Léxico contextual “Las aventuras de Tom Sawyer”

Anuncio
Léxico contextual “Las aventuras de Tom Sawyer”
Mark Twain
Mark Twain
Samuel Langhorne Clemens, conocido
por el seudónimo de Mark Twain (1835 –1910), fue un
popular escritor, orador y humorista estadounidense.
Escribió obras de gran éxito como El príncipe y el
mendigo o Un yanqui en la corte del Rey Arturo, pero es
conocido sobre todo por su novela Las aventuras de Tom
Sawyer y su secuela Las aventuras de Huckleberry Finn.
Twain creció en Hannibal (Misuri), lugar
que utilizaría como escenario para las aventuras de Tom
Sawyer y Huckleberry Finn. Trabajó como aprendiz de un
impresor y como cajista, y participó en la redacción de
artículos para el periódico de su hermano mayor Orion. Después de trabajar como
impresor en varias ciudades, se hizo piloto navegante en el río Misisipi, trabajó con
poco éxito en la minería del oro, y retornó al periodismo. Como reportero, escribió una
historia humorística, La célebre rana saltarina del condado de Calaveras (1865), que se
hizo muy popular y atrajo la atención hacia su persona a escala nacional, y sus libros
de viajes también fueron bien acogidos. Twain había encontrado su vocación.
Consiguió un gran éxito como escritor y orador. Su ingenio y sátira
recibieron alabanzas de críticos y colegas, y se hizo amigo de presidentes
estadounidenses, artistas, industriales y realeza europea.
Carecía de visión financiera y, aunque ganó mucho dinero con sus escritos y
conferencias, lo malgastó en varias empresas y se vio obligado a declararse en
bancarrota. Con la ayuda del empresario y filántropo Henry Huttleston
Rogers finalmente resolvió sus problemas financieros.
Twain nació durante una de las visitas a la Tierra del cometa Halley y
predijo que también «me iré con él»; murió al siguiente regreso a la Tierra del cometa,
74 años después. William Faulkner calificó a Twain como «el padre de la literatura
norteamericana».
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
…eran aquéllos los lentes de ceremonia,
su mayor orgullo, construidos por ornato
antes que para servicio.
Se quedó un instante perpleja y dijo, no
con cólera, pero lo bastante alto para que
la oyeran los muebles:
Se quedó un instante perpleja y dijo, no
con cólera, pero lo bastante alto para
que la oyeran los muebles:
Mientras Tom cenaba y escamoteaba
terrones de azúcar cuando la ocasión se
le ofrecía,
Como otras muchas personas, igualmente
sencillas y candorosas, se envanecía de
poseer un talento especial para la
diplomacia tortuosa y sutil…
Como otras muchas personas, igualmente
sencillas y candorosas, se envanecía de
poseer un talento especial para la
diplomacia tortuosa y sutil…
Como otras muchas personas, igualmente
sencillas y candorosas, se envanecía de
poseer un talento especial para la
diplomacia tortuosa y sutil…
…y se complacía en mirar sus más obvios
y
transparentes
artificios
como
maravillas de artera astucia.
…y se complacía en mirar sus más obvios
y transparentes artificios como maravillas
de artera astucia.
Tom sintió una vaga escama, un
barrunto
de
alarmante
sospecha.
Examinó la cara de su tía Polly, pero nada
1
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
21
22
23
24
25
sacó en limpio.
Y se quedó tan satisfecha por haber
descubierto que la camisa estaba seca sin
dejar traslucir que era aquello lo que
tenía en las mientes.
La tía Polly se quedó mohína, pensando
que no había advertido aquel detalle
acusador, y además le había fallado un
tiro.
Tom, que eres como gato escaldado,
como suele decirse, y mejor de lo que
pareces.
Le dolía un poco que su sagacidad le
hubiera fallado, y se complacía que Tom
hubiera tropezado y caído en la
obediencia por una vez.
Aún no habían pasado dos minutos
cuando ya había olvidado sus cuitas y
pesadumbres.
La aplicación y la perseverancia pronto le
hicieron dar en el quid y echó a andar
calle adelante con la boca rebosando
armonías y el alma llena de regocijo.
z. La aplicación y la perseverancia pronto
le hicieron dar en el quid y echó a andar
calle adelante con la boca rebosando
armonías y el alma llena de regocijo.
No hay duda que en cuanto a lo intenso,
hondo y acendrado del placer, la ventaja
estaba del lado del muchacho, no del
astrónomo.
Los crepúsculos caniculares eran largos.
Aún no era de noche. De pronto Tom
suspendió el silbido
El chico, además, estaba bien trajeado, y
eso en un día no festivo.
En toda su persona había un aire de
ciudad que le dolía a Tom como una
injuria.
Y así siguieron, cada uno apoyado en una
pierna como en un puntal, y los dos
empujando
con
toda
su
alma
y
lanzándose furibundas miradas.
…se pusieron encendidos y arrebatados
los dos cedieron en el empuje, con
desconfiada cautela,…
Todo sea por Dios! Pocos son los días del
hombre nacido de mujer y llenos de
tribulación, como dice la Escritura,
Cosa dura es obligarle a trabajar los
sábados, cuando todos los chicos tienen
asueto;
2
Descargar