Glorificación

Anuncio
GLORIFICACIÓN
Para el racionalismo sólo son “históricos” aquellos sucesos cuyas causas y efectos son
intramundanos y comprobables por la experiencia. Por eso según la crítica histórica, en la
mente de los discípulos poco a poco se fue abriendo la creencia de la resurrección, que
realmente nunca aconteció: fue la fe en Jesús la que creó la idea de la resurrección. Otros
autores, aun aceptando la verdad de la Resurrección, la califican como acontecimiento
“ahistórico” o “metahistórico” y no “histórico”. Riesgo de negarla, porque en el lenguaje
usual, lo que no es histórico no se puede decir que haya ocurrido verdaderamente.
La Escritura insiste de muchas formas en la realidad de la Resurrección (ej. Lc 24, 34: “¡El
Señor ha resucitado realmente y se ha aparecido a Simón!”). La Tradición repite que Jesús
resucitó verdaderamente. Es un acontecimiento real verificado en un marco preciso de lugar y
tiempo, con manifestaciones históricamente comprobadas por testigos fiables que nos lo
transmitieron signos suficientes como para poder afirmar que verdaderamente sucedió: el
sepulcro vacío y la comprobación por las apariciones de Jesús resucitado. Goza al menos de la
misma historicidad que cualquier otro suceso real acaecido en el pasado.
CCE 643: “Ante estos testimonios es imposible interpretar la Resurrección de Cristo fuera del
orden físico, y no reconocerla como un hecho histórico. Sabemos por los hechos que la fe de
los discípulos fue sometida a la prueba radical de la pasión y muerte en cruz de su Maestro (...).
Los evangelios, lejos de mostrarnos una comunidad arrobada por una exaltación mística, nos
presentan a los discípulos abatidos (‘la cara sombría’: Lc 24, 17) y asustados. Por eso no
creyeron a las santas mujeres que regresaban del sepulcro y ‘sus palabras les parecían como
desatinos’ (Lc 24, 11). Cuando Jesús se manifiesta a los once en la tarde de Pascua, ‘les echó en
cara su incredulidad y su dureza de cabeza por no haber creído a quienes le habían visto
resucitado’ (Mc 16, 14)”. CCE 644: “Muy al contrario, su fe en la Resurrección nació -bajo la
acción de la gracia divina- de la experiencia directa de la realidad de Jesús resucitado”.
“Acontecimiento histórico demostrable por la señal del sepulcro vacío y por la realidad de los
encuentros de los Apóstoles con Cristo resucitado, no por ello la Resurrección pertenece menos
al centro del Misterio de la fe en aquello que trasciende y sobrepasa a la historia” (CCE 647).
La Resurrección es objeto de fe en cuanto 1) intervención trascendente de Dios mismo en la
historia: es obra de la Santísima Trinidad; 2) glorificación de Cristo (perfecta participación de su
humanidad en la vida divina); 3) al sentido y valor salvífico que tiene para nosotros (Cristo
resucitado es nuestro Salvador que nos libra del pecado y nos comunica la vida de Dios).
Según las Escrituras, el Padre resucita a Jesús (ej. Hch 2, 24), el Hijo resucita por su propia
virtud y poder (ej. Jn 10, 17-18), el Espíritu Santo resucita a Jesús (ej. Rom 8, 11). Es una obra
de la omnipotencia divina común a las tres divinas Personas de la Santísima Trinidad (ej. 2 Cor
13, 4).
La Resurrección de Cristo no es una vuelta a la vida terrena, sino un paso a otra vida más allá
del tiempo y del espacio. Su cuerpo es glorioso: es al mismo tiempo auténtico (material) y
espiritual. Puede aparecer donde, cuando y como quiere (propiedades de agilidad y sutileza); es
glorioso e incorruptible e inmortal (propiedades de gloria e impasibilidad).
“La Resurrección de Jesús es la verdad culminante de nuestra fe en Cristo, creída y vivida por
la primera comunidad cristiana como verdad central, transmitida como fundamental por la
Tradición, establecida en los documentos del Nuevo Testamento, predicada como parte
esencial del Misterio Pascual al mismo tiempo que la Cruz” (CCE 638). La Resurrección de
Cristo revela su divinidad (pero hace falta la fe para captar y confesarla pues en sus apariciones
la divinidad no es visible). Revela también que Cristo es el Salvador del mundo: aunque desde
su Encarnación Jesús era el Hijo de Dios y el Mesías, en su Resurrección se manifestó su
condición de Salvador poderoso de todos los que creen en Él.
La Resurrección de Cristo confirma la veracidad de su doctrina. Es la “señal de Jonás” (Mt 12,
38), el Templo reconstruido en tres días (“hablaba del santuario de su cuerpo” (Jn 2, 20-21)).
Los judíos entendieron el significado de sus palabras: pusieron custodia en el sepulcro y lo
sellaron (cfr. Mt 27, 62-66). La Resurrección de Cristo es principio y causa de nuestra
resurrección futura. Es también principio de nuestra resurrección espiritual, la fuente de la
nueva vida del alma. La gracia que nos libera del pecado y nos hace justos proviene del
Resucitado: es participación de la vida divina, nos hace hijos de Dios.
La Ascensión del Señor es un acontecimiento a la vez histórico y trascendente. Con la
Ascensión se completa la manifestación de la gloria de Cristo comenzada con su Resurrección.
Jesucristo, Cabeza de la Iglesia, nos precede: con su Ascensión nos ha abierto el acceso a la vida
y a la felicidad de Dios en el cielo. Jesucristo, Sacerdote de la nueva y eterna Alianza, en el cielo
intercede sin cesar por nosotros. Constituido Señor con poder a la derecha del Padre, nos
comunica los dones divinos por la acción del Espíritu Santo.
La versión griega del AT (LXX) tradujo el nombre de Yahvé con el cual Dios se reveló a Moisés
(Ex 3, 14) por “Kyrios” (Señor). Desde entonces fue el nombre más habitual para designar a
Dios. El NT utiliza el título “Señor” para Jesús: expresa así la divinidad de Cristo. La acción de
sentarse a la derecha del Padre significa la entronización de Jesús como Rey y la inauguración
de su reinado. Es Rey desde su Encarnación (cfr. Lc 1, 33; Jn 18, 33-37), pero también por
habernos rescatado al precio de su sangre, y se manifiesta como “Rey de reyes y Señor de
señores” a partir de su glorificación. Su reino es sobrenatural, eterno, no tendrá fin. Su
reinado es universal.
¿Por qué para el racionalismo la resurrección no es un hecho histórico sino producto de la
fe en Jesús?
Para el racionalismo sólo son “históricos” aquellos sucesos cuyas causas y efectos son
intramundanos y comprobables por la experiencia.
¿Qué fuentes nos hablan sobre la resurrección de Jesús?
La Sagrada Escritura y la Tradición que la confirma.
¿La Resurrección es solamente un hecho de fe o un hecho histórico?
La Resurrección es un hecho tanto Histórico como de fe. Histórico porque se realiza en un
marco especifico de lugar y tiempo con manifestaciones históricamente comprobadas por
testigos fiables que nos lo transmitieron signos suficientes como para poder afirmar que
verdaderamente sucedió. Y de Fe por la triple intervención de Dios en este hecho
¿Por qué la resurrección es un hecho de FE?
1) Intervención trascendente de Dios mismo en la historia: es obra de la Santísima Trinidad; 2)
glorificación de Cristo (perfecta participación de su humanidad en la vida divina); 3) al sentido
y valor salvífico que tiene para nosotros (Cristo resucitado es nuestro Salvador que nos libra
del pecado y nos comunica la vida de Dios)
¿A quién debe atribuirse la Resurrección de Jesucristo, al Padre, a El mismo, o al Espíritu
Santo?
Es una obra de la omnipotencia divina común a las tres divinas Personas de la Santísima
Trinidad
¿Qué mensaje hay con la Ascensión de Jesús a los cielos?
Se completa la manifestación de la gloria de Cristo comenzada con su Resurrección, Como
Cabeza de la Iglesia nos precede para poder entrar en el cielo, Intercede por nosotros ante el
Padre, y desde ahí nos envía al Espíritu Santo
Descargar