EL PLAN DE INCLUSIÓN SOCIAL Y SUS IMPLICANCIAS EN EL TRABAJO DEL MEDIO RURAL1 Galli María Carolina2 Resumen A partir del año 2003, como producto de la profunda crisis generada en el país, el Gobierno de San Luis pone en marcha el Plan de Inclusión Social, con el objeto de generar la cultura del trabajo. En el medio rural los pequeños productores se inscribieron masivamente. En esta investigación se analiza las interpretaciones locales que se desprenden del “trabajo” en el plan y se describen las acciones que van flexibilizando o resistiendo los beneficiarios en función de sus intereses y sus capacidades. También se analiza cómo el plan afecta el mercado de trabajo. Y los motivos que orientan o movilizan los productores para tratar de incorporarse al plan. A la voz de los entrevistados, el Plan vino a salvar un momento de crisis profunda, a modificar los hábitos de consumo y el acceso a bienes. Marca el acostumbramiento a una paga mensual con una contraprestación muy cuestionada y a la creación de una cultura distinta. Todo esto poniendo en la voluntad del beneficiario la salida del Plan y su incorporación al trabajo genuino. Esta propuesta ha generado cambios profundos que bien pueden ser enmarcados en la “nueva ruralidad”. PALABRAS CLAVE: Planes sociales- contraprestación – trabajo- mercado de trabajo- nueva ruralidad Índice Pág. Introducción …………………..…………………… ……….…………..………… ……. ……….. 2 Redefiniendo el concepto “trabajo”……………..………………………………… …………….. 4 El PIS y su influencia en el mercado de trabajo tradicional local……………… ……………… 7 Los que no entraron al plan y quieren hacerlo………………………………… ……..………… 10 Conclusiones ………………………………………………………………… ………..…………. 12 Bibliografía………………………………………………………………………………………….. 13 1 Son resultados parciales de la investigación que se está evaluando en el marco de la Tesis “Implicancias de los planes de empleo en el medio rural” de la Maestría en Estudios Sociales Agrarios de FLACSO/Sede Argentina" Ing. Agr. INTA – Agencia de Extensión Rural de Concarán: Agencia de Extensión Rural de Concarán, dependiente de la EEA INTA San Luis - mail: [email protected] 2 El Plan de Inclusión Social y sus implicancias en el trabajo del medio rural “...nunca vamos a desmerecer el plan porque nos ha dado muchas oportunidades, es trabajar, se trabaja de otra manera... “ Introducción El Plan de Inclusión Social “trabajo por San Luis” (en adelante PIS o simplemente plan) es un programa asistencial tendiente a disminuir los efectos del desempleo originados por la apertura económica y la flexibilización laboral. Es un plan pensado y diseñado para la áreas urbanas que se implementó en toda provincia de San Luis a partir de junio del año 2003. El único requisito de ingreso es ser mayor de 18 años y cumplir una contraprestación mensual de 7 horas diarias (menos los días sábados, domingos y feriados). La ayuda social equivale a 520 peso mensuales y es abonada en “cheques” o bonos de valor 20 pesos cada uno. Estos “cheques de inclusión” son cambiados en las dependencias de lo que fue el banco de la provincia de San Luis, hoy Banco Supervielle; o directamente se intercambian en casi todos los comercios locales. Por otra parte cada beneficiario, no así su grupo familiar, tiene la obra social DOSEP (Dirección de Obra Social del Estado Provincial), cobertura de la Aseguradora de Riesgos de Trabajo y le otorgan 15 días de vacaciones durante el mes de enero. En el PIS la ocupación tiene una aparente continuidad ya que el beneficio no vence, tal como sucede por ejemplo en Córdoba donde al cabo del año la prestación cesa; pero sigue siendo una ocupación con carácter transitorio ya que no se computa la antigüedad ni la jubilación. A los fines de la medición del desempleo, los planes sociales suelen enmascarar la situación real del mercado de trabajo ya que se los considera “ocupados” aunque la ocupación sea transitoria, no tengan seguridad social completa y no reciban como retribución un salario sino una ayuda o beneficio. La puesta en marcha del plan ha determinado una mejora sustancial en los indicadores de empleo. En el plazo de un año el indicador de desempleo cayó del 11.7% al 3% (aglomerado San Luis y El Chorrillo INDEC 2004) Sin embargo si se los considera desocupados a los beneficiarios de planes de empleo la tasa de desocupación aumenta considerablemente y pasa del 3% al 26.9% (Olguín, Bussetti, Páez: 2005). El PIS es un subsidio con contraprestación de servicios y no necesariamente un trabajo. En la teoría Marxista, el sistema capitalista de producción determina siempre la explotación del obrero, manifestada a través de la apropiación del plusvalor como legitimo derecho del propietario privado. En este sentido, en el plan no existe la diferenciación entre trabajo como valor de uso y trabajo abstracto tal como se lo define el funcionamiento del modo capitalista. Tampoco el “trabajo” que se desarrolla en el PIS se relaciona íntegramente con la definición que realiza Neffa acerca del trabajo humano: “El trabajo humano es una actividad que no solo requiere el despliegue del esfuerzo físico de las personas. Tiene dimensiones cognitivas (...) un saber hacer acumulado. Las dimensiones síquicas son también necesarias pues se trata de un hecho social realizado siempre en relación con otros (...) y además porque en el acto de trabajar se ponen de manifiesto sus competencias (...) y las capacidades de adaptación y de resistencia de que disponen los trabajadores para hacer frente a los desafíos cotidianos que les plantea cada forma específica de la actividad” (Neffa 2003). Sin embargo el PIS, depende del Ministerio de la Cultura del Trabajo, programa donde se destinan casi el 16% del presupuesto total provincial y donde actualmente “trabajan” 32.000 personas. Es así como las contradicciones que surgen en el término trabajo están implícitas en la misma política implementada; pero también el “trabajo del plan” tiene definiciones propias que surgen de los mismos beneficiarios. Dijimos que esta política asistencial se implementó tanto en la zona urbana como en la zona rural. Específicamente en la zona donde se desarrolla el presente trabajo de investigación hay un total de 730 beneficiarios de los cuales 330 son habitantes de espacios rurales. 2 Estos últimos realizan diversas actividades agropecuarias y ocupaciones no tan agrarias. Dentro de las primeras, podemos identificar como actividad principal la cría extensiva de ganado bovino. Actividad que generalmente realizan a campo abierto en las áreas de sierra (se estima que el 60 % de la superficie está sin alambrar) y ésta situación tiene su implicancia tanto en el sistema de manejo como en una agricultura a tiempo parcial. En menor medida, y en las áreas con posibilidades de riego se combina el cultivo de alfalfa para fardos o en algunos caso maíz. Por otra parte la actividad caprina también se desarrolla en la zona aunque últimamente ha sufrido una importante trasformación debido a factores tales como: i) disminución de majada y su incidencia con el mercado y con el turismo, ya que hay una tendencia a reemplazar la figura del chiveros tradicional ligado al frigorífico por intermediarios ligados al turismo con faena clandestina ii) incompatibilidad con la agricultura: falta de infraestructura adecuada para la contención de los animales ante la presión agrícola en las áreas con posibilidad de siembra iii) cierre de campos y iv) variación en el número de integrantes por familia y su correlación con el tamaño de la majada. Las actividades que vimos son actividades que se desarrollan en el interior de la explotación agropecuaria, pero también se realizan trabajos agrarios extraprediales. En cuanto a las actividades no agrarias son absolutamente escasas, en algunos casos hacen o hicieron trabajos de albañilería (pero no necesariamente se ocupan en el medio rural más bien viajan o han viajado a la zona urbana para realizarla) y en el caso de las mujeres limitadas oportunidades de hacer servicio domésticos, cuidados de niños o viejos, y atención de pequeñas proveedurías. En cuanto a los actores rurales, también existe una gran heterogeneidad. A los fines de poder describirla y sin pretender discutir ni el término campesino ni la estrategias de cada situación construimos una simple de tipología3 teniendo en cuenta los aspectos más generales del área: a) rural de subsistencia: pobladores del medio rural que no tiene acceso tierra 4 su actividad agraria es de recolección y autoconsumo y principalmente venden su fuerza de trabajo b) productores y asalariados o semiproletario campesino: donde se combina trabajo familiar en predios pequeños no mayores de las 100 has y muy poca hacienda y cuyos ingresos principales se obtiene también fuera del predio c) productor no capitalizado o campesino parcelario: donde los procesos de diferenciación no son intensos y cuya dotación de recursos es variable con una superficie de hasta 1000 has con menos de 100 vacas madres, y en menor medida, d) productores capitalizados o en vías de capitalizarse: generalmente nuevos actores que se incorporaron al medio rural con una lógica distinta de acumulación y de pretensiones, y que justamente por eso, no los catalogamos con el término tradicional de farmer5 Como vemos esta configuración de actores y el tipo de actividad predominante genera un mercado de trabajo agrario no tan dinámico y no tan demandante de mano de obra. Además como bien señalan Forni y Neiman (1993) en el caso particular de la ganadería no se han operado cambios productivos de importancia que puedan impactar sobre la demanda de empleo y las características de los trabajadores demandados. Por estas razones se mantiene la baja densidad ocupacional típica de estas áreas y con mano de obra de baja calificación. En este sentido cuando hablamos de mercado de trabajo no solo hacemos referencia al tipo de actividad agropecuaria o al volumen de empleo requerido; sino que, en concordancia con la investigación de Aparicio y Benencia entendemos también aquí al mercado de trabajo como un proceso, como una institución social, con actores, sujetos con historia, con identidades que pueden influir en las características peculiares del mismo (Aparicio y Benencia 1999). En este trabajo analizo las interpretaciones locales que se desprenden del “trabajo” en el plan y describo algunas de las acciones que cada “cuadrilla de trabajadores” o cada individuo va flexibilizando o resistiendo en función de sus intereses y también de sus capacidades. También Tomamos de Murmis la terminología de “semiproletario campesino” y “campesino parcelario” pues son las que mejor se ajustan a la situación encontrada. Murmis (1991) “Tipología de productores campesinos en América Latina” en Ruralia. FLACSO/Arg. Buenos Aires N2 . pág. 29-52 4 me refiero a tan solo el terreno que circunda su casa o a los que viven en casas prestadas incluso dos caso que habitan escuelas abandonadas 5 También dicho “ni campesino ni capitalista” por Archetti y Stolen (1975) 3 3 hago referencia a cómo el plan afecta el mercado de trabajo existente en la zona. Y en el último punto analizo los motivos que orientan o movilizan, tanto productores y asalariados como productores no capitalizados, para tratar de incorporarse al plan. 1. Redefiniendo el concepto “trabajo” Como habíamos mencionado el PIS “trabajo por San Luis” no es un trabajo sino un subsidio con contraprestación y que estas contradicciones están incluso insertas en el diseño de la misma política implementada. De esta manera la percepción que tiene los actores del medio rural acerca del “trabajo” del PIS ocasiona que se desdibuje y se recreen nuevos significados en torno al término. En primer lugar aparecen cuestiones intrínsecas al plan, a esta llamo “trabajo” efectivo y “trabajo” ficticio, es decir las acciones que efectivamente sienten que hacen frente a las que aparentan hacer. A la vez, en cuanto a la intensidad del “trabajo” que realizan, aparecen discursos que distinguen lo urbano de lo rural, pero que no necesariamente contribuyen a diferenciar los espacios sino más bien a unificarlos y justificarlos. Por último, y ya no interno al “trabajo” del plan sino por oposición de éste, se redefinen y refuerzan el concepto de trabajo con las variantes de trabajo real, útil o trabajo productivo. 1.1 Las actividades que se desarrollan en el plan Los beneficiarios del plan organizados en pequeños grupos o “cuadrillas” realizan principalmente actividades para desmalezar por medio del “pico y pala” los márgenes de los caminos vecinales y las rutas. En algunas oportunidades forestaron esos mismos sitios a pesar de que quienes entienden sobre seguridad vial opinan que dicha práctica incrementaría los riesgos ante posibles accidentes de tránsito. De todos modos la forestación realizada no fue muy exitosa ya que innumerables plantas se han secado debido a la inadecuada elección de especies, la falta de riego, época de plantación inapropiada, entre otros factores. La huerta apareció en algunos sitios donde el agua no era un factor limitante, pero fue una actividad efímera ya que los cambios de funcionarios y directivas obligaron a que la gente vuelva a la vera de la ruta. Por último, la práctica de construcción de viviendas y block desarrollada en zonas urbanas se extiende sólo a algunas localidades rurales más pobladas. Los insumos para la fabricación y construcción son aportados por la provincia pero muchas veces hay demoras en el envío de materiales o es insuficiente la cantidad. Sólo en un caso de los entrevistados, se dedican a está actividad, que por cierto me permitió contrastar mejor las diferenciaciones y contradicciones que se generaban al redefinir el “trabajo” en el plan. 1.2 “Trabajo” efectivo y ficticio Desde la implementación del plan a la fecha de mi relevamiento el “trabajo” efectivo ha diminuido considerablemente. Al principio la cantidad de “trabajo” que entregaban al plan era considerable. A tal punto que Cascote, uno de mis entrevistados, lo expresaba de esta manera: “ ... pero nosotros viera saltaban las piedras, al rato veíamos el pico y no tenía nada de filo, unos dobleces así (...) parábamos un ratito y cuando pasaba un auto nosotros los ojos así (grandes) ... “ Los que están a la vera de la ruta trabajan en la actualidad hora u hora y media y si tienen que hacer plantaciones alrededor de tres horas. Como les exigen el cumplimiento del horario el resto del tiempo lo destinan a otras actividades como charlar o jugar a las cartas entre otras cosas generando un “trabajo” aparente. En esos caso, lo más común es que si están sentados y llegara a pasa un vehículo desconocido se adopte una postura de trabajo. Sin embargo empiezan a aparecer en algunos casos cuadrilla que no problematizan tanto con el cumplimiento del horario y a través de pautas o acuerdos internos se retiran antes del horario establecido o incluso pactan trabajar más cerca de su casa. 4 La situación de evadirse de la acción del “trabajo” del PIS ya sea a través de la acción misma o de la ausencia física trae aparejado, entre otras cosas, la existencia de un “trabajo” que se ejecuta con miedo o con vergüenza. Lo primero hace referencia al miedo de ser vistos no tanto por quienes transitan habitualmente el área sino por algún coordinador o agente del gobierno que pueda ejercer reprimenda. Lo segundo, el “trabajo con vergüenza" es el desenlace de la visión común del “no hacer nada” del estar sentado, o peor aún del verse o mostrarse como vago; o sea, una visión que no sólo es compartida por quienes están afuera del plan sino también por algunos de los beneficiarios. En una de mis entrevistas grupales Gabriel lo expresó en tono angustiado: “... te tenés que callar la boca, porque es cierto ... te da vergüenza por ahí te cansas de cortar yuyos y decís bueno, te tiras un rato, y pasa un auto y te ve, después el comentario te da de ... me están pagando para estar acá ...” Esto genera en mucho caso una desmotivación hacia “el hacer” y como veremos más delante se expande hacia otra áreas o estrategias del proyecto de vida familiar. Sin embargo, en otros beneficiarios genera fugas o quiebres que obligan a pensar o reorientar otras alternativas. Esto se observa con mayor claridad en jóvenes que han transitado algunos años por el estudio secundario. Ellos dicen: “llega un momento que te cansas de hacer lo mismo” y de esta manera comienzan a criticar estar cómo están y creen que hay que “pensar en algo” Lo llamativo es cuando en tono exclamativo un joven dijo: “ yo doy para un poco más me parece y estar cortando yuyos y por ahí siempre pensás en adelantar algo, conocimientos, yo doy un poquito más” . 1.3 El “trabajo” rural o urbano Los beneficiarios del plan de zona rural se sienten que son más cumplidores que los de la zona urbana. Además desde la coordinación del PIS se los considera “menos picaros” y “más sinceros” que los del pueblo. María una señora que no está en el plan, pero quisiera estarlo, describe que su vecina cumple con el PIS : “... ella está trabajando en la casa de ella, una señora grande, pero vos vieras como trabaja, ha limpiado toda la casa, el frente donde vive ella (...) ha limpiado todo el canal, toda la calle (...) todo el mundo la ve como trabaja, yo digo si fueran todos los de la cuadrilla como la señora esa sabes, no sé lo que tendrían, no. Allá en el pueblo yo, yo llevo la leche y pelean, esto que el otro, nadie hace nada, si están sentados durmiendo en un lado en el otro...” Si embargo esto no necesariamente refuerza las diferencias entre lo rural y lo urbano, porque a veces ese discurso es usado como medio de justificación, y en definitiva para no cumplir con lo que establece el plan “....pero ahora nos damos cuenta que hay otros que no hacen nada, entonces nosotros no hacemos mucho pero trabajamos quizás en la zona rural se cumple más que en otros lados...” Hemos visto algunos mecanismos de adaptación que se registran en la zona rural, como ser el de irse antes de la hora prevista, ocuparse en sitios de la ruta más cercanos a la vivienda e incluso no anotarse los ausentes o las faltas al plan. Uno de mis entrevistados interpretaba este hecho de la siguiente manera: “...no saben que es un trabajo privado (...) es que uno se esmera un montón y es como que no se esmeran en el trabajo, las chicas se esmeran más, las que mejor andan, los hombres son los que poco hacen. Las chicas saben que si pierden ese trabajo del plan no trabajan a los hombres me parece que no les importa perder. Y si les pones una falta uf, se te arma la guerra...” Pero estos mecanismos de adaptación que conlleva a transgredir normas no los desarrollan por igual todos los beneficiarios en el medio rural, en otros caso operan mecanismos de obediencia que se expresan cumpliendo básicamente con el horario de entrada y de salida. Como la Nena, una entrevistada que siempre está antes que nadie en el lugar de trabajo “.. bueno yo ya me he acostumbrado, si el horario es a las ocho yo 10 minutos antes estoy...” O como el caso de Sofía que también lo toma con mucha seriedad: “para el que es responsable lo toma como un trabajo, los demás no sé” Si bien estas conductas contribuyen a diferenciar los distintos actores de la cuadrilla no necesariamente expresa conformidad con la implementación del plan sino más bien resistencia. 5 1.4 Trabajo real, útil, productivo… Como las acciones que se hacen dentro del plan son distintas a las costumbres y a la forma de trabajo rurales, “vos nunca estuviste en la ruta así de esta manera” surgen en el discurso de los entrevistados la reafirmación de un trabajo real, útil y productivo (no en términos de trabajo prescrito y trabajo real) A diferencia de la industria, la organización laboral del agro tiene un carácter “naturalmente” cíclico de la producción, con tendencias históricas de cambios tecnológicos que “densifican” la necesidad de mano de obra para ciertos periodos del años, ciclos laborales donde se involucran segmentos variables de trabajadores con sus implicancias de cambio de ocupación y residencia, la incidencia del contacto personal en la relación laboral, incluso aquella “transitoriedad” de una proporción importante de trabajadores en su relación con la producción agropecuaria que vuelve también transitoria su condición misma de trabajador por salario, entre otras particularidades (en Neiman y Bardomás 2001 y Forni y Neiman 1993) A pesar de los ciclos productivos agropecuarios, la producción demanda cierta continuidad a lo largo del trabajo agrario. Marta, una entrevistadas lo expresa y contrapone de la siguiente manera: “...juntar fardos, o en el trabajar en el tractor o sea yo salgo al campo ahora se que tengo que ir arreglar tranqueras, limpiar las bebidas, darle de comer a los animales y ahí sigo desmalezando o fijándome algún animal, curando o sea es decir la continuidad del trabajo diario y si no se lo ve hay que armarlo porque es la continuidad (...) ellos no quieren tener ningún tipo de responsabilidad ellos van con el azadón, en el caso de las cuadrillas, ellos van con el azadón limpian las banquinas, hacen el fueguito y llevan el librito de tisú el de avón el mate las cartas y el celular y ahí se pasan todo el día pican, pero dos tres metros cada uno por día y ahí pasan hasta las dos de la tarde cumplen el horario y se vuelven. Entonces ese no es el trabajo real, trabajo real es cuando estás produciendo ....” En este caso, un trabajo real es cuando se está produciendo, cuando una acción demanda consecutivamente otras acciones, es decir hay una continuidad casi permanente de actividades. Pero fundamentalmente cuando podes mostrar lo que estas haciendo, cuando hay una valoración de otros sujetos por lo que uno hace: Catalina en una entrevista lo dice de esta forma: “es como decir oh yo con el trabajo mío, mirá, me hice esto mirá.” Para el caso de los beneficiarios del PIS que trabajan en la construcción se observa similar percepción en cuanto a su continuidad y valoración externa “....ahora como objetivo es terminar esta vivienda empezar con las otras, te dan ganas de trabajar, de venir a trabajar porque se hace algo ... el comentario de la gente es distinto, porque se ve realmente lo que vos estas haciendo...” Otro joven reafirma lo expuesto de la siguiente forma “...la gente lo ve, lo valora, los mismos del plan, lo dicen los de afuera, te hace sentir bien, mira dicen los chicos están trabajando. Feo es cuando dicen: ahí están los vagos tirado en la ruta, te cansas de escuchar (...) que vagos que son, yo los echaría a todos, o no? No es lo mismo que te vean trabajando y te digan que lindo como avanzan, te alientas ...” El trabajo rural independiente requiere mayor autodeterminación y autonomía que un trabajo en relación de dependencia pues “se trabaja a la idea de uno” En el capítulo anterior habíamos analizado cómo influía el PIS en tanto productor agropecuario. En tanto trabajador asalariado y plan, se encuentran diferencias en cuanto a cómo se interpretan las responsabilidades. Las responsabilidades del PIS son entendidas como el cumplimiento del horario o el tener presente en la planilla de asistencia. Quienes consideran que “las responsabilidades entre uno y otro tipo de trabajo “son las mismas” hacen la diferenciación de que las exigencias son distintas “las exigencias son mayores cuando no estás en el plan” Tal es así que cuando no estás en el plan saben que el trabajo “tiene que rendir” ya que les exigen que cumplan permanentemente y además pueden llegar ha ascender de categoría ocupacional, en el caso de la construcción no es casual que digan “ pasamos de ayudante a medio albañil” cosa que no ocurre en el plan. Por otra parte en el plan no está presente la amenaza de poder ser sustituido por otro trabajador. Ernesto, un beneficiario del plan y que tuvo experiencias en otros trabajos lo ejemplifica de esta manera: “...lo que pasa que ahí media falta que uno faltara AHÍ NOMÁS ( 6 fuera: gesto con la mano como que lo despiden ) si usted se portaba bien no hay problema ve, buena acá, acá en el plan usted faltó, bueno faltó allá no había 3 o 4 en la puerta esperando ...” Otra expresión que me pareció interesante era ser imprescindible, no entendido como el único capaz de hacer, sino más bien como que la ausencia a tu lugar de trabajo requiere que otro te reemplace. En el plan esta cuestión también está ausente. Leo, un joven que no está en el plan, al contraponer su situación ocupacional con quienes si lo está dice: “si no quiere ir un chico no va, en cambio acá sí o sí sino, no, hay que poner a otro compañero” A esto llame trabajo útil. Por último surge la necesidad de un trabajo productivo tan propio en el discurso de los actores del medio rural. En todas las entrevistas se refuerza la necesidad de producir hasta incluso “poco o mucho mal o bien” Así lo comentaba el joven Sebastián: “... al principio nosotros empezamos con el tema de las huertas y de una manera de cumplir el horario y trabajando en eso, poco, mucho, mal o bien se producía, era otra, el que no la vendía la llevaba a la casa para tener un ingreso, era diferente....” 2. El PIS y su influencia en el mercado de trabajo tradicional local Analizaré las implicancias del plan en el mercado de trabajo local. Como habíamos mencionado las posibilidades de conseguir trabajo asalariado no son de lo más dinámicas debidas al sistema productivo tradicional de la región en estudio y al tipo de actores que interactúan. Dentro de estas posibilidades predomina el trabajo agrario precario siendo pocos los productores capitalizados que emplean mano de obra en forma permanente o transitoria 6 De todos modos, si bien en el medio rural hubo una marcada “pseudo asalarización” explicitada por la cantidad de productores que se incorporaron al PIS, muchos se han mantenido en un estado de “latencia” frente a algunas oportunidades de incorporación de empleo local. Y como hemos visto en el capítulo anterior en algunos casos se ha priorizado la condición de productor más que la de asalariado. Este alejamiento del mercado de trabajo genera una disminución en la presión de la demanda y ocasiona una mayor reasignación en el pago del salario para el segmento de trabajadores informales. Por otra parte, el hecho de estar en el PIS descalifica para ser empleados de algunos productores capitalizados que participan de un mercado de trabajo formal. 2.1 No más changas El hecho de estar “ocupado” en el PIS a ocasionado una disminución en la ocupación como trabajadores transitorios o permanentes. En una entrevista grupal Manuel lo expresaba así “....no hay más changas, se terminaron las changas se terminó todo el trabajo cuando vino el plan, se termino todo. Alberto (el gobernador) cuando vino dijo que nos iba a dar trabajo a todos, y todos nos anotamos y hay trabajo para todos ....” Básicamente lo que puede identificar en las entrevistas es que ésta situación atañe a tarea simples y poco calificadas como a aquellas que requieren mayor nivel de conocimiento o saberes locales. Entre las primeras, las que llaman “tareas rápidas” se encuentran desmalezar lotes, limpiar canales, cosechar de papa y limpieza doméstica para el caso de mujeres. Las tareas que requieren mayor nivel de calificaciones y para las cuales tampoco es fácil encontrar empleados son las siguientes: para criar chivas “no consigo puesteros” para trabajos con la hacienda, para regar, ara y enfardar. También he encontrado menor disposición en realizar tareas que son un tanto autocontroladas por las familias como ser la recolección de aromáticas nativas “ahora nadie junta yuyos” o el hacer pan casero y tabletas para vender. Al respecto, Tina beneficiaria del plan calificaba así a uno de sus compañeros del plan: “ ... es un quedado! si la otra vez la Sonia hacía tabletas con él, pero él es muy a medias, sacá cuenta de cuánto gastó, qué gastó en harina y no me acuerdo ... y en algo tiene que gastar. Y vendía lindo hasta $20 pesos hacían, 20 hasta más 6 Pese a los reiterados pedidos y a la nota remitida al organismo, RENATRE delegación San Luis no ha podido brindar información especifica en el área de la investigación ya que no contaba con la autorización del Directorio. 7 hacían 30 tabletas hacían $30, pero después dejaron de hacer igual que el pan casero, pueden haber hecho pan casero una que la Sonia es hábil ....” Consideran que la gente está “muy atenida al plan” y hace poco, que se conforma o que con el plan “te pones muy conformista“ Un joven lo explicaba de esta manera: “.... te pones muy conformista, te quedas piola, porque sabes que a fin de mes te van a pagar, no estudias, no haces nada, si para qué vas a estudiar, para qué me voy a ir si tengo un sueldito..... “ En este sentido es común escuchar “les falta voluntad” o “no tienen ganas de progresar” o “de ir adelantando” o incluso decir “la gente fue quedada de un principio” En consecuencia se ensayan explicaciones que dependen más de la conducta o condición interna del ser: “vos podes por qué no podes” que de la falta de una política clara para el medio rural. Se encuentran también casos que a pesar de estar en el PIS siguen realizando trabajos agrarios. A modo de ejemplo Chaco contaba que él se mantenía con el plan pero cuando había una changa “me la busco y te vas remando en todo” De esta manera él explicaba su forma de vivir: “yo soy de lucharla” en contraposición a quienes no lo hacían. Cuando intentó encontrar explicaciones a éste fenómeno o comportamiento encuentro que en muchos de los caso las expectativas o el proyecto de vida que tienen algunas familias ha sido cubierto por el ingreso monetario del plan. Y si bien por un lado es intrínsico del plan la desmotivación hacia el hacer, también es cierto que ésta desmotivación o falta de estado para el desarrollo puede ser posterior a la implementación de dicho plan. También es cierto que estar tantas horas en el plan hace que no quede demasiado tiempo para volver a salir a trabajar, cuestión que se nota mucho más en el invierno cuando los días son más cortos. Por eso algunos reemplazan el trabajo o la changa “por día” a la changa “por tanto” Pero en algunas circunstancias esta modificación no es del todo aprobada por los empleadores ya que dicen que no rinde pues “hasta que el tipo llegó a donde tiene que trabajar tiene que volverse” 2.2 Les generó más oportunidades para los asalariados agrarios informales El hecho de que disminuyera la demanda de empleo por efectos del plan incidió indirectamente para que los asalariados informales pudieran lograr un mejor jornal. Tal es el caso de Darío, él tiene menos de 25 años y junto a sus dos hermanos realizan trabajos asalariados generalmente transitorios. Varios entrevistados me habían hablado de lo bien que trabajan y de que siempre están disponibles para alambrar o regar e incluso saben hacer trabajos de nivelación y canalización de acequias. Todos son solteros y viven con sus padres en un campo de casi 60 hectáreas donde las vacas que tienen no llegan a 20 y encima algunas son a medias. Ni él ni sus hermanos han entrado al PIS pero en este sentido Darío opina que el plan es un “adelanto muchísimo” incluso para quien no está en el plan. A ellos les conviene que la gente esté en el plan porque “gracias al plan” ellos tiene más trabajo y les pagan más “...te pagan 30 o 35 te pagan algunos, lo máximo 35 te pagan porque ha aumentado porque si no te pagan 20 o 25 pesos bien pago, y cómo no hay gente vos le pedís y te pagan un poquito más...” Cuando quise indagar sobre la remuneración que percibían como asalariados, Darío dijo que era variable que en la modalidad “por tanto” si conseguís trabajo ganaban más que en el plan, mientras que si llegaban a conseguir “por día” trabajando todos los días también ganaban más que la gente que está en el plan. Aún así, tanto Darío como un hermano han intentado incorporarse sin éxito al plan. 2.3 Un trabajo, en el mercado agrario formal Está muy internalizado el discurso de que si conseguís un trabajo mejor en donde puedas ganar más dinero estás obligado a dejar el plan, aunque “el plan continuará hasta que el último trabajador consiga un trabajo mejor” Ahora bien, es posible conseguir un trabajo mejor estando en el plan? Por otra parte, el medio rural actual local no parecería ser el mejor espacio donde 8 poder lograrlo? La expresión “dónde quiere que vayamos” o el caso de la familia de Lili que pudo acceder a un trabajo mejor que el del PIS pero tuvieron que irse de tamberos a una zona alejada en la provincia de Córdoba, dan cuenta de esto. Por otra parte, el advenimiento de nuevos actores capitalizados, si bien posibilita empleo, complejiza aún más el análisis del sistema. Por eso nos centraremos en analizar las exigencias o las nuevas exigencias en el mercado de trabajo debido al advenimiento de nuevos actores agropecuarios capitalizados y cómo el PIS afecta o no las posibilidades de inserción en un mercado de trabajo más formal. Para el análisis de esta situación tomo el caso de una sociedad anónima que se instaló hace casi dos años en la zona de investigación. Tanto Estela como Mariano, un matrimonio que forma parte de la SA, dicen que hacen “todo por derecha” porque no quieren tener ningún problema. Sin embargo encuentran innumerables trabas ya que según ellos hay mucha burocracia en los organismo del sector. Ellos al ser “gente de afuera” trata de vincularse o interactuar socialmente con el medio pero no necesariamente de forma reciproca 7 Por otra parte valoran los conocimientos y saberes de sus empleados en tanto trabajadores. Como dice Mariano “yo de Soloa - su empleado- aprendo todos los día” pues él sabe si la vaca está preñada o si comió “fardo con polvillo” Y no es casual que compare estos saberes con el desacertado diagnóstico que un veterinario (no tan experimentado en al menos esa temática) anunció en su campo. En cuanto a la vinculación con los empleados ejercen relaciones laborales personales y a pesar de que él es el presidente de la sociedad dice que también levanta fardos: “yo siento que lo tengo que hacer porque no puedo ver a un tipo chivando como loco y yo mirarlo porque me parece una falta de respeto” Como peculiar de la zona encontraron que “hay otros tiempos” es decir que el tiempo que ellos se toman para hacer las cosas no es el mismo al de la gente nativa, Estela dice que éstos son “más parsimoniosos” En principio pareciera que esta característica no ha sido un obstáculo que desestime o descalifique a los trabajadores. No obstante encuentran algunas conductas no del todo aceptables para sus expectativas. Para dilucidarlas me valgo, a modo de ejemplo, de las críticas que realizan a Moreno, uno de sus empleados. Moreno, es un joven que vive en el campo de su padre junto a su esposa y su pequeño hijo. El trabaja en el campo con su papá y también ha hecho alambrados y trabajos “al tanto” para otra estancia del lugar. Mariano dice que a Moreno “le encanta trabajar en el monte” es decir alambrar, desmontar, etc. porque ahí “no hay control” Sin embargo, un día lo mandaron a limpiar una picada y lo vigilaron pues a poco de picar Moreno agarró el celular y mandaba y recibía mensajes. No fue casual que me dijeran “una velocidad para mandar mensajes,” según ellos Moreno se entretenía así entre veinte minutos o media hora “y yo pagándole” También hubo otras “cuestiones culturales” que dejaron pasar como “Moreno 2007“ escrito en el tractor con un cortaplumas. Al parecer lo que más les molestaba de su empleado era que no quería ir a trabajar en forma rotativa los días sábados o domingos a pesar de que dicen que se lo pagaban “al 100%” Poco después lo despidieron cuando descubrieron que sustrajo una brocha sin autorización, hecho que fue interpretado como un gesto de traición ya que dicen los empleadores que le ayudaban a construir su casa obsequiándole materiales o prestándole herramientas. Sin abrir un debate moral sobre el particular, es interesante notar que sus hábitos y comportamiento está influenciado por su identidad como productor y trabajador “al tanto” más que como asalariado bajo condiciones de control. Vemos también que las criticas que realizan los empleadores no pasan por el “saber hacer” del empleado, es decir no se lo cuestiona por no saber alambrar o arar más bien por el modo de conducirse en el trabajo y sobre todo por no ir a trabajar cuando ellos lo requerían. Parecería que este “saber ser” como dice Wehle (2000) este ser: “capaz de interpretar la “cultura de la empresa” y actuar en consecuencia, es un factor cada vez más significativo en el medio rural. 7 han realizado algunas acciones comprometidas con los vecinos principalmente cuando intervinieron poniendo un abogado para que defienda los derechos de Celia una vecina que había sufrido el robo de su propia tierra por otro vecino; o la donación de la terreno para la capilla del lugar. 9 Estas cuestiones afectaran aún más a los beneficiarios del PIS. “Yo contrato gente que no es del plan” dice Mariano cuando alguien del plan va a pedirles trabajo. En principio dicen que no pueden contratarlos y que no les conviene tener un trabajador entre las 15 horas y las 18 horas, pero veremos que también existen otros motivos. Si pudieran contratar gente del plan a tiempo completo y con ello ahorrarse una parte del salario ya que sería compartido por un convenio entre el PIS y la empresa empleadora, contestan que “habría que ver” pues si bien se están ahorrando parte del salario hay que formarlas “es un tipo que viene hace 4 años apoyado en la pala” Actualmente están contratando a 10 personas de la provincia de Santiago del Estero para hacer las picadas contrafuego. Esto me recordó justamente lo que en otra entrevista me decía Chichino acerca de que “la gente de afuera” que vienen con máquinas, trabajadores de afuera y “al nativo” lo dejan sin trabajo. Ante este marco, Mariano aclara mejor su perspectiva: “es que acá no hay gente, yo no consigo gente, conseguime hoy en empleado, conseguime 5 tipos para trabajar acá, 10 tipos para un mes, pero no para trabajar como en el plan que le ponen un tercio cuando lo clavan digamos (con las manos hace un gestos de lentitud al imitar el trabajo del pico) la panza así parece burra bolsera, es decir los tipos llega un momento que todo tu cuerpo se adapta a ese tipo de vida .... Para ellos la gente de afuera tiene “más inquietudes” y también está capacitada, “la realidad es que si vos tenés que elegir entre alguien de acá o alguien de afuera elegís gente de afuera” agrega Estela. Hasta acá hemos visto como las expectativas laborales no solo tienen en cuenta los conocimientos locales, el saber hacer acumulado sino también los conocimientos tácitos o el “saber ser” que conviene a las empresas. La presencia de empresas agropecuarias capitalistas o como vimos el advenimiento de nuevos actores trae aparejado nuevas exigencias a los asalariados. Mi interpretación es que muchas veces estos asalariados no pueden conducirse al ritmo que demandan las transformaciones del sistema productivo. Peor aún para quien ni siquiera pueden hace la experiencia de este cambio, ya que los beneficiarios del plan quedan descalificados para un trabajo formal. Desde este punto de vista el PIS retroalimenta la marginalidad y provoca mayor exclusión. 3. Los que no entraron al plan y quieren hacerlo En el PIS hay cierto estancamiento en cuanto al ingreso de nuevos beneficiarios, sin embargo todos los entrevistados de la tipología construida anteriormente que no entraron inicialmente al plan ahora por una u otra razón pretenden hacerlo (exceptuando claro al productor capitalista) Hubo solo un caso, Pepe que manifestó no querer hacerlo por convicciones y más tarde confesó que está haciendo los trámites para poder jubilarse. Frente a estas situaciones podremos deducir que transitan hacia una sociedad “salarial” total ? En este sentido hay numerosos factores que se entrelazan y que determinan la necesidad de tener un sueldo fijo, más liviano, más seguro. Sorteando la discusión clásica sobre la desaparición del campesino, querer tener un plan no conlleva necesariamente a un proceso de descampesinización pues en algunos caso este ingreso refuerza la condición de productor por ejemplo aumentando el número de animales. Aunque esta cuestión requiere un análisis más profundo quisiera mencionar, en los puntos siguientes, los factores que inciden en la estrategia de asalariarse o mejor dicho recibir un plan. 3.1 Trabajo de la tierra, un trabajo que desgasta… El trabajo de la tierra es un trabajo que demanda un enorme esfuerzo físico, al menos en las tipologías como las vistas donde la mecanización o la tecnología no es lo más común. Por eso Mario fundamenta la necesidad de que su mujer se incorpore al PIS con el siguiente discurso: “....el asunto de las verduras, uno va y lo hace porque tienen que hacerlo por necesidad pero no es lo mismo el cuerpo ahora que cuando uno era joven, la leche es de levantarse temprano pero no es un trabajo pesado. El trabajo de la tierra ... y yo ya tengo 54 años y hay que ir buscando el trabajo más liviano....” En este caso él reemplazaría el trabajo de las “sementeras” y seguiría ocupándose de la leche mientras que el ingreso de su esposa en el plan permitiría seguir ayudando a sus dos hijas que estudian en otra provincia. 10 La cuestión de la edad y del esfuerzo físico también lo registré en el caso del Chiquito que ahora se dedica a trabajar en el plan y arrienda su tierra y en el caso de Anselmo que también trabaja en el Plan y ha dado no su tierra, pero si varias vacas a medias. 3.2 Quién no va a querer ganar la plata así En esta situación se deja en evidencia el nivel de ingreso del plan en relación al ritmo de “trabajo” o a la fuerza de trabajo. En este caso Cata que intentó inscribir a su marido en el plan se sinceraba de la siguiente manera “...porque yo he visto a lo que la gente ha demostrado cómo trabajan (...) y para allá para el sur hay dos señoras, a dónde están, una vez por semana no se si echan una paladas de tierra por ahí ....nadie trabaja, quién no va ha querer ganarse la plata así y yo cuidando los animales” De igual modo lo contaba el papá de Moreno, un hombre que pese a tener edad de jubilarse pretendía incorporarse al plan e incluso quedarse a “trabajar” cerca de la casa “ ... y cómo yo ví que iba a poder cumplir me, y más que todo, te digo cuando vi la forma en que no hacían, nada, nada, yo dije no me la voy a aguantar a la par de los otros jóvenes pero cuándo vi lo que hacían cualquiera lo ... EH, y bueno por ejemplo por ejemplo el Chilecito con el pico él no podía trabajar y lo han puesto en la casa de él ....” 3.3. La inestabilidad de los proceso productivos Parecería que, frente a la incertidumbre de los proceso productivos: sequías, pumas, valor de la hacienda, entre otros, al menos un integrante de la familia debería estar en el plan y tener un ingreso mensual, Cata dice: “uno si de mi casa tendría que haber estado porque me doy cuanta que nos hace falta” Estar en el plan podría asegurar lo indispensable lo básico para la subsistencia de la familia. Por otra parte el ingreso que se obtiene de la actividad agraria no es estable y tiene un carácter cíclico en cambio el ingreso del plan es todos los meses. Por eso en casi todas las entrevistas se refuerza esa diferencia “Y si es un sueldo que es todos los meses, sea poco o mucho es todos los meses pero en cambio en el campo no” o también dicen “ya sabés que todos los meses tenés la plata” Anotarse en el plan no genera aparentemente contradicción para los tipos de productores enunciados anteriormente. Este hecho me sorprendió verdaderamente pues yo creí que los que no estaban inscriptos en el plan iban a reaccionar queriendo diferenciarse de los que si lo estaban. Sólo un productor en vías de capitalizarse me llegó a decir: “hay momentos en que ... quisiera anotarme” pero al fin considera que el plan genera “una adicción al sueldito” y que además agregó que es una “cultura distinta porque ya no está el esfuerzo para lograrlo” 3.4 Estás más asegurado en el plan Como el ingreso del plan es “todos los meses” y si bien hemos mencionado que el plan no es un trabajo tradicional, al ingreso se lo percibe como “estable” por eso es pertinente citar a Castel cuando dice: una condición de trabajo estable da una especie de umbral a partir del cual se puede llegar a otros campos (Castel 1997). A propósito Pony en una entrevista explica como a partir de un ingreso “estable” puede lograr comprase herramientas parta trabajar: “uno está más asegurado con las changas no es lo mismo” si, si como que uno está más asegurado, o sea está más asegurado si vos decís bueno voy a comprar esto, si vos tenes que hacerlo de changas no sabes si uno de acá a dos changas no sabe si va como va a poder terminar de pagar o ... y perder lo poco que ha invertido y por ejemplo compra una máquina y si no sabe con que pagarla la tendrá que vender o, otro punto que veo yo” 3.5 Tengo capacidades para adaptar el plan a mi estilo de vida Esta circunstancia es algo atípica, pero vale la pena describirla pues está relacionada con los recurso que se pueden movilizar para poder capitalizar sus conocimientos dentro del programa y a la vez poder diferenciarse como tal. Para Marta, que anteriormente nos había ayudado a 11 aclarar el concepto de trabajo real, ahora cuenta que ella hubiera podido sortear las criticas que se hacen al plan: “...yo hubiese tratado de focalizar mi situación en algún talle, pienso que podría ser perfectamente una buena capacitadora en cualquier tema, por lo menos en todos lo que conozco, o sea podría ser una buena capacitadora tanto en el tema de comestibles como en cualquier otra cosas ... claro porque mi estilo de vida no es ese; yo soy productiva o sea yo siempre estoy haciendo alguna cosa siempre estoy produciendo algo...” 4. Conclusiones Hasta aquí hemos presentado como incide el PIS en el medio rural específicamente en el plano del trabajo. Como vimos la implementación de este programa provocó cambios en la percepción del trabajo. El término clásico de trabajo se desdibuja en el plan y permite identificar un trabajo efectivo y a la vez ficticio donde incluso se movilizan acciones de evasión, opera el temor, la vergüenza, y la desmotivación. También vimos que esta situación no es homogénea pues están quienes se animan a trasgredir las normas del plan y quienes resisten y las obedecen. Por otro lado, contrastando el “trabajo” del plan vimos que, al menos en el medio rural, se redefine el concepto y concuerda con la definición de trabajo humano. Así hablamos de un trabajo real, continuo, útil, que la gente lo ve, pero que además lo valora, que te hace sentir imprescindible “te alientas” que hay cierta movilidad porque podes ascender, pero que también te pueden reemplazar por otro trabajador, y sobre todo que debes rendir, producir y exigirte. En cuanto al mercado de trabajo, el plan ha influido también de manera diversa. En principio numeroso trabajadores se han conformado con los ingresos del plan y hubo una retirada de las llamadas “changas” o trabajos ocasionales. No se consiguen trabajadores para tareas poco calificadas como para aquellas que requieren mayor calificación. En algunos sujetos opera la versión del “quedado” o del “atenido al plan” pero también es cierto que el tiempo que queda para hacer otros trabajos extraprediales no es mucho y que la sustitución de trabajo “por día” a trabajo “por tanto” tampoco es efectiva. Los asalariados informales que no están en el plan se vieron favorecidos indirectamente ya que al disminuir la demanda de empleo encuentran más trabajo y les llegan a pagar un poco más. Sin embargo, el plan retro-alimenta la marginalidad y aleja a los beneficiarios directos de la posibilidad de acceder a un trabajo más formal. La incorporación de nuevos actores, su lógica y pretensiones hacia los trabajadores complejizan aún más al sistema. Por último, varios factores inciden para que los productores quieran asalariarse o al menos que algún miembro de la familia se incorpore al plan. No necesariamente este hecho provoca “descampesinización “ El trabajo agrario “desgasta” y requiere fuerza y juventud sobretodo en los estratos de productores analizados. Además el “trabajo” del plan no requiere demasiado esfuerzo en relación a lo que se gana como tal y ante procesos productivos inestables es necesario tener un nivel de ingresos mínimos para sustentar a la familia. El ingreso del plan, en contraposición al agrario o a las changas, es percibido como algo “estable” y continuo como un umbral que permite acceder a otros campos. Todas estas implicancias dan paso a una nueva ruralidad en el medio rural. 12 Bibliografía APARICIO S. Y BENENCIA R. “Empleo rural en la Argentina. Viejos y nuevos actores sociales en el mercado de trabajo” en S. Aparicio y R Benencia (coordinadores) Empleo Rural en Tiempos de Flexibilidad, la colmebna, Buenos Aires 1999. BENENCIA R. Y FORNI F. Condiciones de trabajo y condiciones de vida de familias campesinas y asalariados en un aérea rural en Argentina. Condiciones de Trabajo CEIL Nº 4 (1984) CASTEL ROBERTO “Vulnerabilidad social, exclusión: la degradación de la condición salarial” en De Igual a Igual: El desafío del Estado ante los nuevos problemas sociales. Comp. Jorge Carpio, Irene Novacovsky. SIEMPRO. Secretaría de Desarrollo Social – Banco Mundial. FLACSO. (1999) ISBN 950-557-302-2 CASTILLO MENDOZA C. A. Y TERREN LALANA E. De la Cualificación a la competencia: elementos para una reconstrucción epistemológica. Cuaderno de relaciones Laborales Nº 4 Edit. Complutense Madrid, 1994. FORNI F Y NEIMAN G. “Trabajadores y sindicatos agrarios en la Argentina, en Moreno Desafíos para el sindicalismo en la Argentina, LEGSA, Buenos Aires, 1993. MURMIS MIGUEL, Tipología de pequeños productores en Ruralia FLACSO/ARG Buenos Aires N2, 1991. NEFFA JULIO Reflexiones acerca de la Naturaleza y significación del trabajo humano 6to Congreso Nacional de Estudios del Trabajo “Los trabajadores y el Trabajo en Crisis” ASET, Buenos Aires, 2003. NEIMAN G. y BARDOMÁS S. “Continuidad y cambio en la ocupación agropecuaria y rural de la Argentina” en G Neiman Compilador, Trabajo de campo, tecnología y empleo en el medio rural, Buenos Aires Ciccus Ediciones, 2001 OLGUÍN J. R. BUSSETTI M. PAEZ M Desocupación, Pobreza y planes sociales. Análisis de la incidencia de la ayuda sociales en San Luis y Cuyo en el primer semestre del 2004. Foro trayectos y territorios de desempleo, Bs. As. 2005. WEHLE Beatriz Trabajo inclusión y exclusión. De la globalización de la economía a la globalización de la pobreza. Nueva sociedad 2000. 13