EL CUERPO COMO RECURSO HERMENÉUTICO Y EPISTEMOLÓGICO EN EL ESTUDIO DE LOS PROCESOS DE INTEGRACIÓN DE LOS INMIGRANTES LATINOAMERICANOS EN ESPAÑA.i Tania Sacoto Sánchez [email protected] ABSTRACTS Una investigación en torno a los procesos de integración de los inmigrantes latinoamericanos en España iniciada en Aragón en el año 2008 me ha llevado a considerar ciertas reflexiones epistemológicas que consideran el concepto de cuerpo como recurso que permitiría superar el criterio bastante generalizado (y sobre el cual se fundan ciertas políticas de integración implementadas) de entender la integración como una sucesión causal y progresiva de ciclos que se cumplen y prácticas que se incorporan. La trayectoria de los estudios de los procesos de integración de los inmigrantes latinoamericanos en España se puede configurar siguiéndoles el rastro a los distintos conceptos (adaptación, asimilación, integración, transnacionalidad, cohesión social, entre otros) que los investigadores han aplicado en diferentes momentos de la historia reciente. Estos enfoques no han permitido atender al proceso de construcción de un nuevo tejido social anudado desde la singularidad histórica que signa los encuentros culturales no solo desde la colonización sino también por haber sido América destino del éxodo ibérico durante el primer tercio del siglo XX y en el presente. Es el carácter dialógico de estas narrativas lo que me invita a considerar el estudio de los procesos de integración de los inmigrantes latinoamericanos en España teniendo como premisa la noción de cuerpo, tal como lo entiende Merleau-Ponty, esto es, como estructura física a la vez que experiencial, lo cual tiene implicaciones epistemológicas contundentes: el proceso de conocimiento no es anterior al conocimiento mismo sino que deviene en actividad que opera como la fuente misma del conocimiento (Merleau-Ponty, 1975). Desde esta noción de cuerpo el presente trabajo plantea como estrategia el abordaje de dos autores que implementan el concepto cuerpo desde la perspectiva semiológica -qué dice el cuerpo de sí mismo y cuál es la singularidad de los procesos de significación (Patrice Pavis)- y desde la antropológica (Velasco Maíllo) que busca recorrer las huellas del cuerpo en tres planos de análisis: el individual, el social y el político. Los primeros resultados revelan que los procesos de integración aquí referidos están signados por la inmediatez de lo cotidiano (el uso de la menor cantidad de recursos temporales y espaciales que buscan el máximo resultado y cuyo sentido se consume en su realización), así como por lo que Lezama Lima denominó la Vivencia Oblicua (desarticulación de la lógica espacial por pérdida de la progresión causal). En suma, no es posible pensar la integración al margen de la propia experiencia de la inmigración porque es ella misma la que viabiliza la construcción del conocimiento. En consecuencia con esto último, esta investigación no pretende ser una gramática de la integración ni un inventario de comportamientos adquiridos/perdidos o evocados, sino comprender el alcance ontológico de esta reflexión en la medida en que el proceso de integración revelaría las estrategias para enfrentar al poder, a la asimilación y al control, sabiendo que nunca estaríamos al margen de una situación de riesgo. En este sentido, la propuesta de la presente investigación no responde solo a una argucia metodológica sino a la necesidad de describir un “momento estructural ontológico de la comprensión”. (Gadamer, H. G. 1977). PALABRAS CLAVE: INMIGRACIÓN, INTEGRACIÓN, CUERPO. I.- LA CUESTIÓN EPISTEMOLÓGICA. Sea cual fuere el registro desde el que se enuncie, el asunto de la integración de la inmigración latinoamericana en España (y no solo ésta) se ha topado con un obstáculo común: el de la diferencia entre los niveles de reflexividad que se producen en las instancias académicas así como en las administrativas e institucionales (políticas, planes, manuales de integración, e incluso en la legislación vigente) y la dinámica de la vida cotidiana de los inmigrantes latinoamericanos en España. Son dos planos de la realidad que no tienen nada que ver uno con el otro, y que producen tal disparidad que genera tensiones complejas (Aguirre, 2011) nunca resueltas, que se expresan en malestar (Arango, 2005), distancia (Zapata-Barrero y Pinyol eds, 2013) o franca incomprensión. Por la manera vertiginosa en la que la inmigración latinoamericana ingresa a España durante los primeros años del siglo XXI, el país receptor ejecuta su política de integración sobre hechos consumados.1 A la vez, este ingreso vertiginoso de la inmigración latinoamericana en España ocurre en un momento en que la política de inmigración de la Unión Europea inicia un proceso de endurecimiento -posterior a la resaca de 1 Entre otras razones esto es lo que explica la enorme disparidad de políticas de integración que se traducen en planes estatales, autonómicos y/o locales, a veces contradictorios, según diagnóstico realizado por Emilio Gómez Ciriano (2010) en Inmigración, Integración y Tercer Sector. Sobre el mismo tema también se puede consultar: Martínez de Lizarrondo Artola, Antidio. (2009). Políticas Autonómicas de Integración de Inmigrantes: la educación. Revista Española de Educación Comparada, número 15, año 2009, pág. 251-276. las libertades de circulación logradas a través del mercado único- que terminó en una severa restricción de la movilidad humana, con cierre manifiesto y/o tercerizado de fronteras internas y externas. Sin duda, el bloqueo fronterizo más riguroso desde la conformación de la UE. 2 En el plano académico, la reflexión en relación a los procesos de integración de los inmigrantes incorpora los conceptos de adaptación y asimilación que, aunque provienen de trayectorias históricas y culturales bien distintas a la española, en el contexto europeo tuvieron su corolario en Francia e influyeron en la concepción de los programas y planes de integración españoles. Por último, habría que señalar también que, en la España actual, los procesos de integración de los inmigrantes latinoamericanos están más en sintonía con la dinámica de los movimientos sociales y del tercer sector, que lo que se ha podido llegar a agenciar desde las distintas instancias administrativas. No obstante, encuentro que no es ocioso detenerse a analizar los alcances de los conceptos empleados y sus aplicaciones para caracterizar el sistema de representaciones que orienta los procesos de conocimiento en relación al fenómeno de la inmigración latinoamericana en España. Tengo que añadir que el recorrido que se hace no es ni con mucho exhaustivo sino que está centrado en los conceptos que se consideraron nodulares y que de alguna forma incrementaron el debate sobre su utilidad, aplicación y/o pertinencia en el contexto europeo y en España. Para tratar de entender los alcances y límites de la integración me detendré a examinarla en tres instancias distintas de reflexión: la académica, a través de los conceptos de asimilación/ adaptación y transnacionalidad; la instrumental, a través de dos documentos de la Unión Europea (Mipex e Indicadores Comunes) y, por último, el enfoque de integración empleado en el II Plan Estratégico de Ciudadanía e Integración (Peci 2011-2014), por considerarlo el primer esfuerzo claro de otorgarle unidad y coherencia a la gestión de la inmigración en España. La reflexión en el orden del marco legislativo que rodea los procesos de integración (incluida la legislación vigente) ha sido exhaustivamente trabajada por el Observatorio Permanente de la Inmigración3, por lo que solo haré desde aquí una referencia. La noción de asimilación que tuvo su origen y corolario en los procesos migratorios de Norteamérica ha sido repensada en función de la especificidad de los procesos migratorios europeos por Hartmut Esser caracterizándola a partir de diversos patrones: “la asimilación de 2 Para un estudio más detallado en relación al cierre de fronteras y los conflictos que se generan dentro de los procesos de integración de los inmigrantes en Europa se puede consultar KHADER, Bichara. Migraciones: ¿la UE cierra las fronteras del Sur? En: Papeles de Relaciones Ecosociales y cambio global. No. 112. Años 2010-11, páginas 101-122. 3 García Juan, Laura (2012). Gestión de las Políticas Públicas de integración de inmigrantes. Propuestas para un modelo de cooperación interadministrativa. Observatorio Permanente de la Inmigración. inmigrantes individuales, la homogeneización o la pluralización de la sociedad de destino, la asimilación segmentada o el surgimiento de redes transnacionales estables.” (Esser, 2010). Para este autor, “todos los procesos de inmigración suponen un cambio estructural en las condiciones institucionales y culturales para las acciones productivas, haciendo que ciertos recursos e inversiones sean más eficientes que otros para el logro de las respectivas metas culturales” (Ibidem, 2010). A pesar de que el autor caracteriza el proceso de inmigración como generador de cambios estructurales, concibe los procesos de inmigración como si partieran de una relación equidistante entre dos sociedades, donde la integración estaría vinculada desde el inicio a procesos de adaptación y acercamiento progresivo de distintas culturas. A partir de allí el autor identifica una lógica básica de comportamientos que configurarían los patrones típicos de integración durante varias generaciones. El presupuesto que soporta tal enfoque es el de considerar que la integración es una sucesión causal y progresiva de ciclos que se cumplen y prácticas que se incorporan. Otra perspectiva de análisis de los modelos de integración que se verifican en Europa es la que ofrece Eguzky Urteaga cuando señala que, desde la última década del siglo anterior, los países europeos “desarrollan programas de integración cívica para propiciar no tanto la integración sino la asimilación de los extranjeros” (Urteaga, 2010). Haciendo una salvedad en relación al inconveniente de hablar de asimilación ante el precedente histórico de la colonización, Urteaga, remitiéndose a los criterios de Doytcheva, señala que “persiste una confusión entre dos problemáticas distintas: el de un proceso de integración económica, social y cultural y el de la identificación [como] sinónimo de sentimiento de identificación nacional” (Urteaga, 2010). A pesar de que el autor reconoce la primera problemática como perteneciente al ciclo migratorio y la segunda como concerniente al proceso de diversificación multicultural de la sociedad, en ambos casos, la integración así entendida remite a procesos de acumulación y progreso (económico, social y cultural) a la vez que a la adquisición de rasgos identitarios: los de la sociedad de acogida. Por último me referiré a la idea de transnacionalidad (remesas, visitas, filantropía), como un “movimiento imparable de ida y vuelta que les permite [a los inmigrantes] mantener su presencia en ambas sociedades y culturas” (Portes, 2010). Desde esta perspectiva, los procesos de integración estarían vinculados a la capacidad de generar redes que potencian las actuaciones de los inmigrantes y la reproducción de los flujos migratorios a ambos lados de la frontera. En mi opinión, esto último, no se explica solo por las redes migratorias; en efecto, en algunas culturas Latinoamericanas la experiencia de la migración operó como constitutiva de las dimensiones económica, social y cultural de esas formaciones sociales y subsiste hasta la contemporaneidad en sus representaciones imaginarias.4 En el año 2004 la Unión Europea inició un proceso que suponía “desarrollar metas claras, indicadores y mecanismos que permitan establecer concordancias entre políticas de inmigración con procesos de integración y sobre todo evaluar el progreso de la integración y las políticas concomitantes” (European Union, 2011); de lo que se trataba era de implementar unos Principios Básicos Comunes de Integración. Solo un año después, la población latinoamericana en España se constituía en la más numerosa en relación a los inmigrantes provenientes de otras zonas geográficas residentes en España, modificando y definiendo la conformación demográfica de la población extranjera en la península. Se inicia así un proceso de búsqueda de indicadores comunes que permitirían unificar criterios a la hora de evaluar los resultados de la gestión de la inmigración. En efecto, se partió de cuatro áreas: empleo, educación, inclusión social y ciudadanía activa. La población sobre la cual se medirían estas áreas sería la residente regular, es decir, aquella que, sin ser ciudadano de la unión, contara con un permiso de residencia al momento de la encuesta. El resto simplemente no cuenta. Las dos primeras áreas aportarían la configuración socioeconómica de la población y las dos últimas harían referencia a la adquisición de ciudadanía y a la capacidad de representación por elección en diversas instancias administrativas, factores que se consideran claves para dar cuenta de los niveles de integración y el sentido de pertinencia logrado en las sociedades de acogida. Sin embargo, más allá de lo que se acuerda como indicadores de integración, encuentro especialmente significativo que no se haya logrado consenso a la hora de incorporar otros indicadores de integración como las habilidades lingüísticas, las experiencias de discriminación o el grado de confianza en las instituciones públicas. Otro instrumento que marca una pauta importante a nivel continental incluyendo como referencia a Norteamérica y que logra unificar criterios en relación a la posibilidad de medir los resultados de las políticas de integración es el MIGRANT INTEGRATION POLICY. Index III. En la edición española se desarrollan criterios que buscan abarcar nuevas dimensiones de los resultados de las políticas de integración implementadas. En efecto, el Mipex III incorpora otras áreas mejor vinculadas a la integración y se presenta como un instrumento que permitiría 4 Uno de los rasgos más significativos de la producción artística de algunas culturas precolombinas de la costa del Pacífico Sur Americano es el recurso de la representación de la dinámica de la vida cotidiana sobre medios de transportes marítimo (balsas). A pesar de todo lo que significó la conquista y la colonización, la práctica de la transportación se mantuvo como una constante hasta los inicios de la República, en el caso ecuatoriano. Para un acercamiento arqueológico al tema se puede consultar la obra de Jorge Marcos (2005). Los pueblos navegantes del Ecuador prehispánico. Quito: Abya-Yala. comparar, evaluar y mejorar las políticas de integración. A partir de un análisis comparativo entre 31 países, se detiene en las siguientes áreas sobre las cuales se elaboran los indicadores: mercado laboral, reagrupación familiar, educación, participación política, residencia de larga duración, acceso a la nacionalidad y antidiscriminación. Se verifica aquí una ampliación de los indicadores implementados, sin embargo, en tanto se trata de una herramienta de evaluación comparativa, la aplicación del instrumento supone la homologación de políticas de inmigración que responden a procesos históricos y culturales disímiles y que, como hemos visto, provienen de países con dinámicas de extranjería, antecedentes históricos y composiciones demográficas también bien diferentes.5 Un seguimiento detenido de cada uno de los indicadores (desbordante para los alcances de este artículo) permitiría determinar que tanto en los Indicadores Comunes como en el Mipex se está considerando la integración como un fenómeno volitivo y consciente (por ejemplo, cuando se valora el ejercicio de la ciudadanía por el grado de asociacionismo o cuando se requiere expresamente la voluntad de integrarse), perceptivo (por ejemplo, cuando se pregunta por la sentido de pertinencia o la percepción de seguridad en las sociedades de acogida) e informativo (cuando se indaga por el conocimiento de la historia local, la lengua, etc.). Los estudios cuantitativos que miden comportamientos solo conducen a la enunciación de criterios orientativos en relación a una norma, esto es, qué se espera de las personas, cómo deben de conducirse, qué nivel de conocimiento deben adquirir y qué se espera de ellos como ciudadanos. En mi opinión, lo que está detrás, es la consideración de una supuesta asincronía cultural, de ahí la exigencia de asociarse, sentirse e informarse. Aunque se reconoce el proceso de integración como bidireccional, sus resultados comprometen el criterio decisivo de un solo lado, es decir, del lado de quien toma las decisiones en relación al despliegue de la vida cotidiana de la población inmigrante (más aún, desde la implementación de los informes de integración para la obtención de la residencia y por tanto de los derechos de ciudadanía). Por último, atenderé a la definición de integración elaborada en el II Plan Estratégico de Ciudadanía e Integración (2011-2014) en su relación con las políticas de inmigración y la realidad social de la España actual. Este plan considera que la integración se puede entender 5 El reconocimiento de las limitaciones y los alcances del documento lo expresó uno de los expertos el día de su lanzamiento en Madrid cuando dejaba claro que lo único que podía hacer era medir las políticas y el marco legal en el que se desenvuelven los esfuerzos de integración, y no la integración misma; y esto es así –recalcó- por la imposibilidad de “ponerle carne” a los indicadores de integración. Haciendo una extensión de la perspectiva de análisis de Merleau-Ponty diría que la integración es ante todo un proceso intersubjetivo fundado en el saber del cuerpo, condición que la vuelve irreductible a las estadísticas. “como un proceso bidireccional de adaptación mutua y de acomodación, y que afecta al conjunto de la ciudadanía”. Esta concepción de la integración que –nos aclaran con un paréntesis- abarca solo la dimensión social, se desarrolla a partir de unas premisas (bidireccionalidad, responsabilidad compartida, coherencia de la administración pública, enfoque y aplicación integral y extensiva, transversalidad) y otros tantos principios: igualdad y no discriminación, ciudadanía, inclusión e interculturalidad -en el sentido de interacción positiva-. A partir de aquí el documento desglosa in extenso una serie de actuaciones que conducirían hacia la concreción de este proceso bidireccional de adaptación mutua. Sin embargo, en los últimos meses hemos asistido al desmontaje de la infraestructura institucional, actuaciones éstas que van en sentido contrario a lo que propone el plan. (Observatorio Permanente de la Inmigración, 2012); esto ocurre en un momento en que –en opinión de Laura García- “la integración de las personas inmigradas y su gestión por parte de las Comunidades cobra un protagonismo absoluto al ser ahora la administración autonómica la encargada de elaborar los informes de integración social, de asistencia a actividades formativas (esfuerzo de integración), de adecuación de vivienda, y de escolarización de menores exigibles en la práctica totalidad de los procedimientos que afectan a los extranjeros no comunitarios instalados en nuestro país”(Ibidem, 2012). Nunca antes el asunto de la integración como tema ocupó un espacio tan significativo inclusive a nivel de la legislación de extranjería y nunca antes los extranjeros residentes (con y sin papeles) estuvieron tan lejos de beneficiarse de las políticas de integración y acogida implementadas hasta hace poco en España, sobre todo desde la eliminación del Fondo de Apoyo a la acogida e integración de inmigrantes y el refuerzo educativo. Estamos instalados, pues, en una paradoja. Todo el recorrido hasta aquí realizado aunque no es exhaustivo sí permite determinar que los presupuestos epistemológicos sobre los que se fundan los procesos de conocimiento aquí referidos no han permitido atender al proceso de construcción de un nuevo tejido social anudado desde la singularidad histórica que signa los encuentros culturales no solo desde la colonización sino también por haber sido América destino del éxodo ibérico durante el primer tercio del siglo XX y en el presente. Es el carácter dialógico de estas narrativas lo que me invita a considerar el estudio de los procesos de integración de los inmigrantes latinoamericanos en España teniendo como premisa la noción de cuerpo, en tanto recurso que permitiría incorporar una nueva dimensión de esta realidad a la vez que aproximarnos a un nivel más cercano y verdadero en relación a lo que ocurre con los inmigrantes latinoamericanos en España. II.- EL CUERPO La opción por el cuerpo como recurso que nos permitiría acceder a otros planos de la realidad y establecer distintos niveles de análisis en relación con los agentes involucrados en los procesos de integración se funda en el reconocimiento de la superación del dualismo cartesiano a través de la incorporación de la experiencia como eje vertebrador de la existencia, en donde el cuerpo es sujeto a la vez que objeto. Es una opción que proviene precisamente de la voluntad de entender cómo se han construido los procesos de integración si los pensamos desde la singularidad de las narrativas implicadas. Esto supone tomar en cuenta la manera en la que se producen las experiencias y las vivencias de integración de los inmigrantes latinoamericanos en España así como la revisión de los fundamentos mismos del proceso de conocimiento. Esta nueva orientación de la investigación puso en primer plano el cuerpo como el recurso irrenunciable en el que estas relaciones, construcciones y experiencias ocurren. Permitió también ir más allá de lo propiamente sociológico en la medida en que desplaza el interés por los efectos de los fenómenos en el orden de lo social para preguntarnos sobre la forma en la que se construyen los procesos de integración y cuál es la especificidad de tal construcción. En este sentido, es la propia investigación la que impone el ejercicio de un juicio crítico en relación al acto de investigar y sus fundamentos en un momento en el que se vuelve irreversiblemente frágil la institucionalidad democrática (a la vez que se consolidan otras en Latinoamérica) y con ella las políticas de integración implementadas. La pregunta sobre la integración en la España actual está instalada en un eje crítico y confrontarla supone un esfuerzo que esté en correspondencia con tal situación. La opción por la dimensión fenomenológica del cuerpo –entonces- se vuelve un imperativo del propio proceso de investigación, en tanto lo experiencial y lo vivencial se convierten en los recursos que permiten navegar indistintamente por los intersticios de una realidad que no se podrá ver más como exterioridad sino que se construiría en el ejercicio de la propia práctica investigadora. Es la obra de Merleau-Ponty la que marca un antes y un después en el abordaje fenomenológico del cuerpo. En efecto, Merleau-Ponty se detiene a investigar cómo opera en el cuerpo el fenómeno de la percepción. El cuerpo, para Merleau-Ponty, no remite solo a su dimensión física sino que se va construyendo a medida que transcurre su propia vivencia, lo cual tiene implicaciones epistemológicas contundentes: el proceso de conocimiento no es anterior al conocimiento mismo sino que deviene en actividad que opera como la fuente misma del conocimiento (Merleau Ponty, 1975); en este sentido, el proceso de conocimiento puede considerarse como el resultado de una manera especial de organizar la experiencia. Es lo que Valera ha dado en llamar el enfoque enactivo, que elabora a partir de “la creciente convicción de que la cognición no es la representación de un mundo pre dado por una mente pre dada sino la puesta en obra [el subrayado es mío] de un mundo y una mente a partir de una historia de la variedad de acciones que un ser realiza en el mundo” (Valera, 2011). El cuerpo –entonces- hace posible abrir nuevas rutas de interpretación de lo social a través del prisma de la integración. Para efectos de este artículo, me detendré solo en un par de conclusiones parciales de los aportes más significativos de Merleau Ponty: el primero consiste en considerar que la más elemental percepción está siempre cargada de sentido y, el segundo, se refiere a la capacidad del cuerpo de anticiparse a un estímulo físico y dibujar la forma en que se percibirá en el futuro (Merleau Ponty, 1975). Son dos principios que -desde su enunciación- han sido estudiados desde distintas disciplinas pero de manera especial desde el arte pues permiten explicar el fenómeno de la sinestesia como un recurso que da cuenta de una cierta autonomía de los procesos de creativos y de sus resultados respecto de la voluntad de los ejecutantes. Autonomía que, ciertamente, no puede ser aprehendida desde la palabra dicha sino que tendrá que cedérsele espacio al propio cuerpo para que se pronuncie en relación a sí mismo.6 Entonces, las implicaciones de esta opción epistemológica en la configuración de las técnicas de investigación pasa por considerar la posibilidad de examinar los procesos de integración de los inmigrantes latinoamericanos en España segmentando la unidad mínima de análisis (de observación) como una puesta en escena, esto es, “poniendo en relación, en un espacio y tiempo dados, diversos materiales (sistemas significantes) en función de una mirada sincrónica de todos los sistemas, cuya interacción produce sentido” (Pavis, Patrice 20117) para el observador que co-crea el resultado final y que se convierte en componente activo de la puesta. 6 Esta línea de investigación abierta desde las prácticas artísticas en Norteamérica se puede examinar a partir de la obra de Stive Paxton quien incorpora la noción de “thinking body” y formula con ella una nueva técnica y género danzarios que se conocen como Contact Improvisation donde el cuerpo desaparece como individualidad y se construye a sí mismo desde la acción colectiva. El Contact no es solo una experimentación danzaria, puesto que se aplica en ámbitos de lo social que están más allá de las instituciones artísticas; en este sentido y, para los alcances de esta investigación, puede entendérselo como una técnica que explica el fundamento de lo colectivo como principio de construcción del sujeto, dentro de la tradición occidental. 7 Posestructuralista francés introducido en Cuba a finales en los noventa a través de la Revista Criterios (y los encuentros de debate en los que participaron Pavis y otros) dirigida por Desiderio Navarro. http://www.criterios.es/revista/30.htm Ahora bien, la unidad mínima de observación -dice Pavice- depende también del sentido global en el que está inmerso. En mi opinión, es la inobservancia de esto último, o sea, la asignación del sentido global, lo que explica el carácter reduccionista de ciertas investigaciones que aplican esquemáticamente el modelo actancial, para finalmente desarrollar la investigación sobre la base de una sumatoria de signos sin más. Para salvar esta dificultad es necesario –dice Pavis- “tomar de la fenomenología la idea de que es necesario asociar al sujeto que percibe con la estructuración del objeto percibido” (Pavis, 1998). Para efectos de determinar la singularidad de la articulación de signos en distintos niveles de análisis teniendo como eje la noción de cuerpo, la investigación incorporaría tres instancias del gesto, según Pavis: 1) como acción singular (que el autor denomina propiamente como gesto, y que en esta investigación está asociado al vínculo textual del signo), 2) como sistema coherente de maneras de ser (gestualidad, o vínculo discursivo) y 3) como actitud respecto a los demás (gestus, o vínculo narrativo). A partir de las posibilidades del gesto corporal lo que hace Pavis es instrumentalizar el análisis del funcionamiento del signo para determinar qué tipo de operaciones cumple en los procesos de interacción humana. Ahora bien, no se trata solo de describir estos registros sino ante todo de determinar cuáles son las condiciones de producción en las que cada uno de ellos aparece.8 En cada una de estas instancias el espacio y el tiempo se constituyen en dimensiones que se instauran desde lo corporal. Para Merleau-Ponty el espacio es tan existencial como la existencia espacial. Otra vez lo experiencial, pero ahora, argumentado desde el principio de que toda percepción adquiere por sí misma una significación. Para Merleau-Ponty “un solo movimiento [del cuerpo] puede proyectar a su alrededor unos mundos que ocultan al observador la objetividad (…) destacando estos mundos sobre el fondo de un único mundo natural” (Merleau Ponty, 1975). Desde este punto de vista es posible pensar la lógica del despliegue espacial no 8 El intento de trasladar los recursos del lenguaje teatral para explicar la dinámica de lo social tiene una importante tradición en la sociología. Duvignaud, por ejemplo, intentó explicar ciertos fenómenos sociales equiparándolos con los actos dramáticos. Para Duvignaud, “una ceremonia cualquiera [un mitin político, un entierro, un desfile, una batalla, una coronación], que no es sino una especie de teatro espontáneo en todos los niveles de la experiencia (…), debe ser interpretada como un drama” (Duvignaud, 1965). De otra parte, desde la semiología clásica occidental, la adaptación de los recursos metodológicos en función de las exigencias y complejidad de las tradiciones no occidentales para examinar las dinámicas interculturales y “captar la otra cultura desde su interior” (Pavis, 1998), tampoco es un procedimiento nuevo. Por último, en la vertiente antropológica, el punto de referencia más visible es -sin duda- la obra de Barba y el International School of Theatre Antropology, activo desde 1980. Barba incorpora el concepto de tercer teatro ante la imposibilidad de fragmentar en Latinoamérica las expresiones de la cultura popular tradicional y la dinámica social del hecho teatral tal como lo conoce occidente. Por último, es imprescindible la obra de Erving Goffman, por el recorrido etnográfico de lo social desde la dramaturgia occidental. como consecución geométrica, progresiva o en profundidad, sino como construcciones que son la resultante de fuerzas en tensión, súbitas en su génesis e imprevisibles en su desarrollo.9 La vertiente semiológica de la investigación nos permitiría conocer qué es lo que el cuerpo tiene que decir respecto de sí mismo, arrojado a la circunstancia de la integración. Sin embargo, para no reducir la investigación a una suerte de gramática del gesto, es imprescindible cruzarla con la perspectiva de análisis antropológica que permitiría examinar los procesos de integración con un recorrido etnográfico que permita al investigador colocarse “él en el centro del relato y hace[r] explícitas sus reflexiones” (García Canclini, 2004). Para desarrollar esta segunda perspectiva de análisis propongo abordar el recorrido antropológico del cuerpo que Velasco Maillo introduce en su obra Cuerpo y espacio, donde incluye la noción de in-corporación como “un modo peculiar de objetivación, un modo que viene definido, nombrado, por el soporte”; explicando el proceso a través de la perspectiva de los tres cuerpos: el cuerpo individual o “aquello con lo que se engarza el sentido de ser uno mismo, una experiencia y una conciencia que vienen dadas desde la cultura”; el cuerpo social, en tanto “proyección del cuerpo a otros ámbitos y otros órdenes, (…) [que] en las sociedades complejas toma entidad en las corporaciones e instituciones”; y el cuerpo político, “aquel que es incitado al deseo por la acción del poder, (…) una acción “que provoca la reivindicación del cuerpo contra el propio poder” [la cursiva es mía]. (Velasco, 2008: 67, 59, 61, 64). III.- INMEDIATEZ vs OBLICUIDAD. Es la manera en la que se organiza y se construye la vida cotidiana de los inmigrantes latinoamericanos en España lo que, en mi opinión, nos podría dar los elementos que nos permitan determinar cómo se entrecruzan las narrativas construidas desde la singularidad histórica que signa los encuentros y los diálogos culturales. No se trata aquí de desconocer los aportes logrados que dan cuenta de distintas dimensiones de los procesos de integración (desde la configuración de los procesos identitarios colectivos, desde las formas de ejercer la ciudadanía o desde la evaluación de las percepciones sobre las políticas de integración aplicadas), sino de incorporar una nueva dimensión construida desde los intersticios de lo social y desde la propia experiencia de la integración que –ciertamente- no se explica a partir de un 9 Quien haya asistido a los instantes que preceden a una redada de extranjeros indocumentados sabrá bien que la intensidad de las fuerzas en conflicto que enfrenta unos cuerpos con otros directa y frontalmente, es de tal magnitud que el espacio, organizado íntegramente en función del acontecimiento, se vuelve impenetrable al margen de lo que ocurre. Son cuerpos obligados a escenificarse y que, paradójicamente, recurren a la máxima tensión para procurar la mínima expresión del gesto. Es un juego de cazador/cazado en el que todos saben muy bien qué es lo que ocurre. acto de voluntad, ni es el resultado de una participación social consciente y menos aún de un quantum de información; esto es, no remite al número de veces en que los inmigrantes usamos los servicios sociales (educación, salud, vivienda) ni a cuántas asociaciones estamos inscritos o a la capacidad de ser elegido para cubrir distintas instancias dentro de la democracia representativa. Es más, ninguno de nosotros podría enunciar de manera absoluta y concluyente las razones de por qué está aquí, por lo que averiguar las causas y las consecuencias de la migración –desde esta perspectiva- resulta francamente inútil (sobre todo cuando se sabe que la precariedad de los indicadores macroeconómicos de los países expulsores no está en correspondencia directa con el volumen de emigrantes). Mi propuesta –entonces- consiste en detenerse a observar -y experimentar- cómo se va construyendo esa cotidianidad del inmigrante desde este examen casi microscópico de operar el cuerpo, determinar cómo es la disposición del espacio y el tiempo en el decurso de la vida cotidiana de los inmigrantes, qué mecanismos operan como integradores y cuáles como desintegradores. Por la forma en la que se organiza la vida cotidiana y a partir de un acercamiento inicial es posible determinar que la vida de los inmigrantes latinoamericanos en España está marcada por la tensión resultante de dos campos que se oponen: la inmediatez de lo cotidiano (el uso de la menor cantidad posible de recursos temporales y espaciales que buscan el máximo resultado y cuyo sentido se consume en su realización), y la vivencia oblicua (desarticulación de la lógica espacial por pérdida de la progresión causal)10. El primero responde a la lógica de la practicidad (trabajar, acumular y enviar) y el segundo a la lógica de la contingencia (respuesta ante situaciones límite que no remiten a relaciones causa efecto y que suponen una apropiación fragmentada del espacio). Son campos que se oponen y que rompen con toda narrativa lineal. En la confrontación de ambos campos se explicaría la paradoja y el misterio de la integración si la entendemos como un proceso que –en su propia constitución- descubre también los signos de su desintegración. 10 El término es acuñado por Lezama Lima en el intento de encontrar las claves de expresión de lo latinoamericano. Fue objeto de múltiples definiciones en distintos ensayos. Aquí puede entendérselo también como el “rompimiento de toda causalidad en la conducta” o bien “ethos de la experiencia de lo incondicionado para llegar al contrasentido” (Lezama, 2010). Sin embargo, hay una imagen que está más en sintonía con la lógica de construcción de este texto y que Lezama desarrolla en su ensayo Las imágenes posibles: “Se esperaba el verbo y reaparece el silencio ¿es la fea inexpresividad? Nada de eso, los mineros continúan encantados ante aquel discurso sin palabras…” Así, el misterio de la integración (expresado en malestar, brecha, incomprensión, distancia) habría que descifrarlo desde la diversidad de sentidos dados por la pluralidad de las culturas involucradas, sospechando de lo enunciado como manifiesto y atendiendo a las distintas dimensiones de expresión del cuerpo como registro irrenunciable desde el que se define la paradoja de la (des)integración. IV.- POST SCRIPTUM. La gestión de la integración (y no solo la que me ocupa) se ha concentrado ante todo en la implementación de mecanismos externos de adaptación, asimilación y control; pero no estamos únicamente frente a eventos que suponen una sucesión lineal, causal y progresiva sino ante acontecimientos donde lo imprevisto, lo incondicionado y el sin sentido también tienen lugar y pueden generar mecanismos internos de autoorganización, al margen de cualquier intervención. Se trata ante todo de pensar los procesos de integración desde la capacidad que tiene el cuerpo para develar otros sentidos de los procesos de integración. Desde este punto de vista, las propiedades hermenéuticas del concepto cuerpo se fundan en una disposición para escucharlo antes que atribuir significados a formas de comportamientos observadas como exterioridad. Por eso es que no es posible pensar la integración al margen de la propia experiencia vivida pues es ella misma la que viabiliza la construcción del conocimiento. Valera, apelando a una cita de Johnson, ilustra muy bien los alcances y las implicaciones hermenéuticas del concepto cuerpo a la hora de asignarle un sentido a los procesos de conocimiento: “el significado [–dice Johnson-] incluye modelos de experiencia corporizada y estructuras preconceptuales de nuestra sensibilidad (como nuestro modo de percibir, o de orientarnos, y de interactuar con objetos, acontecimientos o personas). Estos modelos corporizados no son íntimos ni se restringen a la persona que los experimenta. Nuestra comunidad nos ayuda a interpretar y codificar muchos modelos de sentimiento [el subrayado es mío]. Se convierten en modalidades culturales compartidas de experiencia y ayudan a determinar la naturaleza de nuestra comprensión significativa y coherente de nuestro mundo” (Valera, 2011). En esta misma línea de reflexión me permito señalar que esta investigación no pretende ser una gramática de la integración ni un inventario de comportamientos adquiridos/perdidos o evocados, sino que intentaría comprender el alcance ontológico de esta reflexión en la medida en que el proceso de integración revelaría las estrategias para enfrentar al poder, a la asimilación y al control, sabiendo que nunca estaríamos al margen de una situación de riesgo. En este sentido, la propuesta de la presente investigación no responde solo a una argucia metodológica sino a la necesidad de describir un “momento estructural ontológico de la comprensión”. (Gadamer, H. G. 1977). Así pues, los procesos de integración nos conducirían hacia los procesos de construcción de las subjetividades implicadas. BIBLIOGRAFÍA Acha, Juan; Colombres, Adolfo y Escobar, Ticio (1991). Hacia una teoría americana del arte. Buenos Aires: Ediciones del Sol. Aguilar García, Teresa (2011). Cuerpo y texto en la cultura occidental. Madrid, Devenir. Aguirre Calleja, Ana Cristina. (2011). Repensando Europa: “Lo colectivo” como tensiones complejas entre relaciones móviles. Revista CIDOB de Asuntos Internacionales. No. 95, septiembre, pp. 125-137. Aja, Eliseo (2012). Inmigración y democracia. Madrid, Alianza Editorial. Aparicio Gómez, Rosa y Tornos Cubillo, Andrés (2010). Las asociaciones de inmigrantes en España. Una visión de conjunto. Madrid: Ministerio de Trabajo e Inmigración. Subdirección General de Información Administrativa y Publicaciones. Arango, Joaquín (2005). Dificultades y Dilemas de las Políticas de Inmigración. En: Arbor. CLXXXI 73 Mayo-Junio, pp. 17-25. Ayuso, Anna y Pinyol, Gemma. Editoras (2010). Inmigración latinoamericana en España. El estado de la investigación. Barcelona: Centro de Estudios y Documentación Internacionales de Barcelona (CIDOB). Bajtin, Mijail (1974). La cultura popular en la edad media y renacimiento. Barcelona, Barral. Baumann, Gerd (2010). El enigma multicultural. Un replanteamiento de las identidades nacionales, étnicas y religiosas. Barcelona, Paidós. Bauman, Zygmunt. (2006). Confianza y temor en la ciudad. Vivir con extranjeros. Barcelona: Arcadia. Benencia, Roberto, Herrera Lima, Fernando F. y Levine, Elaine Coords (2013). Ser migrante latinoamericano, ser vulnerable, trabajar precariamente. Barcelona: Anthropos. Berger, Peter L. y Luckmann, Thomas (2012). La construcción social de la realidad. Buenos Aires: Amorrortu. British Council y Migration Policy Group (2011). Migrant Integration Policy Index III. España. Bruselas, British Council y Migration Policy Group . Cachón Rodríguez, Lorenzo (2008). La integración de y con los inmigrantes en España: debates teóricos, políticas y diversidad territorial. En: Política y Sociedad, Volumen 45 Número 1, pp. 205-235. _______________________ (director) et al. (2011). Inmigración y conflictos en Europa. Aprender para una mejor convivencia. Barcelona, Editorial Hacer. Castro-Gómez, Santiago y Mendieta, Eduardo (1998). Teorías sin disciplina: latinoamericanismo, poscolonialidad y globalización en debate. Edición de Santiago Castro Gómez y Eduardo Mendieta. México: Miguel Ángel Porrúa. Certeau, Michel de (2000). La invención de lo cotidiano I. Artes de hacer. México: Universidad Iberoamericana. Comisión Europea (2011). Comunicación de la Comisión al Parlamento Europeo, al Consejo, al Comité Económico y Social Europeo y al Comité de las Regiones. Agenda Europea para la Integración de los Nacionales de Terceros Países. Bruselas, Comisión Europea. Danto, Arthur (1999). El cuerpo/el problema del cuerpo. Madrid, Síntesis. Duch, Lluis. (2002). Antropología de la vida cotidiana. Simbolismo y salud. Madrid, Trotta. Duch, Lluis y Mélich, Joan-Carles (2005). Escenarios de la corporeidad. Antropología de la vida cotidiana 2/1. Madrid: Trotta. Dumoulié, Camille et Riaudel, Michel (2008). Le Corps et ses traductions. Paris, Editions Desjonquères. Duvignaud, Jean. Sociología del teatro. Ensayo sobre las sombras colectivas. Fondo de Cultura Económica. México: 1966 Escobar, Ticio (2007). Cultura e Integración: el compromiso de los conceptos. Disponible en: http://www.redinterlocal.org/Cultura-e-integración-el Esser, Hartmut. ¿Requiere la “nueva” inmigración de una “nueva” teoría de la integración intergeneracional? (2006). Disponible en: http://estudiosdeldesarrollo.net/coleccion_america_latina/repensando/Repensando_11re quiere.pdf Esteban, Mary Luz (2004). Antropología del cuerpo. Género, itinerarios corporales, identidad y cambio. Barcelona: Edicions Bellaterra. European Commission (2011). Indicators of Immigrant Integration. A Pilot Study. Luxembourg, Office of the European Union. Foucault, Michel (2008). Un diálogo sobre el poder y otras conversaciones. Madrid: Alianza Editorial. ______________ (2009). Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión. Madrid: Siglo XXI. Fourth European Ministerial Conference on Integration (2010). Integration as a driver for development and social cohesion. Zaragoza: Presidencia Española de la Unión Europea. Gadamer, Hans Georg (1977). Verdad y Método: fundamentos de una hermenéutica filosófica. Salamanca: Sígueme. García, Esteban Andrés (2009). Fenomenología del cuerpo vivido y filosofía del viviente (M. Merleau-Ponty y G. Canguilhem). Acta Fenomenológica Latinoamericana. Volumen III. Círculo Latinoamericano de Fenomenología. Lima, Pontificia Universidad Católica del Perú. Morelia, México, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Pág. 523-538. García Canclini, Néstor (2001). La globalización imaginada. Buenos Aires: Paidós. ____________________ (2004). Diferentes, desiguales y desconectados. Mapas de la interculturalidad. Barcelona: Gedisa. ____________________ (2010). La sociedad sin relato. Antropología y estética de la inminencia. Buenos Aires: Katz Editores. _____________________ (2001). “Economía y cultura: los países latinos en la esfera pública transnacional”. Disponible en http://www.campus- oei.org/tres_espacios/icolquio11.htm _____________________ (2009). “La híbridas?”. Disponible en: globalización: ¿productora de culturas http://w.hist.puc.cl/historia/iaspmla.html ______________________, Coordinador (2011). Conflictos Interculturales. Barcelona, Gedisa. Goffman, Erving (1973). La mise en scène de la vie quotidienne. La présentation de soi. Paris, Les Editions de Minuit. ______________ (1973). La mise en scène de la vie quotidienne. Les relations en public. Paris, Les Editions de Minuit. Herrera Carassou, Roberto (2006). La perspectiva teórica en el estudio de las migraciones. México, Siglo XXI. Foro para la Integración Social de los Inmigrantes (2011). Informe sobre la situación de la Integración Social de los Inmigrantes y Refugiados en 2011. Madrid, Ministerio de Trabajo en Inmigración. Irizar, Liemi (2011).”Pensar el cuerpo”. Ponencia presentada en las X Jornadas de la escuela Lacaniana de Psicoanálisis: Cuerpos escritos, cuerpos hablados. Zaragoza, 1920 de Noviembre. Inédito. Khader, Bichara (2010-11). Migraciones: ¿La UE cierra las fronteras del Sur? En: Papeles de relaciones ecosociales y cambio global. Año: 2010-2011, número 112, pp. 101-122. König, Hans-Joachim (1998). El indio como sujeto y objeto de la historia latinoamericana. Madrid, Iberoamericana. Le Breton, David (2011). La Sociología del Cuerpo. Buenos Aires: ediciones Nueva Visión. Lezama Lima, José (2010). Escritos de Estética. Madrid, Editorial Dykinson, S. L. Lucas, Javier de y Torres, Francisco (2002). Inmigrantes: ¿cómo los tenemos? Algunos desafíos y (malas) respuestas. Madrid: Talasa Ediciones. Martí, Josep y Aixelá, Yolanda; Coordinadores (2010). Desvelando el cuerpo. Perspectivas desde las ciencias sociales y humanas. España: Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Institución Milá y Fontanals. Editorial Alta Fulla. Merleau Ponty, Maurice (1975). Fenomenología de la percepción. Barcelona: Ediciones Península. Nasio, J.D. (2008). Mi cuerpo y sus imágenes. Buenos Aires, Paidós. Observatorio Permanente de la Inmigración (2012). Gestión de las políticas públicas de integración de inmigrantes. Propuestas para un nuevo modelo de cooperación interadministrativa. Trabajo de Investigación realizado por García Juan, Laura y García Abogados. Valencia, Ministerio de Trabajo e Inmigración. Pavis, Patrice (2011). El análisis de los espectáculos. Barcelona: Paidós. Portes, Alejandro y DeWind, Josh (2010). Un diálogo transatlántico: el progreso de la investigación y la teoría en el estudio de la migración internacional. International Migration Review: Avances conceptuales y metodológicos en el estudio de la Migración Internacional. Disponible en: http://www.estudiosdeldesarrollo.net/coleccion_america_latina/repensando/Repensando _1undialogo.pdf Quijano, Aníbal. (2000). Colonialidad del Poder, eurocentrismo y América Latina. Disponible en: http://www.cholonautas.edu.pe/modulo/upload/Anibal%20Quijano.pdf Revilla Blanco, Marisa y Gómez Johnson, Cristina (2012). Caminos de ida y vuelta. Redes, migración y desarrollo. Madrid, Catarata. RETIS, Jéssica (2006). La construcción social de la inmigración latinoamericana. Discursos, imágenes y realidades. Disponible en: http://alhim.revues.org/index1352.html Ribas Mateos, Natalia (2004). Una invitación a la sociología de las migraciones. Barcelona, Bellaterra. Ministerio de Trabajo e Inmigración (2011). Plan estratégico de Ciudadanía e Integración (2011-2014). Madrid, Dirección General de Integración de los Inmigrantes. Urteaga, Eguzky (2010). Los modelos de integración en Europa. En: Edición electrónica de la Revista Nómadas. Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas. Vol 26, Número 2, pp. 1-14. Valera, Francisco J., Thompson, Evan y Rosch, Eleanor (2011). De cuerpo presente. Las ciencias cognitivas y la experiencia humana. Barcelona: Gedisa. Velasco Maíllo, Honorio M (2008). Cuerpo y espacio. Símbolos y metáforas, representación y expresividad en las culturas. Madrid: Editorial Universitaria Ramón Areces. Villalba Augusto, Cristina y Álvarez Nacho, Lucena (2011). Cuerpos políticos y agencia. Reflexiones feministas sobre cuerpo, trabajo y colonialidad. Granada, Universidad de Granada. i Todos los criterios aquí vertidos son de absoluta responsabilidad de la autora y no comprometen para nada la posición del Estado ecuatoriano, sus instituciones, ni la del gobierno de la República del Ecuador.