Un retiro con Arrupe

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UN RETIRO CON ARRUPE
CVX-Galilea
Madrid, enero de 2010
1
P. Pedro Arrupe, S.J. (1907-1991)
2
Tiempos del Retiro
+
Entrada. Bendición de la Casa del Señor
Primera oración. Oración de la pequeña catedral
Oración nocturna. Oración de los desaparecidos
Segunda oración. Oración del apóstol Arrupe
Un cómic sobre Arrupe para los niños
Eucaristía
3
ORACIÓN DE BENDICIÓN DE LA CASA DEL RETIRO
(LA CASA DEL SEÑOR)
(Salimos todos de la casa dejándola vacía. Nos agrupamos en el exterior de la gran
puerta de la finca, con las puertas cerradas.)
Guía: Esta casa es “Casa de Oración”, una de las casas de la oración igual que lo es
nuestro hogar, nuestro cuerpo, nuestra vida.
LA CASA DEL SEÑOR1
Señor, quiero vivir en tu casa
Por tiempo sin fin.
Enséñame dónde está tu casa.
La casa del Señor es “casa de
oración”.
Por eso, entrado en la oración
Siento mi corazón herido
Por la hermosura de tu Corazón,
Que es la “casa del Señor”.
Así,
Abrasado en el fuego de tu
Corazón,
Pueda yo penetrar en la hermosura
del Señor,
Y también
Enseñar a los demás las riquezas
de ese Corazón.
La pasión por tu casa me
consumirá.
Por eso,
Sin salir nunca de tu casa
“habitaré en la casa del Señor
Por años sin término”.
(Traemos una fuente con agua)
1
Pedro Arrupe. Oración de Japón, 1954.
4
UNA ANTIGUA TRADICIÓN OLVIDADA
Guía: Hay una antigua tradición para bendecir las iglesias con agua. Al agua se añaden
tres ingredientes: sal, ceniza y vino.
Guía: Echamos la sal, signo del compromiso en la transformación del mundo.
Todos: “Vosotros sois la sal del mundo”
(Cada uno coge un poco de sal y la echa en el agua)
Guía: Echamos las cenizas, signo de que todo pasará menos la Gloria del Señor.
Todos: “El espíritu de Dios sopló en el valle de los huesos secos y todo recobró vida”
(Cada uno coge un poco de cenizas y la echa en el agua)
Guía: Echamos vino, fruto de la pasión y resurrección de Cristo que venció a la muerte.
Todos: “Rogad al señor para que envíe obreros a su viña”
(El presidente de la comunidad coge vino y lo echa en el agua, como signo de la
vinculación con la Iglesia)
5
(Dos lectores recitan el siguiente poema)
CANCIÓN DEL MAR
(Shirat Hayam)
Ex 15, 1-18
(Cantan a dos voces Moisés y su hermana Miriam)
Yo cantaré al Señor, que ha triunfado de
Gloria
Él hundió en el Mar los caballos y los carros.
El Señor es mi fuerza y mi protección,
Él me salvó,
Él es mi Dios y mi Gloria,
Es el Dios de mis padres:
Yo proclamo su grandeza.
El Señor es un luchador,
Su nombre es El Señor.
Él arrojó al Mar los carros del faraón y sus
ejércitos,
Lo más poderoso de su ejército se hundió en
el Mar.
El abismo los cubrió,
Cayeron como una piedra a lo profundo del
Mar.
¿Quién es como Tú, Señor, entre los dioses?
¿Quién, como Tú, Gloria entre lo Santo?
Terrible por tus hazañas, Autor de lo increíble.
Guías con tu fidelidad al Pueblo que rescataste
Y nos conduces con tu poder hacia tu santa casa.
Tiemblan los pueblos al oír la noticia,
Se estremecen, cunde el pánico,
Un temblor sacude, desfallecen todos,
El pánico y el terror los invaden
Hasta que pasa tu Pueblo, Señor.
Tú nos llevas y plantas en la montaña de
tu legado,
En el lugar que preparaste para tu casa,
En el santuario que fundaron tus manos.
¡El Señor reina eternamente!
Cuando los ejércitos del faraón, con sus carros y sus guerreros,
Entró en medio del Mar, el Señor hizo que las aguas se volvieran contra ellos.
Tu Pueblo, en cambio, cruzó el Mar como su fuera tierra firme.
Entonces Miriam, hermana de Moisés, tomó en sus manos un tambor
Y formaron un coro bailando y Miriam repetía:
“¡Yo cantaré al Señor, que ha triunfado su Gloria!
Yo cantaré, Yo cantaré, Yo cantaré”.
Silencio.
6
(Quien guía la oración –o el sacerdote que presida, en su caso- pone la fuente de agua en
el centro del grupo y todos se acercan formando un círculo y poniendo su mano encima
del agua para bendecirla.)
ORACIÓN DEL AGUA2
Señor, oh, Señor, Buen Padre, guardián de todas las cosas terrenales,
Míranos con aprobación.
Concédenos el regalo de las aguas del Jordán
Y báñanos con las bendiciones de tu Espíritu Santo.
Todos: Que así sea.
Danos un agua santa.
Todos: Que así sea.
Danos un agua que
limpie el pecado.
Todos: Que así sea.
Danos un agua que
limpie el pecado.
Todos: Que así sea.
Danos un agua que
regenere y proteja.
Todos: Que así sea.
Danos un agua viva que
calme nuestra sed y nuestros corazones.
Todos: Que así sea.
(Traemos ramas. Vamos a hacer una oración de bendición del agua y luego entraremos
cada uno con una rama –incluidos, sobre todo, los niños- y daremos una vuelta a la casa
bendiciéndola. Nos quedamos ante la puerta de la capilla y rezamos la última oración)
2
Oración de la liturgia etíope que la Madre Teresa de Calcuta pronunciaba en la bendición de la mesa.
7
ESTAR CON JESÚS3
(Cada participante lee una frase mientras damos la vuelta a la casa)
Él llama y manda :“Venid conmigo”, “seguidme”. Él es El Señor.
Se le puede contestar o no,
Resistir o secundar.
Pero este “estar con Jesús” es determinante.
Una forma de presencia por la que somos prendidos, alcanzados, reducidos, ganados.
Habrá de producir en nosotros una transformación vital
Profunda
Una “nueva criatura”.
Y como persona nueva, nacida de esta experiencia “Vivo,
Pero no yo, sino que es Cristo quien vive en mí”.
Este “estar con Jesús” es esencial para los Doce,
Para captar la identidad de Jesús y los secretos del reino.
“Estar con Jesús” se
ordena a una adhesión
personal
Definitiva y finalmente,
A una opción por Él
que compromete toda la
existencia de quien
opta.
“Estar con Jesús”, como
opción personal,
entraña una radicalidad:
La del todo que ha de
ser ofrecido.
Ningún sector de
nuestra vida puede
eximirse de este
seguimiento.
Sólo desde esta actitud
de don total se está en condiciones de garantizar
La perseverancia en la opción y la coherencia de nuestra vida…
Porque si nuestro seguimiento no tiende a esta radicalidad,
Si de alguna manera parcelamos el Yo que debe seguir al Señor,
La tentación de la componenda, de la claudicación,
De la pequeña o gran traición tiene las puertas abiertas de par en par.”
Toda acción eficazmente fermentadora de nuestro trabajo
Tiene que brotar necesariamente vinculada a un real “estar con Jesús”.
(A continuación, el que presida la comunidad nos bendice a todos con el agua en rama y
en silencio entramos todos juntos en la casa hasta la capilla).
3
Oración en un retiro a sacerdotes, Collevalenza, Italia, 1975.
8
ORACIÓN DE LA PEQUEÑA CATEDRAL
LA MÁS HERMOSA PUESTA DE SOL
Canto. Señor, enséñanos a orar.
“Hace algunos años, cuando visitaba una provincia de jesuitas en América Latina,
fui invitado a celebrar la eucaristía en un suburbio, en una favela, en uno de los
lugares más pobres de la zona. Unas cien mil personas vivían allí en medio del
barro, porque este suburbio estaba construido en una depresión que se inundaba
cada vez que llovía…
La misa tuvo lugar bajo una especie de techumbre en mal estado, sin puerta, con
perros y gatos que entraban libremente. El resultado me pareció, con todo,
maravilloso. El canto repetía: “Amar es darse… ¡Qué bello es vivir para amar y qué
grande tener para dar!”
A medida que el canto avanzaba, sentí que se me hacía un gran nudo en la
garganta. Tenía que hacer un verdadero esfuerzo para continuar la misa. Aquellas
gentes, que parecían no tener nada, estaban dispuestas a darse a sí mismas para
comunicar a los demás la alegría, la felicidad.
Cuando en la consagración elevé la hostia, percibí, en medio del tremendo
silencio, la alegría del Señor que se encuentra entre los que ama. Como dice
Jesús: “Me ha enviado a predicar la Buena Noticia a los pobres”, y “felices los
pobres”…
Al dar la comunión, me fijé en que en aquellos rostros secos, duros, quemados por
el sol, había lágrimas que rodaban como perlas. Acababan de encontrarse con
Jesús, que era su único consuelo. Mis manos temblaban.
Mi homilía fue corta. Fue sobre todo un diálogo. Me contaron cosas que no suelen
escucharse en los discursos importantes, cosas sencillas, pero profundas y
sublimes…
[Al terminar la eucaristía] un tipo corpulento, con aspecto de delincuente y que casi
daba miedo, me dijo: “Venga a mi casa. Tengo un regalo para usted”. Yo, indeciso,
dudaba si debería aceptarlo, pero el jesuita que me acompañaba me dijo: “Acepte,
padre, son muy buena gente”.
Así que fui con él a su casa, que era una barraca medio destruida, y me invitó a
sentarme en una silla desvencijada. Desde mi sitio yo podía contemplar la puesta
de sol. El grandullón me dijo: “Mire, Señor, ¡qué hermosura!”. Nos quedamos en
silencio durante algunos minutos. El sol desapareció. El hombre exclamó: “No
sabía cómo agradecerle todo lo que hacen por nosotros. No tengo nada que darle.
Pero pensé que le gustaría ver esta puesta de sol. ¿A qué le ha gustado?”. Y me
dio la mano.”
P. Pedro Arrupe
9
Pedro Arrupe fue un hombre de los más
amplios horizontes, abierto al mundo, uno de
los profetas que comprendió al mundo entero
sin fronteras como una única comunidad llena
de milagros y dolores. Pedro Arrupe recorrió
todas la fronteras del planeta conociendo
desde Roma o Nueva York hasta las nuevas
fronteras y lugares más escondidos y pobres
como los campos de refugiados o las favelas.
Pero a la vez Pedro Arrupe fue un hombre que
conoció los más reducidos espacios. En Japón
sufrió prisión y allí, en un pequeño calabozo,
constituyó su pequeña catedral. Luego, como
superior general de la Compañía, también
tendría su pequeña catedral en la curia, en el
corazón de Roma. Pequeños círculos desde
donde orar.
Arrupe es un hombre de horizontes mayores e
interiores sin límites, cuanto más hacia afuera,
más hacia adentro. Arrupe hacia afuera y Arrupe hacia adentro, como un único
movimiento del Espíritu.
(Un lector recita la siguiente oración)
CUANTO MÁS AFUERA MÁS ADENTRO4
Si te abres hacia el exterior
Debes no menos abrirte hacia el interior,
Esto es, hacia Cristo.
Si tienes que ir más lejos para socorrer necesidades humanas,
Dialoga más íntimamente con Cristo.
Si tienes que llegar a ser contemplativo en la acción,
Procura encontrar en la intensificación de esta acción
La urgencia para una más profunda contemplación.
No temas llegar a ser como Él,
Señal de contradicción y escándalo.
Por lo demás, ni siquiera Él fue comprendido por muchos.
Arrupe se encontró con personas que en su pobreza apenas tenían donde vivir, con
refugiados que vivían en pequeños recintos. Pequeños círculos donde sobrevivir.
4
De su libro En Él sólo la esperanza.
10
Arrupe se encontró a personas sin Dios ni paz, metidos en sus pequeños círculos de
materialismo y egoísmo. Pequeños círculos donde perder la vida y el alma.
La oración de la mañana será la oración de los pequeños círculos. Contamos con cuatro
metros de cuerda cada uno. Atémosla y hagamos un círculo alrededor nuestra. Vivamos
una simbólica experiencia de prisión, celda, chabola; pequeña catedral de oración y
cárcel de pobreza o increencia a la vez.
Si estás sentado en un banco o
silla, pon ese círculo de cuerda
rodeando tus pies. Si estás
sentado en el suelo, métete dentro
de esa celda de cuerda. Ata la
cuerda en sus extremos y forma
ese pequeño lugar en el que vas a
vivir una hora. Te invitamos a no
salir de ese lugar como gesto de
identificación con tantos que
viven en tan poco y como gesto
de identificación con aquel
Arrupe en sus pequeñas
catedrales.
Te proponemos orar con Arrupe
al Señor compartiendo con él su
pequeña catedral (oratorio,
prisión, campo de refugiados,
favela).
Para que la oración sea también
comunitaria te invitamos a que al
final de la oración, cuando nos
juntemos de nuevo para finalizar,
abras el círculo de tu “pequeña
catedral” y ates el extremo de tu
cuerda a la de quien reza a tu
lado, formando un círculo mayor que queremos simbolice a toda la humanidad sin
fronteras.
Uno a uno iremos atando nuestra cuerda al otro y al hacer ese gesto, compartiremos lo
que en la oración se haya movido en nuestro interior o aquellas palabras de Arrupe que
más hondamente nos hayan llegado.
A continuación hay una serie de oraciones compuestas por Arrupe5 que pueden
ayudarnos a “estar con Jesús”. Vete entrando en su presencia en compañía de Arrupe,
escuchando cómo sentía y se daba él a Jesús en la oración.
5
Algunos de los textos se han adaptado seleccionando secciones por brevedad o con mínimas
variaciones. Para consultar las versiones originales, consultar el libro editado por José A. García “Orar
con el Padre Arrupe” (Editorial Mensajero, Bilbao, 2007).
11
SÓLO JESÚS6
Aquí vengo, Señor,
Para deciros
Desde lo más íntimo de mi corazón
Y con la mayor sinceridad y cariño
De los que soy capaz,
Que no hay nada en el mundo que me
atraiga
Sino Tú sólo,
Jesús mío.
Sólo quiero vaciarme de todo y de mí
mismo
Para amarte a Ti.
ENCIÉRRAME EN TU
CORAZÓN7
Señor, enciérrame
En lo más profundo de tu
Corazón.
Y, cuando me tengas ahí,
Quémame, purifícame,
Inflámame, sublímame,
Hasta la satisfacción perfecta
De tus gustos,
Hasta la más completa
aniquilación de mí mismo.
6
7
Oración de Valkenburg, 1933. Arrupe tenía 26 años.
Oración del 4 de mayo de 1974
12
ORACIÓN DE LOURDES8
Sentí a Dios tan cerca
En sus milagros
Que me arrastró violentamente
Detrás de sí.
Y lo vi tan cerca de los que
sufren,
De los que lloran,
De los que naufragan
En esta vida de desamparo,
Que se encendió en mí
El deseo ardiente de imitarle
En esta voluntaria proximidad
A los desechos del mundo
Que la sociedad desprecia
Porque ni siquiera sospecha
Que hay un alma vibrando bajo tanto dolor.
LA MANO DE LA MADRE9
Tú, Madre,
Tu mano, suave,
Llena de amor indecible,
Fue formando aquel hombre
Que había de llevar
Una vida de trabajador humilde,
Y que, después de vivir pobremente
La vida de apóstol,
Se ofreció desnudo
Sobre el ara de un leño áspero.
Ayúdanos, María,
Y fórmanos como otro Jesús.
Tú puedes hacerlo
De un modo muy especial:
La madre de madre es insustituible:
No se ha inventado
Ni el hombre podrá inventar jamás
Con toda su técnica,
Ningún sustitutivo
Para la mano y el corazón
De una madre.
Te lo pido, Señora:
Ponme con tu Hijo.
8
Esta oración la escribió Arrupe antes de entrar en la Compañía de Jesús, tras su peregrinación a Lourdes,
donde fue testigo de tres curaciones.
9
Oración en un encuentro en México, 15 de noviembre de 1972.
13
LA PALABRA CREADORA10
Habla,
Di la palabra creadora,
La que hace lo que dice,
La que creó el mundo,
La que se encarnó y lo salvó.
Esa misma palabra que habita
En el fondo de mi alma
-tan silenciosa… porque yo no soy digno de oírlaPero que quiere hablarme.
Esa palabra llena de fuerza,
Que al formarse en mi interior
Y subir a mis labios y a mi conciencia
Va transformando a su paso todo mi ser.
Palabra silenciosa
Pero tan poderosa
Que crea lo que significa y dice en mí.
Palabra que, una vez salida,
De mi espíritu y de mis labios,
Transforma almas, ilumina espíritus,
Realiza empresas
Más allá de lo esperado,
Infunde nueva fuerza
A los que no pueden moverse.
Esa palabra iluminadora, pues es luz,
A cuya expresión todo resulta claro
Con claridad de eternidad.
Es que tus palabras
O las palabras vivificadas por Ti
No obran en el oído sino en el corazón.
Tú mismo estás en el interior del que oye.
Háblanos, Señor, que necesitamos oírte.
¡Háblanos, que tus siervos escuchan!
10
Oración en una reunión de provinciales, Bogotá, Colombia, 9 de agosto de 1977.
14
ORACIÓN DE LA ZARZA11
Al ahondar más y más
Te encuentro en el fondo mismo de mi ser
Amándome,
Creándome
Para que no me reduzca a la nada,
Trabajando por mí,
Para mí, conmigo,
En una comunión misteriosa de amor.
Concédeme, Señor,
Que yo comience a ver con otros ojos
Todas las cosas;
A gustar de tus cosas
Y saber comunicarlas a los demás.
Dame aquella claridad de entendimiento
Que diste a Ignacio.
Deseo, Señor,
Que comiences a hacer conmigo de maestro
Como con un niño,
Pues estoy dispuesto a seguir
Aunque sea a un perrillo
Para que me indique el camino.
Que sea para mí tu
iluminación
Como fue la zarza
ardiente para Moisés.
Es decir, el
llamamiento
A emprender un
camino
Que será oscuro,
Pero que se irá
abriendo ante
nosotros,
Como le sucedió a
Ignacio,
Según lo iba
encontrando.
Por eso, quiero sentir
como él
Que todo termina en
Ti.
11
Final de un documento de 1980, “Inspiración trinitaria del carisma ignaciano”.
15
COLOQUIO DE UN ALMA POBRE12
Señor, cuando me siento ciego y sin luz
Para comprender lo que debo hacer yo
O sugerírselo a los demás,
Vienen a mis labios las palabras
Del ciego del Evangelio:
“Señor, que vea”.
Dame, sobre todo, sensibilidad
Y prontitud para escuchar,
Para que pueda oírte
Cuando llamas a mi puerta:
“Mira que estoy a la puerta y llamo”.
A veces, Señor, me encuentro
Interiormente tan pobre,
Tan sucio, tan lleno de heridas.
Extiéndeme tu mano,
Como hiciste
con el leproso del Evangelio:
“Si quieres puedes limpiarme”.
Danos tu fuerza
Para cumplir nuestra misión,
La misma fuerza
Que diste a los apóstoles,
Cuando los llamaste para seguirte,
La que diste a Mateo
Cuando le dijiste: “Sígueme.
Y él se levantó y le siguió”.
Siguiendo el consejo
De tu Madre en Caná:
“Haced lo que Él os diga”,
Estamos ciertos de que,
Si acogemos tus palabras,
Tu fuerza todopoderosa
No sólo cambiará el agua en vino,
Sino que hará
De nuestros corazones de piedra
Corazones de carne.
Por eso te pedimos:
“Ayuda mi falta de fe”.
12
18 de junio de 1975.
16
MÁS QUE NUNCA13
Yo me siento, más que nunca,
En las manos de Dios.
Eso es lo que he deseado toda mi vida,
Desde joven.
Y eso es también lo único
Que sigo queriendo ahora.
Pero con una diferencia:
Hoy toda la iniciativa la tiene el Señor.
Les aseguro que saberme
Y sentirme totalmente en sus manos
Es una profunda experiencia.
13
Últimas palabras de Arrupe, leídas en su presencia por el P. Ignacio Iglesias ante la Congregación
General el 3 de septiembre de 1983.
17
ENSAYO DE CANTOS
SI TIENES FE
(Canto de Miriam a la salida de Egipto del Pueblo de Israel14)
+
Cada noche oré, no sé si alguien me escuchó.
En el alma una canción que nunca entendí.
No hay miedo en mi interior aunque haya tanto que temer,
No verás montañas porque en Dios está el poder.
Habrá milagros hoy si tienes Fe, la ilusión no ha de morir.
Un gran milagro hoy al fin veré, si tienes fe lo lograrás,
Podrás si tienes fe.
Malos tiempos son, ni la oración ayuda ya,
La esperanza puede huir cual pájaro y volar.
Mas hoy yo sigo aquí creciendo en gozo y en amor
Con la Fe y la devoción que nunca imaginé.
Habrá milagros hoy si tienes Fe, la ilusión no ha de morir.
Un gran milagro hoy al fin veré, si tienes fe lo lograrás,
Podrás si tienes fe.
Ashíra L’Ádonai, Ki Gáoh Ga-áh15 (Yo cantaré al Señor que ha triunfado su
Gloria)
Ashíra L’Ádonai, Ki Gáoh Ga-áh (Yo cantaré al Señor que ha triunfado su
Gloria)
Michamochá baelím Adonái (¿Quién como Tú, Señor, entre otros dioses?)
Michamochá nedár Bakódesh (¿Quién como Tú, Gloria de la Santidad?)
Nachítah v’chas-da’chá ám zu Ga-álta (Por tu Gracia, guiaste al Pueblo que
redimiste)
Nachítah v’chas-da’chá ám zu Ga-álta (Por tu Gracia, guiaste al Pueblo que
redimiste)
Ashíra, Ashíra, Ashíra (Cantaré, cantaré, cantaré)
Habrá milagros hoy si tienes Fe, la ilusión no ha de morir.
Un gran milagro hoy al fin veré, si tienes fe lo lograrás,
Podrás si tienes fe.
14
Canción procedente de la película de animación El Príncipe de Egipto (1998). Autor: Stephen
Schwartz.
15
Estas frases en hebreo corresponden al poema del Éxodo (Ex 15, 1-18) “Canción del Mar”, llamado en
hebreo “Shirat HaYam”.
18
SEÑOR ENSÉÑANOS A ORAR
SEÑOR, ENSEÑANOS
A HABLAR CON NUESTRO
SEÑOR, ENSEÑANOS
A ABRIR LAS MANOS
A ORAR,
PADRE DIOS.
A ORAR,
ANTE TI.
Orar con limpio corazón
que sólo cante para ti,
con la mirada puesta en ti,
dejando que hables, Señor.
Orar buscando la verdad.
Cerrar los ojos para ver.
Dejarnos seducir, Señor,
andar por tus huellas de paz.
Orar hablándote de ti,
de tu silencio y de tu voz,
de tu presencia que es calor,
dejarnos descubrir por ti.
Orar también en sequedad.
Las manos en tu hombro, Señor.
Mirarte con sinceridad.
Aquí nos tienes, ¡oh Señor!
19
ORACIÓN DE LOS DESAPARECIDOS
Si una experiencia marcó a Arrupe ante el
mundo fue haber sido testigo de la bomba
atómica lanzada contra la ciudad de
Hiroshima. Los jesuitas tenían dos
comunidades en Hiroshima. Una estaba
muy cerca del centro de la explosión y
otra, la comunidad de novicios –cuyo
formador era Arrupe- estaba más a las
afueras, viéndose sólo afectada por la
onda expansiva.
Arrupe fue un hombre que desde su
temprana juventud convivió con las
mayores miserias de su tiempo. En su
vida universitaria en Madrid visitaba los
barrios más pobres de la ciudad. En
Nueva York trabajó con las bandas
juveniles del Bronx y visitaba la prisión.
A lo largo de su vida buscó ver y escuchar los mayores dramas de su tiempo,
impulsó el compromiso de la Compañía con los pobres, contra las dictaduras
en todo el mundo y, especialmente fue muy querida para él la acción a favor de
los refugiados.
Arrupe fue voz para tantos que pasaban invisibles a ojos del mundo.Arrupe
entró en las “noches oscuras” de su tiempo con la sola vela de su humilde Fe.
Tras la explosión atómica en Hiroshima, por distintos puntos de la ciudad las
personas se consumieron instantáneamente y sólo quedó de ellas una silueta.
Como la silueta que la policía dibuja del asesinado con una línea blanca, hay
personas de las que
sólo conocemos eso.
Invitamos
a
la
comunidad en retiro
con Arrupe, a que
meditemos sobre los
desparecidos
de
nuestro tiempo, a que
busquemos
sus
siluetas en la noche y
a que le demos
nombre y voz.
Para ello, con las
dificultades de la
20
noche oscura, hemos distribuido por todo el exterior siluetas de desaparecidos,
formadas por tiras de papel. Están colgadas, medio enterradas, escondidas,
perdidas. Son desaparecidos.
Buscadlas, rescatadlas del olvido.
Primero rezaremos una oración en la capilla juntos. Luego estamos invitados a
seleccionar un gran drama concreto de nuestro tiempo, aquel que mejor
conozcamos porque hemos leído, nos ha captado, nos hemos comprometido
(por ejemplo, las mujeres de Ciudad Juárez, los refugiados del Sahara, la
oposición reprimida de Irán, las víctimas del Tsunami en Indonesia, del Katrina
en Nueva Orleáns, etc.). Son noches oscuras de nuestro siglo.
Salid a buscar las siluetas y cuando las encontréis, buscad un lugar donde
escribir en la silueta aquello que recordéis de la noche oscura sobre la que
habéis meditado.
Luego, juntémonos de nuevo en la capilla y compartamos los dolores del
mundo a los que Arrupe nos impulsa a responder. No nos ahorremos la
contemplación del pecado, la división y el dolor. Sólo quien comparte la pasión
del mundo, se unirá a la resurrección de la historia.
TAN CERCA DE NOSOTROS16
(Plegaria del suburbio)
Tan cerca de nosotros
No había estado el señor,
Acaso nunca;
Ya que nunca habíamos estado
Tan inseguros.
16
Oración pronunciada por Arrupe en una eucaristía celebrada en un suburbio de Latinoamérica en 1969.
21
ORACIÓN DEL APÓSTOL ARRUPE
“Hombres para los demás”, es
uno de los lemas más repetidos de
todos los que nos dejó el padre
Arrupe. En él muestra el creativo y
ardiente sentido apostólico que le
caracterizaba. ¿Cómo responder a
un mundo en el que se multiplican
la injusticia y la increencia’ ¿Cómo
descubrir todo lo bueno en lo que
progresa el mundo y las personas
y que supone nuevas
oportunidades para cooperar y
aprender?
Arrupe impulsó una nueva
evangelización de las fronteras y
promovió una nueva mística del
apostolado, una mística de la
acción, resumida en la conocida
fórmula “contemplativos en la
acción”.
Invitamos a la comunidad a orar su vida de misión –su misión vital- en
compañía de Arrupe, dejándonos acompañar e inspirar por sus oraciones.
Con él, decimos todos juntos antes de comenzar el tiempo de oración:
CONSAGRACIÓN17
Te prometemos con tu favor y ayuda
Consumir todas nuestras energías
Y nuestras vidas por este único ideal:
Que todas las almas que Tú nos has encomendado
Y el mundo entero
Conozcan las riquezas insondables de tu corazón
Y se abrasen en tu amor.
17
Consagración en Japón, 1940. Arrupe tenía 33 años.
22
NADA MÁS PRÁCTICO18
Nada es más práctico
Que encontrar a Dios;
Que amarlo de un modo absoluto
Y hasta el final.
Aquello de lo que estés enamorado
Y arrebate tu imaginación
Lo afectará todo.
Determinará
Lo que te haga
levantar por la
mañana
Y lo que hagas
con tus
atardeceres;
Cómo pases los
fines de semana,
Lo que leas
Y a quien
conozcas;
Lo que te rompe
el corazón
Y lo que te llene
de asombro
Con alegría y
agradecimiento.
Enamórate,
permanece
enamorado
Y eso lo decidirá
todo.
18
Oración en Estados Unidos.
23
VIVIR LA FE A LA INTEMPERIE19
Ser testigos de Jesús siempre,
Pero más en nuestro mundo secularizado,
Requiere hombres de Fe,
Amplia experiencia de Dios
Y de generosa comunicación de esa
experiencia.
Tener hoy la intuición y el valor
De realizar creativamente nuestras opciones
Requiere una docilidad al Espíritu
Que no se consigue sino como don,
Fruto de humilde escucha de ese Espíritu
En el seno de una vida verdaderamente de
oración.
Todo ello es impensable sin un don de Dios
Implorado en humilde oración.
Vivir nuestra Fe y nuestra Esperanza a la intemperie,
“Expuestos a la prueba de la increencia y de la injusticia”,
Requiere de nosotros más que nunca la oración
Que pide esa Fe,
Y que tiene que sernos dada en cada momento.
La Fe no es algo adquirido de una vez,
Puede debilitarse y hasta
perderse,
Necesita ser renovada,
alimentada, fortalecida
constantemente.
La oración nos da a nosotros
nuestra propia medida:
Destierra seguridades
puramente humanas
Y dogmatismos polarizantes
Y nos prepara así, en
humildad y sencillez,
A que nos sea comunicada la
revelación
Que se hace únicamente a los
pequeños.
19
Carta a toda la Compañía de Jesús, 1 de noviembre de 1976.
24
LA AUDACIA DE LA MISIÓN20
Los jueces de Israel, sin esperarlo,
Sin nada que les predispusiese,
Sin poder poner resistencia,
Sencillos hijos de aldeanos,
Sansón, Gedeón, Saúl…,
Fueron cambiados por Ti brusca y totalmente.
No sólo fueron capaces
De gestos excepcionales
De audacia o de fuerza,
Sino que se vieron dotados
De una nueva personalidad,
Se sintieron capaces de realizar
Una misión tan difícil
Como la de liberar un pueblo.
Sintiendo la dificultad de mi
misión,
Desearía yo
Una acción muy profunda tuya en
mi alma:
Que no sólo descendieras,
Sino que reposaras sobre mí.
Con aquella voz
Que Tú haces gemir
En el fondo de mi ser,
Pido la efusión plena de Ti mismo,
Semejante a la lluvia copiosa
Que devuelve la vida
A la tierra sedienta
Y como soplo de vida
Que viene a vivificar
Las osamentas secas.
20
Alocución final a la Congregación de Procuradores, en Roma, 5 de octubre de 1978.
25
SED BUENOS21
¡Sed buenos!
La maldad parece que está
Adueñándose del mundo,
Ocupa cada vez mayores espacios
Y penetra cada vez más profundamente.
¡Sed buenos!
¡Sed buenos!
Buenos en vuestro rostro.
¡Sed buenos en vuestra forma de
escuchar!
De este modo experimentaréis,
Una y otra vez, la paciencia,
El amor, la atención y la aceptación
De eventuales llamadas.
¡Sed buenos en vuestras manos!
Manos que dan, que ayudan,
Que enjugan las lágrimas,
Que estrechan la mano
Del pobre y del enfermo
Para infundir valor.
¡Sed contemplativos en la acción!
Mirando a Jesús
Para ser “imagen de Él”
Sed en este mundo y en esta Iglesia
Contemplativos en la acción.
Transformad vuestra actividad
En un medio de unión con Dios.
Estad siempre abiertos y atentos
A cualquier gesto de Dios Padre
Y de todos sus hijos,
Que son hermanos nuestros.
¡Sed santos!
El santo encuentra mil formas,
Aun revolucionarias,
Para llegar a tiempo
Allá donde la necesidad es urgente.
El santo es audaz,
Ingenioso y moderno.
El santo no espera
A que vengan de lo alto
Las disposiciones y las innovaciones.
21
Oración en un retiro a sacerdotes en Cagliari, Italia, 11 de marzo de 1976.
26
El santo supera los obstáculos
Y, si es necesario, quema
Las viejas estructuras superándolas…
Pero siempre con el amor de Dios
Y en la absoluta fidelidad a la Iglesia
A la que servimos humildemente
Porque la amamos apasionadamente.
OTRO LOCO COMO TÚ22
Señor, dame tu amor,
Que me haga perder mi prudencia humana
Y que me impulse a arriesgarme a dar el
salto,
Como San Pedro, para ir a Ti:
Que no me hundiré mientras confíe en Ti.
Cuántos motivos de prudencia humana
Se levantan en mi espíritu
Y tratan de demostrarme
“bajo apariencia de bien”
Con muchas razones humanas
Que aquello que Tú me inspiras y pies
Es imprudente:
Una locura.
¡Tú, Señor, según eso,
Fuiste “el más loco de los hombres”,
Pues inventaste esa insensatez de la cruz!
¡Oh, Señor!, enséñame
Que esa insensatez es tu prudencia,
Y dame tal amor a tu persona
Para que sea yo también
Otro loco como Tú.
TAN CERCA DE NOSOTROS23
(Plegaria del suburbio)
Tan cerca de nosotros
No había estado el señor,
Acaso nunca;
Ya que nunca habíamos estado
Tan inseguros.
22
23
Oración en México, noviembre 1972.
Oración pronunciada en una eucaristía celebrada en un suburbio de Latinoamérica en 1969.
27
La aventura de un jesuita
PEDRO ARRUPE
1- Pedro Arrupe nace el 14 de noviembre
en Bilbao, en el “Casco Viejo”, como se
llama hoy a la parte antigua de la villa.
Vasco, por tanto, como Ignacio de
Loiola. Estudió en el colegio de los
Escolapios de Bilbao, pero en 1918
ingresó en la Congregación Mariana de
S. Estanislao de Kostka, (“los Kostkas”),
dirigida por el P. Basterra, el primer
jesuita que conoció, y que influyó mucho
en la posterior vocación de Arrupe a la
Compañía de Jesús.
2- En 1923 comienza el primer curso de
Medicina en la Facultad de San Carlos
de Madrid. Obtiene unas notas
extraordinarias: sobresaliente o matrícula
de honor en casi todas las asignaturas.
Severo Ochoa, que llegaría a ser premio
Nobel y que entonces era compañero de
Arrupe, confesaría más tarde: “Pedro me
quitó aquel año el Premio Extraordinario
de la Facultad”.
28
3- El 25 de enero de 1927 ingresa en la
Compañía de Jesús, en el noviciado de
Loiola. El doctor Negrín, futuro
presidente de Gobierno de la República
y uno de sus profesores en la Facultad
de Medicina, hizo lo posible por no
perder a un alumno tan brillante. Más
tarde, iría a Loiola a visitar a Pedro: “A
pesar de todo, me caes muy simpático”,
le dijo.
4- Poco después de haber comenzado
sus estudios de Filosofía en el
monasterio de Oña (Burgos), llega el
decreto de disolución de la Compañía
de Jesús en España. Era el año 1932.
Arrupe parte al destierro con sus
compañeros y profesores a Marneffe
(Bélgica) y a Valkeriburg (Holanda). En
la vecina Alemania surgía ya la fatídica
sombra de Hitler y el nazismo. “Para
mí”, diría más tarde Arrupe, “el
encuentro con la mentalidad nazi
supuso un tremendo shock cultural”.
29
5- El 30 de julio de 1936 es ordenado
sacerdote en Marneffe, y en septiembre
se traslada a los Estados Unidos para
realizar estudios de moral médica. Allí
trabaja en las cárceles americanas
tomando contacto con el dolor y la
miseria humana. Estando en Cleveland
(EE.UU.), recibe una carta del Padre
General en la que se le envía a la misión
de Japón, destino que él había solicitado
a sus superiores en varias ocasiones. El
30 de septiembre de 1938 embarca en
Seattle rumbo a Yokohama.
6- En junio de 1940 es destinado a la
parroquia de Yamaguchi, tan llena de
recuerdos de San Francisco de Javier.
Arrupe se dedica de lleno a asimilar la
cultura y la espiritualidad japonesa. Se
abre a la universalidad desde la
inculturación. Pero Japón entra en la II
Guerra Mundial en 1941. Tres policías
japoneses registran la parroquia y
Arrupe es encarcelado, acusado de
espía. Permanece un mes entero en la
cárcel.
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7- El 6 de agosto de 1945, siendo
Maestro de Novicios en Nagatsuka,
cerca de Hiroshima, a las ocho de la
mañana, Arrupe es testigo de la
explosión de la bomba atómica y se
lanza a la ciudad destruida a socorrer
a las víctimas.
8-Inmediatamente, convierte el noviciado en
un hospital de emergencia. Más de ciento
cincuenta personas, abrasadas por la
radiación, son atendidas por una comunidad
que apenas cuenta con medios y elementos
para ello. Sus conocimientos de medicina
resultan muy útiles en esos momentos. Más
tarde, Arrupe escribiría un libro sobre esta
experiencia: “Yo viví la bomba atómica”.
31
9- En 1965 es elegido General de la
Compañía de Jesús. Fue el 22 de mayo.
La Iglesia entera, recién terminado el
Concilio Vaticano II, entraba en un tiempo
lleno de ilusión y de tensiones. Arrupe,
lleno de valor, de visión de futuro y, sobre
todo, de una inquebrantable fe en Dios,
tuvo que sufrir a menudo la incomprensión
de muchos (incluso, a veces, de las más
altas instancias de la Iglesia), pero marcó
unos derroteros que hoy ya son
imborrables para la Compañía de Jesús, la
vida religiosa, la Iglesia y la sociedad.
10- El 2 de diciembre de 1974, con una
visión realmente profética sobre el
presente y el futuro de la Compañía de
Jesús y de la Humanidad, Arrupe
convoca la Congregación General 32.
Supondrá un hito fundamental en la
historia de los jesuitas, sobre todo por el
acento que pondrán en que el anuncio
del Evangelio, la proclamación de la fe
en Dios, debe ir insoslayablemente unida
a la lucha infatigable para abolir todas
las injusticias que pesan sobre la
humanidad.
32
11- Arrupe veía con claridad las
necesidades de un mundo que conocía
ampliamente, sobre todo en sus miserias:
la injusticia y la falta de fe. Era urgente
inculturar el Evangelio en todos los
pueblos, en todas las culturas, así como
luchar sin descanso por un mundo más
humano y más justo. Adaptación,
actualización y renovación serán para él
palabras clave. Y al mismo tiempo,
fidelidad a los orígenes de la Compañía de
Jesús y a su fundador, Ignacio de Loyola.
12- La fuerza y la luminosa creatividad de
Arrupe
nacían
de
su
absoluta
disponibilidad para Dios y de su cotidiana e
incansable oración. Una oración que
realizaba en la que él llamaba “su
catedral”: una pequeña capilla, cerca de su
despacho. Y rezaba de rodillas, en la
misma postura en la que aprendió a rezar
en sus años en Japón: “Señor, que yo
pueda sentir con tus sentimientos, los
sentimientos de tu Corazón, con que
amabas al Padre y a los hombres y
mujeres…”.
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13- El 7 de agosto de 1981, en Roma, a su
vuelta de Oriente, donde había ido a visitar
a los jesuitas de aquella parte del mundo,
sufre una trombosis cerebral en el coche
que le llevaba del aeropuerto a la ciudad.
Esta trombosis le deja incapacitado del
lado derecho de su cuerpo. Al día siguiente
le administran el sacramento de los
enfermos. El Papa interviene en la
Compañía y nombra un delegado personal,
el P. Dezza, para sustituir a Arrupe. Arrupe
y, con él, toda la Compañía, reaccionaron
con dolor pero con obediencia total a la
decisión del Papa.
14- El 3 de septiembre, reunida por fin la
Congregación General, el P. Arrupe
presenta su renuncia al cargo ante todos
los congregados: “Ahora más que nunca
me siento en las manos de Dios. Eso es lo
que he deseado toda mi vida, desde joven.
Y eso es lo único que sigo queriendo
ahora. Pero con una diferencia: hoy toda la
iniciativa la tiene el Señor. Les aseguro que
saberme y sentirme totalmente en sus
manos es una profunda experiencia”.
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15- Después de casi diez años de
dolorosa inactividad y de ofrenda física y
espiritual por la Compañía, la Iglesia y la
Humanidad, el 5 de febrero de 1991 el P.
Arrupe entregó su alma a Dios en la
casa generalicia de los jesuitas en
Roma. Días antes, ya en su agonía, le
había visitado Juan Pablo II, quien
expresaba después su pésame a la
Compañía de Jesús, “que le recuerda
como un dechado de santidad en el
servicio misionero y el testimonio de fe y
celo por la Iglesia”.
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