Presentacion 2014 15

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INFORME ANUAL
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2014 - 2015
COORDINADORA NACIONAL DE DERECHOS HUMANOS
PRESENTACIÓN
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INFORME ANUAL
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“NO SOMOS NEUTRALES”
E
n estos últimos años la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos
ha estado en la acción: no solamente participando de las múltiples
marchas que se han realizado para
fortalecer la democracia (#TomaLaCalle o
#ContraLaRepartija) o para reivindicar los
derechos sociales menoscabados por las estrategias de debilitamiento de la sociedad civil que plantean los tecnócratas del gobierno
actual (cinco marchas contra la Ley Pulpín),
sino que además hemos liderado en situaciones de tensión social evitando mantener una
posición “neutra” o supuestamente imparcial
e identificándonos con aquellos cuyos derechos han sido menoscabados más allá de los
objetivos estratégicos de nuestros propios
proyectos.
¿Por qué no somos neutrales? Porque, siguiendo la máxima del presidente de la CVR
de Sudáfrica, Monseñor Desmond Tutu, debemos aprender que “Si eres neutral en situaciones de injusticia has elegido el lado
del opresor”. En efecto, ese es el motivo por
el cual hemos decidido no ser neutrales, no
estar en medio, porque la situación en la que
se encuentran hoy muchos peruanos es de
franca injusticia, de asolapada opresión, de
imposición de un modelo de vida por encima
de nuestras diferencias y de nuestras voluntades.
La CNDDHH en este espacio político de tensiones entre lo que se ha ofrecido, el discurso
de la inclusión, y los limitados esfuerzos que
ha realizado el gobierno de Ollanta Humala para concretarla, ha decidido fortalecer la
democracia desde una estrategia muy simple: radicalizándola. Radicalizar la democra-
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cia implica hacerla más democrática y dejar
de creer en la representación absoluta sobre
un ejercicio de votación una vez cada cinco o
cuatro años. Por eso la CNDDHH plantea estrategias que nos coloquen en esa búsqueda
de las raíces de la democracia: utilizando recursos legales (judicializaciones, acciones de
amparo, acciones de inconstitucionalidad, habeas corpus, seguimiento de largos procesos)
y recursos políticos (movilizaciones, agitación
y propaganda) puestos al servicio de los derechos humanos.
Personalmente creo en es imprescindible que
la Coordinadora salga a los medios, a las calles y a los foros para batirse por un concepto
de justicia social de acuerdo con las exigencias de nuestra época: en primer lugar, derechohumanista, peor por supuesto también
ecosocial, post-extractivista, inclusivo, tolerante, con perspectiva de género y teniendo
en consideración la ciudadanía desde la diversidad sexual.
Sin embargo, estando claramente del lado de
la ciudadanía indignada y movilizada por la
postergación o las violaciones de sus derechos, en tanto que el Estado peruano y sus órganos nos han venido defraudando sistemáticamente, también hemos seguido dialogando
con sectores del Estado peruano en aquellos
espacios posibles de diálogo: desde nuestra
participación orgánica en el Consejo Nacional de Derechos Humanos hasta múltiples
conversaciones con funcionarios del Poder
Judicial, Ministerio Público, Viceministerio de
Derechos Humanos, Viceministerio de Interculturalidad, Ministerio del Interior, así como
con congresistas afines a los temas de derechos humanos de diversas bancadas (desde
Foto: www.andina.com.pe
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la congresista Marisol Pérez Tello hasta la
congresista Verónika Mendoza para hablar de
dos representantes de distinto tinte político).
Aparte debemos mencionar nuestra continua
y fluida relación con la Defensoría del Pueblo,
tanto con el Defensor, como con la adjunta de
DDHH o los adjuntos de Conflictos Sociales
y Pueblos Indígenas. Inclusive hemos sabido
interponer nuestras quejas o felicitaciones
sobre la labor específica de los defensores
regionales.
DENTRO DE LOS
CONFLICTOS SOCIALES
Hemos estamos dentro de situaciones de
tensión cuando se ha requerido nuestra presencia: por eso mismo hemos participado de
escenarios de conflictos sociales en los que
las poblaciones afectadas en la vulneración
de sus derechos nos han llamado. Desde la
Comunidad Campesina de Cañaris, adonde
hemos viajado dos veces para poder hacer seguimiento de sus reclamos ante la mina Cañariaco como pueblos indígenas que son, así
como nuestro viaje a la Laguna Azul de Conga
o a las diferentes actividades que se han llevado a cabo en Cajamarca, Celendín, Bambamarca y Chiclayo; la CNDDHH ha participado
en un escenario de diálogo post-criminalización de la protesta en Pichanaki, Junín; últimamente también en dos misiones de visitas
in loco en abril y junio al valle de Tambo.
Hemos abanderado la lucha por la preservación del Estado de Derecho en la búsqueda de una legitimidad de las necesidades de
justicia de grandes sectores ciudadanos y,
por eso mismo, avanzando más allá de lo que
Javier Monroe denomina una “democracia
de obstrucción”, hemos intentado radicali-
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zar la democracia usando todos los espacios
de la misma para ejercer nuestros derechos
y nuestro poder. Lamentablemente en toda
América Latina la protesta social –igual que
ayer– sigue siendo criminalizada: se gasea,
reprime y disparan armas letales contra los
movilizados y por eso en lo que va de este gobierno hay 50 personas muertas en conflictos
sociales, sobre todo, socio-ambientales y 43
muertos por uso de la fuerza de la PNP o del
Ejército Peruano. De esta cantidad el 12% son
menores de edad y el 10% mujeres: la masculinización de la letalidad en conflictos sociales coincide con cifras similares durante el
conflicto armado interno de 1980-2000. Sin
embargo, son las mujeres quienes tienen la
tarea de exigir justicia, de reclamar por sus
muertos y heridos, de requerir la presencia de
fiscales o de tocar la puerta del Seguro Integral de salud – SIS para que puedan atender a
sus allegados. Tarea a la que se abocan, muchas veces, con sus hijos a cuestas.
EN EFECTO, ESE ES EL MOTIVO POR
EL CUAL HEMOS DECIDIDO NO SER
NEUTRALES, NO ESTAR EN MEDIO,
PORQUE LA SITUACIÓN EN LA QUE
SE ENCUENTRAN HOY MUCHOS
PERUANOS ES DE FRANCA INJUSTICIA
En América Latina, así como en el Perú, se sigue usando el derecho penal para desmovilizar a los sectores de vanguardia, deteniendo a
los dirigentes, hostigando y desprestigiando a
los defensores de derechos humanos y defensores ambientales. No olvidemos que el Perú
es el cuarto lugar en el mundo donde mueren
defensores medioambientales. En lo que va
del gobierno de Ollanta Humala la cantidad de
defensores judicializados y de jóvenes que son
detenidos por la PNP para pasar unas horas
en Seguridad del Estado y luego ser declarados libres de todo proceso se ha acrecentado
de tal suerte que, cada vez más, se requiere del apoyo de abogados activistas que, fe-
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lizmente, han sido muchos y esperamos que
sigan siendo más.
En esa línea, hemos asumido la defensa de
los derechos ambientales de distintas maneras: la última de ellas recogiendo casi diez
mil firmas y sumando las firmas recogidas
por nuestros aliados en diferentes localidades del Perú para poder presentar una acción
de inconstitucionalidad contra la Ley 30230
que no solo atenta contra el medioambiente
recortando las funciones de fiscalización de
instancias gubernamentales, sino que atenta
contra el derecho de titulación de las comunidades indígenas y precede a toda una suerte
de “paquetes normativos” que recortan claramente las posibilidades del acceso y ejercicio
de derechos. Desde la dación de ese “primer
paquete” van tres más que constituyen una
flexibilización peligrosa de los derechos adquiridos de indígenas, trabajadores y ciudadanos en general.
Podemos afirmar claramente que los derechos ambientales forman parte de nuestra
agenda de defensa de derechos, los hemos
asumido como elementos fundamentales de
los derechos humanos, y sin embargo, esperamos que más adelante incluso podamos
“des-antropocentrarlos” para que regresen
al fuero del que pertenecen, el bios, y de esta
manera dar un paso más hacia los derechos
de la propia naturaleza.
HACIA EL BICENTENARIO
Hoy la CNDDHH va marchando hacia una de
las etapas más importantes de nuestra historia como peruanos, el Bicentenario de la
República, y precisamente teniendo este contexto es imprescindible poder discernir de qué
manera nuestras nación, imperfecta en tanto
tal, debe de ampliar sus fronteras de ciudadanía: ¿cuál va a ser el rol que la CNDDHH
jugará en este momento histórico?, ¿estaremos a la altura de los retos por la ampliación
de derechos?, ¿podremos generar consensos
entre nosotros para avanzar hacia la equidad?
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Precisamente para tratar de contestar algunas de estas preguntas, en marzo de 2015 se
llevó a cabo la XVI Asamblea General de la
institución que concluyó con la necesidad de
priorizar siete temas para los dos próximos
años de trabajo: 1) Post CVR, con especial
énfasis en búsqueda de personas desaparecidas; 2) Conflictos sociales, criminalización
de la protesta y uso indebido de la fuerza; 3)
Pueblos Indígenas y medio ambiente; 4) Lucha contra la impunidad; 5) Igualdad ciudadana y democracia con enfoque intercultural; 6)
Derechos económicos laborales, con especial
énfasis en la visibilidad del trabajo de la mujer
y por último 7) Fortalecimiento institucional.
Esos temas priorizados fueron evaluados durante tres días y consideramos que no solo
debemos de defenderlos y analizarlos desde una perspectiva burocrática sino desde la
praxis concreta del día a día. Por eso mismo,
debemos desafiar ese futuro que se presenta
sumamente complejo y que nos exige actos
de valentía, tomas de decisiones, riesgos más
allá del espacio personal de confort y tranquilidad.
Por eso quisiera dejar en claro que en los últimos cuatro años y medio la CNDDHH ha leído
la realidad y ha representado lo que es legítimo a través de diversas estrategias.
ESTRATEGIAS
Uno de los aspectos esenciales de la práctica de la Coordinadora Nacional de Derechos
Humanos nos ha permitido pensar en cuatro
estrategias fundamentales para la defensa de
derechos que deben de funcionar de manera
articulada:
a) La defensa legal o jurídica en instancias
nacionales e internacionales, así como la
incidencia en torno a políticas públicas que
puedan ampliar la protección de los derechos humanos
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b) La difusión de las ideas centrales de la
defensa de derechos a través de nuevas
redes de comunicación (Facebook, Twitter,
YouTube) y de posicionar a la propia institución como vocera sobre temas de derechos humanos en los medios tradicionales, así como abrir una nueva plataforma
de difusión de cultura y derechos (Lo Justo).
c) La defensa de los derechos a partir de la
acción ciudadana que se ejerce en las calles y en las diversas movilizaciones y la
protección a los defensores y defensoras
que fortalecen la democracia
d) La articulación de las acciones, estrategias, temas e incluso actores a través de
lo que la plataforma nació para hacer:
coordinar. Por eso mismo, en los últimos
cuatro años se ha tenido como objetivo
fortalecer la macro-región sur y la macroregión norte de la CNDDHH.
POR ESO QUISIERA DEJAR EN CLARO
QUE EN LOS ÚLTIMOS CUATRO AÑOS
Y MEDIO LA CNDDHH HA LEÍDO LA
REALIDAD Y HA REPRESENTADO
LO QUE ES LEGÍTIMO A TRAVÉS DE
DIVERSAS ESTRATEGIAS
ALGO PERSONAL
Antes de terminar este texto introductorio a
nuestro Informe Anual y en tanto que es el
último que firmaré por cuanto mi periodo
de gestión se cumple el 31 de julio de 2015,
quisiera dejar constancia que ha sido un verdadero honor para mí ejercer como Secretaria Ejecutiva de la Coordinadora Nacional de
Derechos Humanos desde febrero del 2011
a julio del 2015. La CNDDHH es una de las
instituciones importantes y emblemáticas de
nuestro país: no solo por la incidencia política
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que pueda tener a nivel nacional e internacional sino por la trayectoria de un colectivo
de defensores y defensoras valientes, persistentes, tenaces en sus objetivos, luchadores,
soñadores y, como lo repetía Pilar Coll, nuestra primera SE y gran referente, un grupo de
quijotes y quijotas que no están embelesados
por la fantasía sino que, encarnados en la realidad, en la durísima realidad del Perú, persiguen un sueño con fe: el sueño de la justicia.
Entendí desde un primer momento al mandato de la SE como un servicio, como su nombre
lo indica, una “secretaría” que ejecute las decisiones del Consejo Directivo Nacional que, a
su vez, lleva hacia adelante las propuestas generales de esta magna asamblea. No ha sido
fácil, la verdad. Cuando Germán Vargas, hace
cinco años, me propuso postular como candidata, en mi oficinita de la Universidad Antonio
Ruiz de Montoya, nunca imaginé en primer lugar, el gran reto de aprender la trayectoria de
una institución con múltiples aristas y con una
agenda tan compleja.
Tan solo empaparme de la historia de la coordinadora, de sus propuestas, de sus rutinas,
de sus luchas y campañas, ha sido una tarea
dura en la que, en primer lugar, he tenido que
atravesar el dolor de las víctimas y afectados,
para poder entender las lógicas perversas de
los violadores de derechos humanos y de las
autoridades que los justifican. Asimismo, otro
reto ha sido tomar decisiones complicadas,
imagino que varias de ellas erradas y otras
tantas acertadas, en escenarios volátiles, de
cambios políticos impredecibles, precisamente por la debilidad de nuestras instituciones,
muchas de las cuales funcionan de acuerdo a
quien las dirija en un momento determinado
(el Ministerio del Interior es el ejemplo más
preciso).
Para mí ha sido una necesidad imprescindible
“no hacer costra”, es decir, no endurecer mi
corazón sino mantener la piel viva para que,
más allá de las atroces historias de injusticia,
podamos seguir manteniendo la sensibilidad
que nos ha traído a estos caminos: la sensibilidad social por un país más justo y solidario
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con quienes menos tienen: menos derechos,
a pesar de que todos somos iguales, pero
también, menos acceso a beneficios económicos o sociales para salir de situaciones de
exclusión ancestrales.
Quisiera también agradecer a quienes tuvieron a bien confiar en mi gestión y en mi persona: a los miembros de los dos Consejos
Directivos Nacionales con los cuales trabajé
codo a codo; a los coordinadores de las mesas
y de los grupos de trabajo. Asimismo quisiera agradecer a las instituciones financieras y
contrapartes que nos han venido apoyando.
Quisiera agradecer muy especialmente a mis
compañeros los trabajadores de la Secretaría
Ejecutiva en todas sus instancias: a Calou, al
señor Elmer, a María, mi secretaria personal,
a Wilson, a Janet, a Víctor, a Elida, a la gente de prensa, tan activos y enérgicos, como
Carlos, el Colocho, Lucero, Sasa, Luana, Sol
y recordando también a Ricardo y a Martín; a
Fernando Chinchay; a las voluntarias voluntariosas como Johana; a Mar, una española
aperuanizada que ama este país; a Roxana, a
Javier Monroe, excelente consejero; a Gabriel
Salazar, mi mano izquierda; y a Miguel Jugo,
excelente compañero de recorrido, a quien no
conocía pero que, con esa extraña intuición
que poseemos las mujeres, pensé que podía
ser uno de los escuderos más fieles contra
los monstruos de la injusticia, el desorden y
el desgano.
Finalmente quisiera agradecer a una persona, y en él, a todos los defensores de derechos humanos. Agradecer especialmente a
Francisco Soberon Garrido, quien a lo largo
de estos cuatro años y medio, jamás, nunca,
ni estando en la clínica, dejó de contestarme
el teléfono para darme un consejo, una pista,
un informe, o para discrepar. Y eso es lo que
admiro de Pancho Soberon, porque precisamente las mejores relaciones, más que laborales, amicales y de complicidad en valores,
se crean al fragor de los consensos y de los
disensos.
Gracias a todos y seguimos en la lucha por
justicia y equidad para todos los peruanos y
peruanas.
Rocío Silva Santisteban Manrique
Secretaria Ejecutiva 2011-2015
Coordinadora Nacional de Derechos Humanos
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