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Cementerios judíos en Galicia
María Gloria de Antonio Rubio
Instituto de Estudios Gallegos “Padre Sarmiento”
CSIC-Xunta de Galicia
Una de las obligaciones fundamentales para cualquier comunidad hebrea, a lo
largo de la Edad Media, fue la de mantener un cementerio. Esta obligación primaba
incluso sobre la de construir una sinagoga, ya que si para la oración pública era
suficiente una pequeña habitación, resultaba de todo punto imprescindible disponer de
un osario o cementerio en el que enterrar a los difuntos con arreglo a los ritos
particulares de la religión judía. En el caso de pequeñas comunidades que no contaban
con cementerio propio, sus difuntos eran llevados a enterrar al cementerio de la aljama
de la cual dependían. Sin embargo y a pesar de esta obligación, en Galicia, son
escasísimas, apenas llegan a una decena, las referencias documentales o arqueológicas
conservadas. Las citas documentales se refieren a las comunidades de Allariz, Tui y
Monterrei, mientras que los restos arqueológicos confirman la existencia de cementerios
hebreos en A Coruña y Pontevedra.
Del primero de ellos, el perteneciente a la comunidad judía de Allariz, se tiene
constancia a través de un foro –especie de contrato de arrendamiento- recogido en una
reclamación de terrenos llevada a cabo por la iglesia de San Esteban en el siglo XIX.
El foro fue otorgado por Ruy de Campelo, clérigo rector de la iglesia de San
Esteban, a Rabí Mosén Cohen, Salomón Albuchen, Samuel Cohen y a todos los judíos
de la aljama, vecinos y moradores de la villa de Allariz, de los terrenos en la qual
vosoutros [los judíos] teneis vuestro enterramiento. Este espacio ya había sido utilizado
con anterioridad para este fin pues también se precisa que allí donde teneis [los judíos]
vuestros enterramientos ya de luengo tiempo en la dicha eredad.
El aforamiento se hizo a perpetuidad, para todo sempre, lo que permite conocer
el aspecto externo del terreno, puesto que la legislación canónica puntualiza que
solamente pueden ser aforados a perpetuidad aquellos terrenos baldíos y no aptos para
el cultivo. En consecuencia la tierra no había sido trabajada ni removida nunca. A esto
hay que añadir que, aunque en el documento la ubicación del cementerio es muy
imprecisa, las notas posteriores del copista permiten situarlo fuera de la muralla, a la
altura del castillo, en cuyos arrabales se ubicaba la judería.
Existe, en cambio, un problema en la fecha de otorgamiento pues el foro está
fechado en 1407 pero la carta de poder por la que la Iglesia de Ourense autoriza a Ruy
de Campelo a otorgar el foro es de 1487. Esta diferencia de años puede ser debida, bien
a que el copista se equivocó con las fechas, bien a la existencia de dos foros distintos y
que se cosieron formando parte del mismo legajo, o bien puede ser una donación inicial
de 1407 que se ratificó en 1487. En cualquier caso, tanto si la fecha es la de 1407 o de
1487, el hecho es que los terrenos donde se ubicaba el cementerio judío de Allariz
pertenecían a la Iglesia de Ourense y que ésta permitió que se siguieran utilizando a
perpetuidad para este fin.
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La constancia documental de la existencia de un cementerio hebreo en Tui esta
recogida en documentos posteriores a 1492 que, sin embargo, no dejan lugar a duda
sobre su existencia. En 1526, Ruy López paga al obispo de Tui seis maravedíes por un
terreno que fue fosario de los judios cerca desta çíudad de Tuy, es decir, fuera de la
ciudad.
La ubicación se precisa un poco más en 1544 cuando refiriéndose al mismo lugar,
se especifica que se afora el fosario de los judíos a un molinero y su mujer que viven en
rrio de Moyños, por lo que muy probablemente el cementerio se localizase en la zona
que ya desde antes del siglo XIX recibe el nombre de Riomolinos. Según la descripción
de Tui, hecha por Ávila y la Cueva, a principios del siglo XIX, Riomolinos, era un
arrabal que recibía su nombre del riachuelo que lo atravesaba y que distaba de Tui una
legua, cumpliendo así todos los requisitos que exigía la tradición judía para el
enterramiento de difuntos.
La última referencia documental se refiere al cementerio judío de Monterrei,
pequeño municipio próximo a Verín y Ourense, inscrita dentro de un interrogatorio
sobre la posesión y demarcación del Couto de Mixós, en un pleito entre el monasterio de
Celanova y el concejo de Monterrei. En él se cita en varias ocasiones el Fosario de los
Judios y testigos declaran que: sabian que syenpre en el dicho logar et Fosario de los
judios estoviera syenpre una crus fecha por demarcaçion de entre Paaços e la Villa de
Monterrey.
En A Coruña en el año 1874 se descubrieron tres lápidas hebreas en el arrabal
de dicha capital gallega denominado La Palloza, al S.O. de aquélla, cerca del mar y de
un arroyuelo llamado todavía 'arroyo de los judíos'. Era, al parecer, emplazamiento de
un antiguo cementerio judaico. Sin embargo, como las lápidas se encontraron de un
modo casual y no fruto de una excavación arqueológica no se puede afirmar que la
Palloza fuera el emplazamiento real del cementerio judío puesto que las lápidas podrían
haber sido removidas del cementerio y transportadas a ese lugar.
Las tres lápidas son de piedra granítica y de evidente tosquedad, tanto en la
factura y características de la piedra misma como en sus letras. Una de ellas mide 1,92
m. de altura por 0,65 m. de ancho y lleva la inscripción Abraham bar (o hijo de R.) Meir
ben Péres. Otra mide 1,72 m. de altura por 0,73 m. y presenta la inscripción Dona Iusta.
Finalmente, la última mide 1,80 m. de altura por 0,83 m. Su inscripción dice: Doña Seti
muger de Don Ishaq el Qarol, descanse en el Edén.
Su datación ha dado lugar a opiniones muy contrastadas entre los diferentes
autores que han tratado el tema. Para algunos las dos primeras serían anteriores al siglo
XII pero, para otros, las tres datan del siglo XV.
Es interesante mencionar que en la actualidad aún sigue vivo, de alguna manera,
el recuerdo del cementerio judío entre los coruñeses. En 1978 al realizar unas obras de
desescombro en las proximidades de las instalaciones portuarias de La Palloza,
aparecieron numerosos restos humanos, creándose una fuerte polémica, de la que la
prensa local se hizo eco, sobre si se trataba o no del antiguo cementerio hebreo. La
cuestión se zanjó con el informe director del Museo Arqueológico, en el que se
aseguraba que junto con los huesos habían aparecido placas de bronce del siglo XIX y
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restos de cerámica de Sargadelos, fábrica creada en los primeros años del XIX. Con lo
que quedó descartada la idea de haber encontrado el cementerio hebreo.
En Pontevedra, en el año 2000, al levantar el suelo de una casa para restaurarla,
se encontró una lápida hebrea completa y otra partida por la mitad. Las dos piezas
tienen forma ligeramente triangular y fueron cortadas en la parte superior para
acomodarlas a los huecos del suelo.
La documentación conservada sobre el cementerio, dos contratos de venta,
hacen referencia al cementerio judío pontevedrés de forma indirecta. El primero de ellos
que no llegó a otorgarse, está datado en 1537 y recoge la venta de un terreno que limita
con las Campas dos judeus. El otro, datado en 1579, se refiere al mismo terreno que el
anterior y en el se menciona la Rúa das canpas de judeos. El término campa tanto en
gallego como en portugués identifica una piedra o losa que cubre una sepultara. Por lo
tanto, la referencia a las campas de los judíos no puede ser otra cosa que una referencia
al cementerio.
Al referirse los dos documentos anteriores citados a la venta de un terreno los
límites están muy bien especificados y, en consecuencia, permiten afirmar que el
cementerio judío de Pontevedra estaría localizado extramuros de la ciudad, en la parte
baja de la misma y a unos 10 metros aproximadamente de las Torres Arzobispales.
Como conclusión se puede afirmar que en Galicia se conserva, aunque muy
escasa, documentación escrita sobre los cementerios judíos de Allariz, Tui, Monterrei y
Pontevedra. En su mayoría estos documentos son ventas o foros por lo que son
relativamente explícitos en cuanto a la localización del terreno a vender o aforar. Ello
permite afirmar que, en cuanto a su ubicación, los cementerios judíos gallegos
cumplieron con los preceptos de Talmud. En el caso de Pontevedra además de los restos
documentales se ha conservado una lápida entera y otra partida por la mitad, lo que
ratifica la idea de la existencia de un cementerio en la ciudad. En A Coruña se
descubrieron a finales del siglo XIX tres unas lápidas hebreas. Sin embargo, como no
aparecieron como fruto de una excavación y no poseer documentación complementaria
no se puede ni siquiera suponer cúal fue el emplazamiento del cementerio judío coruñés.
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FUENTES
Fuero de los judíos. Fundación Vicente Risco. Sin catalogar. Copia del siglo XIX
BIBLIOGRAFÍA
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