- Ponencia de Juan Ojeda Rivera. La Ciudad: entre lo urbano y lo metropolitano.

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CIUDADES, METRÓPOLIS, POSMETRÓPOLIS
Y EL USO DE LA INTELIGENCIA COMPARTIDA
PONENCIA presentada por Juan Fco. Ojeda Rivera en el CONGRESO
“LA CIUDAD VIVA COMO URBS” (QUITO, julio 2009)
1.- PROCESOS, METÁFORAS Y CONCEPTOS
Toda realidad compleja analizada, diagnosticada y
gestionada por unas mentes simples, tiende a convertirse
en una realidad complicada (E.Morin, 2000)
La progresiva simplificación segregadora y homogeneizadora –pero también y
paradójicamente complicadora- de las complejas realidades urbanas y metropolitanas fue
el resultado de unos procesos que tendieron a irlas configurando como modelos mera y
homologadamente mercantiles y que fueron consiguiendo desvincular a ciudades y
metrópolis de sus respectivos territorios y paisajes fundantes.
Pero, además, resulta cada día más evidente que en los espacios exteriores a las
ciudades y a sus periferias aparecen y proliferan rápidamente funciones, antaño urbanas,
que están generando una nueva realidad territorial, difícilmente comprensible y
teorizable por la velocidad de sus cambios, pero que ha ido siendo bautizada con una
serie de metáforas más o menos afortunadas (Delgado Bujalance, B. y García García,
2009):
Naredo (2000) utilizó el término metástasis como símil de la proliferación de
formas urbanas que invaden todos los espacios sin orden aparente, multiplicando
descontroladamente un tejido indiferenciado que engulle y transforma otras
formas territoriales preexistentes que tenían un importante grado de identidad y
complejidad interna, generando un territorio construido crecientemente
homogéneo, carente de personalidad concreta.
Castells (2001, p. 476-478) habla de ciudad informacional, para referirse a una
ciudad sin formas en la que los procesos y no las imágenes materiales son lo
importante. Dichos procesos no se definen por un paisaje específico ni por los
grupos sociales que les dan vida, sino por las redes y nodos que los facilitan.
En cualquier caso, en este contexto impreciso, en el que se mezcla el doble
fenómeno de expansión de la ciudad por todo el territorio y de ocultación de la
matriz territorial subyacente, será al sustantivo ciudad al que se acompañará de
distintos calificativos para bautizar las nuevas configuraciones: ciudad
posindustrial o posfordista para definir un espacio sucesorio; ciudad región
insistiendo en lo supramunicipal; ciudad periferal acentuando lo colonial; ciudad
galáctica o tierra del mañana que destaca por sus aspectos técnicos; ciudad
archipiélagica para centrarse en la dispersión; magma city, pantápolis, edge city,
ciudad caníbal, heteropolis, ciudad difusa, ciudad dispersa, ciudad hojaldre
(Gaja, F., 2004; García Vázquez, C., 2004; Capel, H., 2003; Benavides, J., 1999).
Fernández Durán (2004, p. 2), identifica estos nuevos espacios con una segunda
piel que va alterando todos los espacios preexistentes, en los que se incluyen
“no sólo aquellos sobre los que se despliega lo construido, sino también
territorios muy distantes que se ven afectados por la huella ecológica de los
procesos urbanizadores”.
Desde tal perspectiva de despliegue de lo urbano a territorios distantes, el
geógrafo Edward Soja (2000) acuña el concepto de postmetrópolis para definir el
resultado de los procesos de cambio de la ciudad globalizada. Una ciudad que ofrece una
imagen poliédrica y de gran complejidad formal. Aquí coincide el desmantelamiento y la
pérdida de significado de las realidades preexistentes con la aparición de nuevas
realidades y con la incorporación de nuevos significados. En definitiva aparecen
espacialidades hasta ahora inéditas en las que no es fácil diferenciar componentes o
establecer límites. Así, interesado por la proyección espacial de las relaciones sociales
generadas en la actual fase de desarrollo tardocapitalista, Soja propone distintos
calificativos al sustantivo ciudad (flexcity, exópolis, polaricity, carceral city, simcity)
para referirse a una ciudad flexible en sus límites y contenidos y en la que la
fragmentación del lugar coincide con la homogeneidad global, una ciudad sin polis a la
que falta la ciudadanía, una ciudad polarizada o marcada por la opresión y el encierro o
una ciudad del simulacro y de la hiperrealidad.
Por su parte, el sociólogo François Ascher ya había establecido, en 1995, el
término de metápolis para indagar más allá de los límites y de los significados de la
ciudad del presente. En principio, este neologismo tuvo una gran acogida entre
urbanistas y arquitectos para referirse a los nuevos territorios de lo urbano, ya que se
adecuaba a la necesidad de dar nombre a nuevas realidades que, marcadas por la
fragmentación, rompían el concepto de centro y periferia propio de la lógica
christalleriana. El concepto evoluciona y va refiriéndose a un sistema polarizado de
metrópolis globales conectadas por las redes de transporte de alta velocidad. Fuera de
estos espacios heterogéneos y cotidianos, sólo queda -como consecuencia de un efecto
“túnel”- el no man´s land: espacios inertes e invisibles situados entre los aeropuertos y
estaciones de los trenes de alta velocidad; espacios que, ajenos a las miradas cotidianas,
no existen (Ascher, 2005).
Se produce pues una enorme paradoja en relación con una ciudad que no sólo
expande sus bordes y periferias, sino en la que proliferan y compiten sus centros, pero
que al mismo tiempo ve mermados sus caracteres seminales de urbs, civitas y polis. Por
lo tanto, las interpretaciones modélicas y concéntricas en relación a la organización de
los espacios metropolitanos resultan insuficientes para aprehender los territorios de la
postmetrópolis de Soja o de la metápolis de Ascher. En ellas, los espacios urbanos,
suburbanos, periurbanos y rururbanos siguen existiendo, pero manifestándose con un
nivel de promiscuidad territorial tal que no hay lugar para su delimitación clara.
2.- ESCENARIO RESULTANTE Y PERSPECTIVAS DE LECTURA DESDE LA
CIUDAD INTELIGENTE.
Aquellas complicaciones de los órdenes urbano, metropolitano y
postmetropolitano tiene unos consecuentes efectos perversos en la vida cotidiana de los
ciudadanos, que, por una parte, pierden sus referentes o identificadores territoriales y,
por otra, terminan sufriendo las contradicciones entre una teórica institucionalización
normativa de los instrumentos participativos en la planificación de sus ciudades y
territorios y un real y efectivo dominio de la misma por parte de los poderes fácticos. A
través de la dispersión informativa con sobresaturación de la información cuantitativa y
experta y ausencia de la cualitativa y comprensible, de la falta de cauces operativos de
intercambio de saberes y conocimientos entre ciudadanos y profesionales y del excesivo
protagonismo de algunos aspectos concretos y mercantiles en la planificación
habitacional y urbanística como las primacías de las intervenciones especulativas o de la
rápida movilidad del transporte privado, el mercado –apoyado en políticos
profesionalizados- organiza y especula con todo el territorio.
Tales contradicciones entre lo teórica y políticamente correcto y lo real y
mercantilmente ejecutivo en la configuración de los territorios urbanos, metropolitanos y
metapolitanos están conduciendo a la consideración exclusiva del ciudadano como
cliente, tanto del mercado –por la vía del consumo- como de la política experta y
profesional –por la vía de la teórica participación e incluso de la, a veces, cínica
gobernanza- y no como un sujeto protagonista y efectivo en la planificación y gestión de
su propia ciudad.
Ante tal cacotópico escenario, puede resultar interesante releer la ciudad y sus
efectos territoriales desde la herencia que pueden ofrecer tanto la geografía y otras
ciencias sociales, como la filosofía y sus consideraciones sobre el concepto de
inteligencia compartida (Marina, J.A., 1993 y 2000) y también desde las
intencionalidades de unos enseñantes e investigadores comprometidos con otras
posibilidades de futuro de nuestras propias ciudades. Aprender a mirar no sólo analítica
sino también compresivamente y a plantear y mostrar caminos transformadores en el
discurrir de nuestras urbes, metrópolis y postmetrópolis es el objetivo final de estas
reflexiones y la razón de esta ponencia, que -enmarcada en el mayor o menor grado de
inteligencia compartida y secularmente acumulada que las entidades urbanas
significan y como última expresión de una reflexión colectiva (∗) e inacabada- quiere
desarrollarse a partir de las cuatro perspectivas e hipótesis siguientes:
1.- La ciudad en el territorio. Toda ciudad, como elemento o invariante
territorial, constituye originariamente un nodo inserto entre redes y superficies. Ello la
convierte sustancialmente en realidad ecotónica, fronteriza, intercultural y convergente.
Pero, además, su propio emplazamiento la dota de unos paisajes fundantes, que el
progresivo desarrollo de su inteligencia compartida irá convirtiendo en escenarios
simbólicos o identitarios y en espacios libres para la autocomplacencia y el disfrute de
habitantes y visitantes. La expansión de la ciudad más allá de su territorio metropolitano
y el consecuente y banal ocultamiento de su matriz territorial subyacente son fenómenos
constatados y repetidos que, en una ciudad inteligente, deberían ser contrarrestados por
apreciaciones y representaciones que tiendan a resaltar el valor de las singularidades
territoriales.
2.- La ciudad y el tiempo. Como cualquier ser vivo, la ciudad envejece. Saber
envejecer dignamente, remozándose con equilibrados compases, es uno de los caracteres
más significativos de una ciudad inteligente. Porque los tiempos de la ciudad son
cambiantes, de manera que toda ciudad inteligente reconoce y sabe aplicar sus propios
compases que, en su necesario y continuo proceso de remozamiento, a veces respeta y
otras veces rompe consciente y arriesgadamente. Por otro lado, una ciudad inteligente
en la gestión del tiempo será también aquella que, desde su propia morfología, sepa
responder adecuadamente a los diferentes tiempos de sus ciudadanos (tiempo de los
niños, tiempo de los paseantes, tiempo de los ejecutivos y productores, tiempo de los
mayores, tiempo de los cuidados)
3.- La ciudad y el mercado. La ciudad es uno de los fenómenos más aquilatado
de producción y reproducción del capitalismo. Ello la convierte en un ente
espacialmente expansivo y absorbente, así como socioculturalmente segregador y
tendente a la conflictividad. En aras de una convivencia ciudadana que conduzca a la
autocomplacencia con sus improntas territoriales y a la comprensión mutua entre sus
ciudadanos, gran parte de la energía inteligente de la ciudad deberá destinarse a
desarrollar planes que corrijan las banalizaciones paisajísticas y las segregaciones
sociales provocadas en ella y en sus territorios por el mercado y conduzcan a
respetuosos procesos de inclusión sociocultural, favoreciendo la equidistribución de
bienes y la rica diversidad sociocultural, así como el respeto y aprendizaje de la propia
disidencia.
∗
OJEDA, J.F. y DELGADO, B. (2005), GARCÍA, A., DELGADO, B. y OJEDA, J.F. (2007), GARCÍA,
A., OJEDA, J.F. y TORRES, F. J. (2008) y OJEDA, J.F. y VILLA, A.A. (2008 y 2009), DELGADO B.
y GARCÍA (2009).
4.- La ciudad y la esperanza. Otra ciudad será posible si el desarrollo de su
inteligencia le permite ir traduciendo ecologías y saberes de sus propias comunidades
para ensayar y adoptar experiencias transformadoras y esperanzadoras en sus calles,
barrios, distritos y zonas de influencia. El paso del lineal y dilemático si/no al dialéctico
todavía no, pero... de Ernst Bloch (2004-07), marca el camino de una esperanza que
puede conducir -en unos procesos de recuperación de la propia y secular inteligencia y
de una construcción participativa- a
ciudades, metrópolis y postmetrópolis
paisajísticamente definidas, social y culturalmente integradoras y políticamente
participativas e incluso autogestionadas.
3.- CIUDADES Y PRÁCTICAS INTELIGENTES
3.1.- La ciudad en el territorio
La ciudad se define como una entidad en la que confluyen elementos territoriales,
sociales y políticos, relacionados originariamente por:
La elección de un emplazamiento sustancialmente ecotónico y fronterizo,
que, por un lado, la vincula con recursos o limitaciones naturales y con el
dominio de un territorio y, por otro, la dota de la seguridad necesaria para
desarrollar su función de redistribuidora de bienes básicos para la vida del
grupo. El propio emplazamiento explica los paisajes fundantes de cada
ciudad (deltas del Cairo o Tetuán, bahías de Cádiz, Ceuta, Atenas o Tánger,
estuarios de Sanlúcar de Barrameda o Larache, vegas y campiñas fértiles de
Carmona, Ronda, Meknes o Fez).
La acogida de individuos libres, que, desvinculados de clanes y señoríos
rurales, se mezclan entre sí en una sociedad compleja económica y
culturalmente que mantiene la individualidad, concede derechos colectivos
de ciudadanía, incluido el de disentir. Una sociedad que suele expresar su
voluntad de crear su propia memoria, como patrimonio común que le
permita avanzar y perpetuarse (dibujos, jeroglíficos, contabilidades, saberes
que irían desembocando en escrituras y números)
La presencia de sedes de la identificación y del encuentro -ágoras, foros,
plazas o zocos- en las que se elabora y desarrolla la propia cultura
ciudadana, del comercio, de la exhibición y del ejercicio de los deberes y
derechos políticos de participación y de disidencia. Tales espacios libres y
públicos -que funcionan como hitos de convergencias internas y voluntariasse constituyen en escenarios simbólicos de los tejidos urbanos desde sus
orígenes, dando fe de su importancia las intencionalidades estéticas y
escenográficas que muestran (pórticos, escalinatas, edificios civilesreligiosos destacados…)
En definitiva, la ciudad puede ser considerada como una de las invenciones más
originales, complejas y exitosas de los humanos. Territorialmente, nació como nodo que,
situado en un cruce de vías, domina las superficies adyacentes e incluso lejanas a través
de un sistema cultural propio -civilizatorio- y con vocación de independencia de los
ritmos naturales. Si bien hasta el siglo XIX en la periferia de las ciudades han
permanecido villas, huertas, campiñas, almacenes, mataderos, establos, constituyendo
una transición ilustrativa del secular diálogo entre ellas mismas y sus campos y
generando unos bordes de cierta armonía en los que se manifestaba aquella
interdependencia. Pero tales caracteres territorialmente originales de nuestras ciudades
parecen haber sido olvidados a la hora de abordar sus actuales planificaciones
urbanísticas, en aras de cubrir la necesidad de continua y acelerada intervención que
tiene y sostiene al mercado inmobiliario. Aquellos olvidos terminan convirtiendo a
nuestras ciudades y metrópolis en lugares de difíciles y complicadas habitaciones.
No obstante, si partimos de la hipótesis de que el grado de progresivo
mantenimiento del significado de aquellos paisajes fundantes a través de su
conversión en escenarios simbólicos o identitarios y en espacios libres para la
autocomplacencia y el disfrute de habitantes y visitantes, puede constituirse en el
indicador o signo más expresivo del desarrollo territorial de las inteligencias
ciudadanas, encontraremos ejemplos de magníficas prácticas de tales desarrollos en
cada uno de los espacios a los que quiere referirse este Congreso Internacional: El Norte
de África, Latinoamérica y España:
La ciudad marroquí de Marraquech y su Plaza de Xemaá-el-Fná -donde vive,
escribe y medinea el escritor Juan Goytisolo- constituye un ejemplo de abierta y
reconocida supervivencia de un patrimonio tangible e intangible en aquel zoco vivo
y resiliente:
“El universo de chamarileros y azacanes, artesanos y mendigos, pícaros y chalanes,
birleros de calla callando, galopines, chiflados, mujeres de virtud escasa, gañanes de
andar a la morra, pilluelos de a puto el postre, buscavidas, curanderos, cartománticas,
santurrones, doctores de ciencia infusa, todo ese mundo abigarrado, de anchura
desenfadada, que fue enjundia de la sociedad cristiana e islámica -mucho menos
diferenciadas de lo que se cree- en tiempos de nuestro arcipreste, barrido poco a poco o
a escobazo limpio por la burguesía emergente y el estado cuadriculador de ciudades y
vidas es sólo un recuerdo borroso de las naciones técnicamente avanzadas y
moralmente vacías. El imperio de la cibernética y de lo audiovisual allana comunidades
y mentes, disneyiza a la infancia y atrofia sus poderes imaginativos... Sólo una ciudad
mantiene hoy el privilegio de abrigar el extinto patrimonio oral de la humanidad,
tildado despectivamente por muchos de «tercermundista». Me refiero a Marrakech y a
la plaza de Xemaá-el-fná, junto a la cual, a intervalos, desde hace veinte años,
gozosamente escribo, medineo y vivo...
...Xemaá-el-fná resiste a los embates conjugados del tiempo y una modernidad
degradada y obtusa. Los halcas no desmedran, emergen talentos nuevos y un público
siempre hambriento de historias se apandilla jovial en torno a sus juglares y artistas. La
increíble vitalidad del ámbito y su capacidad digestiva aglutinan lo disperso,
suspenden temporalmente las diferencias de clase y de jerarquía. Los autobuses
cargados de turistas que, como cetáceos, varan en él son envueltos de inmediato en su
telaraña finísima y neutralizados por sus jugos gástricos. Las noches de ramadán de
este año han convocado a decenas de millares de personas en su centro y calzadas,
alrededor de las cocinas de quita y pon y en el regateo a grito herido de zapatos,
prendas de ropa, juguetes y chucherías
Al claror de las lámparas de petróleo, he creído advertir la presencia del autor
de Gargantúa, de Juan Ruiz, Chaucer, Ibn Zaid, al Hariri, así como de numerosos
goliardos y derviches.La imagen zafia del bobo besuqueando su teléfono celular no
afea ni abarata la ejemplar nitidez de su egido. El fulgor e incandescencia del verbo
prolongan su milagroso reinado. Mas a veces su vulnerabilidad me inquieta y el temor
se agolpa en mis labios cifrado en una pregunta: ¿hasta cuándo?” (Goitysolo, J.,
1997)
Valparaíso (Chile): “Que nadie nos tape la vista”.
El derecho a ver, a paisajear, a disfrutar con los paisajes fundantes de su propia
ciudad se convierte en objetivo prioritario de una de las acciones ciudadanas inteligentes
que allí están surgiendo y desarrollándose:
A la ciudadanía de esta ciudad
portuaria chilena se le plantea, mediante
una campaña de concienciación, el
reconocimiento del emplazamiento
geográfico de Valparaíso -a modo de un
anfiteatro ante su bahía- como su más
genuino recurso. Contemplar el
escenario o paisaje fundante desde cada
lugar del anfiteatro, tiende a
convertirse, así, en un derecho primario
de los ciudadanos de Valparaíso.
La defensa del derecho a disfrutar con el
paisaje, mediante la representación metafórica
del escenario de un anfiteatro, se va
transformando –a través de una campaña
educadora y reivindicativa ciudadana- en
discurso aceptado y propio de la ciudadanía
inteligente, de manera que:
-
-
El llamado valor del anfiteatro pueda llegar
a constituirse en argumento y criterio que
motive la implementación institucional de
normativas reguladoras del crecimiento y la
edificabilidad en Valparaíso.
Pero, además, esta reivindicación ciudadana
consigue ir otorgando a esta ciudad un
específico marchamo o una genuina
etiqueta de desarrollo urbano, que tenderá a
convertirse en referente para otras ciudades
chilenas, latinoamericanas y mundiales.
Río de Janeiro (Brasil). Favela painting.
Las acumulaciones de pobres y desfavorecidos en las grandes ciudades han ido
generando unos asentamientos que ocupan espacios traseros y devaluados, en los que no
se cuenta con la posibilidad de disfrutar o identificarse con paisajes fundantes. En estos
casos extremos, la inteligencia de la ciudad puede jugar con los mecanismos
publicitarios de una sociedad mediática y megalómana para convertir las carencias,
limitaciones o dificultades en recursos.
Tal tipo de conversión es la que plantea la experiencia Favela Painting, una de las
que desarrolla la ONG Firmeza Foundation para atraer la atención de la comunidad
internacional sobre los problemas que viven los habitantes de las favelas en Río.
Este Proyecto Favela Painting, se encuentra enmarcado en un conjunto de
inteligentes y originales iniciativas, con las que se pretende combatir la exclusión y el
estigma social a través de la distribución en redes de nuevas imágenes creadas por el arte
-que puede jugar el hermenéutico papel de mediador entre la población local
estigmatizada, pero potencialmente creativa, y el resto de los habitantes de la ciudad y
del mundo– buscando cambiar la estigmatización, crear soluciones sostenibles y atraer la
atención mundial. Liderado por los holandeses Jeroen. Koolhaas y Dre Urhahn y con la
colaboración de entidades privadas, Favela Painting comenzó a funcionar a finales del
2006 y continúa vivo y creando paisajes urbanos para el disfrute, la identificación y la
dignidad allí donde es difícil disfrutar y mantenerse digno.
Ciudades mediterráneas españolas: Las Ramblas.
Los diseños y programaciones de algunos paisajes fundantes pueden producir,
algunas veces, situaciones paradójicas y discutidas. Esto ocurre con las ramblas de
muchas de las ciudades de la costa mediterránea española: Por un lado, podría decirse
que sus soterramientos y urbanizaciones han sido operaciones aparentemente torpes, ya
que suponen la pérdida de sus paisajes fundantes. Pero, por otra parte, hay que
comprender que pueden conseguirse resultados inteligentes, al revertir un uso marginal
de tales ramblas y reinsertarlas tanto en la animación ciudadana como en el imaginario
colectivo, convirtiéndolas en escenarios simbólicos y representativos de aquellas
ciudades (la Rambla de las Flores de Barcelona), estableciendo una red amplia y
continua de espacios públicos longitudinales, donde recuperar el placer del paseo por el
paseo y sirviendo de transición orgánica entre los centros y las primeras periferias
urbanas.
La Rambla de Amatisteros, de Almería -como una de las últimas en soterrarse y
urbanizarse- puede resultar un ejemplo interesante por varios motivos:
-
Sus inteligentes diseño y dotación de contenidos, en los que se incluyen
elementos para el uso y también recursos estéticos y arte público.
La escasa complicación que ha supuesto plantear diferentes posibilidades, ya que
lo reciente del “nuevo escenario encontrado” no ha planteado limitaciones.
La creación de espacios para la acción, muy vivos y dinámicos en sus funciones,
usos e imágenes.
3.2.- La ciudad y el tiempo
Una de las expresiones más significativas del proceso metonímico que ha ido
sufriendo la cultura occidental respecto de su matriz originaria es, sin duda, la referida al
tiempo. El dogma de la productividad y la progresiva consolidación de la indolencia,
como actitud soberbia y despreciadora de la historia y de las acumulaciones culturales,
ha supuesto –según la tesis de B. de Sousa Santos (2005)- el olvido de todos aquellos
tiempos que no sean el de la producción de mercancías, que es un tiempo mecánico,
lineal y que suele confundir la rapidez y la velocidad con el progreso y el desarrollo.
Pero en la vida diaria de la ciudad y de sus territorios y ciudadanos hay múltiples
tiempos: desde el cambiante y momentáneo tiempo atmosférico o el estacional y cíclico
tiempo climático, hasta el discurrir envejecedor de la propia vida de la ciudad y de sus
ciudadanos y los distintos tiempos del ocio y del negocio, de la ejecutividad y del paseo,
del juego, del estudio, de los cuidados o de la diversión.
Los originales planteamientos sobre el uso inteligente de los tiempos por y en las
ciudades son cada vez más conocidos y compartidos (Movimiento de ciudades lentas,
Bancos de tiempo…). En su exquisito texto Del buen uso de la lentitud, Pierre Sansot
(1999, p.34…36) argumenta: “Callejear no es detener el tiempo sino adaptarse a él sin
que nos atropelle…la felicidad del callejeo no surge de lo que descubrimos a través de
la mirada sino del mismo caminar, de una respiración libre, de una mirada no ofuscada
por nada, del sentimiento de estar a gusto en este mundo, como si fuera legítimo que
sacáramos de él el usufructo”
Nosotros aquí vamos a referirnos, por una parte, a la inteligencia de la ciudad
respecto del afrontamiento de su propio tiempo como ser vivo que tiende a ir
envejeciendo y que necesita remozarse continuamente y con dignidad. Y, por otro lado,
a la gestión conducente a dar respuestas más o menos inteligtentes a los diferentes
tiempos de sus distintos ciudadanos:
Mantenerse viva es obligación de toda ciudad y para conseguirlo, como cualquier
ser vivo, la ciudad necesita que sus planificaciones, reordenaciones y actuaciones
puntuales se orienten hacia un continuo y equilibrado proceso de remozamiento,
que sepa controlar su progresivo deterioro y también la calidad de sus cambios.
Pero en la ejecución de tal proceso serán necesarios al menos dos momentos para no
caer en banalidades o intervenciones colonizadoras:
-
En el primer momento, será irreemplazable tener un conocimiento certero de
los compases o ritmos propios de cada ciudad y sus territorios anexionados o
colonizados, así como de cada barrio, calle o edificio a lo largo de su vida.
-
En un segundo momento y resuelto el conocimiento previo, se estará en
condiciones de decidir responsablemente la elección de un camino entre estos
dos: el que sigue adoptando tales compases para ese lugar y ese momento o
el más arriesgado, pero plenamente consciente, de romper aquellos compases
propios en algunos lugares y ciertos momentos dados para elegir otros
moldes más valientes.
Sólo aquellos conocimientos y diagnósticos y estas decisiones sopesadas y sabias
irán permitiendo a la ciudad inteligente una gradación vital armónica o unos saltos
cualitativos sustanciales y aplicables a sus distintas escalas (ciudad, barrios o
edificios).
Ello irá dando -como sucesivos o coyunturales resultados- escenarios viejos,
rejuvenecidos o nuevos pero dignos (ni musealizados, ni horteras, ni excesivamente
decadentes o deteriorados, ni demasiado limpios ni completamente sucios). Hay que
considerar que -siguiendo con la metáfora orgánica y vital- la ciudad es un
organismo acumulador, un totalizador histórico y un catalizador de sentidos, que mostrando sus colores, sus texturas, sus olores, sus sabores y sus gustos- debe
aprender a envejecer con dignidad.
Valgan los siguientes ejemplos, referidos a otras tantas situaciones de barrios, calles
y edificios marginales de Andalucía (Torres,F.J. y Ojeda,J.F., 2004), así como a una
intervención turística muy visible en una playa andaluza, para mostrar distintas caras
del proceso de envejecimiento o remozamiento ajustado u hortera.
Calle remozada y viva de Bajo de Guía.
Sanlúcar de Barrameda (Cádiz)
Intervención hortera. Marbella (Málaga)
Barrio decadente. Los Pajaritos (Sevilla)
Edificio muerto. El Puche (Almería)
Por otro lado, una ciudad inteligente en la gestión del tiempo será también aquella
que, desde su propia morfología, sepa responder adecuadamente a los diferentes
tiempos de sus ciudadanos (tiempo de los niños, tiempo de los paseantes, tiempo de
los ejecutivos y productores, tiempo de los mayores, tiempo de los cuidados, tiempo
de las creencias…).
-
La recuperación de las riberas de la dársena del Guadalquivir para el paseo y disfrute
ciudadano o de sus propias aguas para el deporte náutico, la peatonalización del
centro y el desarrollo de los carriles bicis quizás hayan sido las últimas decisiones
más inteligentes del municipio de Sevilla, por lo que han supuesto de respuestas
adecuadas a tiempos lentos, no productivos y de disfrute de su ciudadanía y de sus
visitantes
-
Otra experiencia ejemplar, menos visible, pero de la que puedo dar fe porque estoy
implicado en ella, es la del proceso que pretende transformar el asentamiento de
chabolas de Jnane Aztout en barrio del centro de la ciudad de Larache. Allí, el
descubrimiento por parte del equipo de cooperantes de la necesidad de respetar el
lento tiempo -de tranquilidad, silencio y reflexión- propiciado por el ramadán de
Septiembre de 2008, supuso la asunción por los vecinos y su asociación o widadiyat
de la responsabilidad autogestora en el futuro edificatorio de su nuevo barrio.
3.3.- La ciudad y el mercado
La ciudad es uno de los fenómenos más aquilatado de producción y reproducción
del capitalismo y el mercado. Ello la convierte en un ente espacialmente expansivo y
absorbente, así como socioculturalmente segregador y tendente a la conflictividad. El
mercado no sólo convierte a la ciudad en ameba -que deglute y metaboliza territorios
cada vez más alejados-, sino también en cedazo –que selecciona distingue y distribuye a
sus propios ciudadanos en función de sus capacidades adquisitivas y va colocándolos en
espacios urbanos de diferente valor-. De manera que la ciudad, que en sus inicios debió
caracterizarse por unos límites claros que marcaban la libertad frente a las servidumbres
rurales y por una mezcla de individuos de distintas procedencias y clases, hoy se
reconoce por su expansión territorial –metápolis- y por sus segregaciones espaciales en
función de clases, etnias o culturas diferenciadas por mayores o menores niveles de
consumo.
En estos seculares procesos de expansiones y segregaciones urbanas, los
fenómenos más distintivos de la modernidad y la contemporaneidad en las grandes
ciudades han tenido que ver, sin duda, con sus progresivas configuraciones y
reconfiguraciones metropolitanas y postmetropolitanas. De manera que el paso de la
ciudad moderna a la ciudad contemporánea viene marcado por la continuada ruptura de
moldes que exige la expansión capitalista: “En el capitalismo tiene así lugar una eterna
lucha en la cual el capital construye un paisaje material apropiado a su propia
condición, en un momento particular, sólo para luego tener que destruirlo,
generalmente en el curso de una crisis, en otro momento histórico. El flujo y reflujo
temporal y geográfico de inversión en la planificación urbana sólo puede ser
comprendido en términos de dicho proceso” (Harvey, D., 1977, p.124).
El establecimiento de unas fases o periodos que pudieran secuenciar tal proceso
de geohistoria urbana ha constituido el objetivo de muchos economistas (Kondratieff,
Schumpeter, Mandel), historiadores (Hobsbawn) y geógrafos (Hall, Berry, Johnston).
Intentando conectar aquellas diferentes contribuciones, el geógrafo Edgard W. Soja
(1989) elaboró unos prototipos de cartografía, referidos principalmente a ciudades
norteamericanas, que ilustran la evolución de la forma urbana en el periodo
comprendido entre 1820 y 1970 y proporcionan una forma útil de explicar la geohistoria
del espacio urbano moderno hasta la emergencia contemporánea de una postmetrópolis,
cuyos nuevos procesos de urbanización quedarán conceptualizados a partir de seis
discursos o paradigmas, referidos –por pares- a tres tipos de categorías: el marco
interpretativo (metrópolis postfordista y cosmópolis gobalizada), los resultados
urbanísticos (exópolis y ciudad fractal), las estrategias sociales anexas (archipiélago
carcelario y ciudad simulada o simcities) (Soja, W.S., 2008).
Pero aquel proceso no ha sido igual en todas las ciudades, ya que -en función del
papel que cada urbe cumpliese en el conjunto territorial al que pertenecía- ha seguido
modelos distintos. Algunas ciudades primeras o primadas en sus propias jerarquías
urbanas –París en 1848, Barcelona entre 1859 y 1867, Nueva York en 1942- pudieron
contar con modelos propios y endógenos o específicamente diseñados de algunas de sus
sucesivas configuraciones y reconfiguraciones; mientras que la mayoría de las grandes
ciudades y todas las situadas en rangos inferiores tuvieron y tienen que ir asumiendo las
convulsiones del mercado y adoptando unas configuraciones sucesivas de origen
exógeno o colonial, que se caracterizan por sus adaptaciones dictatoriales y compulsivas
a las sucesivas coyunturas mercantiles.
Estos modelos de crecimiento podrían ser calificados de “coloniales”, retomando
una clásica y crítica posición geográfica (Mombeig, P., 1950; Taylor,G.,1954) que ya
describía lo colonial como un específico orden territorial similar o coincidente con el de
estas actuales metrópolis y cuyos caracteres diferenciales eran y siguen siendo (Ojeda,
J.F. y Villa, A.A., 2008):
• Adaptación al dictado expeditivo del mercado y sus coyunturas, sin tiempo de
pensar o planificar y con el progresivo desarrollo de despilfarros urbanísticos y
segregaciones sociales.
• Consolidación de la inestabilidad y el cambio rápido, que genera desorden
creciente, normalización de lo transitorio y caos.
• Adopción de respuestas parcelarias y simples a realidades complejas, con sus
consecuentes corolarios de incapacidad manifiesta para una gestión operativa y
continua creación de incertidumbres, por desconocimiento e incomprensión del pasado
e ignorancia del futuro.
Una ciudad inteligente sería aquella que, ante tales impactos mercantiles,
destinase gran parte de su energía transformadora en planes que –diagnosticando
sabiamente las distintas y complejas fenomenologías urbanas y metropolitanasadquieran la autoridad que les permita ser capaces de corregir las marginalidades y
segregaciones sociales y caminar hacia respetuosos, convincentes y efectivos procesos
de inclusión, en pro de una convivencia ciudadana que tienda a la igualdad y, a su
vez, favorezca la rica diversidad sociocultural y paisajística y respete y aprenda de la
propia disidencia.
Son muchas y de muy distintas escalas las experiencias presentadas a este
Congreso sobre procesos planificadores intencionados y con la autoridad suficiente –
otorgada por sus historias efectivas, las convicciones de sus promotores y los desarrollos
de procesos participativos y autogestionarios- para corregir algunos de los desmanes
urbanísticos y sociales inducidos por el mercado en calles, barrios, ciudades y
metrópolis. Vamos a elegir dos experiencias –latinoamericana y española- que, con
distintas escalas y ciertos paralelismos y afinidades, nos han parecido significativas:
-Plan Maestro para Curitiba (Brasil)
Con casi 2 millones habitantes, la capital del estado brasileño de Paraná, es una
ciudad que se desarrolla a partir de la llegada de muchos inmigrantes alemanes,
japonenses, polacos, ucranianos e italianos a finales del siglo XIX y que inicia la
década de los sesenta del siglo XX presentando los típicos problemas de las grandes
urbes latinoamericanas: crecimiento urbano desordenado, sistema de transporte
ineficiente, hacinamiento, carencia de zonas verdes, altos índices de desempleo,
segregación social y espacial.
En 1965 se presenta un Plan Maestro para Curitiba, en el que se plantea el
desarrollo de vías estructurantes, de transporte público de carril exclusivo y de
peatonalización de calles y se crea una entidad –el IPPUC- para la ejecución de sus
directrices.
Durante los años 1971-92, con la alcaldía de Jaime Lerner, se llevan a cabo cientos
de pequeños proyectos urbanísticos y sociales articulados, de bajo presupuesto pero
gran impacto: La primera isla peatonal del mundo (1972), el sistema de áreas verdes, la
consolidación de hitos urbanos culturales y la creación de pequeñas bibliotecas
vecinales como faros del saber, el teléfono de la solidaridad, la concesión de
microcréditos, la distribución diaria y gratuita de comida, la distribución de parcelas
para huertas, el apoyo municipal a la autoconstrucción de las propias viviendas, un
servicio de furgones que intercambia basura reciclada por bonos de comida o libros o
billetes de transportes públicos….
Hoy es la capital ecológica de Brasil y de Latinoamérica, su desarrollo ambiental
ha atraído a la industria automotriz limpia, lo que ha elevado la renta de sus habitantes
y su producto interior bruto. Recoge y recicla el 96% de su basura y cuenta con un 96%
de habitantes alfabetizados y hasta un 86% con educación superior, lo que le permite
una vida cultural amplia y diversa, aprovechando e integrando su diversidad
multiétnica.
-
Plan Especial de Transformación del Barrio de la Mina en Sant Adriá del Besós
(Barcelona)
En un barrio de aluvión –tipo “polígono”, presente en muchas periferias urbanas
españolas- cuyo origen responde a “contenedor de pobres”, llegados en sucesivos
momentos de desahucios y erradicaciones chabolistas (años cincuenta y sesenta) y
cuyas dotaciones infraestructurales y de equipamientos son muy escasas, a lo que se
añaden las dificultades de integración en los tejidos urbanos, que generan una
percepción de aislamiento de sus habitantes y una estigmatización social de los mismos
(en el caso de La Mina son aproximadamente 20.000 en 2.721 viviendas), la espiral que
conduce al máximo grado de exclusión y al estigma (Torres, F. J., 2005) se convierte en
una historia repetida, inexorable y difícil de detener, por más inversiones coyunturales
que puedan realizarse, si no se aborda desde un Plan Integral de Transformación
Urbanístico-Social como están siendo el de la Mina o el del Polígono Sur sevillano
(Ojeda, J.F. y Torres, F.J., 2004).
Los objetivos explícitos del Plan Integral de la Mina, aprobado en 2003, son los
siguientes:
-Enfoque integrado y generación de confianza hacia las actuaciones e iniciativas.
-Implicación progresiva de agentes de la comunidad en los procesos en que es posible.
-Implicación de técnicos, profesionales y servicios del barrio en acciones
suplementarias del Plan.
-Participación de entidades y asociaciones del barrio en las actuaciones propuestas.
-Desarrollo de actuaciones que tengan en cuenta las necesidades de todos los sectores
y colectivos del barrio.
-Establecimiento de buenos niveles de información y comunicación de todas las
actuaciones del Plan.
Hoy, a casi seis años, de la aprobación definitiva del Plan, las actuaciones
urbanísticas previstas están desarrolladas en más de un 80 %. El Plan de
Transformación Integral va acompañado de un Plan de Actuación Social, estructurado
en siete apartados: 1) Formación e integración sociolaboral, 2) Conciliación de la vida
familiar y laboral, 3) Desarrollo económico, 4) Participación y desarrollo comunitario,
5) Mejora de la convivencia y civismo, 6) Apoyo social y educativo y 7) Espacio
público y civismo, de los que se han realizado más de setenta acciones y programas, de
manera que la Mina tiende hoy a ser un barrio normalizado, que mira al futuro con ojos
nuevos.
3.4.- La ciudad y la esperanza.
En el gobierno de la ciudad resulta hoy habitual prescindir de la propia cultura o
acumulación de saberes previos, en un alarde de indolencia, que analiza, diagnostica y
gestiona la ciudad a través de la metonimia (que confunde el todo con una parte y tiende
a la dicotomía jerárquica) y la proléptica (que -en función del progreso y la
perpetuación en el poder, por las elecciones inmediatas- tiende a la linealidad,
encogiendo el presente y ensanchando el futuro) (Sousa Santos, 2005):
INTERPRETACIÓN DESDE LA RAZÓN METONÍMICA
Y LA DICOTOMÍA JERÁRQUICA
LÓGICAS QUE SE BASAN EN:
SOBREVALORANDO:
PRODUCIENDO LA
INEXISTENCIA DE:
El Rigor…
Lo Científico
Lo Ignorante
El Tiempo Lineal…
Lo Avanzado
Lo Atrasado, lo Tradicional
La Clasificación Social…
Lo Superior
Lo Inferior
La Escala Dominante…
Lo Global
Lo Local, lo Particular
El Productivismo…
Lo Productivo
Lo Improductivo
INTERPRETACIÓN DESDE LA RAZÓN PROLÉPTICA
Concepción lineal del tiempo.
Sustracción del mundo, contracción del presente, expansión del futuro.
Así, toda ciudad que se precie quiere hoy ser científica, avanzada, superior,
global y productiva marcando nuevos y repetidos moldes, en olímpicos y soberbios
desprecios de sus respectivas experiencias.
Frente a tal homologación indolente, Boaventura de Sousa Santos plantea un
camino hacia la ciudad inteligente, que pasa por una gestión ciudadana que comience
reconociendo las ausencias y continúe haciendo aflorar sus inmediatas
emergencias… a través de una serie de propuestas alternativas basadas en un
diagnóstico complejo y una buena y adaptada traducción de la propia cultura
ciudadana
PROPUESTA ALTERNATIVA.
LÓGICAS DIFERENTES QUE HACEN AFLORAR LAS AUSENCIAS
LÓGICAS QUE SE
BASAN EN:
INTERPRETACIÓN DESDE LA RAZÓN METONÍMICA
Y LA DICOTOMÍA JERÁRQUICA
LÓGICAS QUE
SE BASAN EN:
SOBREVAL
ORANDO:
PRODUCIENDO
LA
INEXISTENCIA
DE:
En el Rigor…
Lo Científico
Lo Ignorante
En el Tiempo
Lineal…
Lo
Avanzado
Lo Atrasado
En la
Clasificación
Social…
Lo Superior
Lo Inferior
En la Escala
Dominante…
Lo Global
Lo Local /
Particular
En el
Productivismo…
Lo
Productivo
Lo Improductivo
INTERPRETACIÓN BASADA EN LA RAZÓN
PROLÉPTICA
Concepción lineal del tiempo.
Sustracción del mundo, contracción del
presente, expansión del futuro.
ESTO SIGNIFICA:
Ecología de los
saberes
Establecer la confrontación y el diálogo entre los saberes.
Credibilidad contextual. No hay ignorancia en general ni
saber en general.
Ecología de las
temporalidades
La consideración de otras formas temporales: lo cíclico, lo
estacional. Idea del ritmo y el compás. No confundir
desarrollo con crecimiento, progreso, precipitación o
velocidad.
Ecología de los
reconocimientos
Una nueva articulación entre el principio de igualdad y de
diferencia. Diferencias iguales: Hombre/Mujer
Mayoría/Minorías
Ecología de las
transescalas
Recuperar lo singular, lo propio, poco o nada afectado por
la globalización.
Ecología de la
productividad
Apostar por sistemas alternativos de producción.
Reestablecer mecanismos de redistribución, a través de
organizaciones económicas populares, cooperativas y
empresas autogestionadas, economía solidaria…
PROPUESTA ALTERNATIVA. SOCIOLOGÍA DE LAS EMERGENCIAS
Contraer el futuro. Observar posibilidades plurales y concretas en el presente, a
través de señales de esperanza: “Del drástico si/no al todavía no, pero…” (E..Bloch).
Para ello se necesita un trabajo de TRADUCCIÓN que permita el
reconocimiento y aprovechamiento de EXPERIENCIAS y prácticas
transformadoras
- Proyecto barrios. Costa Rica.
Enmarcado en un Plan Nacional de Desarrollo, en su línea estratégica de Desarrollo
de las Comunidades y bajo los auspicios del Ministerio de Cultura y Juventud y del
Museo de Arte Costarricense, el objetivo de este Proyecto es la puesta en valor del
Patrimonio tangible (la arquitectura) e intangible (la memoria de los vecinos) de seis
barrios emblemáticos de la capital San José y otros seis de otras tantas cabeceras
provinciales.
Por medio de reseñas históricas, inventarios y entrevistas se desarrolla un proceso
investigador y transformador que, destacando el patrimonio tangible (edificios
emblemáticos y arquitectura vernácula) e intangible (memoria colectiva, leyendas,
identidades, mitos, usos y costumbres específicos), coadyuva en la concientización del
desarrollo y el papel de los barrios en la construcción de la identidad nacional y en la
consolidación de la democracia. El rescate de valores, el interés por “el otro” y su
ejercicio de solidaridad y tolerancia cobran vigencia de nuevo en la memoria colectiva al
evocar historias de vida y anécdotas de esfuerzos comunales para ir estableciendo
condiciones de mejoramiento urbano.
Todo ello va conduciendo a una acumulación de inteligencia y capital neuronal
compartido: Colecciones plásticas de artistas reconocidos y de niños, que se exponen;
tertulias y debates; concursos de ensayos; intervenciones experimentales en espacios
públicos; publicaciones de los libros de las memorias de cada barrio. Con ello se
consiguen establecer alianzas interinstitucionales para ir desarrollando las propuestas
concretas y participativas de transformaciones barriales.
Barrios de San José en los
que se interviene
Ejemplos de colecciones plásticas
Tipo de ficha
Propuesta concreta aprobada y en ejecución
-
Plan regulador municipal y proyectos estratégicos en San Cristóbal. Republica
Dominicana.
Diagnóstico: Crecimiento poblacional acelerado desde hace tres décadas, en
función del éxodo campo-ciudad, que desborda la capacidad de acogida y rompe el
funcionamiento secular de una planta urbana en cuadrícula, eficaz y bien ordenada, al
quedar englobada por un hábitat informal, sin que el Ayuntamiento haya podido
intermediar en el proceso. Ello ha supuesto el desarrollo de un aglomerado periurbano
informal, que rodea a una ciudad histórica, constituyendo un conjunto inmanejable,
cuya calidad está muy por debajo no ya de las expectativas de sus habitantes sino de las
posibilidades reales de la economía local y de proceder a su recuperación en un tiempo
prudencial.
La falta de dotaciones y de espacio para su construcción impide sancionar y
consolidar las dinámicas de crecimiento, por lo que los procesos de rectificación
profunda parecen indispensables, pero las condiciones económicas no permiten el
despilfarro de las inversiones y, por ello, es insoslayable ordenar el territorio
municipal, para que la improvisación no obligue a realizar varias veces la misma tarea:
Plan Regulador Territorial del municipio de San Cristóbal, sostenible, legitimado por la
participación vecinal, como marco apropiado de seguridad jurídico-urbanística.
A partir del documento de Avance del Plan Regulador, ya puede el
Ayuntamiento ir canalizando inversiones para priorizar proyectos estratégicos: Red de
mercados, polígono industrial, mejoras barriales, mejoras de espacios públicos y
mejora de imagen.
- Consolidación urbana participativa. Jnane Aztout, Larache (Marruecos).
Me permito terminar esta ponencia haciendo de nuevo alusión a este Proyecto de
Cooperación Internacional en el que me siento orgulloso de participar.
Proyecto de origen universitario y de carácter docente-investigador-transformador, que
parte de tres principios básicos:
a.- Reconocimiento de la complejidad
b.- Apuesta por la esperanza
c.- Reto de una progresiva y creativa desaparición, hacia la autogestión.
Y del desarrollo de cuatro interacciones complejas de:
1.La universidad como docente, investigadora y transformadora.
2.La ciudad como urbs, civitas y polis
3.Los tipos de actores de la ciudad: ciudadanos, políticos, expertos
4.Los capitales de nuestra sobrevaloración, al servicio de la transformación del
asentamiento chabolista en barrio: universitarios socialmente comprometidos,
expertos rigurosos y coactores con los vecinos.
Proceso largo (2004-Hoy) con antecedentes, diagnóstico complejo, propuesta
vecinal y convenio, encuadre en un Plan Nacional de “Villes sans Bidonvilles”,
implicaciones institucionales hispanas y marroquíes y presencia estable en Jnane Aztout
a través de la Oficina de Barrio.
Propuesta de Plan Urbanizador y Proyectos de Esperanza elaborados con cada una
de las 100 familias chabolistas. Muchas dificultades y errores, algunas metáforas
acertadas y siempre “una fábrica que construye sueños”.
Diagnóstico: Jnane Aztout no es sólo medina es algo más
Los convenios entre Universidades públicas de Sevilla y Delegación del Ministerio del
Hábitat marroquí se traducen en devoluciones institucionales de unas sobrevaloraciones
sociales de lo universitario
Un proyecto de urbanización
consensuado se convierte en la
primera demostración de capacidad
experta
Otro Jnane Aztout se está haciendo posible y la fábrica de sueños comienza a
producir realidades
Sevilla, 21 de junio de 2009.
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