Formación del profesorado

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LA FORMACIÓN DEL PROFESORADO PARA UNA EDUCACIÓN INTERCULTURAL
• LOS PROFESORES FRENTE A LA AVALANCHA DEL CAMBIO SOCIAL. LA
DIVERSIFICACIÓN DE NUESTROS SISTEMAS EDUCATIVOS EN LA SOCIEDAD DEL
CONOCIMIENTO.
En los últimos treinta años del siglo XX, los sistemas educativos de los países más desarrollados afrontan una
serie de reformas en la historia de la educación, y que intentan responder a cambios sociales y económicos
que han marcado nuestra sociedad.
El cambio social y las nuevas exigencias políticas y económicas de la sociedad del conocimiento han
planteado a los sistemas educativos de los países más desarrollados la necesidad de transformaciones tan
profundas que han llegado a cambiar los objetivos mismos de nuestros sistemas educativos. El origen de estos
cambios se sitúa en la necesidad de aumentar el capital humano de los países más desarrollados.
El informe elaborado por la OCDE y UNESCO (2003) sobre la relación existente entre las inversiones en
educación en dieciséis países en vías de desarrollo y su capacidad de crecimiento económico no deja lugar a
dudas: el crecimiento del capital humano producido por el aumento en los años de escolarización se relaciona
con el despegue de sus economías por lo que recomienda mejorar el acceso a la educación y evitar la
deserción escolar.
El informe, igualmente, señala la existencia de una relación entre el aumento de la escolarización y otros
beneficios no económicos, como mejoras en la salud de la población... En el momento actual, se piensa que la
existencia de personas formadas y con altos niveles profesionales es y ha sido el motor de creación de nuevas
profesiones y nuevos puestos de trabajo.
Para entender estas nuevas exigencias debemos ser conscientes de que en las sociedades más desarrolladas la
extensión de las nuevas tecnologías es la base de la mejora en nuestra calidad de vida. Pero, en cuanto la
tecnología se hizo imprescindible, llegó una nueva etapa que es la revolución que da origen a la expresión
sociedad del conocimiento. En ella, se rompe el curso tradicional del avance de la ciencia y del desarrollo de
la tecnología.
Las nuevas tecnologías modifican nuestras formas de vida y nuestras formas de trabajo con un ritmo de
cambio cada vez mayor.
Como es obvio, el desarrollo de un alto nivel científico y técnico depende de la existencia de un alto nivel de
formación en el capital humano disponible.
Por las razones expuestas, intentar volver a planteamientos selectivos en educación implica un suicidio social
y económico a medio plazo.
Sin embargo, este avance en espiral de la sociedad del conocimiento produce nuevos desequilibrios que, si no
se corrigen, son altamente peligrosos para la estabilidad de los países más desarrollados.
Justo cuando ya parecíamos haber concluido la escolarización plena de nuestros niños y comenzábamos a
plantearnos como objetivo la mejora de la calidad de nuestros sistemas educativos, nos estamos encontrando
con el nuevo desafío de la integración intercultural de una población de niños cada vez mayor. Las tasas de
escolarización, superiores al 100% de la población infantil en muchos países de la Unión Europea, tienen este
sentido: no solo hemos escolarizado a todos nuestros niños, sino también a un número importante de niños
inmigrantes.
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Desde esta perspectiva, la supuesta crisis de nuestros sistemas educativos aparece como una crisis de
crecimiento, producida precisamente al conseguir metas educativas nunca antes alcanzadas.
Sobre el contexto de cambio social que nuestros profesores están afrontando es necesario extraer una
conclusión evidente: nuestros sistemas de formación de profesores deben prepararles para entender y aceptar
el cambio.
La formación del profesorado para una educación intercultural debe partir del conocimiento de tres fuentes: la
diversidad social, una diversidad cultural y lingüística; y de los nuevos problemas y las nuevas exigencias que
genera la diversidad del alumnado en el interior de unos sistemas educativos tradicionalmente organizados a
partir de la uniformidad.
• EDUCACIÓN PLURALISTA, VALORES INTERCULTURALES Y PROCESOS DE
SOCIALIZACIÓN.
Los problemas fundamentales que plantea la educación intercultural a nuestros profesores se sitúan en al
ámbito de las actitudes y de los valores.
Hasta mediados del siglo XX, sobre la base de un consenso más o menos difuso, la educación reproducía
núcleos de valores ampliamente aceptados, tendentes a una socialización convergente, es decir, a la
unificación e integración de los niños en la cultura dominante.
En el momento presente nos encontramos ante concepciones de la educación que defienden auténticos
modelos de socialización divergente: por una parte vivimos en una sociedad pluralista donde se defienden
modelos contrapuestos de educación; por otra parte, la aceptación en educación de la diversidad propia de la
sociedad multicultural y multilingüe nos fuerza a la modificación de nuestros materiales didácticos.
La educación intercultural parte necesariamente de una actitud educativa en la que se desarrolla el deseo de
comunicarse y el sentido de comunidad con los demás.
La actitud de respeto a la diversidad multicultural y multilingüe está en la base de la constitución de los
Estados modernos, basados en las ideas del pluralismo y la democracia.
Identidad, cohesión social e interdependencia son los tres conceptos básicos que los profesores deben
comprender y explicar a sus alumnos para enfrentar el problema de la diversidad en educación
Los profesores deben comprender y enseñar las exigencias que plantea una dinámica de interdependencia, que
exige una voluntad de cooperación y convivencia, entendida como un hecho positivo y no sólo como una
necesidad impuesta por la globalización.
Una educación intercultural exige una acción simultánea en dos direcciones complementarias: por una parte,
el respeto a la propia identidad de los individuos y al mismo tiempo, voluntad de cooperación. La necesidad
de ampliar la comunicación fuera de las fronteras del grupo social nos lleva a plantearnos un objetivo
destacado por la Comisión Europea en sus políticas educativas: el aprendizaje de otras lenguas que facilite la
apertura hacia otras culturas.
En esta misma línea el Consejo de Europa, el Parlamento y la Comisión Europea han desarrollado la idea de
unos valores comunes y que constituye un núcleo de unidad a través de la diversidad:
• Desarrollo de una sociedad fundada en el respeto a los derechos del hombre.
• La democracia.
• El humanismo.
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• La libertad de opinión y de expresión.
• La diversidad y el pluralismo.
• La libre circulación de personas y de ideas.
• La conciencia de una herencia cultural común.
• La voluntad de construir juntos el futuro.
• La universalidad como voluntad de cumplir un papel en la creación de un orden mundial que asegure
un desarrollo pacífico de la humanidad.
♦ LA ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD EN EL AULA.
El paso desde una educación selectiva a una educación general se ha basado en la ampliación de la escolaridad
obligatoria.
Sin embargo, debemos ser conscientes de dos problemas enormes que esta nueva situación plantea. En primer
lugar, declara la educación obligatoria hasta los 16 o los 18 años, supone una ruptura de la relación educativa,
en la que entran en contacto un profesor con un grupo heterogéneo de alumnos entre los que se incluyen
algunos que declaran que no quieren estar en clase. El segundo problema es la declaración implícita de que la
institución escolar es el único camino de acceso a la vida adulta.
En cualquier caso, para hacer frente a estos nuevos problemas derivados de la extensión de la educación
obligatoria, necesitamos reorganizar los sistemas de trabajo de nuestros profesores con nuevos parámetros, y
modificar su formación inicial con nuevos programas que respondan al nuevo perfil de profesores, más
centrados en la tarea de educar y más ligados a la idea de generar una cultura general.
• Educación y pobreza.
El incuestionable éxito social que supone la escolarización plena del cien por cien de los niños, supone
trabajar en un nuevo contexto, en el que nuestros profesores han de aprender a afrontar nuevos conflictos que
les ponen duramente a prueba, y que les exige un fuerte desgaste personal.
Ahora tenemos en nuestros centros a todos los niños que se drogan; a todos los niños que soportan palizas de
sus padres; etc. Todos estos niños están en una escuela al cuidado de un maestro o de una maestra a los que no
han preparado para actuar como asistentes sociales; pero que deben solucionar primero esos problemas
previos que bloquean la capacidad de aprender.
Desde la perspectiva del sistema educativo inglés, se llega a la conclusión de que es necesario impulsar un
cambio de actitudes que complemente los tímidos cambios legales recientemente establecidos para no
segregar a este tipo de alumnos.
• Educación e inmigración.
Si a estos casos, en los que las condiciones de vida y la disponibilidad para el estudio se hace difícil a causa de
la pobreza, sumamos la incorporación masiva de los hijos de inmigrantes, procedentes de otras culturas, sin un
conocimiento mínimo de la lengua de enseñanza, e incorporándose a las aulas en distintos momentos a lo
largo del curso, tendremos un panorama más claro de las nuevas dificultades que supone la integración
efectiva en nuestros sistemas escolares del cien por cien de los niños.
En estas circunstancias el trabajo de muchos de nuestros profesores de primaria está más cerca de las labores
de un asistente social que del papel tradicional de un maestro.
• LA FORMACIÓN DE PROFESORES ANTE LA DIVERSIDAD: ALUMNOS CON
DIFERENTES NIVELES DE CONOCIMIETOS Y CON DIFERENTES VALORES
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CULTURALES.
Hace veinte o treinta años dos mecanismos de exclusión suponían una constante depuración de la población
infantil que continuaba su vida en las aulas: los alumnos que planteaban problemas de conducta graves eran
expulsados, y los alumnos que no obtenían los niveles de conocimientos definidos iban abandonando las aulas
conforme aumentaban las exigencias. Solamente obtenían estudios universitarios los alumnos cuyos padres
tenían dinero.
Aparte de esta exclusión social sobrevenida, hay centros escolares que practicaban y siguen practicando una
selección social y cultural que unifica a su alumnado, lo cual se da en los centros privados, los centros
públicos de enseñanza tienen la obligación de admitir en sus aulas a todos los niños con independencia de su
origen social y de sus peculiaridades culturales, religiosas o lingüísticas. En muchos países se utiliza la
proximidad del domicilio con el centro educativo como criterio referente de admisión, lo cual supone en
muchos barrios concentrar en determinados centros a los alumnos más difíciles de una determinada población.
• La diversificación en los niveles de conocimiento.
La incorporación masiva de todos los alumnos a nuestras aulas, propia de la generalización de la escolaridad
obligatoria, hace que nuestro sistema escolar mantenga en las aulas a un cierto número de alumnos con serias
dificultades para seguir el ritmo de la enseñanza, alumnos con serias lagunas de aprendizaje y a otros que
declaran abiertamente que no quieren estar en clase.
Ahora, conseguir una educación de calidad pasa necesariamente por el desarrollo de una formación de
profesores adecuada para que los docentes puedan atender con éxito a estos niños con dificultades. Una buena
parte de nuestros fracasos escolares provienen del intento de seguir enseñando con los antiguos esquemas
didácticos de la educación selectiva.
En esta nueva etapa, el trabajo de los profesores es mucho más difícil. Afrontar una clase heterogénea plantea
numerosos problemas al profesor, que debe ajustar y reorganizar su metodología didáctica.
Los antiguos maestros de las escuelas unitarias rurales hacían diversificación curricular cada día. El objetivo
final es que el alumno aprenda, y esto puede lograrse con múltiples actividades de aprendizaje, algunas de las
cuales no exigen una actividad de enseñanza directa por parte del profesor.
Los maestros de las escuelas unitarias utilizaban como recurso didáctico una estrategia tan antigua como el
aprendizaje mutuo. Esta actividad implica una serie de valores educativos y organizativos muy importantes:
ocupa a los alumnos más avanzados en una tarea de ayuda y de solidaridad con los más lentos. Nuestra
formación permanente de profesores debería centrarse en el desarrollo de estas nuevas estrategias de
enseñanza.
Dar calidad a la educación, hoy supone elevar la calidad del trabajo educativo manteniendo a todos los niños
en las aulas.
Los centros que han optado por las soluciones de calidad no excluyentes han tenido que elaborar nuevas
propuestas para las normativas de convivencia; han desarrollado programas específicos de atención a la
diversidad; han desarrollado también modelos de adaptaciones curriculares individualizadas, con los que
poder seguir el progreso de cada alumno.
No hay ningún esquema de trabajo ni ninguna estrategia educativa que elimine los conflictos. Educamos en el
conflicto. En lugar de inhibirnos o expulsarlos, aceptamos hacerles frente para mejorar su conducta.
• La diversificación cultural y lingüística.
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Nuestras sociedades contemporáneas, cada día más plurales, han vivido en los últimos años un proceso de
diversificación cultural y lingüística a partir de la incorporación en nuestros sistemas educativos de miles de
niños inmigrantes. Para integrarse en las aulas, una buena parte de estos niños plantea el problema adicional
de no dominar la lengua de enseñanza.
Esta nueva situación plantea a nuestros sistemas educativos problemas nuevos que es urgente resolver.
Nuestros profesores han de desarrollar un enorme esfuerzo de integración con muy pocas estructuras de ayuda
suplementarias.
La integración lingüística es uno de los pocos problemas en los que se han ido montando algunas estructuras
de ayuda para los profesores que les atienden; sin embargo, no acaban de perfilarse las estrategias de acogida
con las que integrar a estos niños. Se discute si debe hacerse una integración inmediata de estos alumnos; o si
deben integrarse en grupos especiales en los que se les dote de un mínimo nivel lingüístico. El problema
estriba en concentrar a todos estos niños en una clase especial que acabe convirtiéndose en un gueto para
inmigrante. Para evitar estos problemas, en los casos en que se utiliza la separación, se recomienda que no
exceda del cincuenta por ciento del tiempo diario de clases.
Frente a la estrategia de la separación inicial suele defenderse el planteamiento de la integración inmediata,
considerando el recurso a la inmersión lingüística como el método más rápido y eficaz de dominar la lengua
de enseñanza. Esta estrategia de la integración inmediata con un apoyo lingüístico específico parece
configurarse como la solución con mejores resultados.
Nuevos problemas educativos van a plantearse como resultado de esta evolución prevista: en primer lugar,
necesitamos preparar a nuestros profesores para las nuevas dificultades que supone el enseñar a una clase
compuesta por alumnos de diferentes procedencias culturales y lingüísticas. En segundo lugar, los procesos de
socialización en unos valores y en las costumbres de un grupo cultural, implícitos en la actuación educativa,
plantearán problemas nuevos al extenderse la presencia de entornos multiculturales y multilingües.
En el sistema educativo actual, además de los contenidos de las materias, los profesores han comenzado a
preocuparse por la integración social, por el desarrollo de valores y actitudes, por la formación de hombres y
mujeres capaces de afrontar con autonomía su propia vida.
• BIBLIOGRAFÍA:
Bordón (2004). Organización Escolar I. 95−114
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