada.81 Por ellos vemos que en todas las
escuelas existía una metodología uniforme y las mismas materias básicas, pero
la programación difería de unas a otras, ya que se practicaba una pedagogía
flexible, abierta al entorno, en colaboración con la familia de las alumnas y
adaptada a mentalidades y a condiciones concretas. Estas mismas
77
Recapitulación de las Constituciones
78
POSITIO p.859
79
POSITIO p.865
BONET MOZOTA, M. Jesús. Las primeras escuelas de las Hijas de María, escolapias. Zaragoza, 2000,
p.218 y ss.
80
81
Documentos Pedagógicos Fundacionales. Documentos pedagógicos escolapios, número 5. Roma, 2003.
61
características requerían capacidad de adaptación, comprensión, y buenas
dosis de prudencia y de paciencia
Muchos de los rasgos pedagógicos de las escuelas de M. Paula implican en las
maestras una actitud paciente: la educación personalizada, la valoración de
cada niña con sus circunstancias concretas, la participación activa de las
alumnas en su proceso formativo, la colaboración con los padres, los métodos
sencillos y prácticos y otras notas pedagógicas propias82 requieren paciencia y
más paciencia.
Los imprevistos, que alteran la organización de las aulas, no faltarían en las
escuelas de M. Paula. Pero ella sabía afrontar las dificultades y los cambios
conservando la calma, generando paz y armonía porque la fuerza del amor todo
lo supera. Con su testimonio de caridad y paciencia enseñaba el arte de no
perder la paz.
CONCLUSIÓN: La obediencia agrada a Dios, las familias valoran la
prudencia y las niñas recuerdan la paciencia con que han sido
educadas.
BONET MOZOTA, M. Jesús. Las primeras escuelas de las Hijas de María, escolapias. Zaragoza, 2000.
p.272 y ss
82
62
VII.- FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA
BIANCHI, E. Palabras de la vida interior. Salamanca, 2006
BONET MOZOTA, M. Jesús. Las primeras escuelas de las Hijas de María,
escolapias. Zaragoza, 2000
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gabinete de estudios y planificación de la cínica Médico Forense de Barcelona.
Informe del Estudio de Investigación médico forense de los restos óseos de M.
Paula Montal. Documentación M. Fundadora.
CATÁLOGUS Religiosorum Scholarum Piarum Hispaniae ... Año 1890.
Necrología de Madre Paula Montal.
Catecismo de la Iglesia Católica.
Constituciones de 1853.
CUEVA, D. Diez escritos de Madre Paula Montal. Sabadell, 1969.
CUEVA, D. Calasanz mensaje espiritual y pedagógico. Madrid, 1973
Documentos Pedagógicos
Fundacionales.
escolapios, número 5. Roma, 2003.
Documentos
pedagógicos
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Valencia 1987.
JUAN PABLO II, Vita Consecrata. Roma 1996,
LABARTA, Mª Luisa, Positio, Roma
MORAZA PADULEZ, P. Origen y Espíritu del Pío Instituto de Hijas de María
Religiosas Escolapias. Valencia, 1918.
MORIONES SERRA, P. Al servicio de la Iglesia. Barcelona, 1962.
Nuevo diccionario de espiritualidad, Madrid, 1983.
63
Paula Montal Santidad Proclamada por la Iglesia. Espiritualidad Escolapia,
número 20. Roma, 2003.
Pensamientos de Madre Paula Montal. Espiritualidad Escolapia, número 2.
Roma, 1993.
PEREZ MARÍN, Mª Dolores. Paula Montal, biografía, espiritualidad y carisma.
Córdoba, 2010
RABAZA, C. Alma humilde. Barcelona 1933.
Régimen Interior del Pío Instituto de Hijas de María RR. Escolapias, según el
espíritu de las Constituciones. Barcelona 1925
RODRIGUEZ URETA, A. Flores ascéticas
SÁNTHA, G. San José de Calasanz, obra pedagógica. Madrid, 1956.
SANTA TERESA DE JESÚS. Obras Completas, BAC, Madrid, 1954.
SANTO TOMÁS. Suma Teológica II-II, BAC, Madrid 1960
SORIANO BARÉS. M. Madre Paula Montal fundadora de lãs religiosas
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UBIETO, A y otros. Introducción a la historia de España. Barcelona 1973.
VIDAL, D. Reseña histórica del Pío Instituto de Religiosas Hijas de María
Escolapias. Barcelona, 1916.
64
VIII.- ÍNDICE
Página
I.- INTRODUCCIÓN
1
II.- SIGNIFICADO DE OBEDIENCIA, PRUDENCIA Y PACIENCIA
3
III.- PERFIL HUMANO DE M. PAULA: ALGUNOS RASGOS DE SU
CARÁCTER
9
IV.- OBEDIENCIA, PRUDENCIA Y PACIENCIA: ACTITUDES VITALES
DE M. PAULA
16
4.1 PRIMER PERIODO DE SU VIDA: 1799-1829
- DESPERTAR A LA VIDA: el mundo en el que vive Paula
- PACIENTE Y PRUDENTE ESPERA: interprete de los signos de
los tiempos
- OBEDIENCIA A UN DIOS QUE LLAMA, ANIMA Y ACOMPAÑA
4.2 SEGUNDO PERIODO DE SU VIDA:1829-1859
24
- FUNDADORA CON CORAZÓN PRUDENTE
- OBEDIENCIA DE MUJER CONSAGRADA
- PACIENCIA CARISMÁTICA DE CALASANZ EN PAULA
4.3 TERCER PERIODO DE SU VIDA:1859-1889
37
- “HAGÁSE EN TODO LA VOLUNTAD DE DIOS”: el anonadamiento
de M. Paula
- PRUDENCIA DE UNA CONSEJERA, DISCRECIÓN DE UNA
PROVINCIAL
- LA PACIENCIA TODO LO ALCANZA
65
Página
V.- ESPIRITUALIDAD
45
- ENCUENTRO CON EL DIOS VIVO: PRINCIPIO DE LA PRUDENCIA
- LA SANTA OBEDIENCIA: CAMINO DE CONFIGURACIÓN CON CRISTO
- AMOR PACIENTE Y CREATIVO: IMPULSO DEL ESPÍRITU
VI.- CARISMA
55
- FIDELIDAD Y OBEDIENCIA AL CARISMA RECIBIDO: SALVAR LAS
FAMILIAS ENSEÑANDO A LAS NIÑAS.
- EL SANTO TEMOR DE DIOS: SABIA Y PRUDENTE SÍNTESIS DE
PIEDAD Y LETRAS
- LA PACIENCIA: ARTE DE ENSEÑAR CON AMOR
VII.- FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA
63
VIII.- ÍNDICE GENERAL
65
66
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