EL TRIGO Y LA CIZAÑA

Anuncio
EL TRIGO Y LA CIZAÑA
XVI Domingo del Tiempo Ordinario
CICLO A
Jesús propuso a la gente esta parábola:
v. 24 "El Reino de los Cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo:
v. 25 pero mientras todos dormían vino su enemigo, sembró cizaña en medio del trigo y se fue.
v. 26 Cuando creció el trigo y aparecieron las espigas, también apareció la cizaña.
v. 27 Los peones fueron a ver entonces al propietario y le dijeron: "Señor, ¿no habías sembrado
buena semilla en tu campo? ¿Cómo es que ahora hay cizaña en él?"
v. 28 El les respondió: "Esto lo ha echo algún enemigo". Los peones replicaron: "¿Quieres que
vayamos a arrancarla?".
v. 29 "No, les dijo el dueño, porque al arrancar la cizaña, corren el peligro de arrancar también el
trigo.
v. 30 Dejen que crezcan juntos hasta la cosecha y entonces diré a los cosechadores: Arranquen
primero la cizaña y átenla en manojos para quemarla y luego recojan el trigo en mi granero.
v. 31 También les propuso otra parábola: "El Reino de los Cielos se parece a un grano de mostaza
que un hombre sembró en su campo.
v. 32 En realidad, esta es la más pequeña de las semillas, pero cuando crece es la más grande de
las hortalizas y se convierte en un arbusto, de tal manera que los pájaros del cielo van a cobijarse
en sus ramas".
v. 33 Después les dijo esta otra parábola: "El Reino de los Cielos se parece a un poco de levadura
que una mujer mezcla con gran cantidad de harina, hasta que fermenta toda la masa".
v. 34 Todo esto lo decía a la muchedumbre por medio de parábolas y no les hablaba sin
parábolas,
v. 35 para que se cumpliera lo anunciado por el Profeta: "Hablaré en parábolas, anunciaré cosas
que estaban ocultas desde la creación del mundo".
v. 36 Entonces, dejando a la multitud, Jesús regresó a la casa; sus discípulos se acercaron y le
dijeron: "Explícanos la parábola de la cizaña en el campo".
v. 37 El les respondió: "El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre;
v. 38 el campo es el mundo; la buena semilla son los que pertenecen al Reino; la cizaña son los
que pertenecen al Maligno,
v. 39 y el enemigo de la siembra es el demonio; la cosecha es el fin del mundo y los cosechadores
son los ángeles.
v. 40 Así como se arranca la cizaña y se la quema en el fuego, de la misma manera sucederá al
fin del mundo.
v. 41 El Hijo del hombre enviará a sus ángeles y estos quitarán de su Reino todos los escándalos
y a los que hicieron el mal
v. 42 y los arrojarán en el horno ardiente; allí habrá llanto y rechinar de dientes.
v. 43 Entonces los justo resplandecerán como el sol en el Reino de su Padre. ¡El que tenga oídos,
que oiga!
Mt. 13, 24-43
Introducción:
La parábola del trigo y la cizaña, que se leerá este domingo, en primer lugar enlaza con la
temática de la parábola del sembrador que la antecede. En ambas se hace referencia al mismo
grano de trigo, pero ahora no se pregunta por las particularidades del terreno, sino por la presencia
de hierbas dañinas que crecen en el mismo campo. A continuación del trigo y la cizaña se proclama
también las parábolas del grano de mostaza y la de la levadura y el texto termina con una
explicación de la parábola de la cizaña.
La introducción de las tres parábolas de hoy: "el Reino de los Cielos se parece a…", marca
la situación en que se encuentra el Reino (su predicación, el crecimiento y la plenitud del final) que
puede comprenderse viendo lo que ocurre en la vida ordinaria cuando se siembra el trigo o se
amasa el pan.
Aportes para la Lectura:
-v.24-30 En la primera parábola nos encontramos con dos sembradores: el dueño del campo que
sembró buena semilla (trigo) y el enemigo que a escondidas sembró cizaña.
La cizaña es una planta gramínea que crece entre los sembrados de trigo y cebada y sirve
como pastura, sin embargo, su fruto es nocivo para la salud humana (produce vértigos).
Nos dice la parábola, que las dos plantas crecen juntas y al principio se parecen mucho, casi
no se las puede distinguir. Al crecer, sus raíces se entrelazan y si se quiere arrancar la cizaña se
corre el riesgo de arrancar también el trigo.
Según el texto, los peones del campo quieren arrancar rápidamente esas plantas que dañan
el sembrado, pero el dueño tiene otro criterio: es necesario dejar que crezcan juntas porque se corre
el riesgo de arrancar, junto a la hierba dañina, las plantas de trigo. Por eso, ordena a los peones que
la separación se haga cuando llegue el día de la cosecha.
Ordinariamente, el trigo alcanza una altura mayor que la cizaña. Los campesinos judíos
solían cortar el trigo con su hoz por encima de la cizaña, de manera que las espigas de está
quedaban intactas. A diferencia de esta costumbre, el dueño de los sembrados de la parábola va a
enviar a sacar primero la cizaña y quemarla y luego recoger el trigo que será guardado en los
graneros.
La siega es una imagen bíblica tradicional para hablar del juicio definitivo de Dios. La
parábola desarrolla una severa advertencia a Israel que rechaza el anuncio del Evangelio y además
se presenta como una réplica de Jesús a los impacientes: el juicio solo es de Dios y solo a Él le
corresponde determinar el cuando y el cómo.
- v. 31-32 El grano de mostaza era considerado en los proverbios populares como la imagen de lo
más insignificante, pues su semilla alcanza apenas medio milímetro. Pero cuando la planta crece
llega a tener una altura considerable. En la zona del lago de Galilea, donde predicaba Jesús, alcanza
a tener más de dos metros de altura. A los galileos, que escuchaban estas comparaciones, esto les
resultaba muy familiar.
Jesús aplica esta parábola al Reino de los Cielos, respondiendo a los que se cuestionaban
porque la predicación tenía un resultado tan limitado y los males de este mundo no desaparecían
definitivamente. Les hace ver que para tener un árbol es necesario sembrar la semilla y esperar que
crezca. Nada se hace de golpe. El sembrador debe ejercitar la paciencia y la esperanza. Hace
hincapié en el contraste entre la pequeñez del principio y el esplendor del final del Reino de los
Cielos.
Al final de la parábola cuando Jesús hace referencia a los pájaros del cielo que anidan en sus ramas,
quiere simbolizar la apertura del reino a todos, al tiempo que ofrece seguridad y protección. (Salmo
104,12).
- v. 33 La otra parábola breve del capítulo trece del Evangelio, la de la levadura en la masa,
muestra otro aspecto del Reino.
La levadura no se confunde con la masa, pero actúa sobre ella, la transforma enteramente.
La misión del Reino es la de entrar en todas las realidades humanas y transformarlas.
- v. 34-35 Para referirse al porqué habla por medio de parábolas, Jesús cita una pasaje del Antiguo
Testamento, que no es de ningún profeta, sino del salmo 78,2, que sirve para afirmar que les habla
en parábolas porque así estaba anunciado que lo haría. Seguramente por eso se dice que Jesús
explica a los discípulos el sentido de las parábolas. De hecho, solo las puede entender el que está en
sintonía, el que se abre a la Palabra de Dios.
Estas parábolas revelan un concepto de Dios muy diferente del que aparece en el AT
Destacan la misericordia de Dios. Una misericordia que se traduce en paciencia y en otorgamiento
de oportunidades (cizaña), modestia (mostaza) y para toda la humanidad (levadura).
- v. 36 Mateo separa la parábola de su interpretación, colocándola en dos contextos que hacen
presuponer dos destinatarios: la parábola va dirigida a la gente, al aire libre, mientras que la
explicación es dada a los discípulos en la casa.
- v. 37-38 Ante la solicitud de los discípulos para que explique la parábola de la cizaña Jesús
responde que el que siembra la semilla es el "Hijo de hombre" y que el campo es el mundo. El
mensaje contiene lo que es el hombre según el proyecto creador, tanto en su dimensión individual
(hijo de Dios) como social (el reinado de Dios).
El texto revela que la buena semilla no es el mensaje, sino los que pertenecen al Reino. Son
los que cumplen el programa anunciado en las bienaventuranzas (Mt.5,3-10). Frente a los que
trabajan por la paz y colaboran en la obra de salvación aparecen otros, los secuaces del "maligno"
es decir los que siguen el programa opuesto, sintetizado en las tentaciones de Jesús: los partidarios
del poder, el prestigio y la riqueza.
- v. 39-40 El que hace surgir en el mundo la oposición al programa de Jesús es el diablo (enemigo),
encarnación del poder en todas sus manifestaciones.
- v. 41 Con el envío de los ángeles se terminará la suerte de los que pertenecen al Maligno. Mateo
precisa quienes son estos: los que por la ambición de poder hacen fallar a otros en la fe (escándalo)
y a los que usan de los dones para utilidad o prestigio propio y no para el bien de los otros (primera
y segunda tentación).
- v. 42 El horno ardiente simbolizaba el lugar del castigo más grave y rechinar de dientes es una
imagen bíblica que expresa el remordimiento y la desesperación de los impíos frente a la felicidad
de los que están con Dios en el Cielo.
- v. 43 Los justos equivalen a "los ciudadanos del Reino" (= la buena semilla). No son los justos
del Antiguo Testamento, sino los que han practicado una fidelidad superior a la de los escribas y
fariseos (Mt. 5,20), ellos serán los que resplandecerán en el Reino de los Cielos.
El texto deja entrever que la explicación de la parábola de la cizaña tiene marcados aportes
de la comunidad de Mateo, y que posiblemente haya servido como repuesta a la tentación de
querer tener ya desde ahora, una iglesia formada solamente por los justos, excluyendo de ella a
todos los demás.
Aportes para la Meditación:
¿De qué manera y con qué actitudes podremos ser verdaderamente buena semilla?
¿Qué hacemos para que en nuestro campo no crezca la cizaña del egoísmo, de la soberbia, del
desamor, de la deslealtad, de la pereza y del individualismo?
¿Somos conscientes que no sólo nuestras actitudes sino que también nosotros, podemos
transformarnos en cizaña?
¿Intentamos vivir las realidades del reino de los Cielos con humildad?
¿Damos valor a los “pequeñas semillas de mostaza” que aportan nuestros hermanos?
¿Tenemos esperanza de que el Reino de Dios se va realizando y va creciendo?
¿Actuamos con paciencia y sabiduría para transformar la realidad de nuestra vida, familia,
comunidad, trabajo, para que el Reino crezca y se haga realidad?
Nuestro fervor ¿ayuda a “fermentar” la fe en nuestros hermanos?
Modelo de oración:
En la oración, el diálogo se realiza, en primer lugar, en intimidad personal con el Señor,
luego se pone en común (en el caso de hacerlo comunitariamente). Damos solamente dos ideas
posibles para estos pasos: Una pequeña oración, o un signo.
Señor:
concédenos la sabiduría para que,
con nuestras oraciones, sacrificios y buenos ejemplos
podamos llegar a ser "buena semilla" y
así vivir la justicia del
Reino de los Cielos.
Si el encuentro se desarrolla a nivel comunitario se puede realizar un signo: tomar varias
semillas y a cada una de ellas ponerle el nombre de actitud, virtud o don que cada uno va intentar
sembrar en el grupo. Esa actitud, virtud o don, puede llegar a ser nuestro compromiso – acción para
con el grupo.
Contemplación/Compromiso:
.
En el último paso de la Lectura Orante nos parece bueno recomendar que dejemos unos
buenos minutos para contemplar todo lo que el Señor nos ha dicho con su Palabra, lo que le hemos
dicho a través de la oración, y sobre todo descubrir a qué nos comprometemos, que acción para
transformar nuestro pequeño mundo realizaremos. Siempre debe ser algo muy concreto y en
coherencia con lo que el Señor nos pide en su Palabra.
Documentos relacionados
Descargar