¡¡PRIMER PREMIO!! OLIMPÍADAS LITERARIAS 2005

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¡¡PRIMER PREMIO!!
OLIMPÍADAS LITERARIAS
2005
ORGANIZADAS POR EL JIN “A” DE. 12
GÉNERO: Cuento
NIVEL: Primer ciclo
PRODUCCIÓN: Individual.
DESTINATARIOS: niños de 3 a 8 años
AUTOR: Prof. Julieta Masutti -Escuela Museo de Bellas Artes Gral. UrquizaSEUDÓNIMO: Cochinitas
:EL MONO TRAVIESO
En una selva desbordante de verde y de humedad, vivía una familia de monos
que había hecho nido en un árbol añoso. Allí dormían en las noches cálidas y las frías,
muy frías papá mono, mamá mona y sus cuatro hijitos monitos. Uno de ello era un
monito travieso.
Todos los días jugaba en una laguna, saltando de cocodrilo en cocodrilo
haciéndoles cosquillas, luego pasaba por la casa de las ardillas y con su mano metida en
el hueco del árbol les tiraba de la cola.
Así pasaba sus días riéndose y molestando a todos los animales de la selva.
Todos los conocían, sabían que era un pillo, juguetón, pero también cariñoso.
Una tarde, casi de noche, de mucho calor, toda la familia se había preparado para
dormir en la rama más baja de aquel árbol envejecido.
El mono travieso miró hacia arriba, como todas las noches, y vio que allá en lo
alto, muy alto había muchas ramas largas y cortas, gruesas y finitas, pensó lo lindo y
divertido que sería subirse hasta aquel lugar casi tocando el cielo.
Le preguntó a su mamá cariñosamente si podía subir a tocar el cielo. La mona, lo
miró tiernamente y le contestó que por ahora no, que era muy peligroso, que él era muy
pequeño y que su cola era cortita porque no había crecido lo suficiente.
El monito travieso quedó triste mirando hacia arriba y recordando lo que su
mamá le había dicho sobre su colita…y eso no lo entendía.
- ¿Porqué podría subir cuando le creciera la cola?- pensaba
Esperó que todos estuvieran ocupados en dormir y comenzó a saltar y querer
sujetarse de la rama que estaba sobre su cabeza.
Saltó varias veces, hasta que logró treparse. Luego probó nuevamente y con
esfuerzo trepó, subió, trepó, avanzó sin mirar hacia abajo.
Cuando llegó a la rama más alta del árbol ya estaba cansado y era de noche, con
una luna redonda que iluminaba todo. Asombrado se le salían los ojitos de la cara al ver
tan hermoso paisaje, pero… al mirar hacia abajo, ¡gran susto se llevó!, vio a su
mami, papi y hermanitos tan chiquititos que parecían puntitos. Se asustó y esperaba que
su familia no lo viera.
Observó a su alrededor y se encontró con el nido del pajarraco que estaba
cuidando a sus pichones.
El mono travieso le preguntó si podía quedarse allí un ratito porque le daba
miedo bajar.
El pajarraco chilló muy fuerte y le dijo que si, pero que no quería tener líos con
monos y que bajara cuanto antes.
El picarón, tenía tanto miedo…espió a la luna, trató de tocarla pero no pudo, vio
tantas estrellas que las contó hasta que se quedó dormido.
Mientras tanto allá abajo, la mamá mona andaba buscándolo, muy preocupada,
husmeó por todas las ramas cercanas; se acercó a la laguna temerosa de que algún
animal la atrapara, le preguntó a Don Coco y no sabía nada, vio a elefantito y lo
interrogó pero él tampoco lo había visto desde la mañana y le aconsejó que no se
preocupara porque debía estar jugando por ahí.
La mona algo enojada y asustada, se encontró con Doña Jirafota e hizo la misma
pregunta, ella respondió que no lo había visto.
Ambas eran amigas desde hacía muchos años así que, con confianza, la mona le
pidió que usara su cogote, tan largo para mirar lejos, lejos y alto, alto.
Jirafota que estaba ocupada, dejó sus tareas para ayudar a su amiga.
Comenzó a mirar y mirar y no encontró nada, después de un buen rato, al girar el
pescuezo observó las ramas más altas de unos árboles frondosos, se acercó tan junto al
pajarraco que se asustaron a la vez y ambos dieron un gritito, vio en un costadito, todo
acurrucado a monito travieso que se despertó llorando y mirando hacia abajo.
Jirafota le preguntó qué hacía allí, si no le daba vergüenza haberse subido tan
alto y, ¡sin colita!
Le contó que su mamá lo andaba buscando desesperada y que lo iba a retar
cuando lo encontrara.
El monito travieso, miró hacia abajo y vio a su mamá chiquitita, entonces le
pidió a la amable jirafota que lo ayudara a bajar. Ella, no sabía cómo hacerlo pero a
monito travieso se le ocurrió algo sorprendente. Podía bajar como por un tobogán por el
pescuezo de Doña Jirafota. La idea mucho no le gustó pero aceptó.
Se pusieron de acuerdo y monito la abrazó tan cerca de sus orejas y de sus
cuernitos que se los acarició y comenzó a resbalarse hasta llegar a la rama donde estaba
su nido ¡Qué sorpresa! ¡Qué alegría la de su mamá al verlo llegar! Pero también estaba
enojada porque no había obedecido.
Papá mono y mamá mona lo abrazaron, lo besaron pero también lo reprendieron,
le recordaron que sólo debía subir cuando le creciera la colita de mono como la de su
papá.
Mamá mona, le agradeció a Jirafota por la ayuda que le había dado al buscar a su
hijo.
Y así, cuando todo volvió a la normalidad, se acomodaron para dormir y él
quedó, desde ese lugar, mirando el cielo con su luna y contando las estrellas.
FIN
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