EL PROBLEMA DE DIOS. LAS CINCO VÍAS Como hombre y filósofo cristiano Tomás de Aquino, al igual que San Agustín, nunca dudó de la existencia de Dios. Para la religión cristiana la creencia en la existencia de Dios es el dogma de fe principal, en el que se basan el resto de creencias y, por eso, el que fundamenta la religión en su totalidad. Sin embargo, para Santo Tomás la frase “Dios existe” aunque es evidente en sí misma, no tiene por qué ser también evidente para la totalidad de los seres humanos. Si así fuera, entonces nadie dudaría de ella, pero es un hecho innegable que existen personas que dudan de la existencia de Dios (agnósticos) o que la niegan (ateos). Por otro lado, tal y como se puso de manifiesto al explicar el problema de la fe y la razón, la existencia de Dios no es un artículo de fe, sino un preámbulo de fe, es decir, una verdad que puede conocerse tanto por el camino de la fe (por ejemplo, la Biblia), como por la razón. Esto implica que el ser humano puede demostrar racionalmente que Dios existe. Sólo es necesario elaborar argumentos racionales adecuados para ello. Pero no se trata únicamente de que el ser humano pueda demostrar racionalmente la existencia de Dios, sino que, en verdad, debe esforzarse en demostrarla. Y ello porque la afirmación “Dios existe” no es evidente para todo ser humano (aunque en sí misma sea una verdad evidente). Tomás de Aquino elaboró cinco argumentos racionales para demostrar la existencia de Dios, que son conocidos con el nombre de las cinco vías. Estas vías son, pues, distintos caminos que, en última instancia, llevan a la misma meta: demostrar la existencia de Dios. Las cinco vías son argumentos a-posteriori. Un argumento es a-posteriori cuando demuestra algo (en este caso, la existencia de Dios), tomando como punto de partida sus efectos (por ejemplo, el mundo por Él creado). Dicho de otro modo, en una demostración aposteriori se demuestra la existencia de lo ontológica y cronológicamente anterior partiendo de lo ontológica y cronológicamente posterior. Lo contrario de una prueba a-posteriori es una prueba a-priori, que va de la causa a los efectos, como el famoso argumento ontológico de S. Anselmo. Para Santo Tomás hay que partir de lo más conocible, lo más cercano a nosotros para remontarnos a lo más lejano. El mundo empírico es para el hombre lo más accesible, lo que nos rodea y captamos de forma inmediata a través de los sentidos. Como Dios ha sido su creador, es lógico pensar que ha tenido que dejar en ese mundo algunas “huellas” de su acción creadora. Habrá que buscarlas para, partiendo de ellas, remontarnos poco a poco hasta el mismo Dios, que sin embargo, como es obvio, no es una realidad empírica. Es muy importante tener presente que las cinco vías comparten un mismo esquema argumentativo: 1º) Punto de partida: un hecho empírico, un fenómeno observable a través de los sentidos y que es distinto en cada vía (el movimiento, los grados de perfección...). 2º) Aplicación del principio de causalidad: en un segundo momento, Tomás de Aquino introduce un principio de naturaleza filosófica desde el cual se desarrolla el resto de la prueba: el principio de causalidad, según el cual todo hecho tiene necesariamente una causa (el movimiento ha de tener una causa etc...). 3º) Imposibilidad de series infinitas de causas: todo efecto tiene una causa y ésta, a su vez, remite a otra y así sucesivamente. Pero este proceso, en opinión de nuestro autor (influenciado aquí por la doctrina del movimiento aristotélico), no puede llevarse al infinito, sino que debe existir una Causa Primera que, sin ser ella misma causada, sea sin embargo causa de todo lo que existe, dado que nada de lo que existe, al ser contingente, puede ser causa de sí mismo. Dicha causa incausada es Dios. Con este principio se rechaza la idea de eternidad presente en el pensamiento griego. Para la filosofía medieval nada, excepto Dios, puede considerarse eterno, todo tiene un comienzo y ese comienzo remite a la acción creadora del propio Dios. 4º) Término: la Causa Primera es Dios, luego queda demostrado que Dios existe. En cada una de las vías se atribuye a Dios un atributo distinto (causa del movimiento, ser necesario, ser perfectísimo...), por lo que, en realidad, las cinco vías no sólo demuestran la existencia de Dios, sino que también nos trasmiten información sobre cómo es Dios, esto es, nos informan de su esencia. DESARROLLO DE LAS CINCO VÍAS En la Suma Teológica se desarrollan las "cinco vías". Las exponemos a continuación: Primera vía: del movimiento Es considerada por Tomás de Aquino la vía más clara de todas. Nos consta por los sentidos que hay seres en el mundo que se mueven, pero todo lo que se mueve es movido por otro, y como una serie infinita de causas es imposible hemos de admitir la existencia de Dios como causa del movimiento. Segunda vía: causalidad eficiente Al igual que el movimiento, también nos consta la existencia de causas eficientes que no pueden ser causa de sí mismas, ya que para ello tendrían que haber existido antes de existir, lo cual es imposible. Además, tampoco podemos admitir una serie infinita de causas eficientes, por lo que tiene que existir una primera causa eficiente incausada. Y esa causa incausada es Dios. Tercera vía: contingencia Hay seres que comienzan a existir y que perecen, es decir, que no son necesarios; si todos los seres fueran contingentes, no existiría ninguno, pero existen, por lo que deben tener su causa, pues, en un primer ser necesario, ya que una serie causal infinita de seres contingentes es imposible. Y este ser necesario es Dios. Cuarta vía: grados de perfección En el mundo empírico observamos distintos grados de perfección en los seres (bondad, belleza...), y ello implica la existencia de un modelo con respecto al cual establecemos la comparación, un ser óptimo, máximamente verdadero, un ser supremo. Y ese ser supremo es Dios. Quinta vía: finalidad Observamos que tanto todos los seres que existen, tanto los vegetales como animales e incluso los seres inorgánicos, actúan persiguiendo un fin; pero al carecer de conocimiento e inteligencia sólo pueden tender a un fin si son dirigidos por un ser inteligente. Luego debe haber un ser sumamente inteligente que ordena todas las cosas naturales dirigiéndolas a su fin. Y ese ser inteligente ha de ser Dios. 1ª vía: Dios como motor inmóvil (Aristóteles-Averroes) 2ª vía: Dios como causa incausada (Aristóteles) 3ª vía: Dios como ser necesario (Avicena) 4ª vía: Dios como ser más perfecto (Platón) 5ª vía: Dios como inteligencia ordenadora (Platón y Aristóteles) Respecto al problema de la creación, Tomás de Aquino, al igual que el resto de filósofos cristianos medievales, sostuvo la teoría de la creación ex nihilo (de la nada). El mundo existe gracias a la acción creadora de Dios, acción totalmente libre y originaria. La nada no equivale a la materia amorfa o caótica de los griegos, sino la inexistencia absoluta de todo ente. Por último, en cuanto al problema del mal en el mundo, Aquino sostuvo que Dios lo permite (tanto el físico como el moral) para obtener un beneficio mayor: la libertad de la voluntad y el perfeccionamiento del mundo.